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Pueblo abandonado


Dark Prince
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La tarde caía en el pueblo abandonado, un joven mago en medio de una densa nube de humo negro apareció en la entrada del recinto. Sus pasos eran lentos en su avanzar, quería no apresurarse en dar un recorrido y así poder divisar con más calma lo que había a su alrededor.

 

El lugar no daba señal de ningún alma rondando por los alrededores. Casas y pequeños edificios semidestruidos se observaban mientras caminaba por una larga calle. Grandes rocas y escombros de concreto esparcidos por doquier, eran la decoración principal… Algunos árboles parecían haber sobrevivido en el paso del tiempo.

 

Aquel mago de ojos de una tonalidad grisácea, llevaba su varita negra en su mano derecha, aguardando a lo desconocido que pudiese suceder en aquel lugar. Su vestimenta en esta ocasión consistía en una camiseta sin mangas muy fina de color negra cubriendo su torso, un jean azul en sus piernas, mientras que calcetines cubrían sus pies, calzando unos deportivos "nike" de color negro también.

 

Aferró con más fuerza su varita... Un ruido hizo poner sus sentidos en alerta. Sus frecuencia cardíaca comenzó a acelerase, haciéndolo detenerse el centro de aquella calle principal de aquel pueblo.

 

Una media sonrisa se dibujó en su rostro, al tiempo que volteaba, y lograba divisar a un personaje a unos 8 metros alejado de su posición... Levantó su varita a la altura de su pecho, apuntando firmemente a aquel ser frente a sus ojos – ¡Sectusempra!...

 

Exclamó, logrando que de la punta de su varita de caoba saliera un rayo verdoso directo a impactarse en el pecho de su rival. Si esto ocurría, se abrirían numerosas heridas sangrantes en su víctima, al punto de causarle una severa hemorragia que pondría en riesgo la vida.

 

Dio un vistazo rápido a su alrededor, no había ningún objeto cercano a él, por lo menos a unos 6 metros de distancia.

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Caminaba sin rumbo tan solo con una remera vieja de un color gris, un jean de un tono azul bastante desgastado y unas zapatillas llenas de tierra de tanto caminar. Me había alejado de todo lo que conocía, y ahora me encontraba en un pueblo completamente destruido, y lleno de escombro que seguramente dentro de pronto solo serían ruinas.

 

El lugar era bastante deprimente y parecía que ninguna persona estuviera allí en ese momento. Todavía no lograba entender ni cómo ni porque me encontraba en este lugar. Tampoco sabía cómo había llegado, ni mucho menos, como volver con todos los que conocía. Caminaba hacia atrás lentamente intentando calmarme respirando profundamente. Casi pego un grito cuando pise algo que me hizo asustar y luego de eso escuche gritar a alguien y me di rápidamente la vuelta.

 

-Protego- grite hacía la dirección del rayo que se dirigía a mi pecho. Un escudo salió de mi varita y cuando Sectusempra que mi rival había enviado llego al escudo, este lo absorbió por completo salvando de graves heridas.

 

Observe a mi rival por unos momentos pero no lo conocía. De hecho, no conocía a casi nadie pero algunos se me hacían conocidos solo de vista- Hola, me llamo Romina- le dije intentando hacer una sonrisa pero no lo lograba- ¿Qué te parece si te calmas un poco y me dices tu nombre?- le pregunte. Sabía que me arriesgaba a algo peor preguntando eso, pero para mí era necesario al menos saber su nombre.

 

-Embrujo Punzante- pensé apuntando mi varita hacía mi rival. De la punta de esta salió un rayo que si llegaba a impactarle provocaría que se le deformara la cara y que al intentar lanzar un hechizo este saliera hacia otro lado por no lograr ver bien.

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Era una chica quien había alterado la tranquilidad del paseo que estaba teniendo. No era familiar su rostro, por lo tanto no tenía nada en contra de ella. Pero algo siempre tenía en claro el ojigris, ante la calma, siempre llega la tormenta a su vida... curiosamente al revés de lo que siempre solía escuchar. Una vez más estaba posiblemente de experimentarlo.

 

El ataque del sectusempra había sido una reacción espontánea, sin embargo un escudo protector lo detuvo. Supo de inmediato que de aquí en adelante no se trataría de una simple conversación y disculpas del ataque... Se pondría dura la situación. Así que ante la duda, no le quedó más que continuar lo que ya había empezado…

 

— Incárcerus — Vociferó sin perder tiempo.

 

Tres gruesas cuerdas salieron disparadas en dirección a su contrincante. Una de ellas tuvo como finalidad servir de mordaza, lo cual se enrolló alrededor de esa zona presionando con fuerza. La segunda se encargó de atar las muñecas al cuerpo, con el simple objetivo de impedirle una correcta puntería; y la última se dirigió a la zona de los tobillos con la finalidad de atarlos.

 

Sin embargo eso fue lo último que logró ver con suma claridad, poco a poco su sentido de la vista se iba nublando. Inmóvil, sin mover ni un solo musculo, respiraba lentamente guardando la calma. La concentración era ideal en estos momentos, sabía lo que le estaba sucediendo — Quieta…— susurró al tiempo que formulaba su próximo hechizo en su mente teniendo su varita firme ante la silueta que alcanzaba a divisar al frente... << Crece uñas >> era lo que había pensado.

 

El rayo de color púrpura comenzó a viajar en dirección a la chica, que de impactar comenzaría a producir sus efectos inmediatamente... La uñas iniciarían un crecimiento acelerado. Esto era con una sola finalidad, ocasionarle una pésima puntería, al punto que si continuaban con su crecimiento ocasionaría dificultad para sostener la varita.

 

— De que te serviría mi nombre… — Respondió a las palabras de la chica mencionadas antes de ser amordazada. — Estoy seguro calma no es una opción, porque sé que tu no lo harás…

 

En sus planeas solo estaba era caminar con aquel pueblo fantasma, ni por su cabeza pasó la remota idea de luchar contra alguien… pero no siempre las cosas suceden como se quieren, y era algo que Dark sabia claramente. Ahora capaz, de un día calmado que esperaba tener, se convertiría en uno en que tendría que luchar por su vida nuevamente.

 

Aguardó con calma al movimiento de su contrincante quien se encontraba atada, sin perderle de vista.

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  • 2 semanas más tarde...

Era un encuentro bastante raro, en ningún momento me había imaginado que esto pasaría, solo quería estar en un lugar tranquilo alejada de mi familia pero no de esta forma. No conocía al chico y lo único que podía hacer era defenderme de sus ataques e intentar atacarlo aunque sabía que mis habilidades como duelista no eran as mejores, no me dejaría vencer tan fácilmente.

 

-Evanesco- fue lo único que pude pensar en ese momento para liberarme de la cuerda que ya tenía enroscada en mi boca. Me permitió volver a habar con claridad y hacer un mejor uso de mis hechizos.

 

Observe con detenimiento a mi rival, la cara se le empezaba a poner como un globo y la tenía deforme. Rogué mucho para que si siguiente movimiento fuera un rayo porque este no impactaría y tendría un poco más de ventaja. Al ver salir un rayo de su varita, primero pensé en un protego, pero al ver que el rayo iba hacía otra dirección me quede más tranquila pensando por unos segundos mi siguiente movimiento.

 

-No sé de qué me serviría tu nombre…- dije haciendo una pausa- Quizá solo debas hacerlo por simple cortesía- le dije pasando la mirada de pies a cabeza sobre mi rival- Yo mantendría la calma, nunca me imaginé que aquí iba a tener un duelo- le dije para tomar un poco de tiempo y pensar en el siguiente hechizo que haría.

 

-Morphos- dije mientras miraba fijamente a sus pies. Los deportivos que él llevaba puesto, de pronto se habían convertido en una araña viuda negra que no dudo en inyectarle su letal veneno. Mi intención no era hacerle eso, pero él no me dejaba otra forma desconfiando y atacando sin razón alguna.

 

Me quede esperando su siguiente movimiento, sabía que este no era un duelo fácil pero tampoco era imposible. Quería sacarme la cuerda que tenía en el brazo, pero por el momento lograba mover cómodamente la varita para lanzar algunos hechizos. Y la cuerda que tenía en los tobillos no era importante, solo estaba allí y no me haría perder el equilibrio.

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Al parecer las intenciones de hacer crecer las uñas de la chica fueron en vano, y todo porque el rayo había salido desviado por la mala visión que poseía su invocador. Sin embargo los estragos del embrujo poco a poco comenzaban a disminuirse, sintiendo como paulatinamente su rostro volvía a la normalidad.


No podía arriesgarse a desperdiciar otro ataque, por lo que en su mente ya aparecía la siguiente maniobra a realizar. Tenía que aprovechar todo lo que tuviese, y al saber en qué situación se encontraba actualmente su contrincante, no podía dejar pasar esa ventaja para él.


<< Zancadilla >> Formuló Dark en su mente.


Instantáneamente la chica cayó de bruces contra el suelo, que por la situación en cómo se encontraba (Atada de las muñecas contra el cuerpo y los tobillos entre sí) fue una caída violenta de ver y escuchar. La chica no tenía forma de reaccionar para evitar el golpe de su rostro contra el asfalto de aquella calle. Sin lugar a dudas la varita quedó atrapada debajo del cuerpo, debería tener mucha suerte en el caso de que no estuviera rota por alguna mala posición de que la haya tenido sujeta al caer.


Sin embargo de lo que no podría salvarse era de la gran probabilidad de que el maxilar inferior se haya fracturado y en su defecto dislocado de su articulación. Algo muy común en los traumatismos de cara. Y eso debió ser la causa de por qué la chica balbuceó algo en aquella posición, ¿Algún hechizo? O tal vez quejas por el dolor... cualquiera de las dos causas que fueran, era razonable, algo así es muy doloroso y mucho más el hecho de que el habla es muy dificultoso y en muchos caso nulo.


La visión del ojigris estaba completamente en la normalidad. La hinchazón de su rostro ya había desaparecido, que sin duda era gracias a que el efecto del Embrujo Punzante que había recibido anteriormente ya habían cesado por completo. Su siguiente jugado empezaba…


<< Babosas >> Pensó.


El rayo de color naranja salió de la punta de su varita en dirección donde había apuntado, el torso su contrincante de duelo. Aquel ataque viajaba velozmente con la misión de cumplir su objetivo... Impactar en la joven y causar severos problemas intestinales, al punto de comenzar a vomitar babosas sin parar.


— No es el momento para ser cortés ahora… — Respondió con firmeza — No siempre hallarás flores por donde vayas… debes estar preparada para todo.


Su miraba era quieta y tranquila, posada en el cuerpo caído boca abajo de la chica. Por ahora solo aguardaba con calma esperando a lo que se viniera.


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  • 2 semanas más tarde...

Este duelo parecía ser interminable y al parecer mi rival no descansaría hasta verme muerta o hasta herirme con gravedad. No sabía en qué momento me había caído de bruces al suelo, pero de lo que si estaba segura era de que estaba en una posición bastante cómoda para seguir el duelo, de hecho me había dejado en la posición perfecta para poder apuntar correctamente mi varita. Por fortuna no me había pasado nada y simplemente me había caído rasgándome un poco la ropa con unos pedazos de escombro que estaban por allí tirados.

 

En ese momento me percate de que un rayo venia en mi dirección y clave la mirada en un pedazo muy grande de escombro que se encontraba a unos metros cerca de mí y dije Morphos — haciendo que el pedazo de escombro de unos dos metros de ancho y de alto aproximadamente se transformara en un león que tenía la orden de interponerse entre el rayo y luego atacar a mi rival. Deje escapar un suspiro de alivio al notar que el rayo había impactado en el animal que se encontraba justo en medio de los dos a unos cinco metros de cada uno.

 

En ese momento sentía la necesidad de sacarme las cuerdas que tenía en la mano ya que no quería invocar todo el duelo animales que se interpusieran para recibir los ataques <<Evanesco>> pensé haciendo que la cuerda que me ataba las muñecas al cuerpo desapareciera y solo me quedara la de los pies, que a decir verdad era la que menos me importaba quitarme en ese momento. Observe a mi rival que estaba en aprietos, si no se curaba inmediatamente moriría envenenado y ya le quedaba poco tiempo.

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