Party In L.A.

[Nicole Evans Crowley]

http://i.imgur.com/GTbO3O8.png

La Academia habia dejado de existir para dar paso a este gran y hermoso lugar llamado Universidad. En el centro de aquella estructura se encontraba el comedor del campus, un edificio que conectaba los dormitorios del ala este con la del oeste; repartidas por todo el comedor se encontraban mesas de diferentes dimensiones en donde los estudiantes podían disfrutar de su almuerzo y sobre cada una de estas descansaban unas gafas de sol que, al tocarlas transportarían a los invitados a Los Ángeles, California.

¿Qué mejor lugar para una fiesta? Una gran extensión de agua cristalina que llegaba hasta donde la vista alcanzara, con olas suaves que chocaban contra la arena dejando su marca en ella; eso seria lo primero que los invitados verían al llegar al lugar; y si los deseaban podían meterse y disfrutar de un chapuzon. Los primeros rayos de sol se asomaban por el horizonte, dando la iluminación adecuada para la ocasión, anunciando el inicio de un gran festejo que duraría todo el día.

Al girar a su izquierda se encontraba un enorme escenario con amplificadores y el DJ encargado de la ambientación; justo detrás de este un mobiliario en forma de sol cuyos "rayos" emanaban luces de diferentes colores que prendían, parpadeaban y se apagaban al el ritmo de la música. Mientras que a su derecha se encontraban esparcidos sobre la arena sillones bajos de color crema, acomodados en pequeños grupos de tres, con una mesa de cristal en el centro. Al ocupar un asiento inmediatamente aparecerían los bocadillos snack, sandwich, dips de cebolla, ajo y chipotle (picante).

Entre el escenario del DJ y los sillones se localiza un gran espacio en donde la gente puede disfrutar del baile; la "pista de baile" se encuentra alumbrada por cuatro postes de luces de colores colocados en cada esquina. Frente al mar y al lado de la pista se encuentra la barra, atendida por elfos vestidos al estilo playero, en donde se sirven todo tipo de bebidas desde muggles hasta mágicas, con y sin alcohol. Dicha barra cuenta con taburetes para sentarse a esperar sus bebidas.

La música, la vista, el ambiente y la locación eran las ideales para aquella fiesta, en donde se presagiaba un noche inolvidable y maravillosa para todos aquellos que llegaran al lugar. El lugar estaba listo solo hacia falta la gente que haría ese gran evento posible.

*Mapa del lugar*

 

http://i.imgur.com/luJSK0u.png

 

 

[Anthony R. Dracony M.]

¡Como me encantaba¡¡si! Me entere de la fiesta de inmediato, era lo bueno de vivir en el campus, además de estar curioseando y visitar todo, nada se me escapaba...o por lo menos lo intentaba.

 

Era formidable, la hora del día me hizo caminar hasta los sillones, por instinto y lógica, fui a sentarme a uno de ellos, hasta pensé en los romanos y sus banquetes.

 

Era tarde y tenía hambre. Mire la mesita de cristal, Sonreí satisfecho al ver aparecer la comida ¡que maravilla de servicio! Tome contento un emparedado...tal vez pronto marcharía por una bebida.

[Kutsy Stroud Lenteric]

Bueno una fiesta jamás mataba a nadie y hacía demasiado tiempo que asistiera a una y por otro lado sería en la Universidad, preferí no pensar mucho con respecto a ese tema porque de lo contrario sólo conseguiría recordar que el tiempo en el que cursara la academia había quedado muy atrás y eso me hacía experimentar un extraño sentimiento que no conseguía definir y mucho menos porque de algún modo también me acordaba de un baile al que jamás llegué o que decir de una fiesta en la playa a la que nunca pude asistir, demasiadas evocaciones.

 

Pero había quedado con mi mejor amiga en asistir a esa fiesta que se llevaría –¿Dónde? –Le pregunté ya que habíamos quedado en salir juntas del castillo Hawtorne –sabes que soy mala para las direcciones –declaraba mientras cepillaba mi larga cabellera negra, en esa ocasión usaría un vestido de color rosa, además de unas curiosas pero lindas cintas en los pies, a mí me habían encantado en cuanto Isabella me las mostrara así que casi con insistencia le dije que teníamos que llevarlas puestas, cierto que casi sería como andar descalza, algo que adoraba, pero al menos a mi punto de vista eran encantadoras.

 

Justo antes de que desapareciéramos ambas de su hogar, la rubia me entregó un presente que consistía en una caja de seda con algo dentro por lo que no tuve oportunidad de averiguar que contenía y mucho menos agradecerle, la sensación de viajar de aquel modo aún no era de mi agrado pero no había de otra. Tras unos minutos llegamos a la Universidad, no obstante no imaginaba que la idea de ella era aparecernos en el techo, la miré levantando una ceja –¿qué hacemos aquí? –Inquirí con curiosidad mientras aún llevaba la cajita entre los dedos de mi mano derecha.

[Anthony R. Dracony M.]

La tranquilidad, eso era lo que había de momento. Se puso a mirar mientras llegan poco a poco los demás. Una fiesta siempre animaba bastante, incluso había quien le agradaba ir de fiesta en fiesta y no los culpaba, tenia su lado divertido.

 

En la academia fue a las fiestas, aunque en la pirámide casi ni pudo estar, pues por lo general era presa de la maldicion de las monjas y se hallo preso hasta que sus compañeros iban a su rescate. La suerte tocaba ser capturado y se perdió del banquete, pero igual recordaba con aprecio a sus compañeros, entre ellos Cillian...¡que de recuerdos!

 

A poco, se escucho la música, con curiosidad miro a los demás, vio caras nuevas ¿con quien se podría aliar?Se quedo pensativo.

[That is not my name]

Había recibido en mi despacho, en el claustro de profesores del ateneo, mi invitación para asistir a una fiesta organizada por mis amigos, compañeros del claustro de la academia de magia. Tal vez no nos veíamos tanto como deseamos mis compañeros y yo, pero no podía dejar de apoyarles en aquel evento, sobre todo porque hacia ya bastante tiempo que no asistía a una celebración por parte de la institución educativa, al menos por un par de años.

 

Tomé mis cosas de inmediato, debía de llegar hasta el patio central donde unos trasladores estaban dispuestos de manera estratégica para que nadie se perdiera en el camino. Nuestro destino: los Estados Unidos de América, en específico, Los Ángeles, California. Un movimiento rápido de mi varita hizo que mi atuendo cambiara por uno más cómodo, ligero, apto para el clima de aquella ciudad.

 

Miré a mi alrededor, una vez que llegué hasta donde descansaban las gafas de sol, y noté poco movimiento, al parecer todavía la noticia de la celebración no era tan conocida, eso era lo de menos, con mi necesidad de estar siempre a tiempo en todo podría haberme lanzado demasiado rápido. Yo y mi puntualidad extrema, por lo mismo, tomé en seguida mi 'transporte' para disfrutar de aquel ambiente de playa que tanto necesitaba.

 

Error, debía de avisarle a mi esposa.

 

Apenas me aparecí en el hermoso sitio que habían preparado, mandé mi patronus de cisne a , mi amada esposa, avisándole e invitándola a unirse conmigo, así como la forma de transporte. Sería genial el poder disfrutar un poco de éste tiempo libre antes de que llegara nuestro pequeño retoño.

[Anthony R. Dracony M.]

Todo estaba de lo mejor, la música me agradaba, podía ver bien al Dj, me Sonreí. Era algo nuevo que me había contado mi compañero de habitación, según sus palabras, era parte fundamental de una fiesta juvenil.

 

Terminé el emparedado, tuve deseo de una naranjada fresca, así que me pare y fui hasta el bar, nos saludamos entre conocidos y todo se veía tan alegre que me contagio a un más.

 

Seguramente que me encontraría con mis compañeros de cursos pasados y ¿porque no? Con nuevos compañeros y hacernos amigos...esta vez no me quedaría tan aislado.

 

@

[Isabella Hawthorne R.]

La Hawthorne estaba metida dentro de su armario como de costumbre jamás encontraba lo adecuado para lucir en una playa, esa mañana mientras los elfos escuchaban la radio en la cocina, le pareció oír que el reportero decía que había una fiesta en la academia. Amaba las fiestas y como ella no había tenido graduación decidió que asistiría sin importarle nada. Casi inmediatamente le mandó una lechuza a su amiga, la había encontrado en el festival, pero la extrañaba y salir juntas no le haría daño a nadie.

 

Sacó un vestido de la maleta, lo había comprado en Hawaii, le encantaba y era momento de estrenarlo. Se lo colocó con magia, en un segundo u otro su amiga llegaría, para poder ir juntas la fiesta. Cuando la joven llegó a su habitación guiada por Hugo le sonrió y le dio un abrazo. En cierta forma la Hawthorne había sufrido un cambio radical, nadie que la viera ahora podría reconocerla, ya no trataba mal a las personas y ni siquiera hacía los mismos berrinches de antes.

 

—Sí, pero sabes que aun así te quiero —. Era la primera vez que ella decía algo como eso, nunca antes le había dicho <<te quiero>> a nadie que no fuera su pareja. Se giró sobre su propio eje y avanzó hasta su tocador para poder alcanzar las cintas que llevarían en los pies. —Son raras, pero seguro te encantan, tanto como a mí, pero… —hizo una mueca mientras le entregaba un par— no estoy acostumbrada a estar sin tacos y mucho menos sin calzado.

 

Se colocó las cintas en los pies para luego acomodarse el cabello rubio platinado. Sonrió mientras tomaba una cajita de senada con un pequeño presente dentro de ella. —Espero te guste, es un pequeño presente de mi viaje a Francia —. Sonrió mientras la tomaba de la mano y se aparecían en el techo de la Academia. —Entrar a la Universidad como ninjas —. Sonrió mientras caminaba de puntillas sobre el techo inspeccionándolo.

 

Comenzó a tararear la canción de Misión Imposible mientras intentaba abrir el ducto de la ventilación para poder escabullirse dentro del establecimiento. Tan Tan Tan Tan Tan Tanana. Canturreaba mientras se metía dentro del conducto asomando la cabeza para controlar que su amiga la seguía. No era la primera vez que entraba a un conducto de ventilación para poder ingresar en los Castillos sin ser descubierta.

 

Avezaron a gatas por el conducto hasta llegar a otra rejilla, la chica se asomó por la misma para poder observar en qué parte de la Universidad se encontraba. Sonrió. —Un baño —. Susurro mientras intentaba sacar la rejilla, pero fue en vano ya que estaba sujetada a la pared con tornillos. Lanzó un suspiro mientras tomaba su varita que estaba sujeta por una liga de encaje blanco en su muslo derecho.

 

Luego de retroceder un paso gritó: — ¡Reducto! —Y antes sus pupilas plateadas la rejilla de que protegía el conducto de ventilación explotó. Se asomó por el hueco que había quedado e intentó bajar, pero al hacerlo casi cayó dentro de un retrete. Gritó tambaleándose y cayendo de espaldas sobre el suelo.

[That is not my name]

La gente comenzaba a llegar hasta el lugar asombrándose de la vista y comenzando a moverse a todos los rincones posibles, se acomodaban para el evento que se había organizado y yo, yo debía de alejarme del centro de la 'pista de baile', en la arena. Ya tendría tiempo de sobra para saludar a todos los presentes.

 

Me acerqué a donde se encontraba el DJ, quien ya comenzaba a ambientar el lugar, y miré fijamente hacia el donde el joven Antoni Tonks se encontraba, platicando con una vieja conocida.

 

Sonreí. Me alegraba mucho que el miembro más joven de mi familia estuviera pasándose un buen momento, sobre todo después de lo sucedido en El Vociferador, el local donde nos encontramos con mi esposa; una situación que ninguno de los tres esperaba pero, afortunadamente, que podría sentar una excelente base para mejorar su estancia en el mundo mágico.

 

Suspiré.

 

Era demasiado difícil ponerse en un lado neutro con todo ese tipo de circunstancias y situaciones, siempre terminaba ganando mi lado más humano (o cursi, como decía Sagitas) para poner mi corazón de lleno.

[Arya Macnair]

—¡Fiesta!— De un salto se puso en pie, apagó el despertador y sonrió, ese mes debería ser su mes, estaban entrando en Junio, pronto cumpliría 23 años, no era mucho, pero los cumpleaños eran cosa importante para la pelirroja, 9 de Junio, quién lo diría, nada menos que siete días y se vería más vieja, esperaba que con ello entrase madurez también, ahora era alguien, ahora portaba un cargo importante dentro del bando, ya no podía lloriquear por los rincones ni jugar a la niña enamorada del tipo malo, los Mortífagos solo eran una piedra en su zapato, no tipos lindos para ver, no más. Además, dentro de La Orden había uno que otro caramelito con el cual poder deleitarse, sin importar el hecho de que les gustase el rosado, los amaba.

 

Abrió su armario y tomó su traje de baño color azul, se colocó un pañuelo blanco anudado en la cadera, recogió su cabello en una alta cola de caballo con algunos rebeldes mechones cayendo sobre su frente y haciéndole cosquillas en la nariz, gafas de sol, el rostro sin maquillaje, unas cómodas sandalias y ya estaba lista para salir. Sobre la cama la esperaba un enorme bolso con dibujo de estrellas, lunas y pequeños osos con moños rosados, dentro había, biberones, bloqueador, chupones, pañales, juguetes y toallas, además de una muda de ropa abrigada, estaba claro que no iría sola.

 

—Muy bien mi pequeño monstruo, Nos vamos— dijo aupando a Ámbar y saliendo de la habitación.

 

La bebé estaba lo suficientemente grande como para poder desaparecer ya, así que al pie de la escalera giró sobre sus talones, abrazando a la niña con fuerza, apresándola contra su pecho. Instantes después un cálido sol de mañana le daba de lleno en el rostro. La playa a sus espaldas, un DJ animando todo con música alegra, la zona de tentempié y bebidas, así como unos cómodos sillones, aun no había demasiada gente, pero los que estaban disfrutaban de ello al máximo.

 

Se colocó las gafas de sol y caminó hasta los sillones para poder dejar el pasado bolso, allí se topó con la primera persona conocida, @, —Querido, ¿Cómo haz estado?— le preguntó al muchacho, siempre tan alegre como lo recordaba, había sido uno de sus mejores alumnos y aun lo veía con frecuencia en las clases, estaba segura de que sería un gran Mago el día de mañana.

 

También comprobó que @ había acudido, más le sorprendía no ver a su hermosa abuela de momento, seguramente estaba pronto a llegar, por lo que ansiosa, y a medio metro del Tonks chistó para llamar su atención, aun la música no estaba demasiado alta, era simple ambientación, por lo que de seguro le habría oído, además de verla, puesto que el mago tenía la vista fija en Antoni. Dejó su bolso sobre un sofá, flexionó las rodillas hasta tocar la arena con éstas y sentir como raspaba su nívea piel y dejó que Ámbar apoyase los pies en el suelo, —Mira cariño, es tu abuelo, allí— expresó señalando a Ishaya y volviendo a ver a la niña, que ya con nueve meses intentaba dar sus mejores pasos.

 

La tomó por sus manitas tan solo unos segundos y la dejó ir, ésta se detuvo, titubeante e insegura, dio un paso adelante, un paso atrás, se tambaleó y echó a correr torpemente, cuatro pasos después caía al suelo con la gracia de un bebé y alzaba la mirada en dirección a su bis abuelo formando un amenazador puchero al tiempo que sus ojos color miel se empañaban.

[Nicole Evans Crowley]

"Hoy hay fiesta". Ese fue el primer pensamiento que cruzo por mente al despertar. No se le ocurría una mejor manera de pasar el día; fiesta en L.A. así podría alejarse del clima de Londres y disfrutar del sol, la arena y el mar.

 

Se encontraba en el comedor de la Universidad. Estaba lista para ese día; llevaba su traje de baño puesto y, sobre este, un short de mezclilla algo desgastado y ajustado, unas sandalias de color beige, sin ninguna blusa ya que su lindo traje daba la ilusión de llevar una puesta; mientras que su cabello dorado estaba sujeto en una trenza floja. Sobre su hombro derecho descansaba una enorme bolsa que contenía todo lo necesario para la ocasión; lentes de sol, toalla, cambio de ropa.

 

Ante ella se extendían las mesas con las gafas de sol sobre ellas. La Crowley camino hasta la mesa mas cercana y no dudo un momento en tomar las gafas.

 

El sentimiento de vació en el estomago desapareció un cuestión de segundos por lo que la chica abrió los ojos, parpadeo un par de veces para acostumbrarse a la luz y después miro a su alrededor. Los sillones, la barra, el DJ y el ancho mar todo transmitía un aire de alegría y diversión. "Este sin duda será un día para recordar" pensó, mientras sacaba las gafas de sol del bolso y se las colocaba.

 

Camino hacia los sillones y se percato de que ya habia gente ahí; no tardo en reconocer a aquellas personas. Al estar lo suficientemente cerca saludo; -Hola Antoni- sonrió al chico con el que habia compartido clases en la academia -Hace mucho que no nos vemos, ¿No crees?- dejo su bolsa en uno de los sillones. -¡Arya! Que bueno verte aquí con tu pequeña- dijo a la Macnair al tiempo que la pequeña Ambar caía a la arena después de dar unos cuantos pasos.