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Allen Joe Walker

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Acerca de Allen Joe Walker

  • Cumpleaños 18/07/1993

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    7
  • Rango Social
    Dragones de Bronce
  • Galeones
    30575
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Libros de Hechizos
    Libro del Aprendiz de Brujo (N.1)
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Demonio
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Poder en Criaturas
    40
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Primeros auxilios
    Herbología
    Artes Oscuras
    Conocimiento de Maldiciones.
    Encantamientos.
  • Medallas
    30000

Profile Information

  • Equipo de        0
    Quidditch
  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Masculino
  • Location
    Barranquilla, Colombia

Contact Methods

  • MSN
    allenwalker93@hotmail.es
  • Skype
    charlie.joe.walker

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  • Very Popular
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337

Reputación

  1. Te amo. Te extraño. Vuelve pronto. 🔥

  2. Se te extraña 💔

    1. Allen Joe Walker

      Allen Joe Walker

      Espero estar de vuelta en los próximos meses. También se te echa mucho de menos. 💖

    2. Cissy Macnair

      Cissy Macnair

      Sería fantástico retomar los roles con Arya ❤️ Hay que hacer drama de retorno..

    3. Allen Joe Walker
  3. El futuro se burla, pero aún no estamos muertos.

  4. Como intentando descubrir el significado de algún refrán de una cultura desconocida, al Walker le tomó algunos parpadeos poder decodificar el significado de la expresión de su sobrina al reconocerlo. Un reflejo de preocupación que halló en su mirada se esfumó cuando, corrigiendo su postura para equilibrarse y no ser arrollado, recibió el impacto de la puberta sobre su pecho, quién casi voló desde la cima de la escalera hasta él. Le abrazó con fuerza, con el sentimiento que se cobija a la familia. Sonriente, acarició sus cabellos, enterrando su rostro en sus ondas cobrizas, percibiendo ese particular aroma a flores que poseen las Macnair: a gardenia, en el caso de Ámbar. Con suavidad, tomó su rostro entre sus manos marmóreas, ligeramente magulladas, acariciando una de sus vírgenes mejillas mientras se ponía de cuclillas frente a ella, para apreciar mejor su rostro. Embelesado, se dejó agredir por aquella mirada esmeralda que había heredado de su madre, adornada por las comisuras felinas revestidas de largas pestañas, igual que su padre. -Cuánto has crecido, mi niña. Qué maravilloso es volver a verte, después de tanto tiempo, después de tanto añorarte.- Dijo, tomando ahora su mano. -¿Cómo estás? Intuiré que es tu primer año en ese loco castillo, Hogwarts.- Acotó, riendo. Fascinado de su elocuencia, se convirtió en el publico de aquel discurso fantástico, abarrotado de la emoción que reflejaba con cada relato de sus hazañas. Rió un par de veces, como hace mucho no lo hacía. Por un instante, dentro de él, se esfumó la incertidumbre que sintió al llegar a la mansión y en la posibilidad de un asedio inoportuno en su contra, logrando sentirse como en casa, su antiguo hogar, gracias a la simple presencia de un ser tan amado para él. Como un reflejo de su tranquilidad, optó por esconder a Solem de nuevo en su gabardina, a fin de sentirse menos alarmado. Por un momento, la manera en la que movía sus manos al hablar, le recordaba a la manera en la que Arya discutía con él cuando trabajaban juntos para la Orden del Fénix... Cuan distintos eran los tiempos ahora. -Me alegro mucho de que vivas una vida emocionante, cielo.- Musitó con una sonrisa en sus labios, contagiándose de toda su ilusión. -Según sé, hace poco menos de un año que has despertado de nuevo. ¿Cómo te va aquí, en casa? Espero que te estés llevando bien con tus primos. ¿Qué hay de tus hermanos? Sé que tu madre dio a luz hace poco...- Y contrario a lo que esperaba, al final de la pregunta, el rostro de la pequeña pelirroja se tornó en un pequeño espasmo turbio y amargo, pero expectante, como el de un estudiante que prueba su primer whisky de fuego. Mencionó algo relacionado a su estancia y sus familiares, pero al final se mantuvo en silencio y el albino decidió no insistir en sus pesares emocionales. Después de todo, el ritmo de vida con los Macnair nunca ha sido algo color de rosa; como un plus, tener a Arya de madre tampoco es cosa fácil. Poniéndose de pie de nuevo y viendo que el mandarina en el cielo comenzaba a tornarse en oscuridad, sintió sus maori llamarlo de nuevo, volcándole el corazón a retomar el objetivo que había presupuesto al volver al hogar de su familia en este país. -¿Está Arya en casa? Vamos, me da mucha curiosidad conocer a tus hermanos.- Tomando la mano de su sobrina se dispuso a ir escaleras arriba. -Aunque, como es natural, sé que no serán tan guapos como tú.- Apuntó, haciéndole un guiño de reojo. Cada paso que daba a lo largo de los escalones, se tornaba más silencioso que el anterior, aún manteniendo la precaución. Intentó mantener sus órganos internos en su lugar en un afán de mantener todos sus sentimientos en orden. La presencia de Ámbar era un bálsamo refrescante a toda su visión del mundo, pero el compromiso que le urgía a su propia razón de permanecer en este mundo se hallaba sólo a unos pasos de él. Después de perderlo todo, a todos y a sí mismo, sólo le quedaban ellas... ...Sólo le quedaba ella y su sonrisa. @@Arya Macnair
  5. La última vez que hubo puesto un pie en su antiguo hogar recordaba un panorama por completo distinto. En ese momento, a la tenue luz del atardecer otoñal, lucía irreconocible en medio de los enormes nogales que abrazaban la gran edificación desde sus jardines laterales, separada de él por la enorme verja que daba a la calle y el extenso paseo adoquinado hasta su porche. Y es que muchísimo antes de que llegase a tener siquiera un nombre en este país, en esta diminuta coyuntura del universo, las enormes puertas frente a él fueron las primera (y las únicas) que le tendieron una mano solidaria. Por ese suceso y por muchos más, el exorcista viviría el resto de su existencia agradecido con las matriarcas de tan renombrada familia. Hacía sólo unos segundos que se había aparecido, en medio de lo que parecía un pequeño incendio generado de la nada, entre brazas blancas y plateadas, similares a la luz que produce la luna llena sobre un lago de aguas turbias. No era capaz de extraer de su memoria la cantidad exacta de tiempo que llevaba fuera de Inglaterra, lo que resultaba abrumador. Después de su pequeño paso por el Callejón Diagon en busca de restaurar sus propias motivaciones y recuperar la paz de su alma, pareció sólo un sueño difuso tras volver a las trincheras de la lejana China, donde aún se libraba la batalla poseer los pergaminos Arcadios, objetos mágicos sumamente poderosos que podrían cambiar el curso de la historia. Sin embargo, y más allá de toda premisa, las partes en guerra llegaron a un acuerdo que puso fin al conflicto, horas después de un par de firmas a un viejo papel que yace en una urna desde hace unas semanas. Ahora, era libre... De nuevo. Irónicamente, cuando ya no se pertenecía ni tenía a donde regresar. <<¿Y, entonces, qué hacemos aquí?>> Inquirió, su doppelgänger, en medio de algunas risillas. -Vengo a recuperarla.- Se dijo a sí mismo en medio de un ligero suspiro. Acomodaba las mancuernas de su gabardina negra, un obsequio de uno de sus generales en Shangai, mientras miraba sus manos. Había demasiadas cosas que debía considerar antes de irrumpir en su antiguo hogar, como la posibilidad de no conservar los permisos necesarios para aparecerse dentro, o atravesar el portico, o llegar a ser detectado por los escudos. Quizá, la que fue su habitación podría no existir y podría ella ya no estar en la misma estancia en la que llego a la mansión antes de ser la matriarca. ¿Y qué pasaría si Pik llegaba a verlo? ¿O algún hermano de Sybilla? Cada probablidad corría por la mente inquisitiva y milimétrica del Walker, que desprendía las ideas como pequeños hilos que enmadebajan cada uno de los cabellos plateados que caía de su cabeza. Levantó la vista y sonó su garganta en un siseo. Como si no hubiese pasado el tiempo, tomó la reja cuan muggle cualquiera, abriendo el cerrojo del hierro atropellado por los siglos, aún de pie, luchando contra la realidad que buscaba extinguirlo. Andó con las manos en sus bolsillos, la varita al interior de su gabardina y el cabello anudado en una coleta mediante una tira de lino rojo. Su caminata hasta el porche tomó mucho más tiempo de lo esperado, pues sus sentidos se hallaban en constante alerta ante una inminente autodefensa de la mansión; con el corazón en la garganta y su respiración serena, tomó el pomo de la puerta y se adentró en la enorme edificación, que mostraba su imponente y lujoso vestíbulo, capaz de deslumbrar ojos virgenes de maravillas. Dentro, se despojó de sus zapatos y tomó a Solem, su varita, a pretención de cualquier imprevisto. Le tomó uno par de segundos centrarse en el lugar exacto de la casa al que debía ir, pues los maori en sus brazos tardaron en reaccionar a la esencia de la mitad demonio. Andó a pasos rápidos y silenciosos que parecían susurros sobre la madera, pues sabía que la casa era capaz de amplificar cualquier sonido. No obstante, se vio en la penosa situación de ahogar un grito y detenerse súbitamente con el estómago en sus pies, pues dar la vuelta al pasillo que daba a las escaleras, la vio. Parecía inmaculada, milagrosa, como la imagen de alguna santa perteneciente a la literatura de las doctrinas muggles. Estaba de pie, frente a una ventana que derramaba la luz mandarina del ocaso sobre su espalda y sus cabellos, mirándole desde la cima de las escaleras. Perplejo, el ojiazul le reconoció al instante, pero le costó asimilar lo mucho que había cambiado. -¡Ámbar!- @ @@Arya Macnair
  6. ¡Hola! Qué buen momento para retornar al foro. Quisiera el paquete de bienvenida. Me la he pasado leyendo todos los puntos de las recientes reformas y creo que merezco un premio por ello. No estaba activo desde el 2017. Nick: Allen Joe Walker. Id: 93205 Criatura que deseas: Hipogrifo. 2 Conocimientos que deseas: -Conocimiento de Maldiciones. -Encantamientos. ¡Gracias!
  7. Había caído la noche y, con ella, la agradable temperatura del atardecer veraniego. La humedad del ambiente post primaveral comenzaba a sofocar los adoquines del callejón, haciendo que el calor incomodara la ya exasperante expectativa del Walker, quién jugaba con sus dedos ansiosamente en aquella banca frente a Pandora's. Se vio en la obligación de safar el cuello de su camisa para dejar respirar su cuello a través del flojo nudo de la corbata. Con el ceño fruncido, se esforzaba por esclarecer el panorama situacional que envolvía a los cuatro presentes dentro del club nocturno; sin el propio interés del espionaje, sino por saciar su habitual y osada curiosidad. La pequeña flama plateada que había generado hacía un par de minutos había conseguido extinguirse en medio de su destino: atravesar los sentidos de la directora de El Profeta. <<A pesar de todo, regalame tu mejor sonrisa... siempre.>> Pero, muy a su pesar, no causó el efecto que esperaba. <<¿Y ahora qué?>> -Ya no tengo ninguna excusa.- Musitó el albino a la voz en su cabeza. -No me gustaría ser descortés e interrumpir una reunión familiar por el simple capricho de mi paz.- <<Ya sabes quiénes están dentro. Puedes usar la situación como un comodín.>> -Es desagradable, Exael. No sé desde cuando te has vuelto tan mal consejero.- Aludí, sanjando la conversación con mi doppelgänger. Y sí, ya lo sabía. El don heredado de su ancestral y extinta familia le permitía al exorcista ver la energía que emanaban las personas, habilidad que facilitaban sus labores de reconocimiento en el área médica, pues distinguía a cabalidad y en segundos los posibles daños recibidos por el paciente y su tratamiento a requerir a fin de normalizar sus pulsos energéticos. Cómo cazador de demonios y espíritus, gozaba el reflejo de identificar entre obstáculos las presencias de los seres vivos, siendo capaz de fijarlos como objetivos previsibles en un tablero de posibles movimientos. De ese modo, dio con Sybilla Macnair y su excompañero y comandante de guerra en la antigua Grecia, Marcus Argéadas, a quién tenía que agradecerle haber forjado su perfil analítico entre los aranceles de la batalla y con quién compartió espada bajo el cobijo del emperador Magno. Los acompañaba otra fémina que, de momento, desconocía, pero que exhudaba la casta Macnair desde cada poro de su piel. Habiendo fijado sus orbes marinas en la puerta de madera y sin más remedio que su necia determinación, tomo las bolsas de compra y atravesó el umbral del negocio con la sutileza que lo haría cualquier cliente. Dentro, la iluminación tenue del pub agotaba la vista al primer enfoque, pero tomaba tan solo segundos acostumbrarse. Cómo a mitad de la escena central de una obra teatral, el mojado vampiro mostraba sus dientes a sus interlocutoras en un torcido gesto que emulaba coqueteo, Cissy mantenía su ceño fruncido arremolinándose en una sonrisa maquillada de cotidianidad, Arya parecía a punto de desmayarse por algún efecto narcótico que parecía estar curando la barandilla a la que se sujetaba, mientras la desconocida comenzaba su propia pequeña fiesta. De todos los momentos que pudo tener lugar en aquella reunión, determinó que el instante en que eligió sumarse había sido, probablemente, el peor. -Hola. ¿Ya tienen servicio disponible?- Preguntó con una media sonrisa despreocupada, cerrando la puerta a su espalda. Tal y como se entraría a la fiesta de cumpleaños de una persona muy anciana que quiere hacer revuelo. Caminó unos pasos dentro del pub hasta quedar a la misma distancia de todos los presentes, a la vista de todos y con todos a su vista. -Comandante Marcus.- Susurró con rostro severo, llevando el puño derecho a su pecho. -Poco más de un milenio y los años pasan sobre usted. Qué honor volver a saludarle, aunque curioso verle aquí.- Inclinó la cabeza en un pequeño pero firme ademán, haciendo que cayeran algunos mechones plateados sobre su rostro. Al erguirse, se volvió a Cissy, cuyo rostro parecía estar seguir en disputa entre el asombro y el disgusto. -También es todo un placer volver a verte, Cissy. Sigues tan radiante como las sombras te lo permiten.- Acotó con un gesto de viva gratitud, el mismo con el que la contemplaba desde el primer día que fue adoptado en su mansión, por el apellido de la renombrada familia. -¿Cómo está Artemis?- A la desconocida le miró de arriba a abajo con cierto dejo de desinterés, tal como se ojearía un libro para revisar que esté en buen estado. Sin afán de parecer descortés, levantó la palma de su mano libre con un gesto formal, a modo de saludo. -Allen Walker. Un placer.- Dijo sencillamente, pasando por encima de cualquier protocolo estricto de interacción: hace mucho que no se relacionaba con nadie que no fuesen soldados heridos, moribundos o cuerpos sin vida, con sus almas pendiendo del espectro de la perdición, a través de los ojos vacíos del horror de la guerra mágica. O Exael, pero ese era otro tipo de interacción, del cuál no se sentía orgulloso en absoluto. -Y tú...- Se volvió a Arya, que parecía debatirse entre estar y desaparecer. Sólo por un instante, creyó que se lanzaría a golpearlo hasta morir sólo por el tipo de mirada que le lanzó: a medio camino de entre quien recibe un cumplido romántico y quien sufre de una jaqueca cancerígena que amenaza con aplastarle el cráneo. -Ven aquí y dame tu mejor sonrisa.- @ @@Arya Macnair @@Juliette Macnair
  8. China. Miró sus manos como como si fuera la primera vez, entre la humedad de sus pestañas y la polución del ambiente. Debía afilar sus ojos más de lo normal para poder avanzar a cada paso cuidadoso, pues la densidad del aire evitaba que sus sentidos le hablaran de lo que ocurría a su alrededor. Desde que dejó el Reino Unido tras la destrucción de lo que pudo haber sido su hogar y patrimonio a manos de los insurgentes al margen del Ministerio de Magia, se sumió en su propio exilio bajo el cobijo de la comunidad asiática, en China, donde la situación resultaba precaria. Sin embargo, era una nación que le permitía disfrutar de su privacidad y de su labor regular como medimago. Disfrutaba de las caminatas por la tarde, bajo la mirada adormecida y enfermiza del sol, atravesando con esfuerzo la nube de contaminación que dormía sobre el terreno imperial; aquél día cubría su rostro con dos vueltas de una bufanda de fina lana verde, cuyo nudo quedaba oculto en los pliegues anchos de su gabardina de anchas solapas, desgastada y roída. Le permitía respirar mejor, pero la incomodidad era la misma. Se sentía cansado, aturdido y distante de sí mismo, como si se contemplase desde afuera, de manera ajena a su propio ser, desconocido. Reposaba sus impulsos en el letargo de la monotonía, como un instrumento cansado de hacer arte y se dedicó sólo a realizar sonidos aleatorios, sin un rumbo armónico. -Necesito ropa nueva.- Se dijo a sí mismo como si conversara con alguien más, mirando sus propias manos. <<Sí, podemos hacer un viaje rápido antes de volver a la unidad.>> Dijo la voz en su cabeza, mientras intentaba alizar la tela desgastada antes de devolver sus manos a los bolsillos. -¿Estará Dolce y Gabbana funcionando aún en el Callejón Diagon?- Se preguntó en un susurro, haciendo que la bufanda devorara la onda sonora. Se detuvo por un momento y enfocó la poca atención que le quedaba en los locales en torno a él: odiaba las tiendas en Shanghái. Después de todo, no requerían demasiado esfuerzo para ocultarse en una de las ciudades del mundo con más población por metro cuadrado. <<¿Qué tal si lo averiguamos?>> Incitó el eco de su conciencia. Al instante, un chasquido seco lo borró de las escena, llevándolo a un pequeño sótano ubicado en el distrito costero. Con un silvido de sus labios, su gabardina se despojó de su cuerpo y ardió en unas pequeñas brazas plateadas: ya había pagado con creces su valor y no era necesario conservarla. Corrigió su aspecto con una camisa blanca de mangas largas y se encajó un sutil chaleco de olán color petróleo; anudó su plateado cabello en una coleta con ayuda de un lazo rojo y se adornó con una corbata escarlata de líneas plateadas. Por un instante, se sintió listo para alguna especie de cita, un encuentro clandestino o un escape fortuito a los ojos de cualquier curioso. Se intuía preparado para un escape a Tanbarun, pero no se creía con la suerte suficiente. Habría de necesitarse un milagro que hiciera justicia a los maori tatuados en sus brazos para poder verla con sólo poner los piés en el Callejón Diagon. Se provocó un suspiro para llamar a la calma de su destartalada sensibilidad y, cuando percibió la llegada de la noche a través de la pequeña ventana sobre su armario, desenfundó a Solem antes de arden en llamas. * * * Reino Unido. En medio del callejón, algunas personas debiron dar un par de pasos a un costado al generarse densidad calórica en el aire, de la nada. Del oxígeno, chispas criparon creando brazas diminutas que se arremolinaron en una llamarada de fuego blanco platinado, de la cuál emergió el exorcista. Para Allen resultaba la manera más fácil de apacerse a grandes distancias, evitando los riesgos de una dispartición y un gasto excesivo de energía: la autoinvocación de sí mismo. Apenas comenzaba a caer el sol en el comercio mágico cuando entornó sus ojos en la calle adoquinada, de modo que necesitó eclipsar la luz con la palma de su mano para establecer su ubicación. Se encontraba justo en frente de la Botica Macnair, el segundo local, al principio del callejón. Con una ligera media sonrisa que pareció iluminar su rostro encendió un cigarrillo luego de guardar su varita en el bolsillo interior de su chaleco. Cuando salió de Gringgotts, el crepúsculo ya pintaba de naranja los ventanales del Callejón Diagon. Llevaba lo necesario en un pequeño monedero de cuero cepillado, recursos con los cuales se dió el placer de comprar un par de gabardinas, algunos conjuntos y zapatos; see pidió un café y un par de postres en Juan Valdéz que merendó con el más grande de los placeres. Y resultaba una de las cosas que más amaba del comercio británico: sin resticciones, sin afanes, sin calidad a medias; se respiraba una libertad hogareña inmarcesible desde todas las caras, siendo el pleno día del horario familiar hasta la caída de la noche y el ascenso de la reina en los clubes nocturnos esparcidos por toda el área. Echó una vista a su reloj mientras se preparaba para volver a sus aposentos roidos y confinados, pero jamás se perdonaría dejar la tierra que tanto lo amó y donde tanto amó sin ver a los ojos al ser que representó todo aquello en la etapa más emocional de su vida. El Walker estaba sentado en una banca a la sombra del porche de una librería, mirando al cielo aduraznado; se frotaba las manos de manera inquieta y pensativa, esperando. <<¿Qué esperas? No crees que haya cambiado de residencia, ¿o sí?>> -Puede que esté con alguien. Podría ser inadecuado e insulso. Lo mejor será ser prudente.- <<¿Y qué hay de Ámbar? Se lo debes. Se lo deben...>> -Y sería enormemente vergonzoso que supiera que estuve aquí y no fui a verlas. Debería escribirle una carta y...- Entonces, un estruendo mental. <<Ni lo sueñes, roja.>> De inmediato sus ojos, como mar turbio por el viento del litoral, viraron violentamente hasta el porche adornado del Pandora's Club. Allí estaba ella, con su esencia turbia y su aroma a jazmines. El albino sintió como el piso se sacudió bajo su centro de gravedad; quiso correr a abrazarla, pero su cuerpo no se movió. La conmoción de sus emociones fue más fuerte que su determinación para lograr la sinapsis que lo echara a correr. Inmaculado, sólo pudo escuchar el susurro de sus palabras llegar hasta él con ayuda del silvido del viento. Su piel se estremeció violentamente: no era capaz de recordar cuando fue la última vez que escuchó su voz... Que sintió su respiración tan cerca. <<Sabes tanto como yo que eso es mentira, por eso estás aquí. ¿Cuándo fue la última vez que pisaste éste lugar desde nuestro...?>> Pero no fue suficiente. Sus pensamientos simplemente cayeron bajo las tiendas, junto con el sol y el torbellino en su estómago, escurriéndose entre los adoquines. Debía marcharse justo en ese instante, o se metería en problemas. No obstante, y contrario a todo lo que se esperaría de su sensatéz y calcudamente estricta determinación, continuó sin moverse. Exhaló. Las bolsas de las compras temblaban en sus manos. Con un chasquido de sus dedos creó una pequeña flama blanca que se escabulló entre la gente y siguió a la mortífago hasta el interior del club nocturno en busca de su perturbada presencia. @@Arya Macnair
  9. Desde su punto de estación, a varios metros de lo que significaba el ápice de la ceremonia celta, resultaba ampliamente distinguible el modo en el que cada uno de los presentes se conglomeraba al rededor del manantial de luz que profesaba el inicio de la primavera. Sin embargo, segundos después de apreciar la sonrisa de Rose en medio de la multitud, acercándose a él, toda presencia en torno a su fisionomía se convirtió en algo insignificante. El delineado contorno que iba desde sus hombros hasta su caderas y que oscilaba musicalmente al compás de sus pasos acabó por convertirse en la banda sonora de su noche. ¿Quién demonios iba a pensar en un piano después de eso? El Fierabrás en sus manos pareció resbalar en un descuido a mano de sus, evidentemente, embelesados sentidos; podía atreverse a sentenciar que no escuchaba más que las hebras de su cabello ser azotadas al viento, no podía oler más que el perfume de sus violetas y ver su iluminada fisionomía a contraluz de la ceremonia de iniciación estacionaria, sumado a la impresión del osado escote que invitaba a la imaginación a darse un par de volteretas en pro de un ímpetu descontrolado. Magnus, como un centinela a su lado, se encargó de traerlo de vuelta a la realidad para recibir con inmaculada elegancia a su compañera de esa noche... <<Y ojalá por mucho tiempo más.>> Se sorprendió profesando. -Muy buenas noches, mi Lady.- Susurró con una singular venia impropia de su comportamiento, lo cuál evidenció una trascendencia de la broma con Rose. -Digamos que el claustro musical llevó mi sedentarismo al límite y, casualmente me entero que hay un coven en Hogwarts dispuesto a celebrar la Ostara, por lo que me resultaba insulso inasistir a un evento de tal magnitud.- Respondió a su pregunta antes de tomar delicadamente su mano y posar sus labios sobre el dorso en un formal beso. -¿A que se debe el honor de encontrar a Lady Walker en un evento como éste, tierras tan distantes?- Continuó sin cesar su tono teatral antes de tenderle uno de los vasos de cerveza artesanal, que si bien poseía un aroma bastante rudimentario, su sabor se asemejaba a un bálsamo refrescante, un descanso de frutos verdes y cebada fermentada con un toque de jengibre. Escudriñó con sus ojos en cada una de las curvas que desvestía su sonrisa y, de repente, pensó en Vanessa. Sólo hasta ese momento descubrió lo bien que se sentía estar lejos de ella; y aunque su fiereza siempre le resultaría increíblemente atractiva, era su personalidad lo que acababa por denigrar sus "relación", de poder denominarse así. No obstante, los liláceos ojos de Rose le transmitían calma y ligereza; le hacían sentir en medio de un manantial de agua cálida a la luz de la penumbra, en medio del silencio y la naturaleza: era como vivir un perfume, sentirlo, alimentarse de su sensación de confort. ...<<La amo.>> Se aterró de pensar, abriendo los ojos como platos y sintiendo como los colores abarrotaban su rostro descontroladamente. @@Rose V.Walker
  10. Sus pasos mudos resultaban acompañados del cripar de las ramas bajo sus pies, única cosa que le resultaba desagradable del Bosque Prohibido: Su imposibilidad para mantener la calma y el silencio. A pesar de aquello, resultaba increíblemente evidente la discrepancia entre el comportamiento habitual del ecosistema y la resolución del mismo para esas fechas, eventualidad que consiguió extraer de él una sonrisa en medio de su iracunda preocupación por mantener impío su traje blanco. Por fortuna y para favor de sus prácticas ritualistas, el wicca hacía parte crucial de su diario vivir. Desde la celebración de último Samhaín en Francia antes de su regreso a Inglaterra, su ceremonia del Yulé fue la última que llevó a cabo luego del levantamiento de la casa Walker, drenamiento de energía que acabó por imposibilitar su celebración Imbolic durante Febrero. Hasta la tarde anterior no hubo tenido plena conciencia de la existencia de covens estacionarios en Hogwarts, por lo que le emocionaba la idea de compartir la celebración del equinoccio de primavera en compañía de otras personas. Esperó, desde el fondo de sus ansias, encontrar a alguien conocido en el círculo; no obstante, sentía intriga por qué clase de personas y criaturas desconocidas hallaría en la festividad... Cuanto le habría encantado traer su piano, pero supuso que no sería apropiado hasta distinguir si el ambiente lo necesitaba o no. Marchaba calmadamente, observando el mapa de vez en cuando para verificar que su andar se mantuviese dentro de los parámetros correctos. Con su varíta arriba, sólo eran distinguibles sus orbes marinas y su corbata roja, única prenda que contrastaba con la vestimena y rasgos del albino, cabello níveo plateado desordenado con un mechó cayendo descuidadamente sobre su rostro y tez lechosa, apenas distinguiéndose de su traje. A lo lejos, las voces de las personas y los cánticos de las hadas resultaban un bálsamo reconfortante a sus medianamente aturdidos sentidos geoestacionarios; tras distinguir el cripar de una voráz fogata y los diferentes grupos de conversación dió el Nox a su varita para entrar con las manos en sus bolsillos. -Buenas noches, festivos.- Susurró el Walker, quien inclinó la cabeza a muchos de los conocidos. No conocía a la chica con quien hablaba, pero Groter parecía bastante entretenido, mientras que la matriarca Stark y Morrigan parecían sofocarse con presencias poco deseadas, pero igualdad de derechos de estar presentes. -Me alegra haber llegado en el momento justo, espero no interrumpir la ceremonia.- Agregó al concebir la primera aparición del signo primaveral: el manantial de las luces. Hadas y música conglomerada al rededor del estanque a punto de dar concenso a la primavera anual... El lapizlásuli del Ostara. En comunión de otras pequeñas reuniones, distinguió personalidades a las que hace mucho no veía, pero que se setía feliz de ver. Al siguiente segundo y muy cerca de uno de sus familiares distinguió a Rose, adornada con sus inigualables flores lila... Lucía radiante y hermosa. Llamó su atención con una ligera sonrisa y le guiñó un ojo para invitarle a una bebida que tomó de un par de hadas antes de su comunión con la naturaleza. Simplemente esperó. -¿Donde están esos ánimos?-
  11. Buenas noches, duendes. He abierto un par de veces el topic para abrir la bóveda de la Familia Walker y en ambas ocasiones se me ha efectuado una negación cerrando el mismo. No tenía ni idea (hablo muy en serio) de que se debía pasar por aquí para solicitar una apertura formal. Deberían decirlo en alguna parte y, en caso de que ya esté dicho y lo haya pasado por alto, en verdad lo lamento. Sin embargo, aquí está mi solicitud de apertura. Pido en el encarecido favor de que se me notifique por cualquier medio si el tema cerrado (link que dejaré en la ficha de la solicitud) podrá ser reabierto o si debo abrir un tema nuevo. Un millón de gracias por su atención.
  12. @ Hola, cariño. ¡Mil gracias! Paso por acá para dejar el post onrol de la Familia Walker en este enlace. Por otro lado, aunque ya he abierto la bóveda de la familia en Gringgots, aún no es aprobada por los duendes; sin embago, te dejaré el acceso a la misma en este enlace. ¡Gracias nuevamente!
  13. @ Vale, comprendo a cabalidad el asunto de los apellidos compuestos, así que por ello sólo se quedará 'Familia Walker'. Sobre la Orden Oscura está bien, estaré al pendiente; sin embargo, quiero aclarar: sí; hay un clan dentro de la OdF que lleva ese nombre, pero en lo que concierne a la historia de la familia Walker no se trata de un clan, sino de una organización que fue comandada por toda clase se seres que se dedicaban exclusivamente al exorcismo. De cualquier modo, es un asunto hipotético en donde simplemente hubo una casualidad de nombre en dos lugares del mundo diferentes en aquel tiempo (aunque hace un milenio no sé si existía ya la OdF). Espero que no llegue a ser un impedimento porque preferiría no cambiar la historia de la familia. Gracias de antemano.
  14. @ Gracias, hombre. Agradezco de mil maneras el post. Paso a avisar que Rose V.Walker (matriarca) ya posee un espacio libre en su ficha para agregar a la familia Walker, mientras que Oniria será momentáneamente removida del matriarcado hasta que pueda resolverse su situación puesto que tiene una prolongada ausencia de actividad dentro del foro. Sobre el hecho de que las familias no pueden poseer apellidos 'compuestos' me he fijado en que las familias 'Black Lestrange', 'Evans McGonagall' y 'Potter Blue' los poseen, así que pido que, por favor, se me aclare el porqué. Sin embargo, en caso de continuar con la restricción, solicito al editor y publicador del post de registro que sólo se quede el apellido Walker. ¡Gracias por la atención!
  15. Hola, a quien atienda. Hace ya una semana (creo) hice un post en el topic de registro de familias para comenzar el proceso de construcción de la familia Walker, el cuál contenía la ficha correspondiente. Dicho post debe ser aprobado antes por un moderador para que sea visible y, así, abrir bóveda, abrir el topic en Ottery, etc. Vengo porque, al parecer, dicha ficha no fue aprobada dada la no publicación del post, pero desconozco la razón; razón que me encantaría conocer para que, a la hora de intentarlo nuevamente, no me vuelva a ser negada. Gracias por la atención.

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