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Dorothy Anne

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Dorothy Anne ganó por última vez el día 10 Noviembre 2018

¡Dorothy Anne tenía el contenido más querido!

Acerca de Dorothy Anne

  • Cumpleaños 11/04/1996

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    4
  • Rango Social
    Unicornios de Plata
  • Galeones
    45146
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Libros de Hechizos
    Libro del Aprendiz de Brujo (N.1)
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    320
  • Puntos de Poder en Criaturas
    20
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    210 a 1100
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Idiomas
    Estudios Muggles
    Defensa Contra las Artes Oscuras
    Encantamientos
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Female
  • Location
    A. B612
  • Interests
    Mr Darcy <3

Contact Methods

  • MSN
    dorothysly@hotmail.com
  • Skype
    maga_dl

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Reputación

  1. Fiona Fiona vio sorprendida como un niño tomó la arcilla y empezó a manipularla. No todos los pequeños lo hacían con tanta soltura, aquellos con temor a mancharse las manos ofrecían más resistencia y optaban por usar colores de madera o tocar algún instrumento. El jovencito actuaba con mucha propiedad para su corta edad, debía de ser muy bien educado en casa. Se quedó unos segundos en silencio mientras observaba a Aydin quien, si en un principio se ve muy entusiasmado, luego se nota un poco exasperado al no dar con su objetivo propuesto. Fiona se preguntó cuál figura quería diseñar. Se colocó de pie y caminó hasta un mueble con varios cajones, abrió el segundo cajón y tomó unos instrumentos que quizás lo ayudarían. —Esto tal vez pueda ayudar—le comentó a Aydin mientras se agachaba para quedar a su altera y le ofrecía con su manos grandes los materiales. Entre las herramientas había un pequeño rodillo, un ahuecador, un cepillo con cerdas suaves y diferentes espátulas, cada una con una forma distinta: redonda, cuadradas, puntiagudas… estaba segura que con eso podría definir mejor la figura que llevaba en mente, sin embargo era muy importante tener paciencia y precisión. —Estos instrumentos están diseñados para trabajar los detalles que no puedes hacer con tus dedos, solo debemos ser muy cuidadosos. Recuerda que si no lo logramos al primer intento podemos seguir intentando.
  2. Fiona A Fiona le gustaban mucho los niños, desde pequeña soñaba con formar una familia grande y darles todo su amor a sus hijos. Lamentablemente los años pasaban y aún no encontraba al hombre indicado. En ocasiones creía que se trataba de su aspecto físico: tosco, robusto. Sus facciones no eran las más angulares, ni su piel la más suave pero, podía afirmar, con toda certeza, que tenían un corazón de oro. Percibió el interés que la criatura tuvo ante la arcilla. No todos se sentían inclinados por dicho material, porque implicaba ensuciarse las manos, cosa que para ella era un pequeño placer de la vida diaria. Le sonrió a Aydin, volteó y todo un pedazo de arcilla fresca, al tocarla el material dejó de cambiar de forma y se quedó inmóvil. —Encatada en conoceclo, joven Aydin —respondió ella con palabras torpes debido a su poca desenvoltura con el idioma de su país actual. —Es un gusto que hayan venir hoy —esto se lo dijo a la encantadora pareja, que suponía eran sus padres. Jugó con la arcilla que tenía entre sus dedos. La aplastaba, le daba vueltas y la retorcía, todo para despertar aún más el interés del niño. Después de unos segundos tendió su mano y se la ofreció para que también jugara con ella. —Esto se llama arcilla, es un material que moldea, parecido a la plastilina, solo que éste proviene se ciertas rocas, así que es completamente natural. Con se hace las figuras que quiera y una vez que acabar se deben poner en aquel aparto de allá —señaló el horno de una de las esquinas. —, para que sequen. Luego se pintan.
  3. Michelle En esos días ya no se encontraban personas con un discurso tan cálido y amable como el del joven de ojos miel que tenía frente a ella. Michelle se sintió conmovida ante el agradecimiento e internamente se emocionó y se prometió a si misma hacer que la estancia de familia fuese de lo más placentera. Además le alegraba poder estar involucrada en el despertar cultural de un pequeño. No todos los niños parecían estar inclinado hacia las artes, la mayoría prefería salir a pasear por las calles a correr mientras se comían una paleta y llenaban sus mejillas de meladura roja. Michelle se tomó unos segundos para ver los ojos vivaces de la criatura. Luego le proporcionó una sonrisa. —Encantada en conocerlos —respondió y estrechó manos con los tres. —. Estoy segura de que el salón de niños les encantará. Se los mostraré, solo síganme. Y con un gesto en su mano los incentivó a empezar el recorrido. Atravesaron el largo pasillo donde el blanco y negro del piso de porcelana le daba un toque de distinción al lugar y contrastaba con el verde de las plantas que estaba presente en todo sitio: en el jardín central, alrededor de las columnas, en los alfeizares de las ventanas internas…. Al llegar al final del pasillo cruzaron a la izquierda y se detuvieron ante la segunda puerta que vieron. La entrada era de una madera impecablemente blanca, pero el interior no se podía decir lo mismo del interior. El salón de niños era una unión de todas las artes; le daba a los infantes la libertad de elegir entre una gran cantidad de opciones y conocer también cuales eran sus inclinaciones. Había pinceles danzando al ritmo de un violonchelo que era acariciado por su vara y del cual salían las notas musicales. Una pared en el fondo con dibujos, garabatos sin forma, colores cálidos, obscuros, pasteles… Pergaminos con plumas sobre la mesa. En el centro un tarro de arcilla fresca que giraba sobre sí e iba cambiando su forma. Un piano, una guitarra, libros. La encargada del área, una rubia con un rostro tan blanco como la leche y manchado por pecas, se acercó hasta ellos. Era de origen escocés, así que tenía un acento que resultaba divertido. Sorprendía además por su altura y su cuerpo robusto pero que indicada buena salud. —Ella es Fiona, mi compañera. Toca diversos instrumentos y tiene formación en artes plásticas. —Mucho gusto —las palaras de Fiona salían lentas. Su voz era neutra, no hablaba muy bien el idioma, pero siempre se esforzaba por darse entender. —. Yo soy Fiona, ¿podrías decirme el su nombre? —y se agachó para quedar cara a cara con el pequeño. @ @@Shena Cindy de Ryvak M. A. Cindy de Rivak M.
  4. Michelle Michelle se sentía afortunada de haber encontrado el empleo de recepcionista en un sitio que le brindaba tanta paz como aquel. Aunque su neurótica personalidad la obligaba a moverse de un lado a otro, de revisar pendientes, cobros, facturas, recorrer los pasillos en busca del más mínimo indicio de desorden, de encontrar las palabras adecuadas y practicar durante horas, frente al espejo, el mejor discurso para dar a los clientes que llegaban. Había visto a todo tipo de visitantes, y siempre encontraba algo especial o característico, aunque no siempre para bien, ya que nunca faltaban las caras displicentes y de desagrado. Ella trataba siempre de mantenerse serena y ofrecer el mejor servicio. Aunque, debía admitirlo, no siempre resultaba fácil. Un día, mientras se encontraba, redactando unos mensajes, escuchó los pasos de unas personas. Al alzar su vista se encontró con una pareja, o mejor dicho, una familia. Eran adorables. Estaba compuesta por una joven, su esposo y un hermoso niño de cabellos castaños y rostro risueño. Michelle sonrió encantada, maravillada y se acercó a ellos. —Bienvenidos a la libélula encantada. Mi nombre es Michelle y con gusto los ayudaré — hizo una pausa para tomar uno de los folletos del escritorio y entregárselos. —. Contamos con una extensa galería de arte, un pacífico jardín, una deliciosa cafetería y una enriquecida enriquecida biblioteca donde encontrarán los mejores textos. Además tenemos diversos talleres, entre ellos están pintura, escultura, ajedrez mágico y música. Los talleres pueden ser personalizados o en grupo, como sea de su preferencia. Al terminar dicho discurso tomó aire, pero su sonrisa se mantuvo intacta, como si nada pudiese borrarla. @ @@Shena Cindy de Ryvak M.
  5. Para su suerte Dennis no tardó mucho en llegar. Dorothy sintió vergüenza por un instante, ¿estaría siendo muy exagerada con respectos a sus ideas? Debía de admitir, aunque fuera una bofetada a su tan preciado ego, que a veces podía ser muy fantaseada. Sin embargo el mensaje seguía levitando ritmicamente, y aquel era un hecho indiscutible. No se podía negar. ''Debajo del manzano, bailan los muertos; bailan llorando hasta el amanecer'' —Realmente espero que no esté sucediendo nada —dijo arrastrando en sus palabras un tono de misterio. Su mirada, que estaba clavada sobre las frases, se posó en la de Dennis. — ¿Ves ese mensaje? Me parece muy extraño. No puedo dejar de pensar en el manzano que se encuentra en el jardín. Ayer lo observé y vi que se empieza a marchitar. No tiene sentido, estamos a mitad de la primavera. ¿Habría algo oculto bajo aquel manzano? No podía ser una simple coincidencia, era más bien como si el centro cultural estuviese buscando la forma de hablar. ¡Y vaya forma tan escalofriante comunicarse! —¿Crees que debamos investigar? Quizás exista algo bajo aquel manzano… La idea cada vez le resultaba menos disparatada.
  6. El arte con sus variaciones, sus interrogantes, sus líneas y curvas, su vanguardismo, su hiper realismo, dejaba a Dorothy ahogada en un mundo infinito de posibilidades, donde la ilusión siempre iba más allá y la invitaba a cuestionarse sobre la realidad, o pensar en épocas pasadas. En las guerras, en el amor, en la locura… ¿qué era la locura?, ¿podían traer los conflictos bélicos la paz?, ¿era imposible vivir sin amar…? Así caminaba, o mejor dicho: divagaba, con la mirada perdida en un horizonte lejano y esquivando los objetos que se encontraban en su camino por la inercia de lo cotidiano. ‘’Quizás estoy soñando’’ reflexionó. ‘’Sea como sea, es mejor vivir en un sueño’’ y siguió con su andar suave y parsimonioso. Le era fácil camuflajearse con las cosas. Se movía con el tiempo y se convertía en él. Entró a la biblioteca, el piso de parquet relucía gracias a su pulitura, y el chocar de sus delgadas suelas contra la madera producía un sonido que un sonido lacónico que se extendía por toda la sala y dejaba su eco, dándole al ambiente un aspecto de formalidad, ¡con lo mucho que odiaba Dorothy lo formal! Mientras recorría con sus orbes la estancia, hubo algo que atrajo toda su atención. Era un libro de un verde musgoso y página abiertas. No tenía título. La ventana se abrió misteriosamente y una brisa repentina entró de pronto e hizo que el tomo se abriera de par en par. Las hojas se movieron rápidamente hasta detenerse en la página ciento veinte. Cuando Dorothy se acercó una línea negra se empezó a dibujar bajo una frase que decía: ‘’debajo del manzano bailan los muertos, bailan llorando hasta el amanecer…’’ Las letras que componían la frase se desprendieron de las hojas y se levitaron frente a ella con movimientos rítmicos, simulando un baile, ¿era algún tipo de mensaje? Vio a Charlotte pasar e inmediatamente le pidió que llamara a su compañera Dennis.
  7. Dorothy miraba de reojo cada cierto tiempo a Gatiux. Su último comentario la había dejado alarmada y le había hecho preguntarse si era ella la causa del problema. Desde pequeña había aprendido que los problemas se arrancaban desde la raíz, porque si no se repetían, una y otra vez… Acarició el giratiempo en su bolsillo, consolándose con la idea de que quizás todo eso no era su culpa. Mientras tanto los tres seguían en su misión de seguir a las otras tres identidades falsas —o no tan falsas—. Era difícil distinguir a los figuras bajo el manto de la lluvia; le piso cada vez se volvía más lo lodosos, y sus ropas se iban pegando a la piel. A Dorothy le molestaba aquella sensación. Estaban cada vez más sumergidos en el interior del bosque, pero de pronto algo extraño sucedió: un rayo de luz clara los deslumbró a los tres y, aunque siguieron su camino, fueron a dar en el mismo claro en donde habían despertado. Lo más extraño de todo era que ya no llovía, todo lo contrario, el sol brillaba desde lo más alto, incluso parecía sonreírles. Dorothy resopló para sus adentros a causa de la ironía del sol. —Fue ese rayo blanco que vimos…,¿de dónde ha venido? —respondió ante la pregunta de Apolo, haciendo grandes esfuerzos para ocultar su ansiedad. Una serpiente con una textura que parecida a la de musgo se elevó no muy lejos de ellos. La criatura se movía de forma zigzagueante, y emitía los mismos sonidos que una serpiente real. Dorothy se tomó unos segundos para admirar la anomalía de la bestia que amenazaba, luego se asustó. En el claro hacia sol, fuera de él llovía. Le costó mucho entender la explicación que daba el mago, en su mente solo reinaban las palabras de que no había sido el giratiempo. Veía varios rayos de distintos colores ir y venir desde el interior del bosque, eran de ellos, así como los gritos y todo lo demás. Volvió a observar a Gatiux, ¿cómo no podía estar preocupada? Un instante después se sorprendió al oírla hablar. Era cierto lo que decía, no había ningún sentido en ayudar —Estaríamos corriendo en círculos y sería un eterno retorno. Tenemos que pensar: ¿qué otra cosa haríamos? Ayudarnos es parte de nuestro instinto, pero si vamos más allá… Y empezó a reflexionar en cómo los humanos tropezaban una y otra vez con los mismos problemas, tal-vez siempre había sido más fácil actuar antes de pensar. Eran todos, incluyéndose, esclavos de sus impulsos. Y se vio a sí misma y a sus dos compañeros dejando pasar los días, semanas y meses en la misma situación. Convirtiendo su agonía en vicio y delatándose con la seguridad de la incertidumbre que llegaría. Gatiux sacó una poción multijugos que tenía en su bolso y se escondió tras los arbustos. Minutos después vio salir a un hombre alto, de ojos claros y gran musculatura. Se trataba de la pareja de Gatiux. Tanto Gatiux con la figura de hombre como la otra Gatiux empezaron a incendiar a la serpiente de musgo y pronto todos los árboles y arbustos a su alrededor se empezaron a incendiar. Habían hecho algo distinto, le habían dado otro giro al círculo en el cual se encontraban inmersos. Solo que ahora sí morirían… —¿Recuerdan el rayo blanco que vimos justo antes de volver al claro? Quizás esa será la clave… Hay que correr hasta ese punto donde lo vimos e impedir que la persona o cosa que lo lanzó lo haga otra vez—sus palabras salían entrecortadas. El humo le entraba a los pulmones y le hacía toser. Quizás con algunos hechizos podrían controlar el fuego, pero debían apresurarse y terminar con todo aquello de una vez por todas.
  8. Kathy hizo pasar a un hombre de baja estatura, nariz grande, gafas cuadradas, con una berruga al lado derecho de sus labios resecos. A Dorothy le dio curiosidad su aspecto, era como un duende, solo que más alto, lo cual era extraño para los ingleses, donde predominaban las largas estaturas. Lo primero que hizo el señor fue su placa, Dorothy lo guardó en su mente como Inspector Barren. —Buen día, señoritas —se presentó con un tono de voz bastante molesto —. Soy el inspector Barren —hizo una ligera pausa antes de levantar su dedo índice.—. Seré breve: hace dos semanas fue robado un cuadro del museo de las Bellas Artes, en Boston. —sacó de su bolsillo una imagen y se las enseñó. Era igual a la réplica que se habían robado. —, y tenemos fuertes sospechas de que ese cuadro fue a parar aquí. Hemos iniciado una investigación, pero les puedo asegurar por adelantado que la situación no pinta nada bien para ustedes dos. Ahora bien, ¿podrían llevarme al sitio donde se encuentra? Dorothy sentía como el tiempo parecía detenerse. Tenía la sangre helada y empezaba a temblar. Veía los labios del inspector Barren moverse y emanar un sonido, sin embargo no lograba entender o encontrar coherencia en sus palabras. Miró a su compañera Dennis, parecía igual de confundida. —No, creo que se equivoca, inspector Barren —o tal vez no se equivocaba—. A nosotras nos llegó una réplica hace unos días atrás, pero le aseguro que no era la original, hemos pagado una cantidad modesta por ella... —He dicho que me lleven al sitio donde se encuentra. —repitió, sin intención alguna de dialogar. —Es que... esa pintura se la han llevado. Es decir la han robado, hace menos de una hora... @@Dennis Delacour
  9. ID: 115548 Nick: Dorothy Anne Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2019-04-16 Objeto: Puertas mágicas Puntos: 40 P Precio: 2000 G Total de puntos: 40 P Total de Galeones: 2000 G
  10. Dorothy no se imaginaba siendo una archimaga. Para ella significaba hacerse responsable de mucha gente y, en otras palabras, dedicar su tan apreciado y querido tiempo en los demás. En muchas ocasiones le habían catalogados con los adjetivos de ''tierna'' y ''bondadosa'' y aunque lo era, eso lo se podía negar, gran parte de su ''generosidad'' se inspiraba en poder recibir agradecimientos luego. Internamente le molestaba mucho ocupar su tiempo en algo que no despertara su interés o la beneficiara en algún sentido. —¿Te sientes preparado para ocupar ese cargo? Cuando el mago le preguntó la razón sobre su repentina decisión de visitar la torre de espigas no supo que responder. No se describía a si misma como valiente, y es que no era la primera en sacar su varita para defender a los demás. En cambio si era muy curiosa, podía entrar al interior de una casa abandonada llorando un temblando de miedo solo para tener el beneficio de la experiencia. —¿Curiosidad, tal vez?—respondió mirándolo también.—. Me gustaría comprobar si es cierto todo aquello que dicen. En ese momento llegó alguien más. Una joven rubia de rostro sereno que pedía un trago fuerte. Dorothy no sabía a qué atribuir ese atrevimiento repentino que se asomaba. Tal vez era el vino. —Hola, ¿qué te trae por aquí? @ @
  11. Habían muchas preguntas volando en su mente. La primera: si todo era producto de un giratiempo, ¿entonces por qué no recordaban nada?. La segunda: en caso de haber retrocedido el tiempo, ¿cuál era su móvil?, ¿qué misión debían cumplir?. Y la tercera: ¿por qué demonios estaban tan reprochablemente sucios? Era todo como un rompecabezas blanco con piezas pérdidas. Gatiux se mostraba muy emocionada e incluso optimista, tanto así que por poco no los delata a los tres. Por suerte Apolo supo reaccionar a tiempo. Por otra parte ella estaba pálida, sentía que el corazón se le saldría por la boca y sus manos temblaban con disimulo. Miró a la Dorothy que estaba a unos cuantos metros, y se dijo a si misma que aquella joven era incapaz de matar a alguien, por más aterrada que estuviese. El otro Apolo seguía explicando la clase, completamente ajeno a su realidad. Dorothy se distrajo por unos segundos y prestó atención, sintiéndose cautivada por la fusión de movimientos rítmicos entre las hojas que flotaban y los arbustos. La otra Dorothy también sonreía. Después se vio a si misma sacando su varita y apuntar sobre dos flores, que se levantaron débilmente y volvieron a caer sobre el suelo. Luego volvió intentarlo, esta vez levitaron y empezaron a girar sobre su propio eje. Las flores se acercaban entre ellas, se rozaban con la punta de los pétalos y se volvían a alejar, haciendo alusión a una pareja bailando el vals. —¿Entonces si convierto esta rama —empezó a cuestionar, mientras tomaba del suelo una rama— en un tenedor, ya no sería un encantamiento sino una transformación? Era difícil para ella escuchar su voz sin reírse. ¡Sonaba tan quisquillosa! Por otra parte se sentía muy orgullosa de haber hecho a las hojas danzar, aunque bueno, no sabía si debía atribuirse el mérito. Dejó de prestar atención para responderle al mago que tenía cerca. —No recuerdo nada —corroboró—. Y no tiene sentido, deberíamos recordar Entonces recordó al sugerencia de Gatiux de buscar en sus bolsillos. Revisó en el izquierdo, distraída. No había nada. Pero el sumergir sus manos en el derecho quedó completamente helada y los latidos de su corazón se detuvieron por unos segundos. Incluso podía jurar que sudaba frío. Lentamente fue sacando el fino objeto, un giratiempo. Miró a sus dos compañeros, se sentía muy avergonzada, especialmente porque no podía dar ningún tipo de razón. No recordaba nada. —Acabo de encontrar esto en mi bolsillo.... —sus palabras apenas fueron audibles. Estaba apenada, y no dejaba de sentirse culpable. En ese momento se escucharon unos gritos que provenían del interior del bosque. Se produjo un silencio en el grupo de magos que participaban en la clase. Un relámpago retumbó desde el cielo, avisando la llegada de una lluvia torrencial, que explicaría después el mugre aspecto de tenían en aquel momento los tres. Vio a la otra Dorothy caminar intrigada hacia el sitio donde provenían los gritos, sus compañeros la seguían. Se dirigían al mismo lugar en donde habían despertado. —Hay que tener cuidado, no nos deben ver —les recordó con un susurro, llevándose el dedo índice a los labios en señal de silencio. @@Apolo Granger @Gatiux
  12. Dorothy escuchaba con interés al mago, aunque no pudo evitar cierto desagrado ante las costumbres que allá se llevaban a cabo. Le parecían tradiciones injustas donde se les privaba la libertad de decidir. Ademas, eso del archimago de la muerte la dejaba muy intrigaba, ¿a qué se refería?, ¿era aquel que dictaba quién debía morir y quien no? No le encontraba sentido, no cuando la muerte debía ser un suceso natural. —¿Entonces aquellos miembros de las siete familias no pueden decidir de quien enamorarse? —en muchos países incluso estaba prohibido por la ley, pero eso no lo mencionó —, ¿no se han presentado quejas por parte de los medios? Otra vez había estaba cruzando esa delgada línea entre la curiosidad y la intromisión. Miró nuevamente su entorno: necesitaba distraerse. Empezaba a sentirse aturdida con algunas imágenes mezcladas en su mente. Contempló de nuevo al mago junto a ella, ¿estaba segura?, ¿podía confiar en él? Reinaba un aura de misterio en todo su alrededor y ella, aunque tímida y cautelosa, siempre se había visto arrastrada por la curiosidad. Dio otro sorbo a su copa, uno más largo que los anteriores. —¿Qué tal si vamos a la torre de espigas? Volvió a beber.
  13. Cuando escuchó al joven nombrar el edificio de espigas Dorothy sintió el impulso de marcharse, sin embargo se quedó, después de todo solo eran comentarios, y un chisme lo podía crear cualquiera. Tomó otro pedazo de queso, quería distraerse y borrar de su mente las imágenes de tortura que se empezaban a crear. Tampoco quería que su rostro denotara angustia. Estaba acostumbrada a mostrar una cara neutra ante el mundo. Pensó en el tema que mencionaba: el de vivir sin alma. Qué triste seria para ella vagar por el mundo sin emociones que sentir, cuando todo lo que hacía era un busca una sensación, buena o mala. Recordó a los dementores con sus gélidos besos, y se preguntó si estaban asociados con el caso que se comentaba sobre el dueño del local. —¿Gritos continuos de niños?, ¿acaso no han ido las autoridades a investigar? Podría tratarse de un tema grave. Nuevamente se encontró distraída al escuchar la procedencia del mago. ''Egipto'' pensó curiosa. Un país que a grandes rasgos le parecía muy interesante pero del que difícilmente sabía algo. Vio como le servían un trago al joven y aprovechó la ocasión para pedir otra copa de vino, la cual tampoco tardó en llegar. —Se pronuncia Lockhart, como ya lo has dicho —afirmó. Después se pintó en sus labios una mueca de desagrado y nostalgia, al norbrar a Ishaya—. Sí, murió hace unos meses. No tuve mucho trato con él, pero fue una gran pérdida para Cye, su esposa. —lo que realmente le dolía no era la muerte del patriarca, era el sufrimiento de Cye —. Pero háblame de Egipto, no me tenido la oportunidad de conocerlo. @
  14. —Me temo que no lo conozco —respondió antes de llevarse un pedazo de queso a la boca y dar otro sorbo a su bebida. Tuvo que esperar unos cuantos segundos para volver a hablar. —. Me lo imagino como alguien extravagante, a pocas personas se les ocurriría crear un lugar así. Siguió reflexionando y creando una imagen del dueño en su mente. Visualizó a alguien inteligente, con vestimenta oscura, aunque haciendo uso de algunos accesorios vibrantes, como lo era el dorado, y haciendo uso de un lenguaje meticuloso. Sintió un poco de temor con respecto a las Artes Oscuras, que para ella estaba irrevocablemente ligado al deseo de control y poder. —¿Y qué consecuencias le provocó? —sus lucían más grandes de lo normal. Estaba intrigada. —. Lo siento, no quiero parecer entrometida... El joven cambió de tema y preguntó por su familia. Ella recordó con ternura a Cye, a quien conoció en su etapa de la Academia y por quien fue acogida muchos años después, tras su llegada y al descubrir la desaparición de Alyka y Coyo-T. De no haber sido por aquella bruja, se hubiese marchado nuevamente del mundo mágico. —¿Los Lockhart? —repitió, era extraño que le preguntasen por su familia —. No, es inglesa. Uno de sus fundadores, Lord Gilderoy Lockhart fue profesor de Hogwarts, poco antes de la Guerra Mágica. Dicen que después de unos eventos desafortunados quedó trastornado. Lo que la gente comúnmente llama como ''locos'' pero logró recuperarse, y aquí estamos... —al darse cuenta de que había hablado mucho, preguntó:—, ¿qué me dices de tu familia? @
  15. El joven encargado del bar no tardó en servirle su copa de vino. Dorothy observó entretenida cuando se destabapa la botella, y sonrió ante el sonido que emitió el corcho al salir. Cuando tuvo la copa frente a ella la tomó por el tallo y empezó a moverla suavemente, viendo como se formaba un remolino rojizo dentro del cáliz. Luego la olió. Había gente que podía determinar las característica de las bebida, pero ella no detectó nada, así que se simplemente bebió. La bebida recorrió cada centímetro de su boca, ofreciéndole un mundo de sensaciones: dulces, ácidas, amargas.... Se sobresaltó al escuchar una voz que se aproximaba e inmediatamente colocó la copa sobre la barra y se limpió con sus manos los residuos de líquido que habían quedado en sus labios. Tardó unos segundos en responder, quizás se debía a la sorpresa, y al escaso contacto social que había tenido en los últimos meses. —Oh, no es molestia, en lo absoluto —escuchó el nombre del mago. Su apellido se llamo la atención, no lo había oído antes —. Yo soy Dorothy —, ¿era necesario mencionar sus apellidos? Tal vez sí, aunque con su peculiar historia ya no sabía a quienes llamar familia y a quienes no. —. Dorothy Lockhart Terminó por decir. Pidió un aperitivo de queso brie y luego se giró para ver nuevamente al mago sentado a su lado. Quería romper el silencio. —Es un sitio muy curioso —comentó mientras veía a su alrededor—, ¿es la primera vez lo que visitas? @
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