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Keaton Ravenclaw
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La Historia de ninguna Familia es sencilla y la de los Ravenclaw no es la excepción. En épocas medievales, y cuando se crea el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, los Ravenclaw gozaban de un poderío y una influencia en la Comunidad Mágica Inglesa como pocas. Descendientes de una estirpe acaudalada y de las más nobles hasta ese momento, tenían privilegios que muchas otras familias codiciaban. Sus miembros gozaban de una inteligencia más allá de lo normal, y jamás (y hasta la fecha) nadie pudo saber si era debido a las incesantes horas que pasaban estudiando los misterios del Mundo Mágico, o si era una condición genética, de lo que si se estaba completamente de acuerdo es que todos estaban hechos para grandes cosas.

Así pues, cuando Rowena, la hija de Lord y Lady Ravenclaw, se alió con el resto de los cuatro grandes de Hogwarts para crear el Colegio, nadie se sorprendió, al contrario, era lo que siempre se esperaba de ella. Sin embargo, el rumbo cambió cuando, por una suerte de eventos, se vio envuelta en un escándalo al tener un amorío con un muggle y salir embarazada. Desde luego, su reputación se vino abajo, sobre todo en las familias más conservadoras, ya que por aquellos años los muggles, gracias al cristianismo, se habían ensañado con la Comunidad Mágica y los estaban matando de a poco de diversas maneras, más cuando se descuidaban y les robaban sus varitas. En el caso de este muggle, al enterarse de que Rowena era una bruja, la abandonó.

A partir de ahí, la familia le dio la espalda dejándola a su suerte a cargo de dos mellizos: Leonardo y Helena. Pero no estaba sola del todo, con el resto de los fundadores de Hogwarts, salió adelante sin necesidad de su familia. Pero al ser ya la única heredera al Lord y Lady Ravenclaw no tener más hijos, al morir éstos, ella pasó a tomar el control de los Ravenclaw (que ya no eran muchos). Sus hijos entonces crecieron ya en el Castillo Ravenclaw, donde gozaron de lujos que nadie más les pudo dar, sin embargo, siempre les hizo falta la figura paterna, que fue lo que hizo que Helena se volviera contra su madre.

Eran pelas incesantes, Helena le recriminaba mucho a su madre acerca del dónde estaba su padre, y ella, como una excelente guardiana de secretos, jamás les reveló a sus dos hijos que su padre había sido un muggle, solo les contó que al estar ella embarazada los abandonó. Pero Helena no entendía de razones, estaba empeñada en echarle la culpa de la partida de su padre a su madre, y en cierta forma Rowena pensaba que ella tenía razón, pues por ser una bruja ella lo había alejado, incluso a veces odiaba ser una bruja, pero Helga Hufflepuff, su mejor amiga, siempre estaba ahí para levantarle el ánimo indicándole que las acciones de Helena eran por la edad.

Por aquellas fechas, Rowena había creado su famosa Diadema, en donde concentró gran parte de su sabiduría, y con la cual podía hacer que más de una persona gozara de una inteligencia sin límites, capaz de comprender los secretos más profundos del mundo. Aquello a Helena, que parecía no tener los grandes dotes de los Ravenclaw, supuso un duro golpe, pues ella no era reconocida por su inteligencia, sino por sus rabietas contra su madre. Así pues, es la historia que ya se conoce: la chica, con afán de superar a su madre y ser más que ella, roba la diadema de su madre, huye a Albania donde es asesina por El Barón Sanguinario.

Esto supuso el fin de la vida de Rowena. Harta, dolida, increíblemente lastimada, pierde la batalla, y la dirigencia de los Ravenclaw recae en Leonardo, el cual, por desgracia, resulta ser un mago sumamente débil, aunque muy inteligente, eso sí. Él siempre quedó en las sombras, en Hogwarts lo conocían por su apellido, pero no resaltaba no porque no tuviera las habilidades, sino porque no le gustaba sobresalir. Es por ello que cuando la carga recae sobre él, decide huir dejando por completo el Castillo e Inglaterra.

A partir de ahí, se vuelve increíblemente difícil seguir el rastro de sangre de los Ravenclaw, pero en ocasiones es posible vislumbrarlos. Se supo, por ejemplo, que Leonardo huyó a Francia, donde se casó con una cantante de un grupo musical de brujas y de donde tuvo a cuatro hijos, los cuales, quedaron con el apellido de su madre (Leblanc) para que no dieran con ellos por el apellido de Leonardo. De ahí, pasan un par de siglos para que se vuelva a saber de ellos, pero durante el Renacimiento (entre 1500 y 1600), nace un mago, un chico que nace con las mismas cualidades de Rowena, un chico ávido de conocimiento, curioso y sumamente inteligente. Sus padres fueron un mestizo de nombre Giorgio Vasari (un arquitecto, pintor y escritor que fue considerado el primer historiador del arte) y de Adrienna Cavalcanti, una bruja que se dedicaba a la enseñanza de la Magia de Sanación. Su nombre era Keaton Vasari Cavalcanti.

Keaton rápidamente aprendió las profesiones de sus padres, resultó ser un excelente medimago y a la edad de 15 años trabajaba ya en Hospital Mágico de Roma. Sin embargo, su verdadera pasión la descubrió a lado de su padre, la Historia del Arte era increíblemente fascinante, y el chico prontamente encontró su pasión en la Historia y Humanidades en sí. Para aquel momento, comenzó a dar clases una prestigiada escuela muggle de Humanidades cuando contaba ya con 25 años. Era una eminencia, sin embargo, su vida dio un giro cuando su padre muere de una terrible epidemia que se dio en Roma.

Su madre y él deciden mudarse a Inglaterra para evitar la epidemia y para apagar un poco el dolor y donde tenían algunos conocidos debido a los trabajos de Giorgio, y lugar al que Keaton deseaba ir más que a ningún lado debido a la Historia que el lugar contenía, además, algo lo hacía ir ahí sin que él supiera qué. Llegaron y se instalaron en las calles de Londres, pero al ser un lugar muy expuesto, decidieron mudarse a un poblado a las afueras (que más tarde tomaría el nombre de Ottery St. Catchpole) y donde encontraron muchos lugares dónde poderse hospedar. Así pues, a los pocos días, Keaton y su madre se hospedan en un hostal donde convivían con gente de todo tipo, donde se escuchaban muchas historias y leyendas, y en una de aquellas ocasiones, se mencionó el nombre de los Ravenclaw.

El ojiverde no supo qué o por qué de pronto le interesó esa historia, pero se fue a una de las grandes bibliotecas que se tenían en aquel poblado para investigar quiénes eran los Ravenclaw. Así pasaron un par de meses, en los que lo único que el chico hacía era irse a encerrar horas y horas a la biblioteca, y donde, finalmente, dio con una carta de despedido de hacía ya algunos siglos, donde Leonardo, el hijo de Rowena, decía que se iría de Inglaterra hacia Francia. Él no pudo contener la curiosidad, ya había avanzado demasiado en su investigación, por lo que decidió ir a Francia, en específico a París, a buscar información.

En la ciudad parisina, trágicamente es mordido por un vampiro y se convierte en uno de ellos, pero esto no lo frenó, él siguió con su investigación, dio con los Leblanc, con los hijos de Leonardo, con la descendencia de los Ravenclaw y, por primera vez, su nombre en un árbol genealógico de los Leblanc. El chico no cabía de emoción, vuelve a Inglaterra con la ubicación del Castillo Ravenclaw, lleva a su madre ahí y ambos toman las riendas de la familia de nueva cuenta.

Así, es como Keaton, ahora inmortal, convierte a su madre en vampiresa y quedan al mando de la familia, las propiedades y el apellido que siempre fue de ellos, o bueno, al menos de Keaton, ya que el descendiente de Rowena, había sido Giorgio, su padre.

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Patriarcas

Keaton Ravenclaw
Ficha || Bóveda


Isabella Hawthorne
Ficha || Bóveda

 

Franko Lovegood

Ficha || Bóveda

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Hijos de Giorgio Vasari & Adrienna Cavalcanti

Keaton Ravenclaw
Ficha || Bóveda

 

 

Hijos únicamente de Adrienna Cavalcanti

Randal Ravenclaw (H)
Ficha || Bóveda

Diego Malfoy (H)
Ficha || Bóveda

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Hijos de Keaton Ravenclaw

Isabella Hawthorne

 

Franko Lovegood


Juliene Black Lestrange (H)
Ficha || Bóveda

Etoile Black
Ficha || Bóveda

Brendon Ravenclaw (H)
Ficha || Bóveda

 

Danny Lestrange
Ficha || Bóveda

 

Lyanna Friederich

Ficha || Bóveda

 

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Ahijados de Keaton Ravenclaw

Addison Evanik Haughton
Ficha || Bóveda

Ahijados de Isabella Hawthorne

 

Antoni Ryvak Dracony
Ficha || Bóveda


Primos Lejanos de Keaton Ravenclaw

Ariane Dumbledore
Ficha || Bóveda

Jessie Black Lestrange

Ficha || Bóveda


Cissy Black Lestrange
Ficha || Bóveda

Rachel Ravenclaw

Ficha || Bóveda


Amigos de la Familia

Anne Gaunt
Ficha || Bóveda

Galedra Azhebel Myrddin
Ficha || Bóveda

Cirse Atkins C.
Ficha || Bóveda

Akiza Ravenclaw H.

Ficha || Bóveda


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Nomenclaturas:
Lazo Sanguíneo
Lazo Adoptivo
Parientes Lejanos y Amigos de la Familia
(H) Familiar con Ravenclaw en Ficha y Bóveda INACTIVO

 

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El Castillo de la Familia Ravenclaw se halla en las afueras de Ottery St. Catchpole. Sus terrenos son separados del resto de las calles por unas sendas rejas de plata de dos metros de altura, las cuales, son vigilada las veinticuatro horas del día por Elfos Domésticos. En la entrada, dos altos y hermosos Sauces Boxeadores controlan el paso a los terrenos, para poderlos pasar hay que tocar su tronco con la punta de la varita mágica, con lo que se dejarán de mover.

En los jardines Ravenclaw, se encuentran dispersas un sin fin de plantas, tanto mágicas como no mágicas, un césped de un verde claro bastante alegre además del sendero, el cual conduce hasta la entrada principal del Castillo y está bordeado por árboles de cerezo, los favoritos del patriarca, los cuales parecen tener vida propia, pues un suave vaivén siempre está presente en ellos. Solo DOS estatus se encuentran presentes allí: una alta, de cuatro metros de altura representando a Rowena Ravenclaw y una más pequeña, de dos metros de altura, representando al símbolo de los Ravenclaw, el águila. No hay piedras ni nada, porque la familia considera que se ven feas.

En la parte trasera del castillo, un enorme lago se extiende a sus anchas, donde los miembros de la familia pueden ir a echarse un chapuzón y donde sus mascotas pueden ir a beber agua para refrescarse. Al rededor de éste se encuentran mesas por aquí y por allá, lugar idóneo para cuando los miembros de la familia y sus invitados desean un lugar fresco donde tomar el té o simplemente gozar de la vista.

Traspasada la puerta de la entrada principal, uno se topará con un gran vestíbulo adornado todo con motivos azules. Mesillas ratonas se encuentra regadas por todos lados, decoradas con jarrones llenos de tulipanes azules y blancos. Además, en las dos paredes de al lado de la puerta, los amplios retratos de Rowena y Helena Ravenclaw adornan y dan la bienvenida a cualquiera que entré allí, siempre y cuando sean bienvenidos por los patriarcas.

Caminando de frente hasta el final del vestíbulo, una amplia puerta con cristales bastantes limpios, da paso al Salón Principal, en el cual, una sala para veinte personas de color turquesa se acomoda de manera predilecta para que magos y brujas puedan sentarse a conversar, tomar algún aperitivo, o sólo sentarse a descansar. Al fondo se encuentra una gran chimenea que, en épocas de frío, suele estar encendida casi todo el día, además, esta sería la ÚNICA chimenea por la cual se podría llegar mediante la conexión de la Red Flú cuando se encuentra activada.

En la puerta del lado izquierdo a la del Salón Principal, se halla otra puerta un poco menos elaborada que la del Salón, pero hermosa también a la vista, la cual, da paso a un amplio comedor de madera de ébano, el cual tiene veinte asientos y una florero con tulipanes azules y blancos en el centro. Los cuadros de varias frutas y verduras adornan las paredes, las cuales se mueven cada determinado tiempo para darle un poco de vida al sitio. Del techo cuelga una gran lámpara de araña en la cual hay varias velas que alumbran cuando hay penumbra. Una amplia ventana da a los jardines frontales del Castillo.

 

En esta misma habitación (el comedor), al final se halla una puerta al fondo a la derecha, la cual da a las cocinas del Castillo donde se ve trabajar a los elfos haciendo exquisitos manjares para la familia. Ollas, cacerolas, cazuelas, pocillos, teteras, sartenes, cubiertos de los todos los tamaños, copas, vasos, y demás artículos se encuentran bien sea colgados o en estantes, además, muy cerca de la puerta que da hacia los establos, se encuentra un inmenso refrigerador.

Para finalizar con la Planta baja del Castillo, la puerta al lado derecho de la del Salón Principal (una puerta sencilla de madera de pino) cierra el paso a los curiosos a una amplia Biblioteca, la cual contiene un gran acervo de títulos desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media, la Edad Moderna y hasta llegar a aquellos días. Libros de magia, para niños, para adultos, novelas, compilaciones de Poemas y de varios temas más se acomodan en cinco pisos de estantes. En aquella habitación se acomodan puffs, mesas y sillas para que la familia pueda sentarse a leer lo que desee. Al fondo se encuentra, como en el comedor, un amplio ventanal que da a los jardines frontales de los terrenos.

Ya en los pisos superiores, se hallan las habitaciones de cada uno de los familiares, las cuales, poseen hechizos proporcionados por sus dueños para evitar que cualquiera pueda entrar a husmear. Las habitaciones de los patriarcas son las cuatro torres más altas: Torre Sur, Torre Norte, Torre Este y Torre Oeste. Éstas son las habitaciones más protegidas del Castillo, pues hay que ser bastante listo para poder ingresar a ellas.

 

 

 

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Sin Servicios Ministeriales por el Momento.

 

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Bóveda Familiar: Bóveda 101487 Familia Ravenclaw
Registro en la Oficina de Registro de Familias: Clicka Aquí
Club en Las Tres Escobas: Registro || Centro de Relajación Ravenclaw

 

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Familiares

  • Goloso
  • Pastelero
  • Filósofo
  • Melissa
  • Igor
  • Drak
  • Vlad

 

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Familiares

~~ ╬ Fantasmas ╬ ~~

~~ ╬ Objetos Mágicos Familiares╬ ~~

Editado por Keaton Ravenclaw

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Abrió brevemente los ojos, adolorida. No recordaba que le había sucedido y el por qué todo su cuerpo parecía incapaz de responder a su mando mental. Era como cuando estaba enferma en San Mungo por ese maldito hongo, pero un tanto diferente. Por lo menos sus dedos respondían…¿qué demonios le había ocurrido la noche anterior? ¿Por qué estaba ahí? ¿Dónde demonios estaba?

― Es Ottery, lo sé, pero… ¿qué parte exactamente?―se cuestionó la chica intentando levantarse del suelo y fallando en el intento― Maravilloso, ahora resulta que tengo la fuerza de una débil humana.

 

Bufó e intentó nuevamente levantarse, lográndolo esta vez. Sonrió, triunfante, pero su mueca cambio a una de dolor al instante, no estaba bien, era como si hubiera recibido una especie de paliza o algo parecido, pero… ¿quién podría haberle hecho algo como eso? La respuesta llego a su mente a la par con el recuerdo de la noche anterior.

 

Así que ella fue real―siseó con desdén.

 

Saber que Deyan ya no se encontraba en el sanatorio le preocupaba en sobremanera. Su hermana no estaba nada bien de la cabeza y que estuviera en libertad no era bueno para la sociedad en general, sin embargo, no podría avisar con una nota y foto en El Profeta, porque inmediatamente creerían que la loca era ella. Si tan sólo Deyan no fuera tan parecida a ella, ojala tuviera tantas diferencias con ella como las de Joker, pero no, de no ser por las tonalidades de sus cabellos y el color de los ojos, las que podrían ser gemelas serian ellas dos.

 

Soltó un bufido. Cada vez la idea de dejar el mundo mágico se le hacía más tentadora. No sólo por su bien, sino por el de los suyos. Alzó su vista tratando de buscar algo que la ubicara, necesitaba llegar a la mansión Black Lestrange o a la Malfoy, sentía que era muy poco tiempo el que lograría mantenerse en pie.

 

Y fue entonces que lo vio. Aquello no podía ser real…¿o sí? Su mente le estaba jugando una broma pesada, sí, eso era. Porque ese castillo que antes estaba abandonado no podría mostrarse tan majestuoso y vivaz. Se suponía que había sido deshabitado, incluso destruido, pero reconocía esa estructura, su cerebro le susurraba que ella tenía un extraño nexo con ese lugar, nunca había sabido el por qué, pero cada vez que solía transitar por ahí su vista se desviaba a ese majestuoso lugar.

 

El castillo Ravenclaw―acotó. Tantas veces deseó ver aquel solitario y abandonado castillo en funcionamiento, y ahora estaba ahí, sólo alguien podía haberlo devuelto a su antigua hermosura, sólo una loca persona era capaz de lograr que el poderío de ese lugar volviera― Maldito, Kurt―susurró, mientras se encaminaba hacia la verja del castillo, tenía que entrar ahí y si no estaba Kurt le importaba un comino. Ella tenía que entrar a ese castillo costase lo que costase.

 

¿Por qué demonios estaba tan emocionada? ¿Por qué ver a ese castillo con todo su esplendor y poderío le afectaba tanto? Ni que hubiera sido una Ravenclaw en el pasado. Había pasado por un sinfín de familias, ciertamente, pero la Ravenclaw nunca había estado entre ellas. Aunque había un singular recuerdo que aún no sabía dónde había ocurrido y era el de su conversión. Sabía que Kurt y su hermano habían estado ahí, pero nunca había sabido en qué lugar había sido convertida en vampira. Suspiró, eso, sólo el Black lo sabía.

 

La verja se abrió y con paso torpe se adentró a los jardines del castillo. Comenzaba a sentirse mareada, pero su objetivo era entrar al castillo, si se desmayaba luego de eso poco importaba, entrar a ese majestuoso lugar era su misión, a pesar de que muriera en el intento. Sonrió brevemente. Ese pensamiento había sido demasiado melodramático. Sólo eran unos cuantos golpes y un debilitamiento nada normal en su persona, quizás Deyan le había dado alguna clase de poción para ponerla así, esperaba que fuera algo temporal.

 

Se sintió realizada cuando sus nudillos por fin chocaron con la puerta de entrada y esta se abrió al instante, mostrándole a un singular elfo, que la castaña reconoció al instante. Le sonrió al pequeño ser e hizo un gran esfuerzo para entrar por completo al hall.

 

¿Qué tal, Poeta?―inquirió al elfo doméstico. Iba a agregar algo más, pero de repente todo se volvió negro y cayó al suelo, desmayada.

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Habían bastado tres meses de cierre del Castillo para que las alimañas más grotescas y nauseabundas invadieran todos los rincones de la edificación, cosa que le causó bastantes inconvenientes a Kurt al momento de regresar e intentar restaurar el poderío de aquella familia. Sin embargo, aquellos bichos raros no entendían aún el poder que aquel vampiro tenía, pues bastó un sencillo hechizos para que, momentáneamente, el Castillo entero quedase maldito y todas aquellas criaturas murieran.

 

―De aquí sacaré suficientes ingredientes para pociones que bien puedo abrir una botica ―Soltó el Ravenclaw bastante sonriente de volver a aquellos terrenos.

 

Sin más, el ojiceleste blandió su varita mágica incansablemente. Poco a poco los cadáveres de aquellos bichos se fueron apilando en costales de tela, así como el polvo iba esfumándose de los alfeizares de las ventanas así como de los muebles, haciendo que el brillo de aquel lugar se recuperara poco a poco. Lo que si tuvo que cambiarse por completo, fueron los muebles, estaban tan roídos de que el Black creía poco conveniente repararlos.

 

―De todas formas jamás me gustaron los muebles que Franko, Leah, Romina y Athena pusieron cuando dejé el patriarcado. Lo mejor será renovarse ―Dijo el chico con parsimonia y blandió su varita de nueva cuenta.

 

Al fina, tanto Castillo como jardines, estaban de nuevo en condiciones de volver a recibir los miembros de la familia que, si bien no serían los mismo que antaño, estarían gustosos de tener un lugar bastante agradable dónde pasar sus ratos libres. Ahora, lo que faltaban eran las diversas mascotas de Galedra y de él mismo, por lo que, agitando su varita de cerezo de nueva cuenta, un centenar de jaulas fueron apareciendo en los terrenos.

 

―Filósofo, Poeta, Igor, Drak y Vald, vengan aquí de inmediato ―Llamó el pelinegro y uno a uno los elfos domésticos fueron apareciendo en el vestíbulo del Castillo ―Quiero que pongan a las criaturas en su lugar. Osos y Lobos en el bosque, Gatos en la Sala Principal, lechuzas, en la Torre Norte, Micropuff y Curcubeus a la habitación triangular, Serpientes, al Herpetario y Caballos al Establo. Vamos, rápido ―Ordenó el Mortífago viendo desaparecer uno a uno los elfos con las diferentes jaulas que se hallaban en el rellano de entrada,

 

Finalmente, contento por la renovación de su hogar sanguíneo, Ayrton se fue unos momentos a contemplar la sala, observando cada uno de los detalles y diciéndose mentalmente a sí mismo, que se había superado con aquella remodelación. Tal vez el vampiro podía empezar a pensar en volverse decorador de interiores, sin embargo, aquella idea era tan absurda como el pensar que alguna vez él defendería a los Sangre Sucia. Justo estaba por echarse a reír por aquella idea, cuando escuchó el grito de Poeta en la entrada, cosa que le hizo salir corriendo hasta allí.

 

―¿Pero popr qué diantres gritas así, Poeta? ¿Oh, Voldy! ¡May! ―Dijo el chico sin más viendo como la mujer yacía allí desmayada y con un color de piel bastante paliducho ―Poesta, ve rápido a mi habitación allí tengo un frasco con poción herbovitalizante, tráemela de inmediato ―Dijo el chico a su el y éste desapareció ―¡Mobili Corpus! ―Añadió apuntando al cuerpo inerte de su ex hija llevándola al Salón Principal.

 

Cuando hubieron llegado a la Sala, el Ravenclaw colocó a la desmayada en uno de los sillones con suma precaución, le revisó los signos vitales y se percató que los latidos de su corazón iba anormalmente lentos. El chico se preocupó, y al notar las terribles contusiones en la nívea piel de la mujer, supo que algo o alguien la había golpeado. Sintió entoinces un hueso roto, por lo que, mientras la curra, lo entablilló.

 

―¡Férula! ―Exclamó y en el tobillo de la mujer, aparecieron dos tablillas y una venda que le inmovilizaron aquella parte del cuerpo ―¡Ennervate! ―Dijo a continuación apuntando a la cabeza de la chica, la cual, de a poco, abrió los ojos. En ese mismo instante, Poeta re apareció a su lado con el frasco de poción ―May, ¿me escuchas? Quiero saber qué te pasó para saber cómo atenderte ―Le dijo con voz lenta y baja para que no se aturdiera más.

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Antes se trataba de un carruaje...ahora el boom era un auto rojo a una gran velocidad, haciendo que Magos Y brujas se aparten para no ser atropellados por aquella cosa muggle. ¿qué diantres hacía una de esas cosas en un lugar donde sólo residían gente mágica? Ello sólo tenía una respuesta: Galedra.

 

Sí, ella era quien iba manejando casi tan bien como el autobus noctámbulo (?) (si buscan registros encontrarán que nunca el cacharro ese provocó accidente alguno...salvo revoltijos de estómagos U.U), pro lo tanto nadie salió lastimado.

 

Las puertas del Castillo se abrieron como si la esperarse. Ella, como Matriarca (sí, como Matriarca otra vez....tampoco duró mucho tiempo lejos de aquí U.U) tenía ciertos privilegios. Cuando frenó cerca de los muros del castillo, su alta figura se hizo presente.

 

Esta vez no tocó la puerta, sino que sencillamente entró y se quedó en el vestíbulo observándolo todo.

 

--Nuevamente en casa...

 

La realidad de las cosas, las veces que se había ido de aquella familia, había sido resultado de las peleas con su hermano...pero ya ambos llevaban récord sin hacerlo, aunque el asunto de peleas era una costumbre que al final de cuentas los reecontraba. Y ahora ella estaba ahí de regreso.

 

Una sombra oscura se cernió sobre ella:

 

--Otra vez aquí, Ama

 

La voz profunda de Thanatos parecía helar la sangre de cualquiera, salvo la de ella:

 

--Revisa bien lo que ya sabes...si he de ser la Matriarca, debo saber lo que pase en este Castillo.

 

--Como lo ordene, Ama

 

El ser mitad humano y con dorso de chacal asemejándose al Dios Anubis desapareció. luego entró Odín llevando sobre sus manos un pequeño cofre. Aquel elfo hermoso parecía ser más bello cada día con sus largos cabellos plateados y su rostro blanquecido haciendo resaltar sus ojos verdes.

 

--Llevaré esto a vuestra habitación, Ama.

 

--De acuerdo, Odín.

 

Y el elfo desapareció y la pelirroja se quedó ahí, sin poder creer aún que nuevamente estuviese ahí.

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Una brillante luz de color violeta apareció frente a ella, todo había ocurrido demasiado rápido. Había estado tirada en la calle, golpeada y debilitada. Una locura, todo lo que había ocurrido la noche anterior era una locura. Primero Deyan reaparecía nuevamente en su vida, logrando que la castaña temiese por los suyos, no contenta con eso le había brindado una hermosa golpiza para que no la olvidara y ahora estaba… ¿Dónde demonios estaba?

 

Escuchaba una voz varonil diciendo palabras ininteligibles, en un idioma conocido, pero no podía concentrarse, el dolor de su cuerpo y la aparente duermevela de su cerebro no era muy buena compañía si lo que deseaba era abrir los ojos. No obstante, al cabo de un largo rato sus parpados comenzaron a brindarle acceso a sus orbes para mirar en derredor.

 

Unos intensos ojos azules le dieron la bienvenida, los reconocía, hubiera sonreído a no ser porque su cuerpo resintió sus intentos por incorporarse. Kurt la miraba atentamente y le cuestionaba sobre su estado, pero su boca se encontraba seca, cómo si no hubiese tomado una gota de agua nunca o, en su defecto, sangre.

 

Psicópata… Deyan….hermana―logró decir la Black Lestrange, intentando nuevamente levantarse de aquel lugar. Tenía que irse, ir en busca de su maldita hermana y detener cualquier locura que esta estuviese dispuesta hacerle a los suyos,― Debo….irme―soltó tomando impulso para levantarse, pero el dolor le impidió realizar algún otro movimiento.

 

Demonios…. ¿Qué cosa le había hecho exactamente su hermana?

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Poeta. Elfo Personal de Kurt Ayrton

Odefos, los odio por hacerme rolear como elfo ññ

 

El pobre elfo solo miraba desconcertado la escena aquella que la señorita May acababa de armar en el Salón Principal, no sabía que hacer, sin embargo, estaba al pendiente por si el amo Kurt necesitaba algo más a parte de la poción herbovitalizante. Pero en ese momento, el elfo detectó la presencia de alguien mjuy querido para él, alguien que, después de mucho, volvía al Castillo Ravenclaw. La criatura sonrió pese a lo que a May le estaba opcurriendo.

 

―El Ama Galedrosa a vuelto ―Soltó el elgo y, olvidándose de su amo y de May, desapareció para ir directo a la puerta de entrada, que era donde se sentía más fuerte la presencia de la demonio.

 

Al reaparecerse y tocar suelo, el elfo alzó su cara para mirar bien la figura de la pelirroja, estaba como siempre, no había cambiado ni un ápice. El elfo sin más le abrazó las piernas consciente de que ésta le respondería al gesto, era lindo volverla a tener allí. Al soltarla, de pronto le vino a la mente la escena de May y de Kurt en el Salón Principal, por lo que se comenzó a morder las uñas ¿qué pasaría si su amo no le veía allí y necesitaba algo?

 

―Ama Galedrosa, es un placer verle aquí de nuevo, la he extrañado mucho ―Dijo con cariño el elfo ―¿Me podría acompañar al Salón? Allí está el Amo Kurt con una chica que se desmayó y está muy mal herida ―Añadió la criatura y jaló de la parte baja del vestido a la demonio.

 

OFF:
Galedra, May, me han capturado ¬¬ y no podré contestarles hasta que salga de la prisión, mientras Poeta está a sus órdenes. Se les quiere *O*

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Galedra Ayrtianne Myrddin Ravenclaw

 

Iba a dirgirse a su habitación cuando un PLOP la hizo mirar hacia abajo y ver que uno de los elfos la estaba abrazando.

 

--¡Poeta!--le dijo feliz y le dio un par de golpecitos cariñosos en la cabeza.

 

Pero antes de preguntarle nada, la criatura le daba la bienvenida y luego indicaba cierto problema en el Gran Salón. O.o

 

¿Es que en esa Familia no se podía tener un día de respiro?

 

Al parecer no. La pelirroja taconeó hasta aquel lugar y se encontró que efectivamente su sobrina estaba desmayada y a Keaton a su lado. Bueno, ni tan desmayada...tenía los ojos abiertos, pero parecía balbucear algo. Observándola mejor, parecía que su sobrina había recibido alguna golpiza.

 

--¡¡Ayyyyyyy!!!¡¡MI NENAAAAAA!!!

 

Todo lo que estaba en su camino salió disparado por el avasallador recorrido de la Demonia hasta el lugar donde se encontraba su sobrina...si hasta el pobre Kurt terminó pegado en la pared contraria al verse chocado por su melliza, mientras el pobre de Poeta se apartaba justo a tiempo para no verse envuelto en aquel remolino de cosas que cayeron y voltearon ruidosamente al suelo.

 

--¡Mi nena! ¿Qué te han hecho? Dime quien fue...--le decía mientras la cogía entre sus brazos de forma maternal.--Ya verá cómo tu tía te sana.....¡¡HORDA DE ELFOS!!! ¡¡VENGAN A MI PRESENCIA, TROPA DE ZÁNGANOS!!

 

Se aparecieron enseguida....no era costumbre de la pelirroja tratarlos así, pero ello sólo podía indicar una cosa: una urgencia extrema. Estaban felices de verla ahí, pero bastó sólo verle la cara y sus dulces ojos verdes transformados en rojos para saber que no era el minuto de dárselo a saber.

 

--Preparen la tinaja con agua caliente ¡Ya!....quien se el responsable de esta condición de mi sobrina, no vivirá para contarlo!!!!

 

Y fue ahí donde se dieron cuenta de las condiciones de la hija del Amo Kurt...y como de la nada aparecieron con su armamento: cucharones y cacerolas.

 

--¡¡A vengar a la Amita!!

 

¬¬

 

TIN...TAN.... TUN....

 

La pelirroja se había hecho de un cucharón:

 

--¡¡La Tinaja con agua!! Debo curar a May!!!! ¬¬

 

Y salieron presurosos a cumplir con ello. Luego aparecieron y se llevaron a la muchacha al baño con sillón y todo (?). Mientras tanto, Poeta despegaba al Amo Kurt de la pared con la palilla de la chimenea 0w0

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León daba vueltas por Ottery, convencido de que los recientes rumores qué había escuchado eran ciertos, así lo deseaba. El Castillo Ravenclaw estaba de vuelta en pié, luego de haber pasado algún tiempo cerrado. Regresar allí era algo que deseaba algo desde hacía mucho, ya que por fin podría ver a sus familiares. Entre ellos, su madre. Cuando por fin encontró la edificación, completamente renovada y resplandeciendo de grandeza, no lo dudó ni un instante y entró en sus terrenos.

 

No tardó mucho en llegar a la gran entrada, pero si en decidirse en pasar. Dentro se escuchaba voces, y algunos gritos, definitivamente algo pasaba. «¿Nunca hay tranquilidad en el mundo mágico?» Al final se le dió por abrir la puerta sin siquiera tocar, después de todo era un Ravenclaw, tenía esa clase de derechos.

 

Cuando el rubio cruzó la puerta se llevó una gran sorpresa, su madre estaba rodeada por pequeños elfos con cacerolas en las cabezas y cucharones en las manos, que luego huyeron todos juntos llevando a una chica desmayada en un sofá. El Crowley, completamente desconcertado como estaba, sólo atinó a salir en persecución de ellos.

 

-- Madre, ¿dónde vas? -- preguntó mientras se quedaba atrás -- ¿Qué ha pasado? -- indagó pensando en la chica que había visto inconsciente.

 

OFF

 

;-; se que es corto, pero del cel se me complica rolaer

Editado por León Christopher

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Sus ojos se encontraban abiertos, ciertamente, pero sus sentidos no estaban del todo bien. Podía percibir cierto alboroto a su alrededor, incluso notó la peculiar entrada de su tía y la preocupación que esta mostraba ante su deplorable estado. Deyan la había alejado de sus mansiones, no obstante, no había contado con la imponente presencia del castillo Ravenclaw, especialmente de los dueños de dicho lugar.

 

Cerró los ojos por un momento, no porque estuviese perdiendo el conocimiento de nuevo, sino porque lo necesitaba, comenzaba a sentirse completamente mareada y eso no era nada bueno si lo que pretendía era marcharse de ahí lo más pronto posible. Tomó una fuerte bocanada de aire y se decidió a intentar levantarse de nuevo, pero no pudo evitar mostrar cierta mueca de desagrado al sentir el dolor en puntos específicos de su cuerpo.

 

¿Valdría la pena contestar los cuestionamientos de los Ravenclaws? ¿Sería buena idea mencionarles que Deyan era la culpable de cada uno de sus golpes? ¿Le creerían acaso de que tenía otra hermana que ninguno había tenido el placer de conocer? Bueno, exceptuando aquella vez en que la chica se había hecho pasar por ella. Aún podía recordar los miserables días que había pasado encerrada, sin varita y recibiendo los cuidados de un elfo doméstico que fue difícil hacerle ver la verdad.

 

«Bendito Enigma fue difícil de convencer aquella vez» Pensó la chica con cierto aire de diversión. Afortunadamente había logrado ganarse la lealtad del elfo, pero… ¿qué pasaría ahora que Deyan había vuelto? ¿Enigma volvería a trabajar para su antigua ama? Soltó un suspiro estaba completamente liada. Llevó una mano a su cabeza al percatarse de que le estaba doliendo como los mil demonios…. ¿Por qué tenía que golpearla esa vez? ¿No podía simplemente hacerse pasar nuevamente por ella? ¿Por qué el maltrato? Desgraciada Deyan nunca llegaría a comprenderla.

 

Galedra no creo que esto sea necesario, estoy bien… lo mejor es que me vaya―logró decir la Black Lestrange haciendo leves muecas de dolor con su rostro. Su cuerpo no estaba completamente bien y lo sabía, pero no quería seguir preocupando a los Ravenclaws, mucho menos que estos supieran quién era el causante de su paliza― Y no tengo idea de quién me ha hecho esto…. Sólo sé que desperté en medio de la calle, en este estado… repito: lo mejor es que me vaya.

 

Notó como los elfos domésticos seguían las ordenes de Galedra y se la llevaban cargada en el cómodo sillón, negó brevemente, mientras que lograba bajarse del mismo haciendo un gran esfuerzo e impidiendo que se la llevaran. No pudo evitar soltar una maldición al realizar semejante acción, su cuerpo dolió como si estuviera siendo víctima de un crucio.

 

Lo mejor es que me vaya, en serio―acotó la Malfoy siendo incapaz de sostenerse en pie y dejándose caer en otro sillón.

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Ninguna palabra era suficiente para expresar lo que la Haughton sintió al pisar de nuevo aquellos terrenos. A pesar de que no solía ser una mujer muy emotiva, su piel se vio recorrida por un estremecimiento de emoción, a la vez que sentía en su estómago un pellizco a causa de los nervios. Después de mucho tiempo, la familia Ravenclaw volvía a renacer de sus cenizas, después de que quedara disuelta por problemas de los que ella no llegó a ser partícipe. Haciendo gala de una amabilidad incalculable, los Ravenclaw habían cuidado de la mortífaga durante mucho tiempo, adoptándola y ofreciéndole un apoyo que había calado muy hondo en el corazón de la pelicastaña.

 

El abandono de la familia supuso algo bastante doloroso para la mujer, si bien lo superó igual que se podía superar cualquier cosa. Sin embargo, cuando Kurt se puso en contacto con ella (al igual que con otros antiguos familiares) para anunciarles que la familia volvía a reagruparse no dudó ni un instante en regresar con ellos, los quería demasiado como para darles de lado. Sin embargo, se enteró con tristeza de que muchos de los antiguos miembros, en especial la que fuera su madre adoptiva, no pretendían regresar.

 

No obstante, la licántropa no dependía de nadie. Precisamente por eso ahora se encontraba de pie frente al Castillo Ravenclaw, observando su magnificencia con ojos brillantes por la emoción. Esperaba que su padrino se encontrase en él o, si no, alguien conocido que pudiese recibirla. Caminó lentamente hasta alcanzar la puerta del mismo, y la empujó levemente para acceder al vestíbulo de entrada.

 

¿Hola? —saludó para hacerse notar en voz alta, a la espera de que alguien la recibiese—. Espero que me hayas reservado una habitación en la nueva distribución, padrino —añadió, con un tono bromista en la voz.

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