Me estaba cansando un poco de estar ahí parados en medio del vestíbulo discutiendo cosas de familia. En cierta manera David tenía toda la razón al quejarse de nuestros modales. No es que me hiciera gracia su aparición, aunque a quien estaba tratando de engañar, aquel atractivo innato de un Lestrange podía sentirlo vibrar en el aire.
Incluso si no hubiera llegado restaurando su apellido,.a estas alturas de la plática lo hubiera ya descubierto. Había ciertos atributos en un Lestrange que salían a la vista, y más aún pata para otro Lestrange.
Escuché de nuevo como Sam discutía con David aquello empezaba a provocarme algo de jaqueca.
Mi hija pidió a Haydie te y galletas y sin más palabras se marchó, antes de que pudiera decirle algo más.
Suspiré, empezaba a darle la razón a David de nuestra falta de modales.
—Disculpa a mi hija, ella es algo "recelosa' con los extraños, y si he de ser sincera con todo el mundo....—admití con una sonrisa de disculpa— Te parece si vamos al salón, tomamos algo de té y galletas y más tarde podemos continuar con la investigación...—
David me devolvió la sonrisa y fue casi como si el aire se esfumará dentro del castillo. Me regale mentalmente antes de hacer una estupidez, recordándome que era un desconocido y que era mi "hermano". Una molesta vocecita sonó en mi mente con un tono burlesco. "Cómo si eso te hubiera detenido alguna vez"
Sacudí la cabeza y extendí la mano rumbo al salón, invitadole a seguir adelante.
Con perfectos modales me dio el paso, asentí con la cabeza y avance hacia dentro del castillo, olvidando completamente al fantasma que dejábamos en el vestíbulo. Que para nuestra buena fortuna parecía no seguirnos.
—Terminando el té podríamos asignarte una habitación, y quizás mañana bajar a las mazmorras, ahí están las pertenencias de Alexander, quizás encontremos alguna pista.
David asintió y sonrió, definitivamente ese gesto empezaba a gustarme más de lo que debería.
Esperaba no estar cometiendo un error al aceptarlo en el castillo, no desconfiaba ya de su parentesco con los Lestrange, eso era más que obvio. Pero mi sexto sentido pese a la evidente distracción de su apariencia, seguía mandando señales de alerta.
Decidí que el tiempo sería el único que pudiera dar las respuestas a aquellas dudas. Por ahora era momento de demostrar hospitalidad a mi nuevo hermano...