Corre Lobo.
Hacia lo alto de las montañas la figura de un enorme Lobo contrastaba contra la vegetación, su pelaje suave y brilloso se perdía con rapidez entre los arbustos y sus patas presionaban con fuerza mientras tomaba impulso para subir más alto, llegando casi a la cima se detuvo, recostándose sobre sus patas traseras alzó la testa para aullar, otro lobo de similar tamaño se acercó recuperando el aliento.
Ladró con fuerza al primer animal que sacudiendo su pelaje comenzó a transformarse en un humano, en una joven... de cabellera gris corta, con ojos del mismo tono, sus ropas lucían gastadas y viejas, unos jeans con zapatillas y una polera de mangas largas con capucha.
- ¿Cuánto llevamos Kibo? -preguntó en una especie de gruñido bajo al animal que en respuesta alzó la pata un par de veces- Mmmm... pensaba que más
Se levantó del suelo y alzó la vista al cielo, respiró hondo un par de veces, no recordaba cuando era la última vez que se había destransformado, llevar la vida de un animal se había convertido en su pasatiempo, en su esencia, el permanecer como una humana solo le traía dolor y vacío, y entre los lobos había encontrado la paz que tanto tiempo le había echo falta.
"Invoco cuius esse sequitur illa a facie mea"
- ¿Madre?
Una punzada en el pecho la sacó de su ensimismamiento, giró la cabeza por reflejo tratando de identificar de donde provenía el sonido que aún resonaba en su mente, olfateó el aire y sus instintos se avivaron, le hizo una seña a Kibo y se lanzó cuesta abajo volviendo a transformarse en Lobo, rumbo a donde le necesitaban.
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Llego hasta aquella parte del bosque donde había sentido más fuerte la presencia, apoyo una de sus patas en un gran tocón y olfateó de nuevo, estaba cerca, ladró un par de veces para que Kibo no le perdiera el rastro pues había estado trotando con rapidez, cuando sintió que se acercaba siguió avanzando metiéndose entre arbustos y maleza, hasta llegar a un gran claro rodeado de más de aquellos enormes árboles, alzó las orejas en respuesta y sus ojos se movieron hasta encontrarla, era ella.
- Auuuuuuuuu
El aullido reventó en la calma del lugar y trotó con fuerza hasta alcanzarla y lanzarse encima, alzó las patas y comenzó a emitir pequeños ruidos típicos de un can que no ha visto a su amo en muchos años... pero en el fondo era Shane que casi llora de alegría al ver a su madre después de tanto tiempo.
Después de un rato de estarla llenando de mimos lobunos y volvió a transformarse en Shane de nuevo aún abrazada a su cintura.
- Creo que dejé caer tu bebida madre, lo siento.
Kibo se acercó tras de ella moviendo la cola emocionado. Los ojos grises de la joven bruja miraron a los presentes y sonrió con alegría.
- Hola, familia.