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Annick McKinnon

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Annick McKinnon ganó por última vez el día 24 Junio 2021

¡Annick McKinnon tenía el contenido más querido!

Acerca de Annick McKinnon

  • Cumpleaños 17 Julio

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    5
  • Rango Social
    Unicornios de Oro
  • Rango en el Bando
    Sin rango por inactividad
  • Galeones
    59340
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Marca Tenebrosa
  • Familia
    Gryffindor
  • Trabajo
    0
  • Escalafón laboral
    Sin información
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    220
  • Puntos de Poder en Criaturas
    40
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    210 a 1100
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Defensa Contra las Artes Oscuras
    Encantamientos.
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Gryffindor
  • Género
    Femenino
  • Location
    México

Contact Methods

  • Website URL
    http://semejantealanoche.tumblr.com/

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Collaborator

Collaborator (7/17)

  • Well Followed
  • Reacting Well
  • Dedicated
  • First Post
  • Collaborator

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Reputación

  1. ¡¡Querido Elvis!! ❤️ Meses sin pasarme por aquí. ¿Recuerdas a Regina Poulain? Me pidió un rol para reincorporarse al foro, así que por eso vine xD Te dejo muchos besos y abrazos :3

    1. Mael Blackfyre

      Mael Blackfyre

      Gabosita hermosa ♥ La vi pululando por ahi, espero que las dos puedan reincorporarse pronto. Si necesitan ayuda, chiflen!

  2. Un cielo limpio y salpicado de estrellas se alzaba sobre el hotel Transylvania, pero Annick no prestó atención a ese bello panorama. De hecho, hacía varios meses que ya no se deleitaba con la belleza de la naturaleza, y ni siquiera se dio tiempo de apreciar los sonidos de los animales nocturnos que amenizaban aquella noche. Únicamente se distrajo un momento al escuchar música amortiguada que parecía proceder de los jardines, y se preguntó si el gerente del hotel había organizado alguna fiesta para los huéspedes. Continuó caminando a buen paso mientras se debatía entre dejarse invadir por la alegría o mantenerse serena ante una desilusión; y al sopesar aquella última posibilidad, aferró con más fuerza la arrugada nota que apretujaba entre su entumido puño derecho. Le dio un último vistazo para corroborar que había leído bien, y nuevamente intentó reconocer la letra, pero no lo logró. ¿Acaso alguien le estaba jugando una broma. ―¡Jefa, qué alegría verla aquí! ―expresó Otto Babbling, el activo gerente del hotel, en cuanto vio que la pelirroja entraba a la recepción―. ¡Esta semana llegaron varios huéspedes! ¡Parece que el hotel comienza a tener más visitas! ―anunció como si aquello fuera algo increíble. ―Otto, ¿se ha registrado alguien con el apellido Poulain? ―preguntó pasando por alto el entusiasta informe del gerente y olvidándose de saludar a los empleados y preguntarles cómo estaban. ―¿Pulá? ―repitió Otto pronunciado mal apellido―. Sí, creo que sí… me parece… ―se acarició la barbilla mientras pensaba. ―¿En qué habitación está? ―de pronto el corazón de Annick comenzó a latir con mayor rapidez. ¿Acaso volvería a reencontrarse con algún miembro de la familia luego de tantos años de búsqueda infructuosa? ―¿Ha dicho «Pulá»? ―preguntó el mago mientras revisaba las notas de registro―. ¡Ah, sí, aquí está! Ha llegado hace un rato ―comentó luego de que la pelirroja deletreara la manera en la que se escribía el apellido―. Está en la suite 412. ¿Quiere que la comunique con…? ―No, no. Iré personalmente. Es… ―se detuvo. ¿Qué podía decir? Intuía que se trataba de una de sus hermanas, pero recordaba que su caligrafía era diferente, así que no podía afirmar con certeza que fuera ella―. Gracias, Otto. Vendré más tarde para ponerme al día. Utilizó uno de los pasadizos que había descubierto tiempo atrás con ayuda de los fantasmas del hotel, y pronto se encontró en el pasillo que conducía a la suite 412. Cuando llegó a su destino, notó la tensión y percibió el frío de sus manos. Hasta ese momento fue consciente de su apariencia. Intentó mejorar un poco el aspecto de su cabello, y acomodó un poco el suéter gris que llevaba puesto. Respiró profundo y dio tres golpes en la puerta mientras los latidos de su corazón se aceleraban y un cosquilleo invadía sus extremidades. Cuando se abriera, quizá se reencontraría con alguna de sus hermanas. Entonces se preguntó qué tanto había cambiado desde la última vez que las había visto. Lo cierto era que ni siquiera ella misma era consciente de que desde la muerte de su esposo el brillo de sus ojos parecía haber desaparecido, y unas marcadas y permanentes ojeras la hacían lucir constantemente fatigada. ¿La reconocerían? @ Regine Daaè Poulain
  3. Hola! paso a notificarte que tienes cromos mortifagos pendientes por solicitar, puedes ver la lista en el segundo posteo del tópic "Sobre de cromos Mortífagos" puedes pasar a pedirlos, hasta pronto!

  4. Dejando amor amoroso 👻

  5. Solo venía a dejar amor tenebroso ♥💀

  6. Mientras aquellos blanquecinos recuerdos emanaban lentamente cual lágrimas del fénix, Annick dejó de preguntarse quién podría haberlos guardado en un receptáculo tan peculiar. En su lugar, la nostalgia se hizo nuevamente presente y pensó en sus amigos y antiguos camaradas que parecían haber desaparecido; y eso le recordaba lo sola que sentía a pesar de que aún quedaban algunos miembros de su familia… ¿Su familia? No. Incluso su propia familia se había ido. A quienes ahora llamaba así, eran parte de lo que Elvis le había dado, pero tras la muerte del Auror ya no se sentía con derecho a permanecer entre ellos. De pronto una voz desconocida evitó que continuara sumiéndose en aquellos pensamientos. Por instinto, la pelirroja hubiese querido ocultar el anillo, pero al parecer ese chico de cabello negro era conocido de Sophie. «Ito». Así se había referido a él, y dijo que era «digno de confianza». Aquello sí que representaba una gran sorpresa, pues la matriarca Granger no solía confiar en las personas tan a la ligera. Cuando el recién llegado preguntó si alguien tenía un pensadero, Annick murmuró el nombre de Eneas, el elfo doméstico, para pedirle que llevara el suyo; pero nadie pareció percatarse de eso debido a que pronto se hizo evidente que Lisa no compartía el mismo sentir de Sophie y Luna, sobre todo por la cantidad de información que esta última había soltado sin reservas. La pelirroja no intervino ante tal escena. Simplemente dejó que Lisa se expresara. De hecho, en el interior, le dio la razón. La exagerada tendencia de Luna de confiar en todos, incluso en quienes no lo merecían, había orillado a Annick a actuar a sus espaldas para esclarecer la muerte de Elvis… Además se sentía moralmente incapaz de detener a la joven Delacour si decidía atacar a alguien, porque ella misma había usado una maldición imperdonable luego de descubrir la manera en la que su esposo había sido asesinado, así que comprendía bien la exaltación producida por el enojo y el dolor. No obstante, cuando Sophie se puso de pie e invocó a una de sus criaturas, resultó evidente que la situación podría salirse de control. Pero antes de que la pelirroja reaccionara, Daniel intervino para tranquilizar a Lisa… ―Está bien si no quieres disculparte, Luna, pero ¿qué hubiese pasado en caso de tratarse de un simple conocido en quien Sophie no confiara?, y tú vas lo invitas a adentrarse en estos recuerdos que ni siquiera sabemos a quién pertenecen o de qué se tratan ―mientras hablaba, Eneas se acercó a ella para entregarle el pensadero y de inmediato regresó al hogar de los Gryffindor. Esa pequeña distracción la hizo repensar en sus palabras y terminar con lo que parecía a punto de convertirse en una reprimenda. ¿Qué le sucedía? En el pasado hubiese sido más comprensiva con la joven Gryffindor y hubiese actuado como mediadora entre Lisa y Sophie―. Lamento la reacción... ¿Ito? ―dijo en dirección al joven cuya llegada había provocado aquella escena―, no te lo tomes personal, es sólo que ciertas circunstancias del pasado han provocado que algunos de los aquí presentes no confiemos en cualquiera. Sin embargo, dado que Sophie confía en ti, puedes quedarte si quieres.
  7. Annick se había quedado sin palabras desde el momento en el que su prima Sophia había echado las cartas y de entre ellas había sacado una que representaba el martillo de Thor. Fue en ese momento en el que la pelirroja sintió un cosquilleo sobre el hombro derecho, donde hacía años se había tatuado aquel símbolo, y un sentimiento de nostalgia comenzó a invadirla. Sin embargo no tuvo mucho tiempo para pensar en eso porque, aunque una parte de ella le recordaba lo que había ocurrido la última vez que había tocado un objeto mágico desconocido, no pudo seguir ignorando las palabras de Lisa y de su prima, así que estiró la mano y con lentitud, o más bien con cuidado, llevó el dedo índice hacia el brillante anillo. En cuanto las tres estuvieron en contacto con el objeto, este desprendió un brillo aún más intenso mientras vibraba como si estuviera a punto de explotar. Sin embargo, a diferencia de lo que quizá habían estado esperando, no ocurrió nada... Súbitamente la vibración cesó y se escuchó un suave crujido: la pequeña piedra incrustada que simulaba un ojo se desprendió, y del orificio que había dejado comenzó a emanar un delgado hilo plateado. En ese instante la ojiverde apartó su dedo para observar lo que ocurría. El anillo permaneció flotando, lo que permitía que todos los presentes pudieran observar bien: en un principio, el hilillo plateado pareció ser una fina lágrima que emanaba del fénix, pero poco a poco la sustancia fue aumentando en densidad. ―¿Es un pensamiento? ―murmuró Annick, y por instinto, antes de que el recuerdo tocara la superficie de la mesa, sacó la varita y transformó el servilletero en un recipiente de cristal para contener aquella blanquecina sustancia―. ¿A quién creen que pertenezca? Estuvo a punto de llamar a Eneas, su elfo doméstico, para pedirle que llevara el pensadero que había adquirido hacía años y que tan pocas veces había utilizado, pero no estaba segura de que aquel fuera el lugar ideal para adentrarse en los recuerdos de otra persona. Así que prefirió esperar a escuchar la opinión de sus acompañantes.
  8. Escuchar a su prima hablar sobre lo que había ocurrido con el Templo Blanco y la Orden del Fénix en general, provocó que un vívido recuerdo invadiera la memoria de Annick: unos entes atacando a Lisa, una sombra oscura extendiéndose por el bosque, el brillo de la guadaña de Zarco, y un cuerno de madera que en un inexplicable impulso ella había tocado tres veces… después de eso, todo había cambiado para la Orden del Fénix de aquella época... Escuchar los nombres de Elodia Riddle y Mei Delacour hizo que la pelirroja hiciera a un lado aquel amargo recuerdo y volviera a centrar su atención en lo que Sophia decía. Lo que su prima estaba contándoles logró asombrar a la ojiverde, por eso no supo que decir hasta que escuchó algo planteado por Luna. ―Honestamente no estoy segura de que las estatuas de los antiguos líderes posean algún tipo de magia, pero… ―acababa de recordar algo, sin embargo dudaba de la fidelidad de su memoria. Miró alrededor para asegurarse de que no hubiera ni ojos ni oídos indiscretos; aunque de todos modos hizo un encantamiento muffliato para prevenir cualquier intromisión―. Creo recordar que hace mucho tiempo, cuando me uní a la Orden por primera vez, Elizabeth Tonks me dijo que si un día me sentía perdida y sin fortaleza para mantenerme en la lucha, podía ir al sitio donde estaban las estatuas de los exlíderes fenixianos, y que ahí encontraría lo que necesitara… La verdad reconozco que no entendí lo que quiso decirme y por eso no ahondé más en el asunto, pero ahora le encuentro sentido a sus palabras. Cuando Hunter mencionó que Mei estaba bien y que aún seguía velando por los ideales fenixianos, Annick esbozó una leve sonrisa, mezcla de alegría y nostalgia. Eso la hizo suponer que su amiga Elodia también se encontraba oculta y haciendo lo mismo que Delacour. ―Escuchen, si lo que Eli dijo es verdad, entonces debemos suponer que Sophia encontró el anillo por algo ―Annick coincidió en lo que Hunter decía, pero no se detuvo a pensar en por qué el chico tenía la capacidad de percibir la energía con tanta facilidad―. Tampoco percibo oscuridad, pero ciertamente hay algo extraño en él… Estiró la mano, pero se detuvo a pocos centímetros del objeto. Sophia y Lisa ya lo habían tocado y no había sucedido nada, pero el recuerdo del Cuerno de madera volvió a manifestarse en su memoria y eso la hizo detenerse. ―Lisa, dices que se parece al anillo que Mei te dio. ¿Alguna vez Mei te dijo que ese anillo tuviera algún gemelo? ―luego se volvió hacia su prima Granger―. Sophia, de las aquí presentes eres quien más tiempo lleva dentro de la Orden, ¿alguna vez escuchaste de algún anillo mágico?
  9. La pelirroja respiró aliviada en cuanto la puerta del despacho se abrió. Por un momento había imaginado que tendría que esperar o regresar sobre sus propios pasos, y lo que menos deseaba era toparse con otras personas en vano. A raíz de la muerte de su esposo, se estaba volviendo igual o más ermitaña de lo que había sido antes de comenzar su relación con Elvis, y eso la hacía desear no toparse con nadie. ―Espero no interrumpir tu trabajo, pero eres el miembro de la familia que tiene un puesto más cercano a la Ministra… ―explicó mientras pasaba y tomaba asiento. Estaba tan enfrascada en lo que decía, que no se dio cuenta de que el suelo estaba extrañamente cubierto de polvo. ―Acabo de leer esto ―dijo mostrando el arrugado recorte de El Profeta donde se anunciaba el edicto sobre Transportes Mágicos―. Sé que la publicación no es reciente, pero… la verdad, desde la muerte de Elvis no había tenido demasiado interés en leer el periódico. Se reservó la explicación del por qué ahora estaba husmeando en números antiguos de El Profeta, ya que nadie sabía sobre su creciente obsesión por averiguar todo lo posible sobre Aarón Black. ―¿En verdad el asunto es tan riguroso como se describe aquí? ―señaló el recorte que le había mostrado―. Hay varios miembros de la familia con empleos dentro del Ministerio, ¿no hay alguna consideración para ustedes? Annick pensó que ya había hablado demasiado y quiso darle oportunidad al chico para que respondiera; así que se abstuvo, al menos momentáneamente, de explicar a Mael el motivo por el cual aquel edicto le preocupaba y le molestaba tanto. @ Mael Blackfyre
  10. Annick frunció el ceño ligeramente, y fue evidente que el paso de los años había logrado que aquel gesto se marcara un poco más que antaño; pero no lo hizo en señal de molestia sino de confusión, no sólo por las palabras de su prima Sophia sino por la escena que se estaba desarrollando ante sus ojos: Lisa y Sophia sentadas frente a frente sin dar señales de querer asesinarse. La pelirroja hizo caso a la invitación de su prima y tomó asiento. Luna permanecía en la misma mesa donde Annick la había interpelado al pasar a su lado, y parecía un poco retraída (algo no muy común en ella). ―Hola, Daniel, mucho gusto, soy Annick ―el apuesto jovencito sonrió, y en su porte y en sus gestos la ojiverde pudo reconocer rasgos de Mei y de Luca. Pero no fue eso lo que más le llamó la atención, sino el hecho de que lograba percibir en él cierta energía que hacía tiempo no percibía. Por un momento estuvo tentada a preguntar por Mei y, en consecuencia, por Elodia, porque si existía alguien que sabría sobre el paradero de Riddle esa persona sin duda sería la exlíder fenixiana. Sin embargo tuvo que reprimir ese deseo al percatarse de que Lisa examinaba un objeto. ¿Acaso era eso de lo que Sophia había hablado? ―¿Vivo? ―repitió Annick con incredulidad―. ¿Eso debería preocuparnos? Suena a algo tenebroso, pero… ―por un momento se detuvo. Hacía mucho tiempo que se había alejado de la Orden del Fénix, así que desconocía el proceder de los actuales integrantes de aquel grupo al que alguna vez se había sentido orgullosa de pertenecer―. Sophia, ¿dónde lo encontraste?
  11. Aedus Lestrange Han pasado varios días desde la llegada de Aedus a Inglaterra. En ese tiempo ha dedicado varias horas a la búsqueda de un lugar donde hospedarse, y ha localizado un par de hoteles que parece que cuentan con poca afluencia de huéspedes. Justo la discreción que le agrada. Durante el resto del tiempo ha intentado averiguar cómo funcionan las cosas entre los ingleses, y ha descubierto que los bribones se encuentran en todo el mundo; sólo hay que saber en qué escondrijo buscarlos y cómo volverlos aliados, y para eso Aedus tiene bastante habilidad. Como no ha visto a Mael en los últimos días, Lestrange decide permanecer en el negocio hasta que el chico regrese. No es que le importe mucho agradecerle; pero si algo ha ayudado a Aedus a obtener lo que desea es el hecho de mantener buenas relaciones. Por eso, para pasar el tiempo, decide entretenerse mirando los objetos que hay en el local. En una de esas quizá encuentre algo interesante que sirva a su colección. Sin embargo un inesperado sonido anunca la llegada de Blackfyre, y Aedus se ve obligado a dejar de husmear. Cuando el joven le tiende un par de pergaminos, Lestrange los examina con curiosidad mientras escucha la información que Mael le da. Enterarse de que la mansión de los Lestrange está casi vacía, le produce una agradable sensación de tranquilidad. Sin Lestranges de la rama inglesa, hay menos probabilidades de que su secreto se descubra. ―El bando tenebroso, eh ―eleva ambas cejas mientras sus delgados labios se curvan en una discreta sonrisa―. Interesante... Aunque intuye que el muchacho no es precisamente una blanca paloma, aún no está seguro de que sea prudente preguntarle directamente por los magos tenebrosos del país. ―Muy bien, Mael, supongo que es momento de liquidar este pequeño trabajo ―dijo sacando unas cuantas monedas de oro del bolsillo contrario a aquel donde ocultaba la varita―. ¿Y cómo va la otra investigación? @ Mael Blackfyre
  12. Annick miró un punto fijo al que realmente no prestó atención. Las palabras de Luca hacían eco en su cabeza mientras se preguntaba si tenía la suficiente fortaleza para soportar lo que Van Halen describía. Ni siquiera en sus tiempos dentro del Departamento de Aurores había atentado contra la vida de alguien a pesar de que se tratara de un mago tenebroso; y ni hablar de la manera en que la maternidad la había ablandado. Entonces recordó que durante su búsqueda de información sobre Aarón Black había leído varias notas antiguas de El Profeta, donde se transcribían sus largos y presuntuosos discursos sobre la pureza de sangre. El simple hecho de leerlos le había producido una repugnancia que no había experimentado antes, así que no podía imaginar cómo sería soportar esas sandeces de viva voz y verse obligada a fingir simpatía. ¿Realmente tendría las agallas para soportar ver cómo torturaban o asesinaban a alguien sin mover un dedo? Ella, que siempre se había sentido orgullosa de defender los ideales de la Orden del Fénix y, más aún, de servir a la justicia como paladín, se preguntaba si el dolor por la pérdida de Elvis la ayudaría a mantener la sangre y el corazón fríos. «Vale la pena combatir, vale la pena hasta dar la vida. Por los que han caído y por los que probablemente lo harán.» Esas palabras perforaron el de por sí debilitado espíritu de la pelirroja, y recordó que ella era la única que podía luchar por intentar hacer justicia por la muerte de su esposo. Ya no podía contar con el apoyo de la Orden del Fénix, tampoco estaban sus amigos ni su familia para pedirles ayuda. Así que, o sea arriesgaba, o la muerte de Elvis pasaría a ser una más en la larga lista de impunidades cometidas por los mortífagos… ―Te lo agradezco, Luca ―dijo finalmente―. He de reconocer que no sé si tenga la suficiente sangre fría como para soportar todo lo que me has dicho, pero me siento obligada a intentarlo. Sé que Elvis hubiese hecho lo mismo por mí. Él hubiera ido al mismísimo infierno de ser necesario ―y entonces se atrevió a expresar su más grande temor―: Sólo espero que en el intento mi pequeño hijo no quede completamente huérfano, y que yo no pierda por completo el alma. @ Lisa Weasley Delacour
  13. Annick apareció en un solitario callejón de Londres, cerca de la ubicación del Ministerio de Magia. En el puño derecho llevaba fuertemente sujeto un trozo de pergamino que ocultó en el bolsillo de sus jeans de mezclilla, no sin antes darle un último vistazo para asegurarse de que había leído bien. De inmediato se encaminó hacia la calle donde se encontraba el acceso a la institución mágica pero, a diferencia de ocasiones anteriores, su intención no era ingresar a ese recinto. Al estar a la intemperie, se dio cuenta de que su blusa de tirantes era un poco inapropiada para el fresco viento que corría; sin embargo, había salido con tanta prisa de la mansión Gryffindor que ni siquiera había tenido tiempo de reparar en su aspecto. De cualquier manera, desde hacía varias semanas se había dado por vencida en sus intentos por disimular el demacrado rostro que revelaba las noches de desvelo que había sobrellevado desde la muerte de Elvis, aunado a su creciente obsesión por encararse con Aarón Black. Pero lo que ese día la había hecho actuar con tal rapidez no estaba relacionado con la muerte de su esposo, sino con una nota que Luca Van Halen le había enviado. La pelirroja había leído el mensaje al menos cinco veces antes de procesar el inminente peligro que representaba el hecho de que su prima Sophia Granger y su amiga Lisa Weasley estuvieran frente a frente. ¿A quién se le había ocurrido permitir que eso sucediera? Con pasos largos y rápidos esquivó a algunos transeúntes a quienes no prestó atención debido a que estaba buscando con desesperación un sitio que correspondiera al que Van Halen le había indicado. Cuando por fin lo encontró, se apresuró aún más e ingresó al café. No fue difícil reconocer las siluetas que buscaba, pero se sorprendió al ver que no estaban solas… ―¿Luna? ¿Qué haces aquí? ―preguntó con extrañeza―. Sophia, pensé que estabas en Estados Unidos; y pensé que tú estabas en Rumanía, Lisa ―vio a un apuesto chico de no más de 16 años a quien no reconoció―. ¿Me pueden decir qué significa esto? Luca me avisó que se encontrarían aquí y, por la premura de su nota, deduzco que está preocupado por lo que pueda suceder.
  14. La pelirroja estaba a punto de hacer un nuevo intento por evitar que el silencio se apoderara del recinto, sin embargo no logró articular palabra debido a que se sorprendió con la llegada de @ Arya Macnair ; aunque más sorprendente fue el hecho de que @ Mael Blackfyre se levantara a recibirla. ¿De dónde se conocían? Casi al mismo tiempo, @ Luna Gryffindor Delacour anunció que iría a recibir a @ Arcanus . Fue entonces cuando Annick notó un doloroso pinchazo en el corazón. Aquello le recordó momentos pasados en los que muchos familiares y amigos arribaban a la mansión, y no pudo evitar evocar la imagen de Elvis recibiéndolos con entusiasmo y cariño. El labio inferior le tembló ligeramente y la vista comenzó a empañársele como sucedía cada vez que pensaba en su difunto esposo; pero se aclaró la garganta y logró controlar el sentimiento mientras Mael le susurraba algo a Arya. ―Hola, Arya ―intentó esbozar una sonrisa, aunque desde la muerte de Elvis le parecía que el gesto ya no le salía con naturalidad―, tanto tiempo… Iba a preguntarle cómo estaba pero, por su apariencia, Annick dedujo que no estaba del todo bien. De inmediato pensó en su propio aspecto: un rostro pálido con marcadas ojeras que evidenciaban las noches de desvelo que habían transcurrido desde la muerte de su esposo. Y entonces se percató de que la joven Macnair se sumaba a la lista de dolientes por la muerte de Elvis. Una vez más se sintió culpable por no haber avisado a todos los familiares y amigos del Gran Auror acerca de su defunción. En principio, el dolor por su pérdida le había impedido pensar en contactar a todos quienes habían conocido a Elvis; y, después, su obsesión por encararse con Aaron Black la habían hecho olvidarse de que otros también sentían el mismo dolor que ella. ―Eres bienvenida el tiempo que desees, Arya. Cualquier cosa que necesites, puedes contar con el apoyo de todos nosotros ―y no puedo evitar formular la pregunta que le daba vueltas en la cabeza desde hacía un momento―: ¿Te encuentras bien? No sabía si era prudente traer a colación el asunto de la muerte de Elvis. En su interior creía que aquel tema estaría siempre presente dentro de los terrenos de la mansión; pero, a pesar de eso, muchos seguían sin estar preparados para hablar del asunto como si se tratara de cualquier otro tema casual. ―Coincido con Mael. ¿Desean comer algo en especial? ―volvió a reparar en Arya. Le daba la impresión de que la joven se encontraba débil, pero no quiso comenzar a acribillarla a preguntas. Hacía mucho tiempo que no la veía y no deseaba incomodarla.
  15. Por un momento la pelirroja se sorprendió al escuchar que su amiga estaba al tanto de la muerte de Elvis, pero luego dedujo que la caída del legendario Auror se había esparcido más allá de la comunidad local. Como ocurría cada vez que alguien lo mencionaba (o cada vez que estaba sola), revivió la imagen de Aarón Black retirándose la máscara justo antes de lanzar la maldición asesina… De inmediato intentó bloquear el recuerdo. Respiró profundo y tragó un poco de saliva para deshacer el nudo que se le estaba formando en la garganta. ―No tengo que invitarte. Estás en tu negocio… ¿o ya me has regalado tu parte y no estaba enterada? ―intentó bromear para despejar su mente mientras se dejaba guiar por la castaña con rumbo al jardín. Quería preguntarle muchas cosas, aunque sospechaba que no le daría respuestas concretas, quizá porque no podía o quizá porque no sabía. ¿Y si le contaba sobre la propuesta que el esposo de Mei Delacour acababa de hacerle? Pero antes de que pudieran decirse algo más, se escuchó un chasquido, y una flama violeta comenzó a consumir la alfombra. Ambas brujas se miraron, pero Waldo fue el primero de reaccionar: ―¡Ay, no! ¡Yo me encargo! ¡Yo me encargo! ―por querer sacar rápido la varita, dejó caer la botella con la que había estado limpiando, y el líquido azul se esparció en el suelo provocando que la parte inferior del mostrador también comenzara a incendiarse. ―¡Espera, Waldo! ―Annick sabía, por el pasado incidente que habían tenido con la carroza y el puente, que Waldo era de buenas intenciones pero de mal tino con la varita. De hecho, el resto de los empleados pensaba que era squib debido a los absurdos incidentes que había provocado en más de una ocasión―. Sólo se requiere ag… Demasiado tarde. De la varita de Waldo salió un rayo púrpura y el fuego se avivó aún más y se espació hacia los sillones y hacia un enorme baúl de madera donde se almacenaban objetos especiales para fiestas o eventos que tenían como intención entretener a los pocos huéspedes que llegaban al hotel. ―¡Los fuegos artificiales! ―gritó la pelirroja cuando recordó que días antes habían guardado en el baúl algunas cosas recién adquiridas en Sortilegios Weasley con motivo de la próxima celebración de Halloween. @ Elizabeth Tonks
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