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Little G.

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Acerca de Little G.

  • Cumpleaños 03/12/1995

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    5
  • Rango Social
    Unicornios de Oro
  • Galeones
    53101
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Libros de Hechizos
    Libro del Aprendiz de Brujo (N.1)
  • Familia
    Black Lestrange
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    200
  • Puntos de Poder en Criaturas
    40
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    - Pociones
    - Adivinación (Conocimiento cambiado. Antes: herbologia)
    - Idiomas (Conocimiento Adquirido)
    - Leyes Mágicas (Conocimiento Adquirido)
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Female
  • Location
    La torre más alta, al Oriente

Contact Methods

  • Website URL
    http://amediavoz-fabfulco.blogspot.com/
  • Yahoo
    ---

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Reputación

  1. Después de unos minutos sumida en el más terrible de los silencios, Little sintió que acababa de experimentar una visión. Quizás era el ambiente del local que evocaba la esencia de Aime, la verdad no lo sabía. Sin embargo, le dolió encontrarse sola en el frío recibidor. El lujo del hermoso negocio que tanto esfuerzo le costó solo le produjo frustración; envuelta en encaje rosa, la castaña por primera vez en su vida no supo qué hacer a continuación. Si su corazón no hubiese sido tan fiel, habría vuelto a marcharse olvidándose de Hilary y Kassandra. Arrastró sus pies hacia el ascensor, casi obligándose a desprenderse de la ilusión de haber visto a su mejor amiga plantada en la entrada. Ni siquiera se lo mencionaría a su ahijada y a su hermana del alma; apenas las viera, solo se dejaría reprender por la impuntualidad que tanto la caracterizaba. No obstante, la Karkarov no tuvo que esforzarse para encontrar alguna forma de distraer a sus amigas porque cuando se abrieron las puertas se topó cara a cara con una escena insólita. El intercambio verbal entre las dos Gryffindor y aquel hombre desconocido la dejó perpleja. Las comisuras de sus labios se extendieron, en una discreta pero maliciosa sonrisa; mientras se adentraba a la oficina que las tres brujas compartían, Little Georgina se cruzó de brazos e irgió la espalda para verse más imponente. No era la mayor en aquella habitación, mas sabía aparentar con mucha naturalidad. Un pequeño susto al encantador mago que sostenía la mano de su pequeña ahijada serviría para mejorar el día. -¿Puedo saber cuándo pretendías darme la noticia? - inquirió dirigiéndose a Kassandra, arqueando las cejas para añadirle dramatismo a sus palabras. Dirigió sus ojos mieles al mago, evaluándolo minuciosamente; fue entonces cuando notó la botella que llevaba encima. - Supongo que eso es una ofrenda, ¿no? Créeme, necesitarás más de una botella para aplacar a las fieras. - añadió con una sonrisa espléndidamente burlona. Lo cierto es que solo estaba probando al joven, como la misma Aime haría al tratarse de su más preciada hija. @, @@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié, @@Hilary J. Gryffindor.
  2. Little G. Karkarov Black Lestrange La silueta de la bruja se materializó en medio de la penumbra, a pocos metros de la entrada del local reabierto por sus padres. Un suspiro cansado se escapó de los labios pintados de fucsia mientras los orbes dorados, enmarcados por unas gruesas pestañas, se enfocaban en las personas que ingresaban y salían del recinto; llevaba poco tiempo en el Callejón, así que la concurrencia era escasa. Sin embargo, Little estaba allí para celebrar un encuentro que había pospuesto durante mucho tiempo. Se deslizó hacia la entrada para ingresar al local, dejando que los tacones resonaran contra el empedrado del suelo. La brisa helada de otoño le acariciaba las piernas desnudas, bamboleándole ligeramente la falda del vestido. Adentro el ambiente era más cálido y el sonido de las conversaciones seducía a los nuevos visitantes. Un camarero se aproximó para atender a la Karkarov, pero esta le interrumpió con un gesto despectivo. -Iré a la barra – notificó sin esperar respuesta, sabiendo que su comportamiento distaba mucho de la usual cortesía que la caracterizaba. - Dame un Cosmopolitan – pidió al aire, sabiendo que alguno de los encargados se encargaría de complacerla. Efectivamente, no tuvo que aguardar demasiado antes de ver la bebida presentarse frente a ella. Entrelazó sus dedos en el tallo de la copa, sumiéndose en sus pensamientos. Quizás si se sintiera de forma diferente, Little habría actuado como una niña malcriada exigiendo una reunión formal con Bastian y Valkyria para exponer lo que llevaba callando desde su regreso a principios de año. Más que sentirse enojada o triste, la dominaba una confusión extrema. Frustración. Nada más que eso. Pero no lo hizo, porque no era la misma adolescente que había llegado a Inglaterra buscando explicaciones por el abandono del que había sido víctima; ahora era madre, una adulta capaz de controlar sus impulsos. -Además, Cirinde dijo que no estaban solos… - musitó para sí misma. Le dio un suave sorbo al cóctel, dejando que el sabor del vodka ahogara sus emociones. Según le había informado la elfina, Antoni se hallaba también en el local; y la castaña sabía muy bien que el joven necesitaba de los Warlock tanto como ella. No se perdonaría interrumpir. - Necesito un favor – la ojimiel extrajo de su bolso de mano una pequeña tarjeta donde rezaba su nombre completo; la deslizó por la superficie de la barra para entregársela a uno de los dependientes. - Llévasela a los señores Karkarov, averigua si es posible unirme a la velada. Y mientras el extraño obedecía, la Karkarov terminó el trago intentando apaciguarse. Esperaba al menos tener un momento agradable con sus padres, antes de comenzar a indagar cuestiones del pasado.
  3. Con Lyra, hace mucho tiempo (?) Naunet centró su atención en la comida, cediendo únicamente las crujientes papas fritas a su madre. Little se encontraba ensimismada en la conversación con Lyra, por lo cual dejó que la niña degustara cómodamente lo que la elfina había servido. Había sido una buena idea asistir al local de la animaga, estaban pasando un rato agradable. Sin embargo, la Karkarov presintió que su última pregunta había tocado un tema delicado y temía haber incomodado a su interlocutora. Aunque nunca había tenido conflictos graves con sus parientes, Little no era especialmente cercana a ninguno de ellos. Los quería y respetaba por el lazo sanguíneo compartido, pero entendía a qué se refería la Selwyn. El hogar no estaba donde la sangre llamada. Asintió en silencio, asimilando la respuesta sincera de la bruja y agradeciendo que ella hubiese podido encontrar un lugar para sí misma. -Realmente me alegra escuchar que ahora te sientes a gusto, Lyra – alegó la castaña con honestidad al tiempo que tomaba su malteada y la daba un sorbo. El dulzor del chocolate le inundó el paladar, dándole una sensación de satisfacción. – Oh, ¿te interesan los dragones también? – la mujer era precisamente conocida por el gusto que profesaba hacia los animales de cualquier tipo. -En casa tenemos dos dragones, ¿verdad, mamá? – intervino la pequeña rubia que seguía masticando, deponiendo brevemente la timidez. Le sonrió cándidamente a Lyra, como si estuviera orgullosa de su comentario. Lo que la niña decía era cierto. Bastian y Valkyria también tenían gustos extravagantes, así que el castillo estaba repleto de especímenes. Entre ellos una pareja de dragones malcriados. Little sonrió divertida aunque el gesto vaciló ante el interés de la Selwyn por sus recién adquiridos hermanos. Pensar en los jóvenes hacía que la Karkarov se sintiera inquieta. -Si soy sincera, no tenemos una mala relación… pero tampoco he encontrado una forma de profundizarla. Aparecieron de repente y yo apenas estoy reincorporándome a la dinámica familiar; por el momento todo es meramente cordial – lo bueno de charlar con Lyra era que no necesitaba esconderse en respuestas elaboradas. Una nueva sonrisa floreció en el rostro de la ojimiel – O quizás yo he complicado las cosas, me siento demasiado mayor cuando estamos juntos. La diferencia de edad es de casi diez años. @@Lyra Katara Selwyn
  4. Dentro del recinto con los niños Little logró agrupar a los niños en círculo, sentándolos en el extremo opuesto a la puerta de vidrio que ella misma hechizó para evitar que alguien saliera. Solo los adultos podrían atravesar la barrera. Los pequeños mostraban distintas expresiones: recelo, diversión, temor… La Karkarov sabía que todos eran cómplices porque uno de ellos era el causante del hoyo en el patio, era la única explicación posible para su súbita aparición. Magia accidental. Los niños eran monstruos adorables. Adornando sus finas facciones con una sonrisa maliciosa, la castaña elevó la varita e hizo aparecer papel y crayones para el grupo; la forma más fácil de obtener información era seduciendo las mentes infantiles al hacerles creer que se habían salido con la suya. Chasqueando los dedos, su elfina Sarahí apareció efectuando una profunda reverencia. Aquello le arrancó suspiros y exclamaciones a los infantes. -Sarahí, quiero que traigas leche y galletas – ordenó con suavidad. La criatura la observó curiosa antes de asentir y volver a desaparecer. – Creo que le daré un premio a la personita que haga el mejor dibujo – dijo esta vez dirigiéndose a sus acompañantes. Junny estaba inusualmente callada, quizás intimidada por el público. - ¿Qué es parece si dibujamos algo extraordinario? Dibujen algo que les haya sucedido hoy, lo más especial. Otro chasquido rasgó el silencio en el aire: la elfina doméstica cargaba una enorme jarra con leche caliente y un tarro con galletas de chocolate y vainilla. La visión del aperitivo pareció despertar el interés de los chiquillos, pues inmediatamente se dispusieron a seguir las instrucciones de la Karkarov. No estaba segura si el plan, un tanto ridículo, funcionaría. Pero al menos mantendría ocupados a los pequeños mientras el resto del departamento se ocupaba de inspeccionar el accidente que los había atraído a aquel lugar.
  5. Con Lyra, hace mucho tiempo (?) La pregunta de la animaga le arrancó una sonrisa avergonzada. Desde si regreso había puesto empeño en la apertura de diversos negocios, incitada por su madre y sus mejores amigas. No es como si Little tuviese un espíritu empresarial, simplemente buscaba motivaciones para quedarse en su hogar. Estaba acostumbrada a vagar por el mundo, arrastrando a la dulce niña que ahora aguardaba con emoción la llegada de su almuerzo. Teniendo algunas propiedades a su disposición, tenía menos probabilidades de huir de sus responsabilidades. -Conseguí un empleo en el Ministerio - finalmente contesto, pensando en lo extraño que resultaba pertenecer al sistema burocrático que gobernaba el mundo mágico en Inglaterra. - Departamento de accidentes y catástrofes mágicas - añadió mientras apoyaba su mentón en la palma de la mano y fijaba su mirada miel en Lyra. - Ha sido interesante, mis colegas tienen por costumbre... Aparecer en donde menos te lo esperas. Suceden cosas insólitas. No llevaba más de dos meses trabajando para el departamento, pero ya se había adaptado a la dinámica: no importaba qué misión tuvieran, todo se volvía un caos cada vez que intervenían. Mientras recordaba sus roces con Helike, la elfina regresó trayendo la orden; colocó diestramente los platillos frente a Little y Naunet, quien no aguardó para coger la malteada y darle un largo sorbo. Cuando había azúcar de por medio perdía la timidez. -Mis padres se han esforzado por darle vida al castillo Karkarov, así que tuve un grato reencuentro. Recientemente descubrí que tengo dos hermanos menores, la familia ha crecido considerablemente - contestó la castaña al tiempo que se llevaba un par de papas fritas a la boca. Estaban crujientes. - Cuéntame de ti, Lyra, ¿qué hay de tu familia?
  6. Little Georgina Karkarov Little Georgina estaba consciente de su tardanza. A pesar de ser amante de las buenas costumbres, jamás había sido una persona puntual. Quizás era una de las pocas cosas que tenía en común con Bastian Karkarov, su padre; o simplemente llevaba demasiado tiempo ensimismada en su propio horario que ya no respetaba los compromisos. Aunque Kasssandra y Hilary no le reprocharían (al menos no abiertamente), creía estar en deuda con sus mejores amigas porque ambas habían puesto verdadero empeño en alzar aquel negocio tan hermoso que ahora contemplaba. El edificio desentonaba con el ambiente lúgubre del Callejón Diagon, era extravagante y distinguido. Ahora sería el orgullo de las tres mujeres. Una leve sonrisa adornó sus labios pintados de rosa pastel antes de deslizarse al interior del lugar. Dentro todo resultaba tan brillante, tan encantador que el orgullo alimentó su vanidad otra vez. Ya deseaba ver el rostro de Valkyria cuando contemplara la obra de su primogénita. Y tal vez sus pensamientos se habrían regodeado en infantiles fantasías si sus ojos no se hubiesen topado con una fogosa cabellera. Habían pasado años desde que Aime Westrong y Little Georgina Karkarov... Y aún así ambas se reconocerían perfectamente. El amarillo centellante que adornaba la piel de su vieja amiga estuvo a punto de arrancarle lágrimas, no por lo mucho que desentonaba sino por la oleada de recuerdos que atrajo a su mente. Era increíble cómo la mera presencia de Aime había cambiado su humor; ahora se sentía más que feliz y orgullosa, se sentía conmovida. La Westrong estaba ahí por una razón: certificar que seguía acompañándolas incluso desde la distancia. -No hay visto nada - solo se le ocurrió comentar aquella ridiculez, fiel al carácter irónico que el aislamiento le había forjado. De cualquier manera, algo en sus palabras sonaba quebrado. Era la emoción de poder conversar con Aime nuevamente. Miró fijamente a la pelirroja, sonriendo ladinamente al tiempo que se cruzaba de brazos. - Hay toda una colección con tu nombre. El registro podía colocar a Kasssandra, Hilary y Little como dueñas del negocio. Pero el espíritu de Aime estaba en cada viga y ladrillo. Algo avergonzada por el sentimentalismo del momento, la castaña jugueteó con los largos pendientes de diamante que adornaban sus orejas, a juego con el vestido bordeado con encaje que llevaba puesto. Deseaba decir varias cosas, pero realmente no sabía cómo iniciar una conversación más formal. Sobre todo porque estaban en plena entrada y las otras propietarias se hallarían en el último piso esperando su llegada. Regresó sus orbes mieles al rostro pálido de su amiga, analizando los cambios en él. Evidentemente no eran las mismas niñas de antes. -¿Te gustaría subir a la oficina? Estoy segura que arriba nos espera una grata sorpresa - sugirió, sin esperar que ella le respondiera caminó hasta el elevador. Aquella reunión de trabajo se había convertido en un reencuentro.
  7. La esbelta figura de la Karkarov traspasó la entrada del enorme edificio que constituia el Magic Mall, introduciéndose en la recepción con el resonar de sus tacones siendo bloqueado por el constante murmullo de los clientes que transitaban el lugar. Little le dirigió una escueta mirada al mostrador sin mayor detenimiento, pues conocía perfectamente el camino hacia la planta de objetos peligrosos. La puerta que rezaba una vaga prohibición fue el primer obstáculo a sortear. El hombre que custodiaba la entrada del elevador se hallaba absorto, así que no le impidió continuar el camino. Hacía un par de días Valkyria le había comentado la falta de profesionalidad de este; recordar a su madre le arrebató una ligera sonrisa. Little, a diferencia de su madre, no tenía autoridad para ordenarle que se desvaneciera. Por ese motivo, lo ignoró alzando su respingada nariz en dirección al descolorido ascensor. Sus largos dedos teclearon mecánicamente una clave obtenida como por arte de magia. Una voz metálica la cuestionó, poniéndola a prueba, antes de dejarle avanzar hasta la tercera planta. A pesar de ser su segunda vez allí, la ojimiel sintió muy familiar el lugar. El hermoso fresco donde los magos y brujas más importantes de la historia se movían tratando de llamar la atención de los visitantes logró cautivarla; anteriormente había estado tan apresurada que no había cedido ni dos minutos para admirarlo. -Buenas tardes – saludó cordialmente a la recepcionista, deslizando a través del escritorio un trozo de pergamino donde precisaba su compra; este debería pasarse a uno de los dependientes para ser procesado el trámite. ID: 99175 Nick: Little G. Black Lestrange Nivel mágico: V (5) Link a la Bóveda del Trastero: 108406 Link a la Bóvedade la cual se hará el descuento: Bóveda de Little G. Fecha: 2016-18-07 Nombre del producto: Libro de la fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de hechizo Nivel: 5 Precio: 5000G Precio total: 5000G
  8. A Little le causó gracia la llegada de nuevos miembros. El departamento probablemente había alcanzado el límite de empleados. Seguía sin saber qué había provocado el agujero en el suelo, pero podía imaginarlo. Su instinto maternal la obligaba a pensar en los pequeños, hubiese o no muro que impidiera mayores accidentes. Sin embargo, antes de poder replicar o aceptar las palabras Matt, recibió las gélidas palabras de Helike. -Creo que le corresponde preocuparse por mis habilidades y mi competencia profesional y no por mi historial familiar, jefa – enfatizó con ironía la última palabra pronunciada mientras sus orbes mieles la recorrían de pies a cabeza de manera despectiva. Independientemente de que fuera su superior, Little no se dejaría minimizar. – Y si tiene algún inconveniente con mi apellido, llámeme por mi nombre – añadió sonriendo escuetamente. Escasas eran las ocasiones donde su displicencia afloraba. Era obvio que no necesitarían la colaboración de todo el departamento para sellar el foso, pero las novatas habían acudido por orden de Matt. Ya había notado que la presencia de Helike ponía nerviosa a otra de sus compañeras, quien accedió con rapidez a ocuparse de los pequeños. Algo que ya la misma Little había sugerido. Suspiró cuando Amya ordenó evacuar la zona y le disgustó ser acusada de poco proactiva cuando tenía claro lo que debía hacerse antes del intercambio verbal con la Rambaldi. -Mía, bienvenida al departamento, estoy segura que serás de mucha ayuda – Little recuperó la compostura para mejorar la primera impresión que la recién llegada había tenido de sus colegas. La joven se dispuso a ayudar a Sagistas, todavía explayada en la tierra. La atención de la Karkarov se desvió hacia el grupo de niños que se acercaban, huyendo de los cuidados de Junny – Me ocuparé de este problema, quizás pueda averiguar quién originó el hoyo – informó a sus superiores. Encaminó sus pasos hacia la entrada posterior de la guardería. Allí se aglomeraban pequeños curiosos sin atreverse a salir por miedo a las represalias que los adultos podrían tener. La Karkarov no estaba segura si podría contener a tantos, pero lo intentó. Les regaló una cautivadora sonrisa, cubriendo con su esbelta figura la salida e invitándolos con un gesto a ingresar nuevamente. La analizaban como si evaluaran sus habilidades. Little se dijo que no haría mal ejercer presión. -¿Qué tal si me cuentan qué estaban haciendo cuando apareció el foso? – inquirió al tiempo que efectuaba un movimiento fluido con su mano izquierda y hacía aparecer su varita. Los chiquillos quedaron no solo impresionados por el mínimo acto de magia sino complacidos; Little apuntó hacia el cristal y colocó una barrera que solo podría ser atravesada por los mayores si así lo requerían. Buscó a Junny para indicarle que se encargaría de hacerle compañía y buscarían juntas al culpable de tanto alboroto.
  9. Tanto la mayor como la niña se dejaron llevar por las atenciones afectuosas de la dueña del local. Mientras uno de los elfos se aproximaba solicito a recibir la orden, Little ubicó a la pequeña rubia en el asiento donde Lyra les había indicado. Esperaba que Evarela y Caterine no se tomaran mal la intromisión porque habían llegado en plena comida. Las Karkarov observaron atentamente el menú, decidiendo cual sería la mejor opción entre la variedad de platillos. -Mamá, deberíamos aceptar la sugerencia de la señorita Lyra – comentó Naunet en un murmullo, apegándose contra el cuerpo de su progenitora como si quisiera disculparse por algo indebido. Le costaba mucho tomar decisiones frente a otras personas. Little la rodeó con un brazo sin desviar su mirada dorada del papel impreso con letras y fotografías. -Estoy de acuerdo contigo, cariño, pero creo que podemos añadir a esa orden un par de malteadas de chocolate – sabía que la sugerencia alegraría a la niña. Si algo tenían en común era precisamente el gusto por lo dulce y el desdén por las calorías y los carbohidratos. Georgina dirigió su atención a Stormy – Dos hamburguesas especiales, papas fritas y unas malteadas de chocolate nos vendrían bien, ¿verdad, Naunet? -Sí, sí – asintió la susodicha con un gorgojeo infantil. Desvió sus ojos verdes hacia Lyra, añadiendo una sonrisa satisfecha – Gracias – alegó entonces para despedir al elfo que ya se encaminaba hacia la cocina. -Lyra, ¿hace cuánto abriste este local? No recuerdo habervenido en otra ocasión – Little procuró buscar un tema de conversación ameno para compartir con la bruja, a quien no veía desde hacía años. Tal vez existían mejores temas, pero a ciencia cierta no sabía qué decirle a la Selwyn sin sonar impertinente. Naunet se bamboleaba delicadamente a su lado, contenta; vigilaba el regreso de la criatura con su pedido. – Tiene un muy buen ambiente, especialmente para las familias. En el callejón existían pocos lugares destinados al entretenimiento infantil, era difícil encontrar un espacio verdaderamente familiar. Por ello aplaudía la iniciativa de Lyra y, quizás, tomaría por costumbre visitar con mayor frecuencia a la animaga en aquel sitio donde podía enajenarse del lujo y la apariencia de otros restaurantes y locales. @@Lyra Katara Selwyn
  10. El lobo brillante se había materializado en su habitación hacía pocos minutos informando de la extraña situación en uno de los locales del Callejón Diagon. Un suspiro se escapó de los labios de la Karkarov, quien acababa de salir de su baño vespertino; llevaba varias semanas enajenada, evadiendo las responsabilidades de su nuevo cargo. Paseo su mirada dorada a través de su lujoso aposento en el Castillo Karkarov, admirando como con cada día que pasaba se sentía más aferrada a su hogar. La voz de Naunet, quien jugaba en la sala continua bajo la atenta mirada de los elfos, le recordó que todo era por ella. Little Georgina admiro el vestido blanco de seda que pretendía usar aquel día; no era apropiado para ocuparse de un agujero en la mitad del patio. Así que se dirigió hacia el vestidor de su cuarto para extraer un jumpsuit corto azabache decorado con estrellas plateadas. El calor del verano la obligaba a reducir la cantidad de tela que utilizaba para cubrir su esbelto cuerpo y esperaba que sus superiores no lo tomaran como una ofensa. Recogió su larga melena castaña en un moño desprolijo y se armó con un bolso cruzado donde depositó una cantidad de galeones, su varita y otros artefactos personales. No notificó a nadie de su retirada, sabiendo que mientras mas pronto se marchara, mas pronto regresaría. Se apareció cerca del negocio, El hipogrifo asustado, a la mitad de un solitario callejón. Lo primero que divisó al llegar fue una bicicleta, un objeto completamente anormal para cualquier mago o bruja. Una sonrisa algo burlesca se dibujó en sus labios, comprendiendo que sólo podría pertenecer a un miembro del Departamento de Accidentes y Catástrofes Mágicas. Un elfo se removió nervioso en la entrada, quizás esperando que todos los empleados terminaran de llegar. Gracias a sus indicaciones, Little atravesó el inexplicable muro que obstaculizaba el camino y se encontró cara a cara con Matt, Helike, Amya y Junny. Su primera intención fue saludarlas, hasta que se topó con el cuerpo de Sagitas en el suelo. Algo pasmada, se ubicó junto a sus nuevos colegas. Varios niños bailaban los los alrededores, cuchicheando y retandose para acercarse el enorme hoyo que ahora decoraba el jardín. -Buenas tardes, lamento la demora, me pilló desprevenida el mensaje… - alegó en una especie de saludo, mientras una de sus cejas se arqueaba elegantemente y analizaba el panorama. - Usted debe ser Helike, es un placer conocerla, soy Little Georgina Karkarov y acabo de ingresar al departamento. - informó a la única bruja que aún no conocía. Sus orbes mieles se posaron en la directora del departamento de Cooperación Mágica Internacional antes de enfocarse en los pocos niños que permanecían expectantes y se burlaban del accidente. - No se si esto sea parte de nuestras obligaciones, pero… ¿Debería llevarme a los niños adentro? No es prudente tenerlos tan cerca de… esto. - señaló vagamente el agujero, guiada por su instinto maternal. Sólo Merlín sabía como había aparecido, pero ahora les correspondía averiguarlo.
  11. Se me pasó por completo venir a pedir la autorización para la bóveda del Dylan's Candy Bar JAJAJA Abrí el negocio hace como mes, espero no causarles problemas. Si se necesita algo más por favor díganmelo. Ahora me queda la duda (por tonta) de si se podrían efectuar los pagos por los post de junio, ya que en teoría la bóveda no estaba en rigor En fin, tengan lindo fin de semana. *les lanza caramelos*
  12. Little Georgina Karkarov & Naunet Karkarov El recibimiento de la elfina, ataviada con una delicada tela verde, hizo sonreír a la Karkarov. No esperaba que la atendieran tan pronto. La actitud entre avergonzada y dulce de la criatura solo le produjo gracia; sus propios elfos acostumbraban a ser más solemnes que agradables. Cogió la cuchara expuesta para servir azúcar y meneó el líquido ámbar hasta disolver el polvillo en ella. La taza floreada la hizo sentir mimada y aquello le gustó. -Eres encantadora, muchas gracias por el té – dijo finalmente una vez sus manos se encontraron en contacto con la porcelana. Le dio un sorbo discreto, degustando el dulzor de la bebida. Estaba deliciosa. – Yo comparto la opinión de Antoni, deberías quedarte a escuchar el cuento. Ha puesto mucho esfuerzo en esta actividad. – alegó con cierto afecto. Aquella elfina sin duda le había dejado la mejor impresión. La mirada dorada de Little se posó sobre la niña rubia, quien inesperadamente se encontró rodeada de otros pequeños ruidosos y alegres. Naunet se puso nerviosa al instante. En un completo mutismo cedió el tarro de creyones para compartir, como si supiera que era lo más apropiado. Escuchaba las preguntas que le dirigían y los labios le temblaban. Su madre dudó, pero optó por quedarse sentada; quería que ella misma aprendiera a tratar con extraños. -Sí, podemos ser amigos – aceptó inflando las mejillas ahora enrojecidas. El color le acentuó las pecas. Fue entonces cuando elevó sus orbes verdes para intercambiar un gesto aprensivo con su progenitora. La sonrisa de esta bastó para infundirle ligero ánimo. – Yo… estoy dibujando estrellas – informó al grupo de desconocidos que intercambian gritos y risas. -Buenas noches – saludó a su vez la mayor de los Karkarov, dirigiéndose a Darla, Seba y Shena. No estaba segura si los dueños del lugar la reconocerían, pues no estaba consciente de algún encuentro anterior. Sin embargo, como no conocía a la joven responsable de los infantes decidió presentarse. – Little Georgina, un placer. No creo que sea problema, Antoni está feliz de que haya cuórum. – bromeó al tiempo que sonreía y bebía de la taza, aún resguardada en sus manos. El líquido ahora estaba tibio. Faltaba que los chicos terminaran de ilustrar lo que fuera que pasaba por sus cabezas infantiles y lo dispusieran en la pizarra para que el joven Tonks decidiera iniciar el relato. @@Darla Potter Black, @@Seba Granger, @, @
  13. Little sospechaba que la compra sería rechazada. Nunca tenía suerte efectuando compras y esa era una de las razones por las cuales detestaba asistir al Magic Mall. Suspiró y aceptó el trozo de pergamino que el empleado le regresó. A su lado distinguió la figura encapuchada de Mery, cuya cabellera era inconfundible. Aparentemente ambas habían estado tan ensimismadas en sus asuntos que ni siquiera se saludaron. Mientras se acomodaba el cabello detrás de la oreja derecha, los orbes mieles de la Karkarov recorrieron las letras impresas con tinta para identificar el error. No le fue difícil corregirlo, aunque se sintió un tanto frustrada por su falta de cuidado. -No, discúlpame a mí – dijo con una escueta sonrisa al tiempo que le tendía nuevamente el papel amarillento. Esperaba que todo estuviese en orden. ID: 99175 Nick: Little G. Nivel mágico: IV Link a la Bóveda del Trastero: Bóveda trastero de Little G. Link a la Bóvedade la cual se hará el descuento: Bóveda de Little G. Fecha: 2016-07-07 Nombre del producto: Libro del Aprendiz de Brujo Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: -- Precio: 1000 G Precio total: 1000G Total de Puntos: --
  14. Era la primera vez que se proponía ingresar a la tercera planta del Magic Mall. No es que a Little le gustara tramitar compras, pero a veces era necesario y era precisamente la necesidad de mejorar sus habilidades lo que la había llevado nuevamente al lugar donde los magos y brujas se golpeaban para demandar la atención de los empleados. Existía cierta ansiedad por adquirir artefactos y criaturas que todavía le parecía incomprensible. Se te pegará la costumbre, pensó con cierta amargura. Era probable que en los próximos días su visita al recinto se volviera algo frecuente. Traspasando la entrada del enorme edificio y sorteando hábilmente el mostrador de la recepción, Little alcanzó el ascensor de pintura descascarillada para adentrarse en el terreno desconocido. Insertó la clave casi mecánicamente mientras pensaba que las medidas de seguridad en el Mundo Mágico servían para las cosas más insólitas. La voz metálica la devolvió a la realidad, obligándola a responder para garantizar que el viaje fue instantáneo y acertado. El mármol blanco la recibió centelleando soberbiamente. A su alrededor bailaban las túnicas, los pies se entremezclaban y las voces se unían para orquestar un caos. A pesar de ser un sitio oculto estaba repleto de personas. La Karkarov no se detuvo a analizar el fresco donde los magos y brujas más importantes de la historia se movían frenéticamente; estaba allí para realizar su comprar y marcharse lo antes posible. -Buenas tardes, quisiera adquirir uno de los libros – contestó a la mecánica respuesta de la recepcionista mientras deslizaba un trozo de pergamino bien conservado por la superficie del escritorio. Quizás algún empleado se acercara para atenderla. ID: 99175 Nick: Little G. Black Lestrange Nivel mágico: IV Link a la Bóveda del Trastero: 108406 Link a la Bóvedade la cual se hará el descuento: Bóveda de Little G. Fecha: 2016-07-07 Nombre del producto: Libro del Aprendiz de Brujo Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: -- Precio: 1000 G Precio total: 1000G Total de Puntos: --
  15. El joven pareció feliz de encontrarse con las Karkarov. Naunet le regaló, a su vez, una enorme sonrisa de satisfacción; el ambiente le resultaba tan encantador que toda timidez en ella se había evaporado. A pesar de ello, solo se atrevió a saludar al Tonks con un leve gesto de la mano mientras desviaba sus ojos verdes hacia las mesas donde el papel y los creyones estaban dispuestos. Era como si no supera qué hacer a continuación y esperase instrucciones, pero se debatiera contra sus deseos. -Cielo, no ha llegado nadie. Estoy segura que Antoni no se opondrá a que dibujes un poco – la animó Little Georgina. La niña no esperó que se lo dijeran dos veces y se aproximó al área para realizar su propia obra de arte. Como no deseaba que el chico se tomara aquello de mala manera, la castaña aceptó su invitación para sentarse en uno de los mullidos cojines. – Me encantaría una taza de té con canela, si no te molesta. Esperaba que algún elfo pudiese atenderla. Su mirada dorada se paseó por el lugar al tiempo que escuchaba el gorgoteo ansioso del ahijado de Valkyria. Le divertía de sobremanera su entusiasmo, le parecía contagioso. Pocas veces uno encontraba personas tan alegres y amables, Little lo sabía perfectamente. Si bien no estaba segura de quienes sentían los invitados, esperaba que acudieran para darle la satisfacción al muchacho. -¿Tienes planeado algún cuento en específico? – inquirió entonces la bruja, acomodando la tela vaporosa de su vestido de tal manera que nada indecente quedara a la vista. No recordaba la última vez que se había sentado en el suelo; solo lo había hecho porque de esa manera podría incluirse más en la jornada y compartir con los niños. @
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