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La Taberna de la Tia (MM B: 78619)


Hayame Snape Potter Black
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Nombre del Negocio: http://i711.photobucket.com/albums/ww117/Periodicomortis/SAGITAS/NEGOCIOS/TabernaTia/tt6056069fltt.gif

 

Rubro al que se dedicará: Servir bebidas, tocar musica de piano... platicar con los bebedores

 

Propietario del Local: Sagitas Ericen Potte Blue (sustituyendo a su anterior dueña, Hayame Vladimir Potter Black)

 

Tipo de Local: Pequeño

 

Descripción: http://i711.photobucket.com/albums/ww117/Periodicomortis/SAGITAS/NEGOCIOS/TabernaTia/volvy0000_zps2b6a40af.jpg

En medio del Callejón Diagon resalta un establecimiento de madera con aroma a limón. Se trata de un local de una planta, toda de madera a la antigua, con un letrero ondulante, que rechina en el exterior y hace ruidos cuando es movido por el viento. Es muy antiguo y tradicional. El interior también es de madera: al frente varias mesitas redondas aquí y allá; al fondo, la barra donde los elfos atienden a los cliente y detrás la cocina para alimentos y el almacén de bebidas; en un muro lateral, un retrato de Lord Voldemort que a veces platica con los clientes y otras les ignora (mientras la dueña lo mantiene controlado) y debajo de él siempre está la rosa permanente que en su día dejó la anterior dueña, Hayame, en recuerdo del amor que sentía por el Señor Oscuro. Sagitas lo conserva tal como lo dejó ella, porque en el fondo siempre recuerda que ese negocio era de su hermana y esa fue la imagen de la taberna que dejó al desaparecer. No lo variaría por nada del mundo aunque ese "señor oscuro" no le cayera tan bien como a ella. Siempre estaban en peleas y a veces él desaparecía, dejando el marco vacío.

 

En la esquina contraria, a la derecha de la barra,
que trajo ella misma al lugar, junto a tres dianas para dardos y un escenario con telón rojo pesado. Allá solían darse espectáculos de Karaoke o magia muggle, o fiestas particulares si alguien reservaba el lugar.

 

Hacia unos mil años, aquel establecimiento se había hecho popular. Pero cuando fue la epoca de la persecución, la dueña tuvo que cerrar puertas y Hayame se resignó a ocultarse donde no la molestasen. Más tarde, cuando parecía que Ottery era más seguro, pudo reabrir y funcionar como el buen lugar que era, donde todas las personas iban, se tomaban un trago, tenían sus citas o se desahogaban hablando con "La Tía".

 

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La "Tia" era un sobrenombre que Hayame no había utilizado desde que cerrase la Taberna, pero cuando volvió a abrir sus puertas y retomar esa vida divertida y ajetreada, retomó ese mote. Se la recuerda con el el uniforme de pantalones de mezclilla y blusa de cuadros blancos y rojos, pasando el paño por la barra, antes de sentir que estaba lista para atender a quien lo desease, y hablando con todo el mundo que se acercara.

 

Tras su muerte, el negocio pasó a su hermana Sagitas quien, excepto pequeños detalles que innovaron la taberna en cuanto a menú y servicios (como adecuar la antigua chimenea para adaptarla a la Red Flu), dejó el local tal como Hayame lo había dejado al desaparecer, perpetuando su memoria.

 

Afiliados: (3)

 

Reena, Cye Lockhart y Heliké.

 

Criaturas: --

 

Objetos: --

 

Elfos: --

 

Servicios Ministeriales:

Conexión de la red flu: Conexión a Clínica Santos Mangos : la chimenea está en el almacén interior, de uso exclusivo de la dueña y sus familiares.

  1. Hechizo antiaparición activado: Excepto la dueña, todos se aparecerán en la entrada, al lado del escaparate. La dueña podrá aparecerse en los almacenes.

NOTA:
Ambos servicios están
en el Ministerio, con una caducidad de un año. Próxima revisión:
Enero 2014

 

 

ROL:

 

En aquel momento, en el local [acabando el rol del topic anterior], en la taberna se movían los elfos de arriba a abajo, lustrando la madera y poniendo aceite al dichoso letrero exterior que, a pesar de eso, seguía gruñendo a cada golpe de viento. El lugar volvía a oler, como por obra de magia, al limón original de la madera en que se habían construido muchas de las molduras. A la dueña le encantaba el aire limpio y aromático del lugar y estaba segura que el resto de la familia pensaría lo mismo. Todos menos Lord Voldy, a quien le molestaba mucho que le limpiaran el cuadro y le hicieran estornudar.

 

Sagitas se encogió de hombros y dio media vuelta, dándole la espalda. Le importaba un pimiento lo que él pensara. Sólo era un cuadro. Y además, me caía mal.

Editado por Aine Malfoy

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¿Quería salir? ¡quería escaparme! La tía no paraba de burlarse y la risa de Matt me ponía muy nerviosa. Y, para más inri, había entrado Eledhwen y Sagitas le decía que se acercara a hablar con nosotras, para que yo confesara que iba a tener una noche romántica con John. Me puse tan roja que seguro que tenía fiebre.

 

- No en una celebración. Bueno, sí, me ha pedido en matrimonio - musité tan bajo que creo que nadie lo oyó.

 

Y entonces... ¡Horror, la hecatombe!

 

¡Mi madre!

 

Me di la vuelta muy rápido y me agaché, para que no me viera, tras una mesa cercana a la barra. La sentí pedir whisky y algo de comer. Chisté a Galadriel.

 

- Psshhh, pssh... Abre la puerta de atrás, la del almacén.

 

Y gateé hacia allá, para escabullirme sin que me vieran.

 

- Galadriel, haz que envíen todo eso a la Vladimir - le dije, antes de irme a gatas de la Taberna.

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-- Pues claro que no eres una señorita. Ni yo tampoco. Pero no tenemos que gritarlo a los cuatro vientos. Tú y yo, hoy, vamos a celebrar que hoy es... es... ¿martes?

 

Y tomé el vaso que ella había servido. Noté que sólo había puesto dos dedos, lo que significaba que la noche iba a ser larga.

 

-- Tengo muchas cosas de comer. Si quieres tapeo, el lugar ideal. Está la elfina de Heliké, ya sabes, Galadriel. Está resultando una ganga. Sabe hacer de todo. ¿Sabes lo que me apetece? Unas bravas y unos chocos. Aunque si quieres algo más consistente... Podemos montar algún plato regional que te agrade.

 

Le señalé el hueco del piano, ahora vacío.

 

-- He tenido que afinarlo, pero si quieres, pongo música para amenizar la comida. Tú decides.

 

Y sonreí al notar que Xell se escabullía...

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Entré al local a tomar algo. Tenía hambre además, pero no ganas de regresar a casa. Cambiaría por una vez, y que mejor uq eir al local de Sagis. Iba vestidoc on vaqueros claros y una camiseta de color verde, algo cómodo en realidad,no me gustaba demasiado ir vestido formal, me daba la sensación de que me sentía viejo.

 

Aunque me crucé con Xell, a la que sujeté la puerta sorprenddo, poruqe se escabuía como si a fueran a detener...

 

hasta que entré y vi a Sagis con Reena. QUe planeaba mi prima para salir corriendo asi?

 

reí levmenete y me acerqué a las dos, saludándolas, esquivando a algunos elfos atareados en la decoración y la barra, además de que eguía estando el huco del piano.

 

Jack lo tocaba aunque yo no lo sabía...acaso Sagis se había deshecho de el?

 

- Que haceis tan solas hoy? Si alguien os ve asi podría intentar ligar con vosotras.

 

 

 

 

 

OFF: como me perdí, entro de nuevo xD

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Galadriel –elfina de Heliké

 

Estaba atendiendo en la barra como de costumbre, tal y como la amita Sagitas me había pedido pero parecía que la prima de mi ama Xell se encontraba algo en apuros porque enseguida quería desaparecerse del local. No comprendía lo que había pasado en esos momentos sólo escuché algo de matrimonio, parecía que iba a haber una boda próximamente pero cómo no era de mi incumbencia, hice lo que la prima de mi ama pretendía hacer, con un chasquido de dedos hice abrir la puerta del almacén y asentí a lo que me había dicho. Llevar lo que quería a la Vladimir.

 

En ese instante una chica apareció en el lugar pidiendo algo de beber que enseguida se lo puse encima de la barra. Mientras veía un tanto confundida cómo la joven se escabullía y por lo que parecía era su madre, pero enseguida me puse a hacer las tareas.

 

Pero cómo no había esperado más órdenes me dirigí a la ama Sagitas que estaba hablando lo que parecía que era su sobrina:

 

-ama Sagitas, si quiere voy preparando algo en la cocina o si lo prefiere también puedo seguir en la barra, cómo usted prefiera –terminé con una inclinación, el trabajo en la taberna no era cansado ni mucho menos, gracias a mi magia podía terminar todo muy prontito.

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¡Qué apuro había pasado! Menos mal que no me habían pillado. Lo que menos me interesaba era tener que dar explicaciones a mi madre que aún no estaba preparada para ello. Así que me escabullí como pude. En el camino de escape me encontré a mi primo Matt, quien me sujetó la puerta.

 

- Gracias, primo - le susurré.

 

Y ya estaba lejos, bien lejos, cuando me di cuenta que me había dejado el foulard rosa y azul encima de una de las mesas. Frené en seco y un transeúnte tropezó conmigo.

 

- ¡Eh! - le chillé. - Vigile por donde va.

 

Sabía que la culpa había sido mía, pero tenía que sacarme el enfado de alguna manera. Ahora tenía que volver y disimular de alguna manera, ya que mi madre iba a reconocer el foulard enseguida, ya que me lo había regalado ella.

 

Di media vuelta. En fin, ya que estaba allá, sería buen momento para explicar que... la petición de compromiso... John... Puffa...

 

Abrí la puerta y saludé, como si no hubiera estado allá antes.

 

- Hola, familia, qué bien que os encuentro - disimulé. - Vengo a buscar un foulard que me dejé... el otro día.

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Si mi tía tenía una nueva elfina en las cocinas había que estrenarla, aunque lo que me ofrecía de picoteo tenía muy buen sonido. Y en vez de pedir una sopa de primero se me ocurrió otra cosa que nos haría entrar en calor igualmente pero sin necesidad de una cuchara.

 

-Creo que un picoteo estará bien pero quiero un plato caliente de chorizo picante.

 

No sabia el nombre concreto del plato pero sabía que el chorizo picaba y se servía caliente, luego se me antojaban empanadillas de bonito con tomate, chipirones fritos y croquetas de Harpo, aunque seguramente no las habría hechas por él y tendría que conformarme con las que hiciera ¿Galadriel? nombre de reina para un elfo... puse los ojos en blanco acompañando ese pensamiento mientras la elfina en cuestión pedía indicaciones a mi tia sobre su siguiente actuación, pero no dije nada porque en ese momento entraba mi primo y debía saludarlo.

 

-Si quieres ser el caballero que nos corteje entonces adelante.

 

Le guiñé un ojo a mi primo y luego me levanté para poder abrarlo brevemente y acercarle una silla para que no se marchase a la otra punta del local él solo. En cuanto solté esa tercera silla junto a la mesa tuve que añadir una mas porque llegaba mi hija y aunque solo buscaba un pañuelo no podía ser descortés y no ofrecerle un asiento a nuestro lado para dilatar su presencia en el local.

 

-Vamos a comer algo ligero- hice un gesto de comillas con los dedos -¿Nos acompañáis?

 

Quería que se quedara pero parecía tener prisa, ¿sería que no quería molestar o que ya se consideraba demasiado mayor como para abrazar a su madre en publico? También pudiera ser que continuase esperando por la explicación que le debía, sobre lo acontecido en la tintorería y sobre lo cual no había tenido ocasión de hablar con ella.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


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No me esperaba que mi hijo llegara en aquel momento e interrumpiera la conversación con Reena. Pero después resultó ser bueno, ya que Reena reaccionó de forma muy sociable y le invitó a sentarse a nuestro lado.

 

-- Ay, hijo, a mí se me acabó la edad de ligoteo, creo que por algún sitio llevo un cartel colgado que pone "atrapada" y nadie se acerca.

 

Fingí un suspiro de desespero y después sonreí. Asentí a Galadriel; aquella elfina estaba resultando todo un tesoro, cocinando, arreglando mesas, colgando abrigos de los clientes...

 

-- Sí, por favor, prepara algo en la cocina. Por ejemplo, eso que ha pedido Reena.

 

Por mucho que me pareciera sabroso lo que pedía, ni loca probaba chorizo caliente picante. Y no por malo, ¡estaba buenísimo! Pero después tenía que comer algas devoradoras de grasas para limpiar el estómago. ¡Eso lo ensuciaba cosa mala!

 

-- Anda, Matt, obedece a Reena y siéntate con nosotras. ¡Oh, demonios! Esto parece una reunión familiar. Ahora es Xell.

 

No esperaba que ella volviera, después de verla escabullirse de esa manera, pero le sonreí.

 

-- ¿Te dejaste el foulard, sobrina? -- le dije, con cierta sorna, al verla que se ruborizaba. -- Anda, siéntate. Así nos cuentas... nuevas...

 

No podía evitar meterme con ella, sobre todo desde que compartía amorío en la oficina del departamento. Los globos me chivaban todo lo que hacían

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Mi madre no me iba a dejar irme. Tal vez notara algo o tan sólo era que tenía ganas de verme, pero me señaló una silla y me ofreció algo de comer.

 

¿Qué iba a hacer? ¿Decirle que no? Además, me venía bien, tenía algo que contarles a la familia. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla. A Sagitas y a Matt les saludé con la mano.

 

- Hola a todos. Sí, sí... El foulard...

 

Me senté a su lado e intenté que no se viera que estaba nerviosa, puse una mano encima de la otra, tapando el anillo que John me había regalado.

 

¿Por qué parecía que se reía de mí? Tía Sagis siempre parecía saber más de lo que parecía. Estaba segura que me leía la mente. Abrí los ojos, algo asustada. Ella que sabía tanto... ¿Tenía legeremancia?

 

- Pues sí... Novedades... Pues... John me ha pedido en matrimonio y ... si las cosas no se tuercen... Habíamos pensado que... en el Parque de las Lamentaciones, en el mirador... Por agosto... Si a todos os va bien....

 

Y bajé la vista a la mano y sonreí, incapaz de enfrentarme a la mirada de nadie. Saqué por fin mi mano y les enseñé el anillo de pedida de soltera.

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Me pareció que Sagitas le hablaba con cierta ironía a mi hija pero no dije nada porque no lo tenía claro, ni siquiera a que venía. Encontré algo extraño en el comportamiento de mi Xell y hasta que no arrancó y nos dijo que ocurría no salí de dudas. Mi mandíbula calló hasta el suelo y temí que los ojos se me salieran de las órbitas cuando las frases inconclusas de la rubia comenzaron a tener sentido para mi.

 

Como un resorte me puse en pie con la boca abierta dispuesta a gritarle que si se había vuelto loca, o que si no se daba cuenta de que aun era una niña, que no me gustaba su novio, que ni siquiera había pedido mi permiso; pero todas aquellas preguntas las pensó otra cabeza porque la mia se quedó en blanco y cuando me di cuenta de que estaba haciendo el ridicul0 me senté.

 

En el aire, porque al levantarme la silla que ocupaba se había volcado y ahora tras mi intento de sentarme en ella nuevamente, terminé en el suelo. No fui consciente de lo que había pasado hasta que escuché risas y mi cabeza relacionó el dolor de trasero con la caída al suelo.

 

-Eh... bu bue no, eh ah mmm fe feliccc

 

Se me resistia la palabra, yo seguía viendola como la niña bulnerable que había acogido un año atrás, llena de miedo y amor, llena de necesidad y energía. No veía o no quería ver que esa adolescente que había llegado a mi, ya era una mujer; que tenía trabajo, estaba metida en bandas ilegales, tenía novio y ahora lo mas natural y razonable del mundo sucedía.

 

-Estas... ¿Estas embarazada?

 

La voz me salió como un chillido, nunca había hablado con mi hija sobre las relaciones entre personas y por eso ahora la oscuridad me premiaba con un parásito. ¡Doble! No solo un novio me robaba a mi hija sino que ahora tambien me robaría su cariño porque tendría que reservarlo para cuidar de su bebé.

 

Si antes y durante los intentos por comprender la situación y por felicitarla me había levantado ahora caí redonda, sin mirar donde caía y sin sentir el golpe porque mi consciencia había volado al infinito y mas allá.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


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