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La Taberna de la Tia (MM B: 78619)


Hayame Snape Potter Black
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La preciosa chica de rubios cabellos entornó los ojos con enojo mientras que su hermana mayor ahora le cocinaba la comida, que bueno que tuviera ese gesto de culpa que la acompañaba mientras que movía la comida que le llegaba el aroma hasta dónde estaba en la base de las escaleras y hacía que le rugiese el estómago.

Pero no le gustaba que le escondieran las cosas, los secretos eran muy malos y ella lo tenía claro desde un principio.

Las buenas maneras y las señoritas educadas no tenían secretos mas que aquellas cosas que solo eran asuntos de mujeres, pero entre hermanas esos no debían de existir.

Cerró los ojos y se puso una mano plana en el pecho tomando aire.

Debía de hacer gala de paciencia y soltura, eso era lo que la convertía en un especímen de esos que ya comenzaban a desaparecer en el mundo y quería que siempre la recordaran por educada.

Así que con eso en mente comenzó a caminar en dirección de la otra niña rubia que se veía extraña con sus risas como si todo lo que la rodeaba fuera divertido, ya con eso no le caía muy bien a la pequeña Ashley que la miró solo unos momentos de forma severa pero entonces recordó que tenía que recordar su buena educación ante todo.

Se tomó los bordes del vestido e hizo una elegante reverencia.

-Muy buenas tardes.

Saludó con un tono de voz bonito y cantarín pero sus ojos dejaban ver que se sentía molesta todavía.

-Soy Ashley Ketchum, es un placer.

Editado por Baby Catwoman


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Desde la estufa, Hayame volteó por encima de su hombro y por unos segundos se quedó quieta, observando lo que pasaba entre las dos mujeres que ahora se miraban la una a la otra

Se tensó

-Madre mia, dime que no se van a matar- musitó al aire mientras que desde elr etrato más cercano, Albus Dumbledore reía de una manera extraña que no iba con su personalidad en lo absoluto

-Bueno... si se llegan a matar significa que el destino así lo quería- dijo aquel afable anciano que por debajo escondía la mascarada de Lord Voldemort; la vampiro entornó un poco los ojos, viéndole con reproche- no se... tu amiguita esa que viene de un pueblo del oeste es de sangre limpia?

-Lisette es una Dumbledore

Dijo con un tono de voz algo bajo la pelirroja a lo que el mago oscuro pareció tensarse y los ojos azules que tenía en ese momento por detrás de las gafas de media luna, relucieron

Era evidente que estaba muy enojado

-Es una qué?

-Una Dumbledore- Hayame suspiró y cerró los ojos, vovliendo a hacer saltar los trozos de carne en la sartén- yo no o sabía cuando empezamos a llevarnos bien, ya después le pregunté su apelido y eso salió a la luz, no me culpes...

-Estás comenzando fallar- sisseó por lo bajo el señor tenebroso, evidentemente decepcionado

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La chica rubia de ojos azules parpdeó un par de veces con verdadera sorpresa ante la presencia de la otra chica que se acercaba y tuvo que admitir que se había tensado un poco ante la forma en la que había llegado

Podía detectar un ligero aire agresivo por su parte y que definitivamente no era de su agrado

Pero eso no la detuvo de sonreír suavemente de regreso y de bajar las manos de la mesa a su regazo, con un movimiento calmado para no alterar más a la niña que tenía delante suyo; suavizó la mirada y le regaló una sonrisa pequeña y amable, tomando aire de forma profunda y asintió una vez a modo de saludo

-Es un placer, pequeña Ashley- dijo despacio con un tono pequeño y cariñoso de voz- Hayame me ha hablado mucho de tí. Habla mucho de sus hermanas así que es un verdadero gusto finalmente conocerte y tenerte de frente

Cerró los ojos y ladeó la cabeza un poco, esperndo con eso calmar un poco la tensión entre ambas

Después de eso, levantó la mirada y la movió para ver a la pelirroja que un poco más lejos continuaba cocinando y que de todas formas parecía alerta a la conversación de las dos; probablemente estaba muy preocupada de que algo malo fuera a pasar y por ello cuando pudo ver sus ojos rojos, alzó un poco la mano y para calmarla acerca de que todo estaría bien

Al menos ella no iba a hacer nada que provocase una pelea de ninguna manera

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La niña rubia de ojos almendrados se quedó mirando a aquella muchacha que también le compartía con el color de cabello y hacía que se sintiera un poco insegura, no porque creyera que Hayame iba a querer más a esa muchacha por sobre ella, después de todo ellas dos eran hermanas ¿verdad?.

Y las hermanas siempre iban primero para todo, sin importar lo que pasara la familia tenía prioridades por encima de todas las cosas que existieran en el mundo.

Pero eso no significaba que la Ketchum o futura Peverell no se sintiera insegura acerca de cómo actuar con esa desconocida.

Y por eso es que dijo que sí con la cabeza y tomó la silla que estaba por delante de la otra muchacha y entonces con firmeza y educación, la espalda recta como le habían enseñado con esas caras y elegantes clases de educación de sentó de forma fina por delante de la mesa y descanso sólo las muñecas de las manos en la superficie de madera.

-¿De dónde conoces a Hayame, que es mi hermana?

Preguntó, quizás sonaba un poco brusca pero estaba interesada y quería saber desde antes las intenciones de la otra mujer.


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Desde la cocineta que la Snape utilizaba una enorme gota de sudor corrió por su nuca y observó de reojo con un mueca en dirección de donde las dos chicas se habían sentado a conversar

En verdad que su hermana era bastante brusca cuando hacía preguntas y tenía un comportamiento algo... tosco se podría decir?

La carne chisporroteó en la sartén y la vampiro suspiró, cerrando los ojos y moviendo la sartén de manera que el alimento saltó en su lugar y volvió a caer en el metal ardiente del traste; volteó otra vez la cabeza para ver en dirección de las chicas y le dirigió una mirada a Lisette que decía "Lo siento"

Esperaba que pudiera verla y que le perdonase no haber podido controlar a tiempo a la menor de las hermanas que ahora la acosaba con un gesto tan acusador que hasta parecía oficial de policía

Digna miembro del Ministerio ahora

Pero la rubia de las coletas bajas y en cairel le sonrió con los ojos cerrados y movió una mano para que la vampiro se calmase, que todo estaba bien pero eso no hizo sentir muy cómoda a la chica, que solo asintió y siguió en lo de la cocina

Dió un breve vistazo a Heliké

Se temía que tuviera que llevarla a Santos Mangos si no despertaba, iba a ser peligroso que se quedase en la misma posición; ella no la iba a correr de la Taberna, ni hablar a la familia no se le corría. Pero dudaba que fuera una posición precisamente cómoda el estar tiesa y sentada en el banquito de la barra todo el tiempo

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-Mi hermana no me había hablado de tí.

Dijo la hermosa rubia con piel de porcelana que estaba sentada enfrente de la chica que parecía con un aire vaquero y se volvió a cruzar de brazos de manera firme sin quitarle los ojos de encima mientras que sentía enojo por ver que a otra niña también sonreía como ella lo hacía, se sentía molestia porque le parecía que era una copia de ella pero en versión del oeste y hasta olía a flores y a frutas.

¿Porqué a su hermana le gustaba una chica así?

Cerró los ojos y se colocó las manos en las mejillas poniendose roja de la verguenza, solo faltaba que Hayame dijera que le gustaba ella aunque fueran hermanas pero eso explicaría porqué se peleaban tanto y porque había buscado a una mujer que se le pareciera tanto.

¡Era tan vergonzoso e incorrecto!

-Tienes qué decirme que te vió mi hermana.

Dijo quizás como en un tono de órden pero en esos momentos la educación quedaba de lado cuando lo que tenía era el deber de proteger a su perfecta familia de todos los males.


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Finalmente terminó de hacer los alimentos y los observó un segundo para después, comenzar a acercar unos cuantos platos y empezar a servir rápidamente los alimentos en estos; humeaban y se notaba que estaban calientes y por un segundo Hayame se preguntó como era que la porcelana no se resquebrajaba con semejante temperatura

Hasta las tazas de café que solía usar para los magos que acudían temprano a la taberna y no precisamente por alcohol, mostraban grietas de donde ponía las bebidas excesivamente calientes

Buen, por so y el whisky de dragón que tenía que encenderse de un flamazo

Empezó a rebuscar un poco más y sacó los cubiertos con los que acompañaría la comida de las dos chicas que estaban sentadas en la mesa un poco más lejos y suspiró con nerviosismo

El primer encuentro familiar y no era como lo había planeado

Ni hablar

-Por favor que no se maten enfrente mio, que no se maten enfrente mío- rogaba en un susurro desesperado al tiempo que ya caminaba hacia la mesa, lo último que quería hacer era meterse en una reyerta mágica entre las dos brujas especialmente cuando Lisette todavía no se graduaba siquiera de la Academia

Eso significaba que toda magia que hiciera, bueno...

La metería en un lio MUY gordo...

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Muy bien, la jovencita estaba siendo algo agresiva en su manera de hablarle y en la forma en la que la miraba con esos ojos acusadores pero tampoco podía culparla, si se tratara de su propia hermana ella también querría saber que quieren con su familia; aunque parpadeó unos segundos y tardó un poco más en reaccionar, terminó por sonreír con suavidad y asintió despacio a todos los cuestionamientos de la niña de cabello más amarillo que el de ella

-Claro... no te preocupes, entiendo que estés preocupada por Hayame y mi relación con ella

Dijo cerrando los ojos y bajando muy apenas el rostro mientras que cruzaba las manos por encima de su regazo

-Solo la quieres proteger y la quieres cuidar de que alguien le haga daño... eso es muy bueno, significa que amas muy profundamente a tu hermana mayor y envidio eso

Aseguró mirando esta vez con ternura a la Peverell

-Ella y yo nos conocimos durante sus viajes, cuando fué a quedarse una temporada en mi pueblo de vivienda, Westown- dijo volviendo a sonreírle con cariño- yo tenía una florería allá y Hayame me iba a visitar muy seguido o nos topábamos en las tiendas que rodeaban al pueblo o las demas aldeas

Comenzó a contarle a la jovencita, casi como si fuera su propia hermanita menor

-Son tres pueblitos que viven en preciosa vecindad: Westown (donde yo vivía), Tsuyukusa y Lulukoko, que es al lado del mar- contó

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  • 2 semanas más tarde...

3SBFchG.png Jack vio salir a Sagitas de la mansión Potter Black y decidió seguirla. Desde que habían tenido esos contactos tan maritales en el CCU del Callejón Diagon, tenía algo de celos de que todo se hubiera acabado y que la mujer pudiera buscar consuelo en algo más que no fuera él. Y no se refería a otros hombres (no quería ni pensarlo), tal vez en los dulces excesivos o en la bebida altamente graduada... Además, se moría por estar a su lado pero sabía que durante el día tenía otras cosas que hacer.

 

Esta vez la siguió. Su mirada era feliz y lucía como recién salida de la peluquería. Jack no quería ser odioso y empezar a preocuparse. Al revés que otros maridos, que la molerían a preguntas sobre porqué esto o porqué aquello, él prefería ser como era, amable y voluntarioso y tener, además, detallitos con ella. Era la mejor manera de mantener a Sagitas a su lado.

 

Por ello, la vio caminar con paso decidido por el Callejón y buscó algo que regalarle para darle la sorpresa. Todos los comercios de la zona eran insulsos, lleno de bares y tabernas. El fantasma se desesperaba por no encontrar algo que le hiciera feliz a su lado. Entraba a través de los escaparates y miraba. Nada. De repente, en aquella taberna, vio a lo lejos un piano.

 

Sonrío.

 

Se fue hacia él y abrió la tapa. Allá dentro había tres personas de las que conocía al menos una, tal vez a la segunda pero no estaba seguro. Ambas, recordaba, eran hermanas de Sagitas. Así, seguro que no les importaría que les tomara el piano prestado. Jack empezó a tocar una pieza que, en cuanto la oyera Sagitas, le haría entrar: la melodía de la boda, una sonata de Debussy. Aunque con fallos, seguro que la reconocería.

 

Y así fue. La puerta se abrió de golpe y Sagitas se quedó en la puerta, mirando:

 

-- ¡Esa música...! ¿Quién toca el piano? -- preguntó, al verlo vacío.

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De inicio la pequeña niña se había preocupado mucho cuando escuchó las notas musicales de ese piano que estaba a lo lejos de la taberna encima de un encimero que dejaba el instrumento como a un escalón por encima del piso normal de forma que cualquiera que quisiera tocarlo sobresalía como en un tipo de escenario y todos podían verlo pero hasta ese instante había estado muy silencioso y quieto porque no había nadie tocándolo.

Apenas antes había estado sentada enfrente de la novia de su hermana mayor que seguía con los platos un poco más allá y que parecía que ya se estaba acercando pero todas las presentes parecían bastante sorprendidas porque ahora había musica en el aire aunque era una música agradable y relajante de todas maneras preocupaba.

Aunque también podía ser una especie de hechizo que hubiera en el local y que ella no conociera y aún así en lo que todo aquelo pasaba la otr mujer vampiro estaba y seguía quieta en la barra, congelada en el tiempo y el espacio de sus propios pensamientos, a ella le hubiera dolido mucho la posición de tener que mantenerla de esa manera.

Y entonces entró su hermana mayor Sagitas como un ventarrón haciendo que Ashley saltara y diera un grito pequeño por la sorpresa.

-¡Hermana!

Exclamó abrazándose por unos momentos pero entonces volvió a ver en dirección del piano y luego de la hechicera que acababa de entrar a ese negocio.

-Yo no veo a ningún mago tocando el piano, pensé que era un hechizo.


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