Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[Keaton Ravenclaw]

La tarde había caído ya sobre Ottery St. Catchpole, el sol reflejaba una luz rojiza sobre las nubes blancas del cielo. Todo parecía estar en calma, sin embargo, en tierra, alejados por completo de aquella belleza que el cielo ofrecía, un hermoso ejemplar de pantera negra corría rauda detrás de algunos ciervos en el Bosque de los Ravenclaw. La pantera rugía a cada paso, corría como nunca antes, de una manera soberbia, y al alcanzar a su presa, se le echó encima y a la yugular con sus fuertes dientes y tras unos minutos, el animal quedó inmóvil. Sin embargo, pa pantera se había transformado ahora en la alta figura de Keaton Ravenclaw que bebía la sangre de aquel animal.

 

El vampiro hacía unos días acababa de adquirir en Anillo de la Habilidad en Animagia,por lo que, al menos durante unas semanas, se encargaría de disfrutar al ciento por ciento de aquel nuevo poder manteniéndose lo más posible en su forma animal. Ahora combinaba la rapidez de aquel felino para cazar y poder beber la sangre de sus presas después. En aquel momento, el ojiverde acabó de succionar toda la sangre del ciervo y se irguió limpiando con el dorso de su camisa los restos que quedaban en su barba.

 

—Sería hora de volver al Castillo —Dijo sin más y como se alguna magia lo jalara por la nuca, quedó en pié.

 

Caminó algunos minutos hasta la puerta del Castillo, dónde entró y uno de sus elfos ya lo estaba esperando con una camisa limpia, sin rastros de sangre, para que la pudiera cambiar. Siguió hasta el Salón, donde se encontró al Fantasma de Rowena Ravenclaw, su abuela, asustando a los gatos en vista de su aburrimiento. El ojiverde rió por lo bajo y el ente nacarado de su abuela se giró mirándolo con saña.

 

—¿De qué demonios te ríes, hijo de tu Rowena madre? —Dijo enfadada la fantasma.

 

—Has de admitir, abuela, que es bastante gracioso ver cómo la más grande Hogwarts se dedica ahora a espantar gatos —Dijo el Animago y se se giró para darle la espalda a su abuela —Me han dicho que mi hija @@Etoile Black a regresado, ¿crees que sea prudente pedirle que venga? —Inquirió con un dejo de melancolía. Hacía años que no sabía nada de sus hijos más grandes, y siendo Etoile una de ellos, le daba un poco de temor volver a confiar en que se quedaría.

 

—¿Qué puedes perder? De cualquier manera tu no eres precisamente de los que se queda mucho tiempo en un mismo lugar, ve tu a saber por cuánto tiempo estarás en Inglaterra. A mi también me pesan tus ausencia, ¿sabes? siendo una fantasma ni puedo andar por ahí como si nada. Dile que venga, que vuelva a su hogar, extraño a mis bisnieta —DIjo con indulgencia la Ravenclaw.

 

—Tienes razón —Dijo el vampiro y agitó su varita mágica de cerezo, la cual hizo aparecer delante de él una lechuza blanca preciosa a la que le ató carta para su hija invitándola a volver, que era lo que más esperaba.

Editado 4 de Octubre del 2017 por Keaton Ravenclaw

[Etoile Black]

---- Por ahí…

 

Tras pasar los años todo cambiaba, sin embargo la imagen que emanaba la peli rubia era realmente sorprendente, nada le había cambiado, claro… hablando de lo físico, pero su mentalidad había dado el giro a la adultez, los malos ratos como el insomnio, faltas de apetito y soledad han hecho de ella un ligero problema. << ¿Has pensado en regresar?>> Me preguntaba Denaly, actitud e inner que había heredado de mi olvidadizo padre Danyellus. - ¿Para qué regresar?... – Solté observando los rayos de sol que dejaba pasar los racimos del árbol cercano, aquellos rayos comenzaban a ser más débiles cada hora debido al atardecer, mi momento favorito…

 

-No creo que se preocupen por mí, es más, dudo que se acuerden… - Solté con un dejo de tristeza. – Pero si me lo pidieran… si lo haría – Declaré. Levanté lentamente uno de mis brazos y extendí la palma de mi mano para hacer un poco de sombra a mi rostro, a pesar estar en un parque con muy poca gente, me gustaba actuar normal aunque no todo lo fuera. En segundos un ave se comenzó a pasear por los cielos, como si buscara algo o alguien…

 

-Esa cosa… se me hace familiar – Dije analizando a lo lejos aquella figura. Se trataba de una lechuza, aquella ave sorprendentemente noble y guiador. Ésta se posó a un costado mío e hizo su peculiar ruido. Le observé por un momento, aun acostada en el césped y me percaté de lo que estaba sucediendo. Ágilmente me incorporé sobre el mismo lugar y crucé mis piernas para poder sentarme frente a la lechuza, extendí mi mano y esta simplemente depositó una carta, era de mi padre.

 

“Querida Etoile…

Ha pasado mucho tiempo desde tu última visita, he querido evitar el dolor de un padre ausente pero me temo que eso ha fallado, no ha sido mi intención. Discúlpame por no estar cuando tu más lo requieres… pero ahora estoy y te pido que regreses, tu abuela Rowena te extraña, al igual que yo, por lo que estamos en tu espera y con las puertas abiertas.

 

Te quiere… Keaton Ravenclaw.”

 

Observe a mí alrededor mientras que cuidadosamente guardaba esa carta, para que en cuestión de minutos desapareciera del lugar.

 

---- Castillo Ravenclaw

 

Un “crack” sonó afuera de los terrenos de Ravenclaw, había aparecido por los rumbos nuevamente. La capa que llevaba puesta se ondeaba por pequeños momentos debido al aire del atardecer, era normal… suspiré. -Veamos que ha pasado… Quizá ya hasta tiraron mi habitación – Bufé. Mis piernas comenzaron a moverse y atravesé con delicadeza la acera del jardín, paseé los dedos de una de mis manos sobre mi muslo hasta sentir la punta de mi varita, era una tontería, pero no me importaba prevenir. Coloqué la otra mano sobre el cerrojo de la puerta y empujé.

 

El olor tan familiar de años se encontraba muy fuerte, pestañeé hasta conciliar un poco la vista, debido a que el castillo estaba algo oscuro, y logré encontrarlo. Ahí estaba él… sentado sobre uno de los muebles del recibidor, su semblante serio y fino continuaba siendo el mismo, cosa que no me extrañaba. – He llegado… - Declaré con pena y nerviosismo, quitándome la capa de viaje y dejando a la vista una vestimenta sencilla, unos jeans y una camisa de manga larga blanca.

Editado 4 de Octubre del 2017 por Etoile Black

[Keaton Ravenclaw]

Había cosas que con el tiempo solían cambiar en una persona: el tono de piel, tal vez más arrugas si no se poseía algún tipo de magia que lo evitara, el color del cabello, a veces la gente se hacía más menuda; sin embargo, los cambios más notorios eran esos que no se veían a simple vista. El crecimiento mental, la madurez, el sentido de la vida, las prioridades, eso era lo que dejaba claro el paso del tiempo, porque sin importar si se era un vampiro, un demonio, un humano, un hombre lobo o una banshee, siempre se crecía por dentro.

 

Keaton estaba reflexionando aquello sentado de uno de los sillones de terciopelo azul que se encontraban desperdigados en el salón. Entre los dedos de su mano derecha, reposaba su varita mágica de cerezo que, al ir rodando entre las yemas, emanaba alguna que otra nubecita de humo de colores, era notaria su impaciencia. No quería admitirlo, tal vez porque era muy orgulloso y testarudo, pero extrañaba a su familia, extrañaba es esplendor de los Ravenclaw antaño, extraña tener a todos sus hijos reunidos, extrañaba...

 

—He llegado... —Se escuchó en la entrada del Salón y Keaton alzó la vista tan rápidamente que se hizo daño en el cuello. Ahí estaba, tan linda como siempre, su hija Etoile.

 

No pudo contenerse, era contrario a su naturaleza, algo completamente diferente a aquella máscara de frialdad que siempre mostraba al mundo, pero corrió a su hija y la abrazó con un cariño poco visto en el vampiro. Rowena, que andaba aún por ahí, incluso tuvo que tallarse sus ojos para asegurarse de que aquello no era una alucinación (¿los fantasmas pueden tener alucinaciones?). De pronto, y como si se hubiera dado cuenta de su momento de debilidad, soltó a la chica y le dio un cálido beso en la mejilla.

 

—Te he extrañado como no tienes idea, hija, me alegra sobremanera que regreses, créeme que eres de esas pocas personas a las que quiero lo suficiente como para ser tan efusivo... pero en verdad no sabes lo mal que me la he pasado si ustedes, mis hijos —Dijo con una voz pausada, grave tranquila —Espero que me hagas y nos hagas a todos en general, el honor de volverte a instalar —Añadió y la invitó sentarse —Mientras lo decides, ¿qué te pare si nos cuentas a tu bisabuela y a mi a dónde has ido? ¿qué has hecho? ¿qué nuevas experiencias nos traes? —Soltó y, con un movimiento de varita, hizo aparecer una botella de Whisky de Fuego y tres copas (sabía que Rowena no podría beber, pero se le hizo de mala educación no servirle a ella también), y sirviendo el líquido en ellas, esperó la respuesta de su hija.

 

@@Etoile Black

[Etoile Black]

Tan solo había dado unos pasos cuando de repente unos brazos me rodearon el cuerpo, apegándome a un cuerpo cálido y musculoso. Sin más correspondí el abrazo, era un momento único ya que no me había sentido tan protegida desde muchos años atrás, tan solo deseaba que eso vuelva… suspiré.

 

-No se preocupes por lo sucedido – Comenté, sabía que le costaba ser allegado de esa forma, por lo que no le exigía de más a mi padre – Yo… lamento haberme ido sin decir nada, ni dejar una nota… - Musité, comenzaba a sentirme incomoda. Escuché atenta sus palabras referente a quedarme en casa y no pude evitar la sonrisa de ternura que guardé por mucho tiempo.

 

Moví la mirada por la habitación y observé al fantasma, aquella parecía querer llorar y abrazarme de igual forma, sin embargo los fantasmas pasaban un peor momento en situaciones así. – Hola abuela, tiempo sin verle – Saludé, ella se puso a girar sobre su propio eje por lo que entendí que expresaba una alegría a mi llegada. – Bueno… experiencias… han pasado muchas, a decir verdad, hice un recorrido magnifico por Ámsterdam, estuve estudiando criaturas extrañas en ese lugar, pero andaba con mucho miedo por eso de los bandos… - Comenté susurrando casi lo último.

 

-Como sabrá, no pertenezco a ninguno por ahora, pero al hacer el cambio casi me mataban del enojo – Reí un poco y agaché la mirada avergonzada – También conocí a un chico… y bueno, estoy en una relación rara con él, aun no es nada serio aún – Me adelanté a decir, sabía que a Keaton no le gustaba que hablara de ese tema, como buen padre. Me incliné un poco y sujeté la copa que yacía sobre la mesa frente mío, lentamente la moví y bebí un sorbo del líquido. – Usted no tiene buen semblante… - Comenté fijando mis ojos sobre Keaton.

 

@@Keaton Ravenclaw

[Keaton Ravenclaw]

Algo era cierto, entre la alegría de ver a su hija, las ganas de conocer su historia, su aventura, el ojiverde se olvidó por un momento de la gran cantidad de pendientes que tenía, de aquellos roces con algunos de sus compañeros en la Mall, de esa poca actividad que estaba generando que no le dieran entrada a la Marca Tenebrosa de nueva cuenta... las cosas se estaba poniendo bastante peliagudas, pero la presencia de Etoile de nuevo por aquellos parajes, sin duda alguna que le cambió el día al patriarca de los Ravenclaw.

 

—Vaya, ¡criaturas exóticas! ¿qué tipo de Criaturas? últimamente en la Mall hemos estado trabajando con criaturas que nos han llegado desde América, ya tenemos Aves del Trueno, Wampus, Erumpents... esa clase de criaturas que a todos ponen un poco nerviosos, pero que al final del día todos quieren tener —Comentó el vampiro.

 

En ese momento, la chica mencionó que estaba algo inquieta y asustada por los bandos, que de momento no pertenecía a ninguno pero que le generaba un poco de recelo el no pertenecer. Keaton sintió una hondonada de cariño hacia la chica; ambos estaban en la misma situación, aunque a decir verdad, los bandos estaban muy apagados últimamente, Esa parte fue la que lo hizo sonreír.

 

—Bueno, pues por los bandos ni te preocupes, han estado muy inactivos, estamos viviendo meses de mucha paz. No sabes si sus líderes ya hicieron las pases o qué, aunque lo dudo, tal vez alguno de los dos esté poco deseoso de mostrarse en público, finalmente muchos de la Orden del Fénix hace un año y cacho se descubrieron en el Atrio del Ministerio, ¿tú crees? eso ha traído confusión. Hace poco fueron los juicios de Mei Black Delacour y de Lisa Weasley Dealocur, para que son de los altos rangos, pero no han querido decir nada y está pendiente su sentencia hasta donde me quedé —Contó un poco de la situación.

 

En eso, comentó algo que la verdad el Black Lestrange no se esperaba. Su hija salía con alguien. Se removió un poco en su asiento, algo incómodo. No era que no se alegrara por su hija, sencillamente que le daba ese celo de padre por las relaciones de su hija. Quiso hacer algún comentarios, pero no pudo, simplemente sonrió forzadamente y siguió escuchando a su hija, la cual entonces le mencionó que se le notaba algo extraño... ¿se habría dado cuenta de su poco entusiasmo ante la noticia de su relación?

 

—Será el cansancio lo que cambie mi semblante, porque yo sogo siendo igual de guapo —Bromeó —La verdad es que he tenido algunos problemas en la Mall con algunos de mis compañeros, han habido rencillas y algunos malos entendidos, y pues hay dos en especial que no me tragan. A mi realmente me da igual, el tema es que afectan mi desempeño porque merman mi trabajo —Comentó —Pero no te preocupes, nada que unos buenos Avada no arreglen —Volvió a bromear y bebió una copa más de whisky de fuego —Mejor cuéntame qué piensas hacer en tu regreso. ¿Regresarás a trabajar en el Ministerio? ¿Retomarás tus estudios? Eso de los Libros de Hechizos es bastante interesante, podrías empezar por ahí para que te acostumbres al ambiente Universitario —Le preguntó e informó.

 

Estaba muy feliz y, al fin, poder platicar otra vez de todos aquellos temas con alguien de confianza.

 

@@Etoile Black.

[Etoile Black]

Justo en ese momento sentía que iba demasiado rápido, no me daba tiempo ni de responderle a sus preguntas, por lo que me pareció de lo más gracioso y tierno, definitivamente estaban emocionados por tenerme en casa. Justo hubo una pregunta que movió mis dudas, regresar a trabajar en el Ministerio…

 

-Bueno padre… que te puedo decir, quiero hacerlo la verdad, pero en otro departamento, donde me encontraba era realmente cansado y aparte no pasaba nada interesante – Solté sinceramente, inflando un poco mis mejillas como un berrinche.

 

Sacudí un poco mi cabeza para caer en cuenta de lo que hablaba Keaton, estudios? De nuevo?. Como acto de reproche crucé mis brazos sobre mi pecho y ladeé un poco la cabeza. - ¿Nuevamente quieres que esté en la Academia? Acabe… Es lo que me importa – Solté una pequeña risa y me reacomodé en el sofá para tener la posición adecuada. – Está claro que seguiré estudiando, pero eso de estar haciendo las dos cosas… será complicado.

 

Bajé un poco la mirada y observe mis botas algo manchados por el lodo, suspiré y comencé a moverlos haciendo que choquen entre si, sonreí por encontrarle el lado divertido a las cosas y pregunté con cuidado. - ¿Cómo vas con la vida amorosa? – Observe como mi padre se tensó y mi abuela soltaba una risita de burla.

[Saori Rambaldi Ragnarok]

Una mañana no muy placentera para la Revenclaw y como es de su costumbre estar en la biblioteca pues no socializaba mucho con su aunque en ocasiones cruzan una que otra palabra pero no como ella esperaba, la joven asiática investigaba su origen o mas bien el origen de su demonio quería saber mas sobre la familia Vigletti pues aun no podría aceptar a tal criatura sin saber quien era.

Curiosa mente los libros no daban mucha información era raro ya que tanto su padre como los demás familiares tiene sangre sobre humana, saori pensó que su padre le esconda algo que ella no sepa o tal vez solo protegernos, la joven chica toma una tosa de té un bordo tras sorbo leyendo los libros y con su pelo sin lavar y algo desarreglada las horas pasaban y tin su elfo domestico le dijo.

-Señorita, le gustaría cenar algo - dijo mirándola con preocupación al no soltar el libro que tenia, saori mira por encima del libro y observa por un instante y responde.

-Si, por favor - donde unas cortas pero simples palabras a su elfo.

La mirada se salto del libro a la biblioteca miro a su al rededor y sintió algo aun mas raro que los fantasmas no estén molestando pues acostumbran a molestar a los que no son un Revenclaw de sangre era algo que ella le causaba gracia, saori se levanta de su sillón estira un poco su cuerpo dando unos sonidos de placer respira hondo y da un vuelta a la casa dejando el libro encima de la mesa la cual aguardaba con muchos mas libros.

-Jumm miremos haber que ay de nuevo en la casa-Dijo tocando su barbilla-Papá no esta así que ammm - pensó meticulosa mente pero se acordó que todos sus conocidos estaban ocupados, camino hacia la sala principal para ver por la ventana y una nota de el elfo de su padre asomo cerca de saori dándole una indicación .

 

-Hija vendrá un conocido a revisar algunas cosas que hay que arreglar de tu habitación, atiéndelo bien -

Mirando la nota respira y mira hacia la ventana y deja la nota algo arrugada encima de la mesa mientras esperaba a aquel conocido que venia mirar algo que saori no entendía.

 

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Editado 2 de Enero del 2018 por Paula Malfoy

[David Augustus Lestrange]

La excusa perfecta, así la catalogaba. Con la excusa de ir a reparar unas cosas a una de las habitaciones del castillo podría entrar en el hogar de los Ravenclaw. Para nada le importaba lo que hubiera que arreglar, reparar o colocar en su sitio, su único y verdadero propósito era poder entrar en el castillo sin levantar muchas sospechas. Una de las razones por las que quería hacerlo era para descubrir cosas sobre una de las fundadoras del fantástico colegio Hogwarts. También, por si encontraba algo de valor que pudiera pertenecer a esa fundadora tan inteligente.

 

Sabía que una de las piezas que pertenecía a la mujer y que había sido muy valiosa estaba rota, destrozada. Pero una bruja tan inteligente y tan sabia seguro que tenía que tener algún objeto más, algo que pudiera haber guardado. Aunque lo tuviera... ¿significaba eso que estaría en el Castillo de la familia Ravenclaw de Ottery? Pues rotundamente no, pero era un buen sitio para buscar, de eso no había ninguna duda. Su intención, en principio, no era robar, más bien apreciar ese posible objeto, aunque la idea de tener algo que le hubiera pertenecido le tentaba mucho.

 

Con una túnica negra y sencilla avanzó por las calles a paso firme hasta que después de un largo caminar se encontró con su destino. Como iba por un motivo le habían dicho qué tenía que hacer para poder entrar, tocar el tronco de los Sauces Boxeadores con la punta de su varita. No sin esfuerzo, lo consiguió. Eso sí, nada le evitó que una rama pasase rozando por su brazo derecho y le estropease levemente esa parte de la túnica. Con un movimiento de varita lo arregló, pues siempre tenía que estar elegante.

 

Sin más dilación avanzó hasta encontrarse con la puerta principal a la que llamó varias veces esperando que alguien fuera a recibirle. Rápidamente apareció un elfo doméstico. No le dijo gran cosa, no se molestaba en saludar a los elfos domésticos, el único que le caía bien o más o menos bien era el suyo. Le ordenó al elfo doméstico que fuera a buscar a uno de los miembros de la familia, quería hablar con una persona.

 

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[Saori Rambaldi Ragnarok]

tim elfo Domestico de Saori.

Mientras tim el pequeño elfo organizaba todo lo de la cena de la familia revenclaw, unos fuertes toques interrumpieron su culinario el cual estaba apunto de terminar, pero primero tenia que atender a su ama fue corriendo pues tal vez era la persona que iba ayudar en la casa.

Con sus pequeños pies corrió hasta la puerta y abrió dando paso a un hombre con carácter el cual nadie se quisiera cruzar tim escucho sus fuertes palabras y al ver el descaro con el que entro dijo -Si, señor de inmediato.

El pequeño elfo fue a la sala principal avisarle a saori que aquella persona ya estaba presente, saoei con su tierna cara y sus ojos rasgados lió mira y le dice -Gracias, Tim de inmediato iré - responde saori dejando a tim solo en la sala.

 

En camino...

 

Saori algo distraída y pensando en aquellos libros escondidos sobre los demonios tropieza con el joven que venia ayudar y con una mirada y un sonrisa le dice aquel hombre -Lo.. Lo siento amm venia pensado un poco, bueno tu debes ser el que papá menciono bueno - lo mira de re ojo y no le ve muy aspecto con mucha formalidad le dice aquel hombre -Bueno, mi Nombre es Saori Revenclaw Rambaldi y el suyo - dice dándole la espalda -Siga me - dijo la bruja pero en un momento crucial los fantasma de la casa empezaron a despertar y para saori era algo que quería evitar ya que la hacían pasar la peor de las vergüenza. Pequeños murmullos salían de las paredes y saori miro al joven mirando hacia la pared se dio cuenta que dejo la biblioteca abierta lo cual la apresuro mucho obligada cerro con su varita la biblioteca rápida mente pues habían cosas y libros muy personales e importantes para esta familia.

Saori lodire hasta su habitación y sin muchas palabras le dice- Muy bien nose que tendrás que hacer pero esta es mi habitación cualquier cosa me avisa- dice pero no paso mucho tiempo cuando de la nada aparece uno de los fantasmas de la casa soltando agua en su cabeza.

-Malditos - dice saori con una voz de ira.

Fantasmas..

 

Las fuerzas espirituales de la casa asomaban para molestar a los que no eran legítimos de la revenclaw y aveces le hacían la vida imposible a Saori - Jajajajaja que pasa pequeña, es que tu putrefacto olor ya me tenia asqueado- dice dando un vuelta alrededor de ella y con un movimiento mira al hombre con el que estaba. -él quien es otra de tus victimas Saori - dice aquel espectro lazando de igual forma agua y atravesando las paredes como loco.

 

Saori reacciono y con una risa después de ver lo divertido que se le hacía le lanza un zapato pero no funciona ya que es un fantasma y ríe aun mas -Jejejejje que boba - se va a perseguir al fantasma y con su varita empieza a lanzar hechizos para poderlo afectar. -Disculpa -Dice casi que gritando -Es que molestan muchos enserio jaja perdón quieres algo para limpiarte -Dice con una serie de sarcasmo.

 

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[David Augustus Lestrange]

Esperando que el elfo doméstico no tardara media vida en llamar a uno de sus amigos y avisar de la presencia del mago, el ojiazul entró en el precioso hall de entrada del castillo poniendo sus ojos en cada uno de los lugares de la estancia. Distraído miraba a su derecha cuando alguien o algo chocó contra él. Por lo inesperado del choque casi cae y de paso se había llevado un buen susto. Retrocedió un par de pasos mirando de mala gana a la persona que había tropezado con él, alzando una ceja debido a la sonrisa que llevaba.

 

—Podrías tener algo más de cuidado.

 

Le pidió asintiendo, era la persona encargada de revisar lo que fuera que hubiera que revisar en aquella habitación. Esperaba que no fuera nada difícil de solucionar para así poder ponerse pronto a hacer su verdadera misión, inspeccionar el castillo en busca de cosas interesantes.

 

—David.

 

Se presentó sin mucha gana siguiendo a la muchacha por el lugar. Mientras seguía detrás de ella escuchaba algún que otro murmullo que no estaba muy seguro de dónde podía provenir. Tenía curiosidad y ganas de preguntar si ella lo había oído y sabía de dónde venían, pero lo descartó optando por permanecer en silencio intentando seguir escuchándolos y descubrir por sí mismo quién narices los provocaban. Casi sin darse cuenta habían llegado a su habitación.

 

—Claro, déjalo en mis manos, lo tengo todo bajo control.

 

Dijo en referencia a lo que tenía que hacer en su habitación. Ella no sabía qué tenía que hacer y eso le venía a las mil maravillas puesto que así no tendría que hacer gran cosa y podría empezar más pronto de lo esperado con su verdadero cumplido. Sin embargo, pronto descubrió quiénes provocaban los murmullos, debían ser a causa del fantasma que apareció echando agua sobre su cabeza. Era de esa clase de fantasmas a los que le gustaban más de la cuenta las bromas, recordaba que en Hogwarts había algo parecido… Maldijo todo lo que pudo y más al fantasma, mientras con un movimiento rápido sacó su varita apuntándolo.

 

El agua estaba fría. Toda su túnica empapada… Se estaba arrepintiendo de haber ido a ese maldito lugar. Miró de mala gana a Saori.

 

—¿Qué ha dicho ese fantasma de tus víctimas? ¿Cómo “otra de tus víctimas”? ¿Eres una asesina?

 

Preguntó no entendiendo nada de a lo que se refería. Había preguntado en voz alta pues ella se había alejado a perseguirlos. No le quedaba otro remedio que seguirla, además quería vengarse de lo que le habían hecho. Los objetos no les provocaban daño a los fantasmas, pero sabía que tampoco les hacía mucha gracia, conocía a algunos fantasmas que lo consideraban algo ofensivo así que sin pensarlo lo más mínimo agarró un jarrón que tenía a su lado y lo lanzó en dirección al fantasma... por desgracia falló.

 

—No… lo que quiero es algo para hacer desaparecer al fantasma que me echó agua… ¿Cómo es posible que un fantasma así viva en este castillo? Tú vives aquí, ordénales parar.