Floristería Las Tres Hermanas (MM B: 78830)

[Sagitas E. Potter Blue]

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Rubro : Venta de Flores.

Tamaño de Negocio : Mediano


Propietarios:

Amya_An, Hayame Chang y Sagitas Potter Blue


Descripción:

La puerta de entrada nos lleva al espacio mediano todo lleno de flores, en estantes desde el suelo hasta el techo, ordenadas por pasillos. Cada pasillo está destinado a una especie concreta. Los clientes pueden pasear entre ellos pero siempre es mejor que pidan ayuda a alguno de los elfos o a las dependientes. Batallando entre las plantas volátiles pueden lograr acercarse a un mostrador lleno de papeles de regalos, tarjetas de felicitación y lazos de colores.

Hay una pequeña trastienda donde hay abono y simiente (ahí Amya hace sus experimentos pensando que nadie la ve). En ésta, una insípida chimenea que conecta (a través de la Red Flú) a la Mansión BlattGold Klee, residencia Oficial de la Familia Adler en el Ottery St. CatchPole.

Allá hay dos puertas, la del baño y la que lleva a los viveros. Es un gran espacio en el que se cultivan los pedidos exclusivos para clientes selectos. A través de ellos se llega hasta una callejuela lateral del Callejón Diagon y puedes salir por allá sin ser visto por nadie. Es una salida secreta usada a menudo por las dueñas.

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Afiliados: (1)

1.- Xell Lovegood (Ficha y Bóveda)



SERVICIOS MINISTERIALES SOBRE LA PROPIEDAD

Servicios correspondientes al Departamento de Transportes Mágicos :

1º Red Flu .- Uso de Los Polvos Flú a través de la Chimenea de la Trastienda hacia :

a) La Mansión BlattGold Klee, residencia oficial de la familia Adler : Chimenea en la Ante-Sala de la Salita de Juegos (Planta Baja) - Conexión a la Red Flú con la Floristería "Las Tres Hermanas" (Callejón Diagon-Londres) - BlattGold Klee (Ottery St. CatchPole).

b ) Conexión a Clínica Santos Mangos: en enero 2014 (duración un año)

2° Hechizo de Anti-Aparición : ACTIVADO. en enero 2014 (duración un año)

Hechizo antiaparición activado: Excepto las 3 dueñas, todos se aparecerán en la entrada, junto al escaparate. Las dueñas podrán aparecerse en la trastienda.

3º Trasladores : No Autorizados.

 

Servicios correspondientes al Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas :

Criaturas Mágicas : Ninguna.

Criaturas No Mágicas : Ninguna.

(*) Seres Mágicos : Ninguno.

Sobre Objetos Mágicos :

Objetos Mágicos : Ninguno.

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Me encontraba a gusto en la floristería, la llegada de Nely al lugar había sido una gran sorpresa y me había dado mucha alegría poder ver la reunión de las dos hermanas. ¿Cuánto tiempo hacía que Nely no venía al pueblo? Pues a mi boda no había venido, así que un mínimo de seis meses, si no era más, por lo que la sorpresa había sido maravillosa.

Y ahí estábamos, Nely y Reena reencontrándose, y yo hablando con Tamarindo, tomando un té con pastas, intentando pasar por ciudadanas con educación y clase (removíamos el té con cucharilla, sin meter los dedos, qué educadas que éramos...)

-- Bueno, Tamarindo... ¿Tienes planes para este verano?

Editado 5 de Enero del 2014 por Sagitas E. Potter Blue

[Matt Blackner]

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Después del numerito de las abejas había desaparecido de la floristería.Pero sabía que Sagis había vuelto allí, y como no la veía, decidí ir a visitarla allí. Al fin y al cabo, estaba aburrido en casa. Ithilion estaba con matt, había ido a nadar con el al lago que había en el jardín de la mansión, asi que...

 

Aparecí allí, invisible para todos excepto Sagitas. Había una mujer qe no conocía hablando con Reena, y las dos parecían muy felicies, como si hiciera tiempo que no se veían.

 

Y en una mesita, tomando te, Sagitas con otra desconocida. Leñe, no conocí a nadie fuera de casa.

 

Me aparecí tras sagitas y le rocé el cuello, divertido porque la podría tensa, y eso que estaba toda fina moviendo su taza.

[Sagitas E. Potter Blue]

Noté un roce en el cuello e instintivamente me di una torta en él. No sé, pensé que tal vez era un mosquito, o una abeja, o algún zarcillo de una de las plantas pícaras que por allá correteaban. Cuando me giré y vi a Jack, me puse roja. Me levanté de golpe de la silla y le puse las manos en la cara. Al instante, su cara se hizo visible, aunque el resto del cuerpo aún quedara como fantasma.

 

-- ¡Por Merlín, Jack! ¿Te di? ¡Oh, cielo! No quería darte, de verdad; pensé que sería un moscardón molesto o algo así.

 

Le di un par de besos en sus labios, que siempre se le ponían carnosos cuando se materializaba y siempre me daban ganas de morderlos. Y de algo más, pero recordé a tiempo que allá estaba Tamarindo, así que volví a sentarme y le hice señas para que se sentara a nuestro lado, cerquita de mí, para que se materializara del todo.

 

-- ¿Conoces a Tamarindo? Fue quien diseñó mi vestido de novia. Una gran modista y una gran amiga, además. Y mi jefa en la casa de los Huffies, pero eso es otra historia.

 

Procuré no mostrar la alegría que me producía ver a mi marido con nosotras. Era agradable que saliera de vez en cuando de la mansión, siempre allá metido... Me gustaba que se atreviera a moverse por el pueblo y que me sorprendiera viniendo a buscarme.

[Tamarindo]

Vi todo el espectáculo comiendo galletitas y pastitas, sentada en la mesa tranquilamente, riendome un poco por lo bajo sin molestar a la parejita, no vaya a ser que se dieran cuenta de que estaba alli.

 

Pero se dieron cuenta cuando de repente pararon de golpe de besarse. Que tiernos eran esos dos. La verdad es que habia diseñado el vestido de novia, como dijo Sagitas al presentarme, pero creo que a la boda no había podido asistir, y por tanto no conocía al marido de mi amiga...

 

cuando me di cuenta de que estaba en las ramas del "carballo" (que es roble pero en gallego, y como estamos en una floristeria bien rara pues yo lo digo asi) volvi en mi.

 

-Ho... Hola. Soy Tamarindo, un placer. Emmm, Sagitas... ¿Hay has pastas? Creo que se acabaron por darle de comer sin querer a aquella planta. Otra vez, lo siento, no fue mi intención, es que pensé que si no eran las galletitas, era mi brazo, y como que le tengo cariño a mi brazo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Reconozco que estaba sonrojada al darme cuenta de la mirada que nos dirigía Tamarindo. Carraspeé un poco, intentando mirar a otro lado que no fuera ni ella ni mi marido. Pero ella me hizo una pregunta así que tuve que por narices mirarla, crecer mi rubor, y contestarle.

 

-- ¿Ya se han acabado? Pues claro que hay más, Tama -- yo ya no tenía hambre, las cosquillas en el estómago en realidad eran mariposas. -- Ahora mismo te traigo más.

 

Y me levanté, dejando a solas a Tama y a Jack. Fui a la trastienda y empecé a abrir armaritos de la alacena: fertilizante de dragón, semillas de cardos borriqueros para comida de mascotas a dieta herbívora, tubérculos de flores de nombres impronunciable... ¿Dónde demonios estaban las galletas? ¡Ahhh! Seguro que estaban en la mesa de Amya, junto a las pruebas de perfumes enlatados.

 

Y allá estaba, sí, en un cajón, dentro de una lata precintada con una goma de pollo. Al abrirla, el aroma de las pastas de té, me inundó, ¡qué bien olía! Las puse en una bandejita y volví hacia la reunión.

 

-- Toma, Tama... Jo, qué bien huelen... Oye, que es mejor que te coma el brazo que no tirar a perder estas maravillosas galletitas.

 

Y tomé una galleta y me la metí entera en la boca, para quedarme callada.

[Tamarindo]

Pedí galletitas y tuve galletitas. Sagitas se fue dejandome sola con Jack y bueno, que mientras sagitas no volvía quedamos en un incómodo silencio en el que ninguno de los dos sabía que decir al otro...

 

Silencio...

 

Algun ruido de las plantas se oía de fondo, y a sagitas rebuscando por los armarios y cajones.

 

Al rato volvió, con un bote de galletas, mmm, ricas galletas. Pero vino como recriminando cosas... que si mejor mi brazo para las plantas y no las galletas.

 

-Oye, que mi brazo es muy importante para mi, sin el luego como hago cosas como zapear, abrazar o dibujar? las galletas se reponen y mi brazo no vuelve a crecer T_T y si me muero sin mi brazo?

 

Parecía una pelea o.O

 

Me comí una galleta para callarme, no vaya a ser que metiera la pata y me tirara de cabeza a la planta aquella

[Sagitas E. Potter Blue]

No podía darle la razón a Tamarindo, pero... jo, que las galletitas olían demasiado bien. Pero en algo tenía razón, los brazos no crecían de nuevo.

 

-- Hum... oye... ¿Y has pensado en alguna pócima tipo lagartija? Ellas sí pueden volver a crecer sus colas, quién sabe, puede que te salgan tres o más brazos. Te vendría genial para tus creacciones, ¿no?

 

Tamarindo estaba como yo, devorando las galletas. Lástima que Jack no podía comerlas, pero eso era bueno, ¿no? Con dos compulsivas como nosotras, seguro que no le hubiéramos dejado ni las miguitas.

 

-- Oye, Tama... ¿Te dije que ya había vuelto Amya? Lo malo es que algo se trae entre manos. Ha vuelto pero... es como si tuviera un novio por algún lado porque desaparece y ni duerme en la casa. Yo estoy segura que sigue con ese novio dentista que tenía. Ese muggle... Un día me voy a disfrazar de algo y la voy a seguir, a ver si pillo en lo que se mete...

 

Empecé a pensar en qué podía hacer para seguirla sin que me viera. Amya era muy lista, capaz de librarse de la persecución de alguien y sin darse cuenta que le seguían. Pero me tenía mosca, le veía apenas una hora al día, como mucho.

 

-- Oye, deja de comer un momento y dime qué piensas sobre Jack, mi marido. ¿A qué es mono?

[Nely Aradia Gaunt Lill]

Parecía que el tiempo no pasaba por aquel bullicio de brujas que se encontraban en la trastienda de la floristería tomando pastitas de té. Ver como Sagitas reía junto con esa bruja que decía llamarse Tamarindo, le hacía feliz. No tanto así como aquel fantasma con el que se había casado anteriormente, y es que, después de todo; la castaña debía de aceptar que jamás olvidaría a aquel amor con el que rompió reglas. ¿Quién la iba a decir que un día tendría una aventura amorosa con su tía favorita? Debía de aceptarlo. Ella se marchó y dejó todo atrás, no podía esperar que todo volviera a ser igual a pesar de que los cuerpos físicos no notasen el paso del tiempo.

 

Cada uno hacia su vida, y ella, ya había aceptado que la suya no estaba en Ottery más que para meras cortas visitas, así pues, al lado de su gemela, feliz de estar con ella; volvió su mirada hacia la pelivioleta y sonrió viendo a aquel fantasma allí presente. --"Con que ese debe de ser su marido, mira que es feo el condenao´"-- La gemelsa sonrió por sus propios pensamientos.

 

--Y bien, hermanita ¿Me vas a poner al día de tu vida mientras me invitas a un té con leche?--

[Tamarindo]

-La verdad es que no te hacía casada, eres mas como un alma libre con los cabellos al viento. No sé, es raro verte atada a alguien. Y no te ofendas Jack, pero es la verdad...

 

Me como otra galleta mientras dejo de hablar tanto, que creo que empezaba a pener la pata en esta conversación.

-Y bueno... de Jack que te puedo decir, si está delante... no voy a decir nada malo, pero si, es guapote el chico... un poco calladito tambien. Pero se nota que te quiere, y eso es lo bonito. -Suspiré, como esos suspiros de enamorada...- Ay... dónde estará mi novio Shaki que parece que hace mucho que no le veo...

 

Comí mas galletas, mirando hacia arriba y pensando en mi guapo y precioso novio Shaki, que seguro estaba en la mansión Adler esperando a que volviera...

[Matt Blackner]

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En cuanto notó el roce, lo que hizo fue soltar un tortazo, el cual por cierto me acertó de lleno...y menos mal que se dio cuenta, porque toda avergonzada se puso de pie y me colocó las manos en la cara para que me volviese visible, aunque solo fuera de cuello para arriba.

 

Asi que terminé de materializarme, que más daba...

- Ya, claro, querías librarte de tu fantasma... - respondí, fingiendo pucheros.

 

Pero con un par de besos aquello se arregló, en realidad había sido hasta graciosa en su reacción. Me volvía más real, y tenía ganas de morderle pero...ah, había gente delante y no creía que fuera lo más acertado...

 

Una chica nos miraba seguramente extrañada. Ya era raro que un fantasma se acercase a los vivos, más aun que los vivos reaccionaran dándoles besos.

 

Me senté en una silla cerca de Sagitas, de forma que fui totalmente visible. Me presentó a la joven, Tamarindo, diseñadora de su vestido de novia. Asentí sonriendo, era bonito, le quedaba muy bien, pero yo habñia disfrutado quitándoselo...

 

No, mejor ahorrarme ese dato.

- Pues debo decirle señorita que era un vestido muy bonito, la verdad.

 

Pero Sagis nos dejó para buscar galletas, y mientras iba y las traía, no supe que decir. Estaba acostumbrado a estar en casa, bueno...es que normalmente no sabía bien que decirle a la gente. ra más de estar por casa, de austar a la gente y vigilar a Ithilion.

 

Pero quería salir más, en realidad me entretenía siguiendo a Sagitas. Ella regresó con unas galletas que olían muy ricas, pero se las comían en un momento...

 

- Eh! si quieres me hago invisible, asi podeis hablar de mi - dije, riendo. Me volví un poco turbio al oir que no imaginaba a Sagitas casada, no me ofendía pero...si supiera que era la segunda vez que se casaba conmigo, que diría.