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►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)


Claudia Crowley
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Con una amenaza así es difícil mantenerse oculto— la voz suave con ese pequeño dejo de sarcasmo se escuchó tras la joven, no era dificil imaginar de quien se trataba, —aunque un duelo para salir del aburrimiento no estaría mal, para animarnos un poco— agregó el Crowley.

 

Hace mucho que no pisaba el castillo, al igual que el resto de la familia, salio en busca de aventuras fuera de Londres, viajes que lo sacaron fuera de la isla y terminaron por llevarlo a la Europa nórdica en busca de leyendas pérdidas. Planeaba volver a casa después de las fiestas invernales, solo que las cosas no salen como se planean. Sabia por los elfos, que su hermana cayo en un sueño profundo, o algo parecido, así que al saber de su despertar hizo variar su exploración.

 

¿Qué tal estuvo la siesta?— preguntó a modo de molestarla y de hacerle una broma, aunque no recordaba que se llevará de esa manera con ella, cosa que ciertamente no importaba en ese momento.

 

Camino unos pasos hasta estar frente a ella, en parte para verla de frente, y también para revisar su estado, estaba igual como la última vez que tuvieron una reunión familiar motivada, seguro por alguna emergencia familiar. Ubico un sitio para sentarse, y saco un pañuelo para limpiar la fina capa de polvo que cubría cubría el lugar. No lamentaba el estado del Castillo, si la familia decidio no vivir en el castillo, pues no valía la pena tenerlo limpio, aunque seguro su padre no lo tomaría tan a la ligera como él.

 

Guardo el pañuelo en el bolsillo de sus jeans y tomó asiento, además llevaba puesto un polo rojo y un par de tennis. Sacó su varita e hizo aparecer una botella de vodka y un par de vasos.

 

—Supongo que tienes algo de sed, y creo recordar que este es el licor familiar. Sírvete a tu gusto Marissa

 

Fokker hizo lo mismo y espero.

 

¿Planeas algo? porque no creo que al invocación haya sido gratuita— inquirió observando un poco y notando que algunas cosas no estaban como las dejo la última vez que salio de casa.

 

@@Nicole Evans Crowley @@Marissa A. Black Crowley

Don't make promises you can't keep... but those are the best kind.

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kRRKjq1j.gif         "Perdón por la sangre derramada xD "

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Desde que regresara a habitar en el castillo Evans su actividad favorita era pasear junto con Van por los terrenos silvestres y el jardín de estatuadas que daba la bienvenida a los visitantes. Aquel día no era la excepción; el viento invernal azotaba sus niveas mejillas y agitaba sus cabellos cobrizos en todas direcciones. Sus botas negras se hundían en la ligera capa de nieve que cubría el suelo mientras que su túnica color jade se arrastraba por el blanco manto.

 

-Señorita, ¿no preferiría entrar y sentarse junto a la chimenea?- Van caminaba con dificultad a su lado pues se hundía hasta las rodillas en la escarcha, y su ancho abrigo apenas le permitía moverse con normalidad.

 

-Si quieres puedes entrar al castillo Van, yo quiero caminar un rato mas....- se escucho un ligero "crack" y ante ellos se materializo un elfo domestico que no habia visto antes; la pequeña criatura dio un paso hacia ellos y la Evans instintivamente tomo la varita que reposaba en su bolsillo.

 

El domestico noto la reacción y se detuvo para pronunciar un anuncio -Se solicita la presencia de todos los miembros de la Familia Crowley en el Castillo.

 

Aquello hizo que la chica bajara la guardia pues no sabia quien podría ser quien estuviera haciendo aquel llamado, nadie habitaba el Castillo Crowley, eso lo sabia por ciencia cierta pues haba habitado en el durante un periodo prolongado y en su estadía solo habia visto a Fokker en una que otra ocasión -Pues adelante, llévanos con quien nos reclama- extendió la mano derecha para tomar la de Van mientras el recién llegado tomaba su otra mano. Desaparecieron con un simple "Poof".

 

La sala en la que aparecieron solo habia dos personas, una de ellas era mas que conocida por la chica pero la otra, una joven, nunca antes la habia visto. El lugar era cálido en comparación con el clima de la intemperie, se quito la túnica y se la tendió a Van, quien la enrosco en sus pequeños brazos. La joven camino hasta donde se encontraba Fokker y tomo uno de los vasos que estaban a su lado para servirse un trago, en sus viajes que habia acostumbrado al sabor, sensación y efectos de las diferentes bebidas.

 

-Fokker mucho tiempo sin verte- hizo un pequeño gesto con el vaso en dirección al chico y bebió un sorbo -Soy Nicole Evans Crowley, creo que no nos conocemos- dijo a la chica en modo de presentacion -¿Quien nos ha convocado?- pregunto para después tomar un buen sorbo de su bebida.

 

 

*No podia perderme la oportunidad de rolear en el Crowley ;) @@Fokker @@Marissa A. Black Crowley

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  • 9 meses más tarde...

Aquel hermoso día, el sol brillaba por lo alto del pueblo, los últimos días de calor debían aprovecharse, el cielo de un infinito azul era apenas roto por algunas nubes dispersas, el otoño estaba cerca y comenzaba a pintar algunos de los arboles en tonos amarillos y ocres. Mire aquello disfrutando del paisaje, me gustaba caminar, la desaparición no era tan de mi agrado solo lo hacia en casos de necesidad, ni que decir de los viajes en escoba, para nada, odiaba aquellos artefactos del demonio.

 

Ante mis ojos se abrió el paisaje, mostrándome aquel castillo, sonreí, aquel lugar estaba lleno de buenos recuerdos y gratas compañías, justo por ello me encontraba ahí aquel día, por aquellas personas que lo habitaban y tan en el olvido me tenían. No estaba segura de encontrar en el a mi hijo, si algo tenia aquel joven mago era un gen viajero que para mi mala fortuna le venia por partida doble, y si yo me la pasaba de viaje, el era doblemente vago.

 

La ultima vez que había estado ahí había sido "extraña" si bien León y yo eramos por llamarle de alguna manera buenos amigos, a veces era algo tensa la relación, me imaginaba que seguramente el no estaría en casa o al menos eso esperaba, en aquel momento el motivo de mi visita era solo ver a mi hijo, si algo mas pasaba después seria suerte o destino.

 

Apresure el paso hasta la enorme puerta, y de pronto me sentí algo nerviosa, siempre que llegaba hasta ahí cosas raras pasaban, esperaba que en esta ocasión fuera una simple visita sin mayores contratiempos o consecuencias. Dí un par de vacilantes pasos mas y mis zapatos de tacón repiquetearon en la escalinata hacia la puerta. Respiré profundo antes de animarme a dar un par de vacilantes golpes en la puerta.

 

-Madame Lestrange...- me reconoció el pequeño y educado elfo de aquel castillo, le sonreí con simpatía, lo recordaba de mi ultima visita.

 

- Rhyfs, que gusto saludarte..me alegro que me recuerdes.- afirmé sinceramente.

 

-Por favor pase...- dijo con su característica amabilidad. - Bienvenida madame, el amo León...

 

-Tranquilo, no he venido a verle a el- lo detuve antes de que se incomodara en darme su paradero.- Quiero ver a Fokker- indique-¿ Estará en casa?

 

- Si, el amo esta en su habitación, por favor pase al salón, ya mismo Rhyfs buscara al joven amo...

 

-Gracias...- dije sonriendo mientras amablemente me conducía al salón, caminé con cadencioso andar, tome asiento en uno de los negros sillones de piel. Nerviosa me frote las manos mirando a mi al rededor, todo estaba tal como lo recordaba, cada cuadro, cada alfombra.

 

-¿Desea tomar algo la señora?- averiguo siguiendo la misma mecánica.

 

-No te preocupes solo dile a Fokker que su madre esta aquí...

 

 

 

@Fokker

Editado por Sol Lestrange Black R

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  • 3 semanas más tarde...

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que estuvo en aquel lugar? Ciertamente no lo recordaba; volver le resultaba difícil. Rodeada de cuatro paredes no era como se veía, desde que tenía uso de razón el bosque y los libros de aventuras la habían convertido en un ser de alma libre, alejada de elegantes mansiones, fiestas sin sentido y brujas chismosas que solo buscaban un mago con un alto cargo en el Ministerio de Magia para sentirse realizadas. Viajar se convirtió en su pasión y en una manera de dejar atrás los días en que sirvió al Lado Oscuro.

 

Debía felicitar a los escasos sirvientes que aún conservaban algo de lealtad a la Crowley, el Castillo de su familia no era un basurero gracias a su labor. Salvo algunas excepciones, como su habitación, cubierta de gruesas capas de polvo que le costarían un par de hechizos de limpieza y una rinitis alérgica. Aunque en su interior sabía perfectamente que pronto tendría que marcharse de nuevo.

 

<<Solo he venido a descansar>> se recordó, bajando los escalones que daban a la última planta. El indistinguible sonido de la puerta de entrada abriéndose le indicó que alguien que no portaba su sangre había llegado. Ningún Crowley hacia acto de presencia de forma tan común. Comprobó el estado de su ropa, un discreto jumpsuit negro que ocultaba las recientes heridas en su torso, echando sobre esta una liviana capa de tonalidad similar a la prenda que cubría su cuerpo.

 

—¿Sabes a que vienen las mujeres a este castillo?—pronunció con un tono de voz grueso, no concordante con la delicada figura que era, al entrar a la sala de estar —O dicen traer un hijo que engendraron con León para que este lo eduque o vienen a revolcarse con él para engendrar algún otro malcriado niño, como por ejemplo tu hijo.

 

Tomó asiento frente a la bruja, dejando entrever un gesto que distaba de ser cordial.

 

—Es un placer verla después de tanto tiempo, señora Lestrange. Siempre es grato tener una visita en este humilde hogar.

Editado por Claudia Crowley

But she said, where'd you want to go? How much you want to risk?

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| Semper Fidelis |

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Empezaba a pensar que Fokker había escapado una vez más, tras unos minutos de infructífera espera, algo desesperada y llena de ansiedad me puse de pie y caminé hacia la ventana, a lo lejos se podía mirar el jardín en otros tiempos el lugar era una imagen hermosa, ahora parecía más un trozo de bosque olvidado lleno de hiervas. Aquel descuido detonaba de forma inminente la ausencia de los patriarcas.

 

Volví a ocupar mi sitio en el sillón, cruce la pierna y suspiré llenándome de paciencia, mientras el elfo no volviera a avisarme que mi hijo no estaba aún había esperanzas. El ruido de pasos me hizo dar un respingo sacándome de mis pensamientos, escuché aquella voz poco amigable que reconocí, la joven bruja me miró alzando la ceja, sabía que mi presencia ahí no sería bien recibida por todos, intente sonreírle, pero de inmediato comenzó a hablar.

 

¿Sabes a que vienen las mujeres a este castillo?—dijo con tono frío y mordaz característica de los Crowley—O dicen traer un hijo que engendraron con León para que este lo eduque o vienen a revolcarse con él para engendrar algún otro malcriado niño, como por ejemplo tu hijo.

 

Aquellas palabras lejos de sorprenderme me parecieron bastante específicas, era muy conocida la reputación de León de regar su semilla por el mundo. Negué suavemente sin perder la sonrisa, dispuesta a responder, pero de inmediato Claudia volvió a pronunciar, mientras se sentaba en el sillón frente a mí.

 

Es un placer verla después de tanto tiempo, señora Lestrange. Siempre es grato tener una visita en este humilde hogar.

 

 

El primero de una lista interminable- admití en un susurro refiriéndome a mi hijo —El placer es todo mío querida y llámame Sol por favor, me haces sentir mucho más vieja de lo que soy— admití en tono amable, conocía perfectamente los escudos Crowley cuando algo les incomodaba, inclusive mi propio hijo había heredado dicha “habilidad— He de decirte que hace tiempo que no he visitado el castillo por ninguna de esas dos razones, se bien que tu hermano ha vuelto a desaparecer, y en cuanto a los hijos… he de decirte que si tengo alguna sorpresa al respecto, aunque después de tantos años dudo que lo sea Fokker tiene una hermana melliza, no creí que fuera de interés para ningún Crowley pero ahora que lo mencionas….— Me encogí de hombros sin perder la sonrisa, lejos de ofenderme recordaba el ácido humor sarcástico de la familia.

 

La joven bruja me miraba inexpresiva, seguramente la noticia la había sorprendido, pero no pensaba dar la mínima prueba de ello, por lo que continué.

 

- He venido justo a ver a mi hijo malcriado, tuve noticias de que estaba en el pueblo y supuse que estaría aquí, aunque tengo rato esperando y el ingrato no aparece…pero me alegro también de verte. —Admití sinceramente, le tenía aprecio a aquella chica, me gustaba su forma franca y directa de decir lo que pensaba, aquello era una cualidad que siempre apreciaba, de alguna u otra manera y por raro que fuera teníamos un lazo de “familia” por mucho que intentáramos negarlo.

 

 

@@Claudia Crowley

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Así que eso es lo que se siente —susurró León, sentado desnudo al borde de la enorme cama, mirando fijamente la solitaria camisa carmesí y el pantalón oscuro que llevaba la noche anterior.

 

Generalmente él era quien recogía la ropa en completo silencio y se escabullía en la complicidad de la madrugada antes de que los primeros rayos del sol disiparan la oscuridad e impactaran irritantes en el cristal de la ventana de la habitación que estuviera. Era un maestro del escape y un diestro evasor de la temida pregunta "¿Cuándo nos vemos de nuevo?". Esa mañana, él era quien despertaba solo.

 

Difusas imágenes de una botella de vodka asgardiano, un par de ojos esmeralda y un paseo por el bosque del álamo empezaban a arremolinarse en su mente, a unirse y enlazarse formando un vago recuerdo de lo que había hecho la noche anterior, cuyo desenlace obligó al desaparecido patriarca de la familia Crowley a dibujar una sonrisa un tanto perversa en sus labios.

 

Aunque no recordaba muy bien en donde estaba, la cama, las paredes y el enorme ventanal que daba al bosque negro, le daba una idea de en donde había despertado. Se puso de pie con el amargo sabor de la resaca aún latente en la boca y se dirigió al baño. Su cuerpo aún no recuperaba la masa muscular que había perdido durante la larga hibernación de la cual había regresado apenas unas semanas, por lo que tardó más de lo normal bajo el frío chorro de reparadora agua fría.

 

No estaba seguro cuanto tiempo llevaba había pasado desde que entró, cuando unas voces en alguno de los niveles inferiores lo saco de sus pensamientos, un tanto impuros. Era poca la ropa que tenía allí y no estaba seguro de que tan limpia estuviera la que había usado la noche anterior, por lo que unos pantalones cortos oscuros y una remera blanca de la Casa Stark fue lo primero que encontró.

 

Estaba aún muy débil para realizar una aparición por lo que optó por usar la puerta de la alcoba. Al salir un Screwdriver de mandarina le advertía que algún elfo había notado su presencia lo cual no le desagradaba en absoluto. Tomó el vaso, cruzó el hall y bajó la escalera justo para sorprender a un par de conocidas brujas, hablando de él y aunque el ver a alguien de su familia después de tanto tiempo le alegraba de sobremanera, no se permitió demostrarlo.

 

Si esos comentarios vinieran de inocentes criaturas como Marissa, Joa o Valent, creería la superioridad moral con qué estoy siendo juzgado —alegó con una sonrisa caminando hasta la sala y sentándose en uno de los sillones—, pero de ustedes dos...

Editado por León Crowley
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Giré la cabeza tan rápido que casi pude escuchar crujir mi cuello, reconocería aquella voz entre miles, tuve que parpadear un par de veces para reponerme de la sorpresa. Me puse de pie y sin mucho recato o ceremonia fui a abrazarlo, sabía que aquello no era digno de buenos modales pero el volver a verlo era una grata sorpresa que definitivamente no esperaba.

 

 

-Merlín… pero, pero ¿Qué haces aquí?- pregunté recobrando un poco la compostura y dejándolo respirar, me miro alzando la ceja, por supuesto esa era su casa, quizás la pregunta de qué hacía ahí tenía que hacerla el.- Tu elfo dijo que no estabas…- admití.

 

 

Sonrió divertido por mi reacción, mientras yo sentía como ardían mis mejillas, si definitivamente nos conocíamos, pero las largas ausencias al menos conmigo me volvían algo tímida.

 

 

-No puedes quejarte, si no hemos dicho nada malo o al menos no hemos mentido…Tu reputación no es impecable…yo me he reivindicado…- dije alzándome de hombros, no recordaba hacia cuanto tiempo no había nadie en mi vida- Estoy por ingresar a un convento muggle...vine a ver a Fokker...

 

 

@León Crowley @@Claudia Crowley

Editado por Sol Lestrange Black R

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  • 4 meses más tarde...
—¿Cómo qué que hago acá, Sole?— indagó con una falsa mueca de indignación—, hasta donde vi la última vez, esta sigue siendo mi casa así no venga seguido, ni mis hijos, ni mis elfos...


Hizo una pausa y se dio cuenta de lo alejado que estaba de todo lo que en algún momento fue. Llevaba años sin ver un amigo o tomar un buen vodka en un bar local. Claro, su salud no era precisamente la de un adolescente, pero nunca lo había sido tampoco, así que no era excusa. El Screwdriver se termino justo en el momento que elfo, que León desconocía por completo, hacía una seña para invitar a desayunar. Se puso de pie y tras sembrar un beso en la mejilla de cada una de las brujas, avanzó hacia el comedor invitándolas a acompañarlo.


Como si el mismo Arthur hubiera dejado las instrucciones para el desayuno, la mesa estaba colocada justo al gusto del holandés; un vaso grande de jugo de naranja con algo de vodka para iniciar el día, un café cargado, par huevos revuelto con jamón serrano y un corte de lomo sudado. Los que en algunos países de suramerica llaman "Moñona". La brisa del norte barría los abetos del patio trasero de la mansión e invadía la cocina con el delicado olor de la montaña que se mezclaba con el del café en un solo aroma que llevaba extrañando desde que salió de Amsterdam, meses atrás.


Y bien señoritas —preguntó a la Crowley y la Lestrange en cuanto cruzaron el portal de la cocina—, ¿Cómo van sus vidas?

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  • 2 semanas más tarde...

En realidad mi pregunta, había estado mal formulada, por supuesto que era su casa , era simplemente que aquella aparición me había tomado por sorpresa después de tanto tiempo, probablemente de haber sabido de su presencia no habría ido con aquella confianza. Era extraño estar ahí, después de nuestra rara historia, el tiempo había pasado dejábamos de vernos largas temporadas y seguíamos siendo los mismos de antes.

 

--Obviamente es tu casa, solo fue la sorpresa de verte, no sabia que estabas aquí, de haber sido así no habría venido sin avisar...--admití algo apenada.--Vine buscando a Fok como ya te dije, pero temo que mi hijo ha desaparecido y tu apareciste en su lugar-- comenté alzándome de hombros, mientras esperaba que la otra mujer en la sala pudiera articular palabra ya que la sorpresa parecía haberla afectado incluso mas que a mi.

 

Era raro, siempre que se me ocurría llegar al castillo , me encontraba con León, y peor aun siempre en peores condiciones, no me sentía en la confianza para cuestionarle donde había estado y por que se perdía durante largos periodos en los que para ser sincera no es que me preocupara por el, aunque a decir verdad siempre seria alguien importante en mi vida, y siempre tendríamos muchas cosas que nos unían, especialmente nuestros hijos.

 

-¿Mi vida? -- pregunté ante su ultimo cuestionario-- ¿Tienes tiempo? La verdad es que han pasado muchas cosas en estos últimos tiempos, pero la verdad es que nada digno de contar y menos aun de recordad, así que preferiría no hablar de mi en estos momentos-- confesé sinceramente --Mejor dime tu...¿Te sientes bien? por que con toda la sinceridad que me permite que seamos nosotros, te ves fatal Crowley...

 

@León Crowley

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—La última vez que vi a nuestro hijo fue en una taberna hace 3 años —contestó recordando aquella noche en que alguien le había pedido sinceridad y había salido disgustada al recibirla—, desde entonces no lo he vuelto a ver. Es más, no sabía que aún venía por el castillo, que por cierto, no tienes que avisar o pedir permiso para venir. Es bueno que alguien le eche una mirada de vez en cuando. ¿No vas a pedir nada de comer?

 

Era imposible que él mismo supiera quien más hacía visitas frecuentes al castillo dado que llevaba años sin pasarse por allí. Claudia al parecer había desistido de la invitación a desayunar y había volado nuevamente y Andrés ni que decir, llevaba aún más tiempo desaparecido. Le daba un poco de alegría saber que al menos el Cygnus aún pasaba por la casa, así fuera para saquearla alegando que le pertenecía por herencia o para pedir dinero prestado. Seguro algunas de sus hijas aún pasaban por allí, pero al no ver a nadie, simplemente desaparecían. Tomó un largo sorbo del jugo compuesto y pudo ver como los ojos ámbar de Sol se entristecían un poco al responder.

 

—Todos pasamos por malos momentos alguna vez en la vida —respondió terminando el contenido del vaso—, y son esos momentos los que forjan nuestra fuerza y determinación. En mi caso, este mal momento ha durado años y ya que lo preguntas, me ha llevado casi al borde de la muerte y por eso estuve tan ausente. Por fortuna ya estoy recuperándome aunque mi cuerpo no lo demuestre porque créeme que estuve peor.

 

Se llevó la mano a lo que en otros tiempos fuera un musculoso y marcado abdomen pero en ese momento no era más que el forro que protegía sus tripas. La camisa le quedaba tan holgada que parecía que la hubiera heredado de un hermano mayor, diez años mayor que él. Estaba mejor que antes, sí pero aún estaba lejos de ser quien era. El demonio en su interior había sido controlado y el costo de ese logro había tan alto que estaba seguro de no poder pagarlo de nuevo. Solo esperaba que esta vez funcionara.

 

—¿Segura que no quieres hablar? —indagó ofreciendo la botella—, tal vez no sea el mejor consejero pero al menos puedes desahogarte.

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