¤ Ladurée ¤ (MM B: 102947)

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista ¤

Escuchó a la despistada elfina y asintió ante su pregunta.

— El Ladurée dispone de tres salones de te, Le Salon Castiglione, le Salon Paéva y la Bibliotèque. Los tres tienen ventanas con acceso a la calle, asi que si gusta, suba esa escalera que le conducirá a la primera planta y elija el que prefiera... — le indicó examinando como entraba una bruja tras ella-. En cuanto se siente a alguna, uno de nosotros le atenderá enseguida.

La pregunta de la recién llegada no se hizo esperar, ni siquiera le dio tiempo a saludarla cortesmente.

— Por supuesto, como he comentado a Blondie, en la primera planta hay tres salones, siéntese en la mesa de cualquiera de ellos y pronto será atendida.

Si decidían ir al Salón Castiglione les atendería Axel Dubois, en la Bibliotèque Nöel Deroux y en el Salón Paeva se dirigiría Summer Mosh, la cual estaba ahi presente charlando con Heliké.

[Sherlyn Stark]

Blondie - Elfina de Sherlyn Gryffindor

La recepcionista comenzó a contarle el mapa del lugar para tenerla más orientada. Blondie podía pensar que se trataba de una señorita muy amigable que ofrecía sus servicios ante cualquier persona. La elfina sólo le sonrió. Le gustaba ser bienvenida en un lugar como aquel que además no sólo su diseño era agradable si no que su comida parecía exquisita. A ella le gustaba mucho el té, había probado té por todos los locales del Callejón Diagon y ponía las esperanzas en Ladurée.

— Blondie le agradece mucho, señorita —

Agradeció la elfina posicionándose en una de las mesas que daba sobre la ventana. Era un lugar tranquilo, sabía que allí ninguna persona podría molestarle debido a que tampoco nadie se animaría a pisar ese lugar para desordenar y hacer berrinches. Extrañaba mucho a su ama ya que ella siempre le hacía muy buena compañía estando a su lado. Era una persona agradable con la que podía mantener una conversación libre y tranquila.

— Espero que atiendan pronto —

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[Deiwan Rambaldi]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

Dejó de charlar con Heliké y tras la finalización de las indicaciones de Vivian hacia la cliente y la elfina, siguió a la última pasados cinco minutos. Subió las escaleras y la contempló sentada en una mesa, cercana a una ventana.

—¿Ya has hecho tu elección o gustas que te de unos minutos más?— preguntó, observando que Blondie había tomado la carta y la veía con cierta avidez.

Mientras contestaba, acomodó los pliegues del delantal, que se habían vuelto a fruncir y notó como el pequeño letrerito que contenía su nombre estaba algo movido, así que con disimulo lo acomodó.

Pudo sentir la penetrante mirada de Axel, que situado en la barra, no quitaba sus ojos de ella. Tratando de no darle importancia, sacó del bolsillo delantero un pequeño bloc de notas e invocó su vuelapluma, que era dorada y con unas bonitas plumas de avestruz, lo que la hacía mas curiosa. Y con todo listo, esperó el pedido de la elfina

[Sherlyn Stark]

Blondie - Elfina de Sherlyn Gryffindor

La elfina examinaba todo lo que el local ofrecía. Le hubiera gustado pedir algún postre pero lamentablemente no había llevado los galeones suficientes para comprarlo. Se sobresaltó al escuchar la voz de una mesera había creído que todas las chicas del local tenían algún parentesco o simplemente era una ilusión. No tenía la estatura para examinar con atención los rostros de las personas.

— Me gustaría un té —

Pidió la elfina. Se sentía muy cómoda en aquella cafetería. Debía aprovechar que su ama no estaba cerca ya que seguro si se enteraba que había salido sin su permiso se enfadaría. Blondie recordaba que ella le había entregado galeones para salir a pasear sin especificar si sería juntas o podía salir sola. No importaba, ahora que había rotó aquella norma lo menos que podía hacer era aprovechar.

— ¿Se puede pedir ahora y pagar otra día? —

Preguntó la elfina con curiosidad. Dudaba que aquello pudiera ser posible ya que en ningún negocio aceptaban el fiado y menos en aquel que parecía que tenían sus normas bien aclaradas. Sí podía realizar aquello pediría un postre y lo pagaría su ama cuando regresara, si no tendría que confirmarse con un simple té.

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[Deiwan Rambaldi]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

Afortunadamente el otro camarero abandonó el salón y la castaña suspiró aliviada. No sabía por qué siempre la perseguía y le lanzaba besitos, era demasiado pervertido y por más que le daba largas, estaba ahí insistiendo. A ese paso, le cruzaría la cara.

—¿Un té? ¿Algún sabor en especial? En la carta tenemos varios tipos, pero si prefieres uno personalizado, díme los ingredientes y cómo quieres que te lo preparemos—le pidió.

Se quedó sorprendida ante la pregunta de fiar. Eso le hizo sentirse menos culpable por empezar a tutearla.

—No te preocupes, por el precio de un té, no nos vamos a ir a bancarrota. Pide sin problema, es más, por ser la primera vez, te invitamos.

Lo cierto es que era algo descarado ir a un sitio y preguntar si podían fiarle, ella nunca pasaría semejante vergüenza, para ese plan se ahorraría entra, a no ser que hubiera confianza con los dueños... y en el caso de Blondie, era la primera vez que iba. Recordó que tal vez Blondie tuviera problemas y un día algo ajetreado, por lo que quizá habría olvidado el monedero o no dispondría de los galeones suficientes, bien era sabido que hay muchos amos que son tacaños y muy egoístas como para mirar por el bien de sus sirvientes.

[Sherlyn Stark]

Blondie - Elfina de Sherlyn Gryffindor

Blondie quería un té. Le gustaba mucho aquella bebida que muchas cafeterías del Callejón Diagón ofrecía ya que coleccionaba cada gusto sobre su lengua de elfina pequeña. Miró a la camarera la cual le invitaba para que pidiera lo que deseaba. Tenía miedo de que la empleada estuviera mintiendo y después le pidiera la cuenta ya que no tenía con qué pagarle.

— Deseo un té, señorita —

Dijo Blondie mientras estudiaba con la mirada cada una de las delicias de la lista. Todas se veían ricas y sabía que al probarlas estarían aún más sabrosas. Esperaba que la camarera aún no se fuera ya que pediría una cosa más. Frunció el entre xeño pensando pero escuchó que la joven le decía que por ser la primera vez que iba se lo invitarían. De repente sonrió.

— Muchas gracias —

Agradeció la pequeña mientras de su bolsillo sacaba un folleto. Se había olvidado de dejar uno de esos en el local, de tal manera que lo sacó. Para su suerte solo se había doblado un poco aunque esperaba que a su ama no le molestase aquel pequeño detalle. Dejó el folleto encima de la mesa para cuando una de las meseras llegaran lo viera.

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[Deiwan Rambaldi]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤


Esa elfina era extraña, le preguntaba sabores y texturas y parecía estar en su mundo. La primera vez pudo ser despistada, pero en aquella ocasión estaba claro que la había entendido y andaba al corriente. La camarera decidió no presionarla y optó por lo más correcto en estos casos.

—Bueno, en ese caso le traeré el té de la casa... no tiene nada que envidiar a los demás.

Mientras lo anotaba en su blog con su pluma dorada, se fijó que abría el bolso. ¿Acaso había recordado que llevaba dinero y hacerse la despistada era su estratagema para consumir gratis después de haberselo ofrecido y dar pena? Afortundamente Blondie dejaba ver un folleto, el cual extrajo y lo colocó sobre la mesa. Summer sabía que siempre era muy malpensada, pero caraduras había en todos sitios.

—Puede colocarlo en el tablón de publicidad del pasillo, pero cuando termine—le expresó con una sonrisa de oreja a oreja, ahora entendía a qué había venido, hacía nueve meses que nadie les dejaba carteles de esa índole en el local—. Y bien, ¿va a tomar galletitas? ¿prefiere de un sabor especifico la minibandeja o de varios?

Espero que en esta ocasión fuera más explicita, aunque si invitaba el Ladurée, debería aguantarse si lo que traía no le gustaba... algo inusual, porque todo lo de ahí estaba tremendamente rico.

[Helike R V PB]

Escuchaba atentamente las palabras de la joven. Parecía que a la chica no le gustaba que fumase en el local, pero eso era lo que menos me importaba en esos momentos. Poco a poco parecían que iban entrando nuevos clientes, y las camareras iban de un lado a otro para atenderlos.

Mientras tanto un joven me había servido lo que había pedido anteriormente, mientras me ponía unas pastas para la consumición. Mientras tanto tomé uno de los periódicos que había de El Profeta y me dispuse a leerlos tranquilamente, hasta que viniese la camarera de terminar de atender los clientes y de retomar nuevamente la conversación pendiente.

[Sira Loveless Haughton]

Había mandado a Dama al castillo para dejar sus compras, no sin antes pasarse por la mansión Crouchs a dejarle un recado a Anna, en ese recado citaba a su amiga pelirroja a unos pasteles y un batido en el establecimiento de su tío Deiwan, bastante nuevo en el Callejón.

 

Le había llamado la atención desde el primer momento, tenía un aspecto delicioso todo lo que mostraba, unos colores tenues, pero llamativos, un aroma embriagador, y no pudo evitar pensar en un café con su amiga. Aunque al principio no habían empezado con buen pie, se habían convertido en grandes amigas y confesoras la una de la otra de sus secretos.

 

Sira paso a Ladré, la campanilla sonó anunciando su llegada, si el exterior era llamativo, el interior era genial. Mientras se quitaba los pequeños guantes blancos con círculos azules y tomaba asiento en una rectada silla situada en el fondo del establecimiento. Mientras se sentaba miraba con asombro las estanterías llenas de macaron, bombones y estuches de diferentes dulces para llevar.

 

Dejo su bolso blanco sobre una silla y coloco el cuello de su vestido acomodándolo mejor sobre sus hombros. Guardo los guantes en su bolso y espero a que Anna llegara antes de pedir.

[Anna M. Johnsson]

La pelirroja se hizo un semirrecogido en el cabello dejando que algunas ondas color carmín enmarcaran su cara y llevaran la atención a sus labios pintados del mismo color que hacía que su piel luciera aun mas blanca que de costumbre. Delineo sus ojos de un color negro suave y se coloco su túnica de terciopelo negro verdoso que cubría levemente el vestido color negro que portaba ese día.

 

Se echo otra mirada ante el espejo y una vez conforme bajo las escaleras colocándose su capucha negra que cubría sus ojos y que quien la viera a simple vista solo vería sus labios carmines y algunos mechones de su cabello del mismo tono de rojo volcánico. Comenzó a andar por las calles hasta llegar al callejón Diagon, donde se encontraría con Sira. Aún no podía creer como habían llegado a hacerse tan amigas aun habiendo comenzado con el pie izquierdo. Una sonrisa vagaba en el rostro de la Crouchs quien acompañada por el dulce taconeo que producían sus sandalias color doradas ingresaba a la cafetería.

 

Se retiro la capucha y visualizo todo el lugar era, en pocas palabras, hermoso. La decoración la daba un toque moderno y elegante, cuando logro divisar a Sira la joven se acerco a su amiga saludándola con un beso en la mejilla y sentándose en el asiento enfrentado a ella.

-Sira, que gusto volver a saber de ti, ¿Cómo has estado?- pregunto sonriendo y se quedo mirando a la Rambaldi mientras se retiraba la túnica que el llegaba a la altura de los tobillos y la recargaba contra el respaldo de su silla dejando lucir el vestido.