~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Valky]

Castillo Slytherin.

La figura de la castaña apareció de la nada a tan solo unos pasos del lugar en donde estaba su pequeño nieto, intentando no hacer ruido se acercó para poder verlo mejor. Sathian se movía inquieto, quizá, por algún mal sueño y es que antes de que ella se marchase un par de fenixianas habían armado revuelo en los jardines, asustando al pequeño.

Con cuidado la castaña tomo al niño acunándolo en sus brazos,el infante entreabrió los ojos y llevó su manita al rostro de la bruja, al menos eso era lo que ella pensaba mas no sintió el suave rose pues había olvidado por completo que aun llevaba puesta la mascara que ocultaba su identidad cuando estaba en alguna batalla. Chasqueo la lengua y con solo pensarlo su mascara se evaporó, sonrió al niño y le dio un suave beso en la frente.

Paseando a su nieto la castaña hizo algo que ni con su primogénita había hecho antes, cantarle una canción de cuna. Al parecer con el paso de los años se volvía más blanda o quizá esa debilidad que sentía por su familia la hacia vulnerable. Sentada en la mecedora intentó alejar esos pensamientos, en todo caso nadie sabría de sus visitas nocturnas a los niños, ese sería un secreto entre ella y los pequeñines.

No sabía cuanto tiempo había estado ahí, pero seguro era tarde. Puso en la cuna al bebé y se disponía a irse cuando un ligero «crack» la alertó, se giró rápidamente ya con la varita en su diestra cuando vio a una elfina que lucía nerviosa, pero sobretodo triste. No se inmutó al ver a la Black Lestange apuntándole y simplemente le dio un mensaje de Afrodita, su ama.

Conforme escuchaba a la elfina el semblante de la bruja fue cambiando del enojo por la interrupción a la preocupación, no era costumbre de la Malfoy enviar a llamarla de esa forma y mucho menos a tan altas horas de la noche. «Algo no va bien» pensó y luego simplemente giró sobre sus talones teniendo en mente la Mansión de los Malfoy.

 

Mansión Malfoy.


Tan solo unos segundos después la castaña ya se encontraba en los limites de la mansión de tan respetable familia, sin perder tiempo se adentro en los jardines. Un aura sombría rodeaba el lugar haciendo que la angustia que de pronto se había apoderado de Valkyria aumentara. Mientras caminaba intentaba recordar la ultima vez que vio a la Malfoy «demasiado tiempo» murmuró como recriminándose por haber tenido tan abandonada a su amiga.


—Vengo a ver a Afrodita —Dijo a la estatua que custodiaba la entrada, al no ser una Malfoy no podía entrar como si aquella fuera su casa. La enorme escultura se apartó de inmediato dejándola pasar.


Tardó un poco en encontrar la habitación de la banshee y es que la mansión parecía estar desatibada, es verdad que siempre había estado rodeada por un aire de misterio, pero en ese momento parecía una no haber un alma en el lugar. Recorriendo los pasillos escuchó la voz de unas mujeres, seguramente Afrodita había llamado a alguien más «te estas preocupando por nada, es una más de sus fiestas » se regaño mientras ponía los ojos en blanco, ya la escucharía por hacerla preocupar de esa forma.


—Bueno... espero que la fiesta sea buena... —dijo entrando a la habitación luego de dar tres pequeños golpes en la puerta — Mira que he dejado plantado a un pequeño caball... —se quedó a media frase cuando aprecio bien la escena.


Aquello no era una fiesta, ni siquiera una reunión agradable, miró a May que al igual que la otra bruja y ahora ella, estaban con un semblante preocupado. Volvió la mirada hacia Afrodita, no era ni la sombra de la despampanante mujer que siempre había sido, bajó la mirada hacia el abultado vientre de la bruja y ahora entendía el porque la había llamado. Al ser sanadora podría atenderla ahí mismo ya que la Malfoy estaba por dar a luz, sin mencionar que el veneno que corría por su sangre la consumía mas deprisa


—Afro... — dijo con un hilo de voz acercándose hacía ella —Porque no me buscaste antes... —le recrimino — hubiera intentado hacer otra poción o algo para detener el veneno — El historial de Afrodita aun estaba en las Mazmorras y el mismo Ludwig le había enseñado el caso cuando ella aun era una simple aprendiz.

[Afrodita.]

¿Qué pasará? Fue la pregunta que le hizo Gabrielle, ahí un nudo se formo en su garganta de solo pensar la realidad, cada vez recordaba más cosas y decir en voz alta la respuesta que ya sabía no le hacía ni un poco de gracia a la Banshee, Quiso responder, pero vino otra pregunta un poco más difícil y realmente fue una cachetada para ella misma, la fiebre y malestar tampoco ayudaba en ese tipo de situación.

 

-La muerte me abrazará y descansare, eso es lo que sucederá- Fue la primera respuesta, trago saliva antes de responder la segunda - No va a saber porque ni yo misma se de quién es el bebé, así que te tengo una tarea importante...-

 

Afrodita fue interrumpida de repente por un azote de la puerta, observó a su hermana agitada gritando. Espero que se calmará un poco para comenzar a hablar, le explico toda la situación sobre su estado de salud hasta que no quedó más que el silencio en la habitación, no quiso mirar los ojos de ninguna de las chicas, especialmente cuando se sentía tan mal con ella misma.

 

-La fiesta es genial- Respondió la Banshee de repente a la entrada de Valkyria de manera repentina a la habitación, se mordió el labio inferior y supo que ella sabia toda la situación que había vivido los últimos años, su hermano había sido astuto antes de irse y le dio el historial clínico a alguien de confianza para atenderla en caso de alguna complicación.

 

-El veneno ya está en mi corazón y bombea todo mi cuerpo, no hay solución hasta tú como sanadora sabes esa respuesta- Le dijo la Ojiazul.

 

De manera repentina un grito desgarrador salió de sus labios, como si se tratara de fuego quemando todo el cuerpo de la Mortífaga, Apretó fuertemente la mano de Gabrielle, el dolor seguía constante y su cuerpo no lo podía controlar, sentía la sangre correr por sus piernas ensuciado las sabanas blancas de la cama y como las lagrimas salían de su rostro, no eran lagrimas comunes... Era sangre lo que corría por ese rostro.

 

-¡Parar! ¡Parar! -Comenzó a gritar mas fuerte, soltó sus manos de las de su amiga y comenzó a tocarse el cuerpo, desgarrándose la piel con sus uñas, intentado detener el ardor que sentía. Su vientre era la peor, sentía como la golpearan con clavos una y otra vez.

[May Malfoy]

Los ojos castaños de la menor de las brujas permanecían fijos en su hermana, a pesar de estar en presencia de una vieja amiga y de su sobrina, el color carmesí que corría por las piernas de Afrodita Malfoy la tenía completamente hipnotizada. Tragó saliva como si lo que estaba a punto de hacer fuera lo más complicado en mucho tiempo pues, poco a poco las palabras pronunciadas unos momentos atrás comenzaron a hacer eco en la memoria de la bruja. En realidad aquella era la decisión más complicada en mucho tiempo, sobre todo si se ponía todo en perspectiva, ella llevaba lejos de su familia más de un año; un año sin recibir más que un par de lechuzas de la misma mujer que ahora estaba medio moribunda y por la que ahora tenía que actuar.

 

Con pasos más seguros se acercó a su hermana, su mirada se había enfriado y por primera vez ella parecía la mayor y la única capaz de resolver aquella situación. Con extrema lentitud inclinó su cuerpo hacia adelante para poder mirarla mejor sin que le importara dar la espalda a Gabrielle; una falla garrafal en la perspectiva de muchos -incluso de ella- pero tenía que controlar a la Malfoy antes de que todo fuera peor de lo que ya parecía. Debajo de ella su hermana se convulsionaba de dolor y de desesperación, si iba a hacer algo tenía que hacerlo ya. Con firmeza sujeto el rostro de la rubia y con la mano que le quedaba libre dio una certera cachetada en una de sus pálidas mejillas.

 

—¡Contrólate! —gruñó la Malfoy irguiéndose para encarar a las demás mujeres—. Hola, Valkyria... ¿estás segura de que no puedes hacer nada?, ¿internarla en la planta psiquiátrica tal vez?

 

Las palabras de la bruja fueron acompañadas de un movimiento de su varita para colocar guantes sobre las manos de su hermana, en su último viaje había visto como los muggles los ponían en las manos de los recién nacidos para que éstos no se hicieran daño. Volvió a mirar a su hermana. Sí, era un insulto que ocupara un artefacto muggle para protegerla de si misma pero las otras opciones que cruzaban por su mente no eran las adecuadas, al menos no en presencia de aquellos testigos. Un movimiento más de su varita y algunas sábanas limpias aparecieron al pie de la cama.

 

—Supongo que vas a necesitar agua caliente y otras cosas para curarla, ¿verdad? —preguntó por cortesía a la sanadora— Debería llamar a los elfos para que traigan todo lo que puedas necesitar, además tengo que ver por qué estás criaturas no están haciendo las cosas como deben ser. Pero dime, ¿hay algo específico que se necesite para que mi hermana de... a luz? —aquella pregunta rompió el hilo de sus pensamientos y sólo cuando la dijo en voz alta se arrepintió de haberlo hecho.

 

Afrodita jamás le había mencionado ese pequeño e insignificante detalle, probablemente porque conocía sus reacciones pero ahora aquel era el menor de los problemas de la enferma. May debería llamar a sus padres y a sus hermanos, sabía que Ludwig y Cubias no se perdonarían el no estar ahí, aunque probablemente todo sería más complicado con ellos ahí. La castaña mordió su labio inferior intentando tomar la decisión correcta. Obviamente sabía cual era la decisión correcta pero la realidad es que no quería tomarla. No, las cosas se resolverían antes de tener que tomar esa decisión.

Editado 20 de Julio del 2014 por May Malfoy

[Ludwig Malfoy]

Uno de los privilegios de estar muerto es que todo se aclara en un abrir y cerrar de ojos. Todas las dudas desaparecen y descubres un modo diferente de ver el mundo, te arrepientes de no haberlo disfrutado y deseas tener un minuto más para poder hacer un cambio aunque sea mínimo.

 

Para Ludwig, morir no fue diferente pues el primer conocimiento que adquirió fue descubrir a las causantes de su muerte y sus razones: El Hipertrío. Si aquellas que fueron sus hermanas tuvieron la desleal idea de eliminar a la única competencia viva de La Trifuerza: Ludwig Malfoy. El motivo principal fue para vengar la muerte de Lord Cubias y Blake Hanzo, hermanos asesinados por el mismo ojiazul. Nada era personal simplemente negocios. El hipertrio decidió matarlo y ahora le tocaba morir.

 

El sanador caminó aún con debilidad, pues apenas acaba de resucitar, desde el Hospital San Mundo donde se encontraba su cadáver hasta la Mansión Malfoy. El dolor era presente pero su determinación era mayor, tenía que matar a sus hermanas y lo lograría. Avanzó por todo Ottery St Cathpole y llegó al fin a su hogar, diferente pero distinguido como siempre.

 

En primer lugar pudo ver que la morada estaba cubierta con una muralla mágica que a cualquier persona ajena le impediría el paso, pero no a un Malfoy. Entró hacia los jardines y pudo ver con sus ojos azules que el lugar se encontraba renovado pero carente de vida. Inhaló el aroma de las áreas verdes y continuó su camino hacia la estancia del lugar. Al entrar pudo ver que había pocas personas, todas extrañas para el por lo que decidió no tomarles atención.

 

En aquella inmensa y nueva mansión, sería un laberinto tan solo encontrar su cuarto, pero no fue necesario buscar mucho ya que al subir a la primera planta, en la que sólo había acceso para los miembros de la primera generación Malfoy, escuchó unos gritos inconfundibles para sus oídos, los de May, Afrodita, Valkyria y demás. El odio llegó a su rostro y sin importar un segundo más entró a la habitación de la mortífaga quien gemía como poseída en su habitación.

 

-Tu – dijo señalando a la enferma- todas ustedes – volvió a señalas a las demás personas – ¡morirán! – y fue en un momento de determinación en que apuntando a Afrodita se permitió decir – ¡Avada Kedavra!

 

La sonrisa de su rostro se esfumó al ver que no salió nada de su varita, los ojos tan abiertos ocultos por su cabello rubio adquirieron una señal de desconcierto y duda, algo estaba mal y fue así que sin importar la presencia de las demás se retiró la camisa azul claro y observó que en su cuerpo definido no había la presencia de la marca tenebrosa, alguien la había quitado después de su muerte para que nadie supiera su identidad mortífaga y ahora no sabía qué hacer. Sin más agarró un cuchillo y de abalanzó sobre la más cercana: May la tierna quien moriría lo antes posible.

[Valky]

La castaña se quedó pensando en una posible solución para el lamentable estado en el que se encontraba la Malfoy, si el veneno ya estaba por todo su cuerpo poco se podía hacer por ella. Paseo su mirada por la bruja reparando en el avanzado estado de embarazo que tenía > pensó al mismo tiempo que un grito desgarrador la saco de su ensimismamiento, había que sacar a la criatura de inmediato.

 

— Osiris … — dijo la bruja y tras unos cuantos segundos una elfina apareció frente a ella — Tráeme mi maletín del castillo… y avisa a mi madre @ dile que la necesitamos que se trata de Afrodita—ordenó la castaña, un idea un poco descabellada había surgido en su mente, no dejaría que su amiga muriera.

 

Cuando volvió a girarse observó cómo se May le propinaba una bofetada a Afrodita en un intento por calmarla, aunque eso era una misión imposible, el dolor que estaba sintiendo la bruja debía ser insoportable. Para tener mejor movilidad Valkyria se despojó de la túnica que tenía puesta y se acercó hacia la cama de en donde la banshee se retorcía del dolor.

 

—Gracias May… ya he mandado a una de mis elfinas por algunas cosas que necesito y que tengo en mi maletín… pero en efecto necesitare unas toallas, paños limpios y agua caliente por favor — dijo en respuesta a las palabras de la joven.

 

—Aguanta Afro… la ayuda viene en camino — dije acercándome hacía ella para ayudarle a ponerse en una posición que le permitiera dar a luz —Puede que podamos salvarles a ambos… —empezó a decir, pero en ese momento entro en la habitación Ludwig quien no estaba muerto como todos pensaban.

 

Se quedó viendo por un momento al que en tiempo atrás fue su jefe en San Mungo y parecía que el tiempo no hubiera pasado para él, aunque claro que estando muerto era de esperarse. Enarcó una ceja al escucharle y movió la cabeza algo confusa, regresar del mundo de los muertos lo había dejado aún más loco de lo que de por si era o quizá aún estaba un poco confundido, lo que si estaba claro era que tenía las intenciones de matar a las Malfoy. En un rápido movimiento se puso en pie y saco la varita con la cual apuntó hacia el hombre.

 

—Incarserus —dijo la bruja sin dudar al ver que el ex-mortifago se disponía a atacar a May con un cuchillo luego de darse cuenta que no tenía la marca tenebrosa. Tres gruesas cuerdas salieron de la varita de la bruja directo al mago, una de ellas fue hacía las piernas del mago atándolas y haciéndole perder el equilibrio, otra de las cuerdas aprisionaron sus manos y la última fue hacia su cuello aunque no tenía intenciones de ahogarlo.

 

La escena era toda confusa, Ludwig amarrado en el piso May en estado de Shock seguramente por haber sido atacada por el hermano que hasta hace poco todos pensaban estaba muerto y Afrodida retorciéndose del dolo. > se cuestionó la castaña moviendo la cabeza hacia la entrada de la habitación en donde un par de elfos llegaban con agua caliente y varias toallas en los brazos.

 

—May… podrías hacerte cargo de Lud… creo que se le ha terminado de zafar el último tornillo — dijo volviendo a poner su atención en Afrodita.

 

Mientras ella la acomodaba para poder recibir al bebé con las toallas y sabanas limpias que habían traído los elfos apareció Osiris llevando un pesado maletín que coloco al alcance de la Sanadora. Buscó en el rápidamente una pócima para que la sangre que hasta ese momento había perdido la bruja se repusiera y la mezclo con otra para que le ayudaría a reponer algo de las energías que necesitaría para poder dar a luz.

 

—Escúchame Afro... —dijo obligando a la bruja a que la viera —Debes beber esta poción y cuando te diga vas a pujar con todas tus fuerzas... vamos a sacar al bebé... se que te duele... pero pronto pasara lo prometo — dicho le ayudo a beber el liquido que había tomado un color gris.

 

Tapó con una sabana las piernas de la rubia que para ese entonces ya estaban dobladas en una posición que le permitía ver fácilmente cuando el bebé estuviera por salir, se coloco unos guantes de latex y luego de dar un leve suspiro dijo.

 

—Ahora Afro... empujar — en el primer intento no paso nada a la segunda vez empezó a verse la cabeza del niño, con el rostro serio Valkyria dijo —una vez más... — en lo cansada que la rubia estaba pujo una vez mas la cabeza el pequeño salio por completo, ella la tomo con todo el cuidado del que fue posible y lo ayudo a salir por completo, se trataba de una niña. El llanto de la pequeña criatura no se hizo esperar.

 

Corto el cordón umbilical con unas tijeras para luego revisar que todo estuviera bien con la criatura, la limpio con un paño limpio lo mejor que pudo y la envolvió en una sabana limpia, ya luego la llevaría al área de pediatría del hospital para que le hicieran un chequeo general. Se la entrego a la otra mujer que estaba en la sala para que la sostuviera mientras ella terminaba de atender a la ahora madre.

 

— Hay un bebé más!! — dijo al ver apenas asomando la cabeza el segundo bebé, se coloco una vez mas para ayudarle a tener al segundo bebé — Vamos Afro empuja una vez mas... yo se que puedes... — con el ultimo esfuerzo que le quedaba a la Malfoy empujo ayudando así a salir al segundo bebé, un niño.

 

A diferencia de la niña el no lloro y a simple vista no respiraba, cortó el cordón umbilical para poder darle los primeros auxilios, le dio respiración boca a boca y masajeo su pequeño pecho hasta que luego de un rato el niño al fin lloro. Lo limpio y envolvió en una manta como a su hermana. >Pensó entregando al pequeño a la elfina que en todo momento la había ayudado pasándole los instrumentos necesarios. Ahora debían ayudar a Afro...

[Kahlan Blackthorn]

Juv Malfoy Haughton

La noche cobijaba los pasos de la demonio, resguardando su marmóreo y angelical rostro debajo de una capucha oscura que solo dejaba a la vista el fulgor azulado de sus orbes. Era extraño verle deambular como un muerto viviente, ya no quedaba en ella una sola sensación grata que le permitiera experimentar o sentir cosas agradables o cálidas por nadie. Ahora era simplemente la viva imagen de la venganza, la desolación y el dolor, todo aquello era un cúmulo de sensaciones gratas para la rubia Malfoy.

 

-Creo que alguien solicita mi ayuda, espero que mi nula compasión os sirva de algo a ese ser…-indicó entornando sus ojos al cielo, aquel le dedicó una postal sombría que no reflejaba nada en la Haughton. Era como mirarse en un espejo de dos caras, mostrándole un ser aberrante que estaba mutando de una forma definitiva y permanente-Espero que no les moleste mi nuevo yo, aunque si les molesta poco me importa…-el tonito arrogante en su voz abrazo esas palabras como un manto que protegía un valioso secreto.

 

El viento juguet4eaba con los bajos de su capa de viaje, dejando que la brisa acariciara los poros de su piel-Es una sensación grata…-sonrió dejando a la vista una hilera blanquecina de perlas-Para los que aún pueden experimentar lo que es bueno dentro de ese podrido mundo, yo en cambio…-chasqueó la lengua sintiendo como los terrenos de la Malfoy le llamaban. La conexión que mantenía con ese lugar seria eterna, no podía pasar por alto el linaje puro que corría por sus venas y que este le estaba dando la oportunidad de volver a sentirse como en casa. Tropezando con ella una pequeña elfina, volvió a su mente el recuerdo de sus fieles sirvientes, Kronos, Navian y Darkness.

 

-Pero que forma tan agresiva de recibirme…-replicó la Ángel Caído-¿A qué se debe tanta prisa?...-inquirió mirando los enormes ojos de la criatura-¡¡¡ Respóndeme !!!...-exclamó exasperada la Malfoy-Anda, dime ¿Qué demonios está pasando?...-volvió abordar con una pregunta a la criatura-Estoy esperando, te aconsejo que comiences hablar de una buena vez…-intimido de esa forma a la pequeña.

 

Aquella entrelazo sus huesudos dedos y respiro profundo-Yo…Yo…y…-tartamudeó sin poder evitarlo-Lamento haberle golpeado, pero necesito ir en busca de la Señorita Juve Malfoy Haughton…-contestó de forma atropellada-Le pido que me deje marchar…-chilló nerviosa-Por favor…-suplicó a la imponente rubia.

 

-Ir a buscarla, no creo que sea necesario…-soltó hinchándosele el pecho de orgullo-Es penoso informarte que Juve está muerta, pero no temas…-cruzó sus brazos debajo de su busto-Yo puedo ayudar a la persona que está en problemas, puedes llamarme Juv Malfoy Haughton…-se presentó con todo el cinismo que poseía. Ahora ella ocupaba el lugar de la hija del Ministro, al menos en apariencia ambas eran idénticas físicamente, aunque no se podía decir lo mismo internamente-Vamos, no perdamos tiempo…-entro como bólido a la mansión Malfoy, siendo llevada hasta el lugar donde estaba congregados todos los que deseaban salvarle la vida a Afrodita Malfoy.

 

Off: Tarde pero role *-* *corre por toda el lugar*

Editado 25 de Julio del 2014 por Juve Aiiden Aiel Malfoy

[Afrodita.]

La habitación era un completo revuelo, se escuchaban voces en todos lados y llegaba un momento que la misma Afrodita no distinguía nada. Solo sintió la cacheteada de su hermana, intentado calmarla... ¿Cómo le pedía calma cuando el dolor que sentía por dentro la andaba matando? Lo único que había logrado era que su pómulo consiguiera un tono rojizo.

 

No le gustaba para nada la situación, no sabía identificar que era más doloroso. El sonido de la puerta de su habitación llamó su atención, no vio a la persona pero escuchó claramente una voz pronunciado la maldición asesina, ese tono lo conocía perfectamente bien y un escalofrío sintió por toda la columna vertebral, ¿Estaba soñado? Sus ojos azules que carencia de brillo alguno buscaron a la nueva persona y no pudo evitar sonreír viendo a su hermano muerto ahí.

 

-Lud....-Susurró Afrodita en un tono muy bajo, aunque no comprendía muy bien que quería o que hacía ahí. ¿No estaba muerto? Y entonces la realidad cayó ante los ojos de la Mortífaga, recordó hace años atrás una gran discusión entre los hermanos Malfoys, ya Hanzo ni Cubias se encontraban y solo Ludwig era en que se encontraba vivo. Gritos, hechizos y palabras muy hirientes salieron esa noche y una muerte inesperada dándole fin al último fundador vivo de la trifuerza.

 

¿Cómo había logrado revivir? Se preguntó, aunque estaba muy segura de la respuesta. La raza que poseía le daba muchas habilidades, habilidades lo suficiente peligrosas para revivir y lo de Ludwig había sido suave, su cuerpo no estaba dañado ni nada por el estilo. Cerró los ojos esperado lo peor, sabía que si esa noche no terminaba de morir, Ludwig Malfoy se encargaría de matar a todo el ser vivo que estuviera ahí.

 

-Voy a morir - Fue la respuesta que le dio la Banshee a su amiga cuando escuchó un 'la ayuda viene en camino'. Sin embargo intentó mantener la calma, siguió las ordenes que recibió y se acomodo o el hizo el intento de hacerlo, ahí fue que sintió el dolor más grande de su vida. Sentía que todo su cuerpo se iba a desgarrar en un segundo, pujar la andaba dejado sin aliento y cada vez sentía que los latidos de su corazón se aceleraban más y más, algo que creía imposible.

 

La habitación se lleno de un sonido nuevo, un llanto que en cualquier otro momento para la Tempestad hubiera sido el ruido más horrible que escucharía en su vida, pero fue todo lo contrario... Había sido música para sus oídos, vio como Valkyria se la entregó a Gabrielle, no fue necesario decir palabra alguna. Gabb parecía igual de hipnotizada por la criatura, especialmente con ese rostro angelical, la piel blanca como la porcelana y aquellos ojos azules que eran idénticos a los de ella misma, aunque el pelo no era el rubio Malfoy, era oscuro como la noche.

 

-Nymeria estará bien contigo -Comentó Afrodita, no fue necesario decir más nada cuando la Delacour se fue, llevándose lo que jamás vería en su vida de nuevo. Solo el tiempo diría que destino le preparaba a esa niña, el alivio más grande es que estaría en unas excelentes manos.

 

-¿Otro?- Alcanzó a decir, sus ojos se abrieron repentinamente. Se encontraba muy cansada y no aguantaría otra vez la misma tortura anterior, sin embargo con la última fuerza que le quedaba siguió las ordenes de la Slytherin. Sintió cuando el bebé salió, pero no escuchaba el mismo llanto anterior.

 

-Alessandro- Pronunció claramente. Sus ojos se fueron cerrado lentamente aunque por dentro los latidos del corazón de la Banshee iban cada vez más rápido, no hubo tiempo de despedida ni nada por el estilo. May se encontraba ocupada viendo que hacer con Ludwig y Valkyria estaba intentado ver que pasaba con el niño, sabía que había llegado alguien más, pero no tenía idea de quien sería, su mente se había perdido hace mucho de la realidad. Solo se dejó llevar y ahí fue cuando de repente su corazón se detuvo y la respiración, quedado el cuerpo sin vida de Afrodita Malfoy ahí.

[Ludwig Malfoy]

Todo estaba fuera de control en la habitación de Afrodita y Ludwig lo disfrutaba. Los gritos de sus hermanas eran música para sus oídos, el dolor de la embarazada lo llenaba de poder y el desconcierto de sus excolegas lo satisfacía aún más. Fue ese ensimismamiento lo que le llevó al mas grande error de la noche.

 

Valkyria lanzó tres cuerdas hacía el rubio y lentamente vio como éstas se aproximaban a el, tenía dos opciones desaparecerlas o causar el mayor daño posible antes de que éstas lo amarraran. Tomó la segunda opción, con su cuchillo causó graves heridas en el vientre de May, éstas comenzaron a sangrar y lentamente pudo saborear su sangre. Para cuando se dió cuenta ya se encontraba en el piso fuertemente amarrado de pies, muñecas y cuello,afortunadamente la del cuello no lo asfixiaba.

 

-Ese fue un gran error Valkyria -comentó el Malfoy quien conocía a la perfección a su atacante. La estimaba de verdad y se alegraba de que su puesto había caído en las mejores manos pero en aquel momento la rabia lo gobernaba -cuando de corte la cabeza recuperaré mi puesto en San Mungo -se movía como si.convulsionara, moría por escapar.

 

Aprovechó la conmoción de May para pensar en un hechizo que lo liberara -evanesco - la cuerda de los pies desapareció - evanesco - desapareció la cuerda de las manos y logró levantarse para quitarse la cuerda del cuello. Estaba libre y a tiempo para llevar a cabo su plan. Sin embargo llegó una nueva invitada Juve, su querida hermana mayor, la había extrañado pues posiblemente solo ella lo comprendía. Pero no era momento de reencuentros familiares, tenía una venganza por planear.

 

-Hace unos años ocurrió un incidente en el casino, incidente que destruyó a la trifuerza, inevitablemente mis hermanos Cbias y Hanzo murieron, pero fue por negocios, cuando mueres por negocios se comprende -luego señaló a sus hermanas- lo que ustedes me hicieron fue un acto cobarde y desleal, ustedes me mataron por venganza y ahora yo las mataré a ustedes.

 

Acto seguido sacó dos botellas de su túnica una tenía un contenido rojo y el otro era azul, en dicho envase estaban las almas de sus hermanos que no habían descansado en paz y ahora les daría un cuerpo nuevos y lamentablemente sexo distinto a uno de ellos. Arrojó ambos frascos al piso y un humo azul brotó de la botella del mismo color, dicho humo contenía el alma de Blake y se dirigió al cuerpo del varón poseyendolo. Ocurrió lo mismo con la botella roja que tenía el alma de Cubias y poseía a la bebe. Ludwig solo sonreía, pronto sus hermanos estarían de vuelta y la trifuerza junta de nuevo.

 

-Cuando mueras Afrodita, Lilian mi verdadera hermana regresará y me ayudará a matar a todas ustedes, al final ¡la trifuerza será la única que viva!

[Kahlan Blackthorn]

Juv Malfoy Haughton

Su hermana Afrodita había muerto, dejándole con un hueco en el pecho que sería imposible de llenar. Ya no volvería a mirar los ojos verdes de su hermana, tampoco podría conversar con ella, como cuando eran pequeñas y estaban habidas de dominar el mundo y comérselo a puños. Estaba sola dentro de esa habitación, al menos esa perspectiva le brindaban sus orbes lapislázulis empañados por una fina capa cristalina.

 

-No, no lloraré…-se ordenó mentalmente-No volveré a mostrarme débil ante nadie, mucho menos ante ustedes…-recorrió con la mirada el rostro de cada uno de los presentes-Quiero que entiendan una sola cosa…-carraspeó con fuerza-Volverá a la vida, pero no como solíamos conocerle…-apareciendo en su diestra una esfera oscura, cubierta por una neblina que le daba un aspecto espectral al objeto mágico-Puede que vuelva como Lilian o Afrodita o puede que como ninguna de las dos…-advirtió a sus hermanos-Le llevaron al límite, truncándole toda posibilidad de optar por una salida menos drástica…-sopesó con calma sus pensamientos y cavilaciones-Sigue siendo una mujer fuerte, lástima que terminara con su vida de un modo tan…-mordiendo su labio inferior, reprimió su deseo de comenzar a despotricar barbaridades dentro de esa habitación.

 

Su mente se puso en blanco, recogiéndose en lo profundo de su interior, abrazando el pasado, presente y futuro que pudo haber compartido con la rubia Malfoy. Era momento de hacer uso de la Nigromancia, aquella vieja arte oscura que era implementada para devolverle la vida a las personas, aunque no estaba comprobado que regresaran tal y como eran antes de arrancarse la vida o que alguien más les privara de esta-Les pido que guarden silencio o tendré que pedirles que se retiren de este lugar…-sonrió curvándose en sus labios una fina línea-Demonis Octunus Revelus Actonis Demoniacus…-musitó en una antigua lengua-Draconis Infernus Revenglis Ectonis…-continuò con aquel canto demoniaco, reavivando la llama de la vida que su hermana acababa de extinguir.

 

Sintiendo un intenso ardor extenderse por su pecho, intento recubrir el mismo con su esencia demoniaca. No era lo mismo matar que volver a la vida, pero ella sabía lo que estaba haciendo y tomaría en cuenta la conexión que estaba estableciendo con su hermana-Vamos, vamos responde…-agitando con fuerza la esfera provoco que de la misma se desprendieran varios destellos oscuros que penetraron en el cuerpo de su hermana. Su rostro estaba cubierto por una oscura mascara que dejaba su nívea faz, protegida de los ojos de sus hermanos y cualquier visitante extraño que deseara unirse a ese grupo de jóvenes.

[Mei Black Delacour]

No es que le gustase hacer destrozo, menos en propiedades ajenas, pero…

 

La verja voló en mil pedazos luego de negarle el paso. No iba a dejar que un objeto le impidiese la entrada, menos cuando tenía asuntos importantes que atender y no tenía tiempo que perder. Levantó una ceja, viendo cómo había quedado añicos luego de haberle lanzado un hechizo.

 

–Oh, cierto, el llamado – respondió, abriendo grande los ojos al percatarse de aquel pequeño detalle. Y no es que era para menos, había llegado corriendo desde muy lejos hasta allí luego de enterarse de una información de último momento –. Expecto Patronum.

 

Levantó la cabeza, observando cómo las avecillas salían volando en dirección de sus compañeros y, como ella ya estaba lista, con la luz en su rostro, su camisa ligera, falda y zapatos de tacón, aprovechó el hecho de que aún nadie se había percatado del desastre que había hecho e ingresó a los terrenos, dirigiéndose inmediatamente hasta la mansión.

 

Con cuidado, ingresó a la planta baja y sin más, supo dónde debía de estar su objetivo. Caminó hasta llegar a la segunda planta y direccionarse hasta la habitación correspondiente a Afrodita. Sin más, abrió la puerta de una sola patada, viendo un número bastante grande de gente que poblaba el cuarto. ¿Qué estaba sucediendo? Algo demasiado dramático que, gracias a su escandaloso ingreso, se volvería más dramático si era posible. Miró los rostros de todos, hasta que lo halló: el de Juv.