~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Seba Granger]

Sonreí mucho con las palabras de mi mujer, podía sentir como el latido de mi corazón se aceleraba aun mas con aquellas palabras, ella me habia dado la felicidad que necesitaba hace mucho y no quería perderla por nada.

La abrace estreche entre mis brazos con ternura, mientras disfrutaba de sus tiernos besos, acaricie su mejilla con delicadeza perdiéndome en sus ojos por unos instantes, -Cásate conmigo Darla, una y otra vez- sonríe con picardia cuando anunciaba nuestra cama.

Pucheree un poco cuando me tomaba del brazo, apoyo mi mano en la de ella para seguir el camino. -¿Has pensado como sera?- dije al ver lo que miraba en la vitrina, -Por que ese no es verdad- cerré los ojos al instante riendo, no quería mala suerte en nuestra boda.

-¿Quieres que tomamos algo?, amor tengo una duda, ¿Sabes algo de nuestro amigo de pelos verdes?- reí refiriéndome al joven Antoni.

[Darla G Dumbledore]

Sonrío con la propuesta, ya se imaginaba repitiendo su día de bodas, la felicidad de ellos y los chillidos de Nana por tener que hacer de nuevo la comida y de Eros sufriendo por tener que armar con sus flores los ramos de cada día. Imaginaba a sus elfos llevando los anillos y la cola de la novia, se lo pensó unos segundos, mejor sin cola, era mucho embrollo.

 

--Eternamente amor --susurró y beso los pucheros que hacía su novio con mucho amor --¿porqué me hace morritos mi bebé? Pues no así, tranquilo --río al verle cerrar los ojos y le robo otro beso.

 

--Quizás sí bordado pero no todo el vestido y tampoco con tan larga cola, no quiero llevar a todos los elfos colgando de ella --río, sí hasta el suelo, pero no arrastrando tras ella.

 

--Me encantaría ¿qué lugar te gustaría visitar? ¿o descubrimos alguno nuevo? --Darla quedó pensativa, no tenía noticias de él desde que lo había rescatado del Atrio y lo había dejado en brazos de esposa --pues ahora que lo dices amor, hace tiempo que no, quizás deberíamos tomarnos el tiempo para ir a alguno de sus negocios o a su hogar... --se detuvo pensativa, ¿dónde estaba viviendo el mago ahora? Había visto reportes en el banco que le hacían notar que estaba dejando de lado algunas de sus actividades, lo cual preocupó un poco a la pelirroja.

[Seba Granger]

-Si quieres vemos de que son los negocios que tiene el y poder ir a ahí, si es para comer aun mejor porque matamos dos pájaros de un tiro- prefería conocer nuevos lugares, además muchos de los que visitaba antes ya habían sido cerrados hace un tiempo.

 

-Podemos recorrer el callejón y vemos que nos llama mas la atención te parece, ademas le prometí a Dash que le llevaría unos dulces, la verdad no se si serán para el o tu elfina- dije riendo mientras recordaba a esa pareja de elfo que como iban las cosas lo mas seguro es que se casaran antes que sus propios dueños.

 

-¿Amor que has pensado del terreno que esta tras nosotros?- hacia rato que pensábamos comprarlo y cada que Eros me veía me preguntaba si lo íbamos a comprar para el poder empezar a comprar las cosas que plantaría.

[Darla G Dumbledore]

Darla asintió, le parecía buena idea seguir recorriendo el Callejón, había tanto nuevo para ver y tantas sorpresas que uno se podía llevar al descubrir que aquel antiguo local en que comprabas artículos para Quidditch o tomabas un batido había desaparecido para dar lugar a una tienda de modas, a un museo, u otros locales uno más sorprendente que el otro.

 

--Oh, a Lualú le gustan los dulces y los chocolates ¿crees que por eso Dash te los encargó? --río Darla, --pues entonces tendremos que comprar los dos y averiguar si los elfos necesitan dentista porque a mí también Lualú me encargó una bolsita de chocolates --la Potter Black sacudió la cabeza divertida ante la situación tan romántica que estaban viviendo sus propios elfos, inesperadamente romántica, solo les faltaba que Nana se fijara en Leto o Tommy. Darla recordó que no había respondido sobre los locales de Antoni.

 

--Oh, sí mi amor, el participaba en el Restaurant Divergente, pero los otros días vi su baja de socio, y los otros dos locales, creo que son dos, espera que piense, no, tres, pero me parece que tiene rubros relacionados con el arte y las criaturas --se quedó pensativa --pero hay uno que quizás tenga restaurant, no sé si para ajenos, porque es algo así como un hotel.

 

Escuchó tras su respuesta el comentario de Seba, era verdad, habían estado pensando en ese terreno desde hacía tiempo atrás y sabía que Eros no era el único interesado, Tommy quería ampliar los establos y separar las criaturas clasificándolas según su especie. Eso iba a ser un pequeño conflicto entre ambos elfos si ellos no lo sabían manejar.

 

--Si mi amor, creo que lo mejor sería comprarlo y el más pequeño al lado de ese también, porque Tommy también quiere una parte para ampliar el hogar de nuestras mascotas --Darla dió un beso en la mejilla a su novio y le susurró al oído --y creo que mejor evitamos una guerra de elfos, ¿qué dices? --la bruja sonrió divertida y acarició con amor a su prometido.

[Seba Granger]

Mientras recorríamos el callejón tomados de la mano podíamos notar los letreros en lugares donde antes había un local, los letreros llevaban la leyenda de se arrienda, era una lastima en realidad lo mal que parecía estar el callejón, antes solía contar con centenares de negocios, ahora ya no podía asegurar que llegaran a los 100.

-Creo que si me los encargo para ella, o para compartirlos con ella, Dash no suele comer muchos dulces, no tan variados como me los pidió- sonreí a mi novia al escuchar que su elfina también había pedido algo, ademas por el tema del dentista pero era buena idea.

Me extraño un poco lo que me comentaba de lo que estaba pasando con Antoni, -¿Por que crees que pueda haber dejado el negocio?, el me parece muy responsable- rasque mi mentón un poco.

-¿Te parece si vamos a ver ese que que es un hotel? de paso vemos si lo encontramos para saludar- ronroneo con el beso que daba en mi mejilla.

-Estoy de acuerdo en comprar los dos mi amor, aunque ellos tendrán que entender que quiero la pequeña cabaña, esa puede ir al medio para poder separar a estos dos- reía un poco mientras robaba un beso a sus labios, -Sabes que creo nos darían mas problemas los elfos que niños si tuviéramos-

[Darla G Dumbledore]

Escuchaba divertida lo que le comentaba sobre sus elfos, defintivamente iban a tener que agrandar en algún momento los aposentos de los elfos, o al menos en algún momento sospechaba que tendrían un cambio de dormitorios. Pero no quería pensar demasiado en ello, sonaba como que invadía la intimidad de sus elfos y eso era algo que no pretendía hacer, le gustaba dejarlos ser y que tuvieran su propia vida, aunque la misma se entrelazaba con la de ellos en función de ser elfos domésticos. Igualmente los seis elfos tenían más libertad que muchos de los elfos del mundo mágico, aunque la P.E.D.D.O. les había dado muchos más derechos que años antes.

 

--No lo sé amor, creo que quizás por ser resonsable se retiró, cuatro negocios es muchísimo, nosotros apenas podemos con un par, bueno, uno nuestro y el que tienes a medias con tu hermana y el de tu mamá, al que cuidamos --se encogió de hombros, pensando que no se imaginaba con tantas actividades como tenía el joven peliverde. En eso en verdad le admiraba. Sonrió con el ronroneo de su novio y le dio otro besito antes de responderle.

 

--Me parece que podríamos intentarlo mi vida, tal vez sí tengamos suerte la verdad, hace mucho no lo veo y la última vez no se le veía muy feliz.

 

La conversación de la pareja era un popurrí sobre sus elfos y sus amigos, Darla asintió al escuchar a Seba, el sueño de la cabaña lo venían teniendo hacía un buen tiempo y si con la compra del par de terrenos era posible, sería fantástico. Casi lanza una carcajada ante el comentario de los elfos, tenía razón, todos tenían una personalidad tan particular que sí, ya estaban preparados para saber atender hijos y tenerlos contentos si podían lograr lo mismo con sus elfos.

 

--Pues habrá que ir buscando planos de cabañas ¿verdad mi amor? --dijo mientras pasaban frente a un panorama mezclado, un local cerrado y a la venta, otro que tenía el cartel de descuento por inauguración y un antiguo local que llevaba años en el Callejon.

[Seba Granger]

Saliendo del banco

 

La hora de salida del trabajo estaba llegando al fin, no sabia por que justo aquel día había sentido que había sido tan largo, igual no había podido tener un receso para poder salir almorzar, así que tal vez lo había sentido así.

 

Guarde los papeles que había terminado de actualizar con los descuentos y depósitos realizados el día de hoy por mi persona, ademas de los revisados que me habían encargados, cerré el cajón de mi escritorio con llave para luego coger la chaqueta del perchero, y poner la silla en su lugar.

 

Escribí una pequeña notita que pase bajo la puerta de Darla, avisando que ya me iba, que estaría fuera esperando por ella algunos minutos por si quería que fuéramos a comer algo antes de ir a casa.

 

Me despedí de algunos duendes mientras salia por el pasillo del banco, finalmente de los guardias que me dejaban el paso.

 

-Hasta mañana chicos-

[Darla G Dumbledore]

Salida del Banco

 

 

Tenía una pila de formularios sobre su escritorio, sin contar que la sensación de terror escénico le duraba, no por nada le había pedido a su jefa que antes de acreditarla le diera un par de meses más de experiencia como ayudante de duende. Ahora que trabajaba con los duendes acreditados tenía terror de meter la pata. De hecho casi había olvidado de hacer uno de las órdenes finales luego de los pagos.

 

Se echó hacia atrás en el sillón y observó las carpetas que había organizado, "pagos por realizar", "pagos realizados", "control de pagos", y así seguía todas de distintos colores y con letra prolija escritas con pluma gruesa. Sacó su varita e hizo una floritura que hizo que las carpetas se acomodaran en el archivero. Mientras terminaba de acomodar las cosas sobre su escritorio un suave sonido atrajo su atención, una nota había pasado bajo la puerta. Aspiró y sonrió, era el aroma de Seba.

 

--Accio --dijo apuntando hacia ella y atraiéndola hasta sus manos.

 

Tras leer la nota una sonrisa se fue dibujando en su rostro y se puso de pie, haciendo varias florituras con Edelweiss, para terminar de acomodar su escritorio y los archivos. Se aseguró que todo estuviera en orden y buscó su capa, abrió el armario donde la guardaba y se miró al espejo, sus cabellos estaban peinados y llevaba un bonito vestido gris, con sandalias a juego. Tomó su bolso y su capa y se apresuró a salir. Saludó a varios duendes a su paso y tras ser revisada por la seguridad con un par de hechizos, a los que dedicó su cara más neutra para no hacer la de pocos amigos, dejó Gringotts, apresurándose a la esquina, donde esperaba encontrar a Seba.

[Seba Granger]

Una moneda pasaba entre mis dedos una y otra vez desde que había salido del banco hacía algunos minutos, cada tanto miraba hacía las escalinatas del edificio que cobijaba mi trabajo, desde ya hace mas de un año, hacía solo un par de meses que ya había cumplido el año desde que había llegado ahí y la verdad es que me sentía muy acogido, no negaba que recordaba a veces mis tiempos en el cuartel auror pero la verdad que en estos momentos como estaban las cosas no regresaría al ministerio.

 

La figura de mi novia de asomaba por las puertas del edificio, deposite la moneda en mi bolsillo de nuevo para caminar a paso lento hacia ella, -Hola mi amor, pensé te quedaba aun mas- la bese en los labios mientras acariciaba su mejilla al acercar su rostro al mio.

 

-¿Como estuvo el día?, ¿Tienes hambre?- la abracé por un instante para luego cogerla de la mano y caminar para alejarnos un poco mas del banco.

[Darla G Dumbledore]

Mientras bajaba las escaleras casi a las corridas vio como se acercaba su prometido, una sonrisa se dibujó en sus labios, feliz de poder estar con él. Muchas veces se cruzaban en el banco y aunque podían darse fugaces besos y caricias, eran muy breves. Ninguno de los dos quería incomodar a sus compañeros y mucho menos que su jefa pensara que no eran capaz de portarse mejor que adolescentes enamorados. Aunque las picardías en sus miradas y la delicadeza de más de una caricia parecían demostrar lo contrario, dado el amor que sentían el uno por el otro.

 

Seba se veía muy guapo ese día, y como si no se hubieran cruzado en toda la mañana, o como si no hubieran pasado la noche juntos, Darla lo besó con la ansiedad de por fin poder estar entre sus brazos, mientras suspiraba con la caricia que él le hacía para luego besar la palma de su mano. Se abrazaron suavemente, acurrucándose entre sí y la pelirroja se estremeció con el suave aroma de su piel, lo había extrañado en verdad.

 

--Más tranquilo de lo que esperaba amor ¿y tu día? Pues a decir verdad, me encantaría comer algo, apenas probé un bocadillo en la mañana --entrelazó los dedos con los de Seba mientras comenzaba a caminar y acarició suavemente su mano.

 

--¿Te parece que tomemos algo en el callejón? ¿Vamos de tu hermana o a otro lugar? --la Potter Black pensó por unos segundos --deberíamos avisarle a Nana que no llegaremos a cenar temprano o hará un berrinche ¿verdad?

 

La elfina era una excelente cocinera pero su carácter gruñón ya era toda una leyenda y sinceramente, aunque la querían, trataban de evitar sus berrinches, sobre todo porque luego descargaba su labia enojada para con los otros elfos, especialmente el pobre Dash, aunque Lualú y Leto también la ligaban de vez en cuando. La elfina parecía tener un poco más de respeto por Tommy, y Eros la esquivaba. Aunque por lo que había sabido a veces también Tommy se había desaparecido de House of Books para no tener que soportar a la pobre Nana.