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~ House of Books ~ (MM B: 103943)


Seba Granger
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Creo que como siempre ella ya sabía que alguien había llegado a casa y dudaba mucho que no reconociera al joven mago que me acompañaba, sabía que ellos tenían una relación especial, todos nos llevábamos muy bien pero siempre había sabido que entre ellos había una conexión especial.


Observe a la bruja y el mago como se saludaban luego ingresé a la sala guiado un poco por Darla, -Bien gracias ¿Y el tuyo?- pregunte a Darla en el momento que ella preguntaba si habíamos pedido algo a Nana, -En realidad no, Tommy le iba traer algo a Antoni, ¿Tu quieres tomar algo?- me ofrecí para ir por algo a la cocina.


-Los dejo un momento para que charlen, seguro Antoni tiene mucho para contar- deje a los magos en el sofá, -Ya regreso- señale disculpándome mientras salía por la misma puerta que había entrado, en esos momentos Tommy entraba con la bebida que había prometido a Antoni.

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  • 2 semanas más tarde...
Tantos años transcurridos, tantas veces que había pasado por allí y aun así, tenía una sensación de extrañeza al estar de pie frente aquella edificación. House of books sin duda era el mejor lugar para pasar un grato momento de lectura y seguramente tenía lo que Valeskya estaba buscando, o eso era lo que esperaba. Solo de recordar lo que había pasado con su hermano mientras estaban experimentando con una simple poción, encendió las alarmas para ambos. Tenía que buscar algo adecuado para las pociones y que estuviera explicado a detalle, como para la comprensión de un niño de ocho años.


Todavía le daba vueltas la cabeza, consecuencias de haber tomado aquella poción; “esto pasa por andar de arrogantes creyendo que todo saldría bien”, pensó la ojivioleta con amargura, mientras entraba al local, al tiempo que en su rostro se dibujaba una mueca de asombro: todo se veía espectacular, los libros acomodados de forma que resultaba atractiva y sobretodo, la tranquilidad que solía haber ese día, ya que las últimas veces que había pasado por allí, solía estar atestado de gente.


Un embriagante aroma a café, llegó hasta ella, como si fuera una clara invitación a pasar un rato agradable de lectura. La Granger se quitó la gabardina color miel que llevaba puesta ese día, dejando al descubierto un conjunto de pantalón, blusa y botas largas, todo en un color negro. Sintió enseguida aquel calor provocado por una chimenea que estaba en algún lado que ella no alcanzaba a ver. “¿Será una chimenea, o se tratará de algún hechizo?” Se preguntó la joven, al recordar que había magos que podían cambiar las condiciones climáticas en interiores. Tomó nota mental de que sería un nuevo libro en qué buscar.


- Ahora… ¿por dónde debo empezar? –


Más allá, vio a unas pocas personas sentadas, demasiado concentradas en lo suyo; la ojivioleta tuvo ganas de hablar en voz alta, para preguntar si había alguien atendiendo o al menos para conocer la dinámica del negocio, para no hacer algo erróneo y pasar alguna vergüenza innecesaria, pero contuvo sus ganas de llamar la atención y que la pudieran echar por algo así. Caminó, mientras veía algunos textos que parecían ser obras de arte escrita por muggles, o eso supuso al ver títulos como: “cocina fácil”, “cómo manejar tus finanzas”, entre otros.


Al final, vio una escalera y vio que uno de los asistentes al negocio subió sin dudarlo, cosa que hizo suponer a la joven que el negocio era mucho más amplio de lo que se había imaginado. No pudo evitar esbozar una breve sonrisa al ver que sin duda House of books se trataba de un paraíso para los lectores. ¿Pero cómo saber dónde tendría que buscar entre todos aquellos libros? Con resignación, se dio cuenta de que tendría que preguntarle a aquel extraño que se encontraba de pie, revisando algo en las estanterías.


- Esto… hola… - La joven Granger habló casi en un susurro. No pudo evitar poner cara de sorpresa al ver de quién se trataba. - ¡SEBAAAAAAA! ¡QUÉ SORPRESA VERTEEE! – Olvidó que se debía guardar silencio e hizo caso omiso a las miradas de furia que las pocas personas que estaban allí, le habían dedicado. No le importó, se sintió aliviada de ver al menos un rostro conocido, cosa que tenía mucho tiempo que no sucedía.


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Los días habían pasado con lentitud aquella semana, parece que aun me parecía ver los pelos verdes de Antoni por la casa charlando largamente con Darla, o con el mismo Leto que se habían hecho muy amigos con el transcurso de los años, creo que con el elfo de la Potter Black es con el que mas de llevaba, tal vez por lo mismo que se llevaban mucho mas entre los magos.


Aquel día había decidido no ir a trabajar tras un par de tazas de té había decidido trabajar en la librería, hace algunos días habían llegado mas cajas con ejemplares y pese a Tommy y Darla se habían estado encargando en etiquetarlos y clasificarlos para que Leto los pusiera en las estanterías aun habían mucho que debían ser colocados.


En eso estaba cuando la voz de una ex compañera de bando y amiga llamaba mi atención, me giré en los talones y me disculpe con las personas con una sonrisa tímida, -La sorpresa es mía, ¿Que te trae por estos lados?- recordaba que otra ex compañera de bando había abierto una librería hace un tiempo pero no sabía si aun estaba abierta, sabía que muchos negocios habían estado cerrando por la crisis que venía teniendo el mundo mágico, aunque muchos no querían llamarlo así.


-¿Como estas?- me acerqué a Valeska besando su mejilla en son de saludo, -Bienvenida a nuestro local-




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Valeskya respondió al saludo de su amigo con un abrazo, pocas veces solía hacer eso con las personas que conocía, aunque claramente tenía que ver con que ella no solía hablar mucho con la gente, salvo con su círculo más cercano, que era su familia. El hecho de tener que socializar con alguien ajeno a ese entorno en el que estaba acostumbrada a estar, la ponía en una situación de apatía. Había sentido un enorme alivio el ver a un rostro conocido, era como si se encontrara con parte de su pasado, era de los pocos recuerdos agradables que podía rescatar de aquella época y por eso había reaccionado de esa forma.


- Gracias – Respondió a la bienvenida, ya con un tono más natural en su voz. - Perdona el escándalo, no estoy acostumbrada a guardarme las cosas que pienso y olvidé que estamos en un lugar tranquilo.–


Se sintió algo avergonzada, al darse cuenta que, a pesar de vivir dentro de la misma comunidad, se habían frecuentado tan pocas veces, que justamente había tratado de disimular lo mejor que había podido, el hecho de enterarse que tenía un local en el callejón. “…Y uno muy bueno”, dijo la ojivioleta para sus adentros, mientras echaba un vistazo a todo su alrededor. Sintió un impulso de comenzar a revisar cada libro y devorar con avidez el contenido de cada uno. Sacudió con brevedad la cabeza, tratando de recordar el motivo por el cual se encontraba allí.


- Estoy bien, gracias por preguntar. – Respondió la Granger casi de forma automática, a pesar de que decir la palabra “bien”, era demasiado poco como para todo lo que le hubiera gustado decir y que se contenía para no asustar al joven que estaba frente a ella.


Sintió la necesidad de comenzar a contar todo lo que había pasado desde la última vez que se habían encontrado; habían transcurrido varios años, aunque para la ojivioleta sentía que todo había sido en un abrir y cerrar de ojos. Suspiró casi de forma inconsciente, casi sintiéndose liberada; agradeció internamente el tener que encontrarse con él, aunque en un lugar algo extraño para poder socializar. Desde que había vuelto a Ottery, casi todo le resultaba vacío, no solo hablando en un sentido físico, sino que era algo más profundo para la bruja.


Sentía que desde que había dejado la Orden la primera vez, todos los recuerdos y las personas que habían formado parte de eso, se habían esfumado por completo. ¿Por qué? No estaba segura de que fuera algo cierto, pero era así como ella lo percibía. Se dio cuenta que ese pasado había sido algo muy importante para ella y estaba segura de que Seba sería de las pocas personas que podían entender ese sentimiento. Aunque no estaba allí para hablar de todo eso, no sabía si él estaría ocupado o simplemente no tendría ánimos para platicar; se centró en hablar sobre el motivo de su visita.


- De verdad no sabes cuánto me alegra encontrarte – Dijo al cabo de unos instantes. - Yo estoy aquí porque… eh… - ¿Qué sería más vergonzoso? ¿Reconocer que no sabía que él era uno de los dueños del local o aceptar que era pésima en pociones? - Verás, hace poco mi hermano y yo quisimos preparar unas galletas que llevaran una poción y todo salió mal. – Inconscientemente, se llevó la mano a la cabeza. - Solo nosotros la probamos y hubo consecuencias… espero que no tan graves. –


- El punto de la historia es que pensé que quizás habría algún libro que tuviera mejores explicaciones y que no sea tan antiguo, ya que gracias a eso, acabamos por confundirnos más. Y por eso estoy aquí, aunque francamente esta visita sirvió para encontrarte. – Sonrió brevemente y añadió. - También conté todo esto, para dejar la pregunta más importante a lo último y así puedas contarme primero: ¿Cómo has estado? – Finalizó, contenta de tener la oportunidad perfecta para poder salir de su rutina por unos instantes y quizás poder tener una conversación agradable.


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Abracé con afecto a la Granger, pese a tener el mismo apellido nada nos unía mas que la amistad aunque mas de alguna vez me habían preguntado si era parte de aquella familia tan conocida en Ottery, sabía que la Granger con la Gryffindor tenían una unión por los años, al menos así había conocido a muchos de los Granger al ser parte por muchos años de los Gryffindor, pero eso había quedado en el pasado, la verdad no sabia muy bien que había pasado con mi antigua familia.


-No te preocupes, no todos los días es solo silencio el lugar, igual hay otros espacios para los que no quieren mucho ruido- dije mas en susurro para no molestar a oídos sensibles.


Escuche con detenimiento lo que tenía que decirme Valeska, un poco divertido por lo que decía de que algo había salido mal, al menos a ella la veía bien así que esperaba que el hermano estuviera bien también.


Sonreí un poco, -Primero, dime que no le salió alguna cola o algo así a tu hermano?- le señalé hacía una mesa mas apartada donde podríamos conversar mas tranquilos.


-También me alegra verte de nuevo, la verdad es que no recuerdo mucho cuando fue la última vez que nos encontramos, creo que fue por el callejón, ¿no?- no recordaba habernos visto en la orden cuando ella había regresado, y si había sido era solo de topon.


-Creo que te podremos ayudar con eso de los libros, aquí hay muchos y diferentes, antes dime que tu hermano esta bien, de hecho, no sabía que tenías hermanos, al menos no pequeños ¿por que este lo es? - me di cuenta que esa parte de ella no la sabía, conocía a otros de sus familiares.


-¿Al menos las galletas quedaron ricas de sabor?- reí un poco mientras miraba a la bruja, -Yo he estado bien, acomodándome a los cambios- esperaba imaginara que me refería a la neutralidad, la verdad es que no me había referido al bando hace mucho.


-Con mucho trabajo en el bando, y pues con el negocio, como veras aquí hay mucho que hacer, o al menos que leer- tallé mi barbilla un instante, -Perdón por ser tan descortés, ¿Quieres beber algo, o comer?- esperé su respuesta para pedir a un elfo trajera.




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La bruja sonrió, le divertía solo el imaginarse a su hermano con algún efecto secundario que afectara su apariencia. Conocía suficiente al Granger como para saber que eso lo pondría de tan mal humor que poco le faltaría para escupir fuego como un dragón (?). Se quedó pensativa durante unos instantes, mientras seguía a Seba hacia una mesa apartada para poder conversar sin interrumpir a las personas que estaban presentes y enfrascadas en la lectura. No sabía por dónde comenzar, todo le resultaba bastante vergonzoso: dos personas que no lograron hacer una simple poción como la gente.


- Verás, - Exclamó mientras dejaba su gabardina a un lado de la mesa, tratando de que estorbara lo menos posible. - Creo que debo comenzar por la parte en que sí, tengo un hermano y es mucho mayor que yo. – Cierto ¿cuántas personas sabían acerca de ella o su familia y cómo estaba conformada? Muy pocas, de hecho. - Es una historia bastante extraña, no crecimos juntos y bueno, gracias a eso nuestra relación no es ni buena ni mala, por decirlo de alguna forma. –


Claramente la Granger iba a omitir los detalles de cómo de ser una relación excelente entre hermanos, pasó a ser casi violenta, con agresiones verbales y físicas, peleas por cualquier cosa; también no diría que gran parte de las discusiones las comenzaba ella solo por tener a quién fastidiar. Aunque a pesar de todo, platicaban las cosas como gente civilizada de vez en cuando, hasta llegar al punto en el que ninguno de los dos cedía y los agradecimientos a los consejos se daban en ocasiones excepcionales.


- Tenemos un negocio familiar, se llama Ottery Fitness, al cual puedes ir cuando gustes a ponerte en forma y claro, con un considerable descuento. – Valeskya hizo nota mental de volver a la librería con un regalo especial, para invitarlos a pasar a sus negocios y que conozcan lo que los Granger solían hacer. Y de paso sería una excelente excusa para volver a visitarlos, así no se volvía a repetir la situación de la última vez que se habían encontrado, tal y como el joven de cabello castaño se lo había recordado amablemente.


- Digamos que Zahil, Joaquín y yo nos pusimos de creativos con eso de atraer a los clientes y se nos ocurrió que sería lindo ofrecer galletas que contuvieran una pizca de poción vigorizante.- Contuvo las inmensas ganas de poner los ojos en blanco. - Digamos que se trataba de una cuestión de resistencia al ejercicio, ya sabes… - Se inclinó de hombros. - La cuestión es que Zahil se fue y nos dejó a cargo de la poción, que gracias a Merlín solo ocasionó que cayéramos inconscientes durante algunos minutos… como acabas de decir, imagina que nos hubiera salido un tercer ojo o algo así.- Sintió un horrible escalofrío solo de imaginar esa situación, sería un golpe al ego de los Granger, que dicho sea de paso, muchas veces solía desbordarse.


- En fin, despertamos y sin probar esas galletas, - Sonrió, respondiendo a la broma de su amigo. - Así es como terminé acá, tratando de pedir ayuda por telepatía y tal vez funcionó – Lo señaló, haciendo una clara referencia a su encuentro.


Había algo en las palabras del ojiazul, que indicaba que quizás su vida había cambiado más de lo que esperaba, o al menos eso fue lo que percibió la pelinegra al escuchar la palabra “bando”. No estaba segura de querer abordar ese tema, pues temía dar una opinión que pudiera molestar al Granger que no era de su familia (?). Eso de andar debatiendo acerca del “mejor lado” o que quizás el final de la guerra mágica en realidad no lo era, solía ser un tema demasiado sensible para muchos; la bruja concluyó en que lo mejor sería comentar las cosas con cierta cautela.


- Lamento mucho que te hayas retirado de “ya-sabes-dónde”.- Sonaba gracioso el modo en que había mencionado a la Orden. - Desde mi punto de vista, eras parte muy importante, muchos años y todo eso. Aparte de que es difícil dejar todo eso atrás. – Dijo con real sinceridad. - Aunque, si me permites opinar… si alguna vez regresan, considero que sería buena idea que volvieras a formar parte de eso, serías un excelente profesor para enseñar amor y lealtad hacia un bando. – Las últimas palabras las dijo en un susurro apenas audible.


- Y bueno… creo que te puedo aceptar un té, como castigo a tu descortesía. – Dijo en broma, y sonrió.


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Tras esperar que Valeskya se sentara ocupe la silla frente a ella poniendo atención a lo que me contaba de su hermano, me sorprendía un poco pero supongo que todos en cierto modo teníamos secretos, aun con el tiempo pese a que mi madre Ariane se había ido de viaje conocía algún nuevo pariente que ella no había alcanzado a presentarme.


-Duda ¿Tu hermano es de este circulo que nos rodeaba?- observé a los que estaban lejos en las otras mesas, sabía que los bandos estaban un poco desaparecido hace mucho, pero no sabía lo que el resto de la gente opinaba de eso.


Reí un poco con lo del descuento en su negocio, no era un físico culturista pero creo que me defendía aun, -Si fuera mas vanidoso pensaría que me has encontrado pasadito de peso- señale riendo un poco a la Granger, -Pero gracias por la invitación, me pasaré a saludar en algún momento, ¿es atendido por ustedes?- la pregunta no era descabellada, muchos negocios que había visitado con el tiempo eran atendidos por elfos o otras personas que no eran sus dueños.


Se dibujo una nueva sonrisa en mi rostro con eso del desmayo, -¿Y de verdad crees que con Zahil la cosa hubiera sido diferente?- conocía a la bruja bastante, había sido mi jefa por muchos años en el cuartel auror y creo que jamas hubiera creído que sus habilidades eran las pociones mágicas.


El nombre de Joaquín había hecho un click en mi cabeza, si era Granger como las chicas creo que lo conocía también, pero eso lo preguntaría con el transcurrir de la conversación.


Entrelace mis dedos cuando me hablaba del bando que habíamos compartido y escuchar sus palabras en cierto modo me recordaba los buenos tiempos, y que al menos alguien si había visto mi trabajo, no podía mentir que me había dolido salir de la orden, pero siempre ocuparía un lugar especial en mi corazón, tal vez para muchos lo que les había entregado era poco, pero había dado lo mejor que podía.


-Gracias por esas palabras, fue una linda experiencia ser parte de aquel grupo, sabes que la vida da muchas vueltas, y jamas podría decir que no volveré- susurré lo último como ella lo había dicho, -Espero que nos reencontremos por aquellos muros alguna vez- a la mente se me vino un flash de imágenes, mi primera vez llegando a la orden como un pollito recién salido del cascaron, y mi salida con la frente en alto sabiendo que había hecho las cosas bien hasta el final.


Mi mente regreso al presente, -Que sea un té entonces- llamé a Leto que estaba entre los estantes cercanos, y le pedí que trajera un par de té y de esas galletas que Nana había echo en la mañana.


-¿Crees que regresaran?- tal vez ella sabía algo que aun yo no.




XD Donde dice trabajo en el bando, era Banco jajaja

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La mirada de la Granger se desviaba de vez en cuando hacia los estantes que estaban a su alrededor, suponiendo que seguramente encontraría alguna novela interesante para leer en sus ratos libres. Cualquier cosa le vendría bien para distraerse, ya que los últimos meses sentía que transcurrían en cámara lenta; a pesar de todo eso no podía quejarse, pues la familia siempre se las arreglaba para poder sacarla de sus actividades rutinarias. No pudo evitar soltar una pequeña sonrisa al pensar en eso último.


Con un gesto, agradeció al elfo que había regresado con una bandeja humeante de té y unas galletas. Valeskya se dedicó solamente a agitar con la cucharilla un par de veces y esperó unos instantes para poder beber algo. Pudo notar que el semblante de Seba cambiaba a algo que ella interpretó como diversión, agradecimiento, o quizás ambos. Antes de poder responder a sus comentarios, se llevó la taza de té a los labios y bebió un sorbo, percibiendo un fresco sabor a menta, uno de sus favoritos sin duda.


- Joaquín es bastante ajeno a lo que ocurre a su alrededor, es decir, solo se centra en su vida y en la de su familia. Así que, si alguna vez te has topado con él, habrá sido en alguna reunión… pero tampoco es muy sociable que digamos.- Exclamó pensativa. No podría tampoco asegurar que tuviera ideales que se inclinaran hacia un bando u otro, pero no era algo que ambos pudieran conversar abiertamente.


- Y bueno, nosotros atendemos Ottery Fitness por supuesto, y también disfrutamos de los servicios que el negocio ofrece. Déjame decirte que el spa es la mejor parte, aunque creo que Zahil tiene preferencia por el nado.- Observó las galletas de reojo y discretamente tomó una, dejando la taza de un té a un lado. - Ahora que lo dices, yo creo que Zahil por eso se esfumó cuando hablamos de la idea de hacer la poción… sabia decisión, debo decir.-


Haciendo memoria de lo que había dicho, recordó que Zahil se había mostrado más entusiasmada ante el hecho de tener que hacer un casting para poder reclutar a un modelo que pudiera ser la imagen del negocio, y que lamentablemente ella no había podido estar presente, todo por andar preparando las dichosas galletas del mal. Miró con desconfianza lo que quedaba de la galleta que tenía en su mano, antes de terminarla; dudaba que los dueños de la librería tuvieran que recurrir a galletas con pociones para motivar a sus clientes.


Escuchó con atención las palabras que Seba tenía que decir con respecto al bando. La ojivioleta al menos podía percibir que no había alguna nota de rencor en su voz, lo cual le alegraba de sobremanera, pues al menos recordaba que siempre había tenido al Granger en un concepto de persona tranquila y que no le gustaba meterse en problema. “Ojalá pudiera hacer lo mismo”, pensó de forma rápida, ya que sus pensamientos acerca de la Orden se habían distorsionado mucho a través de los años.


- No me gusta afirmar o negar cosas de las cuales me puedo arrepentir después. – Dijo con cierta brusquedad, a manera de respuesta al hecho de que pudieran encontrarse dentro del bando una próxima vez. - Es decir, si me preguntaras ahora si quisiera volver, la respuesta sería un “no” rotundo. – Añadió esas palabras, para intentar suavizar lo que había dicho al inicio. - Tal vez más adelante pueda cambiar de opinión… aunque tampoco me gusta mucho eso de tener que retractarme de mis decisiones. –


- Aunque claro, estamos hablando de un caso hipotético ¿cierto? – Exclamó la Granger, mientras observaba a su alrededor. - Nunca se sabe cuándo el mal volverá a acechar.- Un susurro con el suficiente toque de dramatismo, fue suficiente para sonreírle al joven de cabello castaño. - Yo no estoy segura de querer jugar un papel de heroína ¿y tú? – Preguntó con curiosidad. - Pero claro, no estás obligado a responderme. Si quieres cambiar el tema, estaré totalmente de acuerdo con eso. – No quería parecer fastidiosa con lo mismo, por eso aguardó expectante a la respuesta del mago.




¡PLOP! Jajaja

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Agradecí a Letto con una sonrisa lo que nos había traído como siempre para mi era un té negro pero el de Valeskya podía notar que era con sabor por el olor de este, escuché lo que me decía sobre su hermano, creo que se trataba del mismo Joaquin que me habían presentado hace algún tiempo.


-Si creo que fue muy sabía la decisión de Zahil de dejarlos, bueno aunque mal para ustedes, pero tal vez si ella se hubiera quedado hasta les hubiera ido peor- dije riendo un poco.


-Sobre tu hermano, creo que es el socio de mi madre en el local de varitas que tiene ella en el callejón, ella nos presento hace algunos años, y tienes razón no es muy sociable que digamos- señale a mi tocaya de apellido.


Bebí un poco de te mientras me respondía lo que le había preguntado sobre el antiguo bando que habíamos compartido, -Claro todo es hipotético- dije en un susurro, -¿Yo héroe?, ¿aun crees en los héroes?- señale levantando una ceja a Valeskya, creo que últimamente en el mundo mágico lo que menos había eran héroes, todo había cambiado mucho en los años pasados, ya no se sabía a veces cuales eran los buenos o los malos.


-Sabes que yo no tengo problemas en responder, estamos entre amigos- sonreí con aprecio, -Solo espero que si todo vuelve sea para mejor, no para seguir en lo mismo, aunque haya que verlo todo de lejos- observé a unos clientes que se despedían a lo lejos con una señal de mano.


-Regresen cuando gusten- les señale, -¿Que tal el té?, disculpa debía despedirme, así regresan- señale riendo.


-¿Estas trabajando en el ministerio? aunque eso por lo que se también es un caos- intenté cambiarle el tema, suponía que ella no quería hablar de bandos, ya habría otra oportunidad si alguna vez los rumores se concretaban.




Disculpa la tardanza.

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La ojivioleta se encontraba sorprendida al darse cuenta lo pequeña que podía ser la comunidad mágica. “Así que Selene es la madre de Seba”, pensaba con rapidez, mientras realizaba conjeturas acerca de que en el negocio de varitas era donde había conocido a su hermano. ¿Acaso el mago estaba enterado que había una hija de por medio entre Joaquín y Selene? La posibilidad de un alboroto familiar le resultaba bastante atractiva a la joven, sin embargo dudaba que Selene fuera alguien que ocultara secretos y menos a sus hijos. Dicha posibilidad se desvaneció casi al instante.


- Un héroe casi es como una historia para niños.- Exclamó la bruja, sin poder disimular una sonrisa. - A muchos les gusta creer que en una guerra hay héroes y villanos, pero la verdad es que al final todos salimos perdiendo.- Dijo pensativa, mientras le bebía un sorbo a su té. - Lo lamento si suena algo confuso... Cada quien decide qué rumbo tomar con su vida ¿cierto? –


La verdad es que al menos para la Granger, no le sonaba para nada atractiva la idea de volver a un bando. Solo lo haría por su familia y esperaba con todo su ser que no hubiera necesidad de eso; suspiró y asintió con la cabeza, mostrando total acuerdo con el mago de cabello castaño cuando dijo que esperaba que todo fuera para mejor, aunque la verdad tenía muy serias dudas. Sin embargo ella no sería la que le llevaría la contraria al mundo; vio cómo despedía a un par de clientes que se retiraban de la librería.


- No te preocupes, yo también debí despedirme de ellos.- Bromeó un poco. - La verdad es que siempre se espera que los cambios sean para bien. Yo solo deseo que el resto de los mortales no paguemos las consecuencias de los actos malos que se hagan “por un bien mayor”. No sé si me explico.- Cortó el tema con cierto desagrado.


- Por cierto, gracias por el té, es delicioso. Está en el punto perfecto, las hojas se dejaron reposadas en el agua el tiempo exacto… preparar el té es todo un arte, del cual podríamos pasar horas hablando y morirías de aburrimiento.- Exclamó mientras que reía, aunque el gusto le duró solo unos instantes hasta que mencionó algo que ocasionó que dibujara una mueca de disgusto.


- ¿El Ministerio? – Parecía que el té había cobrado un sabor muy amargo. - Lo dejé hace tiempo, si me permites decírtelo… acabé muy decepcionada de ese lugar. Un completo caos. – Suspiró mientras dejaba la taza sobre la mesa. - Estuve muy poco tiempo, tenía grandes expectativas y resultó casi tan falso como las promesas de amor que nunca se cumplen. – Intentó bromear para suavizar las cosas. - Tal vez creas que soy una rebelde del sistema, pero lo cierto es que al final me di cuenta de que no me gusta estar por la fuerza en un lugar donde no me siento a gusto. Quizás con ciertos cambios, volvería… si hubiera un trabajo de pitonisa, sin duda me anotaría de tiempo completo. –


¿Qué cosa haría alguien como ella en el Ministerio? Se imaginó de repente vaticinando un peligro que pudiera atentar contra la seguridad del Primer Ministro; sería un trabajo sumamente interesante para ella, aunque a muchos les disgustara la probable idea de que alguna estafadora solo quisiera un poco de atención.


- Aunque claro, si alguien me contratara, tendría que tratarse de alguien que crea que hay personas que tienen ese don. Y tú debes saber de la poca credibilidad que tienen las artes adivinatorias hoy en día.- Suspiró antes de continuar. - Tú debes tener más estabilidad que yo en muchos sentidos. Me imagino que aparte de este negocio, estás en el ministerio ¿o me equivoco? – Preguntó con curiosidad y aguardó la respuesta.



Ntp :3

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