♦..Cacao Café..♦ (MM B: 103979)

[Ela Karoline]

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La criatura miraba con total atención a su interlocutora, que no era otra que aquella rubia alegre de hacia dos años atrás, que se había hecho amiga de su amita, quien tras su partida se había quedado preocupada.

Ahora estaba allá, menos alegre, quizás con más magulladuras que la hacían un poco más madura, pero con la misma esencia, tratando de restablecerse en una comunidad que no había avanzado mucho a pesar del tiempo y la cantidad de eventos que se había suscitado.

--Ah ella no esta pero no tardará en llegar, yo se lo aseguro-- dijo la criatura a sabiendas que la Lockhart había ido a pasear con su buen amigo Granger, con quien le hacia tanto bien conversar. De pronto sus ojos se iluminaron al mirar en dirección a los columpios y ver que la rubia descendía de uno de ellos. --Ve, se lo dije-- pronuncio señalando a Cye que se desplazaba desde la barandilla y entre las mesas, alzó la mano para hacerse notar y la propietaria acudió allá, entonces la criatura hizo un ademán con ambas manos mostrando a @@ZelKat13

Al principio las orbes de la Lockhart no la reconocieron, porque buscaba una clienta tal vez con algún petitorio especial, pero luego de un par de segundos, la expresión de calmado profesionalismo cambio a asombro y regocijo.

--¿ZelKat13? No es posible, ¿Cuando has vuelto? ¿Estas bien?-- interrogó de golpe a la par que sus brazos se abrían ofreciéndoselos a la chica.

[ZelKat13]

Ver a la bruja rubia nuevamente fue un reconfort enorme para Zelda, esta seguía teniendo aquella aura de alegría que emanaba donde quisiera lo que hizo sonreír a la joven. Cye abrió sus brazos y ella no dudo en ponerse de pie para abrazarle.

 

-Oh Cye, no sabes cuanto te he extrañado.- Dijo con melancolía en su voz. -He vuelto hace unas semanas, han sido dos años horribles fuera de Londres...- Suspiró. -Pero ahora estoy aquí y no pienso irme en mucho tiempo, o al menos eso espero.-

 

Ambas tomaron asiento en la mesa que estaba ocupando Zelda, ambas tenían tanto que contarse, y ninguna sabía por donde comenzar. Las brujas tenían tantas preguntas que hacerse la una a la otra y estaban seguras que acabarían inundadas de información la una de la otra.

 

-La última vez que te vi estabas... Bastante embarazada.- Rió levemente. -Veo que te has aliviado de ese asunto hace tiempo.- Comentó aguardando la respuesta de Cye.

 

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[Ela Karoline]

El abrazo que ambas bruja se prodigaron fue genuino, había afecto sincero, simpatía y camaradería. Luego ambas tomaron asiento una frente a la otra para comenzar a ponerse al día, pues muchas cosas podian pasar en veinticuatro meses.

 

--A mi me emociona más tenerte de vuelta, y si, mi nene ya nació, tienes que conocerlo es hermoso, idéntico a su... padre-- hablar de Eirian era inevitablemente hablar de Ishaya porque era digno hijo de su padre, dos gotas de agua fisicamente hablando, y no es que no quisiera recordarlo, era que aun dolía su ausencia, y tenía un peso enorme el que Eirian no pudiera crear lazos y recuerdos con el mago.

 

Sacudió la cabeza negándose a aceptar la tristeza, durante mucho tiempo estuvo tan deprimida que ni siquiera lograba hablar con nadie, luego vino la resignación y ahora estaba en la etapa de adaptación con todo lo que ello implicaba.

 

--Oye y ¿donde te estas quedando?-- pregunto curiosa, el castillo Lockhart se había vuelto un lugar enorme que solo albergaba a dos mujeres y dos niños, osea, su nieta Bodrik y sus dos hijos, Ezra que era un pequeño que apenas le llegaba a la cintura, un regalo de la vida que lo había llevado al castillo en una noche de lluvia poco menos de dos años atrás, y Eirian su hijo con Ishaya, que apenas iba a cumplir un año, si, el embarazo de Cye había sido más largo de lo que se pudiera esperar, porque el bebe era especial, así como lo eran sus padres, el paladín y ella sacerdotisa con origen vampirico.

 

--Supongo que si piensas quedte en Londres te emplearas en el Ministerio de Magia ¿Ya pasaste por allá?--

 

@@ZelKat13

[ZelKat13]

La bruja notó un ápice de tristeza en las palabras de su amiga, supuso que era debido a la pérdida de aquel ser tan querido que había perdido hace poco. Pero rápidamente cambió de rumbo la conversación, pues la herida era muy reciente todavía.

 

-Estoy quedándome donde mi madre, en la mansión Rambaldi, ella también me ofreció su otro hogar, así que... Fue bueno reencontrarme con ella también.- Dijo ella con una leve sonrisa. Aquel había sido un recuerdo muy emotivo para ambas, pues la vampiresa había pensado que había perdido a su hija para siempre. -Aunque cuando llegué caí sobre el patio de los Tonks... Por eso tengo tantas vendas en mi cuerpo todavía, debí haber caído de al menos cinco metros...-

 

Tras esto, su amiga le inquirió otra pregunta, a lo cual la bruja respondió afirmativamente. -Sí, me anoté para trabajar, solo queda esperar que me llamen.- Miró a la rubia, quien oía cada palabra con atención. Pero su monedero comenzó a moverse inquieto, como si algo lo hubiera poseído. La bruja miró extraña a Zelda, la cual rodó los ojos y lo tomó sabiendo bien que causaba aquello.

 

-Puff, te dije que te comportaras, no puedes salir ahora.- Un sonido medio gruñido, medio quejido salió del monedero, pero inmediatamente cesó de moverse. -Lo siento, mis animales son algo caprichosos.-

 

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[Ela Karoline]

El chocolate era una de las pasiones de muchas personas, entre ellas, la propietaria de aquel negocio cuyos columpios alzaban a los clientes desde la acera de transeúntes hasta la bonita terraza. Cye hacia mucho que no regresaba al callejón y menos al local, pero una de las primeras cosas que hizo fue ir a su amado local.

Todo parecía igual, quizás la única que había cambiado era ella, durante los últimos años había perdido muchas cosas, y también había ganado otras tantas, pero eso era parte de la vida.

 

El color crema de la caminería en cada mesa resaltaba con los verdes de las plantas, el olor indiscutible a café y cacao y el sonido del agua era el complemento perfecto para el ambiente relajado de la terraza.

 

Cuando Cye camino hacia una de las mesas y la ocupo para ver el movimiento, el ir y venir de los elfos y de los clientes, se distrajo y en medio de todo, se preguntaba como estarían sus amigos y conocidos de Ottery y Diagon. Esperaba que todos estuvieran bien, que fueran prósperos y tener la oportunidad de visitarlos en un día no mu lejano.

[Leslie Ashryver PB]

Richard jalaba las manos de su madre por las calles del callejón admirando cada vidriera que pasaban, comprando o sólo oberservando, hasta que el pequeño Rambaldi se detuvo en una vidriera para observar el chocolate.

 

-Mamá!!- chilló el pequeño rubio emocionado saltando.

 

Apesar de tener dos años el pequeño tenía la apariencia de un niño de seis por su condición de semivampiro por su madre Kamra. El niño en apariencia era igual a Alessandra, rubio, ojos azules, palido como ambas madres y adicto al chocolate como la Delacour.

 

-Ahora que tienes?- le pregunto su madre con una sonrisa.

 

-Podemos comer chocolate?- le pregunto Richard haciendo un tierno puchero.

 

Alessandra río ante la ocurrencia de su hijo y asintió con la cabeza para abrir la puerta del local y el olor a chocolate los golpeo a ambos haciendo que su día en el callejón mejorara.

 

Caminaron hasta unas mesas privadas donde la Nigromante pudo dejar sus bolsas de compras en el suelo a su lado para descansar un poco, en cambio Richard estaba radiante tomando su menú para elegir algo que comer.

 

-Ya sabes que ordenar?- le pregunto su madre.

 

-Nop- río el niño.

 

Alessandra rodó los ojos y comenzó a buscar a alguien que los atendiera.

 

 

 

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[Ela Karoline]

El tiempo fuera de Londres y del Callejón Diagón fue mucho mayor de lo que en principio la propia Lockhart planeo, una vez más quedaba demostrado que el tiempo tenia sus propios giros y recovecos en los que todos alguna vez quedaban enredados.

 

La rubia suspiro al sentarse en uno de los columpios que subían hacia la terraza donde estaban ubicadas todas las mesas, los elfos, gracias a que su elfina había aparecido el día anterior ya tenían todo limpio y andando, por eso Cye no se preocupo y se ocupo en sus propios pensamientos.

 

El lugar, era en efecto, el paraíso del chocolate en todas sus expresiones, y por lo general los niños amaban estar allí, deambular por el puente colgante e ir a la casa del árbol donde muchos cojines de colores les esperaban para tomar el chocolate o comer algo luego del ejercicio, esa había sido una gran idea, así los padres podian conversar en las mesas y los peques a su manera se divertían, desde luego supervisados por elfos y a veces por la propia dueña.

 

De pronto una mirada se topo con la suya, las orbes celeste de la propietaria se detuvieron en aquel rostro y en el de su acompañante, claro que reconocía a la primera, era @ y el pequeño tenia razgos de ella, así que seguro seria uno de sus retonos.

 

--Bienvenidos!! Puedo atenderlos?-- pregunto en tono cortes. Y divertido al tiempo que le hacia una pequeña reverencia al caballerito.

[Leslie Ashryver PB]

-Abuela- chilló Alessandra parándose de su asiento para abrazarla.

 

No estaba segura cuanto tiempo llevaba sin ver a la Lockhart pero sin duda era hace mucho, se sentía fatal en no visitarla, ni siquiera una carta ni nada. Cuando la tuvo cerca no dudo en darle un gran abrazo de oso por unos largos minutos.

 

-Lo siento tanto por no haberte ido a visitar- se disculpó con rapidez y nerviosa -me siento fatal espero que no te moleste si estoy aquí- trato de escusarse si no la quería ver y no la culpaba.

 

Richard en cambio observaba todo en silencio desde su silla con curiosidad, no sabia que tenia más abuelos y le extraño que su madre no la visitará cuando cada dos por tres iba a la Potter Blue a ver a Perenela.

 

-Mamá!- llamó Richard moviendo el menú inquieto -¿quién es?- le pregunto el niño en su inocencia.

 

Alessandra sonrió a ambos para tomar la mano de su abuela y llevarla a su mesa para que tomé asiento entre ella y Richard.

 

-Rick ella es Cye- presentó a la Lockhart -yo la consideró mi abuela y pasaría a ser tu bis abuela- le comentó al niño.

 

-¿Cómo la abuela Sagitas y Mei?- le preguntó con sus ojos amarillos ahora por la emoción, el niño había heredado la metamorfomagia sólo que era casi sutil en el infante.

 

-Si cielo- le aclaró -Abuela el es Richard hijo de mi esposa Kamra y mio- presentó a ambos.

 

Richard feliz saltó a los brazos de Cye para darle un gran beso en su mejilla.

 

-Holis- saludo.

 

 

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[Ela Karoline]

La reacción de @ fue un bálsamo para su soledad, esa a la que se había obligado a sufrir para sanar sus heridas. El calor de aquel abrazo realmente la reanimo y ella lo correspondió no solo con los brazos sino con el corazón.

 

--Hola querida, ¿Como has estado?-- murmuro luego de acariciarle el rostro con delicadeza escuchando sus disculpas, que por cierto no merecía.

 

--Oye tranquila, yo estaba de viaje, pero ahora he vuelto para recuperar el tiempo perdidos-- dijo con una sonrisa que llego hasta sus orbes celestes.

 

Fue entonces cuando la voz del infante las interrumpió preguntando quien era la propietaria. La respuesta de la Delacour fue más que acertada y cuando los tres estuvieron sentados a la mesa Cye pudo observar el rostro del infante más de cerca, sucedió la presentación y el niño salto a sus brazos y le beso.

 

--Hola Richard, es un gusto conocerte-- dijo abrazandolo con ese afecto maternal tan arraigado en la Lockhart y depositando dos sonoros besos, uno en cada mejilla del niño. --Sabes que estuve en la boda de tus progenitoras? No importa, en adelante puedes visitarme cuando gustes, mi castillo es tu castillo y mi negocio es tu negocio-- dijo en tono solemne esperando la reacción del niño, a la vez que le quitaba el menú de la manita y sugería

 

--Y como eres mi socio puedes ordenar lo que quieras-- dijo en tono complaciente y acerco sus labios al oído del chico para susurrarle a modo de secreto --Hay mucho chocolate y dulces en este negocio-- luego río al ver el color de los ojos del niño y adivino sus genética vampirica junto con algo más.

[Leslie Ashryver PB]

-Bien abue, algo atareada con el trabajo pero ya sabes siempre se puede hacer malabares- sonrió recordando que aún estaba esperando la lechuza de Tauro para ver lo de la fiesta de su familia -y tu? No he sabido nada desde...lo que pasó con él- no sabia como hablar del Tonks.

 

A ella le había tocado pasar esa pena con su tio Lestat, el dolor era tanto que solía ver sus últimas cartas miles de veces, las tenia todas guardadas en un cofre pequeño de oro en uno de los estantes de su cuarto, lo había encantado para que nadie más lo tocará y gracias a que había sido hecho por duendes no se ensuciava nunca, siempre estaba radiante y aquéllo le permitía darle unas ojeadas cuando recordaba al Myrddin.

 

Richard estaba radiante por la atención recibida, reía a carcajada por las cosquillas de los besos de Cye. Sus ojos azules adquirieron un tono azul amarillo a causa de las palabras de la rubia.

 

-En serio? mis mamás estaban guapas?- le preguntó con curiosidad - siii, puedo comer todo lo que quiera?- le preguntó con emoción.

 

-Richard- regañó Alessandra a su hijo con una sonrisa y mirada sería.

 

El pequeño se abrazó a Cye y pegó su oído a su labio para escuchar lo que quería susurrarle sin que su madre lo escuchará.

 

-Pero mamá me va a retar- le habló al oído a Cye -puedo ir a tu casa a comer sin ella?- le preguntó con un puchero.

 

 

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