Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Kahlan Blackthorn]

Ian Malfoy Haughton

-Hermanita, creo que estáis un poco exaltada…-espetó curvándose en sus labios una lóbrega sonrisa-Soy el hijo e Juv, hermano tuyo y sobrino de Anne. Espero que el punto quede claro, porque no deseo entrar en detalles que solo competen a un reducido grupo de personas…-agregó desviando su vista hacia Irony-Es un placer conocerte…-respondió dedicándole una mirada amable-No es de buena educación mirar de ese modo a los demás, creo que te estáis pasando un poco de la raya…-musitó tras notar como la jovencita le miraba con frialdad-No me conocéis y ya me miráis, como si fuera el demonio en persona…-resolvió apartándose de ambas damas-Lamento haberles incomodado con mi presencia, considérame un desconocido dentro de tu vida Sira…-afirmó rozando con las yemas de sus dedos su barbilla.

 

-Les dejaré solas e iré en busca de mi tía Anne. Estoy seguro que ella me recibirá con los brazos abiertos, cosa que por cierto no habéis hecho vos…-dedicándoles una ligera reverencia a las dos jóvenes, enfiló sus orbes oscuro hacia el castillo-Diría que nos veremos en otro momento…-carraspeó con suavidad-Sin embargo, no creo que eso sea posible, ha sido un placer…-asintió dejando detrás al par de chicas, no estaba con ánimos de enfrascarse en discusiones sin sentido o alegatos que no llevarían a ningún lado. Tendría que acostumbrarse a los arranques de algunas personas, pasando por alto que eso pudiera afectar su humor en algún sentido-No me esperaba esto, pero qué más da…-bufó acomodando su cabello, sacándose del ojo derecho un pequeño mechón que gustaba anidar en esa zona de su gallardo rostro.

 

Tendría que dar pronto con su madre o su tía, anhelando que estas le revelarán la verdad que tan celosamente guardaban desde el nacimiento del Malfoy.

 

-Detestó tanto misterio, no me gusta sentir que me esconden cosas o intentan tapar el sol con un dedo…-entrecerrando sus ojos, percibió la mirada de unos enormes ojos sobre su persona-No lo puedo creer…-apretando la mandíbula disimuló a la perfección la molestia que le provocaba tener delante de él a un elfo domestico-Tuve varios como vos a mi servicio y puedo asegurarte que no la pasaron nada bien…-expreso tajante-¿Sabes donde esta mi tía Anne o mi madre Juv?...-interrogó al pequeño de golpe. Este solo se limito a mirarlo, analizando cada una de las facciones del ojiazul oscuro-Parece que estáis mudo, no lo puedo creer…-apartándolo de su paso llamo a la puerta del castillo con dos golpes certeros.

 

-Bue…buenas noches…-saludó temeroso otro elfo-¿A quién busca?...-preguntó sintiendo la profunda mirada del Haughton.

 

-Deseo ver a Anne Gaunt Haughton, dígale que su sobrino Ian Malfoy Haughton, desea verle a la brevedad posible…-soltó sin siquiera mirar al sirviente. Era demasiado orgulloso como para dedicarles algún tipo de gesto o consideración, no le habían enseñado a tratarnos de un modo diferente al que se le solía dar a los seres como ellos. Esperaba que su mensaje fuera llevado hasta la Lican, ansiaba verla y tener contacto con una de las personas que más quería su madre dentro del mundo mágico.

 

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Editado 5 de Agosto del 2014 por Juve Aiiden Aiel Malfoy

[Balderik Von Alexandros]

Saber que se sentía el filo de una navaja muchas veces lo había experimentado el castaño, ese corte que en primera no se sentía ahora lento se convertía en dolor, para luego dejar salir unas ligera gotas de sangre de la herida, así había sido cuando escuchaba a la castaña cuando se acercaba hacia él. Escuchaba su voz mientras aun estaba ligero de espaldas, lo sabia y ya se imaginaba lo que vendría, esas palabras el castaño las bebía y las saboreaba de mala forma. Estaba muy furiosa, cuando le sintió muy cercano, su presencia en su espalda diciendo eso se volvió ligero sin expresión a la Loveless, con la misma experiencia sensorial de que su vaso de bebida era arrebatado.

 

El contenido cayo sobre su cabeza y el castaño se movió para que no siguiera cayendo mas sobre él, su voz fría tan furiosa que le bacía acrecer de igual manera para el mago, ahora ella se movía corriendo hacia la salida, no había dudado, iría por ella para cuando Irony estaba estupefacta con la escena, no sabia Kritzai que decirle mientras se limpiaba el correr del poco liquido en su cuerpo, solo le miro conteniendo la furia en su labio. Pronto Irony también salió tras Sira, así el castaño había quedado solo en la habitación, pero por nada se quedaría así.

 

Salio tras ellas, recorriendo la distancia y llegando a las afueras para cuando le noto hablando con un joven que no conocía el Haughton, le mió serio pues aun estaba con los pensamientos en ella, Irony seguía igual allí y para cuando noto la hostilidad o la seriedad en el ambiente intervino. —Irony por favor vuelve pronto a la sala ire en unos momentos. —

 

Sin mas se acercándose a la castaña, sin decir y con fuerza no mala hacia ella si no para llevarla hacia un lugar mas solo para ambos. Caminaron unos segundos y ya imaginaba la voz furiosa de su esposa. — No te dejare aun no— Decía furioso sin saber por que. con el ambiente y con todo eso sabia Kritzai que no seria nada bueno para su hijo. pero suplicaba que estuviera bien, aun faltaba mas.—Crees que dejaría que te fueras asi como asi he...—Le decía aun tomando su muñeca y sin soltarla, conocía de la fuerza de los demonios pero ya lo lidiaría.—Yo no soy el culpable de todo esto, estoy harto de que creas que lo que hice en el pasado lo disfruto y cálmate ¡Cálmate!—Le decía fuertemente, ahora le rodeaba con los brazos su cuerpo inmovilizándola abrazándola.

 

—No te dejare ir, simplemente no puedo y no quiero maldita sea. —

[Ironía Heartilly]

Examinó al chico con la mirada y quizá en el fondo reconoció que se había exaltado demasiado, pero ella prefería prevenir que curar, la reacción de Sira la había puesto en alerta. Se llevó una mano al rostro ya sin entender nada de nada, aquel día habían pasado tantas cosas que no podía lidiar con tantos asuntos que a fin de cuentas… No tenían nada que ver con ella. Ya comenzaba a sentir que le dolía la cabeza, exactamente más bien, detrás del ojo derecho. Sabía que significaba eso, que le había subido la presión descaradamente, podía intuirlo además por su corazón acelerado.

 

Sin darse cuenta, el tal Ian ya se estaba yendo y habían quedado ambas solas bajo la oscura noche en el jardín. Kritzai hizo una aparición repentina lo que la hizo recordar que lo había dejado en la sala. Podía sentir como se encontraba exaltado con la vena marcada. Las palabras del mago la desconcertaron un poco y en situaciones normales quizá no hubiera hecho caso, pero no tenía nada que ver en eso, además, comenzaba a sentir ansias de estar sola por un momento otra vez. No dijo absolutamente nada y pasó de largo dejando que él tuviera sus palabras con Sira.

 

Antes de entrar a la casa se había parado apoyándose contra el marco mientras los veía a lo lejos llegando a escuchar las palabras de su padre. Negó con la cabeza en silencio pensando que curiosamente ambos eran demonios pero realmente parecían humanos. Y eso la hizo meditar, ¿cuál era la verdadera diferencia entre un demonio y un humano? Ambos sentían como humanos, se enfadaban, reñían por tonterías, amaban… Irony por el contrario, que siempre se había sentido humana era quien menos sentimientos tenía.

 

Se volteó y los dejó atrás para subir las escaleras de la mansión pensando en estrenar su cuarto de una vez. Su camino al quinto piso se hizo algo eterno ya que encima la casa estaba en completo silencio. Finalmente llegó y reconoció la puerta de su habitación al instante donde gravado en la madera decía “Irony”. Al entrar la recibió el brillante color blanco de la decoración de su cuarto, tal cual a ella le gustaba. Cerrando con un portazo caminó hasta el escritorio donde había dejado su valija y de allí sacó un frasquito. Abriéndolo dejó caer una pastilla y se la tragó sin más.

 

Se sentó en la cama y miró a su alrededor sintiendo como si la habitación la transportara a tiempos más lejanos, no iba a decir felices, simplemente lejanos. Se recostó boca arriba con una mano en el vientre y cerró los ojos un instante para inhalar aire. Esperaba que todo se recolocara o comenzaría a pensar que traía la mala suerte a donde quiera que fuera.

[Sira Loveless Haughton]

- ¿Exaltada? Más bien extrañada, no te imaginaba así…- La mirada que se lanzaron él e Irony se podía cortar con un cuchillo, eran tensas y si su hermano había sacado el carácter de su madre…sabia que no le gustaría aquel trato:- Es mi hija, Ian, por lo que es tu sobrina- La castaña estaba recibiendo un trato que no creía merecer, simplemente se había sorprendido de verlo ahí tan…crecido, si aun lo recordaba en el vientre de su madre.

 

Sintió sus dedos rozando su barbilla, la castaña no sabía que mas decir, el seguía con su monologo haciendo daño con sus palabras a la Loveless:- No tienes porque ponerte así Ian, no creo haber hecho nada para que me dañes con tus palabras, solo estaba sorprendida de encontrarte así- Si el demonio tenía carácter, la castaña no tenía menos, no por nada tenían la misma madre. Él bufó, ella también.

 

Tomó el brazo de Irony y desapareció de la vista de su hermano, si quería volver a verla ya sabría donde encontrarla. Ambas brujas se habían alejado cuando el castaño apareció frente a ellas invitando a Irony a ir hacia la sala, la vio obedecer, pero aun tenían que hablar con ella de varias cosas, no entendía porque le hacía de irse:

 

- ¿Por qué es ella la que se tiene que ir? Deberías ser tu- Espeto la castaña mirando a su esposo. La tenia agarrada de la muñeca, podría zafarse si quería de él pero no quería ahora hacerle daño, si Fyre asomara la cabeza no sabría que podía pasar:- Estoy calmada, el que se tiene que calmar eres tu- Ahora la abrazaba junto a su cuerpo, impidiendo que se moviera y ella dejo de moverse dejándose embriagar por su esposo, hacia mucho que no permanecían de esa manera, no sin discutir:

 

 

- Tonto- Dijo simplemente.

[Anne Gaunt M.]

La temperatura era agradable, tanto que la Haughton comenzaba a experimentar algo de somnolencia. Estaba tumbada en la hierba del suelo sobre una manta que había extendido previamente. Para su gusto, aquella tela sobraba ya que el contacto con el terreno era lo más refrescante que podía ofrecerle aquel jardín pero no quería que sus hijos compartiesen aquel asiento, así que la manta les protegía de las picaduras de algunos insectos, así como de agarrar algo de frío. La relajaba escuchar la risa de Sarah al recibir el roce de Kuro, el gato de raza Bombay que la pelicastaña había adquirido unos días antes. Era pequeño y juguetón, por lo que la niña disfrutaba viéndolo saltar sin parar, intentando agarrar las moscas que revoloteaban por allí o los pies de la pequeña.

 

Erik, sin embargo, se mostraba igual de atento a los movimientos del felino pero más serio y silencioso. Había heredado un carácter tranquilo que Anne no lograba ubicar, aunque en el fondo lo agradecía ya que su melliza era completamente opuesta a él.

 

La presencia de un elfo cerca de ella la sobresaltó, y abrió sus ojos grises de par en par mientras fulminaba con la mirada a la criatura.

 

— Espero que tengas un buen motivo para molestarme en este momento —lo amenazó, con los dientes apretados. El elfo se estremeció y asintió, dándole enseguida la noticia que le había llevado—. ¿Ian? ¿Ian Malfoy? No puede ser...

 

Se levantó de un salto, aún conmocionada por aquello. Sólo conocía a un Ian, y era el hijo de su hermana Juve pero... ¿no era más pequeño que sus mellizos? ¿Cómo podía haber acudido al castillo a saludarla y, más aún, lo había comunicado tranquilamente a los elfos? ¿Se habría confundido aquella est*pido sirviente?

 

— Dino, lleva a Erik dentro. Se entretendrá con cualquier juguete. Sarah se queda conmigo —ordenó de repente. Un elfo que había estado al margen de aquella escena familiar salió corriendo hacia el niño y lo tomó en brazos, desapareciendo después con un chasquido. Anne se inclinó para tomar a la niña y se dirigió entonces hacia la puerta principal, donde vislumbró una figura masculina alta y atractiva que captó su atención al instante.

 

Se detuvo a pocos pasos de él, boquiabierta.

 

— ¿Ian? ¿En serio eres tú? —dijo, saltándose el saludo protocolario, sin dejar de examinar a su sobrino con la mirada mientras una suave sonrisa aparecía en su rostro y Sarah jugueteaba con los cabellos de su madre, ajena a aquella situación.

 

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[KellyCassie]

Llevaba tiempo sin pasar por la residencia familiar de los Haughton, había tenido que resolver muchos asuntos y ahora podía volver a casa. Estaba muy preocupada por su hija @@destinygirl , de la cual no sabía nada desde que se había topado con ella en la biblioteca y esta se había puesto a llorar. Lo cierto es que estaba deseando que le contara que le pasaba.

 

Al llegar a su habitación se paró a pensar en su madre y su hermana, todavía no sabían que ella tenía una hija. Además hacía una eternidad que no sabía de ellas. Necesitaba tener su propio elfo cuanto antes para que le facilitase las cosas como la búsqueda de sus seres queridos. Lo más seguro es que lo hiciese aquel mismo día.

[Juliens]

Abrí los ojos aún algo somnoliento. Algo raro estaba sucediendo, las últimas semanas habían sido muy tranquilas (salvo un par de contratiempos) pero pese a ello me sentía como si me hubieran lanzando miles de maldiciones. Sentía mi cuerpo destrozado, de la misma forma en que me había sentido antes de ser atacado por los hombres lobo en aquella mi primer vida. No me levanté de la cama, necesitaba descansar, descansar mucho más de lo normal.

 

*

Los ojos de Kelian se veían muy extraños, como si en realidad no estuviera su conciencia presente. Movió la varita mágica que sostenía entre sus dedos como si fuera un experto utilizándola. La jarra, llena de agua de hiervas, voló directamente hasta sus manos. Quitó la tapa con mucho cuidado, tratando de no hacer ruido y colocó varias gotas de una espesa poción que provocó que un humo verdoso saliera de la pieza de cristal.

 

Con un segundo mover de varita hizo que la jarra regresara a su lugar. Se dio media vuelta y se perdió por la escalera que comunicaba las dos habitaciones. El muchacho, claro estaba, no era consiente de lo que estaba haciendo. El elfo se había descuidado y lo dejó escapar, o quizá alguien manipuló al elfo, el tiempo suficiente para que colocaran una maldición en Kelian y le dieran la poción que pretendía acabar con mi vida.

*

 

Me acomodé, esperando no incomodar a Valkyria que se encontraba también recostada (posiblemente durmiendo) junto a mi. Sonreí, aquello había comenzado como un juego que comenzó a crecer poco a poco hasta que terminó haciendo desaparecer el deseo de asesinarnos que nos embriagaba en cada ocasión que nos veíamos.

[Kahlan Blackthorn]

Ian Malfoy Haughton

 

Las palabras de la Loveless, no afectaron en lo más mínimo al Malfoy. No poseía la capacidad de verse dañado por nimiedades como esa, tampoco se dejaría arrastrar por las provocaciones absurdas de su hermana, si es que podría llamarle de ese modo a la castaña. Ahora toda su atención estaba centrada en su tía Anne, aquella joven que le miraba con detenimiento, analizando cada uno de los rasgos físicos del castaño.

 

-Sí, claro que yo soy…-contestó apremiante a la interrogante de la Lican-Crecí antes de lo esperado, renunciando a la vida de bebé mimado que me ofrecía mi madre…-sonrió mostrando su orgullo por la madre que tenia-No soy un impostor o alguien que desea usurpar el lugar de tu sobrino. Es impresionante verme como todo un hombre, pero es lo que hay y espero que todos lo asimilen con el tiempo…-agregó mirando fijamente los ojos grises de la mortifaga-Puedes ver que poseo la misma mirada que tu hermana, aunque no me parezco en nada a mis hermanos o a mis hermanas…-confesó sacando a relucir que poseía los mismos modos altaneros y arrogantes que su progenitora-Naci en Rusia, crecí ahí y decidí aceptar el trato que me ofreció el abuelo de mi madre. Otorgándome el cuerpo de un joven de 20 años, dotado de cualidades y virtudes que dejarían mudo a cualquiera…-expresó con grandilocuencia.

 

-No tengas miedo, no vine a dañar a nadie…-afirmó desviando su vista hacia la espada que descansaba en su cintura-Solo deseaba conocer a mi familia, saber a dónde pertenezco y descubrir la verdad sobre mi nacimiento. Tengo derecho a saber que le llevo a mi madre hacia Moscú, no quiero seguir imaginando cosas que puede que sean falsas y engañándome a mí mismo…-ladeando la cabeza con fuerza, decidió optar por un tema menos escabroso entre ambos jóvenes-Se que eres mi tía, hermana de mi madre y una de las personas que ha estado con ella desde siempre. Recuerdo vagamente tu voz, cuando estaban dentro de una mansión charlando y ella bebía una copa de vodka…-nublándose por completo aquella imagen, sacudió con fuerza su cabeza-Eso es todo lo que tengo en mis memorias…-esbozando una amarga sonrisa en sus labios, no rebuscó mucho más en lo que parecía ser una película vieja en tonos sepia-Cuéntame lo que sepas, deseo empaparme de la vida e historia de Juv. Deseo pertenecer a ella por completo, sentirme hijo suyo totalmente, tal y como se sienten Chris, Nathe, Sira, Aleera y Valkyria…-musitó rencontrándose con lo orbes de su tía.

 

-Entenderé si deseas dejar el tema zanjado y esperar que Juv lo aborde en su debido momento. Sin embargo, piensa en que vos viviste parte de mi gestación, supiste todo lo que rodeaba la vida de mi madre y supongo que sabes porque salió disparada hacia Rusia…-cruzándose de brazos adoptó una postura displicente-¿Quién es Juv Malfoy Haughton?, pero la verdadera, no la que han intentando venderme hasta el cansancio. Quiero y deseo saberlo, cuéntamelo…-le invitó a sincerarse con él, dejando que las palabras fluyeran si mucho problema. Algo dentro de su pecho volvía a quemarle con fuerza, encendiendo una llama eterna que no se extinguiría jamás-Anne, no sigas manteniendo a flote una mentira…-bisbiseó sin sacarle los ojos de encima a la Nigromante, esperando impaciente lo que tuviera para decirle en ese momento.

 

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Editado 6 de Agosto del 2014 por Juve Aiiden Aiel Malfoy

[Ken-Fur]

-Hola pequeña ¿Estás por aquí?- oi a mi madre en la puerta de mi habitación, -Hola, mamá- dije mientras recogia las cosas que habia venido a buscar, -¿Como has estado?- le pregunté alzado la cabeza a verla, aun seguia un poco disgustada por que no me habia dicho nada sobre la tal hermana esa que se llega a mi cumpleaños asi de lo mas rela diciendo ''Ah hola soy una extraña, feliz cumpleaños. Por cierto eres mi hermana'' o sea por favor ¿quien hace eso? y tambien estaba preocupada por que demonios Heath y Mark estaban en el castillo. Sacudí mi cabeza y volvi a ver a mi madre. @@alia2 Editado 12 de Agosto del 2014 por Ken-Fur

[Anne Gaunt M.]

Anne no daba crédito a lo que veía, a pesar de que Axana y Adrien Malfoy la habían informado de lo acontecido unos días antes. Ver a Ian como un hombre allí, frente a ella, compartiendo una conversación como un adulto más le resultaba mortalmente ilógico... sobre todo teniendo en cuenta que los primos de éste, Erik y Sarah, habían nacido unos meses antes que él y aún no podían más que balbucear algunas sílabas.

 

Ian continuó hablando, pidiéndole una información que la nigromante no estaba segura de poder darle. Aquella situación la había agarrado desprevenida, y nunca se había enfrentado a algo similar en su vida. Además, la extraña infancia que había tenido la había convertido en una mujer que se expresaba con dificultad a la hora de mostrar sus sentimientos y pareceres internos, por lo que aquella petición de sinceridad por parte de su sobrino la estaba dejando sin palabras. En algún punto de la entrada, se percató de que alguien los observaba y sacudió la cabeza, mirando al Malfoy fijamente.

 

— No creo que hablar todo esto aquí sea lo más sensato, querido. Acompáñame —le indicó, sin más. Pasó por el lado del chico y lo rozó suavemente en el brazo, como si necesitase comprobar que su presencia era real y no un extraño producto de su imaginación. Sintió a través de la ropa el calor del cuerpo del joven, por lo que no le quedó ninguna duda de que todo lo que le había contado Axana era real.

 

Juntos, tía y sobrino caminaron por el castillo Haughton mientras Anne permitía que Ian observase los detalles del que había sido y seguía siendo hogar de su madre Juve y, en pocos minutos, ambos llegaron a la biblioteca, la cual estaba desierta.

 

— Vamos, aquí podremos charlar tranquilamente —lo animó, invitándole a pasar. Se sentaron en una mesa de madera limpia y elegante de las varias que había distribuídas por la gran sala, donde los Haughton podían ir a leer, estudiar o cualquier otra cosa que requiriese tranquilidad y silencio. Anne observó a su sobrino en silencio y pronto suspiró, antes de comenzar a hablar—. En primer lugar... te pido disculpas por mi recibimiento, Ian. Entiéndeme... ha sido todo muy repentino para mí —se excusó—. No obstante, te doy la razón en algo: viví junto a su madre gran parte de tu gestación y por eso me hace mucha ilusión conocerte por fin y poder mantener una conversación contigo. Eres incluso más guapo de lo que hablábamos tu madre y yo —añadió, soltando una risita que tenía cierto matiz nervioso—. Pero bueno, centrémonos en lo importante. La verdad yo... llevo semanas sin saber nada de tu madre, así que no sé dónde puede estar ahora, ni tampoco sé qué la llevó a Rusia para que nacieses allí. Nosotras tenemos vidas parecidas y compartimos muchas cosas, pero en otras mantenemos la distancia... quizás por precaución, para no manchar a la otra con nuestros líos, que yo también los tengo —comentó, con cierta culpabilidad.

 

«En cualquier caso, puedo hablarte tanto como quieras de tu madre, pues ha sido, es y sé que seguirá siendo una persona muy importante en mi vida. Y si ahora estoy donde estoy, en gran parte se lo debo a ella, por el apoyo incondicional que me ha dado siempre —siguió explicándole al chico, sin saber bien por dónde comenzar—. ¿Qué quieres saber de tu madre? ¿No has tenido oportunidad de charlar con ella? Juve es una mujer maravillosa, Ian. Tienes una enorme suerte de poder decir que eres su querido hijo... un hijo al que esperaba con una ilusión extraordinaria. ¿Qué te han dicho de ella para que acudas a mí con estos interrogantes? No te creas ninguna mentira, querido, tu madre es un ser extraordinario, te lo garantizo —le dijo. Ahí detuvo la charla, pues había soltado todo aquello seguido, casi sin respirar. Un elfo apareció y ofreció una bandeja a ambos, de la que Anne tomó una copa de vodka y luego esperó a que Ian se sirviese—. Hablemos sin tapujos, Ian. Aquí, nadie nos va a molestar. Cuéntame tus inquietudes y te ayudaré en todo lo posible.