Chateau Dumbledore (MM B: 78647)

Kahlan Blackthorn · 28 de Noviembre del 2014

-Están en estado de hibernación…-respondió ante el comentario del Nigromante-Ya sabes cómo eso esto del invierno, cuando las fuerzas de les agotan y se la viven en sus nidos empollando…-bromeó sintiendo un peculiar cosquilleo en sus labios. No podía negar que se moría de ganas por romperle la boca con un beso a Radamantys, pero tenía que comportarse delante del joven que estaba a poco de convertirse en un cadáver y volver a visitar San Mungo.

-Fuego Maldito…-sentencio la demonio brotando de la punta de su varita tres llamaradas de fuego, aquellas que sobrevolaron el lugar con fuerza y autoridad. Se trataba de tres águilas reales deseosas de quemar el cuerpo de Seba, no les negaría el placer de calcinar su cuerpo y arrancarle gritos de dolor de su boca.

La primera águila real impacto en Seba por la espalda quemando esa zona en el acto, calcinando la piel, causándole un escozor que lo haría gritar de forma irremediable. Aquello era música para los oídos de la Ángel Caído, saber que sus acciones estaban purgando el alma de un ser que había equivocado el camino y ahora estaba pagando cara su osadía.

La segunda águila real le impacto a Seba por el costado izquierdo quemando esa zona en el acto, provocándole quemaduras que de no ser sanadas le arrastrarían a la muerte de forma irremediable.

Mientras que la tercera águila real le impacto por el lado derecho justo en el costado, golpeando esa zona con violencia provocándole un cumulo de quemaduras que aunadas a las anteriores, si que le estaban haciendo vivir el infierno en la tierra de forma irremediable.

-Sectusempra…-bramó divertida la demonio desprendiéndose de la punta de su varita un rayo escarlata que surco la distancia que le separaba del cuerpo de Seba. Impactando limpiamente en su pecho abriendo un grupo de heridas que sangraron en el acto arrancándole varios litros de liquido vital. Estaba al borde de la muerte pero eso poco le importaba a la demonio, dado que no era capaz de experimentar el dolor o sufrimiento de sus víctimas.

-Sectusempra…-otro rayo de color escarlata broto del arma de la Malfoy impactando en el pecho de Seba, abriendo nuevas heridas que sin lugar a dudas le arrastrarían a la muerte. No le serviría de nada curarse, ya que tenía demasiados hechizos encima y no contaba con las armas necesarias para al menos quedar mal herido y escapar de las garra de la muerte.

Radamantys · 28 de Noviembre del 2014

-Pues para mi que estan aterrados- respondio Radamantys con asco a las palabras de Juv, aquello se empezaba a tornar aburrido parecia ser que los fenixianos cada dia se volvian mas y mas cobardes era dificil que algunos dieran la cara y aquello le daba asco al demonio, tener que dejar cadaveres pro doquier.

Mas no habia mucho que hacer por lo que Radamantys apunto lacvarita y susurro:

-Expectro Protego-

Un hipogrifo se materializo de las oscuras sombras de la varita del nigromante el ave se quedo a 5 metros delante suyo conm la orden de atacar o defender segun el o deseara, de nuevo Rada susurro:

-Detritus-

Una fina capa de niebla se materialio el rededor de su cuerpo asi mismo que lo hacia con Juv dejandolso cubiertos de cualquier ataque fisico y siendo solo vulnerables a ataques del tipo efecto y por ultimo Radamantys apunto a una silla que estaba cerca y susurro:

-Morphos-

Esta se convirtio en un puma de buen tamaño , largas y afiladas garras que pdoria matar a quien deseara con sus ataques, ahora deberian esperar, -A lo mejor deberiamos bebernos algo- le dijo Radamantys a Juv.

Kahlan Blackthorn · 28 de Noviembre del 2014

-Fuego Negro…-enunció la demonio elevando con fuerza su oscura varita, invocando en el acto una esfera oscura que levito a tres metros de altura. Dándole la orden expresa de esquivar cualquier rayo, invocación, efecto o criatura que viniera contra este. Aunque dudaba que los Fenixianos entraran a defender a Seba, pero ya no tenía caso dado que la vida de este pendía de un hilo y estaba a pocos minutos de apagarse del todo.

-Fuego Negro…-invoco una segunda esfera oscura tras proferir con violencia aquel conjuro, ordenándole a la misma cumplir la misma orden que la primera. Esquivar cualquier rayo, invocación, efecto o criatura que viniera contra este, evitando de esa forma verde destruido y con la posibilidad de seguir incrementando su poder devastador. Era un juego sádico que le fascinaba jugar, matarlos, desangrarlos y quemarlos hasta dejarlos reducidos a cenizas.

-Es matar o morir, pero creo que en este caso le toco morir…-bromeó sintiendo ese ardor placentero emanar de su cuerpo. Tenía que comportarse, no deseaba dar una escena cargada de perversidad dentro de esa batalla, aunque no era mala idea enseñarle lo bueno de la vida al Fenixiano que estaba a poco de cerrar sus ojos para siempre.

-Fuego Negro…-soltó finalmente invocando una tercera esfera oscura, igual que las otras dos esta tenía la orden de esquivar cualquier rayo, invocación, efecto o criatura que viniera contra ella. Ya que su única misión era incrementar su poder destructivo el cual sería usado por la Malfoy en determinado momento, ya que su único fin era acabar con todo lo que poseían los fenixianos y dejar hechos pedazos a los miembros de ese grupo.

Le agrado que Rada les cubriera con un detritus, ya que parecia que la espera seria larga y no estaria del todo mal aprovecharla al maximo.

Radamantys · 28 de Noviembre del 2014

Y el odefo o supuesto caia muerto, su cuerpo se desvanecio llenod e sangre y cortes sangrantes, asi mismo elc adaver estaba totalmente carbonizado, no habia podido nada en contra de los ataques de los Mortifagos y tampoco era que hubiera tratado de hacer algo, mas poco le importaba a Rada, su mision era la de exterminarlos a todos, la de acabar uno a uno con aquellos traidores a la sangre y sangre sucia esparcidos por el mundo Magico.

Ya no habia nada que hacer en el lugar, por lo que Slytherin movio la mano y todas sus invocaciones desaparecieron, el momento de retirarse habia llegado, Slytherin camino con total calma hasta donde estaba Juv, -Vamonos que aqui apesta- le dijo Radamantys tomandola por la citura y atrayendola hasta el.

De inmediato el cuerpo de Rada reacciono ante la cercanai, una sonrisa se formo al tiempo que ambos magos avanzaban hasta la salida y una fuera y lejos de cualquier hechizo desaparecian.

OFF

Bueno después de una hora de esperar respuesta de Seba y no obtenerla decretamos su muerte , siendo que tendra que ir a SM a revivir a su personaje para poder rolear libremente o entrar en situaciones de batalla.

Un saludo xD

Ada Camille Dumbledore · 7 de Diciembre del 2014

Hacia unas semanas atras me habia autoexiliado de casa, nadie podia saber la razón de esto, pues no era algo que mis hijos o personas cercanas me enorgullecería conociecen de mí.

Habia regresado llena de paquetes levitando tras de mí, todos para adornar la casa para el festejo del cumpleaños de mi hija menor.

Mis hijos Luka y Reiven caminaban delante de mi, alegres y celebrando au vuelta al hogar. Llevaban amboa de lq mano q Helena que ya empezaba a caminar

- Chicos tengan cuidado con la niña. ..van muy deprisa

Les replique pero ella solo se reía de ver a sus hermanitos mayores corriendo para llevarla casi alzada.

Sonreí de verlos juntos, se querían y yo habia procurando que los tres mantuvieran afecto filial.

Ingresamos al castillo e inspire por un momento el aire, para recordar los aromas de hogar.

- vamos a jardín principal y alli pondremos todo para la fiesta allí y haremos un gran picnic

Les dije sonriendo, y tomando impulso alce en hombros a Helena corriendo antes que los chicos me alcanzarán, al llegar al césped deje a Helena sobre este y los chicos cayeron encima de mí.

Ellos eran quienes me alegraban cada memoria, porque eranlo bueno que me había quedado de un triste pasado.

Joaquín Granger · 7 de Diciembre del 2014

Aquel día no era un día como cualquier otro, era un día especial. Tanto mi hija como yo sumábamos un año más de vida; la suya había comenzado hacía dos años, y la mía hacía trescientos cuatro, no había comparación en el significado. Lo mío era tan solo el poder decir que hacía tres décadas vagaba por aquel mundo que tanto había cambiado desde mi infancia; sin embargo para ella si significaban grandes avances en su caminar, en su hablar y su comprensión, y en particular, estaba ansioso por ver como se desarrollarían sus poderes.

Miré por inercia la bolsa con obsequios que oscilaba de mi mano. A simple vista era una bolsa de papel, rosa, con formas geométricas de un rosa más chillón, y en la esquina superior había un listón dorado cuyas tiras llegaban hasta el final de la bolsa, y se agitaban con la brisa otoñal. Otra brisa más fuerte me trajo unas cuantas hojas rojas, y marrones marchitas, y decidí que si no me apresuraba perdería el listón tan bonito, que no duraría en las pequeñas manitas de la Granger-Dumbledore.

Para un muggle aquella bolsa tan solo podría obtener uno o dos obsequios, pero si uno la expandía mágicamente, podría tener tantos obsequios como dulces una de esas coloridas y divertidas piñatas mexicanas; y en efecto los tenía. Todo tipo de ropa y abrigos, zapatos, juguetes de varias funciones y peluches. Conseguidos a lo largo del mundo, tanto comunes como mágicos. Incluso reconocía que en mi afán de comprar y comprar, algunos de esos no eran para una infante de dos años; su madre los guardaría bajo llave y listo.

Un jaloncito de la manga de mi camisa me devolvió a la realidad. El pequeño rubio Granger me miró con aquellos grandes ojos que se tornaron zafiros al igual que los míos. No hizo falta que hablara porque en su carita se reflejaba la desesperación por llegar. Le sonreí para tranquilizarle, y le señalé la silueta del gran castillo donde vivían su hermana y mi socia. Hacía bastante que no iba a aquel lugar, me preguntaba que novedades tendría Ariane allí dentro.

Abrí la verja y di paso al rubiecito que empezó a caminar por el camino de piedra mirando que yo lo siguiera, como si él conociera al dedillo el camino. Unas risas de alegría llegaron a mis oídos amortiguadas por el sonido de nuestros zapatos al compás. Lo que a su vez me causó gracia, que el pequeño con cuatro años, ya exigiera una vestimenta formal, tal como la mía. Lo había vestido con un traje marrón oscuro, y unos mocasines beige al igual que el fondo de su camisa que tenía franjas de un verde manzana, verde más claro, y un marrón bastante brillante, no era algo propio de una fiesta formal, pero con tan solo cuatro años no podía vestirlo tan aburrido.

Yo había elegido un traje igual, a diferencia de que el marrón que yo usaba era más oscuro y mi camisa blanca y sobria. Al fin llegamos a las escaleras que conducían a la hermosa puerta de cedro. Golpee cuando, y la elfina de Ariane apareció al instante y con notoria sorpresa nos indicó dónde se encontraba la Dumbledore, sin más hizo una reverencia y desapareció. Parecía ocupada, y nosotros no teníamos interés en retenerla; continuamos nuestro camino al jardín principal, dónde una escena fue de lo más enternecedora.

-¡Que divertido! –Exclamé y mostré una gran sonrisa- ¿Podemos unirnos nosotros también? –Y sin esperar respuesta dejé que Seishiro corriera hacia el grupo y yo le seguí de cerca.

Ada Camille Dumbledore · 8 de Diciembre del 2014

El escuchar reir a mis pequeños era una sinfonía para mi alma, los elfos corrían cerca a nosotros arreglando el jardín con globos juegos y mesas llenas de dulces y postres para la ocasión.

Los colores purpura y rosa predominaban los adornos, pues eran los preferidos por la pequeña y míos.

Escuche la voz de Joaquin y vi levantarse a mi pequeña y caminar hacia su padre, un grito de emoción salio de ella y alargo sus brazos para encontrarse con él. Era una fortuna que Helena pudiera contar con su padre, al parecer era la única en la casa que podía darse ese lujo.

-Bienvenido Joaquin, veo que vienes acompañado de un joven y guapo caballerito

Dije mientras que veía al hermoso niño que venía a su lado. Reiven llegó a mi lado y lo miro curioso, no podia negar su naturaleza vampirezca y analizó al pequeño.

-Si Reiven, también es parte demonio, al igual que tú. Seishiro te presento a mi hijo Reiven y a mi hijo Luka.

Luka habia llegado corriendo a nuestro encuentro con un algodon de azúcar en la mano. Sabia que se llevarían perfectamente, algo me lo hacia ver, aunque no entendía que exactamente.

Me hinque para estar a nivel de Seishiro y le ofrecí la mano para saludarle

Joaquín Granger · 9 de Diciembre del 2014

En el lugar predominaban cada vez más el rosa y el púrpura, colores tan alegres y tan brillantes que casi lastiman la vista. Una sonrisa interna acudió a mi al reconocer la influencia de su madre en el gusto de los colores de la pequeña. Afortunadamente, y para contribuir en eso, y evitar decepciones, la mayoría de los obsequios eran de color rosa y púrpura. Sin duda al momento de usar los abrigos rompería la monotonía marrón del otoño y posteriormente alegraría todo lo blanco del invierno, para el que no faltaba tanto.

-¡Hola mi amor chiquito! -Exclamé e hincándome en una rodilla recibí con los brazos abiertos a la vampiresa, y la hice girar en mis brazos un par de veces-. ¡Muy feliz cumpleaños! -dije al bajarla, momento en el que Seishiro saludó a su hermanita, con algo de timidez.

Recibí la bienvenida de mi socia, y como si los halagos al comportamientos del pequeño recién llegado fueran hacia mi, sonreí con un modesto orgullo. Besé la mejilla de mi socia a modo de saludo, y justo en ese momento apareció uno de los pequeños de Ariane, que analizaba a Seishiro con curiosidad y algo de timidez. Coloqué mi mano en la cabeza de mi pequeño, para hacerlo sentir seguro e impulsarlo a socializar, lo que a su vez me hizo sentir un tanto hipócrita puesto que yo detestaba socializar, estaba en mi naturaleza y en mi pasado.

Antes de el Granger saludara a Reiven, el otro hijo de Ariane, que se notaba a kilómetros de distancia que era más extrovertido que su hermano, apareció con un algodón de azúcar; estaba sin un mordisco así que supuse que era para Seishiro, y confirmando eso, se lo entregó, justo antes de que Ariane se los presentara. El rubio de ojos cambiantes les tendió la mano a ambos, saludando como caballero, como sabía que eran los tres niños, a pesar de su corta edad.

Los tres estaban listos para jugar a algo que seguro decidirían los dos mayores, y rogaba que a Seishiro le agradara lo que eligieran y no le dieran esos arranques de ira demoníaca que le daban de tanto en tanto; pero confiaba en que se comportaría como el caballero que quería ser. Además los otros niños compartían sus naturalezas y eran mayores, estaba seguro de que lo podrían controlar, no había de que preocuparse. Seishiro tomó la mano de Ariane con delicadeza, a modo de saludo, y se fue a jugar con Reiven y Luka.

-Vamos a donde estaban sentadas -dije con una sonrisa y tomé la mano de Helena,- ya me di cuenta que no le has quitado los ojos a la bolsa, -le dije riendo a mi pequeña-. En un momento te lo doy, y podrás ir a jugar con tus hermanos. -Como única respuesta tuve una risa de interesada expectación, lo que me causó una carcajada, ese interés era heredado de mi.

Ada Camille Dumbledore · 15 de Diciembre del 2014

El cuadro me habia enternecido, ver a mis hijos jugando con el pequeño seishiro en uno de los inflables colocado para la ocasión y mi pequeña Helena con su padre entablando conversación.

Suspire involuntariamente, aunque Helena no había nacido en un matrimonio como mis otros hijos, había sido más afortunada que ellos porque nos tenían a ambos padres que le cuidaban y estaban a su lado.

Me gustaba ver este cuadro como una gran familia, una en que todos nos cuidabamos unos a otros.

Sonreí al ver a Helena intrigada por los regalos e interesada en conocer que habia en la bolsa.

- Helena trae a tu padre para que pruebe los dulces... la torta especial de cumpleaños le encantara.

Comenté con expectación, le habia preparado un "cóctel" de preparación muy especial que le encantaría.

Acomode mi vestido dorado y me sente cómodamente en el sillón, le estire los brazos a mi pequeña para acomodarle en la silla en medio de nosotros.

- Toma asiento, que deseas tomar? Hace mucho no visitabas el castillo

Anote casualmente

Ada Camille Dumbledore · 15 de Diciembre del 2014