Ranas Lunares (MM B: 105591)

[Darla G Dumbledore]

El comentario de Seba la dejó en una posición difícil, o mejor dicho, la hizo descubrir que ni ella misma estaba segura de cómo había empezado todo, llevó su mano libre a su cabello y lo enroscó un poquito mientras que pensaba en cómo había empezado la historia. Había escuchado sobre ella, pero no tenía tanta profundidad en el hecho, a decir verdad, estaba muy cansada de todas las guerras e intentos de golpes de estado, los ataques y vivir en vilo todo el tiempo cuando se suponía que había tiempos de paz.

 

--Hay una profecía, o mejor dicho tres, pero una de ellas apareció, parece que en Londres seremos culpables de que todo el mundo mágico pierda la magia y por eso los países que odiaban este país se decidieron y le declararon la guerra. Leí que un dragón apareció en medio del Atrio, otra falla de seguridad, murió dejando la declaración de guerra. Si Harry Potter estuviera aquí se iría a la... a algún lado porque todo lo que hizo fue en vano.

 

Se quedó pensando en cuánto tiempo había pasado desde el final de la Segunda Guerra Mágico pero enseguida sonrió, olvidando sus preocupaciones al sentir el cálido apretón de Seba, sosteniendo su mano en la de él. él tenía razón, todos sus elfos y sus amigos de fuera del país les ayudarían en lo que fuera necesario, podrían mantener las cosas como hasta ahora. Además los contactos de contrabando que ella había logrado con los libros seguro serían útiles a la hora de conseguir objetos o bienes intercambiables o de primera necesidad.

 

--Sí mi amor, tienes razón, solo tendremos que reforzar la seguridad --la bruja sonrió, acariciando la mano de su novio, el cual parecía ahora preocupado.

 

--Es una excelente pregunta, supongo que con los Warlocks, ellos no variarán si cambia el Ministro, de hecho creo que hasta puede que tengan más poder que ellos, más les vale que empiecen a reconocer nuestro trabajo --gruñó molesta mientras tomaba una pieza de carlito para morder y pensaba en lo que había dicho Seba.

 

--Dudo que les importe mantener el secreto de la magia, los mortífagos están intentando volver y creo que no son los únicos --murmuró la Potter Black, pensando en que algunos supuestos fenixianos pretendían ser dignos de llevar el estandarte del fénix por lo alto.

[Anthony R. Dracony M.]

El peliverde entró, estaba cansado de está última búsqueda y apetecía tomar algo...aunque se especificaba que el local era cafetería, quizás y corriera con buena suerte...

 

Ya la mañana está a punto de terminar y aunque el ojimiel se a esforzado, aún no ha dado con el negocio correcto, tal vez no falte mucho, lo que más a visto son bares pero él no es del tipo de magos que le atraiga beber. da un vistazo rápido, realmente no presta mucha atención al lugar solo echa un vistazo para enterarse de como es el servicio, si hay alguien encargado (elfo o empleado, porque duda que el dueño se encuentre).

 

La atmósfera en general es de miedo, y como no con explosiones estallando sin ton ni son, lo bueno que los sitios cuentan con protección mágica y resistían los ataques bastante bien, aunque caminar por las calles no deja de ser un riesgo pero igual la vida trata de seguir adelante, abrirse camino entre tanto problema que ya no se sabe como es que apareció pero se sigue tratando de eliminarlos o reparar de algún modo.

 

Él solo necesita una taza de té, luego regresar a su búsqueda...

[Seba Granger]

Hace un tiempo ya que lo venía postergando, hace meses que le venía diciendo a Darla que necesitaba algunos trajes nuevos, que pese a los que ya tenía estaban casi nuevos tenían muchos años de antigüedad, Nana siempre se había encargado de mantener los trajes en perfectas condiciones pero a veces hacía falta algo nuevo para variar un poco, además con eso de trabajar todos los días con publico en el banco era un poco mas necesario.

Años atrás solía ir al negocio que tenía Cye en el callejón pero lo había tenido que cerrar hace un tiempo, aunque jamás había entendido mucho por lo había hecho, así que esta vez iría al local de Katara, mas bien se especializaba mas en trajes de fiestas y cosas de ese estilo, pero aun así había mantenido de otro tipo, aunque ella ya no estaba sabía que sus empleados seguían llevaron el mismo estilo que su jefa les había enseñado.

Cogí galeones del cajón de mi velador ademas de mi reloj que había quedado ahí antes de bañarme, la varita ya descansaba en el bolsillo de mi pantalón como siempre, me despedí de Nana que estaba en la cocina y los elfos que estaban a la vista, Darla no estaba muy seguro donde estaba aquella mañana, pero con el trabajo y además de la orden suponía que podía estar con los segundos.

-Regreso en un rato- pronuncie cuando salía a la calle caminando hacía Ranas lunares.

[Darla G Dumbledore]

La noticia de que en el local había ropa había llegado unos meses atrás, cuando su prometido había ido a encargar unos trajes para renovar su guardaropa. Darla había averiguado que la ropa en desuso se podría donar a un par de lugares muggles, cuyos nombres eran algo extraños, como Cáritas y Ejército de Salvación. Pero eso era un tema que había dejado para más adelante, cuando conocieran más del tema, le preguntaría a su prometido. Ahora lo que le interesaba era conseguir un vestido, sencillo, pero bonito.

 

La pelirroja tenía un par de cosas en mente y entre ellas estaba el encontrar el vestido perfecto para la ocasión, y no dudaba de que allí sería el lugar indicado, Seba le había comentado sobre lo que había visto cuando estuvo allí para comprar algunas prendas nuevas para modernizar su guardarropa, o más bien ampliarlo.

 

Se detuvo observando la fachada y con un dejo de nostalgia, hacía tanto tiempo de la última vez que había visto a la dueña del local, apoyó su mano en la puerta de entrada, y se demoró una fracción de segundos antes de entrar. Necesitaba tomar algo, descansar la cabeza antes de realizar la compra, su mente se había llenado de recuerdos y una pequeña nostalgia había inundado su ser. Sonrió con nostalgia desde que atravesó la puerta e ingreso, sí, lo mejor era tomarse un té y disfrutar de las ranitas de colores que saltaban por las paredes del lugar.

[Riuu]

A pesar de haber caminado durante todo el día, él no parece cansado, su mirada va de un escaparate a otro, todo lo que se exhibe de venta le llama la atención. Algunas por su llamativo colorido pero el motivo principal es porque despiertan su curiosidad, un aroma delicioso llega a él, siente de pronto ganas de disfrutar de aquella bebida, ingresa en el lugar, las mesas con sus sillas invitan a sentarse, muchas ranitas de colores pueden apreciarse saltando por las paredes, sonríe de verlas, sigue con la vista a una ranita roja que salta pispireta hacia donde está una escalera para acceder al segundo nivel del local y justo al lado, una puerta de cristal deja ver una sección maravillosa! Olvida la bebida, el largo caminar, aquella búsqueda iniciada en la tarde...sus pasos dirige hacia el tobogán más grande y entusiasmo sube a él para luego deslizarse una y otra vez...

[Darla G Dumbledore]

 

 

Caminó despacio, aún sin ánimos, él haber recuperado su cuerpo o le aseguraba nada, ni lograba estar en su casa, en su hogar. El jardín estaba lleno de maleza aunque Leto y Lualú hacían lo imposible, las criaturas sí estaban bien alimentadas pero era ella la que no se ocupaba de sí más que en forma automática, dormir, higienizarse, tomar un café. Su elfo Tommy, todos ellos en realidad, estaban preocupados porque sabían que la vampiresa hacía meses no se alimentaba, por eso huía, para no tener que responderles que todo estaba bien cuando era mentira.

 

Se detuvo, observando su reflejo en una vitrina, llevaba los cabellos cortos y sus rizos igual de rebeldes que siempre, sus ojos se veían apagados de un castaño oscuro que contrastaban con el pullover azul que llevaba junto a unos jeans gastados y botas altas. Parecía una muggle. Sacudió la cabeza y se alejó hacia la siguiente calle pero se detuvo al descubrir dónde estaba. Ranas Lunares, hacía mucho tiempo ya que no iba a allí, sabía que le vendrían recuerdos, pero no pudo evitar ingresar al local, era como si algo la estuviera llamando.

 

Atravesó el área de las mesas para acercarse a una junto a la pared, donde había una pequeña concentración de ranas lunares pintadas en la pared, seguro estaban de fiesta. Se sentó en la mesa, pediría un té, saborizado en vainilla, pensó mientras apoyaba el codo en la mesa y sostenía su cabeza con un gesto algo cansado.

[Riuu]

Era la vigésima vez que se deslizaba por el tobogán, cuando vió a una criatura pasar caminando muy cerca de los juegos, él la llamó deseoso de acariciar su suave pelaje pero la criatura dió marcha atrás tomando distancia entre ambos.

 

Riuu resopló con molestia por la conducta de la criatura, algo recordaba de pronto..."Cony" también era una felina recelosa, huraña decía un adulto, así que sin más, Riuu se colocó "a cuatro patas" e imitando a Cony, gateo levantando la barbilla en actitud altiva, a sus diez años, no tiene reparó en jugar a ser un animal, "maulla" mientras se acerca un poco a la criatura que le mira, tal vez pensando que era un humano algo raro...

 

Como no se anima el felino a confiar en Riuu, esté se sienta sobre el césped, sus piernas completamente estiradas sobre el suelo, sus brazos pone juntos al frente en una postura de vigilancia disfrazada de indiferencia... cierra los ojos y su nariz respingada con mira a qué le vea con atención y se acerque a él.

 

Así permanece por un buen rato, aunque Riuu abre ligeramente un ojo para mirar de reojo...no le corre prisa, solo necesita que se acerque un poco más y pondrá capturarlo entre sus manos...por lo que sonríe con disimulo...

[Darla G Dumbledore]

Una elfina con un saco de té azul como vestido se acercó a ella y la bruja se obligó a sonreir. Si no recordaba mal era Midnight. La criatura se inclinó ante la Potter Black preguntándole si deseaba una cartilla para ver la variedad entre la cual podía elegir pero ella se reusó.

 

--No está bien, tráeme un té de limón y miel con una porción de cualquier tarta dulce por favor.

 

La elfina realizó una nueva inclinación y se alejó hacia la cocina mientras la pelirroja buscaba en su boslillo un libro que había encontrado hacía poco, tenía una dedicatoria, ella la había hecho pero nunca había tenido la oportunidad de entregarlo. Comenzó a leerlo, en silencio, tratando de que las lágrimas no escaparan de sus ojos mientras lo hacía. No era un gran libro, no era romántico siquiera, pero el valor que tenía es que hubiera sido el regalo de Navidad del amor de su vida.

 

A los pocos minutos la elfina regresó con su pedido y la bruja sonrió una vez más, agradeciendo su atención mientras ella depositaba la taza de té, una tetera blanca con ranitas pintadas, un plato con una tarta de fresas y una cucharita muy monona.

 

--Gracias --dijo Darla mientras la elfina llenaba la taza y una rana verde daba un satito hasta el otro lado de la mesa.

[Riuu]

Si alguien se asomará a ver esa escena, no vería raro que aquella criatura mágica, vigilará a Riuu, el chico espera a que el cruce de gato cometa la imprudencia de acercarse a él, para atraparlo y luego de sentir su pelaje castaño, jugar a que es su presa, como buen cazador, se arma de paciencia...por lo que se mantiene quieto, solo que hay algo con lo que Riuu no contó...el aroma de unas deliciosas horneadas que hacen que su estómago proteste.

 

Riuu no se mueve, aleja de su mente las imágenes de galletas y pasteles que le sugiere el aroma que llega sutil hasta esa área de juegos, va esperar unos minutos más, mientras piensa que es muy bueno que su "amigo" Frederick, se halla quedado en la reserva, justo en la entrada a esa gruta con agua termal donde se dieron ambos un delicioso baño para quitarse el polvo del camino y relajarse de lo lindo, si, a Frederick le encantó tanto que quiso quedarse, Riuu lo extraña pero su deseo de "ver mundo" lo alentó a continuar solo...

[Darla G Dumbledore]

Cuando la elfina se fue la pelirroja se quedó observando su taza, giraba la cucharita en su interior, solo para mezclar los sabores, no le gustaba tomar el té con azúcar y de hecho, hasta que se había ido a vivir con Seba ni siquiera le gustaba el té. Sus ojos veían el remolino que formaba la cuchara en el agua como si fuera lo más interesante del mundo, recordando la primera vez que habían compartido un té con su prometido, él siempre tenía en cuenta sus gustos, le veía entrar a su dormitorio con una bandeja con café, jugo de naranja, tostadas y una rosa para ella. Una sonrisa nostálgica se dibujó en sus labios.

 

Es gracioso como te vienen cosas a la mente cuando estás así, triste y nostálgico, podría haber recordado miles de cosas, él siempre tenía detalles para con ella, siempre estaba atento a sus necesidades. Cuando salían, ya fuera a clases o a pasear, el cargaba en una mochila agua y víveres para ambos, siempre le preguntaba si había bebido sangre o había cazado en esos días, se preocupaba por sus salidas nocturnas y hasta le había ofrecido alguna vez su cuello para que le mordiera. Darla cerró los ojos y pudo sentir una vez más el aroma de su piel, de su sangre, era distinta a las de los demás, era como si fuera un dulce néctar que siempre la llenaba de satisfacción y la embriagaba de una manera única y especial.