Jump to content

El Parque de las Lamentaciones y Circ dels Joglars (MM B: 102350)


Sagitas E. Potter Blue
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Me gustaba que me plantaran cara; aquella muchachita de pelo oscuro se había atrevido. Olía a miedo, a rabia, a agresividad... Notaba en ella que querría matarme, si tuviera una oportunidad, algo que no haría por no dañar a su madre. El miedo derivaba de ahí, del saber que matarme implicaba matarle a ella. La hija Perenela despertaba el hambre en todos mis sentidos y, ahora mismo, la cambiaría por el aperitivo que se debatía de mi abrazo.

 

La rubita no merecía la pena pero también ansiaba su cuerpo. Mi apetito, tanto tiempo insaciado, despertaba con la imagen de ella, toda roja, a los pies de la otra, una detrás de otra. Sabía que las víctimas solían implorar por su vida, una melodía que hacía tanto tiempo que no escuchaba...

 

-- ¿Dónde quiero jugar, dices? ¿Dónde...? -- Chasqueé la lengua con fuerza al aire, saboreando con antelación toda la sangre que iba a disfrutar de un momento a otro. ¿Dónde disfrutar de ambas...? Sonreí, Sagitas hablaba en mi interior.

 

¡Por favor, no, no las mates, no las acerques al lago, no las tires al agua, por favor,

por... favor...

p...o...r.....f.....

faaa...

vo....!

 

Acallé aquella súplica y la presioné, rompiendo aún más la escasa fortaleza de aquella sacerdotisa que me estaba sorprendiendo. Ninguna de mis anteriores víctimas había logrado sobrevivir a mi posesión y, sin embargo, esta mujer se estaba haciendo interesante en aquel esfuerzo por salvar a su hija y su... ¿sobrina? Me sentí excitado y un pinchazo agudo de placer adelantado presionó mi bajo vientre.

 

-- Te diré donde... En ese muelle de madera -- lamí los labios con la fuerza del deseo. -- En esa madera inútil quiero jugar con vosotras...

 

Sabía que estaba la otra mujer, la vieja, pero... seguro que no molestaría. O podía pedir que la mataran antes, con la promesa inútil de soltar a la rubita... Sonreí en una mueca cruel.

 

-- En el muelle, ahí quiero que juguemos.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La tía Sagitas se descubrió y confirmó lo que me temía: algo más había salido por aquel espejo de agua que había hecho, algo que no debería haberse escapado y que la había aprisionado a ella. Era terrible lo que podría hacer ahora si descubría el poder que tenía la tía de invocar a los muertos. Temí eso más que sus lametadas.

 

Intenté no pensar en ello. No sabía quién era aquel hombre ni sabía si sabría leer mi mente. Pero la tía sí. Era la bruja más estudiosa de todo Ottery y seguro que de todo el país y tenía muchas habilidades ocultas que era mejor que el hombre que la poseía no conociera para salvaguardarnos a todos.

 

Forcejeé para liberarme pero la tía apretaba mucho más fuerte a cada movimiento y, lo que era peor, por grotesco, parecía estar satisfecho de mis movimientos, como si eso enalteciera sus deseos más horribles. ¿Quién sería aquel que se había apoderado del cuerpo de la tiita?

 

Me moví, inquieta, por si podría leerme o leernos. Si la tía aún estaba dentro, resistiría y no le ayudaría, estaba seguro. Por eso, intenté distraerle.

 

- Sé que no eres mi tía. Ella es buena y tiene mejor modales que tú, ¡sucio! -Intenté secarme la cara donde él la había ensuciado pero se movía demasiado y no me dejaba oportunidad. La prima Perenela pareció acceder aunque supuse que buscaba ganar tiempo para algo. ¡Teniamos que ayudar a la tía Sagitas, liberarla de aquel monstruo! - Prima, no, vete, huye...

 

Sabía que no lo iba a hacer, al igual que yo no lo haría pero... Era bueno que el hombre pensara que le temíamos. Bueno, tal vez un poquito sí, pero no tanto como para dejar a la tía Sagis solita con él.

 

- ¿En el muelle?

 

Aquello me pareció ilógico, pudiendo ir al Circo, a la roulotte o al despacho de la Dirección. O incluso al mirador cubierto, a salvo de la interperie. ¿En el muelle...? ¡Oooh! En el lugar que la sacerdotisa había abierto el portal... ¡Yo podría abrirlo de nuevo si conseguíamos distraerle!

 

- ¡No, al muelle no! - fingí desagrado. - ¡Suéltame, suéltame...!

YyV85FY.jpg

7sfPjxW.gif NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Off: vuestro rol es tan bueno que hasta me da, no se qué... leerlo jajajaja espero llegar a vuestra altura! (?) xDD

 

On:

Eyra Weasley

 

Y todo se desmadró... La vieja sacerdotisa no pudo actuar, ni siquiera le dio tiempo. La información confirmada por el ente que estaba en Sagitas había confirmado lo que sospechó en un principio. Para más, había agarrado a la niña rubia que era como un sol en medio de aquella tenebrosa oscuridad, por la noche, por el ente y por el peligro que las dos mujeres corrían al lado de ese ser maligno. Y podía decir que no era un diablo. ¿O tal vez, sí? Un gesto lascivo fue percibido por la mujer al ver el rostro de su compañera de oficio. No pudo evitarlo y en su cara se formó un gesto de asco...

 

Pero cómo Suma Sacerdotisa de su Orden, debía mantener el temple. Aguantar los nervios y empezar a usar su varita de serbal. No, no era el momento adecuado para ello. Necesitaría reunir todas las energías posibles para un posible enfrentamiento. Seguro que esa cosa que retenía a la otra Sagitas, despreciaría la vejez de una mujer como ella, dedicada toda su vida al sacerdocio. Algo debió aprender mientras estaba en los países nórdicos, aprendiendo su magia, luego, en Escocia, cuando dragones... bufó... bien podía llamar a su nieta, pero sabía que más personas, harían la "cosa" más difícil... ¿Cómo desterrar algo que ni siquiera una sabía lo que era realmente?

 

No tenía el poder de la legeremancia todavía... o al menos, no la usaba con asiuidad... Podía emplear las imágenes de su mente, para hacer volver a la Sagitas retenida, conjuntamente, con la chiquilla rubia, que tenía apresada. Pero suponía que no haría falta usar tanto poder para eso... Decidió que, finalmente, seguiría su juego. Algo bueno tendría el estar tantos años en tribus guerreras, en dónde las mujeres tenían alto poder en sus tribus... ya se le ocurriría algo. Intentó hacer un gesto a la rubia para que entendiera... como diciendo... "síguele el juego"... Seguro que, entre las tres, algo podrían hacer...

 

- Vamos chiquilla, no será tan malo, ¿verdad? - dijo, para desconcertar al ente poseedor que llevaba Sagitas- sí, juguemos allá, ¿qué tal una partida de cartas?

 

Sintió vibrar su varita pensó "no es el momento... no es el momento..." la sacerdotisa era conocida por mantener el temple en las situaciones más complicadas. Y así, su arma mágica la había escogido precisamente por esos motivos... Esperaba que las dos mujeres captaran por su tono de voz, lo que pretendía hacer. Pero las cosas no se podrían desmadrar mucho más de lo que estaba, era todo demasiado complicado y varias vidas en juego. Si todas colaboraban como pensaba la sacerdotisa, podían liberar a Sagitas y desterrar el ente que estaba asfixiando su alma...

 

- Dudo mucho que un ente como tú no se sacie sólo con Sagitas, ¿verdad? -preguntó, risueña... Si quería sacarle información tendría que ser suave o ¿sutil? Aunque seguro que esa cosa no estaría dispuesta- es más, tengo un lugar muy apropiado para ti, que te lo pasarías de perlas... no lo conoce casi nadie y podrías hacer todas las maldades que se te ocurrieran... si aceptas mi trato... intentaré que no te pase nada malo - decía con una sonrisa en su cara- mientras, vayamos al muelle, sí... supongo que además de jugar a las cartas, echar una canita al lago para pescar peces, no estaría demás... - y seguro que, con esas palabras, las otras dos acompañantes, pensaría que la abuela de su suegra, estaría como una cabra... Algo lógico en esa situación...

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Empecé a verlo todo Rojo.

 

La rabia me cegaba, la ira y la impotencia me paralizaba y me esforzaba por no dejar que me llevaran muy lejos en el abismo de la impulsividad, quería lanzarme al cuello del ser y succionar toda su sangre, destruir su cuerpo, bailar claqué sobre sus huesos, morder su carne y alimentarme de la misma que era lo que hubiera hecho si ese ser no estuviera en el cuerpo de mi madre.

 

Empecé a gruñir y deje caer la capa que ese ser había creado con la magia de mi madre para cubrir mi cuerpo, estaba tan llevada de la rabia que ahora no me importaba estar desnuda en mi gloria mientras lo seguía hacia el muelle, no me importaba lo que dijeran, las palabras y las charlas eran triviales ahora... ahora solo quería poner a Xell a salvo y sacar a ese ser del cuerpo de mi madre, así fuera a golpes:

 

-¿Quieres jugar? ¡Vamos a jugar!

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

firma pere.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Eyra Weasley

 

La sacerdotisa se calló al ver el estado en el que estaba una de las chicas. Su cara se había puesto roja como la sangre. Comprendió enseguida que era la ira la que alimentaba el cuerpo de esa mujer que, en un momento de rabia, se desprendió de lo que esa cosa que estaba dentro de Sagitas le había puesto. Y tan cabreada que estaba que le pareció que no le importaba que, otra bruja que no fuera de su familia, le importara verla cómo los dioses la habían traído al mundo. La bruja suspiró. Tendría que hacer algún tipo de magia, para calmar el ambiente.

 

Bueno, precisamente ella no es que colaborase a ese clima reparador, en cierto modo. Suponía que, provocaría a la cosa que poseía al cuerpo de Sagitas. ¡Lástima de no saber legeremancia! La ayudaría un montón en retomar los recuerdos ocultos que, seguramente, suprimiría ese demonio o cosa que estaba en su interior. Pero aún así, estaba preocupada. Se acercó a la muchacha que le recordaba mucho a la Suma Sacerdotisa de pelo violeta. Le puso una mano en el hombro, para intentar calmarla pero, recibió una especie de calambrazo en la yemas de sus dedos "un demonio" pensó para sí y retiró la mano. No tenía nada en contra de aquella raza pero... esa chiquilla, le inquietaba. Y más aún, sino aplacaba ese temperamento que mostraba en su cara...

 

La sacerdotisa suspiró. Debía intentar tranquilizarse y no llevarse por los prejuícios así que, esperaba intentar al menos, crear una especie de calma en todos los presentes. Sabía que, muchos demonios y entes, podían alterar el orden natural de las cosas. Lo había visto en muchas ocasiones, y las primeras alteraciones ya las había visto en el cuerpo de Sagitas, esbozando una sonrisa lasciva, mirando a su hija. Aunque bien sabía que no era la pelivioleta en sí... Si no esa cosa oscura de su interior.

 

Se acercó a @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue y le susurró:

 

- Calma niña - dijo con una sonrisa tranquilizadora - con ese mal genio no conseguirás mucho. Si queremos recuperar a tu madre tendrás que usar más la cabeza que el corazón - le susurró- y supongo que aquí, ésta niña tan guapa y angelical - miró a @ que tenía la cara de susto y era lógico, al estar apresada por el brazo, agarrándola por el cuello- nos ayudará en cierta forma... ¿verdad? - intentaba crear un halo de calma alrededor de las tres. Y ella con orgullo, siempre afirmaba que la tranquilidad en momentos extremos era en dónde mejor sacaba su poder. Y ese no sería menos.

 

Y ahora, mirando a los ojos de @ intentaba mantener una frialdad al hablarle a la cosa que aprisionaba al alma de la sacerdotisa.

 

- Y ahora -dijo con voz fuere- le hablo al ente que ocupa el cuerpo de Sagitas. ¿Estás dispuesto a aceptar el trato que te he ofrecido, antes de volver al mundo infernal? -le dijo con firmeza. Lo último que necesitaban era que se complicara más las cosas, pero sentía tanto poder maligno que, hasta le daba cierto miedo y ella que se jactaba de controlar las situaciones difíciles, esperaba que no se torcieran más la situación de lo que ya estaba.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 meses más tarde...

La excitación creció en mí, de forma poco visible en aquella forma de mujer. Si hubiera sido el hombre que la poseía, todos hubieran visto cómo me ponía aquella mujer que me retaba en el muelle. Mis gestos sí fueron palpables, mi boca casi salivaba de saberse dueña de aquella mente díscola, mis ojos brillaban por el deseo de aquella demonio.

 

Sagitas ya no se oía. Había desfallecido en aquel lugar profundo que fue su mente y dejaba su existencia, poco a poco, para dejarme a mí ser el dueño y señor de su cuerpo. Sujetaba a la joven rubia y me reía de sus intentos vanos de librarse de mí.

 

-- ¿Sucio? ¿Es el mejor insulto que se te ocurre, sacerdotisa? Me das pena, apenas vas a durar de tentempié. No pienso perder el tiempo contigo... teniendo una presa más... apetitosa...

 

Sagitas siguió sin reaccionar. Estaba muerta o no hubiera permitido que hablara así a su hija y a su sobrina. Sonreí al sentir el terror de la rubia al acercarse al agua. ¿Pensaría que iba a ahogarla? Lindo fin... Atarle una piedra a los pies y ver como luchaba por respirar bajo el agua... Mi excitación creció de nuevo, sin trabas que me frenaran.

 

Pero no me gustaba que estuviera aquí aquella mujer, aceptando que fuéramos al muelle. Me giré furioso hacia ella, bamboleando a la chica rubia de un lado a otro con mi agarre.

 

-- ¡Calla, vieja! Por mí puedes morirte ahora mismo. Contigo no perderé el tiempo en mirarte. ¡Vete, vete antes de que te mate, vieja! No, Sagitas no me saciará pero tú tampoco, ¡vejestorio! ¡No pienso aceptar ningún trato de nadieeeee!

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

A pesar de que las palabras de la vieja que estaba con nosotras me querían tranquilizar yo no estaba en el sentir de estar calmada, quería ver sangre correr y desafortunadamente mi cuerpo humano no me iba a dar muchas armas para siquiera intentar razonar con el ser que habitaba dentro del cuerpo de mi madre y no sabia como iba a tomarlo si me transformaba como demonio, abrí y cerré los puños tratando de contenerme, aun no era tiempo de transformarme pero seguí dándole paso hacia el muelle donde de algún modo u otro iba a ayudar a Xell y a mi madre. Aun cuando me tocara traer sus almas de regreso.

 

-¡Calla vieja! - repetí las palabras que salían de la boca de mi madre - aun no... - me corté al sentir el olor corporal de mi madre exudando un claro aroma a excitación, me dio nauseas, asco y no pude evitar que una mueca de desprecio se asomara en mi cara, pero podía aprovechar eso en mi favor, aun no sabia como pero seguro como que mi padre estaba en el infierno que lo aprovecharía a mi favor

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

firma pere.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Quien habitaba en la piel de Sagitas olió el peligro y contempló el esfuerzo de la mujer para no completar la transformación en demonio. El olor de Sagitas creció en feronomas a su alrededor. Él estaba excitadísimo, se las había visto alguna vez con un ente demoníaco pero nunca con uno como aquella mujer. La hija de Sagitas adquirió un cierto tono azulado en sus manos y en trozos de piel y el Asesino deseó que lo hiciera.

 

Babeó, literalmente, pensando en cómo iba a destrozarla, como la iba a hacer suya, como la iba a poseer y acabar con ella. Por supuesto, eso le hizo gemir con antelación por lo que iba a venir pero le estorbaban. Aquella rubia les estorbaba. Era toda bondad y sencillez. Simple más bien, insulsa. Acabaría con ella.

 

La vieja también le estorbaba. Si había alguna señal de peligro, desaparecía al verla tan arrugada y llena de dolores de la edad. No le daba miedo, acabaría con ella también.

 

Llegaron al lago. Se acercó al borde del río, toqueteando a la rubita quien se iba poniendo cada vez más nerviosa y se retorcía entre su abrazo. Seguro que lo olía, que la iba a matar, ahora... Sagitas no dejaba de mirar a su hija con lascivia reflejada en su cara. Ahora mismo, aquella sacerdotisa dulce era un estorbo. Con el uso de la magia que poseía, en un movimiento rápido y mecánico porque no quería dejar de mirar los ojos oscuros de la Demonio Azul que instaba por salir de Perenela, ató sus manos y la empujó.

 

Se ahogaría en el agua.

 

Ni siquiera la miró cuando la soltó para que se hundiera. Tardó unos segundos en ceder al impulso de babear con la muerte esperada de la Demonio cuando se dio cuenta que no había sentido el "chooof" en el agua. Sólo entonces se dio cuenta del contacto que aún mantenía con la muchacha.

 

Se giró hacia Xell para entender cómo es que estaba cogida a su mano y vio... La magia unía la mano de Sagitas y la de Xell; en la rubita una sonrisa de triunfo y seguridad que no había tenido en todo el camino, sujetándose firmemente a él, sin soltarle. Y una voz, firme y femenina , salía de sus labios.

 

Sagitas, la verdadera, habló de nuevo, tomando el control de su cuerpo.

 

-- ¡Mátame, hija! Las Sacerdotisas Xell y Eyra me volverán a traer a casa. Destroza a este puerco para que no vuelva a matar a nadie.

 

De repente, sintió miedo.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sostuve la mirada a mi madre y el deseo antinatural en su rostro me erizo la piel, abría y cerraba las manos constantemente tratando de no perder el control por lo que casi se me paso desapercibido el momento en el que "mi madre" había tirado a Xell al agua, me tomo casi un minuto darme cuenta que Xell no había caído y que aun seguía unida a mi madre con magia, aparte la mirada del rostro de mi madre y me percaté de la sonrisa de Xell, sujetando a mi madre y la voz de mi verdadera madre gritando que la matara.

 

Abrí los ojos como platos, ¡Claro, mi madre siempre tenia un plan! Sonreí mostrando todos los dientes y deje mi esencia fluir, sentí las rasgaduras de la piel al dejar salir mis alas, lo tirante de esta para abrir paso a las cadenas que iban alrededor de mis caderas, los cuernos en mi cabeza, mis ojos cambiar a rojo, sentí el sabor a sangre en mi boca de lo fuerte que me estaba mordiendo. Tome una de las cadenas de mi cadera y la empuñe con mis garras para lanzarla al cuello de mi madre, el siseo de la carne se escuchaba hasta el otro lado y los gritos eran un bálsamo para mi lado demoníaco. Pero sabia que el alma no saldría hasta que el cuerpo no estuviera muerto o sangrando por lo que tomé impulso y con un solo batir de mis alas rasgue el cuello y bebí su sangre.

 

Bebí hasta que sacié mi sed, hasta que la magia de mi madre recorría viva en mi cuerpo, hasta que sentí el frío de su cuerpo en el tacto con mi piel hasta que la cadena empezó a brillar fuerte como la plata y a flotar estando atada al alma del ser inmundo que la había poseído, deje caer el cuerpo y vi por el rabillo del ojo como mi prima y la vieja que nos acompañaba se apresuraban a atender a mi madre, sujete fuerte la cadena hasta que mi fuego empaño la plata y empezó a quemar el alma que tenia atrapada:

 

-¿Unas ultimas palabras antes de desaparecer?

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

firma pere.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Creo que aquel ser no se dio cuenta en ningún momento que todo era un plan. Me debatía de su abrazo porque noté que es lo que él quería. Su aura era completamente oscura y, sin embargo, allá había un rayito violeta, suave, casi imperceptible pero visible para mí. Sagitas seguía viva allá dentro.

 

- ¡Suéltame, bruto, suéltame!

 

La abuela de la prima Helike intentaba distraerlo a su manera, ofreciendo jugar a las cartas e incluso ofreciendo un lugar donde hacer sus maldades. Si no hubiera previsto que ella tenía también un plan, no hubiera sabido de qué iba con tanta palabrería. Pero también supe que iba a ayudar y eso me relajó más para seguir haciendo mi papel de asustada.

 

Perenela era la que más sufría. Ella no pareció darse cuenta de nada y eso fue lo mejor porque, al fin y al cabo, aquel ser parecía estar extasiado con ella. En cierta manera, hasta me supo mal que considerara que yo era insuficiente y prefiriera a mi prima. Perenela estaba muy rabiosa y eso despertaba más aún los instintos básicos de aquel usurpador. La señora Weasley intentó interceder pidiendo calma a la prima e intentando que aquel ser me soltara.

 

Pero no le hizo caso y amenazó con matarla. Volví a debatirme para ser yo ahora quien le distrajera. Lo conseguí y el malo que vivía en la tía Sagitas volvió a fijarse en el cuerpo de la prima. Yo lo noté, ella lo notó, le podía un éxtasis sexual que no auguraba nada bueno.Conseguimos mantenerle ocupado en aquellas fantasías hasta llegar al agua.

 

Intentó matarme. Creo que lo hubiera conseguido si la mano férrea de la tía Sagitas no hubiera agarrado. Ella volvió de repente, toda violeta, toda furia, y tomó su cuerpo de nuevo. La sorpresa de aquel ser fue enorme y yo aproveché para intentar abrir el portal de nuevo con el que devolverlo al mundo de los muertos. Sin embargo, me llevé una sorpresa cuando comprendí lo que ordenó Sagitas.

 

- ¡No, matarla no, prima!

 

¿Pero qué...? ¿Era la única manera...? Fue horrible. Perenela no se lo pensó dos veces y obedeció a su madre, aunque eso suponía matarla sin piedad. Yo seguía unida a Sagitas por aquella magia que mantenía nuestras manos unidas, por lo que fui testigo directo de la transformación de Perenela y su ataque sádico contra su cuello. Lo desgarró y yo lancé un grito de terror. Había visto alguna vez a Perenela convertirse en aquel demonio azul pero hoy era la primera vez que la veía matar. Y nunca matando a su madre.

 

El cuello de la tía Sagitas se desgarró y sangró a borbotones. Perenela bebió. Temí que su lado demoníaco no parara y la destrozara. Entre la abuela de @ y yo podríamos hacer magia de sacerdotisa y devolverla a la vida pero para eso no debiera estar destrozada. Temí que lo hiciera, sin control pero en cuanto Sagitas se ahogó en su propia sangre y dejó de respirar, Pere se separó y se encaró con el ente que la había poseído.

 

No pensé más. Le dejé con él, sabiendo que podría vencerle, y me puse a arreglar aquel cuello, aquel cuerpo inanimado que era el de la tía Sagitas. Le cerré los ojos vidriosos y rogué a la Diosa para que le devolviera a la vida. Con la varita arreglé lo mejor que pude la carne y las venas del cuello. No quería que, al devolverle a la vida, volviera a morir desangrada en cuanto su corazón latiera de nuevo.

 

- ¡Diosa Gea, no dejes que muera de nuevo! - rogué a la Diosa Madre que me ayudara a devolverle a la vida.

YyV85FY.jpg

7sfPjxW.gif NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.