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Herbología


Lyra Katara Selwyn
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Era el primer día de clases, momento en que podría compartir sus conocimientos con otras personas para que aprendieran a cuidar y respetar a las plantas, algunas podrían ser muy peligrosas, aunque no lo parecieran. De piel blanca, alta, cabello castaño claro , largo y ojos cafés, esperaba que mis alumnos llegarán mientras alisaba las arrugas imaginarias de mi pantalón negro, mismos que combinaban con mis tennis y una blusa de mangas largas con cuello tipo “V” y color lila. Tenía puesto encima de todo una túnica de trabajo negro y guantes de dragón para protegerme de la misma. Espere que mis alumnos llegaran.

- Bienvenidos, queridos alumnos. Soy Lyra Katara Selwyn, ya los iré conociendo conforme la clase avance. Antes que nada, me gustaría advertirles que en este curso espero que vengan con ropa informal, es importante estar cómodo mientras se habla con las plantas.- No podía imaginar la reacción de algunos, ¿sentían curiosidad? ¿Me creían loca por hablar con las plantas? Ya lo descubriría.- El hablar con las plantas es de bastante ayuda, les hace sentir queridas. Cada muestra de cariño que se le de lo reflejará estando siempre bella, en cambio, si nota que solo la alimentan sin un detalle más, se marchitarán y no queremos esto.

Camine un poco por el lugar, viendo que algunos de mis alumnos no habían llevado el equipo necesario para la jardinería, por lo que movi la cabeza negativamente.

- Lo primero que necesitamos es que protejan su vestimenta y a ustedes mismos. En esas cajas de ahi, las de la derecha del pasillo, encontrarán túnicas de trabajo. En la siguiente hilera de cajas encontrarán guantes de piel de dragón, no se ensuciaran todavía, pero es mejor tenerlos a la mano.- Vi una Flor voladora que alguien había dejado fuera de lugar queriendo jugar con mis alumnos..- Esta planta es inofensiva pero muy juguetona, por lo que es mejor que no se distraigan. Es una flor voladora, a la que suelen confundir con el lazo del diablo, pero hablaremos de ambas más adelante.

Levante la planta, la cual era muy parecida al lazo del diablo pero no era agresiva. Sin embargo, no quería que algún alumno asustado le hiciera daño. La lleve a la parte más lejana del invernadero y regrese coon los alumnos. Al levantarla, deje que vieran la planta, tenía un aspecto repulsivo con largas parras en forma de serpiente. Inclusive se movía como si fuera una. Apenas estaba creciendo, por lo que pude trasladarla fácilmente al sitio donde debía estar.

- Hacen faltas sus presentaciones, pero eso nos quitaría algo de tiempo. En sus lugares encontrarán algunos gafetes y plumones, les pido que escriban su nombre y se los pongan. Es más fácil que ustedes se aprendan un solo nombre que aprenderme el de todos en un día. Tenemos un mes para conocernos de todas formas. ¿Ya están listos? Empecemos, cada quien elija un lugar, encontrará un pequeño arbusto, llamado Alihotsy, producen histeria y una gran risa incontenible. ¿Alguien puede decirme con que otro nombre se le conoce? ¿Quién se anima a probarla para mostrarle a sus compañeros como es su efecto? Tranquilos, no es algo riesgoso o no se los pediría.

Espere que algún alumno probara la planta y describiera lo que sentían, por lo general si uno se animaba, los demás lo harían después. Una vez que considere era tiempo de que pararan las risas, me acerque para darles unas pequeñas botellas con tapas que contenían una bebida hecha de glumbumble.

Aquí tienen el remedio, hecho con glumbumble, por lo general la planta se come, pero prefiero hacer jugos con las mismas, es más fácil que se la tomen.- Indique, mientras le repartía la última botella al último de los alumnos que había participado. Los demás a se la estaban tomando.- Recuerden el nombre de esta planta, es su antídoto.

Sin embargo, no todo era el trato con las plantas, había que saber como alimentarlas y un poco de la historia sobre su cuidado, aunque no nos centrariamos en la historia.

-Conforme vaya avanzando la clase, iremos aprendiendo más de los fertilizantes. La historia de la herbología no es un tema que nos interese ver en clase, hay muchos libros sobre el tema que pueden encontrar. Nos importa lo actual y ver lo que son capaces de hacer con las plantas. En esta clase escribiran su propia historia, aprendiendo de sus errores. Su tarea para el domingo es hacer una redacción sobre la importancia del estiércol de dragón en el cuidado de las plantas mágicas. No quiero que me traigan algo largo. Cuenta también el explicar lo que sentirían si tuvieran que trabajar con el en su forma natural. Me interesa su opinión más que nada, no los conceptos que vienen en cualquier libro.

Me quede pensativa, era mejor que se fueran involucrando un poco más en la clase, así como en los sitios donde vendían cosas para la herbología en el Callejón Diagón.

- También tenemos una tarea optativa: visitar el Callejón Diagón y localizar los locales que estén relacionados con las ventas de plantas. No es necesario entrar, pero si traen una tarjeta de visita mucho mejor. Las floristerias también cuentan, algunas pueden tener herramientas para los jardines y si no lo tienen, es importante saberlo también. De esa forma sabremos a donde recurrir en busca de material de trabajo. -Comenté.-Antes de irse, me gustaría saber cual es la planta que les gustaría estudiar a cada uno y a la que gane la mayor cantidad de votos, se le dará prioridad, además de las que ya están consideradas en el plan de estudios. Pueden irse, a menos que tengan alguna dudas. Nos vemos el domingo y recuerden que no acepto tareas atrasadas.

Camine un poco por el invernadero, mientras los observaba. En ese momento recorde un par de cosas que debía darles, por lo que les fui dejando en su lugar, lo necesitarían para la próxima clase.

-Además del material que les dí anteriormente, les entrego unos lentes para trabajo de jardinería y un paquete de cubrebocas. Creánme, los van a necesitar la próxima clase. Todo ese material que tomaron al principio ya es suyo, así que cuidenlo bien, si necesitan otra capa de trabajo u otros guantes de piel de dragón correran por su cuenta. No olviden venir cómodos.-Les insistí.- Pueden traer agua, el trabajo con las plantas puede dar mucha sed. Editado por Lyra Katara Ryddleturn

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El vampiro había salido temprano de su mansión, se dirigía al ministerio para saber si al fin tendría el empleo que había vuelto a pedir o debería buscarse otra manera de sustento. Suspiro sabiendo que debía trabajar mucho más para todo lo que deseaba hacer y conseguir. Sin embargo al llegar a la puerta noto una mancha que cada vez se iba haciendo más f grande en el cielo. Ladeo la cabeza esperando, reconoció que aquella criatura era una lechuza por lo que simplemente espero allí a que le entregará lo que le llevaba. Entrecerró los ojos, sabía por lo menos que el profeta no era.

 

…………………….

 

El Ragnarok apareció en las nuevas instalaciones de la universidad, a lo lejos podía ver lo que era la academia, donde él daba clases de bando y Perfil hasta aquella fecha, luego esa materia dejaría de darse y el volvería a dar Duelo Avanzado o quien sabe como la llamarían ahora. Sin embargo, no se detuvo mucho tiempo, quería llegar a tiempo a la clase de Herbologia que empezaba aquel día. No tardo mucho en recorrer los metros que el separaban del lugar donde había aparecido hasta el invernadero correspondiente. Recorrió el sitio con la mirada para luego de suspirar entrar.

 

Negó con la cabeza al ver que era uno de los primeros, quizás era mejor así, su amiga Jessie le había dicho que también iría a aquella clase por lo que no estaría tan solo y tendría a quien molestar si se aburría. A la final sencillamente espero pacientemente a que comenzara la cátedra.

 

Cuando Katara comenzó a hablar el vampiro presto atención, dibujo una mueca cuando escucho lo de la ropa informal, la verdad es que desde que había dejado de trabajar en san mungo, el Ragnarok se vestía con unos jeans negros, una camisa manga corta negra con unas letras que rezaban en el pecho… “Bésame soy vampiro” a manera de broma y zapatos deportivos negros. Cuando comento lo de los materiales o cosas que necesitarían simplemente el cainita se levanto, tomó una de las túnicas de trabajo y un par de guantes de piel de Dragón. Recordó a Ioclipto y dibujo una mueca, pronto buscaría la manera de volver nuevamente a Grecia y arreglaría todo. Luego de aquello volvió a su puesto para notar como aquella flor volaba por el aire, un segundo después Katara les estaba explicando o mas bien mencionando algo sobre la misma. Se relajo un poco, por lo menos no eran Bylliwig, ya se había cansado de esos bichos.

 

La Selwyn se dirigió al final del invernadero para llevarse aquella planta parecida al lazo del diablo el vampiro volteo y le saco la lengua a Jessie. Sonrió divertido y volvió a posar los ojos en la profesora cuando esta regreso. Siguió sus instrucciones y rápidamente escribió “Hades Ragnarok” en aquel pergamino y se lo coloco en la túnica. Eligio un lugar y observo aquel extraño arbusto que le estaba esperando allí. Se mantuvo expectante ante lo que podría suceder después, jamás se sabía cómo iba a reaccionar una planta, él como experto en pociones sabía perfectamente lo que podría suceder. Logro reconocer el arbusto y suspiro. Escucho la pregunta de la profesora y rápidamente contesto.

 

-Este arbusto es también es conocido como Árbol de las Hienas –dijo de mala gana, mas aun cuando escucho lo que la Selwyn deseaba que hicieran.

 

Negó con la cabeza.

 

-<<No pienso probar esa cosa>> -pensó para sí mismo, pero supuso que debería hacerlo si quería aprobar aquella materia.

 

Espero a que alguien más lo hiciera primero. Cuando la mayoría estaba riendo de manera histérica se resigno y la probó. El efecto de aquellas hojas de Alihotsy no tardo en suceder, en su segundo su cara seria se había vuelto una mueca de risa y había comenzado a reír de manera descontrolada, ahora sabía lo que podría sentir alguna de las victimas de Tick. Cuando Katara le dio el antídoto para aquello se lo bebió en un instante. Poco a poco gracias al glumbumble el efecto fue pasando. Podía sentir como si sus músculos hubieran estado trabajando de más haciendo abdominales mientras la risa se volvía silenciosa y regresaba a la normalidad. Menos mal que era vampiro y no necesitaba respirar como las demás personas.

 

-<<Vaya cosa>> -pensó para sí mismo- <<creo que deberé encargar un arbusto de estos cuando vuelva a trabajar en San Mungo o para colocarlo como adorno en mi mansión>>

 

Luego de que todos recuperaran la compostura siguió escuchando como la profesora les explicaba aquello sobre los fertilizantes y les daba las primeras tareas. Se mordió el labio disfrutando de su propio veneno y se encogió de hombros, no quería hacer tareas, simplemente esperaba que aquello terminara pronto. Si, apenas estaba comenzando la clase y ya quería vacaciones. Anoto lo que Katara deseaba y tomo luego de aquello los lentes protectores para el trabajo de jardinería y el tapabocas.

 

Se acerco a Jessie y sonrió divertido.

 

-De seguro Tick disfrutaría de estas plantas –le dijo sonriéndole de manera malvada sabiendo que la chica entendería aquello- bueno, supongo que nos veremos en la próxima clase o con suerte en San Mungo si es que logran abrirlo.

 

Sin más el vampiro salió de allí sin rumbo fijo, pensando en cómo hacer aquellas tareas.

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-- ¡A-MY-Aaaaaaaaaaaaaaaa!

 

Mi grito resonó en los viveros de la Floristería. Mi hermana mayor debía de estar bien escondida para no oír que la llamaba.

 

-- ¡¡Ven a mirar el Ajenjooooo! ¡Ha crecido enormemente y las hojas están listas para...!

 

Guardé silencio con una enorme sonrisa en la boca. No le iba a decir para lo que quería usar las hojas de Ajenjo, aunque ella ya debía saber el uso que se daba a la Artemisa, como se le conocía en los círculos cultos, en esos de los gustaban hablar en latinajos. Si alguna de mis hermanas sufría de insomnio y/o alucinaciones durante estos cinco días siguientes a la recogida, seguro que me echaba la culpa a mí. No escondí la sonrisa mientras con las tijeritas de cortas las hojas arrán del tronco, iba recogiendo y rellenando uno de los cuencos de barro, el mejor material para contenerlas sin afectar sus propiedades hem... hum... ¿curativas?

 

-- ¿Dónde te has metido, mana? -- grité de nuevo, pero esta vez entrando ya en la trastienda. Había varios sacos de estiércol de dragón apilado junto a la chimenea. Mira que se lo tenía dicho, que no tapara la entrada por si necesitábamos usar la Red Flu hacia la Clínica Santos Mangos. Con nosotras en medio, nunca se sabía donde estaban las urgencias.

 

Me lavé las manos en la pica, con agua fría, la mejor manera de quitarse la tierra y el verdor de las hojas. Algunas plantas dejaban resbalar un pequeño líquido ambarino resinoso que era difícil de eliminar de las uñas. Froté a conciencia y, a parte de la rojez por tanto frotamiento, ambas lucían limpias. Era lo que necesitaba, no me gustaría ir a clase el primer día y llevar las uñas sucias de tierra.

 

-- ¡Amyaaaa, sé que te escondes! Te espero en la clase, que ya empezó. No te olvides de alejar tus carnívoras parlantes fuera del alcance de los cardos borriqueros o encontraremos púas por todas partes. Han salido muy guerreros los últimos que compré.

 

Me quité el mandilón, muy usado y con manchas de tierras oscura que ya no se iba a pesar de los lavados que tenía, y lo colgué del ganchito de la puerta de la trastienda. Me miré al espejo. Algo despeinado. Enderecé el moño que se había ido deshaciendo a medida que pasaba las horas arrodillada en los viveros de la Floristería, plantando nuevas especies y recogiendo las matas que ya había madurado, y lo afirmé con la varita.

 

-- Si ves a Hayame, dile que no llegue tarde a clase o tal vez le obliguen a quedarse a limpiar los deshechos de las picas.

 

A mí no, iba con tiempo para escoger un buen sitio, preferiblemente cerca de las ventanas o de la puerta. Y, efectivamente, conseguí uno de los puestos elegidos cuando llegué a la Academia. La clase parecía agradable, siempre estaba algo nerviosa el primer día, aunque... Hacia tanto tiempo que no recibía clases que no estaba acostumbrada a sentarme en aquellas sillas. Nada más aposentarme decidí que eran espantosamente incómodas. No éramos aprendices, todos los que cursábamos Conocimientos ya éramos magos con ciertos años de experiencia y, si estábamos allá, era para aprender nuevas fases que desconocíamos. O no. Yo, al menos, estaba allá puramente por la burocracia ministerial que había decidido revocar los diplomas anteriores y obligaba a cursar de nuevo estudios que ya teníamos la mayoría.

 

Esperaba que la clase no fuera un muermo. Yo quería recobrar mi papelito firmado por la Dirección de la Universidad en la que se reconocía que tenía ese y otros conocimientos que iba a ir recuperando. Mis conocimientos sobre Herbología eran bastante amplios y que el Ministerio hubiera decidido que se tenían que repetir para que constara de alguna manera, no me había hecho olvidar lo que tenía en la cabeza. Además, la práctica es la mejor compañera de estudios, y con viveros en la Floristería y en las mansiones y unos invernaderos en el Circo, práctica con plantas no era lo que me faltaba.

 

Así que me senté lo mejor que pude y escuché la presentación de la docente.

 

Bueno, no empezaba mal... La Flor Voladora era algo mas grande de las que Amya cultivaba en la Floristería. Se notaba que, como yo, cuidábamos de los especímenes que teníamos a nuestro cuidado. La alejó de nosotros e hizo bien. Estaba segura que mi hermana iba a hacer todo lo posible para buscar un esqueje y plantarla en las suyas, que le habían salido más enanas.

 

-- ¿Un mes? -- murmuré, pensando que la asignatura se iba a hacer eterna si durante tanto tiempo teníamos que dedicarle tanto tiempo. Me encogí levemente de hombros y me senté junto a uno de los lavaderos. El agua para lavarse, cuanto más cerca mejor. Puse mi nombre en la placa y me la puse en el pecho, sobre el mandilón que me puse para no mancharme el chandal de gimnasia con el que había llegado a clase. Aunque, la verdad sea dicha, era tan cómodo y tan informal, tan usado en ciertas partes de las rodillas y codos, que aunque no usara aquel mandil, no habría diferencia si me manchaba.

 

Mancharse...

 

Barro.....

 

Sonreí de forma nada agradable mientras oscuras ideas pasaban por mi cabeza. Eso es lo malo de estar cerca de la familia. No puedes guardar la compostura. Aunque aún era temprano para eso. Miré el arbusto con interés, el que la Profa llamaba Alihotsy. Me acerqué a Xell y le susurré si había dicho Alitosis.

 

-- Pues no creo que sea como esos huevos de dragón que generan aliento a podrido -- murmuré.

 

Eso provocó una gran risa en mi sobrina y le chisté para que bajara la voz. Sólo faltaba que el primer día nos castigaran por montar escándalo. Eso mejor dejarlo para el segundo o el tercero.

 

-- Pues con sólo acercarse ya le hizo efecto a Xell -- dije en voz alta. -- Se está partiendo de risa.

 

Bueno, parecía que había que probarla. Tomé una de las hojas y , muy tikismikis, puse la puntita en la lengua y corté un trozo de lo más chiquito y pequeñito que pude. Lo masqué, casi ni lo encontraba de la muestra tan ridícula que hacía pillado entre los dientes. Era algo amarga. Miré a Xell y no pude evitarlo. Me puse a reír por los esfuerzos que hacía por hacerlo, sus muecas me hacían gracia, así que ahora fui yo la que estallé en risas.

 

-- Esto no vale, me provocas... Y así no sé si me río por tus muecas o me río porque esta planta me haya afectado. Parecemos hienas...

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Me hacía mucha ilusión hacer aquella asignatura con mi madre. Reena había sido la anterior profesora de Herbología y estaba segura que en conocimientos sobre plantas no la ganaba nadie. Era una pena que las formalidades le hicieran repetir, ahora como alumna, lo que una vez había impartido ella. Pero para mí era una suerte. Aprender, lo que se dice aprender... Ya veríamos... Estando la tía Sagis, la tía Amya, la tía Hayame, el primo, mi madre... ¡Casi podríamos llamarle la clase de la familia!

 

Me puse un vestido azul, de tela fuerte y sufrida. Ya había tenido percances en la Floristería de las Tres Hermanas y sabía la necesidad de ir bien protegida para no ensuciarse. Ese vestido había visto muchos inviernos, asi que si algún zumo de mumbletonia o resina de alguna pepita me caía encima, no me iba a emportar. Iba plana y cómoda, pero era mi zapato normal, pues yo era muy alta y no gustaba de llevar tacones.

 

Tardé poquito en llegar al lugar donde se impartían las clases. La profesora me era totalmente desconocida y vestía de negro sobre una blusa lila. Llevaba guantes de dragón y se me ocurrió preguntarle a mi tía Sagis si había traído los suyos, pues tenía siempre dos pares en Accidentes.

 

Pero la tía fue mucho más rápida y entró antes que yo y había escogido sitio cuando yo me senté a su lado. Llevaba en la mano una túnica de trabajo y unos guantes de piel de dragón que me eran demasiado grandes, como si los hubiera usado un gigante y se hubieran dado de sí. Pensé que tal vez Babila pudiera ponérselos.

 

Sonreí.

 

Vi una flor voladora en las manos de la profesora. La conocía y por ello me mostré sorprendida, pues pensaba que sólo mi tía Amya tenía ejemplares en la floristería. Después me di cuenta que no debía de ser un ejemplar exclusivo, que debía de ser más normalito en las tiendas de Herbología. No sabía mucho de plantas, por eso me daban envidias mis tres tías y su negocio de "Floristería Las Tres Hermanas".

 

- Xell Vladimir - dije en voz alta, mientras ponía mi nombre con letra muy pulcra en la plaquita. Era una manera original de conocernos, como si estuviéramos en una fiesta de Instituto para que todos supiéramos el nombre de todos.

 

La clase empezó tan de repente que no supe cuando lo hizo. Saqué mi libretita azul y empecé a tomar notas. "Arbusto llamado Alihotsy... Produce histeria y una gran risa incontenible."

 

Volví a sonreí. La tía se aprovechó para contarme un chiste sobre el olor de boca y reí algo más fuerte. Me reprimí, por respeto a la clase y al resto de los alumnos, pero tuve que hacer muecas porque la risa se me escapaba.

 

- Eso es la Alitosis, tía... ¡Oye...! - espeté, intentando dejar de reír porque la tía me acusaba de reírme. Me puse muy roja, como siempre que alguien me llamaba la atención en público.

 

El chico (miré su pechera y ponía un nombre: Hades Ragnarok) parecía muy seguro de sí mismo y contestaba a la profesora. Le di un codazo a la tía.

 

- Tenías razón. Parecemos hienas porque lo ha dicho ese chico. Y debe de tener razón.

 

¿Cómo sabría tanto de árboles? Y qué serio... Pero después me fijé que le sacaba la lengua a Jesse y me puse a reír, creo que el efecto del arbolito me estaba afectando demasiado porque me dolía el estómago de tanto sujetármelo.

 

- ¿Cómo se para ésto? - le pregunté a la tía. Ella siempre llevaba brebajes encima. ¡Oh, no! ¡No era ella! ¡Era Babila!

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Condenada hermana la suya.

El tremendo chillido que le lanzó desde ¿el otro lado? del negocio, le hizo pegar el brinco,

haciéndole fallar con la plumita de tinta indeleble de Krumito, en el interior del muslo izquierdo.

- Rayos ...

Exclamó bajito. Ya bastante difícil era tratar de transcribirse el primer capítulo introductorio de un viejísimo texto de estudio
de las épocas merlinianas (¿?) sobre herbolaria básica, en lo mas oculto de la piel.

Amya_An siempre había sido mala para esas cosas de los estudios, así que disque se preparaba a su mejor entender, de modo (quizás) nada muy “cristiano”. Con tal de aprobar la materia con la nota suficiente como para que le devolviesen su cartón de certificación de “yo sé, no me multen que no soy mula”, ella era feliz.

Sí, con una floristería y toda la extraña Reforma ministerial encima, era de alucinarse (al menos, ella así se lo creía) que funcionarios visitantes encubiertos le tratasen de pillar sin papeles que la acreditasen como apta para la manipulación de sus bichos floristiles.

Quiso chillarle a la peli-violeta en respuesta pero se le acababa la pierna y ahora debía de trasladarse a la otra ... cosa no muy fácil, ya que la bruja no era contorsionista y aunque podía garabatear algunas palabras media legibles con la zurda, requería la caligrafía mas pulcra posible para poder entenderse durante cualquier momento de apremio en la disque clase.

Tan concentraba se hallaba. Ya le faltaba apenas y un par de párrafos, pero Sagitas ya se había marchado y ni “a” le había podido contestar, solo le había podido retener algo sobre avisar a Haya ¿ó tendría que hacer qué?

- Espe....!

Mas nada. Se levantó del suelo, en el rincón donde se había refugiado todo ese tiempo, dejando caer todo el ruedo de la falda por sobre la ¿ilegalosa? escritura que se había auto-aplicado.

Cerró de prisa el frasquito de tinta de grindylow y sin querer, se manchó parte de la cara al morder la plumilla para arreglarse un poco antes de partir tras la Potter-Blue.

De pie, procurando meterse la blusa por dentro de la pretina de la falda,

maniobró para hacer un post-it dirigido a su vampi-mana.

- Ojalá que lo llegue a leer a tiempo.

«Herbología. Ateneo. ¡APÚRATE! ó Sagitas te poner a palear el estiércol fresco de este mes.»

Se abrochó los puños de las mangas (sí, eran necesarias porque por allí también había hecho de sus anotaciones) y se cerró el cuello para poder ponerse encima el abrigo.

*******************

La clase ya había comenzado ; «Maldita la hora en la que no saqué la Licencia de Aparición ... ahora tendré que endulzar a Sagitas para que me ayude aprobar también esa cosa», pensó mientras se acomodaba en un lugar cerca tanto de su mana como de la loca de su rubia sobrina.

Iba a preguntar por quien dictaría la clase, cuando esta persona apareció (caminando, obvio) desde ... por allí. Así que calló mientras se hacia la loca. Loca para que no le notaran su cierto nerviosismo por toda la colección ¿pictórica? que se había estampado por el cuerpo. Loca por llegar tarde. En fin, loca porque simplemente, ella era algo así ... loca.

Lo primero, el susodicho gafetito (se sentía en el kinder-garden muggle). Trazó líneas muy toscas y angulosas que resultaron en algo así como Amya_An. Se lo pegó sobre el pecho hacia el lado izquierdo.

Volvió un poco la cabeza, de lado a lado y se metió de golpe en la boca un chicloso

(goma de mascar muggle) menta-ultra-fresh, mientras la profa continuaba con su disertación. Todo por culpa de la peli-violeta, a quien clarito le escuchó algo de que le apestaba la boca ... la adleriana no sabía si se refería a ella ó a cualquier otro, pero mejor mascar ahora para que no le eche el dedo nadie después.

- Psssss ... de dónde sacaron ésos?

Procuró indagar por lo bajo a la par que se seguía impartiendo la clase. Le señaló los cositos que se traían (Sagitas y Xell, principalmente) y creo que le señalaron ciertas cajas de por allá.

La bruja entreverada, no se aguantó. Tanto le discutían de que por qué no usaba la magia como lo debería de hacer un mágico ¿común y corriente?, sacó de su bolsillo interior (el del abrigo) su varita y conjuró un par de Accio´s ; uno para la prenda de trabajo y otro para los guantes.

Ni siquiera se molestó en notar de las reacciones que pudieran ser a su alrededor. Ella no recordaba ninguna anotación de prohibición de magia, en específico, la varita, durante el desarrollo de ninguna clase.

Fresca, se midió al menos los guantes. Xell tenía razón. Esos cosos estaban cosidos como para Babila´s.

Entonces, vio con envidia la ¿valentía? de Sagitas ... la de probar con los dientes la cosa.

¡Ah no! la Am, tenía que probar que estaba mas loca que su hermana. Mas loca que su sobrina, así que se metió toda una completita, enterita, en la boca, echando el chicle por debajo de la lengua para no perderlo, claro está.

Apretó vigorosamente con las mandíbulas y en cuanto el juguito del cosito surgió, literalmente escupió para afuera la goma de mascar sabor menta fuerte. Lamentablemente, éste se le fue a pegar en la bella cabellera rubia de la Vladimir sentada por delante.

La risotada se le sobrevino tan fuerte y tan de repente que en cuanto Xell hizo que su tiita Amya_An dirigiera la vista hacia cierto chico también ahí presente, sin querer queriendo, un nuevo estallido de risa casi la mata.

No, no se burlaba del chico pero era inevitable no reírse tras la ingesta y la lectura de un “Bésame, soy vampiro”.

Casi se cae patas arriba. La bruja de cabellos negros es muy cosquilluda hasta mentalmente.

Suerte fue que también se les proporcionase el antídoto, ó tendrían que lanzarle un hechizo aturdidor para callarle el escándalo.

Re-compuesta, se secó las lágrimas y se sobó la panza adolorida de tanta carcajada. Esperaba que Sagitas y Xell hubieran tomado nota ó la adleriana no sabría cuales exactamente eran sus deberes para la siguiente clase.

Recibió también de las gafas protectoras y de las mascarillas aquellas.

- ¿Estarán también cubiertas en el coste de la clase?

Preguntó algo cándida tanto a su hermana como a su sobrina.

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--¡Demonios cornudos, Amya ! ¡¡Cuerpo a tierra!

 

Sí, bueno, tal vez sea una reacción algo exagerada si no conoces a mi hermana. Si ella saca la varita, algo malo pasa, para alguien, casi siempre nunca para ella; ella siempre se libraba de lo que rompía. No la había sentido entrar y ahora no la miraba, preocupada en esquivar la prenda de trabajo y los dos guantes. Uno de ellos estaba emperrado en eludir sus movimientos de cabeza y sacudirle algún que otro zape.

 

-- Esta me la pagarás, Mana Amya -- le dije, al girarme para amenazarle con el puño. Pero es imposible permanecer enfadada con alguien que luce de forma tan tranquila un montón de tinta en la cara. -- ¿Sabes escribir? -- pregunté, con tono extrañado. -- Yo pensé que hacías monigotes como los de tu sobrino Ithilion.

 

Y es que el nombre de la plaquita no se parecía a nada a la dicción de a-m-i-a-a-n como yo acostumbraba a pronunciar. Aunque bien podía estar escrito en chino, o en árabe o ... a saber. Tal vez era yo la que pronunciaba su nombre mal desde un principio.

 

-- ¡No, mana, nnoooo! Mira que Xell no la probó y se está muriendo de risa. ¡Toda entera noooo! ¿Pero qué haces? ¡¡Cuerpo a tierra, nos bombardean!!

 

Sí, por segunda vez me metía bajo el asiento que, aunque incómodo, al menos era mejor que estar sentada en el suelo. Aunque, sí Amya seguía usando su varita o sus chiclets, seguro que sería más seguro. ¿Tendríamos un seguro extra antipeligrosidad en la Universidad? Bueno, al menos teníamos antídoto. Tomé un sorbo de aquella botella, de glumbumble. Me puse seria de repente y no, a mí me gustaba la risa. Disimuladamente, tomé más hojas del Alotosis ese y las puse en el bolsillo.

 

Levanté la mano y la moví, para que la docente se diera cuenta de que quería hacer una pregunta.

 

-- ¡¡Profa, profa!! Y este árbol de la alitosis, ¿de verdad se llama de las hienas? Porque no tiene sentido, pues las hienas no se suben a los árboles, no es tan grande. Si fuera un pájaro... Pero las hienas no son pájaros. Estoy segura que hay pájaros como los loros simplones que se ríen. ¿Por qué no se llama árboles de los pájaros simplones?

 

Sería genial tener un árbol así en la entrada de las mansiones. Seguro que más de una visita malhumorada perdía las ganas de reñir y entraba en la casa contando chistes.

 

-- ¿Soportan bien el frío, pueden estar en exteriores? ¿Hay que trasplantarlas? Y otro pregunta, ¿sólo sirven las hojas masticadas? ¿Se pueden hacer Jarabes para la risa o ponerlas como ingredientes en los pasteles. Seguro que a mi sobrina Reena le gustaría hacer algo de repostería con ellas. Y por otro lado...

 

¿Sólo una pregunta? ¡Por Merlín, me habían dado cuerda!

 

-- El Gumblumbe, ¿de qué país es originario? ¿Resistiría la humedad de Londres? ¿La planta se come como condimento culinario o es que para que haga efecto es mejor pasticar el tronco? ¿Cómo hizo la bebida, hirviendo las hojas o macerándolas?

 

Sí, soy muy inquisitiva pero es que me había encantado la primera planta que nos había enseñado. Si todas eran igual hasta iba a resultar interesante la clase y aprendería algo.

 

 

-- Matt. ¿Qué ha dicho del domingo? ¿Es que hay clases en domingo? Deberían cerrar la universidad en días festivos -- protesté por lo bajo. Miré a Xell, estaba tomando notas de todo. -- ¡Qué aplicada, sobrina! Apunta, para el domingo, una redacción sobre la importancia del estiércol de dragón en el cuidado de las plantas mágicas. ¡Qué guay! ¿Recuerdas cuando en la Huffepuff tocaste un saco de fertilizante de dragón de dragón enfermo y te crecieron las uñas. Fue en la Hufflepuff. ¿Te acuerdas? Fue una historia muy divertida. Creo que contaré eso.

 

Espera, espera, que por hablar con Xell por poco me lo pierdo. ¿Para el jueves traer tarjetitas de algún lugar en el que vendan plantas o todos los lugares?

 

-- ¡¡Amyaaaa!! ¿Traes alguna tarjeta de la Floristería? -- le pregunté, mientras sacaba mi cartera y la vaciaba al lado de la plata de la Alitosis. Tenía unas cuantas fotos de Ithilion, sólo o con Matt, una tarjeta del Bufete de abogados, una de la Clínica y varias entradas gratuitas del Circo, pero ninguna de la floristería. -- ¡Demonios, Amya, no traje! ¿Tú tienes alguna para dársela a la profa?

 

Con tanto grito a mi hermana me perdí, o confundí lo que decía la profesora. ¿Cómo que podíamos irnos y que nos veríamos el jueves? ¿Entonces cómo entregábamos la redacción del domingo? ¿La poníamos en algún buzón de la Universidad o...? Me rasqué la cabeza con una de las ramas del arbolito, seguro que alguna de sus hojas se quedaba sobre mi cabeza.

 

-- ¿Irnos? ¿A dónde? ¿Ya nos echa? Seguro que es por tu culpa, Amya. -- Me crucé de brazos, enfadada. Yo que esperaba hoy pringarme con estiércol... -- Pues a mí me gustaría hablar de la Hammammelis, que se usa mucho como tisana pero también lo usamos las sacerdotisas para apartar las energías negativas. O del guaranà; mordisquear sus semillas quita el hambre. ¿Usted las conoce?

 

No me gustó que nos diera lentes y mascarillas. Negué con la cabeza, pensando en esa enfermedad muggle que obligaba a cubrirse para no contagiarse. Al final sí, sería mejor contratar un seguro para seguir en aquella clase.

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Las preguntas no tardaron en llegar, parecían interesantes, aunque había cosas que descontrolaban un poco. Me acerqué a la alumna que había preguntado lo del Alihotsy.

 

-Me alegra que preguntes, Sagitas. Como dije al principio de la clase, el Alihotsy no es un arbol, sino un arbusto pequeño. Estoy de acuerdo de que pueden haber arbustos enormes, pero como mencione y pueden ver la planta que esta en sus lugares, es pequeño, puede caber en una maceta, aunque dependiendo del cuidado y del lugar en que se plante, puede crecer un poco más.- Comenté.- Comprendó la confusión por el normbre árbol de las hienas. Se le llama así solo porque alguien fue ocurrente y la risa que ocasionaba parecía a la risa de una hiena.

 

Movi la cabeza negativamente, al escuchar que podrían utilizar la planta como reposteria, cosa que nunca había intentado.

 

-Sinceramente nunca lo he usado en repostería, lo considero un poco riesgoso, así que creo que tendré que dejarles que hagas la prueba haciendo un pastel para la próxima clase y comerlo en el receso, que será un poco triste, ya que hablaremos de las enfermedades de las plantas y nos vendría bien y nos cuenta como los hiciste. Supongo que se puede hacer como jarabe, lo cual sabría y se vería mejor que si se pusieran pedazos de la planta.- Expliqué.

 

Camine un poco por el lugar, dandome cuenta del error con el glumbumble, pero todavía era tiempo de hacer la aclaración.

 

-Lo siento, estoy tan acostumbrada a las plantas que me confundí con el glumbumble. No es una planta así que perdonen el error. Es una criatura de tamaño XXX, mismo que se encuentra en el norte de Europa. Es un insecto volador de cuerpo peludo y gris, que produce una melaza que induce a la melancolía. Esta melaza es la que se usa y se puede preparar como jugo. - Expliqué. -Lamentablemente no tengo una criatura de esas aquí, pero con suerte tal vez encontremos una en la práctica. Sobre el domingo, tenemos clases. No sería de esa forma pero al empezar atrasados tenemos que aprovechar al máximo todo el tiempo, ¿no cree? No se le olvide su tarea especial.

 

Los alumnos se estaban preparando para salir de la clase. Al menos empezaban a verse calmados cosa que me alegraba, de lo contrario tendríamos que buscar una clínica.

 

-Gracias por darme oportunidad de explicarles mejor lo del glumbumble.- Mencioné.- Muy buena su pregunta. No los recomiendo tener en casa, pero eso es ya un tema de Criaturas Mágicas.Tomo en cuenta sus sugerencias para hablar de esas plantas.

 

Me olvidaba de la pregunta hecha por otra de las alumnas, sobre el material recibido en ella.

 

-Si, señorita Amya. El costo del material esta incluido en el costo de la clase, asi que no se preocupe. A menos que algo le pase y tenga que comprar algo para reponerlo, eso ya no entraría en los gastos.- Expliqué.

Editado por Lyra Katara Ryddleturn

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En cuanto Sagitas la enteró (sin querer queriendo) que la aplicada de la clase sería la sobrinosa (?), buscó que alargar su pescuezo hacia los apuntes de la rubia por sobre su hombro (el de la Vladimir)

 

Espero que no estuviese aún enfadada con tiita Amya_An ; por pegarle el chicle en los cabellos,

además, era sabor mentita fresca ... aún olía rico y no a tufo adleriano.

 

Lo bueno de ser tia ¿mayor? era poder ser abusica con sus sobrinos menores (!). Literalmente le empujó hacia un lado la cabeza a Xellyta. Felizmente la brujita tenía bonita letra ... y entendible, no como la de ella. Le copió ... bueno, intentó hacerlo, pero ella no estaba hecha para la taquigrafía.

 

Volvió a hacer uso de su varita (sí, para la travesura el palito siempre es bonito de utilizar). Esta vez le apuntó al papel de Xell y se lo duplicó con magia. Antes de que reaccionase, le dio un vigoroso Accio ... y como era el doble de vagosa (la tía adleriana), una vez en sus manos, hechizó su copia para que se modificase a la par de lo que resultara en el original, es decir, la hoja (la de papel, xDDD) de la Vladimir por delante.

 

Libre de tener que hacer anotaciones propias (¡?), se dedicó a prestar atención ... según ella.

 

La que bombardeaba ahora era la peli-violeta. Qué manera de petardear (acribillar?) con preguntas! ni de buey podría escribir toda esa información oral sobre su papel ; «Definitívamente requiero de una vuela-pluma propia», pensó. Aunque lo mas probable fuese que la siguiente clase, se trajera a la lagartija Zanka para que hiciese de su toma nota oficial en el Ateneo, ya que no le alcanzaría el tiempo para irse al Magic Mall y comprarse al menos un par de esos otros.

 

Matt estaba por allí? por dónde se había colado el peli-rojo? ... ojalá le trajera una linda manzana a la maestra por colarse a su clase ya empezada (*ups*, cómo si ella no lo hubiese hecho)

 

- La Hufflepuff?

 

Levantó de pronto la mirada (que la tenía pegada chusmeando las letras que iban apareciendo en su papel desde el papel de Xell)

 

- ... tocaste popó de Dragón enfermo?

 

Se dirigió a Xell e hizo una cara de asquitos ... y no solo porque era de animal malo (=enfermo), xDDD.

 

Pegó un nuevo salto sobre sus pompis.

 

- Qué?!?

 

Preguntó en respuesta a Sagitas. No por enfado sino por haber sido tomada de sorpresa.

 

- Tarjetas, tarjetas ...

 

Se rebuscó por los bolsillos (los cuales no eran muchos en realidad). Se toqueteó media humanidad aunque no hubiera muchos lugares a propósito en dónde haber podido meter nada (?)

 

Se sacó la bota. Seguro que podría traer un par (de tarjetas) allí dentro metido de resguardo (!)

 

Mientras vaciaba (sí, lo hacía) el contenido de su calzado encima de la mesa, ya empezaban las discusiones fraternosas con Sagitas.

 

- A mí ni me mires peli-violeta, que yo hasta me he bañado el lunes para que nadie se queje (?)

 

No obstante no detenía su pesquisa de la condenada tarjeta

(después de bajar su bota al suelo, claro está, y aprovechar de pasadita, que ya iría vacío el coso, para poner allí dentro el especímen mostrado en clase ... ahora resulta que también es media cleptómana, xDDD)

 

Se asustó un poquito cuando la profa se dirigió directamente a ella. Un "Ay, me pescó" se le encendió imaginariamente dentro del seso y por breves angustiosos segundos (eternos cuando se va con la consciencia media sucia) paró toda acción que hacía en paralelo (cómo el de rebuscar el cosito de la floristería)

 

- Ahhhh, entonces voy tranqui ...

 

Pero ni tan ¿tranqui? ... una nueva idea le sobresaltó el seso.

 

- Tendremos Seguro de Estudiante-Ateneo contra Accidentes dentro de la Universidad, ¿no?

 

Se atrevió a interrogar abiéndole los ojos, grandotes como 2 platos soperos.

 

Si sabrían ellos (la family accidentosa) de todos

los posibles accidentosos accidentes que podrían darse en la vida, xDDD.

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Yo quería recorrer la universidad y armada con mis materiales de campo, me dediqué a la exploración. Era inmensa y olia a nuevo. Tenía buena pinta desde luego, pero ya se vería.

 

La gente me miraba al pasar y no tenía muy claro a qué se debía hasta que al pasar cerca de una ventana, me fijé en mi aspecto. Sonreí y luego empecé a reírme a carcajadas. Era el momento de entrar en clase y yo aun estaba a medio camino. Iba a tardar en llegar, si, no podía ir mas rápido, aunque cuando llegué a la clase todavía iba riéndome por lo bajo.

 

-Hola profe, Soy Reena. No llego muy tarde ¿Verdad?

 

Verdaderamente me daba lo mismo el haber llegado tarde, pero al parecer me había perdido toda la gracia de la clase, porque la mayoría estaba ya sentados y curiosamente se estaban riendo. Ya lo estaban haciendo antes de que yo entrara y por eso no le di mas importancia a mi aspecto, pero verdaderamente era para reírse, porque llevaba una túnica entallada, de color verde lima y aspecto resistente; botas de goma, especiales para andar en terrenos húmedos y llenos de barro; una escafandra anti abejas en la cabeza; atado al cuello un pañuelo con el arcoiris pintado; guantes hasta los codos; una regadera colgando del codo y en el otro brazo, llevaba abrazada una maceta de grandes dimensiones.

 

Yo busqué un rinconcito, lejos de la manchada Amya y guiñándole un ojo a mi hija, que parecía estar muy a gusto en su silla, me dispuse a tomar asiento, pero antes empecé a posar y quitarme cosas. La escafandra no llegué a quitármela, en los invernaderos era fácil que se colase un enjambre de cualquier tipo de bichos zumbones, no tenía intención de que me atacasen en un lugar cerrado y por ello me bajé un poco mas el cuello de la escafandra.

 

El resto de la clase la escuché sin muchas ganas, sentía la mirada de la profesora como si me estuviera exigiendo que probase la planta tal y como el resto de compañeros habían hecho, aunque en verdad siguiera dando la clase como si nada. Me daba lo mismo, no tenía intención de experimentar eso.

 

Anoté los datos para el trabajo y me volví hacia mi tía y toooodas sus preguntas, poniendo los ojos en blanco, aunque esperando las respuestas. Me fijé en que todos llevaban el nombre el la túnica y mientras Katara respondía a Sagitas garabateé mi nombre y me lo coloqué. Luego sonreí.

 

-Profeeee si traigo el pastel hecho con eso ¿me subirá la nota?

 

Toda sonriente yo y pestañeando esperaba que me dijera que si, no quería perderme la oportunidad de analizar los resultados en la clase. Hasta me senté en el borde de la silla esperando saber si podía o no tomar el relevo de mi tía, ya que, si lo hacía ella, lo mas probable era que terminásemos todos en san mungo, en el mejor de los casos.

 

 

Sacerdotisa·Madre·Compañera


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Ay por el mojo rojo tuerto!

(?)

 

Zapéen a la rubia y su peli-roja madre se aparece de la nada ... escafandrada?

 

«Ey! no es la que Xell no devolvió a mi armario en el Ex-Reversiones, ¿no?»

 

Pensó, y lo mas probable era que No lo era, pero igual valía el chiste.

 

La bruja volvió casi medio cuerpo hacia el lugar en donde Reena había acomodado las posaderas escafandradas ... al decir verdad, se veía bonito el traje. A la adleriana también le gustaban esos cositos.

 

Se sonrió y le saludó con los deditos bailarines de la mano.

 

Se volvió ella también hacia la profa (de nuevo)

 

- Eh? se vale sobornar culinariamente?

 

Ni espero que le aclarasen la duda. Empezó a maquinar mentalmente ; «Unos cup-cakes de hinojitos, ó quizás, bombones rellenos de concentrado de eleuterococo, uhmmmm ...»

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