Museo Night (MM B: 105846)

[Leslie Ashryver PB]

La Delacour suspiro con cansancio al ver su oficina vacía, le dolía con el alma dejar la sociedad del museo pero tenía bastante trabajo con el Ministerio y sus demás negocios sin mencionar que no tenía idea si llegaría con vida al final del embarazo.

 

Había vuelto a discutir con Alec de los lugares que se haría cargo mientras estaba en gestación y por supuesto su hijo había dado los argumentos suficientes para no pisar el museo. No era que le molestará pero ya con el hotel, la pista de patinaje y el negocio de bromas era suficientes para el vampiro cómo el patriarcado y San Mungo.

 

Uno de los elfos del museo apareció en su ex oficina muy contento, Alessandra lo miró divertida preguntándose que le pasaba a la criatura.

 

-La amita Luna ha vuelto y la busca- anuncio el elfo -me ha dicho que le diga que esta en el café- una vez entregado el mensaje desapareció

 

Alessandra congelada dejó sus cosas sobre el escritorio y cómo alma que lleva al diablo fue a la cafetería. La melena roja de su hija captó su atención cómo el niño en el carrito qué estaba a su lado, <<ya nació>> se dijo con una punzada de dolor en su pecho. Su nieto había nacido y ella no estuvo para recibirlo.

 

-Luna, hija- corrió a los brazos de la Gryffindor -Oh cariño que alegría- la llenó de besos para separarse de ella y mirar al pequeño.

 

-Porque no me avisaste qué estabas por tenerlo, sabes lo preocupada que estaba por ambos- la embarazada se sentó con un gran dolor en el vientre para tomar al niño qué estaba en el carrito -Hola, soy tu abuelita- tomó una de sus manitos con uno de sus dedos el cuál él apretó -¿cómo se llama?-

 

@@Luna21

[Luna21]

El elfo que me había atendido vino enseguida con un tazón y me lo sirvió dejándolo encima de la mesa, del carro de Elán saqué un biberón y se lo deje en sus pequeñas manecitas, de un momento a otro se oyó un ruido de unos zapatos bajando a toda prisa por las escaleras, esa debía de ser Alessa imaginaba, llevaba mucho tiempo sin verla y justo cuando apareció por la puerta del café paralizada,

 

En seguida se abalanzó a mis brazos, a lo que yo respondí abrazándola también, poder ver a mi madre después de tanto tiempo era agradable, pues desde hace varios meses no había tenido ningún contacto con ella. -Mamá, te veo bien- La saludó fríamente pues después de tanto tiempo no se lo iba a poner tan fácil, me dejó a un lado y comenzó a mirar al niño con una mirada bastante triste pues se había perdido el nacimiento de su nieto y los primeros meses.

 

Levanté mis ojos en modo de reprimenda hacia la mujer,- Bueno después de todo tras el viaje vos tampoco te preocupaste por él, ya se ve que lo tengo que cuidar yo sola y así ha sido los últimos meses.- Agaché la cabeza y tome un poco del tazón que me habían traído.- Se llama Elán.- Asentí, Elán le dedicaba una sonrisa y alguna carcajada cuando Alessa le hablaba, era muy lindo verlos a los dos, abuela y nieto juntos ambos parecían llevarse bastante bien, pues Elán con sus mejillas sonrojadas no era muy sociable y siempre se escondía cuando algún extraño se le acercaba.

 

-Pero déjate ya de tu nieto, tendrás tiempo de estar con él, te he llamado por la situación del museo, como te atreves a dejar a Andrew a cargo del museo, estás loca, después de todo lo que hemos tenido que pasar para que no nos cerrasen el museo por su culpa.- El tono de enfadada volvía a mi ser, todo aquello me calentaba muchísimo y sobretodo viniendo de mi madre.

 

Agarraba al bebe en mis brazos dejando el carrito a un lado, para tenerlo más cerca de mi al empezar la conversación mi madre, le posaba un suave beso en la frente haciendo que aquello me relajaba o si no aquello no iba a terminar nada más.

 

@

[Patri Gryffindor L]

http://i.imgur.com/pD5kDDS.gif

 

 

Ilusionada, me movía como una niña pequeña por aquel local. ¿Los Dinosaurios eran reales? Al menos eso parecía en aquel Museo tan abrumador. Esos animales se movían por todas partes aunque, como era de esperar, estaban perfectamente aislados. Mi fascinación por las criaturas se podía apreciar en mis ojos cuyas pupilas dilatadas por la emoción, miraban asombradas a cada uno de los rincones. También se podía ver en mi boca, desencajada completamente y casi a la altura del piso. ¿Sería posible que pudiera tener contacto con esos maravillosos fósiles vivientes? Tendría que preguntarle a mi hermana Kytta más tarde o, a alguna de las otras propietarias.

 

- Patri... ve a lo que vienes... - me dijo la voz responsable de mi mente. - Oh.. oh... - Parpadeé para volver en mí, en esa empleada formal del Ministerio que muy pocas veces sacaba a relucir. Así pues, y puesto que no veía a ninguna de las propietarias por ahí cerca, me dirigí al mostrador que se encontraba en el centro del hall.

 

- Buenos días, mi nombre es Patricia Gryffindor Lockhart y estaba buscando a alguien que pudiera atenderme. Vengo de parte del Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas para anunciar la campaña que estamos llevando a cabo. Trata sobre el registro de las mascotas adquiridas en el Magic Mall y también de todas aquellas criaturas muggles que consten en ficha. - Dicho esto, hice aparecer un cartel con mi varita donde se podían leer todos los detalles de la campaña.

 

 

http://i.imgur.com/oq2eMXb.png

Después de mostrarles el cartel a los empleados, me quedé por allí a la espera de que alguna de las propietarias me atendiera y, así poder comunicarles todos los datos sobre la campaña.

 

.........................................

Off Rol: Para todos los que quieran formar parte de la campaña, únicamente deberán registrar a sus criaturas en ventanilla y pasarse más tarde por el topic *Gran Campaña de Registro de Animales y Prevención de Plagas* para obtener las credenciales de las susodichas. Los esperamos

Editado 4 de Diciembre del 2016 por Patri Gryffindor L

[Kaiser Lord Pilu]

Hasta ahora la visita al callejón venía siendo extramadamente beneficiosa, sin duda había logrado obtener la información que necesitaba, así que ahora solo seguía recorriendo las calles del lugar por mera satisfacción y curiosidad personal, después de todo hacía mucho tiempo que no visitaba Britania, pero ahora era el momento más oportuno para conocer a fondo mi lugar de nacimiento, era el momento de recuperar lo que me pertenecía por derecho, era la hora de reclamar mi herencia mágica.

 

Mis ojos recorrían cada detalle de todos los negocios que se cruzaban por el camino, uno nunca sabía cuando alguno de ellos podría ser de utilidad, ahora o en un futuro cercano, hasta que el camino me llevó hacia un negocio que se encontraba justo en una asquina y que al ir acercándome lograba atraer más y más mi atención. La entrada se encontraba precedida por unas escaleras de piedra y la construcción parecía ser de un estilo renacentista pero imponente.

 

Luego de subir los peldaños y entrar a la propiedad me encontré inmerzo y rodeado por un bosque.... un padro donde se podían obsevar animales de todo tipo en las cercanías, pero a pesar de que me gustaban las criaturas mágicas, no había decidido entrar al negocio por tal motivo. Ya había escuchado de esta propiedad, que también albergaba otros objetos maravillozos además de animales fantásticos. Caminé por el gran hall de entrada mientras se escuchaban ruidos, gritos y alaridos que venían del piso superior.

 

-Entonces es cierto... en este museo parece que los animales y la historia cobran vida.... será muy divertido investigarlo a fondo... pero para eso necesito la compañía adecuada.- musité al aire mientras me acercaba la mostrador central que parecía ser atendido por un encargado y por varios elfos que merodeaban en la cercanía.

 

-Buenas Noches..... ¿Linda noche verdad?... sería posible pedirle un tour guiado y personalizado... no se si ud. es la persona indicada para la tarea, pero realmente me gustaría mucho recorrer el lugar en su totalidad...... si no existe esa clase de servicio me gustaría poder hacerlo de forma individual y no grupalmente por favor.- Le sonreí al encargado y me quedé apoyado en el mostrador esperando su respuesta.

 

 

 

@

[Anne Gaunt M.]

Se reabre el negocio a petición de la propietaria.

[Maida Black Yaxley]

Si, bueno, una galería de exposición no era precisamente lo que uno tomaría como un lugar para pedir disculpas, pero había algo que aceptar y eso era que Maida no era la más creativa de las brujas. Ahí estaba ella, nerviosa, sin saber que hacer o qué decir. Si su mensaje era bien recibido y sus disculpas también, Eobard pronto estaría frente a ella, y seguramente le quitaría el habla. Jamás había sentido tanta vergüenza junta en todo su tiempo en Ottery. El primer día que se habían conocido, ella se había comportado demasiado "familiarizada" con él, y cuando se dio cuenta, su mejor solución fue... ¿huir? Si, para qué negarlo. Eso había hecho dejándolo solo en el Parque de las Lamentaciones, cual Cenicienta en medio de las doce campanadas.

 

Días después había decidido rectificar. Dejar de comportarse como una chiquilla nerviosa (aunque realmente aún lo fuera), y enviar un mensaje con una disculpa. Pero sólo un par de semanas más tarde, había adquirido el valor para escribirle esas escuetas líneas, y citarlo ahí, en una sala de exposición de arte. Sólo esperaba no haberlo ofendido demasiado y que sí se presentara.

 

Así que se puso una alegre túnica verde-azul, y trenzó su cabello al lado izquierdo de su rostro. Misma trenza que ahora acariciaba nerviosa en el Hall del lugar.

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

-Buen trabajo, Horace. Llamaré si necesito algo.

 

Me sostengo el estómago con ambas manos al tiempo que el servicial elfo doméstico me dedica una leve reverencia antes de desaparecer. La Aparición Conjunta me causa estragos de vez en cuando, por lo que me alegro haber tenido un desayuno ligero. Pero, con mi licencia para aparecerme aún en trámite, lo más prudente era hacer uso de las habilidades de mi buen amigo.

 

-Huh, extraño lugar. Pero me agrada. -le doy una mirada rápida al Museo Night antes de disponerme a caminar hacia la puerta principal. Siguiendo parcialmente mi lema de Formalidad ante todo, o parte de, había decidido portar un pantalón de vestir de tono gris Oxford, además de una camisa azul cielo. Para rematar, una túnica verde botella, que me parecía un tanto extravagante. Pero no tanto como los animales que coronaban el recorrido principal.

 

La disculpa, tanto como la citación, habían resultado un tanto inesperadas. Después de su inexplicable partida aquella tarde en el Parque de las Lamentaciones, no había vuelto a saber de Maida, llevándome a pensar que al no resulté ser el acompañante ideal, probablemente por los enigmas que encerraba bajo mi recatada personalidad. Y eso era algo que podía comprender si era el caso, ya que en mi afán por ser cauto quizá tendía a cerrarme un poco ante los demás. Con todo, una exposición de arte era un lugar curioso para ver a alguien. No porque me pareciera aburrido, sino por las posibilidades de que alguien realmente sugiriera tal lugar para encontrarse.

 

-Nada mal... -admito, levantando la mirada para poder observar el Hall una vez que me encuentro dentro del edificio. Una estructura abovedada, más común en mansiones o pequeños recintos espirituales, como aquellos que los muggles solían frecuentar. Un módulo de información en el centro, clásico. Y, lo más impactante, criaturas pertenecientes a épocas más contemporáneas, antes y después del auge del ser humano, e incluso representativas de cada continente. Aquella vista me hace recordar al Museo Americano de Historia Natural en Nueva York.

 

En eso, logro divisar una figura que me hace suspender mi análisis del medio. El cabello trenzado y la túnica colorida la delatan, además del hecho de que parece ser la única persona que espera a alguien más. Al menos desde mi punto de vista. Decido desplazarme hacia su posición, calmo, con las manos entrelazadas sobre la espalda.

 

-¡Señorita Yaxley! -saludo, haciendo una ligera inclinación de cabeza. -Peculiar lugar para una reunión. ¿Cómo se encuentra?

 

@

[Ginny Rambaldi Weasley]

Después de su regreso a Londres, de establecerse en su casa tranquilamente y de ver que sus mellizos se encontraban en excelentes condiciones después de tantos viajes, la Rambaldi decidió dar una vuelta por el callejón Diagon. algo en su interior le recordó que uno de sus conocidos de la Orden le había hablado de cierto museo, el cual según dijo, era muy interesante. Le mandó una carta mediante lechuza a @@Vladimir Karkarov e que deseaba conocer aquel sitio con él, pues esperaba que le contara más al respecto del sitio. Además sería una gran oportunidad para conocerlo mejor. En cuanto a su ropa, decidió usar un vestido con motivos amarillos y blancos, zapatos bajos y colocó su largo cabello negro en una coleta alta. Guardó su varita en su bolsa al igual que algunas galletas que había horneado para su amigo. Dio indicaciones a su elfina Dorea para que alimentara a los niños a la hora de siempre y esperaba que ellos no hicieran travesuras en la Mansion Weasley.

La chica caminó distraídamente y pronto encontró el lugar en una de las esquinas del callejón y entró. Emocionada como estaba se detuvo a apreciar el gran Hall, vio el mostrador al centro y siguió apreciando todo a su alrededor. Parecía un lugar hermoso y se decidió a explorarlo, no sin antes pagar la cuota correspondiente.

-Espero no tarde mucho-murmuró la chica mientras veía a su alrededor.

[Maida Black Yaxley]

La última vez que ella había pisado un lugar así, se atrevió a visitar los lugares ocultos acompañada por un vampiro que le mostró una pintura en dónde se podían ver personas que él mismo había asesinado. Curiosamente, llevaba una relación bastante amical con semejante criatura. Sonrió recordándolo. Los segundos pasaban y a medida que ellos se iban en el infinito, ella no dejaba de preguntarse si Eobard sería capaz de dejarla plantada. Había escucho acerca de su nuevo ingreso a la fila de los aspirantes oscuros y se alegraba de aquello. Era una gran adición a las filas mortífagas, siempre y cuando mostrara el perfil adecuado.

 

Justamente fue su voz la que la sacó de su ensimismamiento y le devolvieron los nervios al lugar correspondiente. Se giró a verlo sobre sus talones y estiró la mano para estrechar la del señor Thawne.

 

— Señor Thawne —respondió a su saludó, le sonrió—, es cierto, un lugar peculiar, para personas peculiares como nosotros, ¿no cree usted?

 

En realidad, se refería a la demostración supernatural de su rapidez, ella jamás había mencionado su verdadera naturaleza y por más que confiara en el americano, era poco probable que se lo dijese tan pronto. Soltó los dedos de su compañero de día, y le invitó a caminar de su lado a través del recinto. Claro que no estaba interesada en el arte en particular, pero la escasez de personas le daban un aura sutil a la conversación.

 

— La verdad, he tenido días mejores, tengo que confesarlo —comenzó—. No soy buena ofreciendo disculpas, Eboard, y la verdad, me comporté de manera muy reprochable con usted la anterior tarde, irme sin mayores explicaciones ha sido una rudeza imperdonable de mi parte. Espero realmente poderlo compensar de alguna manera en el futuro.

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

La señorita parece llevar ya un rato esperando, por lo que considero mi sentido de puntualidad un tanto oxidado, a pesar de detestar el poco compromiso que a veces expresan las personas. No obstante, su recibimiento es casual, sin ápice de molestia debido a mi aparente demora. Miro de reojo el reloj de pulsera que solía usar desde mi llegada al país. Se había detenido sin que me percatara de ello.

 

-Considero que nuestro encuentro es un poco más...calmo que el inicial. -correspondo, estrechando la mano de la joven con seguridad, pero sin presionar la mano de Maida innecesariamente, pues eso daría pie a malos entendidos relacionados con mi humor actual. -Al menos podemos concluir que ninguno de los dos tropezó en esta ocasión.

 

Una ligera sonrisa es trazada sobre mis labios, un tanto burlona. Esto debido al recuerdo de el pequeño percance que nos llevó a conocernos, y aunque había decidido ser cauteloso con mis palabras hacia la persona que se encontraba en compañía mía, fue quién me ayudó a regularizar la naturaleza de mi estadía en Reino Unido. Naturalmente, estaba agradecido con ella. Ante el ofrecimiento de dar inicio a nuestro recorrido, le sigo, quitándome la túnica y doblándola bajo el brazo derecho. Mi intento de atuendo muggle resulta un tanto curioso para algunos de los visitantes, pero no parece molestarme en lo absoluto.

 

-Su partida fue inesperada, sí. Pero, una vez que me puse a pensar en ello... -comento tras escuchar sus palabras de disculpa. -Está un tanto justificada, ya que en estos tiempos pueden surgir eventos que requieren de total atención nuestra. Hasta la más trivial de las actividades puede ser de cuidado si no se le da el trato debido.

 

Nos detenemos frente al cuadro de lo que parece ser el predecesor directo de los pescadores mágicos. La pintura muestra a un anciano enarbolando lo que parecía ser su varita junto con un aditamento que la hacía lucir más extensa, cual director de orquesta muggle. A su izquierda, sobre el pequeño río, al menos una docena de peces levitaba, como si unas manos invisibles los sostuvieran de las aletas traseras.

 

-No tiene que disculparse, ha hecho suficiente por mí. -concluyo, negando con la cabeza mientras dirijo la mirada hacia mi acompañante. -Más bien, creo que yo soy quién debería ofrecer disculpas por ser en extremo...aburrido. -suelto una ligera risa para aliviar la tensión.

 

@

Editado 31 de Julio del 2017 por Eobard Thawne