Museo Night (MM B: 105846)

[Darla G Dumbledore]

Por salir de House of Books hacia el museo.

 

La Potter Black se estaba dando la segunda ducha del día, ésta era un poco más rápida que la anterior, más que nada para relajarse un poco luego de una jornada en el banco que los había dejado extenuados. A ambos les encantaba cuando les tocaba atender los pedidos de la misma ventanilla, se complementaban perfectamente, y así había sido este mes, pero la realidad es que con los nuevos productos del Magic Mall los habitantes de Ottery parecían haber enloquecido.

 

Darla salió de la ducha envuelta en el toallón y al llegar a su cuarto miró el reloj de su mesa de noche, ufff, no había demorado tanto por suerte, pero era mejor apurarse, no quería tener a su novio esperando, por más que fuese en su propio local. Dejó caer la toalla y se apresuró a vestirse, cómoda, par poder asistir al museo, esta vez no irían tan lejos como con la clase de Sagitas, bueno, lejos, lejos no habían ido, pero en esta oportunidad no irían fuera del Calllejón, ya que en el mismo había un museo.

 

Mientras colgaba su cartera en bandolera Darla bajó presurosa las escaleras desde el segundo piso a la planta baja, saludando a sus elfos, Leto y Lualú a la pasada en el primer piso, lo que la asombró un poco, ya que no estaba Dash pegado a Lualú, seguramente estaría con su prometido en la planta baja.

 

--Ya estoy lista --comunicó a su novio mientras llegaba hasta donde estaba él esperándola --¿vamos? --dijo tendiendo su mano hacia Seba, aún dudando en qué abrigo llevar ya que no era un día tan frío como era de esperar.

 

@@Seba Granger

[justo]

Tras conmemorar uno de los dias mas felices de mi vida nos quedamos un rato silenciosos. es curioso, esa fue la primera vez que contraia matrimonio, porque la primera vez que fui padre, en toda mi vida, no estaba casado ni llegue ha hacerlo. Por supuesto inivtamos a todos los amigos de Hogwarts, incluso a amigos de los amigos que luego serian amigos nuestros, un lio mayusculo como podriais ver.

 

Lo bueno es que despues de unirnos en matrimonio empezo el autentico lio, yo recibi abtrazos, besos apretones de manos y hasta cogotazos que me dio George Weasley. las chicas fueron axfisiadas por multitud de mujeres que parloteaban a su alrededor. Yo tenia que atender a amigos, conocidos y vaya usted a saber quien porque algunos de ellos no tenia ni repajolera idea.

 

Cosas de las bodas de magos, son de verdad agotadoras, eso si, son muy gratificantes. Aunque lo mejor vino en la boda que tuvo Scorpius donde fui como invitado y acabe casandolos, pero de eso ya hablare otro dia.

[Josh Cameron]

La pareja de magos compartía impresiones, pensamientos y confidencias a cada pintura que visitaban, con cada uno de los pasos que daban por los largos corredizos cargados de arte. Los susurros, las bocas abiertas, las risas coquetas se intercalaban en aquel momento, y todo esto sin que sus manos se separaran ni un solo momento.

 

Sol le había confesado lo mucho que había pensado en él durante estos años cada vez que había visitado un museo. Ahora que estaban juntos de nuevo, se había propuesto hacer honor a esa silenciosa promesa entre los dos y visitar cada una de las galerías de arte más importantes del mundo. Juntos, siempre juntos. Nada los volvería a separar. Eso lo juraba el irlandés por su vida.

 

De pronto, Josh sintió un tirón de su compañera, que había quedado embelesada con uno de los óleos que colgaban de las pulcras paredes.

 

—Interesante elección —musitó el irlandés, más para sí mismo, sin pretender ser escuchado por nadie más.

 

—Dalí… 'La persistencia de la memoria'… —murmuró la bella mujer. —¿Puedes imaginar qué pasaba por su cabeza cuando pintó eso? Me gustaría saberlo.

 

Miró y miró el lienzo, de arriba a abajo, de lado a lado, diagonal en diagonal. Era extraño, cuanto menos. Los relojes derretidos. Esa figura echada en el suelo desértico con un reloj derretido encima, que le parecía una mujer mutilada o un caballo muerto. El paisaje tan solitario. Aquel árbol sin hojas… Sin duda alguna, el estilo de Dalí era del gusto de Cameron. Como le había dicho antes a su amada Tormenta, se trataba de un discípulo muy tardío de El Bosco. Y valga Merlín que él amaba lo complicado del pensamiento de aquel movimiento surrealista.

 

—Me aventuro a decir que Salvador Dalí quiso reflejar la caducidad de las cosas. Fíjate en esa amalgama de carne rosa que no sabes qué es. Parece un cadáver en descomposición. Tal vez de una mujer o tal vez de un caballo. Sea como sea, está claro que algunos miembros han sido carcomidos por el tiempo, que justo se derrite sobre su cuerpo —dijo Josh, señalando con sus dedos a centímetros del cuerpo mientras realizaba su hipótesis. —Los otros relojes, igualmente derretidos. El paisaje, desértico. Y, apenas, el mar de fondo. Una alegoría de la muerte en sí. Del transcurrir del tiempo. De la vida en sí.

 

Se giró sobre sí mismo para poder contemplar sus ojos. Estaba seguro de que no iba a asustarla con tal visión. Eran demasiados años y ambos se habían criado en un ambiente sin prejuicios artísticos y con la mente suficientemente abierta como para hablar de estos temas. El chico esperó el juicio de su acompañante en aquella tarde de arte y disfrute.

[Sol Lestrange Black]

Nos detuvimos frente a aquel complicado cuadro, Dalí siempre me había parecido algo difícil de entender aun en mis momentos depresivos me parecía bastante perturbador, pero por eso mismo era uno de mis favoritos de todos los tiempos, lo escuche atentamente mientras respondía mi pregunta interpretando la imagen que ambos mirábamos fijamente.

 

--El tiempo y la inevitable muerte…-- repetí haciendo un resumen de sus palabras, la muerte, no era precisamente mi tema favorito, y menos aún en los últimos tiempos, por lo que cuando me miro a los ojos solo atiné a guiñarle un ojo y seguir nuestro camino por aquellos pasillos llenos de imágenes y colores.

 

 

Avanzamos nuevamente dejando de lado algunas de las obras que no eran relevantes o al menos no nos lo parecían, éramos afines en muchos aspectos desde siempre , nuestro gusto por el arte y la cultura era algo que jamás había vuelto a encontrar en nadie, por lo que ahora que había vuelto me había propuesto disfrutar de cada una de aquellas visitas y charlas.

 

 

--Velázquez…-- dije cuando giramos encontrando algunas de sus obras, aquella época era una de mis favoritas, me detuve frente a aquel gran cuadro que representaba una de mis escenas favoritas—Las meninas…-- murmuré nuevamente contemplando la maravilla de cada detalle, el peculiar estilo –Es una de mis favoritas…-- dije sonriendo emocionada.—Me gustaría haber vivido en aquella época ¿sabes?—comenté convencida de mis palabras – La ropa, la opulencia, los palacios… aunque bueno ahora solo vestimos diferente verdad…-- admití soltando una suave risa.

 

 

--¿Te conté que cuando estuve en Francia tomé un curso de historia del arte?—me miró sonriendo sabía que aquella declaración le gustaría—lo que si sabes es que me encanta toda representación artística, arquitectura, pintura, literatura, mi padre jamás pudo quitarme esa “mala costumbre” como siempre la llamaba.

 

 

Josh pasó su brazo por mis hombros nos conocíamos lo suficiente para que estuviera enterado de mi tormentoso pasado cortesía de Lord Alexandre Lestrange, suspire y recargue la cabeza en su brazo, era mucho más alto que yo así que aun en aquellos altos zapatos de tacón tenía que levantar la cabeza para poder mirar sus ojos oscuros.

 

 

--Necesitamos planear ese viaje Cameron, antes de que vuelvas a abandonarme por otros 10 años…--¿Te parece si vamos a tomar un té y seguimos el recorrido más tarde? Hace algo de frío…--Admití poniéndome de puntillas para besar su mejilla. –Me hiciste mucha falta …--pase mi brazo por su cintura, mientras caminábamos hacia la cafetería.

 

 

En el primer piso estaba aquella cafetería de estilo bohemio, con pequeñas mesas, dispuestas en torno a una sala redonda con paredes de cristal con vista a un hermoso y jardín. Nos dispusimos a tomar una de las mesas junto a la ventana, el invierno aún estaba presente en una fina capa de nieve que cubría el césped y las copas de los arboles cercanos.

 

 

Un pequeño elfo se acercó a nosotros con un par de cartas, que nos entrego tras una reverencia prolongada, le sonreí y se marchó dejándonos para pensar en nuestro pedido. Contemplamos la carta unos minutos en silencio, era increíble como aun en aquellos silencios me sentía tan cómoda y acompañada.

 

 

--Tengo antojo de algo dulce…-- dije mirándolo con una pícara sonrisa que de inmediato me devolvió--pero mientras pediré un té de manzana y canela y un strudel…--dije mordiéndome el labio divertida.

[justo]

Y ahora voy a contar lo que paso en la boda de Rose y Scorpius, fui como invitado pero en realidad, sin que ellos lo supieran, yo era el oficiante. Y esto es, mas o menos, lo que paso.

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- ¡SONORUS! Señoras y Caballeros, hoy estamos aqui ante una pareja que ha decidido unir sus vidas para siempre, asi que acortare mi discurso no sea que se arrepientan.

Un coro de carcajadas arropo el humoristico comentario y el orador prosiguio...

- Bien, sin mas preambulos, veamos que dicen los contrayentes tu primera Rose

- Scorp, me caso contigo no solo por amarte sino tambien con el convencimiento de que no habria vida para mi si tu no estuvieras a mi lado.

- Rose, el dia que yo te conoci salio el Sol con mas fuerza y el mundo que me rodeaba fue un lugar mas dichoso para vivir. Nunca conocere a nadie mejor que tu y te amare siempre.

- Y ahora los anillos ---añadio el oficiante--- ¿donde estan?

Eso era la bueno, nadie lo sabia. Por fin, y tras una busqueda absurdase descubrio que los tenian los mellizos de Neville, eran unos bonitos aros para jugar.

- Con este anillo yo Scorp, te convierto en mi esposa.

- Con este anillo yo Rose, te convierto en mi esposo.

- Y ahora, por el poder que me ha conferido el Ministerio hago ver que si alguien se opone que lo diga ahora ---mi ro expectante al publico--- ¿nadie? ¿es posible? bueno, pues yo os declaro marido y mujer y ¡buena suerte!

[Dennis Delacour]

La mañana era gris como tantas otras bajo el cielo Londinense, hasta las propias nubes parecían sentir lo que la Delacour llevaba por dentro, hoy era uno de esos días en los cuales más que nunca extrañaba lo que se había perdido y se había esfumado de sus manos sin siquiera poder evitarlo. Seguía perteneciendo a la Orden del Fénix, de eso no había duda alguna pero por el momento debía manejarlo con mucho más cuidado que antes debido a que las fuerzas oscuras estaban tratando de levantarse nuevamente y al no estar presentes sus lideres no dudarían en atacar. Por eso nadie decía ni comentaba nada más allá de lo que ya se sabía. Todos los terrenos e instalaciones habían desaparecido y sus lideres se habían tenido que alejar para buscar una solución.

 

Por ahora no quedaba más que apoyarse entre los miembros de la Orden en cuanto fuera necesario y continuar su vida brindando ayuda a quien lo necesitara mientras volvían a resurgir de las cenizas como siempre lo habían podido hacer. Las calles del callejón Diagon se veían desoladas tal vez por la hora y los indicios de lluvia no ayudaban. Cuando las gotas empezaron a golpear el rostro de la rubia ni siquiera intento correr o aparecerse para evitar que la lluvia la empapara, al contrario sentía aquello como una liberación, como si su alma estuviera siendo lavada de tristeza y renovándose de nueva energía.

 

Camino a paso lento escuchando como la lluvia golpeaba techos, cristales y el suelo y no apuro para nada el paso en ningún momento, estaba disfrutando totalmente esos minutos a solas con su alma bajo aquella danza de gotas de agua mientras se dirigía al museo con el fin de distraer un poco su mente de tantas cosas que la invadían esos días.

[justo]

Y como la boda fue bastante sonada os dejo una descripcion de lo que escribio Scorpius en sus memorias, de verdad que no tiene desperdicio.

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Y asi comenzo nuestro matrimonio. Y empezo lo bueno. En el acto nos rodearon decenas de personas que nos besuquearon freneticamente mientras yo estrechaba manos como un poseso. Muchos se iban presentando a la vez pero pronto no sabia si estaba ante un pariente, un amigo, un compañero o vaya usted a saber.

Creo que si hubieramos tenido que ir a cambiarnos el traje por algo mas ligero, y manejable, seguiriamos rodeados por aquella multitud delirante que nos apretujaba y axfisiaba. Pero ¿cuantos parientes tenia Rose? Aun hoy es una pregunta que me hago sin encontrar la respuesta.

En fin, que volvimos mas relajados y tranquilos hacia la gran carpa donde nos esperaba el convite y nada mas pasar......¡FLASHHHH! Fue como si acabara de salir el sol y eso que ya habia anochecido, una enorme cantidad de camaras lanzando fogonazos una y otra vez, en un ricon estaban las camaras de la TV de los magos con unos sonrientes Seamus y Lavender que informaban a los espectadores de todos y cada uno de los invitados que nos rodeaban ¡faltaria mas!

Y es que resulta que el astuto Lee habia vendido la exclusiva a "Corazon de Bruja" a condicion de que fueran Seamus y Lavender los encargados de retrasmitirlo y asi, como ya trabajaban en la cadena, todo quedaba en casa.

En resumen, que a trompicones llegamos a nuestra mesa que presidia el convite mientras a duras penas farfullabamos algunas palabras que, a la prensa debio parecer nerviosismo, pero que en realidad eran intentos de meter baza. Con nosotros estaban nuestros repectivos padres, mis abuelos, nuestros padrinos y madrinas, mi cuñado y su novia y el oficiante de la ceremonia que, como muchos ya habran adivinado, no era otro que el inefable Manuel que se habia colado, nadie sabia como, en ese puesto.

El banquete estaba aderezadocon los mas sabrosos manjares y una buena provision de las mas variadas bebidas alcoholicas magicas y muggles que los invitados no degustaban, mas bien devoraban, a marchas forzadas.

Vamos, que se estaban divirtiendo bien aunque lo mejor llego despùes con una baile de lo mas romantico que tuvimos que abrir Rose y yo. Ella estaba muy relajada pero me temo que yo le di mas pisotones de los reglamentarios aunque no me lo tomo en cuenta, si bien añadio por lo bajo que ya se lo cobraria ¡y tanto que lo hizo, pero no adelantemos acontecimientos!

[Dennis Delacour]

Era divertido ver como la gente corría bajo la lluvia en esa hermosa mañana, sin embargo la rubia seguía su andar tranquilo en medio de la gente que la miraba como si estuviera loca, quien en su juicio teniendo el uso de la magia a su disposición decidía empaparse en plena lluvia en Londres, simplemente una persona que había visto muchas cosas y pasado por muchas situaciones para temerle a unas cuantas gotas de agua.

 

Mientras caminaba no pudo evitar recordar aquel día en el que oficialmente le dijeron que era miembro del bando y que ya dejaría de ser aspirante para convertirse en parte de la familia que era la Orden del Fénix, un día que estuvo colmado de felicidad sobre todo por parte de su familia que siempre compartió sus ideales y aún lo hacían a pesar de las dificultades que estaban pasando en esos momentos.

 

Porque si bien era cierto que por el momento habían tenido que dispersarse seguían estando unidos aunque fuera en la distancia, manteniendo la convicción de que tenían que proteger a la comunidad mágica de cualquier peligro aunque esa gente a quienes protegían nunca se enteraran, al fin y al cabo su misión no buscaba recompensas, simplemente buscaba hacer lo correcto.

 

Evocando aquellas memorias el tiempo paso tan rápido que cuando menos lo esperaba se encontró frente a la entrada del museo, entro sacudiéndose un poco el agua de su atuendo y acomodándose un poco el cabello que se le adhería al rostro para luego encaminarse a su oficina mientras saludaba a la recepcionista, — Por favor me hacen llegar un poco de chocolate caliente — dijo con una media sonrisa mientras continuaba su recorrido a su espacio personal en aquel lugar.

[justo]

A las dos horas de comenzada la juerga ya se habian formado corrillos, los jovenes habian organizado su propio baile y se oia una musica atronadora al fondo del Parque, los mayores, y nosotros porque no podiamos escapar, seguiamos liados y el grupo de Fred y sus muchachos se habian esfumado misteriosamente en la noche. No es que no confiara en Fred, es que no nofiaba en Fred, a saber que haria...

¡Y entonces lo supimos, vaya que si! Ese grupo de monstruitos habia encontrado los fuegos artificiales con los que esperabamos concluir el evento y le habian lanzado un hechizo.

Pero no uno cualquiera, no. Una Bombarda Maxima. Asi que cuando mas tranquilos estabamos se escucho una atronadora explosion y fuegos de artificio entraron por todas direcciones, los invitados salian corriendo a grito pelado mientras otros lanzaban Aguamentis o se protegian con almohadones de plumas.

Supongo que no hace falta que lo diga pero, si os lo podeis imaginar pensad en ello. Cientos de personas corriendo en todas direcciones en medio de una nube de cohetes, agua y plumas, gente chillando, Rose y yo mirando con cara de perplejidad lo que pasaba, y a nuestro lado el flematico Manuel que observo

-Bueno, es la primera boda a la que asisto en la que los invitados se van antes que los novios....

[Dennis Delacour]

Subió las escaleras con la calma que la caracterizaba aquel día desde que había salido de la mansión Delacour hasta encontrar su rumbo hacía las calles del callejón Diagon donde se había encontrado con aquella refrescante lluvia que sentía le había ayudado a relajar un poco su mente y su alma mientras caminaba bajo aquellas frías gotas que le despejaron los pensamientos.

 

Al abrir la puerta de su oficina sintió la cálida bienvenida de aquel lugar, la temperatura era simplemente agradable y el aroma a lavanda y jazmín que lo inundaba gracias a las flores que su elfo dejaba en ella para decorarla la hicieron sentir como si estuviera en casa, tal vez por eso lo hacía. Era una manera para que la rubia tuviera un pedacito de su hogar en la oficina de su negocio y así fuera más fácil pasar tiempo allá, aunque realmente era poco el tiempo que se asomaba por el museo debido a sus múltiples compromisos del ministerio.

 

No tenía ánimos de usar mucha magia por lo que decidió usar algunas de las mudas de ropa que tenía en el armario del baño de su oficina. Se cambió tranquilamente mientras seguía pensando en montones de cosas pero al menos ya estaba con un poco más de calma. Se puso un pantalón azul oscuro de jean, botas negras de tacón y un jersey color azul claro con una línea blanca en el cuello. Se acomodo el cabello que estaba bastante desordenado y lo seco un poco, estaba terminando justo cuando golpearon a su puerta.

 

Salió del tocador y abrió la puerta de la oficina para encontrarse con su pequeño elfo Percy quien llevaba el chocolate caliente acompañado de unas galletas, al parecer esa mañana estaba en el museo, ya decía la rubia que las flores eran frescas. Agradeció y luego de darle algunas indicaciones con respecto a la ropa mojada el elfo partió rumbo a la mansión.

 

Tomó asiento para disfrutar de su bebida mientras decidía que iba a hacer con todo lo que había sucedido al nivel del bando y de la familia, necesitaba un momento de tranquilidad definitivamente.