Animagia

[Suluk Akku]

Mediante su anillo de habilidad era capaz de sentir y ver todo lo que Xell experimentaba a medida que atravesaba sus fases finales, la joven bruja estaba a punto de dar la prueba que sería la firma para vincularse con su animal interior por lo que estaba ligeramente distraída. Pensaba en la tribu Inuit que sufría una gran pérdida tras la muerte de Malik y en cómo se lo diría a Eileen, luego de que ésta regresase a su morada; había enviado a la muchacha a casa, necesitaba reposo tanto físico como moral, y una vez estuviese completamente recuperada la aceptaría a los pies de la pirámide para dar el último paso, Moody había demostrado desde el primer exhalo que se merecía aquella oportunidad.

 

Suspiraba mientras sus ojos grises captaban las pequeñas burbujas de oxígeno que ascendían desde las fosas nasales del mago en cuestión, Emmet Gaunt, un aparente vampiro que a pesar de carecer de vitalidad, deseaba ser un animago. Los Ingleses eran seres muy extraño, solía pensar Akku.

 

El lago estaba encantado por una magia tan antigua que ni siquiera los Directores serían capaz de imitar. El hombre no se ahogaría aunque al principio sintiese que sus pulmones se llenaban de líquido y ardían. Debería imaginar el agua como un catalizador. La relajación de los músculos debido a la falta de gravedad y el aislamiento de los sentidos y pensamientos a través de la nulidad de sonido, permitiría que su esencia y espíritu se magnificaran, crecieran, se hicieran notar. Emmet solamente sería capaz de oír el eco de su voz dentro de su propia cabeza antes de adquirir su forma animal, donde quisiera que ésta estuviese, no importaba el punto geográfico o la situación; podría estar durmiendo, cazando, batallando contra un igual o huyendo de un predador.

 

Él debería ser uno con aquel animal.

[Emmet Haughton Gaunt]

Todo ruido del exterior se había detenido. No podía percibir nada más que aquella calidez que lo consumía cada vez un poco más. Parecía que la magia de aquellas aguas habían hecho del vampiro una propiedad de éstas y, de seguro, era el sentido que tenía aquello que sentía apenas se sumergió en ellas. Era raro. Cuando su cuerpo se hundió por completo, los primero minutos, fueron algo aterradores pensando en que se podía llegar a ahogar pero, al descubrir que de alguna manera podía continuar allí abajo, fue mermando poco a poco quitando toda sensación de ahogamiento.

 

Abrió sus ojos. Miró hacia arriba. Los rayos de luz del sol de la mañana perforaban el agua como pequeñas columnas que ayudaban a ver debajo del agua. ¿Qué es lo que tenía que descubrir allí debajo? ¿Por qué se escuchaba así mismo? Sus pensamientos retumbaban en su cabeza a tal punto que lograban hacer que todo se sintiera tan real.

 

Cerró sus ojos por un momento. Quizás debía conectarse consigo mismo para poder lograr y buscar lo que necesitaba antes de salir al encuentro con la arcana.

 

*-*-*-*-*-*-*

Corría, corría a toda velocidad por aquella sabana. La hierba le sobrepasaba todo el cuerpo de felino hasta el punto de taparlo de aquella presa que estaba persiguiendo y la que se convertiría en su próxima cena.

 

Se detuvo por un momento analizando la situación y los próximos pasos que iba dar.

 

¿De qué se trataba todo esto?

 

Emmet podía verse en el cuerpo de aquél felino. Ahora se veía como un Caracal aquél mamífero que habitaba en las sabanas africanas cazando y cuidando de sus crías, prácticamente todo el día.

 

¿Ere ese, acaso, si espíritu animal que salía de él para proyectarse?

 

Tantas preguntas en su cabeza ahora daban vueltas sin ser respondidas.

 

*-*-*-*-*-*-*

Abrió sus ojos de nuevo y se abalanzó hacia la superficie. Saliendo con algo de tropiezo logró apoyarse en la orilla y luego dedicarle una mirada a la arcana.

 

-¿Qué fue todo eso, Arcana? – no sabía por dónde comenzar a explicar - Me vi en el cuerpo de un caracal pero se sentía tan real. Podía sentirme como el animal mismo, cazando y corriendo a su presa ... tan real. – estaba algo perdido y verborrágico queriendo soltar todo lo que tenía para preguntar - ¿Eso era lo que tenía que descubrir? ¿Acaso mi animal es un Caracal?

[Jock]

Dos años habían transcurrido desde la última vez que el patriarca de los Black Lestrange había estado en casa de la Arcana de Animagia, Suluk Akku; aquella mujer ya mayor que lo había enviado a limpiar y ordenar como si se tratase de un elfo doméstico.

—Esta anciana está demente si cree que me humillaré de esta forma —había sentenciado en aquella oportunidad, antes de salir de aquella casa sin dar aviso alguno ni dejarse encontrar.

Con el orgullo insultado, no se había molestado ni siquiera en cerrar la puerta. De no haber sido porque en ese entonces había renunciado a las filas de la Marca Tenebrosa, también por orgullo, de seguro hubiese planeado una revuelta o algo parecido a modo de protesta.

El ojimiel sonrió divertido ante el recuerdo que revoloteó por su mente y pronto se dispersó. Había pasado tanta agua bajo aquel puente… sin duda él ya no era el mismo que en ese entonces; era más sabio ahora, o al menos, eso le gustaba pensar.

Físicamente no había grandes diferencias entre el Jocker de hace dos años y el que ahora estaba golpeando la puerta de entrada de la casa de la animaga suprema; había perdido tanto la habilidad de la animagia como la de la morfomagia; esta última le era de mucho provecho a la hora de ocultar el tatuaje que en otro tiempo lo identificaba como miembro de los Caballeros de Walpurgis y la enorme cicatriz que le cruzaba el pectoral desde el centro de la clavícula izquierda; ambas difíciles de ver tras el kurta negro que cubría su cuerpo desnudo.

Jocker sentía curiosidad por el reencuentro con la Arcana. Y es que su ego era tan o más alto que la del ojimiel que sabía que la mujer, en un principio, no estuvo de acuerdo en compartir sus conocimientos con el mundo mágico londinense. ¿Habría cambiado de parecer? La misma cantidad de años que Jocker había desaparecido del mundo mágico, la anciana había estado dictando clases ahí mismo. Algo seguramente habría cambiado…

«O quizás está más amargada que nunca» pensó Jocker cuando sus nudillos golpearon por 3era vez la puerta.

Al igual que en su primera visita a aquel lugar, la puerta se abrió para darle paso a una brisa helada que hizo que sus cabellos negros se movieran de un lado a otro. Nuevamente la habitación se encontraba vacía. ¿Volvería a enviarle la Arcana un traslador?

Jocker se quedó en la entrada. No quería volver a causar una explosión de orgullo en su interior, aunque estaba seguro que por muy grande que fuera la tentación de dejarse llevar por ella, ya había probado con amargura su sabor.

[Suluk Akku]

A los pies de aquel páramo acuático Suluk le esperaba, gruesas pieles de oso colgaban de sus manos frágiles, con una sonrisa en el rostro. La respiración agitada del mago le indicaba que la magia allí contenida había surtido efecto y por un momento éste se hubo desvinculado de su cuerpo humano para dejarse envolver por la esencia animal, su totem, aquel espíritu que le protegía y le guiaba aunque no fuese capaz de verle. Y aunque aun faltaban algunos pasos más para la vinculación, estaba segura de que Emmet lo lograría, parecía ser un muchacho curioso y entusiasta.

—Acompáñame, no queremos que pesques un resfrío.

Echando las pieles sobre su espalda fornida encaminó sus pasos en dirección a la pequeña casita helada. Los malamutes descansaban dentro, la chimenea crepitaba y dos enormes tazas de hirviente café les aguardaban sobre una pequeña mesa ratona. Entre dos sofá, la calma y el silencio. Allí tomaron asiento, Gaunt debía recuperar calorías para continuar con las pruebas y Akku se encontraba ligeramente agotada debido al repentino viaje al ártico con Eileen y Xell, también necesitaba reponer energías.

—Fuera me hiciste una pregunta, Emmet, pero ahora soy yo quien te la hará a ti ¿Es, en efecto, el Caracal tu animal interior. Crees que eres capaz de cambiar a él?

Agudizó la mirada, lo estaba retando a utilizar la habilidad frente a sus ojos, allí mismo. Si lo conseguía, estaría listo para afrontar la prueba final.

Y de pronto la puerta sonó, con un simple movimiento de su mano izquierda un fuerte vendaval azotó el cuerpo de Jocker al tiempo que la puerta frente a sus narices se abría de par en par. El mago, sin más, acabó dentro con un poco de nieve en el cabello y sobre los hombros, Suluk, con el ceño algo fruncido por recordarlo vagamente, abandonó un instante la cercaría para con el vampiro, disculpándose previamente, para recibir a su no tan nuevo pupilo.

—Espero, señor Black Lestrange, que haya dejado ésta vez sus ínfulas fuera.

 

Reverenció con una cortesía fingida y le invitó a unirse al ojiazul.

Editado 22 de Noviembre del 2018 por Suluk Akku

[Jock]

Jocker sonrió al escuchar la voz de la Arcana dándole la bienvenida con una reverencia fingida al tiempo en que soltaba una ingeniosa y sagaz afirmación. En otro tiempo, el Black Lestrange habría respondido con sarcasmo pues, ante sus oídos, aquellas palabras eran una provocación, sin embargo, el mago que se encontraba frente la Arcana decidió abrazar aquellas palabras como un cumplido y sonrío con honestidad.

 

—Lo que se hereda no se hurta —señaló orgullo de su condición, y es que para aquellos que tenían poco, cualquier abundancia les parecía presunción.

 

El patriarca no devolvió la genuflexión, pero sí siguió a la mujer hasta donde se encontraba un hombre delgado de piel grisácea que estaba más interesado en descifrar sus pensamientos que en notar la presencia de Jocker; era evidente para el Black Lestrange que aquel hombre era un vampiro, y no solo eso, sino que, además, un mortífago.

 

El otrora miembro del Wizengamot guardó silencio esperando su turno. ¿Le tocaría de nuevo enfrentarse al espejo mágico o había un nuevo sistema para encontrarse con el animal en el que se convertiría? Cualquiera que sea el método, el ojimiel sabía que su forma animaga era un zorro rojo, mismo animal que era emblema de su casa y misma forma que lo acompañó desde que alcanzó la adultez. Sin duda alguna había sido una tragedia haber perdido la habilidad, aunque más que perderla, sentía que había sido un robo.

Mientras el vampiro respondía, era inevitable pensar en la primera vez en la que se convirtió en animago. Había ocurrido después de una fiesta entre los estudiantes recién graduados de Beauxbaton que tenían aspiraciones mortífagas y que se quedaron hasta el amanecer soñando ampliar los límites conocidos de la magia, cuya barrera de lo legal había sido ya quebrantada innumerables veces.

—Se encuentra en lo más profundo de tu interior —siseó Penélope, mientras las brasas de la fogata saltaban frente a ellos y frente a los demás magos y brujas que no paraban de conversar aunque el sol comenzaba tímidamente a hacer su aparición.

Aunque en su totalidad el recuerdo era borroso, la voz de su difunda esposa, en ese entonces novia, era nítido.

—Solo necesitas la motivación correcta —añadió la mujer con una sonrisa pícara al tiempo en que besaba brevemente a aquel que sería el padre de sus hijos en un futuro no tan lejano para ese entonces —Y yo sé que no hay nada que mi Black Lestrange no pueda alcanzar.

Editado 22 de Noviembre del 2018 por Jock

[Emmet Haughton Gaunt]

Aún estaba un poco "atormentado" por todo aquello que había vivido hace unos minutos atrás. ¿Cómo había sido posible que su cuerpo cambiase de forma y sintiera lo mismo que sentía aquél animal que vio o vivió? Fue tan pero tan real que sintió que él mismo estaba siendo un Caracal. Ahora con lo que la Arcana le había dicho entendía un poco más.

 

¿Era capaz de volver a adquirir esa forma pero que ahora no pareciese una visión?

 

Claramente las aguas de aquél claro tenían una especie de poder mágico oculto que ayudaba a despertar el espíritu animal de todo aquél que se animaba a sumergirse en ellas.

 

Salió de aquél trance cuando la puerta de la cabaña se abrió y un nuevo estudiante había ingresado. No había prestado atención a las palabras que había intercambiado con la arcana porque estaba más concentrado en aquella taza de café y la chimenea chisporroteante.

 

Le dedicó un pequeño saludo y una sonrisa mínima al nuevo chico, para mostrar respeto, y volvió a concentrarse en Suluk.

 

- Aquellas aguas claramente ayudan al mago o bruja a despertar el espíritu animal que, supongo, todos tenemos dentro - masculló bebiendo lo último que quedaba de café caliente en su taza - Si usted me llevó allí fue por algo y, ahora, yo tengo que ser capaz de poder hacerlo por mis propios medios y creo que sé cuál es la manera.

 

Se levantó del asiento, antes dejando las pieles que la Arcana le había puesto encima, se sacudió las migas de su ropa y buscó un poco de espacio en la sala en donde estaban los tres. No quería dañar a alguien si es que lograba cambiar de forma y más si se trataba de aquél felino que vio en su "visión".

 

Suponía que si lograba aquél estado de concentración y conexión consigo mismo podría obtener su forma animal en ese mismo momento delante de los ojos de la Arcana.

 

Despejó su mente por completo como había pasado allí abajo. Respiró tres veces anulando cualquier sonido del exterior. Sintió nuevamente aquella calidez interior pero ahora no estaba bajo el agua. Al parecer, había sido exitosa aquella conexión que pudo desarrollar con su interior y eso era lo que Suluk quería desde un principio.

 

Su cuerpo había cambiado nuevamente. Ahora veía todo desde los ojos de aquél felino, desde su espíritu animal en su máxima expresión. Se sentó sobre sus patas traseras esperando la señal de aprobación de la Arcana.

[Jock]

Jocker escuchó la respuesta que el vampiro entregó al tiempo en que terminaba de beber su café.

«¿Aquellas aguas?» repitió mentalmente el hechicero alzando una ceja, sin entender mucho de lo que estaba hablando Emmet. Y es que, claro, no había escuchado aún ni las instrucciones ni nada aún; la Arcana estaba más atenta al vampiro que al ojimiel.

El irlandés se puso de pie cuando terminó su oración y buscó espacio frente a sus acompañantes; cerró los ojos y respiró profundo. El patriarca de los Black Lestrange le observó atento, sin añadir comentario alguno; y es que, aquellos gestos le recordaban su primer intento por ocupar la animagia, guiado por Penélope, su difunta esposa.

—Deja de pensarlo tanto y simplemente, hazlo —insistía la mujer de ojos celeste —Tienes que dejarte llevar…

—Ya te he dicho que no estoy para nada interesado en esa ridiculez de Nueva Era que ahora se inventaron esos magos ociosos y traidores de la sangre —se burló Jocker, recibiendo un golpe en el hombro a modo de protesta.

—Si quieres mi ayuda, tienes que dejar de burlarte de mi y mis aficiones —sonrió la bruja —Además, la Nueva Era a mi también me hace gracia… es gracioso ver a los muggles intentar hacer magia y sugestionarse al punto de efectivamente ver lo que quieren ver, aunque no haya nada.

Jocker negó con la cabeza y cerró los ojos nuevamente para concentrarse. Sabía que su hermana Gatiux y su tía Katara eran animagas. Su madrastra lo había mencionado una vez en medio de sus tantas conversaciones nocturas.

—Todavía me perturba un poco no saber en qué animal me convertiré —siseó Jocker con los ojos cerrados.

—Serás una linda mariposa, Black Lestrange —se burló la bruja de apellido Gretzinger que estaba del otro lado de la fogata, logrando la risa de los seis que estaban allí, aunque la de Jocker era más bien sarcástica.

El interior de Jocker se remeció cuando Emmet dejó su forma humana para dar paso a un Caracal que se sentó en sus patas traseras. No había sido consciente sino hasta ese entonces cuánto extrañaba aquella habilidad.

[Suluk Akku]

Suluk guardó silencio.

 

El todo momento observó a Emmet, de vez en vez echaba una ojeada a Jock pero por puro respeto, no pretendía ignorarlo más el vampiro estaba a pasos más de rozar con la yema de los dedos la fase final y necesitaba concentración. Esperaba, cautelosa, que Black Lestrangre copiase su llamado a silencio y no interrumpiese. Aquel mago, en antaño prepotente, había cambiado, no sabía qué exactamente, pero cuando se perdía entre cavilaciones y sus pupilas se dilataban —sintomatología de recuerdo— sus ojos parecían brillar, destilar vida, emoción, la sensación necesaria para dominar una habilidad tan sensible como la Animagia.

 

Pronto, Gaunt se hubo transformado, Akku dio un respingo de alegría al tiempo que aplaudía enérgica. Resultaba ser una anciana regordeta bastante agradable cuando sus pupilos le caían en gracia. Xell había enternecido su corazón luego de que tres Ingleses ingretos le hicieran perder su mañana, aunque echaba de menos a Eileen ¿qué habría sido de aquella bruja? esperaba verla nuevamente, de ser posible, a los pies de la pirámide, pirámide que pronto Emmet vería.

 

Se puso de pie dejando caer una fina capa de piel que estaba recostada sobre el respaldo del sofá de un cuerpo que ocupaba, caminó hasta el Caracal sin temor alguno y palmeó la zona de su cabeza, entre las puntiagudas orejas, era un bello animal debía admitir.

 

—¡Magnífico!— Exclamó, sus ojos grises abiertos de par en par. Humedeció sus labios y agregó —Puedes marcharte, joven Haughton. En tu hogar encontrarás las coordenadas necesarias para la prueba final.

 

Aguardó a que éste decidiera si quería partir en su forma animal o como humano, abriendo las puertas con un único movimiento de muñeca, la magia que poseía aquella mujer era indescriptible. Y una vez a solas con Black Lestrange, deshizo su sonrisa como sal diluida en un vaso de agua, le miró seriamente tomando asiento una vez más frente a él, y entrelazó sus arrugados y cortos dedos curtidos.

 

—Lo que se hereda no se hurta, has dicho— Su voz sonaba cálida, lo miraba fijamente —Dime algo ¿Qué crees que has heredado exactamente?

 

La pregunta era sencilla, tomando en cuenta que la presencia del hombre en su morada se debía únicamente a la vinculación con el anillo de animagia y su animal interior, aunque bien él podría interpretarlo como desease. Tenía todo el día, no guardaba rencores, solo deseaba ver aquel brillo en su mirar una vez más. Jocker poseía el zorro encerrado en el pecho y por alguna extraña razón no le permitía salir ¿sería consciente de ello?

[Jock]

Luego que Emmet logró realizar la transformación a su forma animaga de manera exitosa, Suluk no censuró su alegría al ver el logro del vampiro que permaneció por varios minutos contemplando la habitación con sus nuevos ojos. Seguramente estaba disfrutando de las nuevas sensaciones que su nuevo cuerpo y sus nuevos sentidos lograban percibir. Todo era tan distinto cuando se estaba en la forma animaga.

—No es tan difícil, mira —dijo de pronto Abbie, otra de las recién graduadas que se encontraba aquella madrugada frente a la fogata que había sido testigo de la primera vez en la que Jocker se vio a sí mismo en la piel de un zorro rojo.

La hechicera se puso de pie y se dirigió hasta donde se encontraba el ojimiel; aquellos seis habían compartido aventuras de todo tipo durante su época de estudiantes, como verdaderos hermanos, dispuestos a dar su vida por el otro en caso de ser necesario… de haber estado en Hogwarts, seguramente los seis hubiesen sido seleccionados para la casa Slytherin.

Abbie se inclinó frente a Jocker, lo tomó de los hombros y le miró con intensidad a los ojos. El ojimiel pudo notar un resplandor extraño en medio de los colores verdosos del iris de la chica que en breves segundos se volvió un jilguero que no tardó en comenzar a cantar y a revolotear por el lugar.

Jocker sonrió con un poco frustración.

—Hacen que parezca tan sencillo —se quejó.

La sonrisa de Suluk se deshizo rápido cuando el vampiro salió de aquella cabaña. El patriarca de los Black Lestrange la siguió atenta con la mirada, aún en silencio, estudiando sus movimientos y reacciones. La observó detenidamente tomar asiento y entrelazar los dedos frente sobre la mesa que los separaba. En su cabeza, tenía la sensación de escuchar cómo en la cabeza de la anciana comenzaba a mover engranes, calculando cada palabra que saliera de sus labios.

—Lo que se hereda no se hurta, has dicho —recordó de pronto, solo para luego añadir: —Dime algo ¿Qué crees que has heredado exactamente?

Una sonrisa se esbozó en el rostro de Jocker, pues una respuesta audaz había saltado a su cabeza de manera automática y ansiaba que sus labios pronunciaran lo que, sin duda, volvería a generar la risa de aquel grupo de hechiceros.

—Ahora es cuando lamentas haber pasado tanto tiempo en las mazmorras jugando con las pócimas y calderos y no en transformaciones, ¿no? —había dicho sagaz el mago de apellido Barret.

—Mi madre siempre me encaró que tenía las mismas formas que mi padre… —respondió con tranquilidad, como si estuviese dando una entrevista de trabajo en donde trataba de averiguar qué tan dignos eran sus potenciales empleadores de contar con el honor de hacerlo su subordinado —Aunque, claramente se refería a las malas formas. Físicamente no tengo mucho parecido al señor Ministro de Magia, gracias al cielo.

[Suluk Akku]

La arcana le permitió responder a sus anchas aunque internamente no fue exactamente lo que esperaba ¿debería presionar? Black Lestrange demostraba ser un hombre duro, pero no carente de emociones, sino más bien un ser entero, casi sin inestabilidad y completamente serio. Terció, entonces, el gesto, arrugó sus labios ya de por si surcados por marcas de la vejez, experiencia en la piel, y descruzó sus dedos para señalar el punto de la habitación en donde, momentos atrás, Emmet había logrado hacerse uno con su animal interior. Entrecerró los ojos, escudriñó su semblante ignorando el hecho de que estaba frente al hijo del Ministro de Magia, pues la jerarquía Inglesa poco y nada le interesaba, y sonrió de lado, muy levemente.

 

—Quiero que intente transformarse, aquí y ahora, ante mi. Así como el joven Gaunt lo hubo hecho.

 

Curiosamente un halo de luz marcaba el sitio en cuestión, como si se tratase de la X en el mapa del tesoro, atravesando el fino cristal que les protegía del frío invernal que dominaba los jardines frontales. Suluk se paró, le dio la espalda para admirar el reducido claro que en su sala se recreaba y flaquearon sus piernas ligeramente tras el tope brusco de la enorme cabeza de uno de sus malamutes, la hembra. La herida que tenía en una de sus patas se encontraba completamente recuperada por lo que caminaba sin problema alguno.

 

—Usted sabe— agregó, una vez Jock estuvo posicionado —Que las antiguas habilidades están ligadas a distintos aspectos del cuerpo humano, tanto físico como mental ¿Puede decirme dónde está el lazo de la Animagia en un ser humano?