Animagia

[Valky]

La risita que la anciana había soltado la hizo imaginarse que quizá se olvido de que ella formaba parte de sus alumnos. Estuvo tentada a reclamarle por dejarla tanto tiempo ahí, pero era una mujer tan adorable que le recordaba a su abuelita, así que solo sonrió y dejo pasar el asunto, después de todo ya estaba de regreso y a pesar de que le costó un poco el volver a ser humana, no tuvo mayor inconveniente.

—El clima hermoso, me la pasé tomando el sol en la rama de un árbol y tengo que admitir que aunque cazar se me da bien...el pelear por comida no tanto y menos cuando me pueden matar de una mordida —Le comentó mientras tomaba un par de galletas de la bandeja, estaba con mucha hambre.

Mientras la arcana hablaba con la otra alumna de la cual aun no sabía el nombre, ella terminó de comer las galletas y de beberse el té, jamás en su vida probó algo tan rico como eso, aunque probablemente se debía a la falta de ingesta de comida a la cual se había sometido y como decía su madre, “con hambre no hay pan malo”.

—No, me pude transformar como siempre la diferencia fue que podía sentir dentro de mí al bebé, como si él también se hubiera transformado —Dijo tratando de explicarlo —Imagino que si me convirtiera en otro animal sería más notorio el cambio, pero al ser una serpiente, solo yo lo pude sentir —Añadió.

El estar embarazada había sido el principal temor de Kaori cuando se presentó a la clase, pero la Arcana le había recordado que la magia tanto de ella como la de Aries, corría por las venas de su bebé y que esa magia segura lo protegería y así había sido. En cada momento pudo sentir a su hijo dentro de ella, lo que no podía precisar era si se trataba de energía pura o si en realidad se había transformado en un huevo dentro de ella.

—Lo que, si me queda la duda, es si se transformó en un huevo dentro de mí o si es tan solo la sensación de saber que esta ahí en todo momento. —Añadió con la esperanza de que la entendiera y entonces se le ocurrió una idea un poco loca —Podría volver a transformarme y usted tocar...así salimos de dudas. Prometo no morderla —Bromeo la joven bruja.

[Cissy Macnair]

Me había quedado esperando un comentario de parte de la Arcana cuando un portal se materializó en medio del espacio que hacía de cocina, sala de estar y comedor a la vez, dejando ver a una muchacha con rasgos orientales. La chica se presentó, pidiendo disculpas por haberse entrometido... aunque eso no era así, por supuesto.

 

-Cissy- respondí escuetamente, porque la Arcana había dejado de pelar su pez para mirar a la recién llegada.

 

Luego le preguntó qué tal una selva donde había estado, aparentemente, en su forma de animaga haciéndose "amiga" de otros animalitos como ella. Me tensé un poco en la silla. Los hurones eran seres familiares y no sabía si colarme en una madriguera fuera en realidad una buena forma de hacerme amiga de la especie que había adoptado en mi forma de animaga. Pero la que sabía era la Arcana y si ella me enviaba a hacer algo similar, entonces lo intentaría. Luego se dirigió a mí y me ruboricé. No podía evitar pedir disculpas por ir y venir mil veces. La anciana era una mujer ocupada, hasta a mí me parecía una falta de respeto haber desertado dos veces de la habilidad.

 

-Bueno- comencé cuando la Arcana me preguntó sobre mi certeza sobre la Animagia-. Había comenzado a estudiar la Animagia apenas terminé Hogwarts, pero entonces era muy joven e inexperta y no quería terminar empleándola de forma errónea, así que apenas hice algunos intentos de convertirme en aquel tiempo.Temía que la Animagia se mezclara con mi Metamorfomagia y no poder volver a mi imagen natural- me encogí un poco de pensarlo-. Luego... una vez estaba huyendo de unos ladrones en el Callejón Diagon y simplemente desee con todo mi ser adoptar una forma más pequeña para poder esconderme- hice un movimiento con los hombros como intento de encogimiento pero luego me quedé quieta de nuevo, porque temía que la Arcana tomara eso como que le estaba quitando importancia-. Y simplemente cambié. No sé cómo sucedió. Fue la adrenalina más que nada, creo yo.

 

Luego de que yo hablara, la Arcana se quedó escrutándome unos momentos, como si pudiera leerme más allá de lo que le había dicho y, aunque seguramente ella sabía, temí que utilizara alguna otra habilidad conmigo. Sí, temía que alguien pudiera llevarse mis pensamientos y leerme como un libro abierto. Pero era la Arcana. Báleyr y Sajag habían hecho algo parecido y habían guardado el secreto de lo que habían visto y oído... Suluk parecía ser esa clase de profesora también.

 

Al final, la anciana se dirigió a Kaori para saber de su experiencia habiéndose transformado y estando en la intemperie... Pero si no hubiera estado sentada, me hubiera caído al suelo al escuchar que estaba embarazada. Apenas si lo había notado y me recorrió un escalofrío al pensar en el peligro que aquello conllevaba. Así que escuché, atenta. Porque la versión de una estudiante más avanzada me sería de utilidad en mi propio camino al conocimiento.

[Suluk Akku]

Mientras Kaori relataba su experiencia con la comunidad de serpientes, Suluk miró a Cissy con el rabillo del ojo. El nerviosismo parecía transmitirse de su persona hacia los alrededores. No encontraba cómo, pero debía hacerle saber que no pasaba nada, y que estaba bien si la persona no se sentía segura de sí misma al inicio. Todos sus estudiantes, o al menos, los que recordaba, habían pasado por algo similar.

 

¡Transfórmate por favor, Kaori! apremió con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando su dentadura de más de cuatrocientos años. Quizá esto también pueda ayudar a que Cissy se sienta con mayor confianza para retomar su estudio de esta habilidad. añadió, dedicándole una cabezada a la aludida, para que no se sintiera agobiada.

 

Escuchó con atención las experiencias que había tenido la Macnair respecto a la Animagia. Dejó ir una risita en cuanto hizo mención a otra habilidad que causaba modificaciones en el cuerpo; no por burla, sino porque era totalmente comprensible. Eran contados los casos de animagos que descubrían que lo eran a través de una situación que propiciara las transformaciones. Cruzó ambos brazos por delante de su cintura, reclinándose sobre su asiento.

 

Se entiende totalmente, incluso podrías haber considerado que tu cambio se debía a una transfiguración apresurada, resultante de tu metamorfomagia. Muchos metamorfomagos han venido aquí, justo después de descubrir que lo son, en un afán de encontrarse a sí mismos a través de su esencia animal.

 

No era una crítica ni mucho menos, pero le parecía curioso, puesto que creía firmemente en que cada ser tenía dos naturalezas que estaban en constante choque; una de ellas, justamente en forma de criatura. Se levantó de su asiento y comenzó a dar vueltas en torno a sus estudiantes, como serpiente que acecha a sus presas. Ante la posible mirada de extrañeza, se detuvo al fin, al pie de su asiento.

 

Es importante, precisamente, no emplear la animagia de forma equivocada. Puede que se quieran auxiliar de su versatilidad en Transformaciones, o de la Metamorfomagia misma, pero deben tener siempre en cuenta. puso uno de sus arrugados dedos sobre una sien. . Que su lado animal va aparte.

 

Sin previo aviso, y con un latigazo de su varita, resquebrajó la tela espacio-tiempo, formando un portal en medio de la estancia, lo suficientemente amplio para que las tres mujeres pudieran cruzar al mismo tiempo sin problema. Sonrió como dulce ancianilla que ha sido capturada con las manos en la masa, mientras que se aproximó a tomar el pescado que momentos antes se había propuesto a pelar.

 

Pero claro que, es mucho más fácil decir, que hacer, así que tendremos una pequeña prueba. invitó a la Macnair a que cruzara el portal, señalando con una mano la creación del Fulgura Nox. . Y se me ocurre, una forma perfecta de ver cómo funciona tu transformación, señorita Macnair. Por favor, si eres tan amable...

 

Del otro lado del agujero espacio-temporal, si bien, la imagen era difusa, podía apreciarse de primera vista un páramo helado. Una tundra alpina, con pequeños arbustos y pastizales que coronaban el área, y un riachuelo que iba hasta donde alcanzaba la vista. En cuanto lo cruzaran, se darían una mejor idea del panorama helado.

 

​Tú también acompáñanos, Kaori. Creo que encontrarás menos riesgosa la experiencia, que enfrentarte por comida a otras mambas.

 

Dicho esto, hizo lo propio para cruzar el medio de transporte y salir del otro lado.

[Cissy Macnair]

Suluk comentaba todo con una sonrisa en los labios y con brillo en sus ancianos ojos, haciendo parecer que todo lo que ocurría en la vida era completamente maravilloso. Ansiaba de todo corazón que fuera así, una experiencia maravillosa la de transformarme voluntariamente en un animal y salir a recorrer el mundo en aquella forma, esperando tener sentidos completamente diferentes. Cuando le pidió a Kaori que se transformase me quedé muy quieta. Sabía que la muchacha era una serpiente en su forma animal pero no cuál de todas las especies que había y tampoco sabía cuánto conservaba uno su conciencia humana cuando estaba en aquella forma, aunque en mi corta experiencia en contacto con animagos, no era como encontrarse con hombres lobo, donde el instinto dominaba todos los aspectos del convertido.

 

Luego, la Arcana conjuró un portal y me quedé pasmada, mirándolo. Había leído el Libro del Druida pero aún no me animaba a ir con los Uzza a estudiarlo, sobre todo desde que se habían movido de la Universidad en Inglaterra a la escuela de hechicería de Uagadou. Por algún motivo tenía cierta reticencia a transportarme hasta África para seguir con mi aprendizaje y parte de ese sentimiento se lo encomendaba a mis experiencias previas en el país. Claro que, viéndolo desde otro ángulo, debía continuar con mis estudios de una forma u otra si quería ganar más conocimiento y más poder.

 

En todo caso, me quedé mirando el portal brevemente para apreciar no sólo su tamaño sino también el paisaje nebuloso del otro lado. Una brizna de frío ingresó por él e inundó el espacio del habitáculo de la Arcana, quien nos invitó a acompañarla para comenzar a poner a prueba mi habilidad con la Animagia. La seguí, no sin sopesar primero si estaba completamente segura de que quería hacer aquello. Pero finalmente pensé que tantas veces había estado intentando adquirir la habilidad que echarme atrás ahora no era realmente una opción.

 

Del otro lado del portal, que me engulló como si fuera él un gigante y yo una galleta, el paisaje era mucho más claro y hermoso de lo que había esperado. Nos encontrábamos probablemente en alguna cadena montañosa de Suiza o similar a juzgar por la nieve que coronaba las cimas de las montañas a lo lejos. La tundra que se extendía delante de nosotras tres era una mezcla de tonalidades de verde que iban desde el brillante hasta el tostado, pasando por marrones y ocres. Algunas florecillas rebeldes se negaban a ser aplastadas por la nieve caída y acumulada, que se iba derritiendo con el sol del día en algunas partes para dar espacio a los pastizales que florecerían más tarde, cuando llegase por fin la primavera.

 

-Es hermoso- murmuré, pensando que tendría que conseguir una cabaña de alquiler en algún lugar similar para pasar algunos días de vacaciones-. ¿Qué debo hacer?- pregunté un poco más entusiasmada, revitalizada mi confianza por el fresco aire y el aroma a tierra.

[Valky]

No se había dado cuenta que estaba con tanta hambre hasta que probo el primer panecillo que amablemente la Arcana le había ofrecido. Mientras ella devoraba lo que quedaba en el plato prestó atención a lo que la bruja cuyo nombre ahora sabía que era Cissy, hablaba sobre la experiencia que había tenido para convertirse en animaga.

Siempre le pareció interesante conocer las experiencias de otras personas, la de ella no había sido nada placentera, a decir verdad, su padre se encargaba de siempre poner a prueba sus habilidades de una forma poco ortodoxa, como si en realidad hubiera estado entrenando a cualquier otro mago o bruja y no precisamente a su hija. Apartó ese recuerdo de su mente volviendo a centrar su atención en las dos mujeres que estaban con ella en la habitación.

Si bien se había ofrecido a volver a adoptar su forma animal para que su maestra pudiera tocarla, prefirió esperar a terminar de comer y también a que Cissy terminara su charla con la anciana. Apenas esto su compañera terminó de hablar, como si fuera lo más natural del mundo, sintiendo dentro de ella esa conexión con las serpientes, transformó su cuerpo en el de una hermosa y mortífera Mamba negra. Si bien su apariencia era intimidante en los ojos del animal se podía ver inteligencia, la conciencia, la esencia de Kaori seguía estando ahí dentro.

Estaba enroscada en la silla que tan solo segundos atrás estuvo ocupando, no podía ver bien que era lo que hacía su maestra, además de que le iba a permitir que la tocara y así averiguar si se podía o no palpar al bebé que llevaba dentro, se deslizo con la elegancia propia de su especie hasta quedar sobre la mesa.

Suluk las estaba mirando como si decidiera que hacer con sus dos alumnas, sin que ella se lo esperara movió la varita haciendo aparecer un portal, ante la sorpresa Kaori en su forma de serpiente sin poder evitarlo se replegó y adoptó una posición de ataque, aunque de inmediato se relajó, había sido tan solo el instinto animal. Sacó su lengua bípeda con la mirada fija en el portal, del otro lado parecía hacer frio.

La invitación estaba hecha y no planeaba perder de vista nuevamente a la anciana, al menos no durante tanto tiempo, así que deslizándose tan rápido como le fue posible atravesó el portal que las llevó a un lugar muy hermoso, la mezcla de colores era increíble, como si alguien le hubiera dado vida a un cuadro. Hacía algo de frio era verdad, pero por el momento era soportable, además los rayos del sol se sentían tibios sobre su fría piel.

Se deslizo sobre la hierba teniendo cuidado de no apartarse demasiado de las dos hechiceras, tenía curiosidad de saber que le pediría hacer a su compañera Cissy para ayudarla a dominar al animal interior, mismo que aun no sabía cual era, tan solo sabía que era pequeño. La sensación de la hierba sobre erra era agradable, mientras ella disfrutaba de estar en su forma animal, espero paciente a que la Arcana les hablara, seguramente a ella también le podría alguna prueba.

[Suluk Akku]

La naturaleza es siempre hermosa. Un elemento, que debemos preservar a toda costa, pues de perderlo, este mundo perecería, indudable e inevitablemente.

 

Suluk hablaba con cierta nostalgia, pero después de haber visto las consecuencias del cambio climático, propiciado por los no mágicos, en sus similares animales, creía firmemente en que debían ser conscientes del daño hecho. Y no sólo los muggles, hasta la comunidad mágica debía interesarse por el bienestar de los animales, fueran criaturas mágicas o no, pues todos formaban parte de una cadena de equilibrio. Tras de ella, el portal se cerró sin más; no tenía planeado volver a su vivienda pronto, al menos, hasta que acabara de dictar la clase actual.

 

¡Primero lo primero! se arrodilló junto a Kaori, quien continuaba en su forma animal. Descubramos el secreto detrás de la animagia en el embarazo.

 

Depositó el pescado que se había llevado como bocadillo cerca de su persona, extendiendo la mano libre hacia el reptil cuya lengua bífida aparecía cada cierto tiempo. Su dominio de la Animagia, le permitía serenar cualquier criatura, fuera un animago o no, por lo que aprovechó para transmitirle la misma tranquilidad a la oriental, evitando así una posible mordida. Así pues, deslizó sus dedos índice y medio, alrededor del vientre de la mamba negra, como si buscara un indicio del bebé.

 

Bueno, ¡esto sí que es curioso! Como mencioné antes, eres el primer caso que recuerdo. No parece haber algún cambio físico que me indique que tu forma animal también comparte el embarazo. Mi teoría, podría llevarnos a la metamorfomagia. Es decir, posees una sensación, que te recuerda la condición de parto, pero fuera de eso, no debes preocuparte si temes dañar al bebé mientras te transformas, pues su forma física sólo se presenta cuando tú regresas a ésta.

 

Se incorporó, esbozando una sonrisa serena, como de una abuela que aguarda el momento en que le presenten a sus nietos.

 

Pero, yo que tú, optaría por no frecuentar la forma animal, cuando se esté tan cerca de dar a luz.

 

Cerró los ojos, dejando que la gélida tundra inundara sus sentidos. Podía sentir la nieve alrededor de sus extremidades inferiores, así como la sentía en el monte más allá de donde se encontraban. La vegetación que encontraba la forma de florecer tras un periodo invernal, así como todas las formas de vida que invadían el lugar. Una parte fundamental de dominar la animagia, era estar en armonía mental, así la situación exigiera un continuo estrés.

 

Se giró en torno a Cissy, quien seguramente debía haber sentido que esperó una eternidad.

 

Es simple. Tienes que correr. volvió la vista a Kaori, recordando por qué no le había pedido aún que volviera a su forma humana. Kaori, voy a requerir que, manteniendo tu forma animal, le des persecución a la señorita Macnair. No te detengas, hasta que te hayas enroscado alrededor de su cuerpo.

 

<<Comiencen ahora>>, susurró, encogiéndose poco a poco hasta adoptar la forma de la gaviota ártica que tanto gustaba de emplear. Recogió el pescado con el pico y echó a volar, esperando que sus alumnas no tuvieran problemas para llevar a cabo la actividad que tenía planeada para que ambas pudieran pulir sus transformaciones.

 

Si bien, no estaban en una prueba propiamente dicha, la Arcana podía comunicarse con sus alumnas de forma remota, a través de su esencia animal, por lo que estaría disponible para ellas si llegaban a surgirles más dudas acerca de lo que debían hacer. Aprovechando esa conexión, que no sólo se limitaba a los seres mágicos, ordenó a la manada de lobos árticos, merodeando cerca de ahí, que también se encargaran de perseguir a sus dos alumnas.

 

Esta pequeña prueba, tiene como propósito analizar el control que mantienen sobre su transformación bajo estrés. Deben mantener la mente serena, siempre enfocadas en no perderse a sí mismas en el proceso...

 

[Cissy Macnair]

Me quedé secretamente pasmada mientras miraba a la Arcana dirigirse hacia la mamba con tanta tranquilidad como si estuviera acariciando un cachorrito. Mi mirada iba de los ojos astutos hasta la lengua bífida que salía de la boca del animal, pasando por su cuerpo negro brillante enroscado sobre sí mismo, esperando quizá a que Suluk le dijera qué debía hacer. La Arcana tocó el vientre de la serpiente y luego sonrió satisfecha, mientras le decía que aparentemente su bebé no estaba en forma animal. Alcé ambas cejas, sorprendida. ¿En dónde quedaba el feto mientras la madre se transformaba? Sería algo que seguramente a Suluk le gustaría investigar más adelante. ¿Acaso eso sucedía con todas las especies?

 

-Es fascinante- dije, realmente sorprendida. Aunque la transformación en animal no era algo que yo fuera a querer experimentar estando embarazada.

 

Luego Suluk se dirigió a mí con esa misma sonrisa con la que había estado hablándole a la Kaori-Mamba y me dijo que debía correr. Tan sólo un minuto me bastó para entender a lo que se refería, mientras ahora le daba indicaciones a Kaori de que me persiguiera y se enroscara alrededor de mi. <<Por Merlín>> pensé, abriendo los ojos como platos. Si la mamba clavaba sus colmillos en mí, moriría en cuestión de minutos. No perdí ni un sólo segundo y comencé a correr tan pronto como mis pies me respondieron.

 

Detrás de mí podía sentir a Kaori deslizarse y sisear, mientras en el cielo una gaviota ártica volaba a distancia considerable llevando en su pico el mismo pescado que la Arcana había estado comiendo. <<No te detengas>> pensé, porque había estado mirando atontada hacia arriba y la mamba se había acercado peligrosamente a mi retaguardia. Pero aún escapando de una bruja en forma de animal, no fue eso lo que me llenó de pánico. No, hasta ese entonces había estado agitada, algo asustada, pero tranquila por debajo, sabiendo que la Arcana no dejaría que me lastimaran... ni a Kaori. No. Lo que me llenó de pánico fueron los aullidos que se elevaron desde unos árboles cercanos y fueron intensificándose hasta que mi vista mejorada por la licantropía me dejó observar a una manada de lobos que corrían, ahora, detrás de nosotras.

 

<<Esta mujer está loca>> pensé, mientras apuraba el paso. Pero incluso con mi velocidad y fuerza mejoradas, los lobos eran rápidos y yo sólo era humana. Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba concentrarme en lo mismo que había sentido la única vez que me había transformado. Tenía que sentir al hurón; su cuerpo alargado y ágil, sus orejas alertas, sus garras diseñadas para cavar. Pero pensarlo no hacía que me convirtiera en uno. Debía, además, querer ser un hurón. Querer ser pequeña, ágil y estilizada.

 

Un ladrido cerca me hizo girar la cabeza y encontrarme con unos colmillos a mi derecha. Los lobos estaban cerca.

[Valky]

El portal que las había llevado hasta ese hermoso y frio lugar se cerró a sus espaldas. Kaori en su forma animal optó por enroscarse para así mantener el calor, pues para todos era conocido que las serpientes no toleraban mucho las temperaturas bajas. Cuando escuchó y vio a la anciana acercarse, no pudo evitar ponerse un tanto nerviosa, era algo instintivo más que otra cosa.

Fijó su mirada en las manos de la mujer sin dejar de sacar la lengua de vez en cuando, entonces una repentina sensación de tranquilidad la embargó haciéndola saber que todo estaría bien, le bastó mirar a los ojos de la Arcana para darse cuenta de que era precisamente ella que, cual encantadora de serpientes, le estaba produciendo esa sensación de paz. Se desenroscó y de forma sumisa se giró enseñando la parte más frágil de su anatomía, su estómago. Siseo y sus fuertes músculos hicieron un movimiento involuntario cuando los dedos de la bruja finalmente la tocaron, cerró los ojos y trató de no moverse.

Lo que dijo a continuación la sorprendió, pero con la explicación poco a poco todo fue teniendo sentido. El sentir a su bebé ahí dentro era más como un recordatorio de que estaba ahí siendo protegido por algún tipo de magia muy antigua. Al escuchar sobre la metamorfomagia, se percató que desde que descubrió que estaba embarazada había preferido no usarla, pues desconocía lo que le pudiera pasar a su bebé, ahora sabía que pasaría exactamente lo mismo que con la animagia, tan solo tendría esa sensación de saber que su bebé estaba ahí.

Apenas sintió los dedos de Suluk retirarse de su cuerpo, volvió a girar. Aun le faltaba algo de tiempo para dar a luz, pero ya que el concejo era no usar la forma animal, luego de terminar con la clase optaría por no transformarse, por nada del mundo quería poner en peligro al pequeño Sammael.

se preguntó luego de escuchar lo que le pedía que hiciera miró a la bruja que estaba junto a ella y por un momento tuvo la impresión de que también estaba pensando que era una broma. Aunque por otra parte recordó parte de la historia de la primera vez que la mujer se había transformado, había sido una situación de vida o muerte.

Aunque esta vez su vida no corría peligro en realidad, pues ella no planeaba morderla, es más tan solo debía atraparla. Cuando escuchó la señal de la Arcana para empezaran con el “juego” Cissy empezó a correr, ella por su parte empezó a deslizarse tan rápido como le era posible, su cuerpo de casi cuatro metros de largo se desenroscó y empezó a zigzaguear, su mirada estaba fija en las piernas de la bruja que corría muy rápido.

Pronto una sensación de euforia la fue embriagando, deseaba atraparla. Como si estuviera en una verdadera cacería se esforzó por moverse más rápido para alcanzarla, sin siquiera darse cuenta había empezado a sisear algo que normalmente hacía cuando se disponía a atacar. Se estaba dejando llevar por su espíritu animal, algo que tan solo segundos atrás la arcana les había advertido que no debían dejar que sucediera, debía concentrarse para no dejar que su animal la dominara.

Un giro a la izquierda para evitar chocar con una piedra la hizo perder el rastro por un momento, más con ayuda de su lengua volvió a saber hacía donde iba su presa y además supo que algo más se acercaba. Entonces el aullido de unos lobos la hicieron terminar de aclarar sus ideas y recordar lo que estaba haciendo y por qué lo estaba haciendo.

Buscó con la mirada a Cissy quien seguramente a esas alturas ya se había dado cuenta de que no solamente una mamba negra la perseguía, sino que se habían convertido en las posibles presas de una manada de lobos. Se habían alejado tanto que ahora sin darse cuenta estaban en el inició de un bosque, ahí donde los arboles aun estaban muy alejados los unos de los otros.

Entonces dejo de seguirla pues un lobo gris de gran tamaño había sido el primero en aparecer a la derecha de la bruja. Todo estaba sucediendo muy rápido y en un intento por ayudarla, por llamar la atención del animal se irguió tanto como pudo en posición de ataque. La repentina presencia de una enorme serpiente hizo frenar al lobo, más no tuvo oportunidad de saber si fue suficiente para que la mujer se transformara en su forma animal, o en su defecto hiciera algo para salvar la situación, ya que otro lobo apareció cerca obligándola a buscar refugió en lo alto de un árbol.

Cuando estuvo segura buscó con la mirada a su compañera de clase. ¿Había escapado? ¿consiguió finalmente adoptar la forma animal? Se preguntó. Abajo el lobo blanco como la nieve, continuaba saltando y luchando por alcanzarla. Ella siseó y abrió su negra boca dejando ver unos largos y filosos colmillos, intentando hacerle saber que si seguía molestándola lo mordería.

[Anthony R. Dracony M.]

Dracony

 

Eran semanas en que el joven deambulaba sin tener un objetivo al caminar por Diagón, solo "pasar" el tiempo. No miraba los escaparates, no leía los carteles, no visitaba los locales, solo andaba de una acera a otra, colocando un pie delante del otro y luego repetir eso de nuevo hasta que el cansancio le hacia detenerse y desaparecer hacia su hotel.

 

Aunque estando en el hotel no podía dormir, le costaba trabajo conciliar el sueño y después cuando comenzaba a sentirse adormilado se esfumaba tan repentinamente que solo pega los ojos por menos de media hora, algo intranquilo tomaba asiento, sintiendo el cansancio en sus piernas pero sin ánimo de recostarte, requería encontrar un motivo para continuar pero aún no lo hallaba.

 

La noche dio paso al nuevo día, el canto de las aves le hizo asomarse al ventanal, aquella planta que Cindy coloco en el barandal, ya solo tenía un verde tallo, las aves al parecer se habían llevado las hojas...¡cosa rara! él no sabía que las aves pudieran comer hojas, semillas si, hasta los frutos ¿pero las hojas tiernas? nueva noticia le daría a la chica castaña sobre la planta.

 

Decidió salir de nueva cuenta, en ese andar sin rumbo ni beneficio, tan solo para que el día transcurriera, sus manos en los bolsillos e inicio como los días pasados, pero algo nuevo ocurrió, algo que de haber sabido habría compartido para vivenciar lo en compañía, pero andaba en solitario y fue que escucho a tres magos y una bruja hablar sobre una poderosa mujer que podía convertirse en varios animales sin usar pociones sino con solo emplear una antigua y poderosa magia, el peliverde se detuvo en seco sin poder evitar su curiosidad y escucho un poco más, mencionaron que era la única persona conocida que ha logrado esa proeza en un largo y extenso tiempo. Ryvak siguió escuchando con interés pero la plática tomo un nuevo rumbo y el grupo de amigos se marcharon a tomar alimentos a un restaurante cercano, el ojimiel pensó en seguirlos pero lo pensó unos minutos y mejor se marcho a la universidad mágica, por fortuna conoce a algunos de los profesores y un par de ex-directores, él como ex-inefable, tiene experiencia de como investigar sobre casos extraordinarios,así que no le fue tan complicado hacerse de aquella información.

 

Se regodeo al releer todo lo que pudo averiguar charlando con sus conocidos en encuentros que ya debía desde hace tiempo, fue paciente y empático con cada uno, dando el tiempo que cada uno pedía, después de todo les aprecia bien. Ahora estaba listo para pasar a la parte más emocionante, ir a la búsqueda de Suluk Akku. Le habían referido que ella era una arcana, cosa que para Dracony era una novedad, pues no conoce a ningún arcano...Suluk sería la primera Arcana que conocería. Estaba entre curioso y maravillado de verla en persona, así que se tomo tiempo para preparar su vestimenta, pues la arcana vive en Groelandia y habría que llevar indumentaria adecuada, además el peliverde tuvo una idea inspiradora y en un bolso de piel de moke llevo un paquete misterioso para cuando logrará hablar con la mujer.

 

El muchacho ya había decidido llevar a un hipogrifo al que cubrió con una manta abrigadora debajo de la montura, hizo que la elfina Tami cosiera calentadores para sus patas y cuello, algo inusual pero que el peliverde pensaba que ayudaría a la criatura a que no la pasará tan mal con el clima que seguramente sería frío. Tomo su varita y abrió un portal lo suficientemente grande para pasar montado sobre el hipogrifo, de esa manera le evitaría un esfuerzo extenuante a la criatura. Batallo un poco para orientarse pero como dicen tradicionalmente "Preguntando se llega a Roma" de igual manera hizo él, hasta que consiguió las señas especificas para llegar al hogar de Sulux Akku.

 

Le agrado ver aquellos hermosos y grandes perros esquimales que resguardaban la entrada, el peliverde se sentía alegre de haber encontrado el lugar después de tanto tiempo que empleo para llegar, ahora faltaba que la arcana estuviera en casa. Toco la puerta y aguardo pacientemente.

[Cissy Macnair]

Solté un grito de sorpresa ante la visión de los colmillos del lobo asomando mientras un gruñido mezclado con ladrido se formaba en la boca del lobo, que había lanzado una mordida al aire tan cerca de mi brazo derecho que por poco me caí al esquivarlo. No me permití mirar detrás ante el miedo que me invadió pero no por mí, sino por mi compañera de habilidad. Kaori podía ser una temible mamba, pero esos eran lobos y los lobos atacaban en manada. Nada más pensar aquello, noté que había otros dos un poco más adelante de nuestra posición, como si hubieran planeado encerrarme a medida que me iba acercando a los árboles.

 

Un aullido cortó el aire y fue replicado una, dos, seis veces e hizo que el pelo de mis brazos se erizara. Reconocía el aullido, reconocía el sonido, la entonación, la forma en la que el sonido viajaba en el aire hasta los miembros de la manada dando una orden en un idioma que sólo la manada conocía. Bueno, no sólo la manada. Los diversos aullidos eran funcionales a todos los tipos de lobos del mundo... incluso a los hombres y mujeres lobo. Entonces, mientras mi mente se perdía un momento en esa afirmación, un ejemplar hembra particularmente grande saltó desde el frente, salida de entre los árboles que empezaban a juntarse y se lanzó por mi cuello. Me tiré instintivamente hacia atrás para evitar la mordida mortal, haciendo que mis pies patinaran juntos hacia adelante y la loba pasaran de largo a centímetros de mi cabeza, de mi cuello y aterrizara detrás. Una mano en la nieve detuvo mi patinada y me permitió girar lo suficiente para ver a Kaori enroscada en lo alto de un árbol, mostrando los dientes a un lobo que saltaba frenético queriendo cazarla.

 

Mis ojos se abrieron lo suficiente por el asombro y el miedo que apenas noté el cambio. Sólo me di cuenta de que algo estaba sucediendo cuando el lobo que había estado corriendo a mi derecho se hizo más grande y al querer poner sus caninos en mí, saltó sin la mínima posibilidad de llegar a atraparme... Porque ahora yo era un pequeño hurón hundido en la nieve. Dos respiraciones fue lo que me costó darme cuenta de lo que había hecho. Ni siquiera había estado pensando en convertirme en un hurón cuando tan pronto como me había girado, había notado que mi compañera estaba en peligro. Querer ser un hurón, sentirlo, se había vuelto tan vital que había pasado a formar parte de un mecanismo de mi subconsciente que envió la señal a mi magia, haciéndola actuar. Una alerta en mi cerebro, esa que decidía si debías luchas o huir, me dijo qué hacer, en qué convertirme y tan pronto mis pequeñas patas, portadoras de garras que ayudaban a moverse en la tierra, tocaron la suave nieve, emprendí el camino hacia el lobo que intentaba comerse a una mamba negra.

 

<<Ya voy>> pensé, aunque Kaori no podía escucharme. Pero aún no tenía un plan para ayudarla, mientras hundía mi hocico en la nieve blanca y escarbaba hasta perderme debajo. Perderme de los deprepadores e intentar seguir mi olfato hasta la serpiente.