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Animagia


Suluk Akku
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Luxure por fin comprendió que ese estado no alteraba su mundo de hombre lobo, al ser felino a desicion no le daba sus cualidades, aunque ahora podía hacer a voluntad un sanguinario depredador, quizás torpe, pues se comenzaba a constumbrar a sus patas, a su cola e incluso su visión, captar esos aromas y sentir esa sensación con su pelaje, eso era todo nuevo para él, era agradable, por ello siguió un poco más sentado, clavando sus garras en el suelo, sintiendo esa sensación por primera vez. Al pasar el tiempo, su forma animal se le hacía más común, se adaptaba a ella y notaba la diferencia de su forma lobuna, que poco controlaba y aún así evocaba sentir la sangre en su paladar.

 

Este se animo a dar sus primeras pisadas, torpe como era de esperarse para alguien prometido, incluso era como si andará gateando por primera vez, pasos indecisos y al hacerlo se notaba como la confianza crecia en él, era posibles que otros estudiantes eran más capaces para su primera vez, pero él deseo explorar todo, sus oídos se ajustaban a ese ambiente, pero se detuvo en seco y observó a la animagia sin emitir rugido o ronroneo, esto le indicaría que necesitaba un poco más de tiempo.

 

Al pasar el tiempo comenzó a lamer su cuerpo, como todo felino lo hiciera, ello le dio una nueva sensación agradable, observe sus patas, e incluso era más flexible, su visión era un poco más aguda y sus sentidos percibían nuevos aromas, una nueva forma de procesar, por lo que volvió a caminar. En este momento intentó volver a caminar por el terreno estaba vez con mayor presión al hacerlo.

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Contempló el avance del joven mientras éste se familiarizaba con su ente animal. No parecía haber rasgos de regresión a la forma humana, lo cual era un alivio, ya que los aspirantes que lo sufrían, solían ser aquejados por algún dolor derivado del rápido cambio entre apariencias. Al menos el felino parecía estar de acuerdo con su fisionomía.

 

Eso es. Mientras mantengas tu mente clara, aunque sin olvidar que estás en forma animal, no tendrás problema para mantener la transformación explicó, siguiendo al jaguar de cerca, ella aún en su forma humana . Habrá situaciones que desencadenen sensaciones como estrés, miedo, felicidad, y que pueden ser influyentes en el animago. Digamos que el observar cierto color o a una persona que no es de tu agrado, podría desencadenar involuntariamente tu cambio a jaguar. Cada persona es diferente, desde luego.

 

Para Suluk, era vital que su alumno conociera las fortalezas y flaquezas que implicaba el ser un animago, puesto que eventos como el que había mencionado eran tan cotidianos, que su estudiante tendría que aprender a serenar sus impulsos, algo que quizá ya estaba habituado a realizar. Lo veía desplazarse con más soltura, por lo que se animó a proseguir con su cátedra.

 

Como antes mencioné, el olfato juega un papel vital en tu forma animal. Es el sentido en el que más debes confiar, incluso por encima de la vista. Intenta reconocer los olores de lo que te rodea antes de proceder a la tarea que te he dejado.

 

Se separó del sendero que recorría su estudiante, esperando que su adaptación a la forma felina no lo distrajera del encargo que le había indicado en su retroalimentación anterior. Inhaló el aire tropical, que para la nariz no entrenada resultaría denso, incluso pestilente. Superficialmente, sólo podría percibirse la humedad, pero si se dejaba llevar, alcanzaría a detectar algunos otros elementos como la flora o fauna que habitaba la selva brasileira.

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Luxure siguino en su forma de felino grande y a casa segundo se adaptaba, esas nuevas experiencias le agradaba, este debió admitir que el principio fue un poco confuso. En ello, comenzó a caminar rumbo a los cazadores furtivos, pasando lo más silencio posible, comportándose cómo su animal interior, asechando en la grama, escuchando al mismo ambiente. En su interior interiozaba sin perder la calma las palabras de la animaga, no obstante deseaba responderle y podía hacerlo. Esa limitante le desagrado, incluso frustró, sin embargo no perdió el control, allí se detuvo en seco.

 

"Curioso, una presa. Quizás sentir la sangre y carne cruda me haga animar en este aprendizaje."

 

Pensó y comenzó a desplazarse en sigilo, esperando que su mentora no se interpusiera, allí su cuerpo comienza a reaccionar, su mirada a clavarse en esa criatura que no sospechaba de su peligro, era algo común, no extraordinaria o mágico, pero suficiente para que el mago oscuro probará sus habilidades féminas, ya luego se ocuparía de los cazadores furtivos, y fue así comenzó adentrarse a su aventura, su respiración era calmada, mientras su deseo de sentir la sangre crecía segundo a segundo, esa sensación de sentir la sangre en su paladar sería un deleite para este, ver como sus patas relacionaban a esa voluntad, como su pensamiento e instinto animal guiaban aquella cace natural de su animal interior. Y se preguntaba si la pudiera capturar, pues comenzó a cazar.

 

Su cuerpo se comenzó a preparar, y comenzaba a dar algunos pasos veloces, comenzando a correr en la caza de ese conejo salvaje, el mismo era blanco, con una oreja abajo, un poco regordete, incluso de un color oscuro, de unos orbes azules, aquellos saltitos hacia que la adrenalina del mago comenzará, allí la tenía a su merced, en eso clave sus colmillo en la presa, los cuales clava y deja salir sangre, ese cuerpo se retuerse un poco, ingiriendo algo de sangre, saboreando esa grata sensación caliente por su boca, era algo que le agradaba.

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  • 3 semanas más tarde...

A pesar de haberse alejado por un sendero distinto al que su pupilo debía tomar, Suluk se aseguró de poder mantener un ojo sobre él a fin de observar su proceder. A diferencia de otras ramas de la magia, e incluso de otros tipos de magia Arcana, en la Animagia era esencial el proceso y el cómo se llegaba a la transformación final. Por supuesto era importante que ésta fuera completa y adecuada, pero de poco servía una transformación perfecta si el aprendiz no atravesaba también las disquisiciones del camino hacia ésta.

¿Qué diferencias hay entre el comportamiento del animal y del humano? ¿Que áreas de la personalidad tienen en común, y en cuales difieren? La complementariedad entre el Animago y su animal no siempre era al cien por ciento, pero de alguna manera era perfecta, y sin embargo era necesario que el Animago entendiese el cómo y que aprendiese a vivir siendo él mismo en el animal y viceversa.

No obstante, debía reconocer que tales minuciosidades podrían no ser tan fácilmente discernibles en su pupilo. Suluk no sabía más de la licantropía que aquello que se podía encontrar en los libros, y aún así su amalgamamiento con la Animagia era aún territorio mayoritariamente desconocido. Sin embargo, era preciso que éste aprendiese a separar la licantropía de la animagia. No podía permitirle vincularse con la habilidad hasta que aprendiese a disociarlos. De lo contrario, de permitirle ir por la vida oscilando tan inestablemente – sea en mente o en morfología – entre un estado u otro, las consecuencias podían ser catastróficas.

Sintió un poco de desazón al verlo desviarse nuevamente del encargo que le había cometido momentos atrás, y sobretodo hacerlo siendo presa de impulsos que no parecía esforzarse por contener. Suluk negó con la cabeza, y salió de su escondite entre los árboles para revelarse ante el jaguar, mientras envainaba su Vara de Cristal, la cabeza de Amarok oscilando en el aire a la par que emitía un destello cuyo poder cesó de inmediato la transformación de su pupilo, quien recobró su forma humana ante ella. Era necesario recapitular algunas cosas.

Sígueme, por favor. – dijo Suluk, y se echó a andar entre los árboles, alejándose de los cazadores. Aquella interrupción a sus planes previos era necesaria, más debía apurarse si quería garantizar que el cazador siguiera con vida para cuando su alumno lo encontrase. – ¿Por qué has hecho eso? ¿No has podido controlarte? – preguntó.

No estaba molesta, en lo absoluto. Más bien, una parte de si estaba emocionada: entre tanto estudiante que pasaba frente a sus ojos, la mayoría de ellos tenían un camino en la animagia que, si bien distinto, era bastante predecible y respetaba un patrón general. Su pupilo actual, sin embargo, era más desafiante y la obligaba a repensar las estrategias que normalmente usaba. Sin embargo, no doblegaría en lo absoluto los requerimientos que normalmente demandaba de sus instruidos, independientemente de las dificultades individuales.

Verás, querido. El mago domina al animal, y no al revés. Eso siempre ha estado claro para aquellos de nosotros que estudiamos la Animagia. Soy consciente de que puedes tener más dificultades que un no licántropo para contener tus impulsos y que, en tu forma humana, una parte de ti sigue respondiendo a ellos incluso si deseases que no fuese así. Sin embargo, y como te dije antes, es preciso que entiendas que la licantropía y la animagia son dos cosas distintas.

<< Y más importantemente, tienen que ser cosas distintas. No podré vincularte con el anillo de la habilidad hasta que seas capaz de dejar tu licántropo de lado cuando eres un jaguar, no puedo permitir que divagues tan inestablemente entre una forma u otra, eso sería muy peligroso tanto para ti como para quienes te rodean. >>

Suluk no estaba segura de cómo ser más clara al respecto; era menester que el muchacho comprendiese el donde había errado, la magnitud de lo que estaba en juego, y el cómo debía rectificarse.

Te daré una última oportunidad, y me temo que si fallas quizá sea mejor que lo intentes en otro momento, cuando tu licantropía esté un poco más calma. – musitó, frenándose en seco y mirándolo a los ojos – Hazme el favor de transformarte nuevamente y, esta vez, concéntrate en dejar tu licantropía detrás. Eso es esencial. Luego, procede con el encargo que te asigné antes.

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Al finalizar de hablar la maestra de ese saber el egipcio, aún con el gusto de la sangre en el paladar le responde. Y tener el recuerdo como la luz se extingue de la mirada de su presa.

 

-No soy como otros magos, ese sensación es grata para mí, no es un instinto animal, en cierto grado disfruto aniquilar, incluso con cierta conciencia en mi forma lobuna puedo matar a mis enemigos a voluntad, por ello en forma de jaguar desee probar esa nueva forma de matar, de sentir por primera vez como una vida se esfuma por tu poder y cumplir el ciclo vital. Y no lo voy a negar, adaptarme a ser un felino, pues es muy diferente, este nuevo cuerpo creo que lo he dominado, no obstante no te puedo prometer que mis actos futuros sean nobles.

 

Hace una larga pausa. Y la observa con cierta curisiodad, notando poco su si estaba a favor o contradicción de que había mencionado, pero su respuesta a ello era poco, y fue así, que evocando su instrucción, bajo la mirada, no por vergüenza, sino que deseaba estar preparado para cazar y acabar con los cazadores furtivoS, pues al ser casi un amante al mundo natural, en particular a las plantas, sentía cierto desagrado a los seres que daban muerte a las criaturas, además que disfrutaba la compañía animal más que la humana, vampiroca, demoníaca o de un ser con razón.

 

-Y dejando esto claro, supongo que seguiré con tu encargo.

 

El egipcio se volvió a transformar en su forma de animagia, pero en esta ocasión tenía un dominio más preciso, no era torpe en caminar y se fue caminando en dirección a la primera instrucción, su anhelos y disposición se encontraba en perfecta armonía, aunque sus intenciones eran maquiavelicas, pero estaba consciente que no podía darle frente a frente a un gran grupo, por ello al acercarse dejó que su oído le permitiera distinguir la cantidad, lamentándose no usar sus poderes Uzza para ver y saber si aquellos hombres poseían armas de fuego.

 

Al momento de llegar a la locación, este mago oscuro se detuvo en seco, pues escucho el ronroneo de un jaguar cachorro, el cual sufría por una trampa, el mismo se encontraba rodeado a la distancia de cazadores furtivos, y así que adaptándose al ambiente de oculta, pues debia meditar si ayudarle o no, o si debería regresar a su forma humana y ayudarle y matar más fácil a esos hombres, ya que si producía mucho movimiento alertaria a los que allí se encontraba, además de ser un piel albina, sería una pieza más codiciada que otros felinos que pudieran ver esos hombres. Su razón analizaba cada situación posible.

Editado por Demian Luxure

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La nobleza es algo que, lamentablemente, sólo podemos esperar de unos pocos. – contestó Suluk ante las declaraciones del joven. A lo largo de sus más de cuatrocientos años en la faz de la tierra, había escuchado testamentos como aquel en numerosas ocasiones, reaccionando en un principio con consternación ante lo irracional e inhumano de los mismos. Eventualmente, sin embargo, había aprendido a aceptar que mentes como aquellas no eran más que desviaciones de lo que, a su criterio, era la aceptable normalidad. – No estará exento, sin embargo, de cumplir con mis exigencias. Un hombre que no controla sus impulsos rara vez puede vivir en sociedad, así que no se sorprenderá si le pido que lo haga, aunque sea sólo para contentar a una anciana como yo.


Suluk le dedicó una última sonrisa, tan encarecida como recriminadora. Extrañamente, el mago frente a ella le recordaba a los tiempos en los que había vivido con su padre en tierras canadienses y varios extranjeros habían recurrido a él para aprender las peculiaridades de la magia que el tan naturalmente practicaba. Tanta lluvia desde entonces, ya estaba acostumbrada a que los Europeos limitasen su magia a la punta de su varita, pero de tanto en tanto se sorprendía al ver como sus pupilos, al igual que los de su padre, se mostraban tan reacios a ver que la magia era muchísimo más amorfa y versátil.... si tan solo se animasen a experimentar con ella, a jugar y a desafiar las fronteras de lo que ya manipulaban tan fácilmente como ella misma había hecho incluso cuando... ¡ni siquiera sabía acerca de la magia como tal!


Negó con la cabeza, quizá con el tiempo aprenderían. O no... aquello era más probable, de hecho. También, con el tiempo, había aprendido a no esperar grandes concesiones de ellos.


Su pupilo recobró su forma animaga, y ella volvió a perderse entre los árboles a cubierto de la oscuridad nocturna mientras, con un sigilo sorprendente para alguien de su edad, emprendía la marcha a la par de su pupilo mientras éste se dirigía rumbo a los cazadores. El bosque estaba lleno de distracciones para su animal interno, ella era consciente de aquello y no pretendía menoscabar los desafíos que Demian tenía frente a él, más confiaba en que esta vez su alumno haría lo correcto: le había encomendado una misión en muchos sentidos sencilla, ya que nada más debía hacer uso del privilegiado sentido del olfato que los de su casta tenían...


Si el podía cumplir con ello y encontrar al cazador adecuado sin distraerse de por medio, quizá y solo quizá, podía llegar a considerar permitirle hacer la prueba final. Pero para ello... oh, quizá un par de lunas más.

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El egipcio siguió al arcano al lugar indicado, al parecer aquel escenario donde un cazador captura al charro pasó a un segundo plano. Este simple se limitó a seguir sus indicaciones, a pesar que ello le pareciera aburrido y tedioso, al parecer debería percibir a la distancia y con su aroma alguien que no conocía, incluso detalles tan minúsculos que era una tara casi imposible, sólo se limite a observar a la distancia, notando el comportamiento de esos seres furtivos, donde su único pensamiento era capturar animales.

 

Y al estar transformado en jaguar se adentro a donde debería estar, fijándose oculto entre un árbol, el cual estaba a una prudente distancia, las ramas de los árboles le daban cierto camuflaje, está era del tamaño y grosor preciso para soportarlo, y desde allí intentar buscar una aguja en un pajar. Y es posible, que pasara días y sus sentidos no le permitiera alcanzar la meta. El mago pensaba que fuera más fácil, optar por regresar a su forma humana, allí con magia mataría a todos, para así luego buscar entre los cadáveres a ese hombre, sin embargo, siguió en su forma de su animal interior.

 

Los segundos pasaban, y a su distancia sólo percibia a los hombres, ¿Acaso era el anciano que fumaba un tabaco? o ¿era el negro que cocinaba una carne que había puesto en varas de madera? O ¿ pudiera ser el albino que le quitaba la piel a un animal? Y Bien fuera ese delgado catire que se encontraba leyendo un libro, esto era complejo, y sin saber si existían otros hombres, sus aromas eran difícil de distinguir y separarlos, al menos para ese momento, ya que no sabía de dónde provenía cada uno, pero quizás las acciones que estaba haciendo les añadía un poco de distinción a sus cuerpos.

Editado por Demian Luxure

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Hacía mucho tiempo ya desde que Suluk se entretenía con la docencia, y a lo largo de toda su experiencia sólo había sido capaz de concluir que la docencia no era más que otra forma de aprender. Su larga edad no la prevenía de seguir siendo una estudiante de tanto en tanto, sobretodo en áreas del conocimiento no demasiado exploradas como era el límite entre la Animagia y la Licantropía; pero su aprendizaje iba más allá del plano del conocimiento, y se extendía a cosas menos terrenales como reconocer los límites de sus alumnos, distinguir lo corregible de lo no corregible y, sobre todo, instarlos a que demuestren sus habilidades y la mejor versión de sí mismos. La docencia muchas veces era más un arte que un oficio, y quizá ahora era momento de que la improvisación tomase las riendas que la virtud no podía dominar.


Fue por ello que, tras varios minutos de observar el obrar y pensar del muchacho ahora convertido en jaguar, Suluk puso un alto a todo. Hasta entonces, había cobrado una de sus tantas formas animagas y había supervisado la escena desde la rama más alta de uno de los pinos que rodeaban el campamento, más ahora había recobrado su forma humana y se encontraba a tan sólo unos metros de su alumno. Un movimiento de su vara curó la herida que ella misma había profanado antes en el cazador, a la vez que la madre y sus crías mamíferas eran transportadas a otro lugar donde estarían a salvo de las manos de aquellos hombres sin piedad. Por último, se aseguró de atraer la atención de su alumno, y no fue hasta que se aseguró de tenerlo a un lado, en su forma humana una vez más, que emprendió la marcha por un sendero que se alejaba del campamento donde habían estado hasta entonces.


Has mostrado un progreso significativo, y a pesar de que aún queda camino por andar, más me temo que nuestro entrenamiento juntos termina aquí. – comentó Suluk, deteniéndose en el medio de un claro bajo la luz de la luna que teñía de un tono perlado el semblante de los dos allí presentes – Verás, querido, mis conocimientos sólo pueden llevarte hasta tu transformación en tu animal interno; lo cual has logrado desde muy temprano en nuestra relación. He de confesar que he gastado gran parte de esta noche intentando que controles la animagia por la licantropía, pero es evidente que ha sido una pérdida de tiempo. – sonrió, aunque no cómo gesto para excusar la rudeza que se permitía mostrar por su posición de docente.


Su vara de cristal brilló una vez más.


– Es la hora de dejar que la Pirámide y el Portal determinen tu valía. Muchacho, debo preguntarte, y al hacerlo te insto a que lo consideres cuidadosamente: ¿estás listo para tomar la prueba de Animagia?

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Por un momento Luxure pensó que no iba aprobar, o sería una eternidad como le había pasado con el arcano del Parsel, al menos sería rápida como la de Nigromancia, este se preguntaba ¿Que debería indagar u o dar para ese laberinto? Ya que su primera habilidad sacrifico el recuerdo de sus padres, en la segunda confrontó su mayor miedo. Este le gustaba sus desafíos, pues esto le permitían conocerse más, sin embargo, sería muy divertido ver cómo esto ocurriría, el mismo desearía un desafío, algo que lo golpee en su interior. Y así, ver de que estaba hecho, así como en sus anteriores pruebas, algo que lo hiciera examinar esa dispuesta entre su ser licantropo y animago.

 

-Soy un Luxure ¿Acaso no piensas que podré hacerlo- Indagó muy sarcastigamente, incluso con una sonrisa en el rostro, aunque no le gustó que ella le quitara su forma de jaguar, a la cual le daba gusto. -Es sin duda más bien que yo deba preguntar ¿Acaso tu desafío está preparado para mí? ¿Serias capaz de aprobar alguien sediento de sangre y que le gusta matar?-

 

En cierto sentido al ser criado como Archimago de la Muerte sentía cierto placer al quitar la vida, ver que ese brillo en la mirada se pierda, sentir la sangre fresca y caliente pasar por su garganta, este no poseía remordimiento en ello, pues fue criado para disfrutar su oficio en su país, dictar con frialdad muerte a otros y ser verdugo de los seres que se oponían su camino, con esto dio a entender que deseaba la prueba. Y deseaba en ella explorar su ser, su lucha interna, la cual predominó en su camino de animago.

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  • 3 meses más tarde...

Su regreso al mundo mágico había sido accidentado, pero poco a poco había logrado recuperar la memoria y, en cierto punto, la cordura tras tanta información vieja y nueva que llegaba a su cabeza. Si bien por momentos sentía que debía escapar de todo aquello, regresando al mundo en el que había vivido por tanto tiempo. “El mundo muggle”, ahora recordaba que así lo llamaban los magos como ella.

Sí, como ella. Había recuperado el conocimiento de sus poderes. Bueno, a decir verdad, había sido la parte más sencilla. Apenas tomó nuevamente su varita, ya sabiendo su verdadera naturaleza, la información regresó como si nunca hubiese faltado de su sitio. Su amor por los duelos no se había desvanecido, intentando siempre desafiarse a más. Y ahora se encontraba en un nuevo desafío: el de adquirir la habilidad de la Animagia.

Tiempo atrás, había logrado en forma privada el convertirse en una rubia lechuza, pero con las nuevas regulaciones había dejado de hacerlo, y ya por tanto tiempo que hasta se había olvidado de cómo lo lograba. Era tiempo de aprender, aunque suponía que bajo tutela de aquella sabia Arcana sería un conocimiento mucho más firme y duradero. No solo esperaba lograr la habilidad, la expectativa de aventuras era lo que la movían.

Conocía a la Arcana, pues había sido parte de aquellos instructores que habían enseñado en inmediaciones de la Academia de Magia, formando lo que sería la Universidad. Había tenido el honor de dirigir por un tiempo las afamadas instituciones. Pero hoy todo había cambiado. Cada escuela de magia se ocupaba de enseñar diferentes habilidades y conocimientos, lo cual las volvía más específicas y expertas en lo suyo.

 

Fue así como la Gryffindor viajó hasta Oriente, donde la prestigiosa Escuela de Magia Mahoutokoro. Una vez en terrenos de la mágica institución, buscó la recepción para saber dónde podría encontrar a Suluk Akku, quien sería su mentora. Las instrucciones fueron claras, y hacia allí se dirigió, en busca de la aislada cabaña que pertenecía a la Arcana.

Los terrenos eran recorridos por una brisa fresca que jugaba con su largo cabello, el cual en aquella ocasión había dejado suelto. Vestía una larga túnica de color gris, y calzaba botas de viaje de color negro, cómodas para moverse. Recorrió el terreno con una sonrisa, motivada y alegre. Una vez estuvo a la entrada de la cabaña, llamó a la puerta con suaves golpecitos y se dispuso a esperar a que la dueña de casa se encontrase allí.

Editado por Mica Gryffindor

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