Videncia

[Niko Uzumaki]

- No creo que no sea importante verlo y que no sea importante para determinar mi futuro. Seguro así es, solo no entiendo muy bien la conexión entre observarlo y poder entender el futuro - El arcano lo había malinterpretado por completo pero nada que no tuviera solución. Había tratado con varios arcanos hasta el momento solo que todas habían sido mujeres y se había podido comunicar mejor con ellas. El Tonks siempre había tenido problemas con los hombres y nuevamente se manifestaban.

 

Niko se limitó a escuchar a Sajag con sus explicaciones e instrucciones, en especial aquellas relacionadas con la concentración. El Tonks sabía que no necesitaba nada de eso para poder concentrarse, estaba muy acostumbrado a hacerlo y era capaz de olvidarse de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor con mucha facilidad - Esto será interesante - Pensó mientras escuchaba al arcano, al parecer solo tenía que despertar su ojo pero no sabía qué tan difícil podía ser dicha tarea.

 

- Entendido - El arcano había finalizado su té y Niko tendría que leerlo para responder a las preguntas dadas por el hombre. No era la primera vez que realizaba algo como ello así que tendría que agradecerle a Orión por su clase al finalizar su aprendizaje con Sajag. Observó cuidadosamente la taza para encontrar cada uno de los mensajes y características con el fin de determinar la respuesta a las preguntas del arcano - Creo que puedo empezar por lo más básico - Pensó mientras observaba.

 

- Veo una mariposa y una llave. Esto me dice cómo es que ha llegado a ser arcano de la Videncia - Niko hizo una leve pausa - La mariposa indica superficialidad y alegrías pasajeras, quizás algo relacionado con el alcohol o con la fiesta. Momentos que son pasajeros pero no son vivencias profundas. Solo nos hacen ser más superficiales - El Tonks hizo una leve pausa de nuevo antes de continuar con su explicación. El arcano había tenido una vida no muy fácil como podía observar y los golpes de la misma lo habían llevado hasta el lugar en el que se encontraba.

 

- La llave abre puertas y en este caso permite que haya nuevas oportunidades. La oportunidad en este caso fue convertirse en arcano - La vida de Sajag se había encargado de mostrarle el camino correcto hasta llevarlo a ser el arcano de la VIdencia. Así que su pasado y sus hábitos anteriores eran los que se habían encargado de llevarlo hasta su posición actual. Quizás eso era lo que el anciano deseaba que el rubio entendiera.

 

- Además veo un abanico pero este no me dice mucho sobre si logro enamorarse alguna vez o no - El Tonks no tenía muy clara la respuesta a la otra pregunta del arcano así que necesitaría un poco de ayuda - El abanico me indica que hubo coqueteos con alguien pero no necesariamente que haya habido amor de por medio, pero yo creo que sí se enamoró - Era una suposición suya pero por algún lado debían empezar sus visiones y el ojo debía despertarse de algún modo.

[Sajag]

Sajag era el Arcano más parco en palabras de los que estaban en el Ateneo pero con este muchacho estaba siendo agradable mantener una conversación, sobre todo porque era de ideas agudas y audaces, se atrevía a preguntar más sobre la Habilidad desde un punto de vista más funcional y era algo que con pocos había conseguido hablar, tal vez entre sus iguales Arcanos había sido la última vez que había mantenido una conversación metafísica sobre la necesidad de las Habilidades y el conocimiento de su comportamiento entre los humanos.

Estaba a punto de presentar una disertación sobre la Videncia cuando sintió el canto de los Augurey en el exterior. Eran animales tan parcos en demostrar emociones como él mismo y sólo en momentos concretos cantaban, siendo malinterpretados como agoreros que anunciaban la muerte. Se preguntó que su situación era muy similar con la Videncia y se guardó todo su discurso. Aquellos animalitos solían cantarle a él cuanto anochecía para que les alimentara, una costumbre que había tomado desde hacía meses, desde que había entrado en aquel centro de enseñanza londinense. Se hacía tarde.

- Tanto el pasado como el futuro son inciertos siempre. Podemos observar el Pasado mil veces y nunca entender el futuro cambiante que genere. Por eso la Videncia es tan complicada, pues todo futuro es posible a partir del mismo pasado y del mismo presente. Sólo tienes que comprender cuál es el futuro que más posibilidades tiene de ser el correcto. Y, aún así, es probable que no aciertes.

Se recostó un poco en la silla mientras el Sr. Uzumaki leía los posos de su taza de hierbas. Sentía que había sido tan agorero como el canto de los pájaros en el exterior de la clase. Sonrió afablemente cuando mencionó su pasado "ligero de cascos"; en verdad había sido un tanto caótico para su familia. Aunque añoraba aquellos campos y el olor de azafrán de su país, nunca se había arrepentido de aquella fase de... ¿Cómo lo había dicho el Director? De "alegrías pasajeras..." Sin ellas, no hubiera podido avanzar en el camino hacia el Aprendizaje y Dominio de la Videncia.

- Tras años de vida ligera y superficial - le dijo, copiando sus mismas palabras - aprendí el camino a seguir. Pero sin ellas, no sería lo que soy. Ver el pasado enseña a comprender el futuro. A veces, saber el futuro de alguien no es más útil que conocer el verdadero momento en que se gestó ese futuro.

Esperaba que su pupilo hubiera entendido el punto de vista. Bajó la vista hacia la taza y buscó aquel rostro juvenil que aún recordaba con verdadera ternura.

- Me enamoré siendo joven, adolescente aún. Esa imagen dictaminó mi deseo de conocer su futuro cuando ya hacía mucho tiempo que no la veía. Es triste usar la Habilidad para un uso propio e... indecente... Pero también aprendes de los errores, incluso más que de los aciertos. ¿No cree, Sr. Uzumaki?

No le dio tiempo a responder. Se levantó bruscamente, casi demasiado para una persona que tiene una barriga tan oronda como la de él. Se acercó a un estante y le dio la espalda. Desmenuzaba comida para sus amigos alados que lo esperaban fuera.

- Tome las tres cartas que le recibieron, El Emperador, la Fuerza y el Sol. Serán sus compañeras mañana.

Ahora le miró levemente por encima del hombro. Él siempre cometía el mismo error, el ver por adelantado las respuestas le hacía olvidar hacer las preguntas.

- Es decir, si quiere empezar su gran prueba mañana, claro. Le tengo que hacer la pregunta sobre si se opone o no a hacerla, si se siente preparado. Si lo está, venga mañana a la ribera del gran agua que rodea a la pirámide central. Y traiga las cartas. Como le dije antes, serán sus compañeras mañana. Si le parece bien, a eso de las diez de la mañana... ¿O en serio me va a preguntar sobre un refuerzo adicional para despertar su ojo interior? Ya sé, ya sé...

El Arcano se dirigió hacia la ventana de cristal con un cuenco de madera en la mano, llena de comida desmenuzada. La abrió y el canto de los augureys se hizo más claro.

- Tiene dudas. Es normal. Pero estoy convencido... - sé... -- que está preparado si es capaz de vencerse a sí mismo, algo que ha hecho muchas veces en otras circunstancias. ¿No es así?

[Niko Uzumaki]

- ¿Comprender cuál es el futuro que más posibilidades tiene de ser el correcto? - Las palabras de Sajag permanecieron en la mente del Tonks por un par de minutos. Necesitaba procesar un poco el mensaje que le acababan der dar para entender qué era lo que estaba intentando decirle el hombre. Sin duda esa era la importancia de entender el pasado y su conexión con el futuro, así que para poder ser considerado un vidente no debía olvidar aquella gran lección de parte del arcano.

 

- Sí, siempre he creído que los errores son parte de los procesos de aprendizaje - El Tonks no sentía mucho agrado por los estudiantes perfectos porque sabía que equivocarse dejaba muchas lecciones y el arcano pensaba lo mismo por lo visto - Siento que las veces he cometido errores en cuando más he aprendido sobre mi mismo y en general sobre la vida así que creo que tiene razón - Finalizó el rubio, había tenido que esperar a que Sajag lo dejara hablar para.

 

- ¿Compañeras? - El Tonks no entendía lo que el arcano le intentaba decir pero sabía que él sí lo tenía muy claro debido a sus propias habilidades y conocimientos - Ahora todo tiene sentido - Murmuró al escuchar la aclaración realizada por el hombre. El momento de la prueba había llegado pero todavía tenía demasiadas dudas aunque sabía que las podría resolver en el camino hasta la Gran Pirámide... o quizás no.

 

- Supongo que ya conoce la respuesta a la pregunta, así que agradezco sus enseñanzas y lo veré mañana nuevamente junto con las cartas - Niko salió de la vivienda del arcano sin responder su última pregunta, quizás lo haría antes de dar inicio a la prueba - Por favor no me dejes olvidar de las cartas - Su elfo apareció inmediatamente a su lado para acompañarlo de regreso hasta su oficina y ayudarlo con todos los trámites pendientes.

[Sajag]

El Arcano no asintió ante las palabras de Niko porque, en realidad, ya las conocía. Aquel hombre era mucho más sabio de lo que dejaba traslucir bajo su semblante tranquilo. El Sr. Uzumaki haría la prueba y se presentaría ante el portal dentro de la Pirámide. Aunque no sabía los detalles concretos de como transcurriría, Sajag había visto a su pupilo saliendo de él con el anillo vinculado. Por ello, no se entusiasmó ante la afirmación que iba a ir porque, en su Visión, le había visto saliendo de la prueba.

 

Le sonrió y le deseó un buen día, aunque sabía que llovería durante los obstácul0s que tendría que superar. El peor de todos, confiar en sí mismo. Pero eso ya era responsabilidad suyo, así que le dio la espalda y recogió, mediante magia, la habitación. Limpió los líquidos derramados y recogió las cartas del tarot esparcidas, guardó las plantas que usaba para los tés y, finalmente, cuando todo lucía en su sitio, tomó el sitar y empezó a improvisar una melodía.

 

El Arcano sabía que no tendría mucho tiempo de asueto, de nuevo, puesto que pronto llegarían no una sino dos alumnas que intentarían despertar su Ojo Interior y, al menos una, ya se retrasaba. Estaba seguro que este intento sería difícil para ambas. Había vislumbrado algo que parecía indicar que, tal vez, alguno no llegaría ni a superarlo.

 

Suspiró y volvió a tocar aquel instrumento musical. La tensión le había hecho tocar una nota disarmónica que había estropeado el conjunto de la canción.

 

Siguió esperando a sus alumnas, arrancando notas al instrumento de cuerda.

[Mia.]

Era la segunda vez que tenía que acudir a la morada de Sagaj, no se sentía del todo cómoda, porque su anterior visita había concluido en una situación un tanto compleja, en la cuál al no querer beber el contenido de una copa que le dio, decidió que era mejor marcharse para volver cuando estuviese segura de querer comprender si todas aquellas visiones de acontecimientos que llegaban a su mente y que en ocasiones se cumplían, eran reales o simplemente era algo que ocurría de manera extraña por alguna conexión que tenía con otra persona.

 

Por lo que con una media sonrisa en los labios y actitud positiva, ingresó hasta los terrenos designados por los directores de la Universidad para los arcanos, intentando mantener la calma, hizo desaparecer la capa de viaje que cubría su cuerpo, dejando únicamente su cuerpo cubierta por una fina túnica que a penas si permitía ver el contorno de su figura, sí, ese día vestía demasiado recatada, algo que era un poco extraño en ella, pero que no le importó demasiado, porque justamente en ese momento, sentía un cambio en su interior, algo que no entendía del todo, pero que esperaba que dentro de poco, tuviese respuestas.

 

—Es momento. —soltó para sí misma.

 

Acercándose hasta la vivienda de la arcana, soltó una exclamación de pesar, al momento en que escuchó como emanaba del interior el sonido de una melodía, que pretendía relajar a las personas, pero ¿así era? No estaba del todo segura, así que inhalando profundamente, esperó unos segundos antes de levantar su mano.

 

— ¿Puedo pasar? —preguntó con confianza, después de dar un par de toques a la puerta.

 

Esperando con paciencia, decidió que no iba a irrumpir en la morada sin permiso, porque eso podía generar algunas situaciones un tanto complicadas que no le hacían realmente justicia a su visión de la clse y la falsa confianza en que todo saldría bien durante su aprendizaje en esa ocasión, porque se sentía un poco conectada con su ojo interior, algo que en la anterior ocasión, no fue de ese modo

Editado 26 de Marzo del 2018 por Mia Black Lestrange

[Sajag]

El Arcano insistía en la melodía cuando llegó la primera de sus pupilas. A pesar de la puerta cerrada, reconoció quien era pues había aparecido una vez hacía un tiempo. Sonrió y dejó levitando el instrumento musical mientras se acercaba a la tetera humeante.

 

- Puede pasar señorita Black Lestrange - como siempre, el Vidente sabía el nombre y los rasgos más predominantes de la mujer que acudía a su habitácul0 a aprender sobre la habilidad que él dominaba. - ¿Un té?

 

Era una pregunta para cortar el hielo puesto que una bandeja de madera, muy sencilla, se depositó sobre la mesita ratonera , con dos tazas también sencillas y sin azúcar. Este aditivo alteraba la funcionalidad mágica de las hierbas que soltaba sus propiedades en el líquido que había hervido hasta unos momentos antes.

 

- Me alegra verle de nuevo por aquí. ¿Recuerda la última vez que nos vimos? Lucía un pelo rojizo y vino acompañada. Entonces le dije que no importaba si el té no le gustaba, que sólo era para que viera los posos y que los interpretara.

 

El Arcano se sentó en la mesa y ofreció con un gesto suave el otro lado para que ella se acomodara.

 

- No es importante que usted crea que no ve nada en ellos. Estoy seguro que sabrá interpretar el estado de ánimo que le generé los posos en el fondo de su taza. Por favor... Beba.

 

Él hizo lo mismo con una parsimonia que casi parecía una ceremonia la ingesta de aquel líquido. Sajag se lo tomaba muy en serio.

 

- ¿Puede decirme si cree que le dicen algo? ¿Ha despertado ya su Ojo Interior, señorita?

 

Las preguntas del Arcano seguían siendo para inspirar confianza. Si la mujer supiera lo que él sabía de ella... seguramente huiría y no le dejaría continuar con la clase, de alguna manera. Pero estaba seguro que la curiosidad podría más que sus instintos.

[Mia.]

La ocasión anterior, había decidido retirarse porque no se encontraba totalmente segura de querer abrir su ojo interior delante de otras personas, pero en esa oportunidad, no se retractaría, por el desconocimiento que la rodeaba, intentaría confiar en el vidente que tenía delante de ella.

 

 

—Lo aceptaré encantada —tomó entre sus manos una de las dos tazas de té—. Claro que lo recuerdo y también, el hecho que refirió que no vería nada, que estaría ciega… que esa era su profecía para mí. —añadió con una sonrisa en los labios.

 

Escuchando lo que el arcano recordaba de su encuentra, negó con lentitud. Estaba equivocado, en aquella ocasión, no les dejo más alternativa que beber ese contenido, y no era que fuese a confiar su vida en líquidos, como lo había hecho con el arcano de pársel. Meditando, sobre si beber o no beber lo que contenía la pequeña taza, llegó a la conclusión, de que entre más rápido lo hiciera, más rápido avanzaría su formación.

 

 

 

Por lo que, sin pensarlo más, bebió el contenido del recipiente que sostenía en su mano, casi de un solo trago. Reconociendo que no sabía del todo mal, disfrutó de la sensación de calor en su garganta y esperó unos segundos a que, en el fondo, los pozos se acoplaran y formaran unas extrañas figuras, que pocas veces podían decirse que eran vistas en una simple clase y por curiosidad.

 

 

 

 

 

—No sabe tan mal…. —fue lo único que atinó a decir, justo antes de sumergirse en un pequeño transe.

 

 

 

 

o.o.o.o.o.o

 

 

 

Intentando concentrar su atención en todo lo que la rodeaba, soltó un bufido. Porque no entendía exactamente en donde se encontraba. Era y no era parte de lo que la rodeaba, entendía que lo que allí ocurriera iba a cambiar el curso del mundo mágico, afectando a todas las personas que formaran parte de él. Por eso, podía sentirse como parte, pero al mismo tiempo, no se sentía debido a que las personas que la rodeaban no las conocía, eran totalmente ajenas a su círculo más cercano.

 

Un murmullo en general, fue lo que la hizo darse cuenta que algo peligroso podía ocurrir. La Orden del Fénix cambiaba de dirigentes y una guerra sangrienta se desataba dentro del Ministerio de Magia, al no estar de acuerdo, matando a miles de inocentes, sí esos que pregonaban ser los defensores del pueblo. Matan a personas, a diestra y siniestra por el simple hecho de tener la corazonada de tener vínculos con la Marca Tenebrosa, cuando estaban totalmente equivocados.

 

 

 

Los mortífagos sabían defenderse y era lo que estaban haciendo en ese momento, protegiendo la debilitada estructura ministerial, reconstruyéndola desde el interior con la única intensión de favorecer a la comunidad mágica que los había visto creer. Sí, sabía que eso era totalmente posible, porque ella misma contribuía al correcto funcionamiento del dinero mágico, a pesar de ser parte de la marca, y lo continuaría haciendo mientras eso significara beneficios para sí misma.

 

 

 

 

 

o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.

 

 

 

 

Volviendo a la realidad, abrió los ojos y centró su atención a la arcana que se encontraba delante de ella y prestó atención a las extrañas figuras que se habían formado al fondo de la taza.

 

 

 

 

—Muerte, destrucción y nuevos ascensos… —soltó con un poco de duda, mientras mostraba las figuras parecidas a personas que estaban acostadas sobre el piso y otras sobre ellas— Eso es lo que veo.

 

 

 

Esperó en silencio, el veredicto del hombre que tenía delante de ella, mientras en sus labios continuaba la sonrisa, porque no estaba asustada con lo que había sido capaz de ver.

 

[Kahlan Blackthorn]

–¿Videncia?– aquella palabra surcaba su mente como una ráfaga de viento gélido. Era interesante el tema del tercer ojo y lo que el mismo, le permitía ver a quien conocía su función primordial. Conocer lo que ocurriría justo antes de que ese hecho marcará la vida de alguien o provocará un vuelco irreversible en la misma. No se trataba solo de mirar lo que el futuro deparaba, sino intentar que el mismo no causará más estragos de los debidos, ella conocía a la perfección cuándo un cambio era una huella honda de borrar en la existencia de la humanidad. Años y años de estudio sobre el tiempo pasaron por su cabeza como una vieja película en sepia, imágenes desdibujadas de rostros que poco a poco mutaron en muecas que no tenían una forma definida y causarían terror a cualquiera, pero no a ella que sabía bien a bien como manejarlas.

 

–Puede que sea mucho más agradable en la práctica que en la lectura...–enfundaba su varita en la pretina de sus jeans. Sus orbes azul oscuro cambiaron de color a un carmesí profundo y misterioso, nuevamente estaba pensando en emplear el Animagia para ir en busca del Arcano de la Videncia. No quizás no era buena idea, ya era momento de mostrarse como era realmente, dejando un poco de lado ese instinto felino que solía apoderarse de cada uno de sus sentidos. Sabia controlar las habilidades que poseía, pero estaba segura que la videncia era la última pieza para terminar de armar la pirámide, le entusiasmaba la idea de tener todas y cada una de las habilidades, pero igualmente le resultaba un poco prepotente saber todo y no ser ignorante en algunos temas. Tal vez era solo la emoción del momento, conocer otro lado de la moneda y esperar que el mismo, le dejará jugar una carta ganadora.

 

Colocándose una capa de viaje oscura sobre sus hombros, ya no le quedaba nada por hacer dentro de la Torre Negra. Aquel sitio era un bastión para pensar y decidir cada uno de los pasos que daría dentro del mundo mágico, ahora su único objetivo era hacerse con el anillo de aquella habilidad, no le importaba lo que eso costará. Ya estaba acostumbrada a desprenderse de cosas materiales y partes de su interior, no por nada la cicatriz en su pecho escocia con mucho más frecuencia que antes. Sabias palabras las de Báleyr todo lo que has hecho en el mundo de los muertos, no pasará desapercibido y te cobrará por el resto de tu eternidad una alta factura. Aunado a eso su marca de Caín condena que le mantenía medianamente cuerda y centrada en su futuro.

 

Desapareciendo en medio de una densa neblina carmesí, emprendía el viaje hacia el hogar de Sajag, le tocaría excusarse por su retraso. Eso si evitando dar más explicaciones de las debidas, sintiendo un fuerte tirón en su interior percibió un escozor que le subía por la columna vertebral, quemando poco a poco su nívea piel. Ladeando con fuerza su cabeza recobraba el control de sus sentidos, avanzando con paso decidido iba al encuentro del arcano y el resto de sus compañeros de clase. Algo le decía que conocía a la perfección a uno de ellos, extrañamente algo en su antebrazo izquierdo le ardió de una forma profusa y familiar.

 

–Lamento la demora, no voy a excusarme por ello. Pero le diré una sola cosa, si decide que merezco una reprimenda por esto, no me negaré a recibirla gustosa–entornando sus ojos hacia Mía, le obsequio una reverencia acompañada por una sonrisita lóbrega. Ambas la pasaría de lo mejor dentro de esa aventura, no le quedaba la menor duda de que sería algo grato para recordar.

 

 

[Sajag]

La música amansa a las fieras, dicen, pero hoy, Sajag había usado la música como instrumento para arrancar notas tristes que llenaban su alma. El Arcano sentía un leve Déjà vu extraño con la visita que esperaba, entremezclando sensaciones antiguas con visiones futuras. A veces, ser Arcano de Videncia era un lastre que agobiaba el alma. Ser fuerte era una de las necesidades básicas para sobrevivir a este grado de conocimientos.

 

Se abstrajo demasiado pensando en la música, desgarrando notas mentales, que el tiempo pasó demasiado rápido mientras dejaba que la muchacha Black Lestrange tenía su propia experiencia vidente. Cuando se dio cuenta que la nueva alumna habían llegado, ya llevaba mucho tiempo esperando en la puerta.

 

- Imperdonable... - Saludó de esa manera a la bienvenida. - Es imperdonable que no la haya atendido antes. Lo siento, no volverá a suceder. No soy quien para reñirla por su tardanza cuando yo mismo he dejado vagar mi mente y no le he atendido como los aspirantes se merecen.

 

Sabía que era de mala educación haber hecho espera a la muchacha. Por eso, dispuso rápidamente que la tetera empezara a hervir y que las plantas que iba a usar con ella incluyera hojas de hierbabuena, hinojo y cerefolio, que le darían un sabor agradable y que favorecían la digestión. Después, le hizo ademán para que se sentara al lado de la muchacha que estaba allá, con la infusión ya fría, suponía.

 

- Señorita Black Lestrange, ¿le puedo llamar Mía? - no era una pregunta pero le gustaba hacerla por pura cortesía; algunos no veían bien que un hindú rechoncho ajeno a la imagen de un sabio, usara los nombres con familiaridad. - Es interesante la interpretación que ha dado a los posos de la tisana. Realmente muy interesante...

 

Se recostó en la silla de madera y se frotó la barriga oronda. Había prometido no tener ninguna injerencia con el mundo natural de los magos y hechiceras londinenses que venían a su cuarto a interaccionar con él pero el contacto siempre le daba más información de la que él quisiera conocer. No tomaba partido, estaba por encima de todo ello. Aún así, le pareció interesante ver como la particularidad de la mente humana interpreta según sus propios ideales. Suspiró un poco; era una buena manera de empezar con la Videncia.

 

- Quiero que reflexione en mi siguiente frase... La Videncia muestra un hecho que puede ser interpretado de tantas maneras como videntes la sientes... ¿Por qué cree que su versión es la correcta? ¿La Videncia es exacta?

 

La sonrisa amable del Arcano floreció un poco más al sentir el ruido de la tetera, que flotó en el aire y dejó caer el líquido hirviendo en una taza que había puesto delante de la nueva alumna, la señorita Malfoy Croft.

 

- Es una bebida deliciosa, se lo aseguro. No, no puede utilizar azúcar. ¿Qué ve usted en los posos? Beba despacio y deje un dedo de líquido por encima para que se muevan por sí solas y después se depositen en el fondo. La misma pregunta para usted, sobre la exactitud de la Videncia en cuanto a sus vaticinios.

[Kahlan Blackthorn]

—No suelo beber el té con azúcar—soltó mecánicamente desviando su vista hacia la taza. El liquido tenia un aroma cautivador que invitaba a beberlo sin rechistar, quizás el meterse en ese hogar no había sido tan mala idea. La mirada del Arcano se mantenía fija en cada uno de sus alumnos, aquella faz amigable y jocosa, le provocaba una empatía peculiar con el hombre. Sus labios abrazaron la taza tomando un pequeño sorbo de la infusión, detectando un saborcito agradable que le empapaba todos los sentidos—Mi idea de la videncia, no solo se limita a que la misma nos permite conocer el pasado o futuro de las personas, para mi va mucho más allá de los limites que muchos podrían imponerle a dicha habilidad—musitaba dejándose envolver por el calor de la bebida.

 

Ahora ya no se pertenecía a si misma, percibiendo como sus músculos cedían ante el estupor provocado por una ilusión óptica. Inmensos posos se vislumbraban delante de ella, ondas de agua que aumentaban su tamaño, círculos que mutaban de un lado a otro, adquiriendo formas extrañas para Malfoy. Cadáveres apilados de esquina a esquina, adornaban la sala de su mansión—Cada uno de ellos ha perecido bajo el yugo de un Malfoy, hechiceros malvados que solo saben manejarse por el camino de la violencia—escuchaba las quejas de una bruja de cabellos castaños. Parecía que ahora su familia estaba sitiada dentro de Londres, sometidos por un grupo de incrédulos que pensaban que sería sencillo exterminarlos uno a uno.

 

Ahí en sus labios una sonrisa amenazadora afloro con vivacidad, afianzando con fiereza su oscura varita dejando escapar unas chispas rojizas de la punta de esta. Su rostro protegido por una faz diferente a la usual, no era una máscara como tal, pero tampoco era el rostro con el que nació o se le conocía dentro del mundo mágico. ¿Quién era la joven que estaba obsequiándole aquella fugaz mirada?. Posiblemente una vieja enemiga o la pantalla que pocas veces se molestaba en ocultar del todo, destrozos a diestra u siniestra era lo que describían su vida dentro y fuera del mundo mágico.

 

Dolor, muerte, caos y desolación, siempre eran los mismos elementos y el remate de todo aquello era una sanguinaria carnicería. Jamás tuvo las manos limpias, nunca pudo mantenerse fuera de una zona de guerra o matanza de proporciones épicas, pero ¿Cómo hacerlo?, si había nacido para ser una desalmada y exterminar con todo el poder que poseía a cada uno de los enemigos de su linaje. El mundo no sería lo que ella conocía actualmente y poco le importaba todo aquello, ya que solo se dejaba llevar por su sed de beberse la sangre de cada humano o desdichado que se cruzará por su camino. La raza a la que pertenencia no le dejaba otro camino por andar, solo matar y matar a destajo, mancillar uno a uno los cuerpos que ahora yacían en el suelo sin vida.

 

—He matado a docenas y me restan algunos más, ¿Pero que clase de vida puede ser está?—se cuestionaba sintiendo un ardor profuso en su cuello, quemaba como el fuego de mil soles y podía asemejarse al fuego que brotaba del mismísimo infierno. Su cuerpo se tensó de un momento a otro, captando otra imagen que se proyectaba en su mente, aquella tenia que ver con su visita al mundo de los muertos, el uso de un libro ancestral para devolverle al vida a un par de jóvenes. ¿Qué demonios era todo eso?, acaso una nueva factura emitida por sus acciones en ese sitio. Si lo deseaba saldría por patitas de ahí, pero no le agradaba la idea de cortar lo que el pasado le estaba regalando de nueva cuenta.

 

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Poco a poco su cuerpo recupero su pesadez habitual, estaba saliendo del trance o solo era un empujó hacia otra nueva revelación que el pasado o el futuro le tenían deparada a la Nigromante. Un felino de moteado pelaje paseaba por los jardines de la Black Lestrange, estirando las patas a su anchas desperezándose con aquella acción rascando una de sus pequeñas orejas olisqueaba el aire gélido que jugueteaba con su corto pelo— ¡¡¡ Grrr !!!—rugía persiguiendo una mariposa que se empeñaba en captar su atención tras revolotearle por la cabeza. Sus patas se elevaban cayendo pesadamente sobre la grava, verde suelo que le acolchonaba un poco el impacto causando una sensación grata en el animal.

 

Sus orbes azul oscuro iban y venían de un lado a otro, siempre manteniéndose alerta en todo momento. Agitaba de cuando en cuando su colita espantando las moscas que zumbaban descuidadamente en sus orejas, provocando que las mismas se agitaran curiosamente—¡¡¡ Grr !!!— volvía a rugir buscando algo que comer para apaciguar su hambre. Le era mucho más sencillo poder pasar desapercibida como un felino que como bruja, porque pocas veces usaba la animagia para moverse dentro del mundo mágico. Un trozo de carne era sujetado con fuerza por su pata delantera, luchando para que el mismo se quedara quieto y comerlo de un solo tajo. Un indefenso conejo se revolvía contra el césped intentando lanzar patadas de auxilio, provocando que el guepardo se molestará y le hincara los colmillos desprediendose del cuerpecillo hilillos de sangre que manchaban su blanco pelaje.

 

Por una o por otra razón, no podía evitar vivir de otro ser vivo y arrancarle la vida sin miramiento alguno.

 

http://i.imgur.com/2kJP8.png

Sus ojos se abrieron lentamente obsequiándole una postal que le hizo respirar aliviada. No volviera a tomar té, al menos no por lo que restaba del año o solo se abstendría de este por algunas horas. Prestando atención al cuestiona miento del Arcano, analizaba con sumo cuidado la respuesta que le otorgaría ante este. No se trataba solo de ver lo que el tercer ojo era capaz de captar, sino de intentar entender cada uno de los detalles y enigmas que englobaban el suceso o hecho que estaba por ocurrir o ya había ocurrido con antelación.

 

—Yo considero a la Videncia una habilidad sumamente complicada, no creo que se pueda saber con exactitud lo que sucederá hoy o mañana. Pero si intentar descifrar cada uno de los enigmas que se nos vayan presentando en el camino, cualquier señal o cambio inusual, quizás de ese modo demos con la fecha y hora en la que se presentará esa predicción—esperaba no estar siendo demasiado vaga en su apreciación. Aunque siempre creyó que el futuro, el pasado y el presente, no estaban del todo definidos y podían darse cambios en cada uno de ellos.