Videncia

[Hayame Snape Potter Black]

Le dolía bastante la cabeza

Había perdido bastante energía mágica y todo daba vueltas. Y no dejaba de ver cosas.

Quería hablar con todos pero no podía, solo podía observar como si fuera parte de una audiencia muda que se movía solo para ver mejor las escenas que estaban delante suyo; y aún así, nada se quedaba en un solo lugar, así como veía una escena, esta se repetía y sin embargo alguna acción, un movimiento cambiaba y todo el resultado era diferente... le parecía que estaba observando algo que no era adivinación, la adivinación era azarosa y esto era más optativo, como si varios resultados se presentasen y tuviese la opción de elegir el mejor de ellos.

Al menos, dentro de lo que alcanzaba a percibir

Sacudió la cabeza nuevamente y se estiró por entre el agua, al ver una última imagen de una especie de maestro extraño, misterioso, que parecía aguardar a ambas mujeres y quien parecía satisfecho y al mismo tiempo, paciente, ansioso por tenerlas delante finalmente a las dos brujas.

Quizás en esos momentos era una niña de apariencia humana pero sabía que tenía una misión que cumplir.

-Xell!!... XELL!!

Parecía que aquellas criaturas niponas se lamentaban y ahora buscaban arrastrarse hacia la bruja y sacerdotisa rubia, pero una de ellas se negaba a soltar el tobillo de la pelirroja, como si a pesar de todo también quisiera llevársela; solo esperaba que lo que se encontraba haciendo su sobrina surtiera efecto porque no quería comenzar a pensar en cómo deshacerse de esos yokais a la usanza de los japoneses:

O como bien decían por ahí, una buena katana afilada siempre era una excelente protección

-Tenemos que llegar con el arcano, esta será nuestra única oportunidad!! -le dijo aunque su voz sonaba bastante infantil

[Xell Vladimir Potter Black]

La niñita levantó de nuevo los brazos hacia aquellos espíritus. Parecían inseguros, tanto o más que yo, quien había entrado en aquel hueco del agua para sacarla, para sacar sus huesos, sólo basándome en una visión de una Habilidad que no entendía. Había sido como un presentimiento de que era lo correcto. ¿En eso consistiría la Videncia, en ver y decidir si lo que se veía en la Visión podía servirnos de ayuda en los sucesos que la provocaban?

 

- ¡Soltar a la tía Hayame de una vez! ¡La niña os reclama!

 

Deseaba que todo acabara y poder volver a casa. ¿A casa? Pero si teníamos que ir a encontrarnos con el Arcano. Aunque ya no estaba segura de querer ser Vidente si todo estaba tan lleno de peligros con las visiones. ¿Servían para mejorar la vida de los otros o para empeorarla? ¿O sólo mostraba y las decisiones sobre ellas recaían sólo en los videntes? ¿Cómo podíamos saber si las interpretaciones eran correctas?

 

¿Habría hecho bien en sacar los huesos de la niña de aquel entierro de años?

 

La respuesta no tardó en llegar: los dos espíritus suavizaron su rostro y soltaron a la tía Hayame. Sin darme cuenta de la velocidad, las tuve encima de mí en medio segundo, Pero yo no era su destino: hablaban con la niña y la consolaban. Arrancaron tanta ternura en mi corazón que solté una lagrimita al verlas abrazar con cariño a la chiquita.

 

Pero no soy boba, por lo que aproveché para alejarme y buscar a la tía Hayame, quien parecía muy cansada.

 

- Tía, vámonos de aquí. Como bien dices, encontar al Arcano será nuestra única oportunidad pero... ¿cómo lo encontramos?

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja tosía y todavía mantenía una apariencia infantil, mucho más humana que de vampiro y trataba de apartarse los húmedos cabellos del rostro

Era tan extraño ver a su sobrina tan alta en lo que recuperaba su magia...

-Creo que no falta mucho... -comentó con un tono de voz pensativo y todavía ahogado; sacudió uno de sus brazos que aún estaba cubierto de yerbajos y de lodo e hizo una mueca de incomodidad -creo... que lo vi en una visión pero no estoy muy segura. Al menos sé que nos está esperando y de alguna forma... creo que le ha agradado como has lidiado con la situación, porque lo que he sido yo...

Parecía levemente frustrada y golpeó el agua con sus pequeñas manos de niña

-Lo único que pude hacer fue convertirme para evitar los pozos de agua y ya ves, de todas maneras he terminado atrapada por dos yokais que querían ahogarme y me han absorbido demasiada magia -se quejó y con dificultades y molestias se puso de pie, ahora que tenía un cuerpo infantil el agua le llegaba casi a la cintura -vamos... no puedo avanzar muy rápido pero si no estoy mal, estamos por llegar finalmente con el Arcano y creo que podrá ayudarnos -dijo y trató de agarrarse a parte de la ropa de Xell para poder avanzar un poco mejor

Ser una niña en aquellos momentos era tan incómodo como inoportuno

[Sajag]

En un momento paralelo: Hayame y Xell

 

El Arcano se perdió en un torbellino de agua y musgo que le golpeaba por todos lados de su cuerpo. Casi perdió el equilibrio y se ladeó un poco. Resistió el envite, sin embargo, pues sabía que él estaba en el jardín delantero de la vivienda que poseía en aquel hermoso Palacio que era el Colegio nipón. Si no tuviera esa convicción absoluta de dónde se encontraba su cuerpo, seguramente podría haber caído en la trampa de creerse entre aquellas aguas malignas de un arrozal.

 

Lo que Veía le parecía bueno y malo a la vez. Bueno, pues sus pupilas sorteaban los peligros aunque más gracia a su pericia que a las artes de la Videncia. Era algo normal pues no estaban aprendiendo de una forma convencional. Malo, pues estaban usando su visión a marchas forzadas y el uso podría ser inadecuado o no saber cómo interpretar lo que veían.

 

- Necesitáis verme - les dijo. Cierto era que estaba en medio de una Visión así que sería interesante cómo ellas le verían e interpretarían su presencia a su lado cuando estaba muy lejos aún. - Seguir las señales.

 

Sabía que ellas eran inteligentes, a pesar de no saber que usaban el Ojo Interior, éste había despertado, les dejaba ver situaciones, les enseñaba el camino.

 

- Sólo tenéis que seguir las señales.

[Hayame Snape Potter Black]

"Señales"

La bruja pelirroja alzó la vista mientras percibía como de poco en poco, comenzaba a recuperar su magia y su poder; lo que aquellas yokais le habían provocado comenzaba a pasar y lentamente, sus cabellos comenzaban a pasar de ser castaños rojizos a rojizos intensos y su piel volvía a palidecer de nueva cuenta. De la misma manera, su cuerpo empezaba a crecer despacio pero de todas maneras se aferró a Xell para avanzar de mejor manera

"Sigan las señales"

-Lo estás viendo, cierto?

Dijo despacio mientras que sentía como empezaba a ser cada vez más fácil para su cuerpo el sortear el agua que estaba en aquellos arrozales hasta que las pisadas se volvieron más firmes mientras que comenzaban a salir de esa zona; se sentía aliviada, seguía mojada y estaba fastidiada y tantas visiones comenzaban a darle algo de migraña, era como tener una pantalla con vistazos hacia el futuro y todas las diferentes lineas que este podía tener

Se sentía como en una de esas películas muggles donde uno de los superhéroes podía hacer exactamente lo mismo aunque claro, con un poder prestado y no de nacimiento

-Xell... creo que... es por aquel sitio -dijo señalando en un rumbo cuando unos cuántos pétalos de cerezo flotaron cerca -tú que opinas?... creo que... empiezo a encontrarle el sentido a las visiones, te das cuenta?... lo ves, lo interpretas y en relación al destino que te muestran según la decisión a tomar, sigues esa línea

Comentó de forma pensativa

[Xell Vladimir Potter Black]

Personalmente, que la tiita Hayame fuera una especie de niña pequeña no me alteraba en absoluto. Seguía refiriéndome a ella como mi tía, la misma que me ayudaba en los momentos difíciles, una persona mayor que yo a quien pedir consejo y, si hacía falta, ayuda para los problemas que me atormentaban. Su apariencia infantil era indiferente; yo la VEIA como era, la vampiro pelirroja de la mansión Vladimir. Y esa VISION era mucho más importante que aquello que mis ojos me mostraban. Por ello, insistí en preguntarle sobre cómo alcanzar al Vidente, donde estuviera.

 

Le ayudé a sacudirse del vestido todo aquel lodo e hierbajos que le colgaban; seguro que yo estaría igual de sucia tras nuestra visita al fondo de aquel pozo de agua en los arrozales.

 

- ¿Qué son Yokais? ¿"Esas" eran Yokais? - No estaba allá por turismo así que no conocía aquellos nombres extraños. La japonesa era una cultura totalmente desconocida por mí, que apenas me había movido por países europeos como Francia, Inglaterra o España. Una vez en Mónaco y unos días en Palermo. Nada más. - ¿Crees que se habrán calmado? Según mi visión, sólo querían a su hijita. - La Gran Pregunta: - ¿Crees que soy Vidente?

 

El gesto de la tía de agarrarse a mí para avanzar me hizo sonreír. Me pregunté entonces, ¿llegaría a ser madre?

 

Una niña con la cara sucia de barro, el pelo de un castaño claro y enormes ojos llorosa me miraba en los brazos.

La miré con extrañeza pero un sentimiento amoroso me hizo apretarla contra mi pecho.

Sudaba. Me di cuenta que había estado corriendo, huyendo de alguien. O de algo.

- Mami, ¿por qué no te has Aparecido? Así sería más fácil llegar a casa...

 

Parpadeé muy confusa, agarrando el aire. Mis manos vacías. ¿Qué habría visto? ¿Esa visión era de mi hija o de la hija de alguien?

 

- Seguir las señales... - me pareció sentir en la cabeza.

 

La pregunta de la tía Hayame me sorprendió. ¿Ella también lo había sentido? Caminábamos juntas siguiendo surcos y pisando sobre antiguas pisadas, seguras que así no volveríamos a caer en pozos escondidos. Vi caer flores de cerezo y asentí ante lo que me preguntaba : Seguro que era por allá. Mi cabeza seguía escuchando a aquella niña linda que me llamaba "mami". ¿Quién sería?

 

- ¡Oh, ya lo tengo, tíita! Hemos visto dónde estaba el Arcano. Yo lo he visto sentado en un jardín... - ¿Era correcta mi Visión? - ¿Podremos aparecernos?

 

No era una pregunta. Algo me decía que tenía razón.

 

- ¡Podemos aparecernos! Aunque sea una Visión, sé que podemos ir al lugar donde está él. Estoy segura.

 

No dejé que mis dudas atormentaran mi decisión así que agarré a mi tía/niña y sonreí.

 

- Agárrate fuerte, voy a hacer una aparición conjunta.

 

Pensé en la niña pero retiré ese pensamiento de mi cabeza. No quería que nos apareciéramos en algún lugar incorrecto. Pensé en los pétalos del cerezo que había señalado Hayame y pensé en la voz que me decía que siguiera las señales.

 

Desaparecimos.

 

El empujón contra el suelo me hizo caer de rodillas. Cuando levanté la cabeza, un extranjero extraño (yo también era extranjero pero era más occidental, aquel hombre era... hindú) estaba sentado en la posición de loto, en trance, meditando.

 

- ¡Hola, Arcano! - le saludé, sin saber a ciencia cierta si él era el Arcano de Videncia.

Editado 5 de Enero del 2020 por Xell Vladimir Potter Black

[Hayame Snape Potter Black]

La niña no se había esperado aquella sorpresa y se aferró con fuerza a su sobrina cuando esta la tomó para hacer la aparición conjunta, asintiendo con la cabeza; estaba tranquila dejando que su sobrina tomara la iniciativa mientras que ella se iba recuperando y crecía nuevamente para hacer adulta, pero quizás le estaba tomando mucho más tiempo de lo que había planeado, aquellas yokai eran realmente poderosas absorbiendo magia

-Los yokai son demonios japoneses, aunque la definición de demonios para los orientales no es como las definiciones occidentales -le explicaba a su sobrina mientras que esta se preparaba para partir -engloba a fantasmas humanos, criaturas mitológicas y muy rara vez, a verdaderos demonios como tales

Dijo

-Japón cuenta con las criaturas más peligrosas del mundo, al menos el 80% de estos seres son vengativos y muy malignos... así que técnicamente, hemos tenido suerte de toparnos con unos de los no tan agresivos aunque no por eso, menos mortales

Explicó y entonces, cerró los ojos cuando finalmente partieron y sintió como caía con todo y la chica

Cuando finalmente la siguió y llegaron delante de aquella persona misteriosa, tragó un poco dándose cuenta de que a medio crecer no estaba precisamente dando una apariencia muy seria pero de todas maneras se inclinó respetuosamente, aún sin soltar la mano de Xell que parecía ser todavía más propensa que nunca a las visiones

-Arcano -saludó respetuosamente

[Melrose Moody]

—Oh, vaya, un arcano honesto —Richard no era un est****o para no darse cuenta que era hora de sacarse la careta si no iba a funcionar con ese hombre de todas maneras—. Eso sí, es sorprendente.

 

En su memoria, el único arcano que había conseguido generarle un sentimiento lejano al rechazo y más cercano a la curiosidad y el entendimiento era Nguyen. Eso no sucedía y quizá jamás llegase a suceder con Sajag. Sin embargo, no podía negar que se sentía mucho más cómodo, no teniendo que hacerlo.

 

Notó que los ojos de Sajag parecían desenfocados de pronto y se aproximó a sus utensilios de cocina, para examinarlos mientras cavilaba sobre su pregunta ¿por qué debería, ciertamente? No tenía por qué hacerlo. No tenía deuda alguna con Richard, a diferencia de sus muchos conocidos, y los arcanos guardaban celosamente sus secretos. Richard ni siquiera alcanzaba a adivinar que se estaba comunicando con otra persona en ese momento.

 

Por otro lado, le había hecho mucha gracia la forma en que lo había llamado: persona. Sí, además de una palabra más, que consiguió robar de sus pensamientos antes que éstos se hicieran del todo impenetrables: humano. Él lo veía como a un individuo y eso no era un insulto para Richard. Era un halago. SIntió unas ganas casi indescriptibles de soltar una carcajada. Ojalá lo fuera.

 

En lugar de eso, dijo lo que realmente pensaba, si acaso el arcano iba a leerlo de todas formas en su mente:

 

—Porque ya tengo las visiones —replicó, recordándolas, evocando esas largas horas frente al fuego y los sueños que solo le causaban dolor—. Quizá sean torpes y no pueda interpretarlas correctamente —arguyó, mientras tomaba la taza de té que le había servido y que éste había reclamado que no se había bebido—. Quizá mi propia técnica no sea tal cosa y sea tan solo un chapucero intento de explicarme aquello que no abarco —sus manos se deslizaron por el asa finamente pintada, mientras aspiraba el aroma del té— pero llegaré allí. No importa si me toma un año, o dos, o cincuenta. Lo conseguiré.

 

Sus ojos eran serenos pero hablaban de una promesa. Se había abstraído en sus propios pensamientos de la forma en que no le gustaba hacer, porque revelaba lo que era.

 

—Así que usted puede decidir —simplificó—. Si me enseña, podría aprender a hacerlo en sus propios términos. Yo lo aprendería de esa forma y lo utilizaría como tales. Sé que éste poder, al menos para sus pupilos a diferencia de para usted, posee restricciones y estoy dispuesto a aceptarlas en la medida en que me permitan conocer las cosas que soy capaz de atestiguar. Lo aceptaría como maestro y al hacerlo, también como figura de autoridad —inclinó la cabeza entonces, como si hiciera una pregunta—. Si no, aprenderé de todas formas, por mi cuenta o de manos de otro, y no tendré que sujetarme a regla alguna hecha por nadie ni tampoco a sus restricciones.

 

Iba a decir <<humanas>> pero no lo creyó necesario. Estaba sobreentendido. Además, no estaba seguro, de si un arcano contara como uno ¿acaso no habían vivido ya muchas vidas humanas sin sentir ni un ápice de culpa? Ese cuestionamiento a sí mismo quizá sonase más como una pregunta, ya que el arcano podía leer sus pensamientos de todas formas pero eso no importaba. Lo que importaría, sería su respuesta.

Editado 11 de Enero del 2020 por Vincent Mériadec

[Xell Vladimir Potter Black]

Notaba a la tía Hayame muy modosita, Yo también lo estaba, ante la presencia del Arcano. Cuando había estado con la Arcana de Animagia, también estaba cohibida pero ella había sido muy tierna, amable, fácil de tratar. El Arcano de Videncia, sin embargo, no daba señales de reconocer nuestra presencia. Estaba sentado sobre el suelo, en una postura de meditación que yo sólo conocía por los libros, con los ojos cerrados y como ausente, sin ver a nadie.

 

 

 

No lo tomé a mal. Era el Arcano de Videncia, seguro que estaba "viendo" alguna historia interesante. Ni por un momento pensé que era sobre nosotras dos. No nos creía tan importantes. No quise molestarle y pensé que era mejor que le imitara. Si estaba haciendo algo así podría ser para enseñarnos a meditar y abrir eso del Ojo Interior y todo lo que se decía en las tiendas de las Pitonisas de los ferias. No estaba segura de nada, en aquel momento, excepto en que no quería molestar al Arcano. Sin embargo, en cuanto se moviera, le haría un montón de preguntas sobre lo sucedido en los campos de arroz.

 

 

 

Hasta que pensé que, tal vez, aquella había sido la gran prueba para ver si teníamos el Don de la Videncia.

 

- Tía Hayame... -Lo dije muy flojito, para no molestar al Arcano ausente en su meditación. - ¿Crees que somos Vidente? ¿O todo será una broma del Destino? No entiendo lo que ha sucedido.

 

La incertidumbre llegaba hasta el extremo de pensar que no estaba allá, que seguía en Londres, que seguía en la mansión, no en Japón, junto a un Arcano silencioso.

[Sajag]

En un momento paralelo: Recibiendo a Hayame y Xell

 

habían dejado atrás todo aquellos que las había perturbado de camino a mí. Pocas veces venían hacia este lado personas con la intuición más desarrollada, aunque, si he de ser tajante no hubiera tomado esas decisiones. Pero como todo en el desarrollo de habilidades especiales, dependía del portador, no del guía. No estaba ahí para juzgar, sólo para acompañar. Agradecí, eso sí, que Hayame ya fuera nuevamente una mujer, aunque su paciencia fuera mucha, guiar a una niña vidente siempre suponía lidiar con más cambios de humor que cualquier otra cosa. Sí, había cosas que incluso a mí ponían ponerme más alerta que de costumbre. Me tomé un par de minutos para abrí los ojos, y aunque ya las había visto, se sorprendió ante las diferencias tan marcadas de dos personas tan íntimamente relacionadas. Tanto, que parecían no avanzar en sus visiones sin saber que la otra persona estaría a salvo, ese tipo de lazos eran siempre ambivalentes, podían ser una gran motivación, sí, pero también podían decantarse en un grillete pesado, en una perdición. Ojalá no fuera el caso.

 

— Bienvenidas sean Señoritas —saludé— Vengan y acompáñenme a meditar un poco.

 

Pacientemente, esperé a que las damas se sentaran en la misma posición de loto en la que llevaba Sajag. Observé detenidamente a cada una para proceder a preguntarles

 

— ¿Creen estar listas para poner a prueba sus niveles de Videncia? Se que sus espíritus están ansiosos de mostrar la fuerza de su Ojo Interior, y serán capaces de sentir la magia que la videncia les está otorgando a cada una en su interior, sólo deben aprender a contar hasta diez. Sencillo, ¿no? —cerré los ojos— Para tomar el portal deben deshacerse de cualquier duda que surja en su interior, les ha tocado un camino complicado, pero el control del Ojo Interior también lo es, discernir no siempre es sencillo y entender los conceptos primarios de eso, mucho menos.

 

Aunque tuviera una gran intuición y una aún mayor conexión, siempre existía la posibilidad de que una desarrollara la habilidad y la otra no. Yo sabía cuál sería el resultado de aquel viaje en busca de la Videncia, pero, ¿lo sabían ellas? ¿Estaban listas para, quizá, confrontarse a algo que no esperaban? ¿Bajar sus expectativas? La turbulencia del camino o, mejor dicho, de sus visiones, a lo mejor era en sí misma, una pista para que descubrieran que, aunque estuvieran juntas, el desarrollo de la Videncia, era un camino unipersonal, con decisiones particular que podían o no, afectar su futuro. Eso, me hacía querer sonreír, pero no quería que obtuvieran ninguna pista de mi gesto, tiempo tenían y de sobra para averiguarlo ellas mismas.

 

En un momento paralelo: Con Richard Moody.

 

Si, debió aprovechar la motivación de las predicciones del libro antes de mirar a Richard, ahora si sonreía en lo más mínimo, lo tomaría como afrenta. Los aprendices como él, solían estar la mayor parte del tiempo a la defensiva, sintiéndose parte del ejemplo, formando parte del pizarrón. Y, aunque estaba tentado a hacerlo, no eran las intenciones reales de Sajag, no por el momento, al menos.

Lo escuchó lo mejor que pudo, la escucha activa y asertiva era algo que siempre descolocaba a la gente, pocos lograban hacerlo. Él lo intentaba siempre. Blandió los dedos haciendo desaparecer las pequeñas volutas de humo de su propio té y lo observó mientras acariciaba el asa de la taza.

 

— Nada como las tazas con diseños tradicionales y hechos de la manera tradicional, ¿no le parece? —dijo, ignorando en apariencia lo que él había dicho— Hace no mucho, un alumno me trajo una taza gigante y casi sin forma desde Londres, de una tienda muggle. La guardo por cariño a esa persona, pero las letras de una frase trillada y sin sentido me hacen imposible tomar un poco de agua siquiera.

 

Inhaló profundamente antes de alzar la vista al Sr. Moody, tenía tiempo y de sobra, las cosas con la Srta. Malfoy tomarían su curso cuando esto fuera necesario. ¿Era cierto que estudiándolo y desarrollando su ojo interior de otra manera no tendría restricciones? Lo dudaba. Cada decisión tomada, venían con su correspondiente paquete de responsabilidades, aunque uno no lo viera en primer lugar. He ahí el error de los arrogantes y los atormentados. Si, por igual.

 

— Yo no decido nada, Señor Moody, se equivoca —hizo un gesto que casi podía decirse era un guiño—, el que ha venido a mi puerta ha sido usted. Y será usted quién decida si desea aprender en un año, en dos, o en cincuenta, si ha tomado la decisión, lo hará.