Conocimiento de Maldiciones

[Mackenzie Malfoy]

¿Qué tenía que aceptar su madre? ¿Qué clase de trato estaba en juego? Todo era confusión en la mente de Mackenzie Malfoy, pero una cosa estaba clara, era a su madre a quien aquellos seres reclamaban acordar un pago. Un intercambio.

 

De pronto, los lobos surgieron donde antes sólo había habido luces y el caos se desató en la sala. Su madre fue la primera en reaccionar, utilizando la lanza contra varias de aquellas criaturas. El olor a azufre era insoportable y añadía pesadez al estado de debilidad en el que se encontraba. Se sentía mareada, sin fuerzas, abatida. Cuando la luz de los hechizos iluminó la oscura y delgada silueta al fondo, a Mackenzie le pareció escuchar un sonido sibilante procedente de aquella criatura. Era tentador, hipnótico... como el habla de las serpientes, como el sonido de la voz de sus padres, cuando hablaban con Ares. Era una invitación, casi una orden imposible de desobedecer que parecía llamarla, atraerla hacia aquellas alas protectoras, tan fuertes, tan acogedoras.. ¡Ven! ¡Ven a mi!

 

De pronto, algo parecer detener el tiempo y los sentidos de Mackenzie despertaron. ¿Había estado a punto de dejarse capturar otra vez? ¿Qué le estaba pasando? ¿Porqué se sentía tan débil? ¿Porqué era tan sensible al poder de aquellas criaturas? Vio a Elvis todavía apuntando con la varita hacia la criatura, que parecía estar rodeada de una burbuja temporal, paralizada. ¿Un Tititempos? Mmmm sí, aquello hacía mucho tiempo que era obvio para la bruja. No dijo nada, tal vez aquella magia prohibida les resultara un recurso útil. Al menos, había funcionado mejor que el fuego maldito. Además, probablemente si Mackenzie le interrogaba al respecto, la mejor respuesta que conseguiría es un "lo aprendí en el ejercicio de mis funciones como auror, siempre es útil conocer defensas eficaces contra las artes oscuras".

 

Apenas tenían tiempo. ¿Qué hacía ella preguntándose por cosas que en aquel momento no tenían la menor importancia? Vio como Katara dibujaba una triqueta y comprendió que debía darse prisa si querían salir vivos y con alma de aquel lugar. Así que después de todo, el cuento infantil no había sido sólo una fantasía. Iba a ser verdad que aquellos seres robaban almas a cambio de favores.

 

Salió corriendo de la sala y llegó justo a tiempo de ver el intento fallido de Sybilla por convocar un patronus. Apenas podía creer que su medio hermana no hubiera sido capaz de recordar algo feliz. Cada vez estaba más claro que la magia no parecía seguir los cauces convencionales en aquel templo. Por ello, cuando su hermana le propuso utilizar la magia antigua asintió.

 

- Si no fuiste tu, tuvo que ser Sebastian, no debe estar lejos, pero no ha entrado al templo. Si estuviese aquí, lo sentiría. No sé si él podrá hacer algo por ayudarnos, pero lo que es seguro es que yo puedo hacer muy poco. Algo me está afectando en este templo y me hace sentir debilidad, como si estuvieran absorbiendo mi capacidad para...

 

Se interrumpió, horrorizada. Se sentía débil porque su capacidad arqueomágica había disminuido drásticamente. ¡Estaba disminuyendo a cada segundo que pasaba en el templo! Lo notaba. Mackenzie tenía la capacidad innata de sintonizar con la magia antigua. Jamás había experimentado la sensación de no disponer de ese poder y, por ello, había tardado tanto en reconocer la causa de su debilidad, achacándola a su anterior experiencia en la sala. Pero no era sólo eso. Probablemente, al manipular la magia antigua en aquel estado de posesión, mientras había estado en trance, les había brindado acceso a ella, como un fino hilo del que podían tirar. Su capacidad, su poder arqueomágico, su conexión con la magia antigua que fluía directamente desde el alma. Su alma. ¿Ese era el precio que querían?

 

Mackenzie no dio un paso atrás. Ni siquiera cuando los lobos arrancaron trozos de pared, columnas y hechizos a dentelladas y comenzaron de nuevo su infernal cacería. Detrás, una silueta delgada parecía dirigir la manada.

 

- Toma, hermana -Mackenzie tomó a Sybilla de la mano y le colocó con cuidado una preciosa pulsera de oro y esmeraldas. Es un amplificador de magia antigua. Con él puedes ganar hasta 100 veces tu poder normal. Hay una forma de contactar con Sebastian -Mackenzie se quitó un talisman que portaba al cuello y se lo entregó a Cissy-. Si lo activas, él pensará que estoy en peligro y creará una conexión arqueomágica entre los dos, de forma que tendréis la fuerza combinada. La tuya amplificada hasta cien veces, si te pones la pulsera. Solemos usarlo cuando practicamos escalada muggle, por si ocurren accidentes imprevistos.

 

Se preguntó si lo que estaba a punto de hacer no era una total locura. Pero estaba decidida.

 

- Madre, usa esa lanza y corta mi conexión con la magia antigua. La están utilizando para absorber mi alma y hacer que me rinda ante ellos -añadió en voz baja y al ver que su madre dudaba, sonrió-. Estoy segura de que sabes cómo hacerlo. Dovie'andi se tovya sagain.

 

Sonriente y desafiante se volvió hacia la figura delgada de cabellos lacios y negros, cuando ésta entraba en la sala.

 

- Pagaremos el precio. Pero no antes de tener el favor.

 

Disimulando su terror, se preguntó si no acababa de cometer la mayor estupidez de su vida. Pero en su mente apareció la imagen de un joven lanzando los dados y casi estuvo a punto de echarse a reir.

[Hades Ragnarok]

El vampiro se había quedado observando paralizado lo que sucedía a su alrededor, primero aquella lanza, ahora aquellas criaturas. Su mente comenzó rápidamente a trabajar y a procesar todo aquello. No, lo que estaba pasando allí en las pirámides no era causa de su imaginación o sacado de sus pesadillas para atormentarle, aunque había visto y pasado cosas peores.

 

Para el cainita todo lo que comenzó a pasar después fue en cámara lenta, observó a Mistify usar aquella lanza, las criaturas que se fueron formando, aquellos lobos rabiosos y sedientos de sangre creados con una energías que los demás no entendían, quizás el tampoco lo hacía pero podía sentir como su oscuridad interna comenzaba a surgir. Sintió la ponzoña llenar su boca, pasar por su garganta. Pensó en todas las cosas, los secretos que guardaba, lo que le pertenecía, lo que le había sido arrebatado pero que iba a recuperar. Cerró los ojos, vislumbro en su mente algunas runas, una en especial. Había pasado mucho tiempo desde que las había visto, desde que se las habían mencionado, solo sabia la teoría, no como invocar su poder.

 

-<<Ignilux>> -pensó observando como a su mente venían aquellas otras runas.

 

Movió la mano invocando aquella daga de plata que solía llevar y que jamás utilizaba, pudo sentir el poder en ella, pensó en su elemento regente, en su fuego madre, alguien se lo había dicho, era el fuego infernal. Se preparo para lo que fuera a suceder, no iba a pensar las otras runas, aun no controlaba aquello y si perdía el control, cosa muy probable en él terminaría quemándolos a todos hasta reducirlos a cenizas. Dibujo una sonrisa divertida pensando en aquello pero se vería un poco mal en su hoja de la universidad si aparecía un incidente como aquel en ella.

 

Entrecerró los ojos observando las cuencas luminosas de aquellas bestias, pudo haber invocado a garras de fuego, solo que no sabía si funcionaria allí, eso le haría sentir mucho más cerca de casa y de su familia, también se encontraban algunos talismanes que le habían regalado en uno de sus cumpleaños cuando todos le querían y era una promesa poderosa, ahora estaba solo, perdido en aquel templo, protegiendo su vida y quizás a aquellos que le estaban estorbando.

 

No sabía quién había lanzado el fuego maldito pero no había funcionado, aquella cosa en un segundo se había regenerado y los veía quizás con mucha más rabia que antes. No le sorprendió que Mistify fuera más rápida que él aquella vez, había lanzado par de ataques los cuales habían permitido ver lo que les rodeaba, habían “eliminado” a aquellos lobos pero no fue por mucho tiempo, se habían regenerado. Cuando observo el vampiro la figura que apareció y que mostraba sus alas no pudo evitar volver al pasado. Si, sus pesadillas se estaban haciendo realidad.

 

-Eso es una Furia –susurro- o algo tomo su forma, pero si es cierto no descansará hasta saciar su sangre, eliminarnos a todos y enviarnos al mismísimo inframundo –comento quizás para sí mismo. Todo aquello se estaba haciendo más divertido y pensó que su daga no le ayudaría mucho en aquella ocasión, no a menos que pudiera imbuirla con fuego.

 

El vampiro simplemente observo el intento de los demás presentes por atacarle, por detenerle, por intentar defenderse ante aquello, algunos querían escapar para pensar muy bien como contraatacar, pero él deseaba luchar, si ellos no estaban sería mucho mejor, podría intentar causarle daño con alguno de los secretos que guardaba, aunque seguramente podría perder la vida, si era así su tía simplemente lo traería de vuelta y lo mataría ella misma de la manera más lenta y dolorosa posible.

[Mael Blackfyre]

Las cosas a veces sucedían tan rápido que realmente no sabía como no reaccionábamos o no sabíamos realmente cómo. Estaba tan claro como el agua que aquel movimiento estú.pido de detener el tiempo había sido solamente para obtener más de éste a cambio, pero esos segundos pasaron a la velocidad de la luz y había servido para las chicas se dieran cuenta de la situación. Katara fue tan ágil como una ardilla, aunque sabía que sus encantamientos no iban a servir mucho más que el mío. Y lo que me preguntaba lo dudaba, poderes así solamente servirían para alborotar la situación. Si los mandaba a volar regresarían en un santiamén.

 

Pero fue la voz de Cissy la que me hizo reaccionar. Estuve todo el tiempo abrazado a la oscuridad, encerrado en mis preocupaciones y siendo carcomido por las dudas de ése sitio que jamás se me había ocurrido lo que la bruja proponía. ¡Que idio.ta! ¡¿Cómo no se me había ocurrido invocar un Patronus?! Era algo tan común, algo que me caracterizaba y que usaba a diario que se me había escapado por completo. Era un sinónimo a si me hubiera olvidado que era un mago. Rocé el hombro de Katara para agradecerle por sus preocupaciones. Era una excelente bruja y ambos teníamos el mismo objetivo.

 

“O por lo menos todos lo tenemos, que sería salir de allí sanos y a salvo.”

 

Pensé mientras retomaba algunos pasos en lo que habíamos escapado con la bruja. Había hecho su trabajo de mantener aquella puerta abierta, pero estaba en duda cuánto tiempo duraría. Mientras tanto la figura no parecía querer rendirse. Y las voces allí parecían más exaltadas. Mackenzie estaba instruyendo a Cissy. ¿Qué estaban haciendo? ¿No se daban cuenta que cuánto más tardaran menos tendríamos posibilidades de salir? Pero recordé, por segunda vez, que debía ayudar en algo. No era un característico héroe. Sabía que enfrentarme a la criatura sería de locos, moriría en el intento.

 

— Expecto Patronum — mi varita casi ni se movió. A mi cabeza me llegaron los rostros de mi esposa Annick; de mis hijos que deambulaban la mansión, de mis nietos que jugaban entre los árboles. De mis amigos, que tanto nos habíamos reído la tarde anterior. Incluso de ver a las mismas personas que tenía al lado, pero saliendo de ése templo. Había tantas cosas que no sabía si era por la oscuridad o por los recuerdos mismos, pero cuando se materializó me llenó de energía y mi mente se despejó de todos los miedos. Entendía porqué antes no se me ocurría una manera de salir, el templo nos obligaba a no pensar.

 

Y Mackenzie parecía en el mismo estado, pero un poco peor. Estaba entregándole unas cosas a Cissy cuando mi gato sagrado de Birmania, empezó a deambular a nuestro alrededor como protegiéndonos de aquella energía positiva. Todo se vio más claro. Su luz interior, de un color plateado brillaba tan fuerte como la luna y el pequeño animal sabía cuál era su objetivo, ayudarnos a resistir un poco más. Dudaba que fuera como los dementores. La criatura tal vez se reposó un segundo, pero si era como la magia que habitaba ése sitio, no dudaba en que podría comerse a mi guardián o simplemente caminar a su lado como si fueran buenos amigos. Mi intención simplemente era darles tiempo para el plan que habían formado allí mismo.

[Mistify Malfoy]

- Sene sovya caba'donde ain dovienya. – murmumó Mistify. No tenía idea de si Mackenzie la escuchaba ya, pero era cierto que iban a necesitar suerte, mucha suerte. Intentó tomarla de la mano para que no se adelantara, pero sus dedos apresaron el vacío y su hija, lo único que para ella tenía algún valor hacia frente a lo desconocido.

 

- Concedido – murmuró la figura de ojos negros como la noche extendió un brazo extremadamente delgado que terminaban en largos dedos de uñas afiladas hacia la joven bruja mientras el caos se desataba a su alrededor.

 

Algo intentó hacer uno de los magos, Elvis, Mistify lo había conocido en el Ministerio de Magia, un Auror. Su conjuro hizo efecto al contrario de lo que habían intentado el resto de sus compañeros. Lo comprendió, nada podía hacer con magia oscura allí y de todos modos no tenía su varita mágica. Lo único que conservaba entre sus manos era el arma de la que emanaba aquella energía primigenia y antigua.

 

La bruja de cabello rubio la sostuvo con ambas manos en forma vertical y apoyó el cayado contra el piso. Un aro de luz se formó en torno al mismo y se fue expandiendo haciéndose cada vez mas grande, las estrellas de picos que conformaban el piso de piedra se desdibujaban y desvanecían a medida que el círculo de luz avanzaba y se agrandaba, dejando la roca completamente lisa.

 

- Aguanta – susurró la Malfoy – Solo un poco más – Los lobos que intentaban pisarlo para acercarse al grupo de hechiceros se evaporaba como el hielo al ser expuesto al calor intenso, dejando un vapor amarillento cargado de azufre en donde antes habían estado. – ¡Tú! ¡Realiza nuevamente ese hechizo! Y no estoy hablando del Patronus – la orden fue hacia Elvis, el tono de voz de Mistify era autoritario, propio de quienes estaban acostumbrados a ordenar y quienes lo escuchaban decían que era casi imposible resistirse a su comando. El gato de Birmania aún deambulaba entre los magos intentando darles luminosidad y funcionaba. Porque ella pudo pensar con mayor claridad en cuanto apareció, como si su mente estuviera sumergida en un manto de tinieblas que la hacía pesada y la figura de luz lo mitigara. Pero necesitaba tiempo. El círculo ya casi llegaba hasta las figuras, si solo lograran ahuyentarlos, tal vez perdieran su interés en Mackenzie. Ya habría tiempo para otro trato.

 

Los ojos esmeraldas de Mistify se volvieron hacia Cissy. Dejó un espacio en el sostén de la lanza esperando que comprendiera que debía tomarla. Si su hija confiaba en ella, quizás ella podía hacerlo también, al menos para salir de esto y también le hizo señas a Katara.

 

La montaña parecía quejarse a su alrededor. El suelo vibraba como si un terremoto se fuera a iniciar. Sin embargo ella se mantuvo firme en su lugar, debía cortar el enlace de Mackenzie con el arma o sería su perdición. El aro de luz alcanzó la figura de su hija y fue como si los pies de la bruja no se pudieran despegar del piso, imposibilitada de dar un paso mas hacia quienes la atraían.

 

El ser que tenía enfrente batió nuevamente sus alas produciendo una ligera ventisca. Ya no escuchaba sus palabras, ni los diálogos que mantenían entre ellos, pero la carcajada femenina le erizó la piel.

 

Otro ser, de igual contextura que el anterior se dejó ver a unos cuantos metros por detrás del primero. Evidentemente era femenino puesto que al desplegar aquellas alas de murciélago dejó ver su torso desnudo. El cabello lacio y largo descendía cubriendole las sinuosas y espigadas curvas.

[Lyra Katara Selwyn]

Observe el hechizo que hizo Elvis, el patronus. En ese momento recordé los que había aprendido en la Academia, o mejor dicho en la Marca. Un poco antes de poder entrar de nuevo. Necesitaba un recuerdo feliz y lo encontré, lo que a lo mejor para algunos eran no era importante. Una clase de duelo en las instalaciones de la fortaleza, con Dragomir enseñándome a duelear, inútilmente.

 

Iba perdiendo el duelo, nuevamente, todo por los dichosos tiempos. Hasta que por fin, ocurrió el milagro y logre vencer, el primer triunfo de todos, en aquella fortaleza tenebrosa.

 

-¡Bien, Katara! Lo lograste.- Grito Dragomir.-¡Entendiste los tiempos!

 

Era un logro, el lo entendía mejor que nadie. Era lo que necesitaba para que me negaran o aprobaran el acceso a la misma, según me habían dicho, si buen duelear no me llamaba la atención. Si, ese era un recuerdo feliz.

 

-Expecto Patronum- Grite a mi vez.

 

De inmediato salió una luz plateada de mi varita a mi vez, aunque muchos creyeran que se trataría de un gato persa, estaban equivocados, ni yo sabía que esperar, hacia mucho tiempo que ya no usaba ese hechizzo. Salió un puerco espín, esa forma tenía mucho que decir y pocos podrían comprender esa forma. Era un poco más grande que los puerco espines normales y empezó a dar vueltas altrededor de todos.

 

No me podía distraer mucho, note la mirada que me había dirigido Misty, aunque no estaba segura de haber entendido bien. Me acerque a donde estaba Misty, cuando se empezó a sentir que el suelo vibraba. Otras carcajadas más, mientras un par de figuras, parecidas a los humanos, se acercaban, un hombre y una mujer.

 

Mi patronus seguía dando vueltas, al menos iluminaba un poco el lugar, porque de no ser dementores, dudaba mucho que nos pudieran ayudar en naquella extraña situación. A pesar de la vibración del suelo, logre acercarme donde estaban Misty y Mack. Todo parecía indicar que el final estaba próximo.