Encantamientos II

[Sophie Elizabeth Granger]

Mientras hacían las presentaciones la rubia se dedico ha husmear un poco por el lugar hasta donde sus ojos alcanzaban a ver. No quería que el profesor se diese cuenta de que no estaba poniendo atención. Conocía a casi todos, la chica italiana no se le hacia familiar pero el resto eran funcionarios del ministerio con los que había tratado, aunque no a todos en buenos términos. Regreso su atención hacia enfrente solo para ver como el mago que daba la clase desaparecía frente a sus ojos al mismo tiempo que se escuchaba una detonación no muy lejos del lugar.

 

-pero que demonios...-murmuro levantando la varita en dirección hacia donde se había escuchado el ruido. El profesor los había abandonado así que seguro no tendría problemas si abandonaba el claro. Apenas dio un par de pasos cuando la bruja que no conocía salia desde la espesura con cara y ademanes nerviosos.

 

-vaya, vaya, el profesor desaparece y tu apareces de donde no deverias, ¿en que momento te fuiste de la clase? ¿Sabes algo de lo que esta pasando?- pregunto amenazándola con la varita. La aparición de una y desaparición de otro casi al mismo tiempo le daban mala espina. Era parte de si misma ser desconfiada y su trabajo solo había acentuado esa parte de su caracter

 

off:

[Mia.]

No había sido una alucinación, el profesor había desaparecido, así sin más delante de sus ojos, dejándolos a su suerte a la mita del bosque prohibido. Sí bien, no tenía miedo porque anteriormente lo había visitado, no podía creer la poca ética que veía en esos momentos. Pero poco o nada podía hacer, por lo que volvió a prestar atención a los sonidos que la rodeaban, algunas pequeñas explosiones y extraños ruidos de animales se escuchaban a su alrededor.

Dudaba que su interés fuese más allá de saber que no estaban solos, la verdad es que prefería abandonar ese lugar cuanto antes y así lo haría. visualizó a sus compañeros,dos de ellas ya se habían lanzado a explorar, mientras que el vampiro y la Evans, seguían a sus lados. Negó lentamente y tomó el brazo del Black, juntos habían llegado y juntos se irían, porque una conversación pendiente tenían, y no había motivo para seguir posponiendola.

—Vamos... tenemos asuntos que tratar. —soltó mientras comenzaba a caminar rumbo al bosque, casi literalmente arrastrando al vampiro.

Sus pasos resonaban por el bosque, debido a las pequeñas ramas y hojas secas caídas, sin lugar a dudas... llamarían la atención de más de una criatura, pero poco o nada le importó; solo quería salir. Pensado en eso, no sintió la presencia de una mítica criatura llamada centauro, se aproximaba hacía su posición rápidamente, lista para atarlos, mientras a lo lejos, las voces de sus compañeros de clase se escuchaban.

[Zack Ivashkov]

En cuanto el vampiro se presentó el resto de las chicas siguieron de la misma manera. Solo en ese instante pudo darse cuenta que conocía a Sofi y Mía, nadie más. Las otras dos féminas no le resultaban familiares de algún otro lado. Zack no iba con intenciones de hacer amistades, de hecho no era ese tipo de personas, solo esperaba conocer un poco de cada compañera antes de que la clase se diera por finalizada.

El Nigromante estuvo a punto de dirigirle la palabra al profesor de la clase, aquél hombre que conocía desde hacía un buen tiempo y ahora se relacionaban de manera diferente cada uno cumpliendo su rol de acuerdo a la clase. En ese instante frente a los ojos de todos, Liam desapareció. Su cuerpo se desvaneció frente a todos y no quedó nada en el lugar que él ocupaba. Frunció el ceño extrañado ante tal acto y barrió con la mirada a sus compañeras.

No quiso decir palabra alguna, simplemente las miró a todas notando que faltaba una. No supo si esa alumna se fue justo, antes o después de que el Hawthorne se esfumara sin mediar palabras, lo cierto es que no estaba tampoco.

–¿Qué demonios? –. Soltó por impulso el vampiro en cuanto Mía lo arrastró entre los árboles del bosque. Pasó tan rápido que para evitar caer tuvo que andar a la velocidad que le indicaba la fuerza en su brazo. Lo último que alcanzó a ver del claro fue como Sofia apuntaba con su varita la silueta de otra fémina a quien no pudo distinguir por las ramas de los tantos árboles que les rodeaban.

–No creo que sea muy seguro entablar una conversación aquí precisamente sobre ese tema – Comentó mirando fijamente a los ojos de Mía. Ahí cualquiera de las otras chicas podía escucharlos y alguna otra persona que de casualidad estuviera cerca. Cuidado de Criaturas Mágicas también era otra asignatura que se impartía al aire libre normalmente, cabía la posibilidad de que muchos otros alumnos estuvieran dispersos por ahí. Zack no tenía intenciones de arriesgarse de nuevo, ahora sí se lo tendría que pensar mejor antes de sacar a relucir su pertenencia al bando tenebroso.

Mientras por su mente pasaban las mil y una escena de alguien descubriendo el secreto compartido entre él y Mía, escuchó el galopar de un caballo, o eso deseó que fuera. Al mirar por encima de su hombro pudo ver que se trataba de un centauro. Los ojos de la criatura estaban rojos y el rostro se mostraba claramente congestionado por una rabia que ambos magos desconocían. Zack se giró por completo y en cuestión de segundos apareció su varita en la diestra.

– ¡Incárcerus! – Al instante unas cuerdas gruesas viajaron desde su varita al objetivo que se encontraba aproximadamente a diez metros. La primera de ellas se ató en las patas delanteras haciéndolo caer bruscamente produciendo un extraño sonido mezclado con las ramas en el suelo quebrándose. Las otras dos cuerdas se ataron al cuello de la bestia casi al mismo tiempo, tan fuerte que comenzaron a asfixiarlo. El vampiro resopló y puso los ojos en blanco.

– Ya ni siquiera se puede ver clases tranquilo. Si no es una cosa es otra –. Soltó escuchando los quejidos del centauro e ignorándolo por completo. Su ataque fue tan natural que ahora actuaba como si una bestia endemoniada no estuviera a metros de ellos agonizando por unas cuerdas que él mismo invocó. – Oye, creo que deberíamos volver con las chicas. No es normal que Liam se haya ido y si no me equivoco, Sofía sacó su varita por algún motivo justo antes de irnos –. Había algo raro en todo aquel desastre, deberían averiguarlo antes de que el día acabara, no querrían quedarse sin un profesor que los guiara.

[Kathy Daray Van Halen]

Anabella Rinaldi

 

Como por reflejo, usé mis brazos como escudo tras de que la chica que se presentó como Sofia amenazó con atacarme con su varita. Acto que se debió haber visto muy tonto e ingenuo, pues yo también contaba con una de esas para defenderme o atacarle igualmente. Pero mis intenciones no eran atacar a ninguno de ellos sino al monstruo que para nuestro infortunio había escapado tras esfumarse sin dejar rastro alguno.

 

- ¡No hay momento de explicar nada! ¡Estamos todos en peligro! Este no es el bosque que creemos que es, y ese no es el profesor que creíamos que era. Estamos en medio de una facilidad donde se lleva a cabo un experimento de alto riesgo

 

Les enseñé las insignias y documentos de algunos de los científicos que se encontraban heridos más adelante. Una de ellas tenía la foto de la mujer de bata blanca y cabello corto que me había suministrado la información.

 

-¡Vengan! Conozco un lugar donde tal vez estemos a salvo y podamos tener más información acerca de lo que aquí sucede - escuché como alguien estuvo a punto de reprochar, pero tras mis siguientes palabras guardaron silencio y no pareció haber objeción alguna - hay un grupo de científicos más adelante, están gravemente heridos, pero algunos siguen con vida. Tal vez puedan suministrarnos más información para poder salir tanto ellos como nosotros con vida de este lugar.

 

Dos de los nuestros se habían alejado. Esperaba que los que quedaran me siguieran. No reparé en si lo hacían o no, simplemente corrí hacía el sitio donde hallé al grupo de científicos implorando dentro de mi a que mis compañeros me siguieran, no podría soportar el cargo de mi conciencia si sabía que uno de ellos perdía su vida por alejarse demasiado.

 

Tal y como la mujer de cabello corto lo había dicho, el lugar estaba infestado de otras criaturas que también eran peligrosas. Cerca al grupo de hombres y mujeres de batas blancas había varias serpientes que intentaban acercárseles para hacerles daño.

 

-¡Vipera Evanesca!- exclamé una y otra vez apuntando a diferentes serpientes. No era suficiente, pues continuaban apareciendo más y más.

Algo tenía que hacerse pronto. Había que mover a los científicos de allí y dejarlos en un lugar seguro para tratar sus heridas.

 

-¡¿Qué hacer ahora?! ¡Mamma mía!

[Sophie Elizabeth Granger]

Levanto la ceja con incredulidad antes las palabras de la chica hasta que esta le mostró un montón de identificaciones del ministerio. Como siempre los magos mas desquiciados de la comunidad se juntaban a practicar lo que ellos llamaban ciencia mágica, para ella solo era un pretexto para hacer lo que prohibían a los demás, hacer híbridos con magia. Para cuando levanto la vista la chica que al parecer era hiperactiva ya le llevaba la delantera

 

Maldijo entre dientes pero sin bajar la varita salio corriendo detrás de la chica a la que debido a su velocidad vampirica alcanzo enseguida. El espectáculo frente a ellas era realmente terrible y ademas de eso una colonia de vivoras parecía querer alimentarse de los heridos. Tenia que pensar rápido, y eso fue lo que hizo, aunque seguro los amantes de los animales la odiarían después de esto

 

-Opuggno-dijo lanzando este hechizo varias veces sobre unas diez serpientes que enseguida se detuvieron como esperando la orden de la bruja que esta no tardo en formular-cómanse a sus compañeras, que no quede una sola.

 

-con vipera no vas a acabar nunca, Rinaldi, hechiza mas, que ellas misma acaben con sus compañeras- le ordeno mientras ella aprovechaba la pequeña pausa para ver quienes estaban muertos y quienes aun continuaban con vida, al final solo consiguió pulso en tres magos.

 

Lanzo un par de espiskeys por aqui y por alla en los tres sobrevivientes y miro de nuevo a la chica italiana para ver si habia logrado mantener a los animales a raya o mejor aun, esperaba que no quedara mas que un par con vida.

[Kathy Daray Van Halen]

Anabella Rinaldi

 

La bruja tenía absolutamente toda la razón, poco o nada lograba con lanzar aquel hechizo que sin mucho apenas si lastimaba alguna que otra de las serpientes que aparecían en el lugar. Si bien el hechizo que ella sugería era mucho mas potente que el mío, apenas si lastimaba algunas de las serpientes que continuaban amenazando al grupo de científicos malheridos. Nosotras solo conseguíamos enfurecerlas mas.

 

-Eres más rápida que yo. Encárgate tu de las serpientes, yo me ocupare de tratarlos a ellos...- apunté hacia uno de los hombres cuyos rostro tenía profundas cortadas ocasionadas por el vidrio roto de sus lentes. Apunté a estos y tras repararlos con un "¡reparo!" me enfoqué en lanzar a él y a sus compañeros varios encantamientos episkeys.

 

La otra bruja continuaba muy ocupada en su misión. Me disponía a ayudarle ahora mientras los demás se recomponían. Un extraño sonido provenía de las copas de los árboles más cercanos. Era como si miles de centenares de patas descendieran de estos. Arañas de dimensiones descomunales bajaban furiosas por los troncos de los árboles. Nunca había visto un arácnido de tales proporciones, parecían modificadas genéticamente para alcanzar aquel monstruoso tamaño.

 

¡Cuidado! No son arácnidos comunes, son creados en nuestros laboratorios para ser gravemente venenosos. Son híbridos de otras criaturas peligrosas, como casi todo aquí

Una de ellas estaba a punto de atacar a la otra bruja por la espalda.

-¡Arania Exumai!- mi hechizo consiguió protegerla mientras ella hacía lo suyo.

 

Nunca había experimentado alguno de esos momentos en que dicen que la adrenalina hace presenciar todo mas lentamente, pero así lo fue para mi. Probablemente porque era una de las pocas veces en que ponía en practica verdaderos hechizos estudiados de unas cuantas páginas para salvar mi pellejo, pero esto era real. Quizá para alguien mas avanzado esto era un juego de niños, pero para mi era un nuevo nivel. Una nueva sensación que me ayudó a percibir mejor todo a mi alrededor y agudizar el resto de mis sentidos, entre ellos la vista. Mientras atacaba a las arañas, una extraña figura se alcanzaba a vislumbrar a lo lejos, allá donde aquel claro se convertía en una luz tenue.

 

Rápidamente detuve los hechizos hacia las arañas y apunté a aquella silueta. Tenía que averiguar qué era. -¡Homenum Revelio!- las palabras que salieron de mi boca retumbaron con fuerza. Fue en vano.

-¡¿Pero qué demoni...?! ¡¿Por qué no funciona?!

-Porque no es humano- explicó adolorida la mujer de cabello corto -es el peor y más terrible híbrido que hemos creado

 

Mi hechizo había delatado nuestra presencia a la criatura que en un principio se hizo pasar por nuestro profesor.

 

-¡Es él! ¡Ahí viene! ¡Se acerca a nosotros!

Editado 24 de Marzo del 2015 por Kathy Daray Van Halen