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Artes Oscuras III


Kahlan Blackthorn
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La primera prueba parecía haber concluido, era cierto que Hades aún no se había puesto en pie, pero dudaba que la poción tardara demasiado tiempo en hacer su efecto, pero claro, a mi compañero siempre le había gustado hacerse un poco de rogar. Cuando noté que volvía a respirar seguí las indicaciones de la profesora, saliendo al exterior del establecimiento.

 

La nueva tarea no era algo demasiado precisa, era más bien algo un poco general. ¿Enfrentarse a criaturas peligrosas? La verdad es que había muchísimas en el mundo, aunque ninguna estaba demasiado cerca de la zona centro de Londres, por suerte la mayoría se tenían bajo control, aunque siempre pudieran darte una pequeña sorpresa.

 

Lo de que tenía que evitar que hicieran daño a mis seres queridos no tenían que decírmelo ni dos veces, nadie saldría con vida tras rozar a alguno de mis hijos o a una persona que me importara de verdad.

 

- ¿Pero donde quieres que busquemos a estas horas criaturas? Sabes que es querer encontrar una y ser incapaz de hacerlo, además, licántropos hoy..., poco probable.- le respondí a mi hermana.

 

Tenía que pensar muy bien a donde ir, como ejecutar la faena, tendría que hacer uso de mi memoria. En alguna ocasión había leído informes del departamento de criaturas, sabía donde eran más probables que se produjeran ataques de criaturas peligrosas según las personas que habían llegado a San Mungo necesitando ayuda, pero no sabía por dónde empezar.

 

- Se ve que hoy me quieres hacer pensar.- le dije a la Malfoy mirándola como si quisiera asesinarla por ello. Dicho aquello me desaparecí de mitad del callejón, separándome del resto de mis compañeros, sin estar del todo segura si en aquel lugar encontraría algo interesante.

 

*****

 

Había pasado un tiempo pensando en todas y cada una de las criaturas peligrosas que habían atacado a personas en las cercanías de Londres, una que pudiera servirme para aquella prueba pero que tampoco fuera demasiado usual, por ello descarté por completo a los dragones. Por otro lado tendría que descartar también a los basiliscos, no sabía quién podía estar tan loco como para haber creado uno y los que lo hacían probablemente lo tendrían bien protegido como una mascota.

 

Recordé que había un bosque no muy alejado de Londres, donde habían ocurrido varias desapariciones últimamente, tanto de magos como de muggles. Sabía que la oficina de criaturas estaba pensando rastrear las zonas, puesto que les parecía sospechoso, pero la oficina del ministro aún no les había dado prioridad, ya que era tan solo una sospecha. Sería yo entonces la que lo investigara en primer lugar.

 

Estaba ya anocheciendo cuando llegué, no sabía como llamar la atención de cualquier criatura que estuviera, por lo que me dediqué a buscar huellas que me indicaran por donde se habían podido haber metido aquellas personas, donde las había podido haber capturado o que les podía haber ocurrido.

 

-Lumos- susurré, y el extremo de mi varita se iluminó.- Vamos animalito, estoy invadiendo tu territorio, ¿a caso no vas a hacer absolutamente nada por defenderlo?- pregunté a modo de provocación.

 

En esos momentos unos ojos relucieron a no más de siete metros de mi. Eran ojos normales, humanos, puesto que parecía un rostro humano. Estaba a punto de acercarme, pensando que sería alguna persona que se había perdido en el lugar, pero al avanzar noté que su cuerpo era peludo, de un león y su cola enorme y con aguijón se balanceaba sobre su cabeza.

 

Instintivamente di un paso hacia atrás, sobre todo sin apartar la vista de aquella cola puntiaguda, no estaba preparado para enfrentarme a aquella criatura, no en aquel momento, además, debería tener cuidado, si en clase solo hubiera estado Juve, Aghata y Hades no hubiera habido ningún problema, nadie más se debería enterar si empleaba mis hechizos de Ángel Caído, habiendo más personas de las cuales desconocía sus inclinaciones y que me podían delatar...

 

- Como no me tenía que encontrar con una criatura con la que prácticamente no puedo utilizar magia. Vamos animalito...- tanto como la criatura como yo comenzamos a caminar en círculos, como reconociéndonos el uno al otro, no pasó mucho rato hasta que la mantícora comenzó a lanzarme el aguijón, tuve que tirarme hacia un lado, cayendo al suelo a la hora de esquivarlo, haciéndome unos rasguños en el brazo. - Anda que hemos comenzado bien.- murmuré entre dientes.

 

Rápidamente me puse en pie, sacudiéndome un poco la ropa, lista para seguir el enfrentamiento. Pero apenas me había puesto en pie cuando la criatura saltó sobre mi, haciéndome caer al suelo, golpeándome con fuerza a la espalda.

 

- Tienes un aliento pésimo.- dije mientras forcejeaba con la criatura intentando evitar su aguijón y sus garras. El aguijón se clavó una y otra vez en el suelo, muy cerca de mi cabeza, en la última ocasión la cola rozó mi mejilla, por suerte no fue la punta la que me golpeó.

 

Mientras una gota de sangre se deslizaba de mi mejilla a la hierba logré tomar un palo de metal y se lo clavé en el pecho. En ese instante la cara de la mantícora cambió por completo, de una sonrisa enorme a un rostro de desconcierto. En unos instantes la criatura cayó sobre mi, y pude notar su peso.

 

Tomé unos instantes para coger aire, antes de intentar salir de debajo de ella, cuando vi que poco a poco otras criaturas se acercaban a mi. Estaba demasiado oscuro para asegurarlo, pero parecían un par de Quintaped. Tenía que salir de allí como fuera, con suerte se fijarían solo en la mantícora y a mi me dejarían tranquila.

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Se había hecho tarde, entre quehaceres de la casa y ponerse al corriente sobre asuntos de la Orden el día pasó volando. Percy jugaba a la pelota con Enriqueta, ambos sentados en la alfombra de la habitación. De rato en rato los veía de reojo, sonriendo porque después de todo él era feliz. Se fijó la hora en el reloj de su muñeca y supo que ya debía marcharse. Encargó a Enriqueta el cuidado de su hijo mientras se ausentara y salió del castillo.

 

Al aparecerse en el Callejón Diagón, lugar donde se llevaría a cabo la clase de Artes Oscuras, notó lo raro del ambiente y sonrió. Al parecer la profesora de la clase, alguien a quien conocía de vista y desde hace años, se había tomado varias molestias para ambientar el lugar para la ocasión. Se detuvo un momento a pensar y decidió inspeccionar todos los locales cercanos. Algo le decía que debía tomar precauciones para esa clase, quizá lo poco que conocía al respecto.

 

Mientras estaba en los locales, a través de los ventanales vio llegar a varios magos y brujas que también asistirían a la clase, lo supo por su actitud, era evidente que no iban de compras o a alguna cita con el amor de su vida. Reconoció a alguno, de las fotografías en los expedientes de sospechosos de ser mortífagos que había en la Orden del Fénix, aunque le extrañó un poco el hecho de que asistieran a una clase así cuando se suponía ellos tenían más conocimientos directos sobre las artes oscuras.

 

Cuando terminó de recolectar información del último local y se dirigía al lugar donde se daba la clase se detuvo en seco al notar la oscuridad, lo extraño y siniestro del ambiente pero siguió acercandose lentamente precavida por si algo pelogroso la acechara. Mientras ingresaba al lugar escuchó lo que decía Juve a los magos y brujas, entre las sombras reconoció a varios, entre ellos a Goderic que tenía un tic raro en la mano derecha, como si fuera algo ajeno a su cuerpo. Le sonrió timidamente cuando la vio y se acercó a Juve mirandola fijamente, era rara pero por lo mismo era un poco peligrosa y lo sabía.

 

- Buenas noches~ - saludó despreocupadamente - Siento la tardanza, no pude llegar antes - se disculpó sin sentirlo realmente, esperando la respuesta de Juve que seguramente le daría alguna tarea.

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El Ragnarok se mantuvo atento a todo lo que sucedía. Su espíritu dibujo una mueca extraña, principalmente porque sabía que seguramente quedaría muerto, aquello que debía conseguir Anna sería realmente difícil, simplemente porque él no había o habría revelado aquella información tan fácil, nadie o casi nadie conocía aquellas respuestas, ni siquiera su elfo domestico conocía todo aquello, claro estaba de preguntarle a él, solo sabrían el nombre de su enemiga y némesis Leafa, pero la identidad de esta ni siquiera el mismo cainita la conocía. Aunque claro solo a un mimbro de la marca tenebrosa se le podría ocurrir aquello.

 

Suspiro y negó con la cabeza, el cainita no le había dicho a su elfo quien era mimbro de la marca, solo por si las dudas, él no había revelado nada sobre nada. Observo y escucho las palabras de Anna para con la profesora y después de aquello observo cómo esta desaparecía. Así que simplemente se limito a observar lo que hacían los demás compañeros de aquella extraña clase y a la recién llegada.

 

………………

 

Paso un buen rato, no supo cuanto el vampiro espero pacientemente a que Anna regresara, no era que tuviera grandes expectativas si conseguía aquello sería un milagro, y si no lo conseguía atormentaría pro toda la eternidad y le putearia la existencia a Juve por haberle matado. Sin embargo, la chica regreso junto al elfo trayendo todos los ingredientes necesarios. Entrecerró los ojos, ya le preguntaría a Odín lo que había sucedido, por ahora simplemente tenia que renacer y con suerte seria muchísimo más poderoso y excepcional. Miro como tuvo que utilizar magia para introducirlo en aquel caldero, segundos después habría comenzado a “ahogarse si no fuera un vampiro y si no estuviera ya muerto en muchos sentidos. De repente el alma del Ángel Caído sintió como si algo la atrajera al cuerpo, era la misma sensación como si le estuvieran reviviendo en San Mungo por lo que ya estaba acostumbrado. Abrí los ojos bajo el agua para ver una luz blanca cegadora, un minuto después estaba levantándose.

 

-si querían mojarme solo tenían que usar la varita, un aguamenti hubiera bastado, no era necesario que me mataran –dijo observando a Juve- gracias por revivirme –le dijo a Anna- pero pues eso no cambia nada en mis sentimientos –dijo en tono divertido

 

Luego de aquello salió del gran caldero y movió la varita devolviéndole el trozo de cuerpo a su elfo.

 

-Gracias amigo, puedes volver a la mansión, ya tendremos tiempo de hablar después –le dijo como orden.

 

Sin perder mucho más tiempo el Ragnarok salió de aquel caldero y pasó la varita por la túnica para secarse. Dibujo una mueca, quien sabe que inventaría ahora Juve para seguir jugando con los alumnos quienes se habían convertido en carne fresca para ella. Suspiro mientras movía los níveos dedos y constataba que estaba completamente bien pero la voz de la mujer le hizo ver hacia la puerta donde al parecer ya le estaban esperando.

 

Cuando salió no pudo más que observar el panorama, ¿aquello era en serio?, Juve le estaba gastando una mala broma seguramente, como pensaba su compañera que él iba a sacar un patronus en aquellas condiciones, después de todo lo que había sucedido y pasado aquella tarea sería la más difícil de todas, pero al ver que estos tenían atrapados a sus seres queridos no podía volver a dudar. Se preparo para comenzar con aquello cuando un gruñido llamo su atención, Juve también les había llevado algunos licántropos para jugar…

 

-Vale, esto ya se está convirtiendo en una pesadilla –dijo el vampiro en un susurro- atacar a los dementores es una coa, pero ¿licántropos?

 

Negó con la cabeza, dio un par de pasos atrás. Inmediatamente en su mente se presentaron algunas imágenes, recordó a una de sus amigas, a una licántropo a quien le había tomado aprecio y a la cual no lastimaría, él era un vampiro diferente, nos e la pasaba por allí matando a los hombres lobos como debería hacerlo por ser un vampiro y estos sus enemigos mortales, quizás por ello podría ser rechazado entre los suyos pero había demostrado hace mucho tiempo que él no era igual que los demás. Sintió la pared en su espalda cuando siguió retrocediendo, recordó como si lo estuviera viviendo en aquel momento, aquel encuentro con aquella cosa que jugó con su mente en Grecia antes de ser rescatado por uno de aquellos maestros.

 

-<<maldición, concéntrate Ragnarok>> -escuchó en su mente- <<que esperas, ¿no se supone que eres poderoso y letal?, ¿ahora serás un asqueroso vampiro miedoso?, ya por ello perdiste casi todo lo que tenias, nadie te ayudara ahora i******>> -escucho en su mente.

 

Cerro los ojos fuertemente y respiro, debía reaccionar de una vez por toda así que apretó los dientes dejando que los filosos y ponzoñosos colmillos le hirieran y le provocaran un dolor intenso. Pudo sentir el sabor de su propia ponzoña y sin pensarlo un segundo mas movió la varita conjurando así un Patronus Corpóreo en forma de tigre blanco el cual arremetió contra los dementores que tenían a sus seres queridos, no se detuvo a ver lo que pasaría después, el patronus le recordaba a alguien especial pero debía eliminar a los licántropos o sacarlos del camino.

 

Las soluciones más evidentes que venían a su cabeza no podía utilizarlas por lo que se acerco la distancia suficiente como para lanzar unos cuantos incarcereus que ataron de pies brazos y torsos a los hombres lobos, además aquellas as cuerdas también les taparon los ojos y provocaron que los hocicos quedaran bien amarrados para que no pudieran ni siquiera abrir la boca.

 

-No puedo hacer mas –dijo- no sin herir los recuerdos que aun llevo y que respeto, sería como herir más lo que puedan recordar de mi –susurro.

 

Negó con la cabeza, debía seguir adelante y estar pendiente de cualquier cosa que Juve les opusiera por el medio, al menos había logrado salir vivo por segunda vez de allí, ya que esta le había matado anteriormente sin ni siquiera pensarlo.

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-Señorita Dumbledore…-siseó la Ángel Caído-Es un placer contar con su presencia…-le dedicó una ligera reverencia-Ha llegado justo a tiempo…-desviando sus ojos hacia un caldero que despedía vapores de diversas tonalidades elevando el mismo sobre la cabeza de su alumna-Espero que le agraden las Artes Oscuras, porque las mismas desean conocerle íntimamente…-sonrió alcanzando con esa lóbrego gesto sus orbes lapislázulis-Tiene que abrir ese libro maldito que esta sobre la repisa a su derecha, yo le aconsejaría que le trate con amabilidad, no sea que el mismo le cause una desagradable sorpresa…-asintió categóricamente-Tómele gusto a las rimas, ya que ellas son parte de su lectura y si no puede dejar de leerlas, solo imaginase que es un mal sueño e intente despertar…- ordenándole al Caldero verter el liquido sobre la cabeza de la joven, si ella no hacia lo que e indicaba la Malfoy.

 

-Mientras tanto, yo me haré cargo de sus compañeros…-obsequiándole una mirada displicente se centro en las acciones que realizaban cada uno de los chicos. Era una maestra en el arte de dolor, no se pensaba dos veces en acabar con la vida y las posesiones más valiosas de los que se cruzaban en su camino. Dos de sus compañeros de bando estaban dentro de esa clase, no estaba dispuesta a colocarlos en el filo de la navaja, lastimosamente no estaba segura de que los basiliscos pensaran lo mismo-Uno de los crímenes que se le atañen a las artes oscuras es la cría de basiliscos de forma ilícita, el consumo de la sangre de unicornio y el uso de la Nigromancia. Pero en este caso Anna tendrá la misión de obtener un colmillo e basilisco, Hades se encargara de traerme sangre de unicornio fresca y Goderic revivirá a una persona que haya perdido usado la Nigromancia…-apareciendo un tomo de hojas amarillentas y tapa roída por el tiempo lo extendió al Fenixiano.

 

-Por cierto está terminantemente prohibido que hagan uso de las maldiciones imperdonables, no admitiré que ninguno de ustedes las realice dentro de mi clase. Si alguno tiene ganas de matar o cazar alguna de las bestias que están destinadas atacarlos, usen el conocimiento que poseen o creen poseer para frenarles…-moviendo su varita entre sus dedos recordó que no solo las imperdonables eran consideradas hechizos oscuros-Yo puedo usarlas y créanlo o no, puedo hacerlo y ustedes no podrán ni darse cuenta de ello…-dando un ligero latigazo con su oscura arma sentencio con desdén-Crucio…-desprendiéndose de la punta de su varita un rayo escarlata que golpeó a la mujer que llamaba a Anna con una voz ahogada-Era salvarlos, no dejarlos a la deriva…-rodeando sus ojos, no sintió el más mínimo pesar por la fémina-Espero que comiencen a prestar atención…-musitó tajante clavando sus ojos en los presentes.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Tras un rato forcejeando logré quitarme la criatura de encima y así poder regresar con el resto. Aún estaba intentando limpiarme la vestimenta cuando vi como Sally se unía también a la clase. Miré el reloj, desde luego que llegaba con bastante retraso, pero al menos se había presentado para tomar la lección.

 

Le quité importancia a lo que Hades me había dicho, sabía de más y de sobra que lo que allí había sucedido no cambiaría nuestra relación, que él no me miraría con más cariño ni nada por el estilo, pero no me importaba, me había acostumbrado a no esperar nada de los demás, ni un agradecimiento ni nada por el estilo, aunque sinceramente suponía que me iba a mirar con mayor odio.

 

Estaba aún preguntándome como reaccionaría mi hermana teniendo en cuenta que había matado a la criatura en vez de atraparla, pero no me había quedado de otra, era o ella o yo, no me esperaba que fuera aquella mantícora la que se encontrara conmigo y casi ningún hechizo me hubiera servido para librarme de ella de una manera adecuada si quería volver a ver a mis hijos. Malditas criaturas que repelen los hechizos...

 

En un primer momento Juve pareció no darle demasiada importancia a lo que había sucedido, aunque se veía un poco de castigo en la tarea que me acababa de encargar. No sabía de personas que criaran ilegalmente a basiliscos, sería una dura búsqueda, aunque si hacía memoria seguro que alguna vez mi hermano me había contado algo sobre algún rumor. Sería una tarea muy peligrosa, pero esta vez tendría que intentar no matar a la criatura para resarcirme.

 

Justo cuando estaba dispuesta a marcharme para ejecutar mi tarea sentí un dolor por todo el cuerpo, lo que me hizo retorcerme. No pude evitar dar un grito, no me lo esperaba en absoluto, y al final terminé en el suelo, de rodillas, respirando con gran esfuerzo, intentando recuperarme.

 

Con las manos apoyadas en el suelo la miré - No pude hacer otra cosa, lo siento.- apreté fuerte los dientes mientras me ponía en pie, no me había gustado nada que mi hermana hubiera usado aquel hechizo contra mi. Sin decir nada más me alejé del grupo y fui en busca de el maldito colmillo. Desde luego la rubia quería aquel día que terminara muerta.

 

- Venga Anna piensa, ¿quiénes podrían ser los sospechosos?- me mordí el labio y cerré con fuerza los ojos, intentando recordar el lugar exacto donde se podrían encontrar.

 

Tras varios segundos una leve sonrisa se dibujó en mi rostro, la bombilla se me había encendido, y no tuve más que aparecerme en las mazmorras de unas antiguas ruinas abandonadas. Tenía que tener mucho cuidado, lo sabía, sabía de más y de sobra lo peligroso que podía ser un basilisco y debería emplearme a fondo.

 

- Venga, que no se diga.- susurré mientras caminaba entre aquellos pasillos llenos de humedad y telarañas.

 

Llevaría un cuarto de hora en la estancia cuando empecé a escuchar algo de movimiento, como una criatura pesada reptaba por los pasillos y siseaba. Venía por mi frente, por lo que instintivamente cerré los ojos. Sabía que la magia me iba a servir más bien de poco, además que como matara a otra criatura Juve me asesinaría.

 

- Tranquilo amiguito, no quiero hacerte daño.- murmuré. Me había dado tiempo de reconocer bastante bien la zona, y sabía que había algunos elementos que me podrían ayudar en ese enfrentamiento, uno muy sencillo y rápido, si tenía suerte muy pronto estaría de regreso con el grupo.

 

- ¡Bombarda!- grité señalando el techo del lugar que se derrumbó sobre la criatura. Con cuidado me atreví a abrir los ojos, eso si, mirando primero al suelo y poco a poco atreviéndome a levantar la cabeza. -¡Yujú!- grité dando un salto, por fin la suerte me había sonreído, había tenido pura potra, era cierto, pero nadie más que yo tenía porqué saberlo.

 

Me acerqué a la serpiente, comprobando que esta seguía con vida y no sin mucho esfuerzo logré arrebatarle el colmillo. Para asegurarme de no tener ningún problema me hice un guante de piel de dragón, no quería terminar afectada por el veneno, y a continuación lo guardé a buen recaudo, regresando con el grupo.

 

- Aquí lo tienes.- dije dejándolo sobre la mesa, acicalándome un poco, sobre todo para quitarme el polvo que llevaba encima. - Esta vez fui buena y no lo maté, pero... creo que dejarlo con vida es mayor tortura, lo dejé mutilado al pobre.

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Su falta de puntualidad no pasó desapercibida. Apenas llegó la profesora a cargo hizo alusión a ello, llamando “privilegio” al ser puntuales, estuvo a punto de replicar aquel razonamiento, pero se contuvo. Había pagado por esa clase, y pensaba cursarla hasta el final. No iba a irse sin el conocimiento que su compañera debía transmitirle.

Entonces le asignó su tarea, debía beber de un cuenco una poción de aspecto inofensiva, pero cuyo nombre le indicaba que no debía confiarse. “El beber de la desesperación” tampoco habían sido demasiado originales poniéndole un nombre, pero bien describía sus efectos recordando la situación tan recordada de Dumbledore bebiéndola.

No tenía miedo. Nunca lo tendría. O al menos de eso intentó convencerse. Se acercó al cuenco y tomó una especie de vaso que estaba a su lado, el mismo tenía superficie curva ideal para recoger todo resto de poción que pudiese quedar.

- Lista o no, aquí voy- susurró y tras tomar coraje, cargó el vaso hasta el tope con aquel brebaje. Lo bebió de una sola vez, asegurándose de no derramar ni una gota. – No es peor que nada que haya bebido…- murmuró sintiendo el fuerte sabor aún en su boca.

Pero de pronto deseó no haber pensado aquello. Sus ojos se llenaron de lágrimas por un dolor agudo en su estómago, que supuso eran los primeros efectos. Se apresuró a volver a tomar del cuenco más poción y beberlo antes de ya querer detenerse. Vació el vaso otra vez, esta vez sintiendo cómo el dolor se extendía a cada rincón de su cuerpo. ¿Acaso Juve estaba haciéndola envenenarse? ¡Todo por una simple llegada tarde!

Profirió un agudo grito de dolor y furia. No la vencería, cumpliría… bebió otra ración de la poción y sintió que el dolor crecía más ¿acaso era eso posible? Sentía que sus células se desintegraban, que su piel ardía, y todo su organismo fallaba. Tuvo el impulso de provocarse el vómito para deshacerse de esa asquerosa sustancia, pero se contuvo. No podía fallar.

Bebió otro vaso, y de pronto sintió una tristeza profunda instalándose en su ser. Nadie la quería, nadie se preocupaba por ella. Aquella dama a la que apreciaba tanto, quien estaba a cargo de la clase, estaba castigándola de ese modo… y solo por una llegada tarde. Era injusto. Todo le dolía, nadie a su alrededor se preocupaba por que esté bien.

- Son todos unos malditos… mátenme ahora si es lo que quieren ver… solo mátenme- gritó al grupo, que a esa altura estaba enfrascado en sus propios problemas. –No, no me van a ganar- aseguró antes de beber nuevamente.

Esta vez el dolor la hizo caer al suelo, sin nadie a su lado para socorrerla. A nadie le importaba, nadie la quería realmente ni siquiera Otto. Aquella idea la hizo romper en llanto, abrazando sus rodillas y meciéndose lentamente. No podía terminar allí, perder todo. Siempre había estado sola y no la había detenido, pero esta vez era distinto… a él lo necesitaba.

-¿Eres tonta? Esto es todo por esa maldita poción- exclamó en voz alta obligándose a ponerse de pie nuevamente.

Se acercó al cuenco, esta vez el contenido llenó el vaso pero era la última porción. Lo bebió con ansiedad, deseando que todo acabe, y se dejó caer nuevamente, abandonándose al triunfo pero aún adolorida y sufriendo los efectos de la poción.

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No era demasiado buena para detectar ironías y sarcasmos, pero casi podía jurar que Juve se burlaba de ella haciendole aquella reverencia, sin embargo la ignoró. Enarcó ligeramente una ceja evitando poner los ojos en blanco mientras la bruja le indicaba cuál sería su tarea, se mordió el labio inferior conteniendo una sonrisa al notar el dramatismo en el tono de sus palabras y se limitó a asentir mientras se acercaba a la repisa a su derecha para tomar aquel libro.

 

- Menos mal que traje los lentes de lectura - murmuró para si misma sonriendo divertida.

 

Tomó el libro entre sus manos, a simple vista parecía un libro común y corriente, incluso aburrido de aquellos que nunca nadie saca de la biblioteca. Pero cuando lo agarró sintió un ligero escalofrío, definitivamente tenía algo oscuro escondido entre sus hojas. Aún así no perdería su temple, simplemente era una tarea y no le daría más importancia de la necesaria. Incluso lo tomaría con algo de humor, después de todo había visto y vivido cosas mucho más fuertes que el leer un libro.

 

- Bueno, a leer se ha dicho~ - Se sentó en el suelo cruzando las piernas y entonces leyó el título del libro - 'Sonetos del Hechicero' - se encogió de hombros, abrió el libro y empezó a leer.

 

No se había dado cuenta del caldero que flotaba sobre su cabeza amenazadoramente, y mientras leía aquellas rimas que le recordaban a canciones de famosos cantantes y grupos musicales, el tiempo fue pasando rápidamente. De rato en rato levantaba la vista para ver lo que sucedía a su alrededor, veía a algunos salir y regresar a aquel lugar, en cierto momento vio a una bruja cayendo al suelo totalmente desesperada y vociferando cosas inútiles, se veía patética... y más estando vestida como para una cita.

 

El tiempo pasaba y pasaba, y por alguna extraña razón no podía dejar de leer. Apenas iba por la mitad del libro y se empezó a dar cuenta de que empezaba a perder el tiempo, intentó cerrar el libro pero entonces sintió una gota caliente que cayó sobre su hombro, entonces se percató de aquel caldero sobre su cabeza y lo entendió todo. Volvió a fijar sus ojos en la página en que se había quedado y empezó a leer lentamente, haciendo un gran esfuerzo de no poner realmente atención a lo que leía. Tenía que planear cómo deshacerse de aquel hechizo.

 

Mientras leía sacó su varita, levantó la vista para verificar que nadie le prestaba atención pues cada quien estaba ocupado resolviendo sus propios asuntos, y entonces sin que nadie la escuchara realizó un Titempos. Todo a su alrededor a 5 metros de radio se "congeló", apretó los dientes y cerrando los ojos cerró el libro de sopetón. Se incorporó tirándolos a un lado y con un evanesco desapareció el caldero "congelado" en el aire. No había pasado más de 3 segundos, lo suficiente para terminar con aquello.

 

Como si nada hubiera pasado levantó el libro del suelo y se dirió hacia la repisa para volver a ponerlo allí, pero mientras lo hacía empezó a sentir cierta angustia pues le había parecido escuchar que su hijo la llamaba...

Editado por Sally Sigel

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El vampiro ya había echo todo lo que había que hacer, salvó a aquellas personas, sus seres queridos y ahora deseaba ver con que nueva tontería le iba a salir ahora su compañera y ahora profesora. Dejó pasar por la nariz el vital gas dejando que este llenara sus pulmones muertos mientras posaba la vista en los ojos de Juve retándola a que hiciera alguna de las suyas.

 

Cuando esta le dio la nueva misión el Ragnarok no pudo más que dibujar una mueca de sonrisa, así que eso era, quería probarlo hasta el final enviándolo a matar a uno de los animales más puros y más difíciles de atrapar. Negó con la cabeza. Ladeo la cabeza y asintió, estaba aceptando el reto que esta el había propuesto, luego saldarían cuentas, cuando la Ángel Caído le pusiera la nota aprobatoria, por ahora iba a seguirle su “juego”.

 

………………………..

 

El vampiro se mantenía agazapado estudiando la zona, unos segundos después se había trepado a un árbol sabiendo que aquella tarea seria por demás difícil, si su instinto era cierto debía estar prácticamente inmóvil sin respirar y ocultar su aroma, más porque el unicornio seguramente podría sentirlo. El cainita dejo que fuera sus instintos y sus sentidos los que actuaran aquella vez, podía escuchar muchos de los sonidos de aquel bosque escondido donde se encontraba. Sabía que allí había uno de aquellos caballos porque lo había visto de lejos mucho tiempo atrás en una de sus muchas cacerías. Suspiro, no lo había matado aquella vez ni bebido su sangre simplemente porque no quería quedar maldito, ahora debía llevarle sangre de aquel animal a Juve para así terminar con aquella tontería de una vez por todas.

 

Penso como haría aquello, sabía que un incarcereo no iba a funcionarle aquella vez, tampoco podía usar algunas técnicas oscuras que usaría como mortifago solo por si las dudas, debía ser muy cuidadoso. Maldijo por lo bajo para poder hacer lo que tenía que hacer tendría que estar realmente cerca. Un brillo de intensa maldad apareció en sus orbes negros, la solución era muy fácil y sencilla, no había que ser muy listo para aquello, solo debía estar en el lugar indicado en el momento indicado, por lo que transformo algunas rocas pequeñas en arañas venenosas y escorpiones y les dio la orden de buscar al animal, luego él solo tendría que seguir el rastro del unicornio moribundo y todo estaría listo.

 

………………………..

 

El vampiro apareció justo en frente de Juve y le entrego en sus manos un frasquito con aquella sangre, mientras que aprovechando la ocasión él había tomado los pelos de la cola del unicornio y el cuerno para tener reservas por si lo necesitaba para las pociones y porque no, aunque no la usara también aprovecho de tener un poco de aquella sangre que no probaría.

 

-Bien, aquí esta –dijo sin más dando unos pasos hacia un lado- es toda tuya –comento cumpliendo así con aquella tarea que se le había asignado, ahora simplemente deseaba que todo aquello terminara para volver a sus asuntos.

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La angustia empezó a apoderarse de ella, estaba segura de que había escuchado a su hijo y sin esperar más salio del local temiendo lo peor. Juve había mencionado a los dementores cuando llegó. Ellos habían capturado a los seres queridos de los que cursaban aquella clase.

 

Cuando salió al exterior los vio, flotando en lo alto del cielo y acercándose más y más. Eran muchos, unos diez quizá, y uno de ellos tenia a Percy en sus brazos y otro sostenía a Enriqueta. Apretó con fuerza la varita que tenía en su mano mientras sentía cómo la rabia y la angustia se apoderaban de ella.

 

- ¡Expecto Patronum! - rugió con fuerza sacudiendo la varita y repitiendo aquel hechizo unas cuantas veces más hasta que un grupo de mariposas plateadas volaron alrededor del grupo de dementores, alejándolos y provocando que soltaran a sus capturados.

 

- Aresto Momentum - pensó la bruja dirigiendo el hechizo a Percy y Enriqueta que cayeron suavemente sobre el suelo, corrió rápidamente para sujetar a su hijo en sus brazos cerciorándose que estuviera bien.

 

- Amor, ya pasó, ya pasó - le susurró abrazándolo y acariciando suavemente su cabello, tratando de tranquilizarlo - Enriqueta, por favor llevalo al castillo y que descanse. Se asustó... - miró de soslayo hacia la puerta de aquel local donde se llevaba a cabo la clase, tendría una conversación muy seria con Juve.

 

Enriqueta asintió y sujetando delicadamente al pequeño Percy desapareció con él rumbo a su hogar donde seguiría seguro. Sally se quedó observando con preocupación el lugar donde habían desaparecido y suspirando se dio vuelta pero no había dado ni un par de pasos cuando escuchó un rugido.

 

- Hombres lobo... -murmuró y de la nada aquella bestia salió de la oscuridad lanzándose contra ella y tumbándola contra el suelo, alejando su hocico con una mano lo más que podía con la otra le apuntó con la varita - ¡Mobilicorpus! - el rato pegó contra la criatura alejándola de ella de inmediato a varios metros de distancia - ¡Incarcerus! - tres gruesas cuerdas se dirigieron al licántropo y lo sujetaron con fuerza, inmovilizándolo. Se acercó cautelosamente para asegurarse de que estaba bien sujeto.

 

Se limpió el polvo de la ropa y se aplicó un episkey para curar las leves heridas que la bestia le había causado y se dirigió de regreso al "aula". Estaba pensando en decirle un par de cosas a Juve y no se inmutó de lo que hacían o no el resto de sus compañeros.

 

- Juve, no era necesario que pusieras en peligro a mi hijo, ¿sabes? Supongo que no encontraste una manera más creativa para una "misión" y por eso te disculpo, espero que no lo vuelvas a hacer en alguna de tus otras clases... O tendré que tomar medidas. Y no, no es amenaza, es advertencia. - añadió al ver su expresión.

 

Estaba molesta y segura de que al Ministerio de Magia no le haría ninguna gracia que un profesor pusiera en peligro a gente inocente sólo para dar una "tarea".

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Las palabras de Sally, no provocaron reacción alguna en la Malfoy, ya que la joven que estaba delante de ella no le inspiraba el más mínimo temor-Creo que hice lo que tenía que hacer, yo no admito debilidades dentro de mi aula de clase o terreno de enseñanza…-sentenció clavando sus orbes lapislázulis en los ojos de la Dumbledore-No te aconsejo advertirme nada, ya que yo no me ando por las ramas y actuó ante las personas que desean pasarse de listas dentro de mi lugar de trabajo…-no iba a permitir que le pasarán por encima, ya que para mal o para bien, no había procedido de forma deliberada o descabezada-Cada uno tiene que ganarse el acreditar esta clase, no solo vienen aprender, sino a luchar por lo que deseo enseñarles…-afirmó desafiante-Tu hijo está sano y salvo, no veo porque tanto drama…-esbozando una lóbrega sonrisa en sus labios detuvo a los Licans con una seña-¡¡¡ Alto!!!…-exclamó certera-Ha terminado la tortura…-desviando su atención hacia Hades y Anna, no podía más que agradecerles la dedicación demostrada dentro de la clase.

 

-No tengo más que enseñarles, ya os he otorgado todos los conocimientos que poseo con respecto a las Artes Oscuras…-asintió categóricamente desvaneciendo ante los ojos asombrados de sus alumnos al puñado de dementores-Lamento que no todos puedan aprobar la materia, pero vamos que siempre hay segundas o terceras oportunidades…-agregò apareciendo en la mano de Sally y Goderic un guardapelo idéntico al que perteneciera a Salazar Slytherin-Esto es una parte que deben procurar no perder, ya que de hacerlo parte de su alma pende de un hilo…-enfilando sus pasos hacia donde estaban Anna y Hades deposito en la palma de cada uno una mano de la gloria acompañada por un saquito de polvo peruano-No siempre andaréis por caminos despejados de dudas o temores, no olvidéis que la mano de a gloria puede ser su mejor guía…-siseó certificando de ese modo que sus cuatro alumnos habían pasado la clase de Artes Oscuras

 

-Sally, Goderic, Anna y Hades…-parafraseó displicente-Ustedes cuatro han aprobado la asignatura de Artes Oscuras…-desplazándose hacia donde estaba Agatha, dedicándole un asentimiento de cabeza le indicaba que no había podido acreditar la materia-Ha sido un placer darles esta lección, no tienen idea de lo bien que me la he pasado sin lugar a dudas…-desapareciendo todos los elementos que usara para desarrollar su materia, volvió a colocar todo como estaba antes de usurpar aquel local como aula improvisada. Era momento de volver a la Universidad y entregar las cuentas debidas a ambas profesoras, ya que era tiempo de regresar a planear su nueva clase y los métodos que podría emplear dentro de la misma, desapareciendo del lugar dejando detrás de ella una estela verde oscuro.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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