Primeros Auxilios III

[Kathy Daray Van Halen]

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Los pasos retumbaban secos pero fuertes por los pasillos cuyas paredes desteñidas por la humedad y el moho eran los pilares de aquella edificación que albergaba diversas salas y habitaciones, algunas incluso remotamente escondidas. Las ventanas, con sus vidrios rotos y sucios seguían enmarcadas por barrotes oxidados. El polvo y las telarañas junto con la falta de iluminación y perturbadora ambientación no eran nada comparado con la historia que cada muro del edificio cargaba consigo.

Era la época Victoriana. Entre los años 1800 y 1900, muchos eventos lograron transcurrir. Importante fue el ascenso de la reina Victoria I al poder como para que este periodo fuera reconocido con su nombre. Inventos que propulsaron la revolución industrial y hallazgos que se hicieron famosos bajo la revolución científica con nombres tan aclamados como los de Charles Darwin en la antigua Europa tomaron gran relevancia por estos años. La política y la guerra también tuvieron su auge como todo lo demás.

Por aquellos años yo había decidido regresar a Londres después de uno de mis viajes. Los heridos por la guerra eran tantos que se necesitaba bastante personal para atenderles. A pesar de que siempre he preferido tener un trato distante con los demás, en mi naturaleza siempre ha estado el servir para salvar una vida, lo que extrañamente y para mi sorpresa, me ha llevado a tener un lado más amable, un lado que pocos conocen en mi y que para ser sincera, me asusta cada que sale a flote. No soy amigable, pero mi aprendizaje y convivencia con otras culturas y pueblos no solo me enseñó sobre la medicina, sino cómo está debía ser llevada a cabo para lograr una eficaz recuperación.

Fue por ello que los años transcurridos en el hospital de Londres lograron tener un gran impacto en mi vida. Junto con el equipo de enfermeras debíamos atender todo tipo de casos que allí llegaran. Londres se encontraba en un declive socioeconómico, por lo que varias instituciones debían hacer de hospital, asilo psiquiátrico y hasta cárcel. Toda la "escoria" que querían alejar de la sociedad iba a parar allí sin importar su caso o gravedad. Aquellos que eran considerados dementes o asesinos iban a dar junto con mujeres acusadas de herejía ya fuera porque fumaran o se dedicaran a negocios mal vistos en una sociedad totalmente puritana. Era difícil en ese entonces tratar las auténticas enfermedades, pues antes había que tener un perfil de quienes allí llegaban y rara vez se solía escuchar a estas personas, pues más que gente eran considerados animales dejados a su suerte.

El caminar por aquel edificio abandonado me recordaba los gritos y suplicas que se escuchaban por sus pasillos. Habían pasado bastantes años y aún me parecía escuchar las lamentaciones de los pacientes siendo ahogadas por las alarmas de la bélica ciudad de Londres. Situaciones como esa nos ayudaron al equipo médico y a mi a lograr tener un mejor entendimiento del deber ético hacía quienes acudían a nuestro cuidado. Por ello quería poner a mis nuevos alumnos a prueba, quería que experimentaran todo tipo de emociones que les llenaran de adrenalina,o algo parecido, sin que perdieran su mente racional para saber cómo salvar y asistir correctamente a alguien.

Las indicaciones eran sencillas, cada uno sería citado por medio de una carta a este viejo y abandonado hospital. Antes de que ellos llegaran me encargaría de realizar los debidos encantamientos para que los muggles no se percataran de nuestra presencia, no quería tener un malentendido con sus autoridades por meternos en algo que era propiedad privada de su gobierno.

Comenzaron a llegar. Esperaba que tomaran asiento en las sillas ubicadas en media luna que había dispuesto en medio de lo que parecía ser el antiguo lugar de descanso y actividades de los reclusos. Debido a la poca iluminación del lugar era un tanto difícil poder distinguir a mis alumnos. Así que comencé a hablar para darles una idea de quién era yo y qué íbamos a hacer allí.

-Mis mas cordiales saludos a todos y cada uno de ustedes. Mi nombre es Katherine Daray Van Halen. Hay quienes simplemente me llaman Kathy. Si bien esta es mi primera vez como profesora de conocimientos, no es la primera vez que he actuado en el campo de la salud. He pasado mi vida viajando, y como toda vampiresa que conozco, han sido varios milenios los que he vivido y he aprendido de otros. Desde los antiguos Griegos, Romanos y Celtas hasta las épocas más jóvenes. De todos esos años, he querido hacerles participes a ustedes de uno de los momentos que más me ha marcado en mi tiempo de ejercicio de esta profesión.... El presente lugar solía ser un hospital que servía de orfanato, psiquiátrico, geriátrico y hasta cárcel en los años 1800 y subsecuentes. Ya se imaginarán que tipo de personalidades llegaron a pasar por aquí. Antes que nada, quisiera escuchar un poco de ustedes, abrir un pequeño debate para entender mejor sus pensamientos y más tarde les permitiré explorar el lugar. Espero no vayan muy lejos.

No estaba segura de si acaso lo que sentía eran nervios por impartir mi primera clase o un mar infinito de sensaciones por saber lo que se vendría después, un reencuentro con la historia de mi vida. Lo que si sabía era que me interesaba mucho saber qué tenían mis alumnos para decir respecto al pequeño ¿debate? O mejor aún, la charla que planeaba tener con ellos, pues por medio de está podría hacerme una idea de cómo sería su desempeño el resto de la clase, o hasta podrían sorprenderme demostrándome si habían o no cambiado su punto de vista inicial a la pregunta que tenía para formularles.

- Es algo sencillo, sólo quiero conocer su opinión personal, nada rebuscado ni qué esté necesariamente en un texto. Quiero conocer la percepción de cada uno sobre ¿qué consideran que es el bienestar? ¿qué se considera estar en enfermedad?¿para ustedes, qué es el gozar de salud? ¿Cuándo alguien o algo no está en estado de bienestar?

Una vez hayan compartido cada uno su respuesta, la cual espero con ansiedad, les indicaré que haremos a continuación Editado 3 de Abril del 2015 por Kathy Daray Van Halen

[That is not my name]

- ¡Vaya, qué hermoso!

 

Exclamé cuando llegué al lugar que me indicaba aquel pergamino que sostenía entre mis manos y, como era de esperarse, al ser historiador me había quedado encantado de que pudiéramos salir de la Universidad para nuestro curso de pos grado en la materia de Primeros Auxilios, impartida por mi compañera Kathy Daray Van Halen. No perdí más tiempo e ingresé al sitio para llegar hasta nuestro punto de encuentro dentro de aquellas ruinas, no quería ser el último en la clase.

 

En lo personal se me hacía un poco extraño el tener a mis colegas del claustro en la posición de profesor/estudiante, sobre todo porque la convivencia que se mantenía a diario antes de preparar nuestros cursos nos hacia vernos de manera distinta a como se tenía pensado que debe de tratarse un superior, porque eso era quien impartía la clase; sin embargo no era ninguna molestia, al contrario, disfrutaba mucho el observar a aquellos magos y brujas, primero Xell Vladimir en Meteorología y ahora a la señorita Van Halen, de alguna forma aprendía también al como impartir mi propia materia.

 

Me di cuenta de que era le primero en llegar dentro del tiempo establecido, saludé con un abrazo y un beso a la mujer y tomé uno de los lugares en aquella media luna, el que consideraba que estaba en medio. Uno a uno fueron llegando mis compañeros e intercambiaba un par de palabras con una sonrisa que las acompañaban a modo de saludo, uno no podía dejar de fuera sus modales, sobre todo en éstas circunstancias donde tenía el placer de compartir ese valioso tiempo con importantes personalidades de la sociedad mágica. No es que me importara, pero no podía ignorar o dejar de reconocerles sus méritos personales.

 

Al estar todos los presentes en nuestro lugar, Kathy nos dio la bienvenida y comenzó a dar su discurso de apertura para el entendimiento de lo que realizaríamos durante todo el transcurso de aprendizaje. Asentía o realizaba algún gesto involuntario conforme hablaba, era normal, respuestas naturales del cuerpo cuando esta con tu total atención a lo que se está diciendo para poder hacer empatía con el interlocutor y, al finalizar, nos pidió que le respondiéramos unos cuantos cuestionamientos.

 

- Si me permite. - Alcé un poco mi mano derecha para tomar la palabra y miré a ambos lados para corroborar la afirmativa de mis compañeros, de nueva cuenta, buscaba mostrarme lo más educado posible.

 

- Gracias, Ishaya Tonks. Bienestar es un concepto relativo, sobre todo porque tenemos que ver hacia qué nos estamos refiriendo: si a un modo individual o a uno colectivo. Partiendo del lado colectivo o social, entendemos que se ven implicadas una serie de factores, circunstancias y/o eventos que favorecen el bien común, es decir, una satisfacción general entre los miembros de dicho grupo. Por el otro lado, el individual, se refiere a los intereses personales para lograr el mismo objetivo; y, hago una observación puntual, dichos intereses pueden estar o no en conflicto con quienes lo rodean o los rodean. Por consecuente, un estado de bienestar se refiere a las condiciones óptimas, la ausencia de éstas mantendría a algo o alguien en condiciones poco favorables para su desarrollo.

 

Acompañaba mis palabras con ligeros movimientos de mis manos, un tono medio pero potente así como las respiraciones y pausas correspondientes para mantener la atención de los presentes.

 

- En cuanto a la salud y la enfermedad, son estados naturales del cuerpo porque la segunda es la falta de la primera, es decir, la enfermedad es el efecto negativo dentro de las funciones de cualquier parte de nuestro organismo resultando en un mal funcionamiento. Mientras 'gocemos de salud', estamos exentos de estar sufriendo alteraciones biológicas. Esto, sin embargo, es relativo dependiendo de que niveles o estándares se estén utilizando como medida ya que uno como persona puede juzgarse sano cuando en realidad esté desarrollando una enfermedad, así como dentro de alguna enfermedad se le puede considerar, por expertos en el ramo, como una persona saludable.

 

Siempre intentaba ser elocuente al momento de hablar, me ocupaba porque las personas entendieran el mensaje de lo que estaba comunicando, por ello mismo era historiador, todo iba relacionado. Finalicé mi discurso y escuché con atención la respuesta de mis compañeros.

[Seba Granger]

El día había llegado, hace algunos días atrás o mas bien como una semana habíamos enviado solicitudes a la academia de magia para ver si podíamos cursar alguno de los cursos especiales que se estaban impartiendo para los ya egresados hace un tiempo de aquella institución, esta vez al menos mis intenciones eran acabar el mes de clases ya que por circunstancias ajenas a mi había tenido que abandonar un curso anterior que había querido tomar.

La carta que había sido enviada por la profesora de primeros auxilios indicándonos que habíamos sido aceptados para poder asistir a su curso estaba sobre el buro del cuarto, no sabía si Darla estaba nerviosa pero al menos yo si, ya hacía tanto que había dejado la academia que no estaba del todo seguro si lo haría bien de nuevo, además por lo que indicaba el papel las clases se impartirían en otro lugar.

El hospital señalado no estaba en mis registros, la verdad no conocía aquellas instituciones ya que nunca me habían agradado, ahora que lo pensaba ni siquiera sabía del todo por que había decidido tomar la clase, ya que el trabajar en un hospital o un centro de salud era lo mas lejano en mis planes, aunque si estaba seguro que quería ayudar de alguna forma a mis cercanos o amigos cuando estos se vieran en desgracia o fueran heridos.

Tras cerciorarme que todo estaba bien con mi atuendo, estaba vez como todas las anteriores iría lo mas sencillo posible, una camisa, pantalones de tela y un sueter eran todo lo que llevaba encima, mas mi varita en el bolsillo del pantalón y unos zapatos negros con cordones.

-¿Estas lista amor?- pregunte a mi novia la cual aun daba vueltas desde la habitación hacía el baño.

En cuanto ella me indico que estaba todo bien le ofrecí mi mano para salir de nuestro hogar rumbo al edificio indicado en el pergamino, cuando estuvimos frente a el, me cerciore de la dirección ya que este se notaba que estaba desolado como muchos otros viejos lugares que con el trascurso del tiempo y el deterioro del material iban siendo dejados por sus dueños.

-¿Aquí nos enseñarán?, ¿Quieres que entremos? creo que aun nos podemos arrepentir- dije riendo mientras miraba a Darla unos segundos luego tomé su mano para ingresar esta vez yendo por delante de ella por si había que hacer aun lado algún vidrio o objeto que estuviera fuera de lugar.

Luego nos enteraría por las indicaciones de nuestra profesora lo que había sido el lugar en sus años mosos, además de que mi chica no era lo única vampira en aquel lugar.

Escuché en silencio su presentación, además de la de mi compañero de bando Ishaya que también tomaría la clase con nosotros. La maestra me parecía conocida pero no estaba muy seguro de donde la había visto.

Tras la intervención del Tonks, observé a todos los presentes y con un dejo de timidez tome la palabra, troné por un segundo mis dedos un poco nervioso y comencé, -Buenas tardes, Soy Seba Granger. Disculpen si no me expreso del todo bien, estoy un poco nervioso- tragué saliva antes de continuar, -A mi parecer bienestar es sentirse bien con uno mismo, con las personas que están a tu alrededor, con el ambiente en el que convives día a día, todo en el fondo permite que estés bien tanto física como mentalmente- tallé mi barbilla unos segundos para continuar.

Era el turno de responder lo contrario de bienestar, rebusque las palabras por un instante aunque eso no se me daba del todo bien, -Creo que cuando todo a tu alrededor no esta a tu favor, cuando crees que todo lo que te rodea esta conspirando con que tu estés bien, con que las cosas te salgan del todo mal-

La sensación de que me estuvieran observando no me gustaba así que intente terminar con mi exposición lo antes posible, -Enfermedad es el mal de muchos, es cuando tus defensas te juegan una mala pasada, que por mas que intentes cuidar algo llegara o te pasará, hay distintas enfermedades eso esta claro, algunas mas graves que otras, pero los seres humanos a veces somos tan quejosos que hasta un simple resfriado lo sentimos como la peor de las enfermedades- respiré profundo, -Salud es todo lo contrario, siempre esperamos poder gozar de ella como tal, pero sabemos que al menos una vez en la vida esta nos abandonará- tras terminar con lo dicho solo tomé asiento junto a mi novia buscando enterrarme en el puesto.

[Darla G Dumbledore]

Había dejado su carta junto a la de Seba sobre el escritorio, iba de un lado a otro acomodando todo para partir hacia el lugar elegido. Por algún motivo sentía mucha ansiedad, la vez anterior no habían podido estar juntos pero ahora era distinto y sin embargo él era el único que le aportaba paz. ¿Entonces por qué su inquietud? Quizás por su profesora o tal vez porque ella había perdido hacía mucho tiempo la capacidad o mejor dicho la posibilidad de aplicar sus poderes sanadores.

 

Caminó hacia el baño, por tercera vez, esta vez trajo un perfume, no sabía por qué sentía ganas de perfumarse, no solía hacerlo habitualmente aunque tenía varios perfumes en su colección. Sus ojos se posaron sobre el rostro de Seba y sonrió ante su pregunta.

 

Si amor, vamos, o seremos los últimos por mi culpa --dije mientras lanzaba mi capa sobre mis hombros, aunque no había mucho por cubrir, había elegido un vestido negro, hasta la rodilla y unas botas que llegaban justamente al otro lado de las mismas, de hecho, las rodillas eran lo único visible de sus piernas, las mangas cortas cubrían hasta unos centímetros por sobre el codo y la mano de la pelirroja se cerró ansiosa sobre la de su novio.

 

Tras un no tan corto viaje llegaron al lugar elegido y la mirada castaña de Darla recorrió el lugar, podía sentir los hechizos protectores y lo que era peor, el aroma a sangre antigua aún impregnaba el lugar. Agradeció que se había preparado para ello yendo a cazar en los días previos, todas las noches. Escuchó las preguntas de Seba y asintió.

 

Es un lugar muy extraño, pero si mi amor, mejor entremos su mano apretó la mano de él mientras ingresaban y río también creo que ya estamos dentro, no queda otra ¿eh?

 

Pero no estaba segura si no deseaba que quedara. Cuando llegaron al salón que les habían indicado parecía que había sido un cuarto amplio, de ventanas enrejadas, muy desgastadas y oxidadas con algún que otro vidrio roto, como en el resto del edificio. Darla se estremeció, no le gustaba el lugar, no sabía por qué, pero no le agradaba. Se sentó junto a Seba y espero que los demás fueran llegando.

 

Finalmente fue el momento de las presentaciones al estar todos presentes. Escuchó a Kathy, luego fue una figura que había reconocido al llegar pero que había preferido no mencionar, salvo el saludo general que habían hecho al momento de ingresar. Seba siguió y supo que le había llegado el turno, por un momento casi se pone de pie, como en la escuela inicial pero optó por presentarse desde su lugar.

 

Hola, soy Darla Potter Black. Creo que el bienestar es como indica su palabra, el estar bien de una persona física, psíquica y espiritualmente --hizo una pausa mientras pensaba en su siguiente respuesta, simulando que se detenía para respirar . --Alguien enfermo es quien no tiene tal bienestar, ya sea por algún desequilibrio en su estado físico, emocional o mental. Por otro lado gozar de salud es tener bienestar físico y psíquico, no padecer ningún mal o enfermedad. Y finalmente, no se está en bienestar cuando se padece alguna enfermedad o se tiene algún desequilibrio emocional que nos impide sentir plenos.

 

Cruzó sus piernas, dando por finalizado su turno y acercó su asiento a Seba, necesitaba sentirlo cerca de ella, su calor y dejar de sentir la tristeza que por algún motivo le contagiaba aquel lugar. Respiró profundo y escuchó al resto de los presentes antes de que la profesora volviera a hablar.

 

Su mirada se perdió por un momento en la pared al otro lado de la profesora y las sombras que se dibujaban contra el muro. Era verdad que el lugar no estaba bien iluminado, de hecho era una pena no tuviera las originales luces del lugar, apostaba que en aquel entonces debía ser más tétrico, con muchas más sombras pero ella no necesitaba todo esa luz para distinguir cada detalle. Lo que más la asombraba es que nunca, en mucho tiempo, había podido percibir la angustia y la tristeza de un ambiente. ¿Cuándo había sido la última vez? De hecho, ahora que lo pensaba, no había sido ella, sino que eran los recuerdos de Scarlet los que le mostraban como la vampiresa había sentido al encontrar los lugares en que Corvus había atacado en Francia.

 

Sin más se obligó a volver al presente y presionando la mano de Seba que había tomado entre las suyas buscó su punto de apoyo, su paz, el equilibrio que él le daba.

[Juliens]

—¿Finalmente mostrarás tu rostro? —cuestionó una misteriosa voz desde la oscuridad.

 

En cabello se le erizó. Desde el incidente en el ministerio una sombra lo perseguía y hablaba directamente en su cabeza. Era algo desconocido que jamás había mostrado su rostro, si es que tenía alguno, y que comenzó a seguirlo cuando pasó junto a la habitación perdida en el ministerio, el día de las explosiones y del intento de golpe de estado.

 

Bastian se había acostumbrado a aquella presencia aunque aún le causaba escalofríos cada que esta hablaba. Solamente podía vivir en la oscuridad, la luz era su enemiga aunque no le hacía daño; simplemente la criatura no podía vivir en algo tan opuesto a su composición. Observó rápidamente en varias direcciones intentando suponer el sitio en donde la "cosa" se ocultaba.

 

—Nunca recuerdas que vivo en todos lados y en ninguno, jamás podrás encontrarme. Si lograras localizarme, lo que soy explotaría tus sentidos. Pensarías que estoy junto a ti, detrás de ti, sobre ti, dejado de ti, a tu alrededor. Y en el siguiente milisegundo perderías la pista ya que al mismo tiempo no estoy en ningún lado.

 

Movió la cabeza de un lado a otro, haciendo que las articulaciones del cuello sonaran. Golpeó el suelo dos veces con un bastón en el que apoyaba la parte izquierda de su cuerpo. Si bien no le hacía falta y era totalmente capaz de moverse sin ayuda de aquella herramienta, se le hacía muy cómodo llevar guardada allí su varita mágica. Era un bastón muy elegante, de caoba tallada con varios tigres y serpientes; en la parte en donde se apoya la mano una cabeza de basilisco permitía un mejor agarre. Aquellos dos golpes en el suelo produjeron unas chispas verdosas y, acto seguido, la varita mágica se materializó en su mano derecha.

 

Se encontraba estresado y solamente había una cosa con la que se relajaba.

 

—Finite, Finite, Finite —recitó los hechizos una y otra vez.

 

Estar en el Londres muggle le daba la oportunidad, si se daba el caso, de matar a un par de personas gracias a su identidad falsa. Su rostro era irreconocible al igual que su porte. Utilizando la metamorfomagia logró crecer varios centímetros hasta alcanzar los dos metros de altura. Su cabello desapareció y una larga barba pelirroja se hizo presente en su rostro. Sus, ya de por si, poco trabajados músculos fueron cubiertos por grasa. Bastian iba a pasar por una persona alta, calva, con barba y con varios kilos demás. El nombre a usar aún no lo pensó, era malo para los nombres y siempre se le ocurría el peor en el momento en que necesitaba decirlo. Hizo desaparecer el bastón.

 

Continuó su andar hasta que finalmente llegó al lugar indicado del edificio. Dentro estaban sus compañeros de clases. Esperó, no le gustaba ser el primero. El rostro y el nombre de la profesora le sonaban aunque lo lograba encontrarlo en su cabeza. Se puso de pie y guardó la varita mágica en el bolsillo con desdén como si diera a entender que confiaba en sus compañeros. Aunque por su puesto, su varita se materializaría en su mano de ser necesario.

 

—El bienestar es un estado subjetivo. Hay personas que buscan el dolor para sentirse bien. Se sabe de animales que demuestran todo su potencial sexual para morir al final del día. No me atrevo a definir ninguna de las preguntas que lanza al aire pues, insisto, todo depende de como lo veas y por quien sea visto.

 

—Estoy seguro que la profesora no esperaba esa respuesta. Pero, he de decir, que estoy de acuerdo contigo. La loca que me encerró en la habitación aquella se sentía bien realizando prácticas un tanto... fuera de lo normal —resonó en su cabeza

 

Dejó de hablar por solo un segundo y cerró los ojos. Aquel sitio había presenciado cosas horribles, estaba claro. Si bien los muggles no podía convertirse en fantasmas, sus presencias quedaban impregnadas en los objetos que los rodeaban si es que su muerte era violenta o desesperante. Aquel sitio estaba lleno de energía negativa, energía que -si pudiera canalizarse- hubiese terminado con la vida de todos los que estaban en la habitación.

 

—En este momento nos sentimos bien todos ¿o me equivoco? Pero he de decir que no deberíamos, después de todo estamos rodeados por el aura -o como quieran llamarla- de cientos de personas que perecieron en este lugar. Por cierto, no recuerdo mi nombre pero estoy seguro de apellidarme Weasley

[Kathy Daray Van Halen]

Era extraño, si, que para una vampiresa se complicara el asunto de poder identificar a algo o alguien ya fuera en la penumbra, pues a diferencia de otras criaturas la vista de un vampiro siempre ha sido la más característica entre los depredadores. Quizá se debía a que los múltiples gases dejados por las bombas de la guerra y otros químicos utilizados en el hospital aún se encontraban impregnados en el aire. Motivos por los cuales fue grata mi sorpresa al percatarme de que parte de los alumnos que recibía eran también a su vez compañeros de profesorado en la universidad. No era extraño, después de todo al fin y al cabo todos siempre tenemos algo que aprender de los demás.

 

En cierto modo, dadas las respuestas de los anteriores, muy bien planteadas al tratarse de su propia opinión, lo que quería oír era algo similar a lo que el último alumno había planteado. Durante los años de guerra descubrí, y mas tarde se desarrollarían discursos desde diferentes enfoques científicos y sociales al respecto, que la salud y el bienestar era subjetivo.

 

-La Organización Mundial de la Salud, o OMS, definió en 1946 la salud como "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente ausencia de afecciones y enfermedades". Para el principio de los tiempos solo se daba atención a las enfermedades en un enfoque reduccionista donde solo primaba el organismo. Claro que hubo previos aportes médicos y filosóficos que hablaban de otros aspectos mentales y espirituales que influían en la salud física de un paciente. Más tarde, con las secuelas de las guerras se apreció que también el bienestar socioeconómico tenía un importante impacto en la salud mental, y por consiguiente físico, en las personas. Supongo que recordarán la "Gran Depresión" muggle cuándo ocurrieron miles de suicidios tras dicho evento. Así como la catástrofe de Chernobyl que dejó graves heridos y cuyas repercusiones siguen hasta hoy en día.

 

Carraspeé un poco. Mi intención no era la de brindar una clase de historia muggle, para eso ya tendrían tiempo de apuntarse a esa asignación en la universidad mágica. De todos modos era importante hacerles dejar en claro lo importante de la situación para que supieran luego a que nos atendríamos no solo en lo que seguiría de clase, sino también en sus vidas, nuestras vidas.

 

Había sido miembro de un grupo oscuro, similar a la Marca Tenebrosa, y luego logré ser miembro de esta misma. Actualmente había optado por la neutralidad mientras evaluaba otros aspectos de mi vida. En ese tiempo en que pertenecí a dichos grupos me percaté de las personalidades que pasaban por allí, sin importar que tan alto o bajo fuera su rango dentro de estos todos se daban (nos dábamos) aires de importancia y en su mayoría se proclamaban todopoderosos hasta el punto de pensar que no dependían de nadie. Pocos eran lo suficientemente inteligentes como para saber que por más que se desee actuar solo, mientras se sea parte de un grupo o sociedad, las acciones de uno repercuten a todos y atentan hacía la salud y bienestar de todos los miembros, de uno mismo.

 

No me agradaba mucho lo que estaba por decir, pues aún creía en la supremacía de los magos y brujas a pesar de todo, pero de todos modos, era algo verídico.

 

- Esta definición que les he compartido, como sabrán, es bastante utópica. Compartimos bastante con los muggles aunque no lo crean. Según lo que les he dicho, nadie podría contar con completa salud actualmente, pues como criaturas que somos, siempre querremos mas de cualquier cosa y nos sentiremos inconformes con lo que tenemos. Hay quienes pueden contar con pleno estado físico y mental, pero no social. Tal vez cuenten con lo social y mental, pero no lo físico. Siempre habrá algo que nos haga falta. Entonces, según esto ¿estamos todos enfermos?....

 

Todo esto ha sido un preámbulo que les aseguro tiene una razón de ser. Previamente les he indicado que podrían dar un paseo por las viejas instalaciones de este hospital abandonado. Aquí en el pasado se cometieron fechorías y atrocidades que para aquel entonces se explicaban con aras de la ciencia y en pro de la salud para lo que hoy en día consideramos un comportamiento normal. ¿Pueden imaginarse aplicar una lobotomía a una mujer con la excusa de ser ella una mala madre por abandonar a sus hijos cuando en realidad esta solo salía a trabajar para conseguirles alimento? Es aquí donde ustedes entraran a juzgar qué es apto para ser tratado y que no.

 

Hay varias y diversas habitaciones en este hospital, algunas más tétricas que otras. Hay escondidos para ustedes diversos giratiempos en cada habitación diferente. Deberán separarse e ir en busca de ellos. Nos vemos en este mismo hospital, más o menos 100 años atrás.

[That is not my name]

Seba, mi buen amigo, se sentó a mi lado y fue el siguiente en dar su explicación conforme a l cuestionario de mi compañera del claustro, la señorita Daray; si bien me sentía más cómodo con mis compañeros de la Orden del Fénix, me resultaba todavía un poco inquietante el convivir con aquellos que estaban fuera de éste, como era el caso de Darla, mi querida Darla.

 

Llevaban ya bastante tiempo de estar juntos aquella pareja, eso siempre lo había aprobado a pesar de que no tenía porque avalarlo por ninguna parte, simplemente me preocupaba de todos aquellos que pertenecían a la noble estirpe de los Potter Black, magos y brujas que siempre me recibió con gran cariño y afecto gracias a mi madre adoptiva, la desaparecida Antara, y que nunca dejaría de verlos, a cada miembro de ese linaje, como parte de mi familia, Darla incluida.

 

Claro, eso por parte de Ishaya, pero Mirshka era otra historia.

 

Desde hace bastante tiempo, a mi primer llegada a Inglaterra, sabía que esa bruja podía relacionarse de algún modo con una vieja conocida, una muy pero muy vieja persona (si se le podría llamar así) que me topé cuando era un simple mortal en el siglo XVII, aquel ser demoníaco que me había arrebatado a mi familia. Pero no podía comprobar nada, no podía investigar más allá de lo que sabía por el simple hecho de mantener el pasado ahí, en el pasado, y dejar que las viejas heridas se mantuvieran en cicatrices, no serviría de nada el volver a abrirlas.

 

La tercera intervención después de la mía había resultado de un gran hombre de barba roja, alguien que nunca había visto pero no le tomé mucha importancia, no podía conocer a todos los habitantes de Inglaterra aunque los magos y brujas seamos un grupo menor a los muggles, por simple estadística. Lo único que me había tomado por sorpresa era el hecho de que no sabía cómo se llamaba, simplemente mencionó el apellido Weasley y concluyo con su participación, obviamente al ser miembro de la Orden del Fénix me llamó bastante la atención. Supongo que ahora, como deber ético, tendría que mantenerlo vigilado.

 

Continuamos con aquel curso y Kathy no spidió que exploráramos el sitio, utilizáramos los giratiempos de manera especial apra poder empaparnos de todas las historias que habían transcurrido en ese sitio. Como alumno me emocioné, sería una experiencia única el estar en el preciso momento en que se utilizaban técnicas antiguas de las que se desarrollaron los primeros auxilios; pero, por el lado de historiar, me preocupaba el hecho de cambiar la historia, de hacer algo que hubiese afectado el curso natural de las cosas... por si viajaba e intervenía en ese entonces, ya había sido parte de uno de los principios fundamentales por los que me manejaba como profesional.

 

No, no estaba muy seguro de ello, ¿acaso preferiría perder el curso de pos grado por algo como eso? ¿De verdad era un detalle demasiado trágico como para limitarme en mis acciones? Lo podía pensar, mientras seguía los pasos de aquel hombre e mi lado izquierdo, contrario a donde estaban mis dos amigos.

[Seba Granger]

Me quedé en silencio por el resto de la clase, al menos hasta que todos mis compañeros hicieran su intervención, tras de mi siguió mi novia que como siempre se expresaba muy bien, luego otro chico que no conocía del todo, creía haberlo visto en el ministerio pero no estaba del todo seguro en cual Departamento, con la nuevo estructura no estaba enterado si él seguía ahí.

Tras todos los alumnos fue el turno de la profesora de nuevo, nos dio su propia respuesta a sus preguntas además de algunos nuevos datos del hospital en el que estábamos, las cosas buenas y malas que se habían cometido en aquel terrorífico edificio, mordí levemente mi labio cuando hablo de la madre y lo que le habían hecho, pero uno sabía como era la sociedad en la actualidad, y mas sabia que la antigua era aun mas cruel.

La siguiente indicación no me gusto mucho, me había inscrito a la clase para poder compartirla con Darla pero estaba claro que al menos por un tiempo nos separarían, no estaba del todo seguro de querer recorrer aquel lugar solo, los hospitales no me agradaban menos los que estaban en aquel estado.

-¿No crees que es un poco sospecho que nos quieran separar?- bromee en un susurro a mi novia, me puse de pie para poner en marcha lo que la maestra había pedido, al menos en el recorrido por el pasillo podría disfrutar de mi Darla hasta que ella tomará su camino.

-¿Si me sale un fantasma puedo llamarte?- dije riendo luego un poco sin elevar demasiado la voz ya que el eco se hacía presente en los muros.

[Darla G Dumbledore]

Se había sentado y en medio de todo aquel maremoto de sensaciones había llegado hasta ella una esencia, se volvió y observó al recién llegado, tras responder las preguntas se había presentado como un Weasley. Aquello le resultó extraño, podía sentirlo, sabía que lo conocía, sentía algo más en él pero no recordaba fuera alguno de los Weasley que alguna vez hubiera conocido.

 

La pronta intervención de la profesora tras las palabras del Weasley hizo que se olvidara de él, por el momento. Escuchó sus referencias, sus comentarios históricos y la casi terrorífica mención a la patética capacidad humana de mostrarse deshumanizada. Estaba segura que ni cazadores como ella, ni los licántropos, e incluso quizás ni las más salvajes criaturas del mundo mágico podía planificar estudios y experimientos como podía pensar el ser humano para tratar a otros humanos todo en nombre de la ciencia.

 

Suspiró no le gusta la idea de recorrer el hospital sola, no sabía muy bien por qué, pero las vibraciones que llegaban a ella le hacían sentir de un modo muy extraño. Su mano se cerró con ternura sobre la de Seba mientras sonreí ante su comentario.

 

--Atentan contra nuestra unidad bebé --susurró con ternura mientras se ponían de pie para ir en busca de sus respectivos giratiempos.

 

--Nos vemos en un siglo --saludó dirigiéndose hacia la profesora antes de salir del lugar junto con Seba, tras lo cual tomaron uno de los pasillos mientras los dos hombres tomaban hacia el otro lado.

 

Recorrieron varios metros en silencio tomados de la mano, observando las habitaciones que había a los lados, no llamándoles ninguna de ellas la atención en especial. Una risita escapó de los labios de la vampiresa con el comentario de su novio.

 

--Yo lo defiendo mi vida, aunque nos llenará de hectoplasma --bromeó a su vez mientras le robaba un beso a los cálidos labios de su novio.

 

En verdad ese contacto le devolvía las fuerzas, no era tanto a los fantasmas a lo que temía, a decir verdad podía sentirlos en el lugar, como fijos en el pasado, sin poder soltarse de él. Podía sentir que sería así, en el pasado ellos se enfrentarían a aquellos fantasmas, algunos aún con vida. ¿Y qué deberían hacer?

 

--¿Qué crees que nos espere allá? Yo creo lo mejor es mezclarnos, no hacernos notar, ya has leído la historia de Harry y Hermione, ellos no consideraron prudente dejarse ver ni siquiera por ellos mismos --comentó con su novio mientras se acercaban a una bifurcación del pasillo

 

¿Tendrían que seguir cada uno un camino en busca de sus aún no hallados giratiempos? La idea no le resultaba nada atractiva, ambos eran magos calificados pero hubiera preferido ir juntos, sentía que cuando estaban unidos nada podía contra ellos. Suspiró, deberían verse en cien años. Bueno, con suerte eso no sería mucho más tarde, pero ¿ante quién aparecerían? ¿Sería seguro? Deberían buscar un lugar lo más privado posible para aparecerse en el pasado una vez hallado el giratiempos.

[Seba Granger]

Escuché las respuestas de mi novia a mis bromas mientras veía que se ponía en pie también cuando ya estaba dando los primeros pasos me detuve en seco al sentir que Darla no avanzaba cuando tiraba con suavidad de su mano, me giré hacía ella alcanzando a escuchar lo que la Potter Black le decía a la maestra, me despedí de la bruja frente a nosotros con una reverencia, sabía que mas pronto de lo que esperaba tendría que estar frente a ella de nuevo solo que muchos años mas atrás.

Ahora que lo pensaba un poco no sería extraño aparecer 100 años atrás con estas fachas, estaba seguro que en aquellos años se vestían muy distinto a nosotros, tallé mi cabeza por unos instantes al darme cuenta que mas dudas surgían con el asunto del giratiempos, jamás en mi vida había usado uno antes.

Ronroneo por unos segundos al sentir el beso robado por mi amada, respondí su beso con ternura para luego continuar el camino, iba escuchando lo que decía Darla mientras a la vez iba pendiente de los ruidos que se sentían cada que pasábamos por una puerta a medio cerrar o una ventana rota por donde el viento se filtraba como si hubieran puesto un ventilador frente a mis narices.

-¿Amor de verdad crees que no nos noten vistiendo así?- reí apuntando un poco a mis vestimentas, -Ya que tocas el tema, -¿Has usado giratiempos antes?, creí que solo eran usados para retroceder en la vida de uno, no tantos años atrás- la vi con timidez esperando ella pudiera responder un poco mis dudas, además sentía que ella tal vez había pasado por aquella época, nunca había tocado el tema de la edad con ella pero siempre había escuchado que los vampiros habían vivido muchos siglos.

Sentí como Darla se detenía una vez mas, en esos momentos me percataba que estábamos en medio de dos caminos, la vi un poco resignado y frustrado por tener que separarnos, -Usted escoge, ¿Para que lado irás?, espero poder encontrarte en el pasado mi amor, y si me tardo mas en llegar, recuerde que aquí tiene a su humano esperándola- añadí riendo.