Jump to content

Primeros Auxilios III


Kathy Daray Van Halen
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Habían llegado al final del pasillo, bajo la mirada de algunos pacientes que parecían esperar que ellos los sacaran de allí y la indiferencia de otros. Gracias a la suerte no habían llamado la atención de nadie en particular y las enfermeras o los pocos médicos que por allí deambulaban se habían mostrado indiferentes a ellos.

 

Cuando Seba abrió la puerta al otro lado los esperaba un niveo pasillo, el aroma a limpio, desinfectado hasta más no poder se volvió a sentir. Ya no se notaban, tanto, los vestigios de sangre. No estaba segura si habían pasado por allí, no estaban esas puertas, claro que si le parecía haber pasado por el hueco de ella, en el futuro parecía que ni los goznes quedaban, solo el marco.

 

Espero que su novio obserara al otro lado y luego escuchó su comentario y sonrió, ni le apetecía en realidad volver a la época victoriana. Scarlet en el fondo de su mente chillaba que ni se le ocurriera salir a ver a esos snobs anticuados que todo lo veían mal y criticaban y comentaba algo de la mala experiencia que había pasado una sudamericana en aquellos años. Mencionó algo de una tal Cecilia Grierson y una Asociación Médica. Darla hizo callar a su alter ego para responder a su novio, no planeaban irse y mejor le contaba las anécdotas médicas cuando volvieran al futuro.

 

--Claro --alcanzó a responder antes que Seba la hiciera a un lado mientras un camillero y un médico pasaban presurosos con un hombre en una camilla. Maldijo para sus adentros, por los calzones de la Reina Victoria y su adivino personal, ¡qué manera de oler a sangre! Contuvo su respiración y vació su mente de toda sensación.

 

--No creí que ya tuvieran sistemas de alta voces --comentó distraída cuando sonaron sus nombres y los de sus compañeros en el lugar. Juliens, escuchar el nombre le confirmó que no se había equivocado al sentir su esencia en el aula de Primeros Auxilios, pero ¿por qué el mago se ocultaba tras la metamorfomagia? Un misterio para resolver en el futuro.

 

--Volvamos, con cuidado, cerca de la escalera creo que había unos indicadores de los otros pisos. --o eso le había parecido ver pensó mientras vigilaba la puerta por la que habían salido que aún se bamboleaba por efecto de la camilla. Se quitó la cofia y la puso en el bolsillo --¿parezco estudiante así? No me esperaba que Kathy nos hiciera llamar como a estudiantes de Harvard --preguntó bajito a Seba mientras dejaba que él mantuviera la puerta abierta, como todo un caballero y volvían a cruzar con paso ligero hacia el otro lado en busca de la habitación A4, hundido, bromeó Scarlet en el fondo de su mente.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Por un momento note el rostro de Darla cuando el chico en la camilla pasaba por nuestro lado, pese a que la puerta nos separaba era notorio que el olor a sangre hacía que los instintos de la bruja fueran mas notorios, no le había preguntado antes de salir a esta clase si había comido, esperaba que todo este trajín de un lado a otro no trajera consecuencias, pese al tiempo juntos aun no sabía lo que era ver a la vampira descontrolada.


Me preocupaba tener que volver por el mismo camino mas que el olor a la sangre fresca en esos momentos hasta yo la sentía, observé a mi novia con la pregunta que hacía, -Si pasas por estudiante, pensé que quería que nos dispersaramos entre la gente, ¿Para que nos querrá?- seguí a Darla por la sala un paso mas atrás cuando estábamos pasando por el lado donde intentaban salvar al muchacho mal herido apreté la mano de mi acompañante por un momento, aceleré un poco el paso para llegar pronto a la puerta pero justo en ese momento un médico llamo nuestra atención.


-¿Pueden ayudarme?, solo sujeten de él mientras le aplico la inyección- decía el tipo que con todas sus fuerzas intentaba mantener en la camilla al paciente.


Di una mirada a Darla mientras me acercaba, con fuerzas apoye mis manos en los brazos del hombre, cargando mi peso sobre él mientras el doctor ataba una liga de goma en el brazo derecho de esté tiró con los dientes de un lado mientras intentaba inyectar de un solo intento todo el medicamento.


-Si gustas te adelantas, te alcanzo de inmediato- pronuncie hacía Darla mientras el matasano comenzaba a indagar de que hacíamos por ese lugar, de inmediato conteste que eramos estudiantes en gira que nos esperaban para darlos una charla, él hombre me vio un poco extrañado pero los nuevos gritos del paciente evitaban mas interrogaciones.

http://i.imgur.com/nqOolSA.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La mano de Seba en la suya, presionando cuando la notaba mal o a punto de aflojar en sus instintos la hacían recomponerse. Su respuesta la había dejado más tranquila, se había disfrazado de enfermera y la hacían pasar por alumna de medicina. Eso le iba a traer algún problema, pero no tenía tiempo de volver a cambiar sus ropas, solo diría que se había puesto el delantal para proteger mejor sus ropas. Claro que eso le haría parecer débil y banal ante los hombres de la época, pero qué demonios.

 

Ya casi habían logrado salir cuando un médico se fijó en ellos, Darla evitó dar un respingo por la sorpresa. Entreabrió sus labios y sostuvo la mirada de su novio asintiendo levemente, lo observó mientras ayudaba al médico victoriano y el comentario del Granger vino más que oportuno.

 

--Si, no te demores demasiado, la prof... --se detuvo sin saber cómo llamar a Kathy, no tenía idea de cuál era allí su función en aquella época, carraspeó como ahogada para disimular su confusión y agregó --Miss Van Halen nos espera.

 

No le hacía nada de gracia dejar allí a Seba, varias veces volvió la vista atrás mientras recorría los últimos metros y notó como respondía escuetamente al doctor. El paciente gritaba como loco, y aquello la preocupaba más, no fuera a golpear a su novio. Se mordió, recordándose a si misma que él, por más que fuera humano, era un mago hecho y derecho, un auror ministerial. Levantó la cabeza sintiéndose orgullosa de su pareja y empujó la puerta, en busca del cartel que había visto en el camino y al que no había imaginado debía prestar atención.

 

Lo encontró un par de metros más allá, a poca distancia de la escalera, era como un cuadro, con marco y un vidrio, y tras el vidrio había un dibujo esquemático, como si fuera un plano, de cada área y las salidas del lugar. Raro, no pensó que en esa época marcaran salida de emergencias, claro que las salidas no tenían esa pinta ni en número ni en calidad. Notó que estaban apenas a un piso de la famosa sala, el ala que no habían podido recorrer tenía las secciones C y D, en el segundo piso estaban las alas A y B, estando el A4 a tres puertas de la salida de la escalera.

 

Esperó ansiosa a Seba para ir al ala correcta, no quería irse sin avisarle y no podía enviarle un patronus para que él lo supiera. Suspiró, no poder usar la magia era algo que le molestaba, hubiera sido muy raro para los muggles ver que un dóberman plateado se metía en la sala y hablaba, claro que seguro pensaban era un fantasma. Uno más en aquel lugar, ¿qué le hacía? Pero la idea de interferir en la historia seguía sin hacerle nada de gracia, por lo que pacientemente esperó a su novio, tratando de que nadie más la llamara para ayudar, por lo cual aprovechó para desaparecer el delantal, habiendo elegido un lugar tranquilo para esperar.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Como miembro de la Orden de la Mano de Plata siempre me había sentido orgulloso de la visión que tenía dicho clan con respecto al modo de vida, ser un paladín lo veía más apegado a la vieja ideología de la Orden del Fénix, organización a la que pertenecía, porque el sentido de la justicia y protección por la vida que nos regía se moldeaba a la perfección con la defensa del mundo mágico; eso no significaba que le restara méritos a la Orden Oscura y a la Orden de Ávalon, los otros dos clanes que eran afines a nosotros, pero simplemente no había otros guerreros de luz que se lanzaran a la batalla sin sacrificar la vida de alguien o de algo más, y era justamente ese sentido de ayuda lo que me hacía sentir incómodo en un sitio como éste.

 

Recorrí varios pasillos hasta llegar a las escaleras y llegar al piso donde se encontraba el sitio en donde se solicitaba de nuestra presencia, en ese largo trayecto sólo me topaba con gestos duros, rostros de preocupación o de tristeza e, inclusive, mucha apatía por los que estaban a su alrededor, eran pocos los que aún mantenían un brillo en sus ojos, una sonrisa con sus semejantes o palabras de aliento; y no se podía culpar a nadie más que a la situación por la que se pasaba en esos momentos, un enfrentamiento bélico aunque no estuviera propiamente en sus territorios, dejaba a toda la población en un mismo estado depresivo, demasiado estresante para cualquiera.

 

Al acercarme a la Sala A4, vi de espaldas a Darla Potter Black sin mi amigo Seba Granger, su pareja, por lo que me detuve de inmediato camuflajeándome con el ambiente. Me resultaba difícil de creer que se hubieran separado en medio de aquel extraño viaje, sobre todo porque mantenían una relación demasiado profunda como para perder una oportunidad como esa para estar juntos; de cierto modo me recordaban a mi con Cye, obviamente, porque siempre que nos encontrábamos en una situación parecida no nos despegábamos ni un momento. Decidí no preocuparme, mi buen amigo y compañero fenixiano no debería de estar en ningún problema, y aunque lo estuviera sabría perfectamente que me encontraba en la misma época que él y con un patronus podría llegar a su llamado, así que continué caminando hasta entrar a la habitación y posicionarme cerca de la profesora, quien ahora llevaba una bata, detrás de un vidrio que daba a otra habitación.

 

Dementores...

 

¡Pero por supuesto! Los dementores aprovechaban las situaciones bélicas para poder acercarse a los magos y muggles y tensar aún más la situación, por ello aquel ambiente en ese hospital tan áspero y duro aunque, por otro lado, me parecía extremadamente raro que no se nos hubieran acercado a nosotros tomando en cuenta que estaban siempre en custodia de aquella pobre mujer mal entendida. Podía justificarme lo mío, mi conjuro seguía vigente para estar fuera de cualquier contacto que significara una interacción con los seres de esa época, como buen historiador debía de procurar el manejo normal de los eventos pasados.

 

Pero el Weasley... quizás por ello me había tardado en encontrarlo, tal vez él si se encontró con uno de esos seres y tuvo que arreglárselas para librarse de su poder aunque, como alumnos de pos grado, no debería de tener mayor dificultad para contener a dichas temibles criaturas. ¿O si? Debía dejar de pensar en todo ese asunto, si hacia algo que interfiriera con los acontecimientos normales de las cosas nunca me lo podría perdonar.

SfuMfvY.gif7h7ZSBT.gif80NOUjM.gif


p7PNraO.png


kbJcSlc.gifGyhyROf.gifxdFxo1G.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mientras ayudaba un poco mas al médico, vi que sobre la cama habían un par de huinchas con las que podríamos atar a paciente a la cama, observé a los ojos una vez a mi novia antes que esta aceptará adelantarse, sería sospechoso que estuviéramos ambos en la sala.


-Voy de inmediato...- me detuve antes decirle amor, sería un poco peligroso que se enteraran que eramos parejas no sabíamos realmente lo que podríamos encontrarnos mas adelante, si seguíamos mucho tiempo mas entre estas personas podrían notar que no pertenecíamos aquí.


Tuve que usar aun mas fuerzas con el tipo parece que en vez que la medicina lo calmara le habían dado mas fuerzas, como pude tome una de las tiras que estaban sobre la cama y comencé atarle una de las muñecas, él doctor al ver lo que hacía me imitó y amarró la otra, en una de las sillas habían unas vendas rasgadas con ellas inventamos un par de amarras mas y procedimos atar sus pies, eso ayudaría por un rato al menos hasta que estuviera mas calmado.


-Me debo ir, me están esperando- me disculpe con el hombre antes que empezará hacer las preguntas, de grandes zancadas atravesé lo quedaba de la sala hasta la puerta donde del otro lado estaba mi amada, la crucé en cuanto la abrí y cerré tras de mi.


-¿Averiguaste donde debemos ir?- mi chica de inmediato me dijo donde debíamos ir, tome su mano y comenzamos a subir los escalones de la escalera en forma de caracol, justo en esos momentos hubiera preferido usar un poco de magia y ya estaríamos frente a la puerta donde habíamos sido citados.


Al llegar al piso una puerta mas nos aguardaba, miré por la ventanilla una vez mas antes de atreverme a entrar en lo que parecía un largo pasillo con muchas puertas a sus costados, -Vamos, mientras antes demos con la profesora antes saldremos de aquí, ya me esta aburriendo estar en este lugar, si estuviéramos mas en nuestro ambiente estaría mas tranquilo- pronuncie a Darla mientras le daba el paso primero.


Avanzamos algunos metros mas y al lado izquierdo del pasillo estaban los números pares, la tercera puerta era la ganadora eche un vistazo por la pequeña ventanilla que tenía, en la sala ya estaba la profesora, di un suave golpe para pedir permiso he ingresar, abrí la puerta para Darla y tras ella ingrese, saludé a Kathy para luego escuchar lo que ellas nos tenia para decir, frente a nosotros había una gran ventana que abarcaba casi la mitad de la pared hacía arriba, al lado de esta había una puerta que daba hacía una habitación blanca que en esos momentos se encontraba vacía, lo cual no duro mucho así una mujer ingreso a la paciente con la cual debíamos conversar, esta parecía estar sola para los muggles pero rondando cerca de ella estaba un dementor.


Mordí mi labio por unos instantes al oír que no podíamos hacer uso de la magia, pero eso era un poco injusto por que no ayudarla un poco, ella no nos podía ver por ahora, ¿Por que no usar un patronus desde el lugar donde estábamos?, ¿Que tanto podríamos cambiar la historia si ya a la pobre la creían loca?, darle un poco de serenidad no sería nada malo.

http://i.imgur.com/nqOolSA.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No pasaron muchos minutos cuando su novio apareció junto a ella, más bien se acercó, Darla suspiró, quería aparecerse en el lugar indicado. En cuanto él le preguntó sobre donde era ella se lo indicó y resignada tomó su falda entre sus manos, levantándola y comenzó a subir la más que incomoda escalera caracol. Más que incómoda por escalera, incómoda por el bendito vestido victoriano, claro que como vampiresa tenía gracia y equilibrio para subir, pero no podía menos que solidarizarse con las pobres mujeres de la época.

 

--Esperemos que pronto acabe, me pone nerviosa este lugar y no poder usar la magia para no cambiar el futuro ¿y si es al revés? ¿Si ya lo afectamos y estamos dejando de hacer algo que debiéramos haber hecho?

 

Había lanzado la pregunta al aire mientras caminaban por el pasillo y Seba iba verificando las puertas una a una. Al dar con la indicada llamó a ella y tras recibir el permiso ambos pasaron, ella le dedicó una cálida sonrisa y una caricia en la mejilla mientras pasaba a su lado. Darla se detuvo un segundo y miró a su alrededor, podía sentir la presencia de alguien, pero no lograba verle, era como si algo nublase su visión y sin embargo. Negó con la cabeza y volvió a sonreír a Seba indicando que todo estaba bien mientras ingresaba al salón donde la profesora le dio las indicaciones.

 

La vampiresa observó y cuando la famosa Gertrude apareció un estremecimiento recorrió la espalda de la pelirroja que se enderezó y apareció a Edelweiss en su diestra. Era verdad, no podían hacer nada, solo hablar con la mujer. Escuchaba y no entendía, ¿ella sabía quién estaba con ella? ¿tenía idea del por qué?

 

La primer respuesta le fue respondida por la profesora, la mujer, hija de muggles de escasos recursos no conocía la magia aunque había nacido con ella. ¿Cómo era posible que ninguna escuela se hubiera interesado por la niña? ¿Acaso no iba a ser una buena bruja? ¿No tenían todos el mismo derecho? Sin darse cuenta se había ido acercando, observando a la mujer y por momentos al dementor.

 

--Yo voy primero --dijo casi sin pensarlo mientras avanzaba hizo un gesto tranquilizador hacia Seba y le enseñó su varita en ristre --estaré bien.

 

Cuando atravesó la puerta el frío y la tristeza del ambiente se sintieron de inmediato, pero ella centró sus pensamientos en el más feliz de sus recuerdos, o al menos el primero de ellos, el primer beso con su Seba. Se acercó despacio y tomó la silla que estaba a un lado y la acomodó frente a la mujer. La observó en silencio unos minutos y luego al dementor, su mirada fría y amenazante fue acompañada por una suave sonrisa en su rostro y unas leves chispas surgieron de Edelweiss en señal de advertencia.

 

--Buenos días Gertrude, mi nombre es Darla y estoy aquí para que hablemos --dirigió su mirada y señaló al dementor --de él.

 

La mujer levantó su mirada por primera vez y la observó con curiosidad, Darla mantenía una sonrisa cálida en sus labios y aún señalando al dementor asintió. Gertrude miró al dementor y luego nuevamente a ella.

 

--¿Lo ve? ¿De verdad lo puede ver?

 

--Claro, cuéntame Gertrude, ¿cuándo lo viste por primera vez?

 

La mujer negó con su cabeza y frotó sus manos entre sí, el dementor flotó suavemente y la pelirroja clavó su mirada en él, haciendo que se detuviera.

 

--Toda mi vida, desde que tengo memoria, estuvo en cada momento, tristes, todos tristes, mi marido, mi niño, mi vida.

 

--Entiendo, ¿sabes qué es o por qué te escogió a tí? --la mirada de Darla analizaba no ya a Gertrude sino que ahora recorría de arriba a abajo al ser, como esperando que fuera él quien respondiera su pregunta.

 

--No, no, solo está, desde mis once, si, antes... --la mujer sollozó --antes solo lo había visto por momentos pero luego, siempre, allí, torturándome, haciendo que todo fuera malo, yo... --la mujer rompió en llanto y Darla se puso en tensión observando al dementor.

 

--Calma --su mirada y su negación eran para él, pero Gertrude no lo sabía solo piensa en algo feliz Gertrude, recuerda el día de tu boda, cuando tu marido se te declaró y supiste que había amor entre los dos --al menos eso esperaba y que no hubiera sido una boda arreglada y lanzó otro blof--cuando supiste venía tu bebé.

 

La mujer comenzó a calmarse, ahora solo sollozaba.

 

--Pero él siempre estaba allí, haciéndome ver lo malo, otras mujeres más bellas, mejores madres, más inteligentes, sin nadie que las persiguieran.

 

--Tú eres bella Gertrude --podía ver tras esa melena desmechada y el rostro demacrado.

 

Debía detenerse, quizás no con la magia pero con sus palabras podía estar desquiciando la historia al calmar a Gretrude. Por otro lado maldijo al Ministerio de Magia que no controlaba aún a los dementores. Entendiendo ahora el por qué ella. Nadie se había preocupado por darle educación a la pequeña y el ser, solitario y necesitado de fuerzas había visto la magia ir creciendo lentamente en ella. ¿Podría haber sido todo distinto? Si una escuela hubiera buscado a Gertrude, si los dementores estuvieran bajo control ministerial, si sus padres hubieran sabido que ella era bruja. Suspiró.

 

--Si --dijo Gertrude --para mi Leopold lo fuí, para mi pequeño lo fuí, hasta que los perdí...

 

--Sshhh, tranquila, no pienses en lo malo.

 

Amagó extender su mano para acariciar a la mujer pero detuvo el gesto, no era bueno interactuar tan lejos. Se puso de pie y observó a la mujer y luego al dementor.

 

--Otras personas quieren hablar contigo, te dejo descansar un momento así luego ellos hablan contigo.

 

Su mirada se clavó fría y amenazante en el dementor mientras por su mente pasaba la imagen y las sensaciones de la primera vez que había pasado junto a su pareja. Despacio, sin querer dar la espalda al dementor salió de la habitación para dejar lugar al siguiente.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las preguntas de Darla luego de salir de las escaleras fueron dando vueltas en mi cabeza sin ser respondidas por que justo ya habiamos llegado donde se encontraba la profesora, estuve a punto de dejar escapar un suspiro con la caricia que mi amada me regalaba pero no estabamos solos y no era el lugar.


Tome notas mentales de las indicaciones que nos daba Kathy de lo que había pasado todos esos años Gertrude, me preocupe un poco cuando Darla pedía entrar primero, sabía bien que ella podría dominar el dementor pero aun así no podía dejar de preocuparme por ella, era lo mas importante que tenía.


Asentí con la mirada no muy convencido de inmediato saque mi varita por si algo salía mal, intenté no perder ni un segundo de la conversación que Darla tenía con la paciente y a la vez estar atento a los movimientos que el dementor hacía, un par de veces estuve a punto de levantar mi varita encontra de él cuando veía que se acercaba a la Potter Black.


Mientras mi novia se mantenía en el interior por mi cabeza pasaban algunas preguntas que podría hacerle pero la verdad lo quería intentar hacer era otra cosa, necesitaba ver si de alguna forma podría alejar aquel dementor de ella por un tiempo, sin magia no creí que interviniera y si podía alejarlo sin usar de ella tampoco veía que estuviera incumpliendo con lo que la profesora nos había dicho.


La entrevista con Darla había terminado me volvió un poco el alma al cuerpo cuando esta salía de aquella habitación, -¿Estas bien?, estas mas palida que de costumbre- dije bromeando con ella para ver una de esas sonrisas que tanto me gustaban, me quite la chaqueta y la puse sobre sus hombros.


-Creo que es mi turno- señale a ambas ya que no veía aun que aparecieran los chicos que nos acompañaban, deposite un suave beso en la frente de Darla, introduje mi varita firme en el bolsillo delantero del pantalón mientras abría con la otra mano la puerta tras darle un tiempo a Gertrude para descansar, aunque no sabía que tanto podía pasar cuando estaba esa cosa con ella.


En cuanto inhale en aquel espacio sentí un poco de frío que traspasaba pero me negue a dejarme afectar por esa sombra, los años trabajando en el ministerio contra la magia oscura de algo debían de servir.


-Hola Gertrude, me llamo Seba. Me permites unos minutos- pregunté a esta que miraba primero la puerta por donde había ingresado y antes había salido Darla, -No vine a molestar, solo quiero ayudarte. ¿Me lo permites?, ¿Quieres que intentemos algo para alejar a la sombra?- esperé la respuesta de la señora para luego proseguir.


-¿Quieres contarme de tu hijo? los momentos felices que viviste con él- Gertrude me miró con un poco de recelo pero luego se atrevió a contarme algunos detalles.


-El se llamaba Joseph, como mi padre. Era un niño muy travieso, rubio y con los ojos azules, cada que reía se le hacían oyuelos en sus mejillas, andaba conmigo o su padre para todos lados, le gustaba jugar con un pequeño trencito de madera que le había fabricado su padre- por unos segundos creí ver una sonrisa que se dibujaba en sus labios y el dementor cedía un poco, amagué a secar una lagrima que corría por sus mejillas pero me detuve.


-¿Como le decías? debió ser un niño muy lindo, ¿Tienes algún recuerdo de él?- pregunté una vez mas para que no volviera a la tristeza.


-Le decía Joss, o mi principito por su vestimenta, le gustaba un trajecito azul con cuello rojo y líneas blancas, cada que salíamos quería que se lo pusiera, no tengo nada, no pude traer nada conmigo cuando me trajeron aquí- mordí mi labio por dentro, miré hacía la ventana por una milésima de segundo donde sabía estaría Darla.


-¿Si te pido algo lo harás?- me miró una vez mas con recelo luego volvió asentir con la cabeza, al menos su semblante había cambiado un poco.


-Cada que estés triste recordarás lo que me contaste, cada que sientas frío como antes recordarás a Joseph, a su trencito, su trajecito que tanto le gustaba y sobre todo aquella mirada y sus hoyuelos- pronuncie a está que me miró con una semi sonrisa.


Acepté eso como un si, luego me despedí de ella con una sonrisa esperando que al menos por unos minutos la pudiera haber ayudado.

http://i.imgur.com/nqOolSA.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Seba y Darla fueron los primeros en entrar, la charla que habían tenido con la mujer parecía que estaba funcionando porque notaba un pequeño brillo a su alrededor, un brillo blanquecino como el de un patronus. Tal vez ese era el principio del conjuro, lamentablemente sin varita Gertrude no podía hacer mucho... y el dementor lo sabía, por eso la había atormentado. Seba salió de la sala y aquella sombra detrás de ella comenzó a moverse, a temblar, estaba siendo afectada por lo que estaba emanando aquella joven e incomprendida bruja en un mundo de muggles.

 

Algo estaba mal, por mi experiencia en cuidado de criaturas mágicas, sabía que un dementor poseía un tipo de inteligencia cruel y despiadada, al primer movimiento podría darle un beso y todo quedaría perdido para la mujer, ¿por qué después de tantos años no había decidido hacerlo?

 

Terminé mi conjuro y pude ser visible para todos, sin camuflajearme, tenía que hablar ahora con aquella 'paciente'. Caminé hasta la ventana notando la sorpresa de mis dos amigos al verme, claro, pudieron haber notado mi presencia pero no estarían del todo seguros de que se trataba pero ahora era diferente. Tomé un par de segundos viendo a la criatura que seguía moviéndose a las espaldas de Gertrude, indecisa, seguramente había notado que la podíamos ver con total claridad. Y eso no estaba bien, lo presentía.

 

- Voy a entrar. - Sentencié sin moverme de mi lugar.

 

Tenía los brazos cruzados en mi pecho y comencé a fruncir el ceño, el ambiente comenzó a sentirse cada vez más frío y no podía ser por uno de ellos, el hospital estaba repleto y eso lo había notado desde antes aunque parecía que todos escapaban de nosotros. Sabían que podíamos alejarnos y por ello se mantenían a raya, pero ahora era como si de todas las direcciones se estuvieran acercando lentamente, acechando, esperando algo.

 

No había tiempo que perder, miré rápidamente a la profesora, mi compañera del claustro, y entré a la habitación procurando mantener en mi vista periférica al ente oscuro, no dejaría que tomara por sorpresa.

 

- Sí, otro más quiere hablar contigo, espero que no te moleste.

- Para nada, - me dedicó una sonrisa la mujer apenas me dirigió la mirada - eres apenas un niño, ¿también lo puedes ver?

- Claro que si, - me senté en frente de ella mientras metía mi mano en mi bata tocando la varita como seguridad - desde que tengo recuerdos puedo ver a dichas criaturas.

- Nunca me había tocado que varios doctores me dijeran eso... seguro me están mintiendo, seguro es otro de sus tratamientos alternativos que quieren probar conmigo... seguro...

 

Hizo una pausa la bruja aguantándose el llanto. Y en ese momento la luz comenzó a tintinear. El dementor que estaba en frente de mi, a sus espaldas, comenzó a emitir sonidos guturales y, para sorpresa de todos, había respuesta a la lejanía. Estaban más en los pasillos, por eso la sensación, por eso el frío.

 

- No es eso, de verdad, - dije de forma rápida colocando mi mano libre en la rodilla de Gertrude - no queremos probar nada contigo, somos... como tú.

 

No hubiera mencionado esas palabras, algo como un aullido dejó escapar aquella criatura y se agitó para abalanzarse sobre los dos pero, de un movimiento rápido, saqué mi varita y abracé a la mujer que se cubría la cabeza temerosa, llorando, con pánico. No podía entender como alguien había sufrido todo este tiempo bajo el acoso de.... eso.

 

- ¡Expecto patronum!

 

Había quebrado una de las reglas de la profesora, conjuraba un potente hechizo para salvarme (o para salvarla) de lo que estaba a putno de hacer el dementor. En mi cabeza corrían las imágenes que tenía de mi boda con Cye Lockhart, aquellas que no me pertenecían y de las pocas que había hecho mías, la sensación de besarla cuando se formalizó nuestra unión y la emoción que teníamos por tener un hijo propio, un lazo biológico que pudiera unir a nuestros dos estirpes para siempre y de forma inquebrantable. Ella, solamente ella podría hacer que conjurara un enrome cisne adulto que extendía sus alas enfrente de nosotros para protegernos.

 

El dementor chilló con fuerza y un grupo enorme, al menos unas tres docenas de criaturas, comenzaron a gritar a las afueras. Se había desatado la locura. Comenzaron a golpearse contra la pared, desesperados porque había atacado a uno de los suyos el cual salía por la puerta por donde dejaron a la bruja en su silla de ruedas y fue cuando entendí todo: el resto de los muggles podría sufrir ante la furia de aquellas criaturas.

 

- Todo va a estar bien, te lo prometo. - Susurré esas palabras ante la bruja y me levanté en seguida con mi cisne delante de mi para salir al pasillo, estaba seguro que Kathy me reprimiría pero, ¿qué más podía hacer? Mi sentido de justicia y protección me pedían hacer algo para salvar la vida de los inocentes.

 

Salí a toda prisa al pasillo donde, como temía, me encontré un sitio abarrotado de dementores vueltos loco volando en todas las direcciones haciendo que su presencia tan acumulada tirara a todos los muggles al suelo gritando de terror por presencias que no podían ver. Levanté mi varita hacia ellos y mi cisne voló para alejarlos, debía de dejar el sitio limpio de esos seres, los perseguiría hasta que terminaran huyendo muy lejos del lugar... hasta que nos fuéramos.

 

¿Qué había hecho?

SfuMfvY.gif7h7ZSBT.gif80NOUjM.gif


p7PNraO.png


kbJcSlc.gifGyhyROf.gifxdFxo1G.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sonrió ante el comentario de Seba cuando salió del cuarto en el que estaban la mujer y el dementor, jamás había vivido una situación así y sin embargo se había sentido tan segura en ese momento. Asintió con ternura a su novio mientras aceptaba la chaqueta sobre sus hombros, podía ser una vampiresa y sufrir el frío natural del invierno, pero lo que producían aquellos seres no tenía nada de natural.

 

--¿Y tú? --susurró viéndolo en mangas de camisa pero él había hecho un gesto como indicando que no se preocupara, sin embargo en sus manos Edelweiss vibraba nerviosa. Asintió a la decisión de Seba de entrar y se quedó con la varita en guardia, vigilando al dementor, como estaba segura él había hecho para ella. No le podía pasar nada, no permitiría que nada malo le ocurriera a su Seba.

 

Escuchó la entrevista de su novia con Gertrude, la mujer que por momentos sollozaba mostraba ahora una mezcla de nostalgia y alegría al hablar sobre su pequeño. Darla sonrió, su amado sabía como tratar a la gente, siempre lo había sabido pero se sentía tan orgullosa de él, que casi podía sentir como su pecho se inflaba de satisfacción y orgullo.

 

Cuando la entrevista acabó y él salió de aquel recinto fue ella quien le correspondió el gesto cálido de colocar nuevamente su saco sobre sus hombros, viéndolo a los ojos con amor y ternura.

 

--Ahora eres tú el paliducho --bromeó divertida viéndolo con orgullo.

 

En ese momento la figura de un mago se materializo de repente entre ellos, a pocos metros de la puerta de ingreso Darla lo observó con curiosidad y Scarlet gruñó en su interior. ¿Ishaya? ¿Había utilizado sus poderes de Paladín? La pelirroja creía recordar levemente sobre ellos, eran los de los de la Orden Oscura los que siempre había utilizado con agilidad y perfección, ese era su Clan, aunque conocía referencias del resto y los había visto en práctica con la guerra contra los cinco, suspiró, había cosas que no recordaba con claridad.

 

Se mantuvo en silencio mientras lo veía ingresar tras la salida de Seba, sus instintos todos se pusieron alerta, algo andaba mal. No podía ser. Por algún motivo sintió la necesidad de acercarse al vidrio que separaba ambas salas y observó, seria, notando el cambio, los cambios, su pecho subía y bajaba al ritmo de la respiración de la propia Gertrude, sus ojos iban de uno a otro. Sintió el aire, la frialdad del ambiente, el cambio en las particulas y retrocedió espantada dándose cuenta de lo que ocurría.

 

--¡Kathy! ¿Tiene conexiones con el Ministerio? ¿Ellos ya han acordado con los dementores? ¿Los pueden dominar? --la explosión del patronus la dejó sin habla, sacudió la cabeza y escuchó la voz de Scarlet despotricando en su mente.

 

Maldito niño est****o, ese ha sido Mirshka, se cree un Ishaya y tu abuelo Adriano se lo ha hecho creer y no le llega ni a los talones, pequeño estú... ¡Silencio! gritó en su propia mente Darla mientras volvía a concentrarse en Kathy.

 

--Necesitaremos al equipo reversor de accidentes, a los desmemorizadores al Departamento de Criaturas ¿podemos contar con alguno de ellos? ¿Cómo demonios afecta todo ésto a la historia mágica y muggle sino?

 

Los ojos desesperados de Darla buscaron los de Seba, el apoyo de su novio, había perdido la cabeza por unos momentos gracias a los gritos de Scarlet y al hecho de darse cuenta que todo lo que pudieran haber ayudado en esos pobres minutos podía haberse ido al garete por una situación inesperada que de pronto se le ocurrió: nadie había hablado con el dementor ni le había preguntado por qué estaba realmente acá.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El bosque que rodeaba el castillo Dupont, en Francia, era un atractivo natural que atraía a magos y muggles por igual, en mis tiempos de infante se estaba separando ambos mundos para proteger la vida en general, dejar a los no mágicos lejos de la tentación de la avaricia y el poder, así como también quitarles la opción de abusar de la confianza de quienes portaban una varita; y, por le otro lado, poder nivelar la balanza de oportunidades en mundos diferentes, los magos ya no tendrían porque decidir sobre aquellos que eran vulnerables a la magia al no tener como defenderse.

 

En esos tiempos fue cuando el bosque que rodeaba al castillo se le conjuró para que fuese temido, con aullido inexistentes y con la orientación desviada, ya nunca se vería con tanta vida como en el pasado a menos que mis padres así lo permitieran.

 

Recibimos el consejo de unos embajadores del norte, de escandinavia, sobre la utilización de unas criaturas que raramente se les veía deambulando por nuestro territorios. Los rumores de aquellos viajeros decían que su poder era incomparable, sólo los grandes magos, llenos de bondad y pureza, podían controlar a aquellas bestias, por ello es que mis padres viajaron con el grupo de guardianes del secreto mágico, de todos los países del centro de Europa y del mediterráneo, para poder entrenar en aquella zona del norte por grandiosos guerreros que estaban acostumbrados a recibir esas peculiares y depresivas visitas.

 

La primera vez que los vi no podía dar crédito a mis ojos, me asombraban y les temía al mismo tiempo, ellos se encargarían de cuidar el bosque y, si se les ocurría acercase a alguna persona inocente, un par de osos pardos blanquecinos, patronus de mis padres, irían en su protección. Lamentablemente los vampiros no tenían alma, ellos podían burlar a las criaturas con mucha facilidad, porque si aquellas bestias hubieran cumplido su función, mi familia hubiera vivido lo suficiente y descansado en total paz hace muchos años atrás.

 

Un viejo dicho decía que los dementores les gustaba acechar a los seres humanos hasta que llegaban a un punto de tortura que terminaban convirtiéndose en uno de ellos. ¿Eso era lo que buscaba con Gertrude, convertirla en uno de ellos?

 

Pero ahora me encontraba ahí, cuidando un hospital de un ataque inmenso de dementores que, por el momento, se habían alejado de las instalaciones dejando a su paso una oleada de calor en el pecho no sólo de mi, sino de todos los presentes. Algo bueno salía de eso, el ánimo comenzaría a mejorar mientras esas criaturas estuvieran contenidas pero sabía que si no hacia algo permanente o un movimiento más certero, regresarían y ahora en un estado muy alterado... con sus capas levantadas.

SfuMfvY.gif7h7ZSBT.gif80NOUjM.gif


p7PNraO.png


kbJcSlc.gifGyhyROf.gifxdFxo1G.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.