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Castillo Ivashkov (MM B: 106154)


Leah Snegovik
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La familia Ivashkov fue una de las más poderosas de Rumania en el siglo XVI. Provenientes de la realeza, se caracterizaban por sus riquezas y por manejar la magia oscura. Eran del tipo de personas que pensaban que podían tener todo lo que querían y generalmente lo hacían. Declaraban abiertamente a qué se dedicaban, provocando cierto temor en las demás familias de Transilvania. Sin embargo, cada equinoccio daban la mejor fiesta y todos los pobladores se peleaban por asistir, aunque claro, sólo unos pocos afortunados podían hacerlo. Aquella tradición se mantuvo por largos años, y los últimos patriarcas de los que se supo, no escaparon de ella.

Ivan y Natasha Ivashkov fueron los encargados de la familia alrededor de 1504. Él era el hijo mayor y por ende tuvo que sustituir a sus fallecidos padres. De su matrimonio con Natasha nacieron tres hijos: André, Nadeshka y Alexei. Todos estaban destinados a la realeza y el mayor a ser el próximo patriarca cuando sus padres no estuvieran. Pero él buscaba mucho más que eso; buscaba poder e inmortalidad, al igual que sus hermanos.

André se enamoró de Afrodita, una diosa que acostumbraba bajar como mortal. Pero no era sólo amor lo que sentía, sino que también buscaba que lo ayudara a conseguir sus propósitos. Pasó el tiempo y comprendió que no obtendría lo que quería. Cuando ella quedó embarazada en 1523, la abandonó y asumió que su único deber era conservar el apellido de su familia. Eso casi volvió loca a la diosa del amor y de la venganza. Le dejó en claro que los arruinaría a todos y que los Ivashkov dejarían de existir.

Tal cosa no sucedió dentro del corto plazo e incluso André encontró una manera de ser inmortal. Se convirtió en vampiro y luego hizo lo mismo con Nadeshka y Alexei. Los tres estaban convencidos de que su linaje terminaría ahí, porque era conocido que los seres de la noche no podían tener hijos. Aunque en el mundo ya existía una heredera, sólo que su padre nunca la reconocería como tal. Ivan y Natasha se negaron a convertirse en lo mismo que sus hijos y recibieron a la muerte cuando ésta llegó a buscarlos.

Por trescientos años, los hermanos Ivashkov vivieron en su Castillo y casi eran venerados, aunque esto más que nada se debía al temor que provocaban en otros. Tenían todo lo que querían, incluidos amantes que frecuentaban su hogar, pero Nadeshka no se conformaba con eso, porque ella quería un amor de verdad. Y finalmente lo encontró en Derek, un demonio que estaba de visita por Transilvania. Lo seduzco y para su sorpresa quedó embarazada. Nunca supo muy bien el motivo y creyó que se debía a las razas de ambos.

La segunda heredera Ivashkov nació en 1811 y Derek se la llevó lejos de Nadeshka. Él no la amaba y seguramente nunca lo haría. No quería que se quedara con ella, porque odiaba el modo de vida que tenía con sus hermanos y no quería que su hija se criara en ese ambiente. En medio de la Revolución Francesa que afectaba a los humanos, el demonio llevó a su progenitora a Roma y se la entregó a una familia muggle. Años más tarde, Leah ―como fue llamada por su padre―, fue enviada a Londres.

Ya en el año 1900, los magos que vivían alrededor de la familia de vampiros comenzaron a tener aversión hacia ellos, sobre todo porque seguían comportándose como la realeza que habían dejado de ser. Aún eran príncipes, mas habían quedado sin la posibilidad de ser reyes algún día.

Se suponía que estaba en manos de André buscar a una esposa, pero él nunca logró olvidar a Afrodita completamente y no le agradaba la idea de casarse, no con todas las mujeres que tenía a su alrededor. Nadeshka seguía destrozada, porque con su belleza no logró retener a Derek y porque aún sufría el que le hubieran arrebatado a su hija de sus brazos. Fue así como la responsabilidad recayó en Alexei, el hermano menor.

Consiguió arreglar un matrimonio con Daena Dashkov, princesa y la última de su familia. Ella también había vivido alrededor de la magia oscura y no le molestaba que su esposo fuera un vampiro. Sin embargo, tras haberse embarazado, su condición humana no soportó el parto y falleció al tener a Zack. El único consuelo de Alexei era que tenía a un heredero.

Pasó un año desde eso, cuando Afrodita apareció ante ellos. Seguía teniendo el mismo aspecto y seguía siendo una diosa. Les dejó en claro que ella podría quitarles sus males y que la desgracia desaparecería de su familia. Convencidos de los poderes de ella aceptaron. Bebieron hasta la última gota del brebaje que les ofreció, pero no fueron bendecidos o algo por el estilo, sino que fueron hechizados.

Sus corazones se petrificaron, pero no murieron. En los planes de Afrodita no estaba matarlos y con eso se conformaba. Enterró los cuerpos en las afueras del Castillo, en medio del bosque y se marchó con la satisfacción de haberse vengado de los Ivashkov. Se llevó a Zack consigo y lo entregó a Mónica, una bruja que se dedicó a criarlo. Nunca más regresó a Transilvania, ni siquiera cuando fue desterrada por Zeus y reencarnada en una humana.

Vida de Elaena:

El 5 de agosto de 1524 nació Elaena como una bruja más. Su madre, Afrodita, le dio el nombre y la entregó a una familia de campesinos en Bulgaria. A los 15 años se marchó hasta Rumania en búsqueda de sus orígenes. Sólo sabía que su padre vivía allí, pero no tenía idea de quien era. A su edad ya podía manejar muy bien la magia, pero precisamente por eso, por la magia, fue atraída a aprender más de lo que sabía.

A los 19 años supo de un poderoso hechicero que jugaba con magia oscura y que tenía dos poderosos libros: uno maldiciones y uno de protecciones. Logró robarlos y en la huida fue atacada y maldecida. Iba a morir dolorosamente y ella lo sabía. Pero fue salvada por Andrey, un vampiro. Le dio de beber de su sangre y no logró curarla.

Elaena murió, pero a los minutos regresó como un vampiro. Agradeció a Andrey por salvarla e incluso inconscientemente se sintió atraída hacia él. Él se veía de unos 23 años y era muy atractivo. Compartían el mismo color verde de ojos y el castaño en sus cabellos. El vampiro se marchó y antes de hacerlo le susurró al oído el nombre de Afrodita.

Años después Elaena comprendió el significado de la palabra. Afrodita Malfoy era su madre y la había tenido siendo una diosa. Vivía como una bruja en un pueblo británico. También comprendió que Andrey era su padre y sintió repulsión hacia sí misma por lo que había sentido.

Adoptó el apellido de su madre y comenzó a llamarse Elaena Malfoy. Se trasladó a Francia y vivió muchos años ahí, hasta que en 1995 conoció a Caroline Ryddleturn, su doppelgänger. Ella provenía de Ottery, el pueblo donde vivía a Afrodita. Años más tarde consiguió irse con ella hasta Gran Bretaña y hacerle frente a Afrodita, pero una vez más fue abandonada.

Elaena conoció a los mejores amigos de su doble, Leah y Zack. Los tres habían tenido casi las mismas vidas desgraciadas y no sólo eso, acabaron descubriendo que eran los hijos de los últimos Ivashkov.

Actualidad:

Tras juntarse, notaron que sus historias eran demasiado similares como para ser una simple coincidencia y empezaron a investigar si tenían que ver algo entre sí, pues ninguno sabía nada con respecto a una parte de su historia. Si bien Elaena tenía una idea de quién había sido su padre y dónde podía encontrarlo, Zack desconocía quiénes habían sido sus padres biológicos y Leah nunca había conocido a su madre.

Empezaron con lo que sabían, la parte de la historia de Elaena y se dirigieron a Rumania para retomar la búsqueda que una vez ella había empezado. Tenían el nombre de su padre, André, de modo que sería fácil dar con los registros entre los tres y dar con su paradero.

Las historias de los Ivashkov aún rondaban la ciudad de Transilvania a pesar de los años que habían transcurrido desde su desaparición. Nadie sabía explicar cómo o por qué habían dejado de rondar la ciudad y aterrorizar a todos con su aparente inmortalidad, pero aún tenían miedo de acercarse al castillo de la familia por si aún vivían allí sin que ellos estuvieran enterados. No fue precisamente difícil encontrar todo referente a André. Él y sus hermanos se habían encargado de mantener la reputación que habían adquirido desde el inicio y en todos lados aparecían representados como miembros de la realeza.

Según los informes oficiales del departamento de Seguridad Mágica Rumano, los tres miembros restantes de los Ivashkov habían desaparecido un día sin razón aparente y sólo lo notaron unos meses más tarde cuando habían ido a hacer una revisión regular y no los encontraron. Ahí también hallaron los documentos forenses de la muerte de Daena Dashkov, esposa de Alexei, quien había muerto al dar a luz a su único hijo, Zack Ivashkov. Elaena ya había enlazado su historia con la de Zack; él era el hijo de quien había sido su tío y no había dudas respecto a ello.

Pero no fue hasta que decidieron hacer una expedición al castillo de su familia que la historia de Elaena y Zack se unió a la de Leah. Cada uno revisaba las posesiones de los príncipes cuando Leah dio con el nombre de Derek Atkins dentro del diario de Nadeshka. Su amor por él había dado como resultado una hija que él se había llevado y solo había llegado a otorgarle un nombre Leah. Ahora los tres sabían por qué su pasado parecía tan extrañamente conectado y no solo eso, sino que ahora los tres sabían que ellos eran los nuevos príncipes del linaje Ivashkov. Los cuentos locales habían terminado de dar las razones por las que los pueblerinos temieron siempre a la familia: poder, magia negra, inmortalidad, vampiros.

Ninguno de ellos se mostró reacio a las antiguas prácticas de sus padres, de hecho, se sintieron más que identificados. Los tres eran diestros en las Artes Oscuras por sus propios medios e incluso Zack y Elaena eran vampiros; ésta última transformada por su mismo padre. Así que, tomaron la decisión de alzar la familia nuevamente bajo los mismos términos que sus progenitores y si bien sabían que nunca podrían ascender al trono, siguieron comportándose como nobleza.

Nuevas historias se extendieron por el pueblo, incluso había personas que alegaban fervientemente que los últimos Ivashkov habían regresado de la muerte para tomar sus puestos, sin saber que ellos eran realmente su descendencia. En cuanto a André, Alexei y Nadeshka, ellos siguen enterrados en los terrenos de su castillo, mientras que sus hijos ignoran su paradero.

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Caroline Ryddleturn

FichaBóveda

Leah A. Ivashkov

FichaBóveda

Zack Ivashkov

FichaBóveda

 

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Ivan Ivashkov ● Natasha Ivashkov

 

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André Ivashkov ● Nadeshka Ivashkov ● Alexei Ivashkov

Padre de Leah

Derek Lúcien

FichaBóveda

 

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Hija de André Ivashkov

Elaena Kathryn Ivashkov

Ficha

 

Hija de Nadeshka Ivashkov y Derek Lúcien

Leah A. Ivashkov

FichaBóveda

Hijo de Alexei Ivashkov

Zack Ivashkov

FichaBóveda

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Esposa de Leah A. Ivashkov ~ Adoptiva

Taurogirl Lavigne

FichaBóveda

Hijas de Leah A. Ivashkov

Ashura Lestrange ~ Adoptiva

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Hijas de Leah A. Ivashkov y Zack Ivashkov

Nats Rambaldi Crowley

FichaBóveda

Ariana Grindelwald

Ficha ● Bóveda

Circe Atkins C.

FichaBóveda

Emilia Malraux

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Hijo de Taurogirl Lavigne

Ariel Aries Bra Yaxley

FichaBóveda

Hijos de Leah Ivashkov y Taurogirl Lavigne

Emmet Haughton Gaunt

FichaBóveda

Kamra

FichaBóveda

 

Hijos de Leah Ivashkov y Taurogirl Lavigne ~ Adoptivos

Akiza Ravenclaw H.

FichaBóveda

Dave Black Lestrange

FichaBóveda

Sobrino de Leah Ivashkov

Liam Black

FichaBóveda

 

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Hermana de Zack Ivashkov~ Adoptiva

Alyehs Led Ensic Malfoy

FichaBóveda

Hermana de Taurogirl Lavigne

Lyra Katara Selwyn

FichaBóveda

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Hijas de Lyra Katara Selwyn

Eliah Ryddleturn

FichaBóveda

Aidan Howard

(Personaje secundario de Cissy Macnair)

FichaBóveda

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La construcción fue realizada en la época imperial, donde las familias más antiguas contaban con el título de realezas. Se trataba de un enorme castillo de aspecto imponente para hacer resaltar al linaje sobre otros. Cada ala tiene una cantidad de pisos diferentes, creando una forma armoniosa y a la vez moderna para la época en que se diseñó. La parte más alta está designada para las zonas más personales, como las habitaciones de familiares e invitados y las cocinas, mientras que el resto estaba dividido para cada actividad que se requiera.

Los terrenos de los Ivashkov ocupa varias hectáreas. Están llenos de árboles y tras el castillo hay un enorme bosque también de su propiedad, donde altos pinos forman parte de los paisajes hermosos con los que cuentan. Hacer que pareciera parte del entorno no se les hizo difícil. Enredaderas bien cuidadas crecen alrededor de las piedras que conforman la estructura del edificio y le dan un aspecto precioso que se entremezcla con la belleza natural. Está ubicado en una montaña, de modo que no cuentan con lagos como en el resto de la zona pero, para que ésto no afecte la monotonía del verde y el blanco, poseen altas y hermosas fuentes que se encienden por las noches.

Una única estatua de mármol figura en todo el terreno, colocada con cuidado en la parte superior de la fuente principal del jardín delantero y siendo una de las adquisiciones más especiales y magníficas de los primos. La figura de una hermosa mujer joven está perfectamente tallada en su superficie, manteniendo incluso los rasgos de su rostro y las ondas de su cabello, dando la impresión de que siguen moviéndose con lentitud al viento. De tamaño real, es aproximadamente de un metro setenta y posee la contextura original de la modelo que fue utilizada para su creación. Cada línea fue trazada con magia, por lo que podría decirse que era alguien convertido en piedra frente al castillo; en la parte inferior de la fuente, que no forma parte de la estatua, las iniciales "M.M." señalan el nombre de la misteriosa chica.

La entrada principal es una verja metálica hecha a mano por los herreros que estuvieron a la orden de la familia, de modo que cada parte de ella representa algo importante. En la parte superior, el lema familia resalta en letras también metálicas y recibe a los invitados cada vez que llegan. Pero no está cerca, se encuentra bastante abajo para que se pueda apreciar el castillo desde ahí. El camino de piedra empieza ahí y se extiende una vez que se asciende por la montaña, permitiendo un paseo de unos cinco minutos hasta que los distintos caminos forman un pequeño laberinto dentro del amplio jardín.

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Una cabaña de aspecto abandonado está ubicada en Ottery St. Catchpole. Sin mucha protección, sin ningún tipo de atractivo visual, parece un lugar abandonado hacía un montón de años. A excepción de la verja, que estaba en perfecto estado y relucía día y noche con el tono plateado característico del metal. Portaba un hechizo para convertirla en un traslador de tiempo completo. La persona que quisiera llegar al castillo Ivashkov tendría que tocarla y sería transportado de inmediato a Transilvania, Rumania, hacia los terrenos oficiales de la familia. Pocos sabían de la existencia de éste método, pero los patriarcas habían preferido mantener el castillo de su familia en el lugar de origen.

Su puerta es un pesado ejemplar de hierro que se abre increíblemente fácil desde adentro por los elfos. Sin embargo, es imposible abrirla desde afuera a menos que se trate de un familiar. El interior es lo que se espera de la realeza. Cada tramo del suelo está hecho de mármol y las paredes de piedra están tan bien cuidadas que parece incluso más nuevo que el exterior. Las habitaciones son excesivamente amplias, salones que estaban pensados para recibir a un montón de personas en reuniones oficiales. El vestíbulo es la zona más elegante del castillo después del salón de fiestas, es capaz de captar las miradas de inmediato a raíz de los cuadros mágicos que adornan las paredes, los candelabros costosos y los muebles ostentosos de la época colonial.

A la derecha, se podía encontrar una sala rectangular que permitía el acceso a las escaleras que guiaban a las habitaciones. Al menos había unas veinticinco, todas tan enormes como el propio espacio dispuesto para ellas y con un pequeño pasillo, igualmente rectangular, que dejaba el paso libre. Todas las plantas eran así, haciendo que todo fuera simétrico. Justo tras las escaleras, se hallaba entrada que daba a la cocina. Pocas veces se veía personas saliendo o entrando de ella, solo el sonido de los elfos domésticos dentro dan señales de vida cada tanto.

En cambio a la izquierda se encontraban las zonas más sociales. El salón de fiestas era precioso y exagerado, muy bien trabajado para que solo hubiera tenido participación muggles. La mesa comedor adornaba una parte grande del lugar, resaltando por la platería de oro siempre dispuesta por si se daba la ocasión. La pista de baile aún mantiene ese aire antiguo y tradicional, instrumentos musicales reposan a su lado. Las mesas, la zona de las bebidas y las comidas están repartidas por el salón con cuidado, haciendo que se mantenga armonioso. El alto techo termina en una cúpula perfecta con pinturas tan impresionantes como el resto de la decoración.

Desde el vestíbulo, una vez recorrido entero, se puede acceder a otras zonas del castillo y parte de los jardines y el bosque. Bibliotecas interminables llenas de libros de distintas épocas llenando las estanterías, salas de baño inmensas y todo tipo de entretenimientos pensados; desde balnearios, piscinas internas y pequeños invernaderos. Todo está dentro por una razón: los vampiros no podían enfrentarse a la luz antes de explorar la magia más a fondo y todo estaba pensado para evitar que tuvieran que salir durante el día para realizar actividades comunes. En cuanto a lo estético, los colores de los Ivashkov son el rojo y el plateado, así que todo dentro del castillo cuenta con ellos en la mayoría de sus rincones.

Servicios Ministeriales:

Hechizo de Anti-Aparición activado:


~ Los Patriarcas de la familia Ivashkov podrán aparecer y desaparecer en cualquier parte del castillo.
~ Los miembros de la familia podrán aparecer en el Hall de Bienvenida o en sus respectivas habitaciones, y desaparecer en cualquier parte del castillo.
~ Los amigos de la familia podrán aparecer y desaparecer únicamente en los jardines frontales del castillo.
~ Magos y brujas ajenos a la familia deberán aparecer y desaparecer a veinte metros de los límites del castillo.

Links de importancia:

Registro Ivashkov
Bóveda N°106154

Criaturas Mágicas:
--

Negocios familiares:

Ice Cream Le Vif
Mistery Pages
La Cosa Nostra
La Vérité ou Conséquences

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Editado por Leah Ivashkov

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~ Flashback. Rumania.


– Me atrevería a decir que en Inglaterra somos más rápidos para cualquier tipo de trámite. Esto es un abuso –.


El vampiro se levantó de su asiento con el ceño fruncido y una mano empuñada, estaba decidido a atravesar la madera de la puerta frente a él con un golpe seco. Probablemente aquello solo haría que los expulsaran del Ministerio Rumano y además, enviaran una carta de queja directamente a Ottery, donde alguien estaría encantado de recibirla y manchar la reputación de los tres Mortífagos con una sanción ministerial solicitada por el extranjero. Observó el pomo de la puerta girar y se detuvo en seco aligerando la tensión en su brazo apenas vio al mismo hombre canoso que los había recibido atravesar el umbral.


– Es lo único que puedo ofrecerles. Me costó encontrar estos documentos, espero que sepan disculpar la tardanza –. Traía en sus manos una carpeta que rápidamente extendió para que alguno la tomara. Fue Leah quien de inmediato se hizo con los papeles. – Me gustaría poder ayudarlos más, pero es lo único que puedo ofrecerles. Ahora váyanse, no quiero perder mi puesto, tengo una familia que alimentar –. El tono de voz del hombre había disminuido dramáticamente.


Su mirada nerviosa rápidamente lo delataría frente a sus jefes. Había cometido una falta grave al sacar esa información y proporcionarla a desconocidos que además eran de otra nacionalidad.

Ninguno de los tres se molestó en agradecer al anciano, los habían hecho esperar tanto que hasta el hambre los había dominado. Se fueron tan rápido como se les indicó, tratando de actuar natural frente a las miradas de todos quienes los reconocían como extranjeros.


***************


– Escuchen, podemos ser Mortífagos y toda la cosa, pero este lugar necesita un poco de alegría y movimiento si pretendemos quedarnos más tiempo –. Las palabras del vampiro fueron arrastradas por el zumbido de una ráfaga de viento gélido que arremetió con tal fuerza sobre ellos alcanzando a erizar sus vellos. – Se siente como si mil Dementores habitaran aquí. Hay que solucionar eso.


La tensión entre los tres ya era suficiente como para que ni siquiera los comentarios del vampiro, que recibió dos miradas asesinas, alcanzara a establecer comodidad en el ambiente. El enorme castillo se erguía frente a ellos, haciéndose cada vez más grande y alto a medida que acortaban el camino de piedra desde la verja y se aproximaban a la enorme y elegante puerta de hierro. A penas hicieron poner un pie frente a la misma esta se abrió de par en par dejándoles el camino libre al interior.


Dentro la sensación de antigüedad se intensificaba hasta tal punto que les haría creer que en años ningún alma pura había estado ahí. El lugar no estaba en las mejores condiciones en cuanto al inmobiliario y la limpieza, aunque ciertamente la estructura se veía firme y resistente. Zack examinó la estancia por completo dando pasos cortos en círculo al mismo tiempo que sus dos acompañantes también rodaban sus orbes de un lado a otro conociendo el castillo. Ningún ruido alcanzaba a escucharse más que los movimientos de los árboles afuera, y la voz del único hombre que de nuevo interrumpió.


– No está nada mal. Ya nos encargaremos de conocerlo más –. Dijo al tiempo que se aproximaba a un mueble de tres plazas e invitaba a las chicas a seguirlo. Se desplomó sobre el tratando de parecer despreocupado por lo que estarían por averiguar, aunque en su mente las mil preguntas rebotaran sin resolverse. – Bien, veamos qué hay aquí dentro –. Arrancó la carpeta de las manos de Leah y la abrió sobre su regazo mostrando los documentos. No eran muchas hojas, y de hecho solo una que estuvo a punto de caer captó su atención. Había un nombre en ella, y eso era lo que necesitaban, conocer personas que estuvieran involucradas en toda la historia.


Tardó un minuto en leerla mientras Elaena y Leah se concentraban en los otros documentos. Por un momento todas las esperanzas que tenía el hombre por conocer a sus familiares se vinieron al suelo, casi tan bajo como sus ganas de seguir investigando todo ese desastre. Lo que tenía en sus manos era un acta de defunción con toda la información sobre la muerte de una mujer, su madre. Y una carta de potestad de un niño.


– Se llamaba Daena Dashkov –. Dijo aun con los ojos sobre las hojas. Ellas sabrían de qué les estaba hablando, más que nada por su rostro, con solo verlo se podía ver un hilo de tristeza que escapaba de tanta dureza superficial. –… Y está muerta –. Elevó la mirada y suspiró, aunque por su naturaleza no requiriera precisamente de aire para vivir. En esos papeles figuraba el nombre de Alexei Ivashkov como único responsable de “Zack Ivashkov” tras la muerte de Daena debido a un parto complicado.


–Aquí sólo dice que desaparecieron de repente. Nadie nunca los vio partir, simplemente se fueron y encontraron el lugar abandonado –. Manifestó Leah tras varios segundos de silencio incómodo. No podía ser muy gratificante conseguir tanta información en tan poco tiempo, también tenían derecho a confundirse y querer saberlo todo. –Entonces ustedes dos serían primos. Y… yo de nuevo sigo sin saber nada.– Esta vez al concluir la frase se pudo notar un tono de desesperanza en la voz de la mujer.


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Elaena Ivashkov ~ Flashback

Transilvania

Rumania

 

Elaena se sentía muy incómoda y no se debía a que estuviera nerviosa o algo por el estilo. El problema era que en pocos minutos sabría qué había pasado con su padre, André Ivashkov. Quinientos años atrás tuvo la oportunidad de conocerlo, la noche en la que casi murió y que él la convirtió en un vampiro. Allí no supo de quién se trataba e incluso se había sentido atraída por aquel misterioso hombre. Siglos más tarde, supo que era hija de él y Afrodita Malfoy, una mujer que en la antigüedad había sido una diosa.

 

Eran muchas cosas para digerir, incluso para ella y no podía dejar de pensar en eso. No fue hasta que Zack habló que regresó a la realidad.

 

―Te dije que era más fácil quebrarle el cuello al viejo y buscar nosotros mismos ―soltó, sin una pizca del malestar que sintió minutos atrás―. Al fin me entiendes ―agregó, cuando vio que él se ponía de pie.

 

Pero Zack no hizo nada de lo que se imaginaba. Se detuvo en seco y se debía a que el encargado de la oficina se dignaba a aparecer. Rápidamente ella se levantó, a la espera de ver los papeles. Sin embargo, Leah ya los había tomado y los revisaba. Elaena casi la fulminó con la mirada y prefirió no decir nada. Mantenía la esperanza de que ella no fuera su familiar y así se pudiera marchar de vuelta a Ottery. Nunca le había agradado la mejor amiga de Caroline y sería un verdadero infierno si resultaba ser su prima.

 

―Vamos, estoy sedienta. ―Fue lo único que se escapó de su boquita rojiza.

 

~*~

―A diferencia de ti, echaba de menos esto. ―Ivashkov cerró los ojos por unos segundos y dejó que la gélida brisa la acariciara―. Viví doscientos años en Bulgaria y algunos aquí. Después me tuve que acostumbrar al clima pesado de Francia.

 

Le dedicó una corta mirada al vampiro y continuó avanzando. Por más que él le provocara ciertas cosas, no podía negar que se sentía extraña con su presencia y también con la de la rubia molesta. En su mente no entraba que llegaran a ser familia. Hasta la fecha su doppelgänger era la única persona con la que tenía un lazo y ni siquiera creía que fuera eso. Más bien estaban vinculadas, pero era solamente por una conveniencia mutua. Era la manera en la que resguardaban sus vidas de futuras muertes.

 

Lograron recorrer el extenso trecho y llegaron a la entrada del magnífico Castillo. Una maciza puerta de hierro los detenía, pero, más tarde, los invitó a pasar abriéndose de par en par. Elaena no pudo articular palabra. Sus labios estaban tensados en una inexpresiva línea, mientras ella avanzaba con cautela. Sus tacones retumbaban sobre el mármol y el sonido se multiplicaba por todo el lugar. Se sentía más extraña que antes y quizá se debía a que se podría haber criado allí si Afrodita no se la hubiera llevado lejos.

 

Zack se acomodó en un polvoriento sillón y Elaena sintió que debía hacer lo mismo. Se sentó al lado de él y tomó los documentos que le extendía. Lo único que le interesaba saber era si André estaba vivo. A simple vista se veía que el edificio había sido abandonado hacia muchísimos años, lo que significaba que los hermanos Ivashkov se habían marchado a otro lugar. El interrogante era ¿por qué? ¿Por qué irse cuando tenían la vida que deseaban? La familia estaba rodeada de mitos y se sabía que eran mucho más que eso.

 

―Esto es inútil. Acá no dice nada ―murmuró casi para sí misma―. Nadie sabe de ellos. ―Largó los papeles sobre la mesa de centro―. Lo siento por lo de tu madre ―señaló con un deje de desinterés―. Qué pena por ti, Atkins. Creo que lo mejor que podrías hacer es marcharte. Podrías darle mis saludos a Caroline y decirle que no volveré ―masculló sarcásticamente.

 

Una leve sonrisa de malicia se dibujó en su pálido rostro.

Ivashkov
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~Leah Atkins
Flash Back
Transilvania, Rumania
Por supuesto, Elaena, le daré tus saludos. ¿Algo más que quieras decirle a Ryddleturn o ya acabaste con tu escena infantil? ―enarcó una ceja hacia la mujer y una sonrisa pequeña, arrogante, se torció en sus labios―. Supongo que no.
Volvió a enfocar los ojos en Zack. Pocas veces había visto esa sombra de tristeza en su rostro, de hecho, estaba más que segura que nadie nunca había logrado entristecerlo realmente. Eran mortífagos, estaban acostumbrados a la muerte y a vivirla como si se tratara de algo más que podía ofrecer su "carrera". Pero que su madre hubiera muerto en el momento de su nacimiento, después de haber esperado encontrarla, debía ser un golpe que incluso el mago más oscuro debía sentir. No era de sentir lástima por nadie, así que simplemente se levantó y le dio un apretón en el hombro. Su relación siempre había sido de amistad, así que el gesto fue suficiente para hacerle llegar lo que pensaba sin necesidad de palabras.
Lo importante es que ahora sabemos que eres un Ivashkov, al parecer no estábamos tan errados al pensar que podrían compartir un poco de historia ―dejó ir su mano e inspeccionó el sitio con la mirada―. Son familiares, ese ha sido el avance más grande que hemos tenido desde que llegamos.
Suciedad, antigüedad y un poco de abandono. Todo mezclado lograba englobar a la perfección lo que la rubia podía apreciar a simple vista del castillo. Se había omitido prudentemente del asunto familiar, sabiendo que ella no entraba en ninguno de los informes que habían sacado del Departamento de Seguridad Mágica rumano. Estaba decepcionada, quizás un poco abatida. Toda su vida había pensado que su madre podría haber sido cualquier prostituta con la que su padre se hubiera cruzado, ¿por qué no? Aún podía ser así. Elaena tenía razón, sería mejor que se marchara y desistiera de la búsqueda, no había nada más que hacer.
Abrió la boca para decir algo al respecto cuando encontró tres lienzos mágicos colgados sobre una chimenea. Estaban tan cubiertos de polvo que habían pasado desapercibidos del grupo y casi parecían parte de la piedra. Chasqueó los dedos, haciendo que quedaran más o menos decentes y ladeó la cabeza para ver cómo tres rostros potentes se movían lentamente, posando para el que los había pintado. Sus rasgos eran marcados y poderosos, las típicas facciones de quien tiene dinero y sabe que todo lo puede. Pero había algo más, en la forma en que miraban y parecían atravesarte con los ojos: eran inmortales, vampiros de los más letales.
No es que quiera retrasar mi partida, pero sería interesante averiguar un poco más acerca de éstos individuos. ¿No les parece? ―bajó la mirada, pasándola de Elaena a Zack respectivamente―. Por algo eran temidos en la ciudad, quisiera saber qué tan letal era su forma de vida.
Le llevó más tiempo del previsto encontrar las habitaciones, era un lugar enorme. Pero al hacerlo, decidió que dejaría que los dos familiares recién encontrados buscaran información sobre sus padres mientras ella deambulaba un poco más. Al parecer habían vivido solos una larga temporada, la mayoría de las habitaciones estaban vacías y con un aspecto desolado, ¿por qué habían vivido ellos tres ahí sin más? Lo había evitado desde el principio, interesarse por los príncipes Ivashkov. Aunque al pasar por una de las tres habitaciones más grandes, suspiró y pasó por las puertas. Más allá del polvo y los insectos que habían logrado sobrevivir a la soledad, habría sido una linda recámara.
Tan viejo como todo lo demás, una decoración de la época. La cama estaba deshecha, lo que le hizo pensar que ni siquiera habían tenido elfos a su cargo al momento de desaparecer. La idea se disipó en cuanto llegó a la mesa de noche y se hizo con un libro pequeño, descuidado y que parecía haber recibido un montón de golpes y trazados en sus tiempos de uso: un diario. Dejó de lanzar ojeadas alrededor y volvió al pasillo, no tenía ganas de husmear más de lo debido sobre aquella mujer. Nadeshka Ivashkov, su nombre estaba tallado en una barra metálica sobre el cuero gastado de la portada.
¿Quieren irrumpir un poco en la privacidad de su tía?
Lo que empezó como una lectura ligera terminó siendo una historia completa sobre los Ivashkov. De dónde provenían, por qué habían perdido todo. Cómo sus padres, los abuelos de Zack y Elaena, se habían negado a formar parte de su plan inmortal. Vagamente se nombraba a Afrodita, la madre de Elaena, cosa que la mujer interpretó como que André no había hablado demasiado de ella. La desgracia en la que habían caído y su intento desesperado de encontrar el amor tras la boda de Alexei con Daena. Y ahí estaba.
... Conocí a Derek unos años atrás, sabía que era un demonio pero no pensé que pudiera embarazarme con mi condición. Solo esperé que volviera algún día y así lo hizo, para llevarse a su hija cuando tuvo la oportunidad. Quería a Leah fuera de mi vida, nuestra vida ―detuvo su lectura. Algo en su garganta se había atascado, terminó de leer en silencio y le pasó el diario a Zack, poniéndose de pie en su improvisado punto de reunión.
Ahora miraba los cuadros en las paredes de forma distinta.
Creo que cometimos un pequeño incesto, primo ―murmuró.

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Lyra Katara Selwyn
Empleada del Departamento de Transportes y Deportes.


Aparecí a 20 metros de los límites del castillo. Si bien todavía no estaba el hechizo antiaparición activado, no podía abusar de ese detalle solo para ahorrarme la caminata hasta la puerta principal. Siempre era bueno admirar el paisaje ofrecido por los castillos visitados, no podía dejar de admirarlos aunque resistía la tentación de llevarme alguna planta que no tuviera en la Selwyn. Por alguna extraña razón, mi mania por las plantas había crecido.

Me aseguré de estar presentable. Tenía la apariciencia física de una persona de treinta y cinco años, sin arrugas, era la ventaja de ser demonio. Llevaba unas sandalias negras, un pantalón de vestir del mismo color y una playera de mangas cortas lila, que resaltaba mi piel blanco. En mi antebrazo izquierdo tenía el tatuaje de una minina persa blanca, que a veces se movia gracias a algunos encantamentos. No me quería burlar de la Marca con eso, pero extrañaba la presencia de ese tatuaje que alguna vez tuve y me hacia falta tener otro. Además, era un buen lugar para tener uno, en otros sitios no se lucian.

Camine por los jardines, bastante bien cuidados y con un buen gusto, veia curiosa con mis ojos cafés el paisaje ofrecido por el castillo, aunque tampoco me podía quejar de los jardines de la Selwyn. Además, la reja principal del castillo era preciosa y desde ahí se podía ver una agradable vista del castillo.

Segui el camino de piedra formando un pequeño laberinto que era entretenido seguir, aunque de repente daba la sensación de estar perdida. Me gustaba bastante que lo hubieran puesto. En la mano iazquierda llevaba un portafolio negro, mismo que contenía los pergaminos con la solicitud del hechizo. Aunque parecía hacer buen tiempo, era mejor no arriesgarse a que los papeles se mojaran.

Llegue por fin a la entrada del castillo y toque la puerta. Esperaba no interrumpir nada importante, aunque estando fuera del mismo era imposible saberlo.

-Al menos me toco un hermoso paisaje.- Murmuré.

Saqué el formular del portafolio, para verificar el apellido una vez más. Ivashkov. Algo me decía que tardaría en aprendermélo, pero no tenía más tiempo que lo que tardaran en recibirme.

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~ Flashback

Transilvania - Rumania.

 

 

Zack no esperaba que sus acompañantes reaccionaran de forma compasiva una vez se enteró que su madre había muerto por culpa de él, un vampiro. Sin embargo, tenía derecho a sentirse confundido y en parte triste. Le hubiera gustado poder conocerla, o a su padre, pero se conformaba y agradecía de al menos haber tenido a Mónica Haughton para que cuidara de él durante su crecimiento y formación como gran mago que era en ese entonces.

 

Pudo notar cierta tensión entre Elaena y Leah mientras revisaban los documentos. Esperaba que ese par no se matara antes de que averiguaran el resto de la historia. Todavía restaba conocer el parentesco que podrían tener con la Atkins. Quizás la investigación al final no arrojara ningún vinculo, eso estaría por saberse. Zack uso los ojos en blanco mientras intercambiaron comentarios irónicos y mezclando sus aires de superioridad. Se levantó de su asiento y quedó en medio de ambas interrumpiendo las miradas asesinas que de causar un efecto real, ya hubieran dos cadáveres en el hall.

 

- Ya el hecho de que hayan sido temidos me motiva a sentirme bien teniendo la misma sangre. Sin embargo, también me interesa saber qué hacían y por qué la gente tenía tantos comentarios misteriosos sobre ese trío -. Mientras seguía a Leah de cerca, el vampiro se ocupó de inspeccionar el lugar y detallar lo que le faltaba o podía estar mal. Hasta ahora lo único que concluía era que necesitaba una buena limpieza, sus elfos se encargarían de eso más adelante si es que decidían hacerse con el Castillo y ponerlo activo.

 

Juntos subieron un par de escalones en busca de algo que pudiera revelar pistas. Se dividieron unos segundos, tiempo en el que Leah encontró lo que parecía ser un diario con el nombre de una mujer reflejado en su portada. Elaena y él miraron con curiosidad esperando que la chica leyera su contenido en voz alta. Pero en vista de que no lo hacía, se juntaron para tener mejor visibilidad de las letras curvas y perfectamente escritas, casi con extrema dedicación. Al cabo de unos minutos todos pararon en la misma línea para intercambiar miradas.

 

- Te recuerdo que el incesto fue provocado y claramente hecho por tu parte. Quizás deberíamos hacer como otras tantas familias que para mantener el linaje las nuevas generaciones salen de nosotros mismos -. Comentó el vampiro tomando en cuenta las palabras de Leah e ignorando por completo el hecho de que su historia también resultaba abrumadora. - Es una suerte que de nosotros dos no haya... - Zack se detuvo con el rostro completamente serio mirando la curvatura nerviosa en los labios de la Atkins. - ¡Wow! Eres increíble -. Finalizó elevando las cejas y negando con su cabeza en señal de desaprobación.

 

 

*************************

 

~ Actualidad.

 

 

La ansiedad del hombre estaba llegando al límite. Abría la enorme nevera una y otra vez en busca de cualquier alimento mínimo que pudiera provocarle. Si bien era un vampiro, podía tener otro tipo de antojos, mucho más si ya se había tomado cuatro copas de sangre en el corto tiempo que tuvo al regresar del ministerio. Se desplomó sobre una de las sillas al rededor de una isla en medio de la cocina y comenzó a tamborilear sus dedos en ella mientras perdía la mirada a través de una ventana cercana.

 

- ¡Bingo! -. Soltó dando un salto de su asiento al tiempo que vio venir una mujer sosteniendo un portafolio en la zurda. - Esperaba que vinieran rápido, pero no tanto -. Comentó para sí mismo mientras le bajaba un poco a su ansiedad. Lo que estuvo deseando en los últimos minutos ya estaba por cumplirse y solo restaba ocuparse de lucir tranquilo frente a la representante del Ministerio que desde afuera se notaba muy curiosa por conocer el lugar. En cuanto llegó a la puerta que escuchó dos toques abrió la misma para recibir a la fémina.

 

- Bienvenida. Estuve ansioso por su llegada. Supongo que fue enviada por parte del Departamento de Transportes y Deportes, ¿no es así? -. Cuestionó elevando las cejas como si eso la incentivara a hablar y presentarse. Sin siquiera recibir una respuesta juntos avanzaron hasta el hall principal. Nadie en la familia estuvo esperando por otras personas, así que seguramente esa visita debía tratarse de la activación del servicio antiaparición. - Por cierto, mi nombre es Zack Ivashkov Haughton -. Soltó el vampiro pronunciando lento y claro. Ya había pasado por la mala experiencia de que le hicieran repetir por la combinación de sonidos en sus apellidos.

 

Lo que motivó al Patriarcado de dicha familia a contratar esos servicios era el deseo de contener fuera del castillo a cualquier sangre sucia que osara visitarlos inesperadamente. Los ataques de La Orden del Fénix, o "cateos" como ellos le llamaban, no eran constantes en los últimos días. Sin embargo, lo mejor era estar prevenidos para con ellos y el resto de las personas que pudieran llegar nada más a molestar en el hogar. En cuanto los hechizos de contención estuvieran puestos por toda el área Zack comenzaría a sentirse más tranquilo.

 

 

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Lyra Katara Selwyn
Empleada del Departamento de Transportes y Deportes.


No tarde en ser recibida por uno de los patriarcas de la familia, el joven Ivashkov, quien de inmediato me invitó a pasar al Hall en lo que respondía.

-Efectivamente, señor Ivashkov. Soy Lyra Katara Selwyn, encantada de conocerlo. Bienvenidos a Ottery, tienen un castillo precioso y muy original su laberinto. Casi me pierdo.- Bromee.-Si me tarde un poco fue por tratar de encontrar la salida del mismo.

Al menos parecía ser de las personas con quien se podía bromear un poco sin perder la formalidad, pero nadie pidía dudar que estaba en un lugar donde el buen gusto y los modales reinaban.

-Puedo entender su ansiedad, señor Ivashkov. Hay demasiada delicuencia hoy en día. Entre los grandes grupos, como los mortífagos y fenixianos, además de los ladrones que han ido apareciendo, seguramente porque ven que a estos grupos nadie los encarcelan y toman confianza.- Moví la cabeza negativamente.-Ayudaré a que su hogar sea más seguro.

Lei de nuevo el formulario, para asegurarme una vez más de los privilegios que habían solicitado los patriarcas. Deje el portafolio apoyado en una de las paredes.

-¿Puedo dejar mi portafolio ahí un momento, por favor? Necesitaré la manos libres.- Pedí.

Desde el Hall de entrada podía realizar los hechizos correspondientes al castillo Con mi varita en la mano derecha como siempre, empecé a realizar varios movimientos, mientras hacia un círculo y recitaba algunos hechizos. Lo repetí una vez más.

-La seguridad solicitada dentro del castillo, ya esta. Dejeme intentar desaparecerme.- Pedí.

Intenté desaparecerme del castillo, pero no logré ni moverme un centímetro. Era como si algo bloqueara el paso, aunque me alegraba que esa fuerza no fuera tan dura como para causar algún golpe.

-Perfecto. Aunque si en el castillo hubiera alguien más de la familia que no sea patriarca, sería bueno que lo llamará y probarlo de una vez si así lo desea.- Comenté.- ¿Podríamos salir al jardín? El hechizo no alcanza a cubrir todo el terreno si lo hago desde el interior del castillo. Es preferible hacerlo por partes.

Sin duda alguna, cada uno de los miembros del equipo de transportes tenía diferentes métodos de trabajo. Para mi era mejor hacerlo de esa forma, así me aseguraba aún más de que el hechizo cubriera todo el terreno.

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- Tendremos que solucionar eso una vez se active el hechizo antiaparicion. Tampoco queremos que nuestros visitantes se pierdan-.

 

Contestó el vampiro bromeando también con la mujer que parecía ser agradable. Zack esbozó una sonrisa y la siguió de cerca esperando que comenzara con su labor. Seguidamente comentó sobre la inseguridad a lo cual el vampiro tuvo que responder con naturalidad. Nol esperaba ser descubierto por ponerse incómodo. Pero aquello tampoco sería un reto, estaba acostumbrado a cubrir su pertenencia a La Marca Tenebrosa, tal cual como lo hizo en ese momento.

 

- Es una molestia constante el hecho de que Mortífagos y miembros de la Orden del Fénix utilicen los jardines de castillos para matarse entre sí. En algún momento el Ministerio tendrá que ponerse serio frente a tantas irregularidades así. Ya es tiempo de qjue los encierren a todos-. contestó con naturalidad y mostrando gestos de lástima solo nara decorar su comentario cargado de descaro. Ya era normal hacer ese tipo de cosas a diario, no le resultó para nada difícil fingir.

 

Zack asintió frente a la solicitud de Lyra dejando que soltara su portafolio para poner manos a la obra. Desde su posición la observó agitar su varita en el aire lentamente expidiendo un gas que dejaba de ser visible tras expandirse por toda la habitación rápidamente con un zumbido. Lo hizo repetitivamente mientras se desplazaba por toda el área. El Patriarca esperaba que tuviera correcto funcionamiento, no quería visitar el Ministerio sólo para poner quejas por mal servicio.

 

- Justo ahora no hay nadie más que nosotros. Confío en sus habilidades y que todo quedó perfecto aquí dentro -. respondió para tranquilizar a la trabajadora ministerial. Seguramente lo había hecho bien. - Bien, vamos a los jardines, no hay problema -. Juntos atravesaron nuevamente la puerta principal para llegar a su destino. Las corrientes de aire frío acariciaron el rostro del vampiro que miraba entretenido cada movimiento hecho por su acompañante.

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Lyra Katara Selwyn
Empleada del Departamento de Transportes y Deportes Mágicos.



No había podido comentar nadar más sobre la inseguridad, pero era mejor no continuar el tema y que terminara en un debate, esas cosas no solían acabar bien y nunca se podía saber quien era miembro de algún bando, ni siquiera entre los miembros de la familia se podía saber.

Seguí a mi anfitrión hasta el jardin, ahí podría colocar los hechizos antiaparición que faltaban, que no eran tantos. Una vez que encontré el lugar ideal para realizarlo, parándome apenas a un par de metros de donde iniciaba el camino de piedra, realice los mismos movimientos. Dar un par de vueltas mientras hacia unos movimientos con la mano, mientras murmuraba los hechizos. En cierta parte parecía como una especie de canción, al menos eso se me figuraba.

Era un alivio sentir la brisa que me rofrescaba, lo que hacia una perfecta combinación y me ayudaba a no desconcentrarme. A veces con que pasara alguna mascota traviesa o un animal ajeno al castillo bastaba para que uno tuviera que repetir el proceso, más no era el caso. Pude sentir que el hechizo resultó activado con éxito, al ver que una especie de gas salía de la misma, recoriendo cada rincón del terreno.

-Ya esta listo, señor Ivashkov. Le informé al patriarca cuando regresé a su lado.- El hechizo ya fue activado en los jardines y por mi parte sería todo. El hechizo antiaparición se realizó conforme a las indicaciones realizadas en su solicitud.

Lei una vez más el pergamino, esta vez en voz alta para confirmar las peticiones hechas por el patriarca. Lamentablemente no podrían prohibir en su totalidad la entrada a los delicuentes, pero al menos les dificultaría la entrada y les daría tiempo a la familia de escapar.

~ Los Patriarcas de la familia Ivashkov podrán aparecer y desaparecer en cualquier parte del castillo.
~ Los miembros de la familia podrán aparecer en el Hall de Bienvenida o en sus respectivas habitaciones, y desaparecer en cualquier parte del castillo.
~ Los amigos de la familia podrán aparecer y desaparecer únicamente en los jardines frontales del castillo.
~ Magos y brujas ajenos a la familia deberán aparecer y desaparecer a veinte metros de los límites del castillo.


-Si mientras regresamos por mi portafolio cree que es necesario agregar alguna condición más al hechizo antiaparición, no dude en decirmelo. Tengo tiempo para aplicarlo de una vez si fuera necesario.- Comenté.

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Elaena Ivashkov ~ Flashback

Transilvania

Rumania

 

―¿Infantil? ―Elaena no pudo evitar sonreír―. ¿Eres amiga de Caroline y me llamas infantil a mí? ―preguntó, mientras alzaba las cejas―. No me conoces, niña.

 

Claro que no la conocía y seguramente nadie lo hacía realmente. Incluso dudaba que su doppelgänger lo hiciera, por más que estuvieran vinculadas. Siempre había sido reservada en cuanto a su personalidad y siempre se mostraba como alguien a quien nada le importaba. Sus intereses personales primaban por sobre todo y era lo único que dejaba entrever. A nadie le tenía que importar su vida y no iba a permitir que una mocosa la viniera a cuestionar. Ella se podía ver como una adolescente, pero su rostro demostraba su madurez.

 

Por lo mismo decidió que la discusión con Leah tenía que parar ahí. No podía rebajarse a la altura de ella, por más que su presencia le molestara, además, ya estaba claro de que pronto se marcharía. Era una hecho que no tenía nada que ver con ellos y lo más lógico. De André no podía ser hija, mucho menos de Alexei, ya que su esposa había muerto. Nadeshka no se había casado y Elaena presentía que sus hermanos la habrían instado a contraer matrimonio para tener un heredero, pero aparentemente no lo había hecho.

 

Eso fue suficiente para mejorar el estado de ánimo de la vampiresa, al menos por unos minutos. Atkins volvió a hablar, con insinuaciones para quedarse.

 

―No es nece... ―Iba a decir que no era necesario que se quedara, pero al ver la cara que Leah les había dedicado, no pudo hacerlo―. Bien, puedes revisar todo lo que quieras ―señaló, no muy segura de sus palabras―. Cuidado con dañar algo.

 

Nunca había sido muy apegada a las cosas, pero todo aquello había pertenecido a su padre y a sus tíos. Era herencia familiar y debía protegerse.

 

Ela siguió a Zack y a Leah que emprendieron camino hacia las escaleras. Todo estaba impregnado de polvo y a cada tanto aparecían insectos o ratas. Tendrían que buscar elfos con urgencia y contratar algún servicio contra plagas. La blusa escarlata de la vampiresa se ensuciaba cada vez más, al igual que sus jeans negros. Pero de cierta manera eso no importaba, sino encontrar toda la información sobre su padre. Le urgía saber dónde estaba y poder hablar con él. Además lo necesitaba, más que nunca lo necesitaba.

 

Escuchó a la demonio hablar desde una habitación y rápidamente fue hasta ahí. Había encontrado un diario, el de Nadeshka. Cuando terminó de leer, Elaena estaba estupefacta.

 

―Al final tenías razón, rubia ―murmuró, todavía algo aturdida―. ¿Incesto dices? Oh, y yo creí que tus límites eran solo desnudarte en una taberna y besuquearte con una amiga. ―Marcó la última palabra y se cruzó de brazos―. Así que los tres somos primos. Deberíamos abrazarnos, llorar y decirnos cosas...

 

Antes de seguir ironizando, alcanzó a captar que del diario caía un papel doblado. Era viejo, muy, muy viejo. El pergamino estaba muy amarillento y al levantarlo tuvo cuidado de no romperlo. Delicadamente lo fue desdoblando, hasta que una carta quedó al descubierto. Era una perfecta caligrafía, aunque el estilo era bastante antiguo. Para su sorpresa, estaba escrita en búlgaro, cosa extraña, dado que estaban en Rumania. Eso no hizo más que llamar su atención y comenzó a leerla en voz baja.

 

Rápidamente terminó de leerla, confundida y a la vez enojada. La bajó y clavó sus ojos en Leah.

 

―¿Sabes qué es esto? Es una carta que mi padre me escribió en 1543 cuando vivía en Bulgaria. Allí me contó toda la verdad. Mi origen, quién era él y quien era mi madre ―murmuró, con el enfado empezando a salir―. ¡Pero nunca llegó a mis manos! ―gritó―. ¡Tú madre debió entregármela y en vez de eso la muy perra la tuvo escondida en ese maldito diario!

Ivashkov
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