Castillo Ivashkov (MM B: 106154)

[Leah Snegovik]

~Leah

Alarmas empezaron a sonar.

-Me están jo... -suspiró y se llevó la varita al antebrazo izquierdo, haciendo el llamado-. ¡Morphos! -dijo después, sintiendo el ardor recorrer su piel antes de apuntar correctamente al sitio deseado.

La fuente más cercana, que estaba a cinco metros, se transformó de inmediato en un águila arpía y salió a su protección en un vuelo elegante y veloz. Sobrevolaría su cabeza a cuatro metros de altura y tenía la única orden de protegerla de los ataques fenixianos en caso de que le lanzaran algo directo a su anatomía. Esperaba que el maldito de Zack apareciera ésta vez, porque sino iba a desheredarlo como buena prima mayor. Pero no tenía tiempo para pensar en cómo dejar sin ingresos al Ivashkov. Pero, ¿qué podía hacer? Frunció el ceño y se cuadró en una pose de batalla, apuntando a Texia hacia los odefos que habían irrumpido en el castillo de su ancestral familia. Haber aparecido adentro parecía una idea mejor ahora. Ella estaba a ocho metros de cualquier fenixiano que apareciera.

[Zack Ivashkov]

Ya no había nada que no fuera hecho. Su aburrimiento excedía los límites y superaba con gran diferencia los otros días en que el pueblo inglés se sumía en tranquilidades extremas como la de aquellos tiempos. Su mirada se perdía en el jardín divisando los límites del castillo Ivashkov desde su balcón. Para estrenar el hogar tendría que organizar una fiesta o algo similar, no podía seguir todo tan sumiso y calmado. Él particularmente necesitaba un incentivo constante para motivarse a trabajar tanto en el concilio como sus otras labores referentes al bando tenebroso.

Estando ahí con su mente divagando por tantos asuntos sintió el llamado de la marca en su antebrazo. Una especie de descarga eléctrica recorrió todo su brazo en cuanto invocó la varita mágica en la diestra, y eso, combinado con el ardor del tatuaje lo llenaban de una adrenalina sorprendente. Sus ojos dejaron el gris atractivo y suave para adoptar un azul metálico, con un brillo particularmente macabro, perfectamente notable aún con la máscara plateada que ya cubría su rostro.

Su cuerpo se desvaneció por un aro de fuego que lo envolvió desde el contacto de sus zapatos con el suelo hasta la cabeza. Por un momento sintió que su camisa o su pantalón se encenderían en llamas y parpadeó alerta mientras cambiaba todo su entorno. Volvió a aparecer en el castillo Ivashkov, sólo que esta vez se encontraba en el Hall principal de la mansión. Frunció el ceño extrañado por lo que sucedía y un segundo más tarde empuñó su mano izquierda tensando todos los músculos y resaltando sus venas, el ataque era ahí en el Castillo Ivashkov.

[Kahlan Blackthorn]

-¿Otra vez?...-inquirió cubriendo su marmóreo rostro con una máscara azul metálico-Pues que sea lo que tenga que ser…-sacándose la sabana que cubría su cuerpo quedo desnuda ante la imagen que le regalaba el espejo de cuerpo completo-Así es el deber…-rodeando sus ojos afianzó con firmeza su katana acompañada por su varita, ya ambas armas estaban listas para acabar con la vida de los fenixianos. Enfilando sus pasos hacia la ventana de su habitación en la Haughton recorrió la oscuridad que le acompañaba dentro de esa lujosa estancia-Volveré…-asintió categóricamente. Su cuerpo percibió el aire gélido que erizaba su lozana piel, aquella sique era una buena forma de despertar su instinto asesino-Nadie tocara a los habitantes de ese castillo…-saltando al vacio se dejo ir como una gacela, dejándose llevar por el viento que la seducía con cada roce.

 

Justo antes de tocar el pasto de los jardines desapareció en medio de una estela verdosa que se transformo en un remolino. Su destino era el castillo Ivashkov, ya conocía el procedimiento para llegar a Transilvania, Rumania. Entrar por esa verja roñosa, no le agradaba la idea de tener que sentir as telarañas enmarañarse en sus dorados cabellos o tener que estornudar debido al polvo-Dios…-siseó maldiciendo por debajo la idea de Zack, sí que le gustaba poner en jaque a la Ángel Caído- Juro que me las pagaran ambos…-rodeando sus ojos quedo a 50 metros de la verja que daba acceso al imponente edificio. Recordaba vagamente si visita anterior, pero ahora estaba ahí por otras cuestiones diferentes.

 

Saltando la verja quedando a 10 metros exactos de distancia, empuñando con fiereza su varita estaba lista para acabar con los intrusos que osaban atacar a su compañera de bando Leah. Habían elegido una mala noche para sacar de sus casillas a la Malfoy, impidiéndole tomarse unas buenas copas de bourbon, para luego de eso pasar una noche de placer y lujuria en compañía de una persona sumamente especial para ella.

[Jank Dayne]

- ¡Detente ahí!

Dijo Hank, siguiendo a la mujer. Al cabo de unos segundos se dio cuenta que estaba dentro de los terrenos del castillo, en lo que parecían sus jardínes. Tan detallistas, simétricos.. dignos de un lugar tan afamado. El clima, para rematar, era tan helado que se adaptaba perfecto al entorno y a la situación. Si no fuera por la incertidumbre, Hank se hubiese echado al suelo a disfrutar de la naturaleza.

- ¡Ardius Corpus Patronus!

Exclamó el muchacho, haciendo aparecer un fénix blanco con una larga cola plateada. La criatura se posó sobre sus hombros, no sin antes advertirle de los sonidos recientes. Hank dedujo que trataría de una alarma de protección y que, según pareciera, su presencia o poder no eran bien recibidos allí.

- Aqueora!

Dijo después, haciendo aparecer una gran masa de agua transparente que le cubrió de pies a cabeza desde todos los flancos. La veía necesaria dadas las posibles circunstancias..

- ¡Morphos! - gritó después, haciendo que una hermosa fuente (a siete metros de él) se convirtiera en una versátil viuda negra, que se quedó regada en el campo esperando sus ordenes. Y de repente la reconoció..

- ¿Leah, eres tú?

[Zack Ivashkov]

Habían pasado varios días desde que instaló el hechizo antiaparición en el hogar y ya había quienes osaban irrumpir en su privacidad. Una parte de él estaba molesta, y otra, definitivamente se alegraba de tener la posibilidad de asesinar a los Fenixianos en su mismo castillo. Ahora que sabía que todos estarían por los jardines debía apresurarse en dar la cara y mostrarles que no se trataba de cualquier familia a la que decidían atacar.

– Celerus Expectro Protego –. Conjuró con tranquilidad invocando un hipogrifo frente a él que lo superaba claramente en tamaño respecto a lo ancho y alto. Estaba compuesto de pura oscuridad por lo que nada podría destruirlo pero sí que alcanzaría a detener cualquier tipo de rayo u otra invocación. Las garras de la bestia comenzaron a dañar el pulido piso, por lo que decidió que debía salir a los jardines. – Aquí vamos. Espero que sea divertido.

Al empujar la puerta principal lo primero que se vio fue el hipogrifo abriendo sus alas para cubrir por completo a Zack, quien se encontraba justo detrás. De la misma forma el vampiro salió a los jardines siendo escoltado por su invocación, la cual se encargaría de interceptar cualquier ataque que le enviaran. A continuación, sin necesidad de su varita mágica, apareció una esfera oscura a dos metros por encima de su cabeza con solo murmurar – Fuego negro –. Las llamas ardientes incrementarían su tamaño de forma rápida hasta alcanzar su máximo nivel. Justo antes de que Zack invocara su fuego negro, Hank realizó una masa de agua que cubrió todo su cuerpo.

A más de diez metros Zack alcanzó a divisar al jovencito que con varita en mano ya parecía listo para atacar a Leah, su prima. De inmediato el Nigromante conjuró un hechizo para neutralizar al otro mago – Anular Strellatus –. Con aquello la varita de hank quedaría sin posibilidad de conjurar el hechizo strellatus en lo que restaba del asalto.

[Leah Snegovik]

~Leah

-Silencius -intercaló a Hank, impidiendo que el Aqueora saliera de sus labios.

Una pausa se hizo cuando escuchó su nombre, decidió ignorarlo.

-¿Quién? -preguntó con indiferencia, moviendo la cabeza hacia un lado en lo que intentaba hacer como si no sabía quién le estaba hablando.

Claro, ¿quién más podría ser sino era el maldito mocoso? Pero ella tenía la máscara, solo tendría suposiciones hasta que pudiera comprobar lo contrario y en ese momento, no había nada en su poder que pudiera hacer que las cosas se fueran en su contra. El águila que antes había creado se lanzó en picada de pronto y cazó a la araña que su... ¿hermano? No, habían dejarlo de serlo hacía mucho. En fin, se comió la araña. ¿Por qué? Su orden era protegerla y el pequeño animal era una amenaza que ella no podía ver, pero el águila sí.

-Absorvere -sentenció, apuntando a la muñeca en donde el Demon Hunter portaba la varita con el mismo orgullo que ella portaba su máscara.

Tenía ganas de simplemente decirle que sí, efectivamente, era ella, pero se detuvo solo por el simple hecho de no generar dramas innecesarios con sus compañeros allí cerca.

[Kahlan Blackthorn]

-Celerus Expectro Protego…-brotando de la punta de su varita una estela oscura que rodeo su cuerpo, absorbiendo lo más nocivo del cuerpo de la Malfoy, adquirió a forma corpórea de un fénix oscuro que se coloco delante de la Ángel Caído. Era un escudo infalible que le protegería de todo, ya que tras acatar la orden de la rubia, no permitiría que ningún hechizo dañara la integridad física de la Vampiro Original. Hank estaba dentro de los jardines, sitio donde acabaría perdiendo la vida sin lugar a dudas-Bienvenido al infierno…-dando un fuerte latigazo con su varita centrando sus orbes azul oscuro en el Demon Hunter, no dudo en atacarlo de una forma que colocara lejos de campo de batalla por un breve instante.

 

-Confundus…-pensó la ojiazul oscuro volcando la mente de Hank a un pozo de divagaciones y confusión, no era nada grato para el joven verse perdido dentro del campo de batalla, imposibilitado para atacar a los mortifagos que iban a defender a Leah costara lo que costara, ya que su camarada no moriría a manos del jovencito que deseaba pasarse de listo.

 

-Levicorpus…-pensó la mortifaga dejando a Hank colgado a dos metros en el aire sobre el suelo, ahora era piñata improvisada dentro de los jardines. Si que le gustaba jugarse el todo por el todo al chico, lástima que saldría perdiendo sin lugar a dudas. La Malfoy, ya sacaría a relucir sus mejores cartas, pero de momento le agradaba fastidiarlo un poco.

[Lisa Weasley Delacour]

Una esfinge y la voz de Hank. Esas dos cosas unidas tan solo significaban que debía dejar mi vida a un lado y luchar por unos ideales en los que creía fervientemente. Me levante de la cama con rapidez, pase mi varita por el rostro, creando asi una luz que impedía al resto el mundo reconocer mis facciones o mi voz y me vestí con lo primero que encontré; un pantalón vaquero y una camiseta de tirantes, asi como también unas botas altas de piel y un medallón con el símbolo de mi bando.

Eran apenas las tres de la mañana, hora menos en la comunidad canaria y mi adrenalina ya estaba por las nubes. Cerré los ojos, inspire y me dispuse a combatir contra aquellos seres inhumanos que creían que la sangre era una excusa para matar. Girando sobre mis talones, desaparecí en dirección al castillo Ivashkov. Primeramente llegue a Ottery, donde toque el traslador que me llevo hasta los muros de este impotente castillo en Rumania. Transilvania era mi casa y la defendería.

Estaba escondida tras un árbol, fuera de los terrenos de la mansión y por ende, los jardines de esta. Nada ni nadie podía verme. Kim, en mi diestra, vibraba con la misma fuerza que mi cuerpo. Mi ubicación no se podía ver, puesto que habia distancia suficiente y una verja, más árboles, más oscuridad de por medio.

[Romina Black Lestrange]

Romina Evans Targaryen

 

La llegada repentina de un patronus con forma de esfinge le tomo por sorpresa, la muchacha escuchó el mensaje que le había dado por lo que tuvo que salir rápidamente de su habitación tal como estaba; con simple pantalón y una remera gastada de tanto uso. Intentaba caminar lo más rápido posible hasta el lugar indicado, tenía que llegar hasta una especie de reja recién pulida y tocarla, aunque no sabía para que. Al tiempo que caminaba paso su mano lentamente sobre rostro para cubrirlo con una luz que la haría irreconocible para después no levantar sospechas.

 

Llego hasta lo que parecía ser una brillante reja de metal de un color plateado. Se acerco hasta esta cuidadosamente, no estaba del todo segura de que tenía que hacer por lo que mantuvo su varita en alto por cualquier cosa que pudiera pasar. Alzo su mano lentamente y la fue estirando hasta que, con un simple roce, sintió esa horrible sensación que le daban los trasladores. No le gustaba para nada, pero logro aparecer a las afueras del Castillo Ivashkov en donde seguramente ya sus compañeros de bando habían llegado. Se mantuvo a las afueras del lugar, todavía no estaba segura de ingresar o no al lugar en donde se estaría llevando a cabo la batalla.

[Mei Black Delacour]

¿Hacía cuánto no veía ese patronus? Más tiempo de que podía recordar, pero era bueno saber que aún aquel “niño” seguía en pie, y esperaba que bien. Bueno, bien hasta el momento en el que le había enviado el llamado, pero ya a ese momento se estaba exponiendo al peligro si es que había ido solo.

 

Como siempre que sucedía, se colocó una capa de vieja encima de su vestido corto, quedando cubierta desde la cabeza -gracias a la capucha que se había acomodad- hasta los zapatos de tacón a juego con su vestido. Su varita ya se encontraba en su mano diestra y, con un sencillo movimiento hizo que una luz apareciera en su rostro, cubriéndola por completo para ser imposible de reconocer.

 

Giró sobre sus talones y desapareció de los terrenos de la Orden, apareciendo en Ottery, en una ubicación exageradamente específica. Caminó, dirigiéndose hasta un único objeto que encontró a lo lejos, tratándose obviamente de un traslador, el cual, sin perder tiempo tocó, transportándola de esa forma hasta… ¿aquello era Rumania? Levantó una ceja, recordando inmediatamente a dos personas, pero sacudió la cabeza en un intento de despejarse de aquellos pensamientos y, regresando a centrarse en el lugar, comenzó a caminar directamente a las verjas de entrada del castillo Ivashkov, disponiéndose entrar en cualquier momento.