Adivinación II

[Lyra Katara Selwyn]

Segui caminando con Aine, bastante descontrolada porque no lograba saber bien como era el cuarto donde estábamos, aunque no era del todo mi culpa, ya que tanta relajación ayudaba a que uno se durmiera y no pudiera concentrarse.

 

-No se si es bueno tanto silencio.- Protesté.

 

No me gustaban los casos extremos, prefería más bien los sitios en que había un poco de ambos, algo natural. Tanto silencio inquietaba, como si alguien estuviera al acecho, vigilando. Y el ruido en extremo por lo general era señal de alarma. O un lugar donde todo mundo había ido de compras. Medusa iba platicando conmigo en pársel, nos llevábamos bien. Si bien antes dudaba en conservar esa habilidad, ahora me interesaba bastante.

 

Acaricie a la serpiente y tuve una visión, bastante real que me hizo detenerme.

 

-Aine, espera. Creo que Jocker esta en peligro.- Comenté.-Acabo de verlo mientras acariciaba a Medusa, se quedo en el salón convertido en zorro y rodeado de las serpientes que quedaban.

 

La adivinación no era una ciencia exacta, aunque no me extrañaba que mi compañero estuviera en esa situación. En la clase anterior por algún motivo que desconocía, parecía no haber despertado al mismo tiempo que los demás, aunque no recordaba bien, todo por estar intentando llevarme un souvenir.

 

-Es curioso. No tuve ninguna visión de la profesora Stark. Es un poco misteriosa, ¿no crees?- Comenté con mi compañera.

[Melrose Moody]

Cuando Catherine abrió los ojos se encontraba sola. Completamente sola.

 

Sintió un escalofrío recorrer su espalda. Y fue entonces, cuando vio más atentamente la pluma que sostenía en su mano. Una pluma de un color azul intenso, que había visto antes en alguna otra parte...

 

Soltó un cúmulo de maldiciones estridentes. Pero nadie podía oírla, ni siquiera sabía dónde se encontraba, porque aquellas est****as plumas (más est****a era ella, pero para el caso poco importaba) eran de Richard. Las plumas de broma que había fabricado para su última redacción. Aun recordaba como la que ella usara en ese entonces había terminado convirtiéndose en una tentácula venenosa y aun se preguntaba como cuernos había terminado con vida. Por supuesto, aunque su portus había sido perfecto, el hechizo había terminado saliéndose de control, mezclado con la maldición que había puesto previamente su hermano.

 

De seguro a Richard, en su condición de su hermano adoptivo, le había parecido divertidísimo imaginar como se las hubiera arreglado si es que les hubiera entregado las plumas para escribir. Aun ofuscada, prometiéndose no tener misericordia cuando lo viese, desapareció, teniendo en mente a la academia.

 

No sabía qué podía haber sido de sus alumnos pero no tenía más alternativa que volver al inicio. Al retornar, hizo aparecer sus botas y prácticamente voló por el campus hasta llegar al aula en donde, para su alivio y horror, se encontraba uno de sus alumnos y faltaban dos de ellos. Encima, cuando abrió el salón de un portazo, las serpientes se habían arracimado en torno al zorro, quién, al parecer aun muy afectado por la poción, no mostraba señales de alarma.

 

-Yo que ustedes no me atrevería -siseó en pársel Catherine con voz terriblemente amenazante, alzando la varita. Era la primera vez que les daba una orden, cosa que de seguro no dejarían de notar.

 

A pesar de todo, las cosas fueron mejor de lo que había esperado y aunque bastante enojadas, las serpientes se apartaron en dirección a los árboles. Catherine se acercó hacia su alumno no sin cierto sentimiento de culpabilidad, sólo roto por la ronca orden de Káiser en su cabeza:

 

>>Apresúrate<<

 

Por supuesto, las visiones que se suponía debían haber desarrollado habían pasado a segundo plano. Catherine tenía que velar por la seguridad de sus alumnas pero ¿cómo contactarlas? Ni siquiera sabía dónde se encontraban. Y lo peor de todo era que el zorro (o bueno, alumno) no parecía encontrarse del todo bien. Quizá fuese su imaginación, pero parecía como si las patas le temblasen ligeramente y tenía la mirada vidriosa.

 

Catherine, que siempre cargaba pociones consigo, nunca había sido buena con hechizos curativos. Tenía un antídoto en su bolsillo, pero ¿sería del mismo efecto para él en aquella forma?

 

-Te pido que regreses a tu forma original, Black Lestrange -susurró apenas, acercándose a éste y buscando con la mirada alrededor, como si las alumnas fuesen a aparecer en cualquier momento-. Debo aplicarte un antídoto ¿puedes oírme?

 

Quizá no pudiese hablar, pero esperaba que hiciera al menos una señal de que podía oírla. Si el plan de su hermano había sido arruinar su clase, lo había logrado. Pero ya encontraría ella la forma de desquitarse, eso era seguro.

Editado 26 de Mayo del 2015 por Catherine Stark

[Jock]

La visión del animago comenzó a nublarse, mientras que las imágenes a su alrededor parecían girar en su cabeza. Por alguna extraña razón, la poción que había bebido minutos antes estaba provocándole efectos secundarios no deseados. Jocker buscó con sus demás sentidos a sus compañeras y a su profesora para confirmar que no era el único que estaba viéndose afectado, pero no encontró a nadie más que a las serpientes que le miraban amenazantes.

 

«Parece que estás en un problema» volvió a escuchar en su mente.

 

Sus patas comenzaron a tambalear y el mundo continuaba girando a su alrededor.

 

«Olvidaste que te transformaste en una bestia peluda, bestia humana» escuchó de nuevo y entonces entendió que efectivamente se trataba de una visión bastante clara.

 

Sus propias palabras tomaron sentido. La poción que había bebido no causaba grandes problemas en humanos, mas no así en los estómagos de los animales. Era ese el origen de su malestar y para curarse, debía volver a la normalidad.

 

Fue en ese entonces cuando sintió la voz de la profesora Catherin, que le pedía volver a la forma humana para aplicar el antídoto que para esas alturas sería inútil. Bien lo sabía Jocker que desde siempre tuvo facilidades para las pociones.

 

Una última visión apareció en la mente de Jocker justo en el instante en que su cuerpo volvía a ser el de un hombre adulto: Un zorro alejándose y él, tratando de realizar la transformación animágica. Fueron solo milésimas de segundo, pero lo entendió con claridad: Pronto perdería aquella habilidad.

 

Desnudo así como estaba miró a la profesora con extrañeza. Hasta antes de esa clase, no consideraba a las artes adivinatorias como un conocimiento valioso, pero ahora que había visto con certeza el futuro, dudó y ese es precisamente el primer paso para creer.

[Aine Malfoy]

—Tienes razón. Debemos volver.

 

Se suponía que en Hogwarts nadie podía aparecerse y aún así, ellas se encontraban ahí, salvando ese percance. ¿Qué estaba ocurriendo? Aquello parecía una pesadilla muy vivida, no era de esos sueños donde te persiguen por un pasillo y te asesinan de la forma más abominable; sino uno donde el terror viene movido pr la urgencia de no poder escapar. Antes de salir, la sacerdotisa se dio la vuelta y tomó un espejo plateado de la montaña más próxima a su ubicación. Era de mano y con grandes relieves e incrustaciones. De entre su reflejo en el objeto se dejó ver un destello azul que le hizo saltar. Aún así, lo consideró un objeto valioso y se lo extendió a Lyra.

 

—Al menos no te irás con las manos vacías. Total, si es un sueño, seguro que nadie lo echará en falta y si es real, te habrás ido de esta excursión con algo más.

 

Tomó la mano de su compañera y salio de la estancia, no muy segura de cómo lograrlo, pero con la certeza de que saldrían de allí con vida.

 

—Cierra los ojos y piensa en el aula —le dijo, mientras deslizaba la varita de entre los pliegues de su túnica y realizaba el hechizo que antes había ejecutado la profesora, sobre el espejo de plata. Este titiló de forma intermitente tres veces y desapareció, llevando consigo a las dos mujeres.

 

Cuando abrió los ojos, se encontraba en el suelo del salón de clases. Tenía el cuerpo entumecido, como si no hubiera realizado movimiento alguno en varias horas. A su lado, Lyra abría los ojos entre somnolienta y extrañada. Ainé soltó la mano de Lyra y con ayuda de sus dos brazos, se ayudó a incorporarse. Observó a las serpientes muy alteradas y a Catherine Stark con Jocker, al otro lado de la habitación, desnudo y tan desorientado como ellas. Ninguno parecía notar la presencia de ambas.

 

—Vaya, creo que ese coctel tenía algo más. Esto es peor que una resaca. Pero estoy segura de que entre sus propiedades no está el exhibicionismo, Black Lestrange.

 

Si fue un sueño o no, no lo sabía. Quiso preguntarle a Lyra, saber si habían realizado ese viaje juntas, pero por sobre todo, quería ver si la Ryddleturn llevaba consigo el espejo que habían sustraído de la Sala de los Menesteres.

[Lyra Katara Selwyn]

Empecé a reonocer el siito. Al parecer estabámos en Hogwarts, en la Sala de Menesteres. .Hubiera preguntado como habíamos llegado ahi, pero me encogí de hombros. A la magia no hay que buscarle lógica, al menos yo pensaba eso. La lógica era para los muggles que siempre buscaban explicaciones a las cosas. Suspire.

 

-Me arrepiento de haber dicho que teníamos que volver. Con tantas cosas aquí me gustaría quedarme un poco más. - Comenté.

 

Me algraba irme de ahi, empezaba a volverme loca al ver tantas cosas guardadas, algunas en un estado lamentable, pero otras nuevas. Cosas comunes, algunas extrañas, era increible ese sitio, lo más seguro era que no pudiera regresar a la misma. Acaricie a Medusa y preste atención a lo que. estaba haciendo Aine.

 

-Gracias por el espejo. -Contesté, tomándolo con cuidado mientras Medusa me decía que no lo perdiera. Era obvio que tenía algo especial.-Espero que no sea un sueño, quiero conservar el espejo.

 

Tome la mano de Aine, quien nos logró sacar de ahi, no sin recibir algunos golpes por algunas cosas fuera de lugar. El espejo sin embargo no sufrió ningún daño, anque me pareció ver que uno de los objetos mal colocados le hizo un rasguño y sin embargo, el espejo se reparo solo. En la mano derecha seguia llevando mi varita y en el cuello a Medusa, como si fuera bufanda.

 

-De acuerdo, entonces vayamos a la clase.- Contesté.

 

Deje que el hechizo funcionará sobre el espejo, volviendome a sentirme algo mareada, pero mejor que la primera vez que habíamos tomado la clase. En mi mano derecha seguia con mi varita y el espejo, así que todo había sido real.

 

Mire a la profesora y a Jocker, esta vez convertido en humano aunque desnudo. De inmediato recordé que al transformarse en animago, la ropa del Black Lestrange había quedado en el suelo. Tome el espejo, mismo que mostraba el reflejo de Medusa y el mio.

 

-Te servirá también para adivinación.- Susurró mi acompañante, mientras la acariciaba.

 

Asentí, no me importaba que me vieran en el salón con el mismo, así no le quedarían dudas a Aine que nuestro viaje había sido muy real.

 

-¿Nos vamos a casa?- Me preguntó Medusa.

 

-En cuanto nos deje salir la profesora.- Comenté, contenta.

 

La serpiente había decidido irse conmigo, sin siquiera tener que preguntarle.

[Melrose Moody]

-Un piquete apenas -informó Stark con parquedad, sin estar segura de que le hubiese entendido.

El mago había regresado a su forma humana aunque su mirada aun denotaba cierta confusión. Catherine, sin perder tiempo, calculó sus latidos apretando el índice y el dedo medio sobre su muñeca para luego extraer de su bolsillo una pequeña cajuela de madera, que abrió al instante buscando en su interior una aguja y una jeringa.

Preparando la dosis, extrajo la poción de la ampolla y lo midió con precaución. Luego, dándole un par de golpecitos a la jeringa para que la poción se ajustase del todo y no quedase ni la más mínima cantidad de aire, procedió a clavarla en la parte superior de su antebrazo, allí en donde era perfectamente notoria la conjunción de venas. Una vez hubo terminado, hechó unas gotas de díctamo y el pinchazo cerró al instante.

Sólo entonces se permitió relajarse un poco. Oportunamente, porque no tardó en escuchar el sonido de un par de voces detrás de ella. Se volvió para encontrarse cara a cara con Malfoy y Selwyn. Sonrió aliviada por unos fugaces segundos y se incorporó. Haciendo una floritura, hizo aparecer una manta para Black Lestrange (no veía su ropa de momento), colocándola sobre el cuerpo del mago con cuidado. De no haber sido por Malfoy, habría olvidado ese pequeño "detalle".

Seguidamente, se acercó hacia el par de chicas y anunció.

-La clase ha terminado. Pueden tomar sus cosas y si sus compañeras quieren irse con ustedes, pueden llevarlas. Les ayudarán a practicar, por cierto -explicó rápidamente-. Con paciencia y dedicación, más adelante ni siquiera necesitarán de la poción -añadió no sin cierto esceptismo. Ni ella misma lo creía, pero no podía simplemente decir que la clase había terminado en desastre.

Ophelia se había quedado junto a Black Lestrange, por lo que fue a recogerla. La serpiente no se había separado de ella, lo que había sido un alivio luego de toda aquella confusión. Tuvo que quedarse un buen rato todavía, esperando que todos tomaran sus cosas y sobre todo a que Black Lestrange se repusiera antes de poder salir. Luego, fue "trasladando" a las serpientes de a dos o a tres hasta que sólo quedó por devolverla a la normalidad. Una vez hubo roto el encantamiento atmosférico, el resto fue fácil. Cuando ya no había ni rastro de su magia en el aula, cerró la puerta tras de sí al salir.

Editado 28 de Mayo del 2015 por Catherine Stark