♔ The Ramen Kingdom ♔ (MM B: 106259)

[Darla G Dumbledore]

Tommy elfo de Darla

 

El elfo levantó su mirada hacia el hombre que se dirigía a él, sus rasgos orientales indicaban que se trataba obviamente de uno de los especialistas o dueños del lugar, teniendo en cuenta su especialidad. Los labios de Tommy se abrieron para responder que era una comida casual pero se volvieron un O de sorpresa al escuchar que le darían un combo gratis.

 

--Tommy está muy agradecido con el señor, mi ama estará encantada --dijo el elfo mientras se inclinaba casi hasta el suelo en señal de agradecimiento.

 

Tras la marcha del mago, Tommy se quedó observando al elfo que seguía en silencio junto a él, con gesto confuso y que había asentido a cada palabra que aquel había dicho. Sin embargo una voz más decidida y femenina sonó en ese momento, Tommy se giró a observar a la elfina y sonrió.

 

--Mi ama Darla estará muy agradecida --dijo Tommy mientras tomaba en sus brazos el delicado cofre de madera y hacía una inclinación en señal de reverencia hacia la elfina --muchas gracias a tus amos y a tí por atender tan amablemente a Tommy y tener esta atención para con su ama, le informaré todo lo que me han dicho.

 

Tras hacer una suave inclinación el elfo se llevó la cajita con el combo de delicias orientales para que sus amos los desgustaran y tuvieran un lugar al cual elegir para salir.

[Galery Grindelwald Malfoy]

La rubia observo con agrado las explicaciones del oriental, para ella esa mirada enigmática era reconfortante, era un hombre inteligente y delicado, hablaba de la comida y su elaboración con orgullo, satisfecho de lo que hacia, y dejando notar en sus palabras, que amaba profundamente lo que hacia, Galery sintió cierta admiración por el, no simplemente porque cada bocado que le servia, hacia estallar sus papilas gustativas, sino por la expresión en su rostro al ver su reacción, realmente era un hombre increíble.

-le agradecería infinitamente que deje de servirme, o saldré de aquí rodando, todo es exquisito y sin lugar a dudas de lo mejor que e comido, totalmente diferente a la comida húngara que es pesada y llena de calorías - dijo con suavidad y elocuencia, el rostro sonrosado por la pena, raras veces le incomodaba su singular apetito frente a otra persona, esta vez se sintió incomoda, no deseaba que el joven pensara que era una glotona. Se puso de pie y camino hacia los jardines, vio a la pareja de jóvenes que conversaban y a uno de ellos con cara de angustia al ver los postres.

Ella no imaginaba un universo sin golosinas, sin lugar a dudas habían llenado muchos huecos afectivos en la vida de la Grindelwald, y se le habían convertido en un habito, aunque debía agradecer a su magnifico metabolismo, de otra forma seria una inmensa bola de grasa, levantarse casa mañana a correr y a entrenar, no era de balde, renda frutos su esfuerzo por mantenerse en forma y ágil. Llego al estanque y un sin numero de carpas doradas, rojas y amarillas se agolparon frente a ella, las vio y sonrió, abrían y cerraban sus bocas haciendo que sus *bigotes* se movieran de manera graciosa, Takeshi le acerco un bowl lleno de migas de pan, y le indico que alimentara a las hermosas criaturas.

Así paso un buen rato, siento normal entre personas normales, olvidando un poco la lucha interna que libraba cada minuto del día, sin lugar a dudas la compañía de Takeshi había aligerado ese peso, sin meditarlo mucho, tomo su mano cuando por alcanzar a una carpa casi pierde el equilibrio, evitando asi caer a el agua, el joven la halo hacia si, quedando frente a frente, perdiéndose ella en los ojos negros del atractivo joven, nerviosa sonrió y se giro hacia las carpas - gracias, evitaste que me diera un baño y saliera de ahí oliendo a sushi jajaja - dijo entre risas, una risa que era mas por los nervios que por diversión.

[Anthony R. Dracony M.]

Se cubrio la cara con una mano...¿Qué le había impulsado a llegar ahi en primer lugar? Con pesadez giro la cabeza y miro a los lados, no, no se encontraba tan bien como esperaba.

 

Estaba comodo sentado pero no podía calificar de bueno todo aquello que se estaba sucitando. Escucho a la joven frente a él, noto que ella hacia un loable intento de reconfortarlo pero le costaba en demasía hacer a un lado sus sentimientos.

 

Tomo una servilleta de tela y la torcio por debajo de la mesa, tenía ganas de huir...huir, ¿es que haría eso por siempre? Levantó la mirada buscando mirar a los ojos de aquella chica tan gentil, con gran esfuerzo de su parte le contesto con educación.

 

--- Si, creo que tienes toda la razón...en una u otra forma, el pasado es malo, en diferentes niveles, es una lastima.

 

Volteo la mirada hacia el lago...la vista, esa era lo que le había convencido entrar en el local. Los jardines y el estanque. No había sido la comida, no, era esa nostalgia de volver a ver aquella laguna artificial que no gozo en el pasado, lo que le hizó desear estar cercano a está.

 

--- Es muy lindo todo esto, ¿no lo crees tú así?--- Giro la cabeza y busco con sus ojos miel los de la chica. En cuanto sus miradas se cruzaron le lanzó una propuesta:

 

---¿Porque no paseamos por el estanque? Parece ser muy interesante.--- En aquel momento ambos chicos ven pasar a dos personas, un joven y una chica, que precisamente caminaban hasta el estanque y se quedaban frente a él.

 

 

@romina12345

[Romina Black Lestrange]

Romina Evans Targaryen

 

Los minutos parecían hacerse eternos, hasta el punto en el que no era capaz de diferenciar las horas de los minutos. Sonrió al notar que Antoni probaba de vez en cuando un poco de comida; pero a parecer había un parecido entre ambos, ninguno quería probar ese tipo de cosas, no es que a la chica no le gustara, sino que al no estar acostumbrada a comer ese tipo de comida, degustar esos sabores era bastante complicado.

 

Sus miradas se cruzaron un par de veces; dos para ser precisas. La primera fue nada más y nada menos para responderle, Romina simplemente asintió con la cabeza dando a entender que ella opinaba lo mismo respecto al pasado; por lo menos ella no había tenido una infancia muy feliz, de hecho cualquiera que viera el lado lógico de las cosas, lo habría notado cuando ella decidió escaparse de aquel instituto muggle.

 

La segunda vez que sus miradas se cruzaron fue para hacerle una propuesta a la cual simplemente asintió con la cabeza, se levantó de su asiento y comenzaron a caminar hasta el estanque muy lentamente; iban observando con detenimiento todo lo que a su alrededor se encontraba. Frente al estanque había rocas de diferentes tamaños; la joven bruja se sentó en una de tamaño mediano y con una sonrisa y varios gestos le indicó a Antoni que se sentara en una de igual forma y tamaño que se encontraba pegada a la de ella.

 

—¿No crees que por lo menos deberíamos pedir un postre o algo de beber?— le preguntó, simplemente para que no se quedaran mucho tiempo el silencio y que la situación se volviera incomoda. Y sin esperar respuesta, llamó nuevamente a la efina que los había atendido —¿Puedes traer el menú con postres y bebidas?— pidió a la elfina con una sonrisa en el rostro, esperando que esta no se molestara por el pedido.

 

@ @

[Anthony R. Dracony M.]

La incomodidad huyó de su lado cuando su joven acompañante no solo asintió sino se puso de pie y comenzó a caminar hacia aquella tranquilidad de agua.

 

La fortuna comenzó a sonreír le, con gran lentitud en sus pasos, avanzaron apreciando el corte fino y cuidado del pasto verde como esmeralda, era como ir sobre una lujosa alfombra.

 

Fue grato para ambos avanzar por el jardín sin ninguna otra preocupación que deleitar su ser con la belleza del lugar. Llegaron hasta el frente del estanque y la joven le mostró un buen lugar para ver el sitio de manera cómoda.

 

La vio tomar asiento sobre una roca y le comvido hacer lo mismo, así que sonrió de la idea y se sentó al lado de ella, tenía que admitir que era un giro bastante bueno, ahí se sentía como liberado, por el momento, solo era sentirse bien y hasta asintió cuando la chica llamó a la elfina para pedir el menú, se calmó al escuchar bebidas...eso era una buena opción, tal vez no hubiese tantas cosas raras como con la comida.

 

No quiso volver a pensar en nada de su pasado, quería reunir bellos recuerdos que le hicieran soportable la vida y estar en aquel lugar junto a Romi, podía ser de sus primeros momentos bellos y dignos de atesorar.

[Roman A. Gaunt]

Lo mejor de ser inversionista en un negocio bien ubicado era la forma en como los galeones llegaban a su bóveda personal sin tener que mover un dedo, literalmente. A esta conclusión llegaba el rumano cuando, después de hacer una visita a Gringgotts, se percató de la cantidad de oro que no había contemplado en sus cuentas; de hecho, casi se había olvidado de aquélla pequeña inversión que se había permitido hacer unos meses atrás hasta incluso darse cuenta de que tampoco había ido a pararse por allá.

- Chinasky, cancela cualquier asunto que tenga para esta tarde, quiero ir a ver como llevan los orientales el negocio - le dijo a su elfo, quien se hallaba inmerso en la limpieza de un sistema de engranajes. Este levantó la mirada hacia su amo, pestañeando un par de veces tratando de entender.

- Pero no tiene nada agendado para hoy, mi señor.

- Si... por eso.

El rumano se levantó y se dirigió al cuarto de baño con la mirada de Chinasky pegada en su espalda. A la criatura le parecía extraño que de repente su amo volviera a ser sarcástico, tanto que ni siquiera se percató a tiempo de ello; pero se dijo que era un buen augurio que el rumano recobrase sus viejas aficiones, su humor y un poco de tranquilidad después de tanto tiempo. Dejó los engranajes a un lado y se dispuso rápidamente y a tropezones a preparar todo para la salida del Gaunt.

Cuando Roman salió de la ducha se vistió sin perder tiempo y en menos de cinco minutos ya estaba listo para salir. En el exterior hacía un día soleado y caluroso, no daban ganas de asomar ni un pelo, pero siendo diestro con la varita, él podía encantar su vestimenta con un hechizo que le mantuviera fresco, como aquéllos que usaba en su país natal durante el invierno para conservar el calor sin llevar tanto trapo encima. Como sea, unos vaqueros de color marrón y una camisa blanca ajustada a su marcado torso, remangada a los codos y abierta por el cuello bajo su larga capa de diario, fueron suficiente para salir del castillo.

El negocio no se hallaba en un sitio exclusivo dentro de la localidad de Ottery, por lo que un viaje en su motocicleta mágicamente modificada por él mismo arregló el asunto del traslado. El rugido del motor aceleraba su pulso, y pudiendo correr a una velocidad casi imposible llegó al lugar en un par de minutos, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. Al pararse frente al establecimiento y aparcar junto a la entrada fue cuando pensó en ella, pidiendo a gritos que el destino los volviese a reunir y sin embargo no albergaba demasiadas esperanzas.

No era del todo descabellado pues, la Grindelwald también era socia del restaurante, junto con la madre del Gaunt, y aunque ella probablemente gustara de visitar el negocio mas seguido el rumano supuso que no estaría allí esperando a que él apareciera. El dudaba incluso que le dirigiera la palabra si llegaran a encontrarse, pero al licántropo no le importaba... solo deseaba verla de nuevo. Se quitó los guantes y se adentró al edificio de cuatro pisos, ornamentado de principio a fin con una combinación exquisita del mas puro estilo oriental.

- Vaya, vaya, miren lo que trajo el viento el día de hoy - en el recibidor, un elfo doméstico con un bigote falso bajo las narices, y un sombrero chino en la cabeza, alzó la voz con acento extraño y se acercó al rumano con una expresión de curiosidad en el rostro. Llevaba una túnica puesta que asemejaba un kimono de mujer, color morado. A Roman le costó mas de un par de segundos dar crédito a la apariencia de aquélla criatura. - !El dueño estirado que nos hacía falta! ¿A que se debe el honor de su visita, joven amo estirado?

- Ten cuidado, elfo -le advirtió el mortífago con intimidante voz, tan solo lanzando hacia él una mirada de advertencia. La criatura dio un paso atrás, pero se peinó el bigote con una mano y lo miró de pies a cabeza, asintiendo al final.

- Mi nombre es Huang Taki-Tou, mi señor, ¿en qué le puedo servir?

- ¿Huang? ¿Takito?... ¿es una broma?

- Es Taki-Tou. ¿Porqué le parecería una broma?

Roman no sabía si le estaba tomando el pelo, pero por la forma en que le miraba, curioso, al hacer la pregunta, se percató de que estaba hablando en serio y no podía negar que le causaba demasiada gracia la impertinencia del elfo.

- En fin; vengo a ver como va todo... y con un poco de hambre. Así que avisa a los chefs que estoy aquí y me gustaría conversar de negocios con ellos, no tienen que ser los tres, y llévame algo de comer a la cuarta planta para después - El elfo volvió a peinarse el bigote.

- ¿Algo en especial? Puedo hacerle algunas recomendaciones - notó un entusiasmo inusual en sus ojos.

- Sorpréndeme entonces...

[Galery Grindelwald Malfoy]

La carpa dorada la observó por largo rato, esperando con ansias que por fin soltase las migas de pan que diariamente les llevaba, la rubia se habia hecho asidua visitante del maravilloso jardín del Ramen Kingdom, a su comida y sobre todo, a la maravillosa compañia del japonés, quien se habia ganado su confianza , en esas semanas de soledad, cuando la Grindelwald, habia perdido interés en casi todo; en esta ocasión la joven no llevo la cuenta perniciosa de los días, semanas o tal vez meses que pasaron, solo se acumulaban en su alma, no tenía mucho que extrañar, era la verdad, pero la sensación de vacío, era como si le faltase media vida, y tan dolorosa que pareciera que respirar le causa muchísimo dolor.

La carpa chapoteo con la cola el agua, haciéndola salir de sus pensamientos, las migas cayeron de su mano y la pandilla de peces glotones hicieron del pacífico manantial un alboroto de alegría; se puso de pie y camino entre el jardín, a su paso algunas hadas se posaron sobre su cabellera plateada, la frescura y el exquisito aroma que emanaba de ese jardín atenuaba un poco ese vacío que parecía habia decidido hacer de su pecho un nido, a su espalda los tenues pasos de su amigo la alertaron, era el japonés que venía como cada tarde a pasar largas horas de charlas y risas, ese dia sin embargo su rostro era de preocupacion.

- Hola, pasa algo? Te noto preocupado . preguntó la joven Grindelwald - pero el hombre no alcanzó a decir palabra, pues fue bruscamente interrumpido por un elfo de vestimenta peculiar, sin memencionarnar sus extraños bigotes, la rubia imagino que se trataba de Anne, la otra posibilidad era casi nula, el rumano habia desaparecido del pueblo desde hacía mucho tiempo, trago saliva de solo imaginar la posibilidad, pero la descarto de inmediato, no quería decepcionarse de nuevo, Roman no estaba ahí, el oriental salió disparado, pero con una severa evidencia de estar molesto, la curiosidad le picó a la muchacha, que sería eso que le molestaba a su amigo.

La muchacha se sentó en el verde pasto y recostó su espalda en el tronco de un sauce llorón, perdía la mirada en el verdor cuando sus ojos descubrieron un trébol de cuatro hojas, lo tomó e inocentemente, como cuando era solo una pequeña, pidió un deseo, uno imposible - verlo de nuevo, aunque no me ame, solo quiero verlo de nuevo y saber que es feliz - susurro llevandose el trebol a los labios.

[Kiyotaka Ayanokouji]

**entonces un fuerte golpe metálico sonó detrás de los arbustos de ese hermoso jardín oriental, debido a que un joven vagabundo con ropas viejas y rasgados, presentando un severo caso de desnutrición, acompañado de un severo caso de pleito con el agua y el jabón, se encontraba buscando que comer en los botes de basura...

 

--Oh no, mi comida, si empieza a llover... O no tragar... Tragar!!

 

Y sin dejar de repetir eso, seguía comiendo el arroz y spaguetti sobrante de otros platos intentando no atragantarse en el proceso **

[Galery Grindelwald Malfoy]

Chavely Elfina Cheef

 

Los elfos trabajaban a todo lo que daba, era la hora pico y el restaurante estaba a reventar, pero al querer salir de la cocina, el estruendo de algunos botes la hicieron regresar sobre sus pasos, la puerta se corrió por el carril de madera, haciendo apenas u susurro perceptible, la pequeña elfina se acercó cautelosa a el bulto que se movía por entre los arbustos y botes de basura, que el flojo del elfo Taki - tou o habia sacado, para sorpresa de ella, era un mago en muy mal estado, lucía famélico, enfermo y muy sucio, se acercó co cuidado para no alarmarlo y le dijo.

 

- señor, no s necesario que coma usted de esos contenedores, Chabely le traerá algo limpio de comer, no es necesario que pague usted, los amos son generosos, venga, apóyese en mi - susurro quedamente para inspirar confianza en el mago en desgracia, para un elfo doméstico, cualquier mago era digno de ayuda. Lentamente lo llevo a un lugar apartado del jardín, cerca de el bungalo que usaba Taqueshi, ahi habia mesa y lo ayudo a sentarse, al instante desaparecio rumbo a las cocinas.

[Kiyotaka Ayanokouji]

** fue entonces que mirando hacia mis alrededores vi como varios clientes me miraban con cierto asco debido a mi aspecto y sin decir nada mas,me levante de esa mesita dejando una marca de mugre y tierra, rápidamente me fui al lado trasero del restaurante donde había un cerezo en todo su esplendor debido a la época del año y sin decir nada, me recargue en una piedra debido a mi poca energía,

 

Y mirando mis manos todas cayosas y lastimadas, me acerque a una fuente que había ahí y me comencé a lavar las manos lo más rápido que podía, al igual que me limpiaba determinadas zonas de mi cuerpo mal herido para evitar que se siguiera infectando más de lo que ya estaba**