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Idiomas III


Veronica Prince Rambaldi
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Había sido un día como cualquier otro, llegué a la Universidad temprano porque quería ir luego a buscar en el Callejón si había alguna vacante especial. Por eso, cuando leí el tablón de anuncios por poco caigo de trasero al suelo. ¡Por el cabello teñido de Morgana! ¡Tenía estudiantes! Hiperventilé mientras revisaba por cuarta vez el tablón y volví a contar el número de alumnos ¡tres!

La cuenta volvía a dar lo mismo una y otra vez y los nombres. ¡claro! ¿cómo podía haberlo olvidado? En la charla en el pub Sagitas y Xell lo habían comentado, pero lo había tomado como esos comentarios que se lanzan al aire, como las promesas de los políticos habría dicho mi tía abuela Cunegunda.

Corrí como loca hacia el salón, seguro los elfos y demás seres encargados de la limpieza en la Universidad lo habían mantenido en orden y listo para cuando tuviera que dictar clases pero aquello ameritaba algo nuevo. Oh por todos los dioses del olimpo y del clan masón, tenía cuatro alumnos y todos de una misma familia por lo que tenía entendido. El Clan accidentoso.

La mezcla de emociones me embargaba y cuando abrí la puerta del salón miré para todos lados. La Piedra Rosetta completa y brillante estaba en su lugar de lujo. Ay ay ay Estaba emocionada y asustada a la vez.

Miré el cartel que había hecho para describir la parte teórica de la clasificación de los Idiomas. Con una rápida floritura lo multipliqué en pequeños pergaminos para entregar a cada alumno.


Idioma (del latín idiōma, y éste del griego ιδίωμα, 'peculiaridad', 'idiosincrasia', 'propiedad') o lengua, es un sistema de comunicación verbal (lengua oral y gráfica) o gestual propia (lengua signada) de una comunidad humana.

Cada idioma se subdivide en dialectos, pero actualmente se duda que exista un criterio válido para hacer tal división de una manera objetiva y segura.

La lingüística histórica ha podido establecer que todas las lenguas derivan de un número mucho más reducido de familias de lenguas. Ese hecho sirve habitualmente de base para la clasificación filogenética de las lenguas del mundo. Además de ese tipo de clasificación también se pueden hacer diversos tipos de clasificación tipológica, referidas al tipo de estructuras presentes en una lengua más que a su origen histórico y su parentesco con otras lenguas.

A lo largo de la historia el hombre ha ido pefeccionando las posibilidades expresivas de su forma de hablar. En un principio se basó en la denominación de objetos, después fue creando su propio sistema de signos. Gracias a la invención del lenguaje el hombre pudo alcanzar el grado de abstracción que caracteriza el pensamiento. Toda lengua tiene una estructura y una gramática particular.

La historia de los idiomas no siempre resulta entretenido, debemos recordar que entre magos y muggles hace añares que habitamos todos los confines de la Tierra y cada uno de nosotros, en su lugar, hemos ido desarrollando diversos tipos de idiomas y formas de comunicarnos y de entendernos, entre nosotros y con los seres mágicos que nos rodean.

Podemos decir que llamamos idiomas muggles a los que hablamos los denominados seres humanos, seamos o no magos o brujas, por eso le decimos muggles, porque son los que hablan ellos también.

Idiomas Muggles

Podemos decir que son los idiomas que hablan los seres denominados humanos, sean mágicos o no mágicos.

Pueden subdividirse en:

* Lenguas muertas. Las que los muggles no hablan más pero algunas de ellas los magos si.
* Lenguas vivas. Las que hablan actualmente los no magos y los magos. Cuentan con hablantes nativos y, por consiguiente, están sujetas potencialmente al cambio lingüístico, a diferencia de las lenguas clásicas.
* Lenguas clásicas, que se basan en formas recogidas por una tradición anterior y que, por más que puedan tener una comunidad de hablantes o sean usadas para comunicarse, nadie las aprende como lengua materna, ni experimentan cambio lingüístico ya que todos sus hablantes tratan de reproducir una forma estandarizada preexistente sin innovar nuevas construcciones.
* Lenguajes de señas. Que hablan muggles denominados sordo mudos, que no pueden expresarse ni oír ni por voz y oído ni telepatía o legilimancia. Pueden variar de un país a otro.
* Dialectos: derivaciones del idioma que se habla en un área local más pequeña de un país o región.
* Jerga: variedad lingüística del habla (diferente de la lengua estándar y a veces incomprensible para los hablantes de esta), usada con frecuencia por distintos grupos sociales con intenciones de ocultar el verdadero significado de sus palabras, a su conveniencia y necesidad .
Normalmente, los términos usados en la jerga de grupos específicos son temporales (excepto las jergas profesionales), perdiéndose el uso poco tiempo después de ser adoptados.
* Habla: es el uso particular e individual que hace una persona de una lengua para comunicarse

Idiomas Mágicos
Son los que hablan los seres mágicos no humanos, como ser hadas, duendes, hasta los mismos trolls. Y los que nos permiten comunicarnos a los magos con ellos o con mascotas como las serpientes.

Algunos magos incluyen dentro de esta categoría a las lenguas muertas, para los muggles, que coninuamos utilizando los magos para nuestros hechizos. Como por ejemplo el latín que es para nosotros una 'lengua viva'.




Respiré profundo y tomé un pergamino amarillo y escribí con rapidez.

Estimados alumnos, los espero con ropa cómoda en el aula B.2.25 de la Universidad, confío en que disfruten de la clase.
Les envío una muestra para que vayan conociendo uno de los lenguajes de la antigüedad que veremos.


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Verónica Prince Rambaldi
Profesora de Idiomas

 


Si, era algo nuevo, distinto y tras verificar que lo que había hecho parecía lógico, lo multipliqué con un movimiento rápido de mi varita. Pensé un segundo y decidí utilizar el hechizo que realizaban los del Ministerio con sus memorandos, es que ahora que lo pensaba mi lechuza estaba buscando aún a James. Me di cuenta que con el enojo pensaba en él como James y no más como Jimmy.

Y así salieron volando mis llamados a los miembros del clan de accidentosos. Ay, iba a tener cuidado o se me iba a escapar esa expresión delante de ellos.

Me miré en el reflejo de la ventana y agradecí haberme puesto ropa decente para ir en mi búsqueda laboral. Un pantalón palazo color verde agua y una blusa de seda blanca con hojas bordadas en su parte inferior y los puños de las mangas tres cuarto. Unos cómodos zapatos gris oscuro de gamuza y sin tacón completaban mi atuendo y para parecer más profesional me había recojido mi cabello en un rodete sobre la nuca.

El sonido de la puerta me hizo girar y sonreí, señalando las bancas para que los alumnos que llegaran fueran sentándose. Cuando todos estuvieron allí mis nervios podrían haber hecho bailar un esqueleto.

Buenos días, soy Verónica Prince Rambaldi, pueden llamarme Vero y este mes seré su profesora de Idiomas. Espero no aburrirlos con la teoría del principio pero si no conocemos la raíz, difícil que nuestro árbol de frutos al salir.

Juraría que era la segunda vez que hablaba como una arbóloga, sospechaba que era por los nervios o la presencia de la profesora suplente de herbología.

Me gustaría que me dijeran sus nombres, que idiomas reconocen de las tablas y cuáles hablan ustedes.

Tras esperar que cada uno se presentase y habiendo explicado el pergamino con la teoría, esperé para ver si alguno tenía alguna duda al respecto.

Ahora que tenemos las bases para nuestra primer práctica los invito a ponerse de pie y acercarse al árbol de los idiomas --con un movimiento suave señalé que apoyaran la mano sobre él, no podía revelar todos mis secretos así que tocándose todos sus dedos los invité a cerrar por un segundos los ojos visualicen con sus ojos cerrados el lugar en que el idioma muggle, los idiomas que hablamos comenzaron a surgir --cuando todos cerraron sus ojos hice un suave movimiento con mi varita y todos nos vimos transportados a un lejano lugar, en el tiempo y el espacio vean a su alrededor --dije con calma.

El ambiente era sin dudas reconocible y no me cabía dudas que ellos sabrían en dónde estábamos, después de todo, para mi primer lección de idiomas había elegido el lugar de origen de la mismísima Universidad.

Miren, aquel allá es Ovelix, un amigo galo, él también está aprendiendo idiomas con un conocido mío --claro que tras ver cómo repetía las lecciones que le daban, reí para mis adentros y dije divertida -confío en sacarlos algo más duchos que él. Vayamos por aquí --dije mientras los guiaba hacia uno de los edificios no se separen.

En ese momento una figura apareció ante mí, sorprendiéndome pero me acerqué a Seth para intercambiar algunas palabras.

A ocurrido algo en la Universidad, me han mandado que les de éstos mensajes, urgentes, todos deben ayudar con la fuga.

El dios de uno de los cuadros de la Universidad había viajado en el tiempo y saliendo de uno de los frisos se había corporizado ante mi para darme cinco pergaminos. Cuando los quise tomar, solo uno quedó en mis manos y los otros se desvanecieron. Él lanzó una risita.

No te va a ser tan fácil, no en mi reinado del caos --dijo segundos antes de volver a compenetrarse en el friso, leí mi pergamino y maldije.

No lo podía creer, solo él podía haber hecho semejante caos, ¿sería el culpable de lo de los animales? No lo sabía pero debíamos regresar, busqué a mis alumnos, si no nos juntabamos los cinco a traducir cada uno su pergamino presentía que de allí no saldríamos.

Pergamino Sagitas

Pergamino NN

Pergamino Perenella

Pergamino Xell

Intenté hacer un hechizo y comprobé que efectivamente el dios cuando me había tocado, me había robado mis poderes mágicos. ¿Les habría pasado lo mismo a todos los demás? Giré buscándolos.

Chicos, sus pergaminos, debemos traducirlos y...

¿Y ahora qué pasaba?

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Me había dormido en la bañera. No, no se podía ir a trabajar justo cuando acababa de llegar de una clase. Al tragar agua me desperté de golpe y braceé, buscando sacar la cabeza del agua. Miré alrededor, asustada. No, debía pedir descanso en la Universidad, llevaba varios meses seguidos enseñando alumnos y aprendiendo a la vez, algo que desgastaba mucho (unido a lo que desgasta también el trabajo en el MM). Así que me decidí y fui a pedir una baja laborar. Antes me vestí claro, no suelo caminar sin nada encima cuando salgo de casa.

 

Me personé en la Universidad con un chandal muy cómodo, color gris y con una orquídea rosa en el pecho. Lo tenía desde... pufff, mucho tiempo, pero iba tan cómoda con él que nunca lo tiraba, por mucho que parecía algo ajado por el tiempo. Lucía mis bambas violetas con cordones amarillos. Más cómoda no podía ir. Cuando crucé las puertas que delimitaban el centro docente, me asusté al ver que había gente que corría y huía. ¿Animales? Ni loca, yo a lo mío, a buscar a las directoras, no quería entablar batalla con criaturas. Paré a un elfo que corría.

 

-- Oye, ¿dónde están las directoras?

 

-- Señorita Potter Blue, la buscaba, tome...

 

El elfo se deshizo de mi agarre y me dejó un pergamino amarillo en las manos. Intenté leer pero sólo recibía empujones de un lado y otro por los alumnos que huían. Apenas tuve tiempo de ver un atisbo de que fuera a la aula B.2.25 y el pergamino se fue, huyó de mis manos por el aleteo de un Aethonan.

 

-- ¡Eh, eso era mío! -- pude agarrar el otro pergamino antes de que también volara, así que lo miré. -- ¿Un jeroglífico? ¿Para qué quiero yo esto?

 

Me escabullí como pude y llegué al aula citada con la clave de los jeroglíficos en la mano. Sorprendida, noté que la experiodista Prince Rambaldi estaba allá, esperándome.

 

-- Recibí esto y... ¿Usa moño? -- sí, sólo yo podía fijarme en esas cosas con todo lo que estaba ocurriendo allá fuera. Entonces me di cuenta, era la clase de Balleno a la que me había apuntado. Ya ni me acordaba. Pero si yo quería pedir una baja laboral. Intenté interrumpirla un par de veces y escabullirme un par más, pero no me gusta interrumpir cuando un profesor da su clase, por puro respeto, como no me gustaba a mí que me interrumpieran. Aunque no entendía mucho qué pintaba un árbol con los ballenos, al menos que los cetáceos comieran árboles marinos. ¿Había árboles en el mar? Supongo, ¿por qué no? Vaya profesora de herbología estaba hecha... Pero en mi defensa, yo era suplente de herbología terrestre, la marina no me la sabía.

 

Mi cabeza disgregaba. Con todo el ruido que había allá fuera, ¿cómo se suponía que iba a estar atenta? Sentí el silencio y me di cuenta que la profesora había hecho una pregunta.

 

-- ¿Tablas? ¿Qué tablas? -- fue cuando me di cuenta que haya había ¿el originaaaaaal? de la Piedra Rossetta. Se me cayó la baba y olvidé cualquier intento de pedir baja ninguna. -- Pues.. Soy Sagitas Ericen, de la Familia Potter Blue y le juro que la piedra estaba así cuando llegué. Toda rotita, no fui yo.

 

Levanté las dos mano con las palmas hacia ella, para potenciar mi afirmación.

 

-- El parsel es ... -- ¿tenía que reconocer que sabía un poquito de ello aunque no lo hubiera estudiado de forma legal? Decidí que mejor no, -- un idioma extraño para mí. -- Los jeroglíficos, si son sencillos, los domino. Sé hablar griego moderno, porque estuve en Grecia unos cuantos años de Saltimbanqui cuando era joven, antes de entrar en el Circo que después heredé, pero eso es otra historia. Y el Sirenio y el Balleno me encantaría conocerlos. ¿Vamos a aprenderlo? El Duendigozna no lo sé, pero es que los duendes que conozco hablan inglés, así que no me ha hecho falta nunca.

 

Me volví a sentar, ya había hablado bastante. ¿Me dejaría acercarme a la piedra y pasar el dedo por ella? Le sonreí, si era amable, tal vez la profa me dejaría. Hizo una seña y, por un momento, pensé que era la aprobación para acercarme. Pero ella no sabía Legeremancia, ¿o sí? Después noté que nos llamaba para acercarnos a la pared, donde había un dibujo de un árbol muy raro con pajaritos y gatitos por las ramas. Reseguí al minino, quien se empeñaba en perseguir a las aves y estas a escaparse de su alcance. Simulé que me daba tos para no reírme abiertamente cuando cerré los ojos y sentí un tirón.

 

-- ¿Qué demonios....?

 

Abrí los ojos. Después los cerré, los apreté y los volví a abrir. Parpardeé un par de veces e hice una pregunta muda a la profesora. ¡Guauuu, vaya cacho traslador que había hecho si aquello era en verdad la antigüedad....! Observaba todo con la boca abierta, incluso la clase de aprendizaje de Jeroglífico que daba un profesor a un amigo de la profesora. Me hubiera quedado un poco más pero Vero avanzaba con paso rápido y no quería quedarme allá perdida para siempre. La gente pasaba a nuestro alrededor y parecían más inquietos por mis bambas violetas que por nuestra presencia. Tal vez no era la primera vez que la profa Rambaldi estuviera en aquel lugar.

 

De repente, los muchachotes (todos egipcios hermosotes) se inclinaros ante mí. Les sonreí y les hice ademán de que se levantaran.

 

-- Por favor, no hace falta que me guardéis pleitesía -- les dije. Pero miraban hacia atrás. Un... ¡Dios Egipcio! hablaba con Verónica. ¡Vaya, mira que eran interesantes sus amistades! --¡Eh! ¿Qué hago yo con esto?

 

Un pergamino en clave, lo que me faltaba. Fruncí el ceño. Miré el de mi sobrina Xell y después miré a mi alrededor. Fruncí el ceño.

 

-- Demonios... -- Conté con la mano: Uno, dos, tres, cuatro... -- Juraría que me falta un hijo, profa. Quiero decir... Estábamos Xell, Perenela, usted y yo, pero... ¿no tenía que llegar Matt? ¿No se perdería en el camino? Porque hay cinco pergaminos.

 

No estaba segura de que él hubiera llegado pero si había cinco pergaminos que había soltado el Dios...

 

-- Como le pase algo... -- murmuré, enfadada. Lo malo es que no podría saber nada de él hasta que volviéramos al presente. Y todo pasaba por traducir aquello. Miré el de Xell. --¡Eh, el tuyo es más corto! ¡Eres una enchufada!

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Esperaba este momento desde bien temprano, por eso ya estaba despierta y levantada, leyendo un libro mientras esperaba, desde que la luz del sol empezó a asomar por el horizonte. Pronto, un pergamino amarillo llegó hasta mí; era de la Universidad. Lo abrí con premura y chillé de emoción. ¡Empezaba la clase de Idiomas!

 

Salté sobre mis pies, feliz. Me extrañó que pidiera ropa cómoda pero eso sólo podía significar que... ¡saldríamos de paseo para practicar los idiomas! Me puse un vestido azul, sencillo y fuerte, que resistiera el camino, y unos zapatitos negros, de tacón plano, por si era una larga caminata.

 

Después leí el segundo pergamino. Me fascinaban los jeroglíficos y, por fin, iba a aprender a leerlos.

 

- ¡Mamiiii! Me voy a la Universidad - grité de alegría, mientras corría por las escaleras y salía de la mansión Vladimir. Desde allá me desaparecí rumbo a las clases.

 

No sé como logré encontrar la clase B.2.25, donde se mpartiría el conocimiento de Idiomas, pero cuando entré, ya estaba la tía Sagitas sentada en uno de los bancos. Me senté a su lado y escuché a la profesora. La conocía, la había visto en el Claustro de profesores y en el pub, donde el tío Ishaya nos citaba para hablar de las clases de conocimientos.

 

Primero habló la tía y me puse a reír.

 

- Eres boba, tía, esa piedra ya estaba rota. Soy Xell Vladimir, profesora, ya nos conocíamos. No reconozco ningún idioma de esos que pone en la tabla, pero espero que usted nos enseñe muchas cosas.

 

Leí los pergaminos que nos entregaba y entendí todo. Más o menos, ya sabía el origen de las lenguas. La teoría era prácticamente la misma en todas las clases de idiomas y yo había estudiado en un buen internado antes de llegar a Ottery. A mí me interesaba la lengua en sí, y la posibilidad de aprender jeroglífico me hacía sentir eufórica.

 

- ¿Ese es el árbol de los idiomas? - pregunté, muy asombrada por la cantidad de lenguas que en él se representaban. ¿De qué se reía la tía Sagitas? La conocía bien y sabía que estaba intentando aguantarse la sonrisa. La profesora nos pidió que cerráramos los ojos, así que no pude ver qué era lo que le provocaba la risa.

 

Sentí un tirón y después la profesora dijo que miráramos.

 

- ¡Oooh, ooh, ohh! Estamos en Egipto. En el Egipto Antiguo.

 

Me puse de puntillas, como si así pudiera abarcar todo lo que ocurría a mi alrededor. La gente, profesores enseñando a alumnos, comerciantes, esclavos que transportaban estatuas... Alguien hablaba con la profesora y noté que ella estaba disgustada, así que la observé. Le di un codazo a Sagitas.

 

- Tía. ¿Quién es ese? - un pergamino apareció en mi mano y contemplé como aquel personaje volvía a convertirse en una figura de un friso que representaba a los dioses. Eso me preocupó, tanto como la cara de susto de la tía Sagitas y de cierta incertidumbre en el rostro de la profesora Vero. - ¿Hay que traducir esto?

 

Miré mi pergamino, sin hacer caso a las palabras de Sagis: yo no era una enchufada.

 

- No digas memeces, tía, y traduce:

 

L - U - Z

S - I - M - B - O - L - O

D - E - A - M - O - R

A - D - E - M - A - S

 

- ¿Qué significa ésto, profesora?

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Por muy sobrina que sea, no tolero insultos de nadie. Y Xell ya me había lanzado dos, una vez me llamó boba cuando dije que yo no había roto la piedra y ahora me llamaba mema porque me quejé de que su texto era más corto. Intenté darle un zape pero me lo repensé. Bastante mala fama teníamos los accidentosos para pelearnos en el pasado y en público. Sólo me faltaba que en algún texto egipcio, en alguna pared de alguna tumba o en algún resto arqueológico vario, apareciera una anotación de "unas mujeres del futuro se saludaban con zapes, la de pelo violeta pegaba a la mujer de pelo rubio como el trigo".

 

Sólo por eso no lo hice, que conste.

 

Pero arrugué el ceño y tomé sus anotaciones, miré su pergamino y de nuevo la traducción.

 

-- Eso no tiene ni pies ni cabeza. Aunque...

 

Ahora miré el mío.

 

-- Tal vez son cinco partes de un mismo mensaje y tengamos que reordenarlo. A ver lo que dice el mío.

 

Tomé mi pergamino y me tire en el suelo. Lo siento, yo no soy tan buena con la cabeza y necesito estar cómoda y comparar un dibujito con el otro para estar segura de estar haciéndolo bien.

 

-- A ver, esto es un bonete de eclesiástico, significa... "t", vale, ya tengo una T. Esto es una... un... una soga... ¡Por Merlín! ¿Significará que quieren ahorcarnos? Ah, no, espera, eso es una "o". Un gato con capa... Tiene cara de enfadado porque le han robado los bigotes... Yo no tengo ningún gato sin bigotes en la clave... Ah, sí, es éste... Es una "m". Un águila..., eso es una "a". Claro, A de águila. Otro bonete que era una "t".... Ya lo sé, la primera línea es un Tomate... ¿Tomate? ¿Querrá que compremos un tomate? ¿Tendrá hambre? ¿Es vegetariano? Porque yo preferiría un bisteck con patatitas y con ... Vale, vale, termino de traducir.

 

¡Por Merlín! Qué serios...

 

-- Un halo puntiagudo, que es una "r", la a de la águila y un báculo que es una "s": T - O - M - A - T - R - A - S. ¡No es justo, no significa nada! A ver, toma atrás: Tom, Atrás; Tomate Rasero. Bah... Seguro que es la lista de la compra.

 

Me enfadaba, el de Xell había sido más corto y encima, más legible, al menos en la primera palabra. Traduciría la segunda. Me rasqué la cabeza, irritada.

 

-- "L" de León, la "a" del Águila, anda, que parece que lleva gafas. ¿Será eso una pista? Una serpiente que se lee... ¿"dj"? ¿Qué clase de letra es la dejota? Otra soga y un halo, "o" y "r": L - A - DJ - O -R

 

¡Aggggg! Pataleé en el suelo, enfadadísima. ¿Por qué me había tocado un pergamino de los raros? ¡Esto no tenía ni pies ni cabeza!

 

-- Halo, pájaro azul, gato con capa, pie descalzo... ¿Dónde se ha metido el pie descalzo? Ah, ya lo vi. Soga y águila : R- OU - M - B - O - A

 

Di un puñetazo en el suelo y levanté una pequeña nube de polvo. Algunos de los presentes me miraron y siguieron caminando, pasando de mí. Mejor, porque más de uno se iba a llevar un puntapié como me levantara. Y aún me quedaban tres líneas.

 

-- León, águila. Oiga, profa, esto es un sujetador... ¿Ya había sujetadores en la antigüedad? Yo creo que nos hacen trampa. Una vela de barco y una E rarota : L - A - Z - I - U. A ver la siguiente: pescado azul, mira, ya eran sanos, que lo aconsejan para el colesterol y han puesto dos, con un águila en medio: D - A - D

 

Seguía sin entender nada de nada. Aquello estaba mal, estaba segura. Me habían dado mal las claves.

 

-- Dos leones, claro, estaban hartos del pescado. Un Águila, el gato con capa y otra águila... L -L -A - M - A.

 

Me levanté del suelo, enfadada, y me sacudí el polvo que se había adherido a mi chandal.

 

-- Hum... A mí denme otro pergamino, éste estaba mal.

 

Repasé las frases y gruñí:

 

T O M A T R A S

L A Dj O R

R Ou M B O A

L A Z I U

D A D

L L A M A

 

-- Lo dicho, sin sentido...

 

Lo tiré al suelo, enfadada. Iba a pisotearlo (no soy una mujer paciente) cuando algo me llamó la atención.

 

-- ¡Oh, mirar! Tal vez... ¿Y si aquí pone "rumbo a la ciudad"? Leñe con los egipcios, ¿por qué no escriben en inglés? Es más fácil.

 

No es que entendiera más de lo que decía mi nota, pero... al menos me animaba un poco más.

 

-- Tal vez entendemos algo mejor la nota si las juntamos y... ¡Ohhhh!, esperar... Xell, tú tienes cuatro líneas. ¿Y si las junto?

 

Me volví a tumbar en el suelo y empecé de nuevo:

 

-- T O M A / T R A S L A Dj O R / R Ou M B O / A / L A / Z I U D A D / L L A MA... ¡¡Por Merlín, así está más claro!! Mirar, mirar, lo he adivinadoooo, y yo solita sin ayuda de nadie... Aunque no sé lo que significa... ¿Qué pone en el suyo, Profa?

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Estaba cómoda en mi cama arrunchada en los brazos de Sean, a este paso iba a terminar viviendo conmigo antes de casarnos pero que mi madre no se enterara o seguro que salía ballesta en mano a dispararle por mancillar a su hija, aun así sonreí profundamente y pase el dorso de la mano por el costado de mi novio desde el pecho hasta la cadera.

 

Sean despertó con una sonrisa en el rostro y no pude evitar besarle, pasé mis labios por su cuello. Sabía que sonrisa pícara era hacer un poco de ejercicio horizontal antes de empezar el día y era feliz dándole a mi novio lo que quería. Le besé suavemente en el lóbulo de la oreja y pasé por su cuello, sonreí mientras le besaba y me reí con deleite cuando sentí su indudable deseo por mí.

 

Pero todo acabo antes de empezar y todo por culpa de la nota que sobrevolaba por mi cabeza, me bajé del regazo de mi novio y tomé la nota, la leí de arriba abajo tan rápido que casi me como las palabras, abrí mucho los ojos y sonreí más pronunciadamente que cuando estaba jugando con Sean.

 

Salté de la cama y me dirigí al baño dejando las notas sobre la cómoda y tomé el baño más rápido de la historia apurándome para cambiarme con un par de jeans, una blusa de escote en la espalda de color negro y un par de tenis pateatraseros. Últimamente siempre sufría de frio así que tomé una chaqueta liviana y me acerqué a la cama para tomar las notas, Sabia que Sean ya las había leído:

 

-Lo siento pero esto es importante, te juro que te compenso en la noche. Es de la universidad, aceptaron mi solicitud – le di un beso rápido y salí de mi habitación, solo escuche el grito de mi novio para que no me saltara ninguna comida, sonreí era más sobreprotector que mi madre pero le hice caso bajando a la cocina para tomar del refrigerador dos emparedados de jamón y rosbif que mi madre siempre insistía en tener hecho. Y una cajita de jugo de naranja.

 

No tenía ni idea de cómo iba a hacer para llegar a la universidad a tiempo, así que salí de la mansión de mi madre y me desaparecí hacia la entrada de la universidad, sentí el bamboleo y el mareo que siempre me daba, odiaba eso, pero era lo más rápido y efectivo para llegar y salí corriendo para irme al aula B.2.25, llegué justo cuando la profesora estaba haciendo su presentación, pasé por su lado y me dirigí hacia mi madre le di un beso a Xell y a mi madre en una pausa que hizo la profesora y me senté a su lado. Esperé a que cada una hiciera su presentación y me levanté para hablar:

 

-Hola, yo soy Perenela Arya Grindewald Potter Blue, Hija de Sagitas, pertenezco también a la familia Potter Blue y bueno no conozco casi ninguno de los idiomas de la tabla, tal vez un poco de jeroglíficos de cuando intento ayudar a Sean a resolver cosas que quiere… para su otro trabajo – Casi había dicho robar y era bueno que en la familia conociéramos las dos dedicaciones de mi novio pero eso no debía ser de dominio público - yo hablo inglés, japonés y un poco de árabe, también conozco indicios, modos de saludo e indicaciones básicas en francés e italiano.

 

Me senté y estuve atenta a lo que la profesora decía al mismo tiempo que leía el tablón detrás de ella, fruncí un poco el ceño… esperaba que la clase no fuera tan complicada. Me levanté con los demás para ir hacia el árbol de los idiomas, estaba más pendiente de mi madre que lo que había dicho la profesora que casi pierdo las indicaciones dada, así que me concentre en mirar el árbol y cerrar los ojos tratando de hacer lo mismo que los demás. Sentí un tirón en el estómago e hice una mueca de fastidio completo, odiaba los transladores, aparecerme y cualquier cosa que implicara retorcijones, aun así me obligue a morder la lengua para que ni un quejido saliera de mi boca.

 

¿Estabamos en el Antiguo Egipto? Me gustaba gran parte de su cultura y era buena aprendiendo idiomas pero una cosa era aprender algo y otra era vivirlo, así que como todos me quede con la boca abierta y miré a todos lados, no pude evitar una leve risita al ver al conocido de la profesora y su intento de aprender. Me estremecí, un poder viejo y antiguo se asentuaba en el lugar y era intimidante y espeluznante pero parecía que mi madre se lo estaba pasando bomba, miré alrededor para ver qué era lo que tenía esa aura de poder y no pude menos que hacer una reverencia ante el ser que estaba frente a Verónica.

 

No preste la más mínima atención a lo que decía pero me espabile cuando un pergamino se posó en mis manos, vi a Xell rauda como siempre interpretarlo con ayuda del pergamino que nos había enviado Vero, fruncí el ceño mientras mi madre despotricaba al tratar de interpretar el suyo. Tomé el pergamino y saque el lápiz con el que sujetaba mi cabello y me puse a hacer lo mismo que mi familia, fruncí el ceño evitando dejarme llevar por la desesperación que mi madre emanaba:

 

-Okei, esto es una E, Esto una L, esto una O, una B y una E: elobe – fruncí el ceño y continué – L, I, S, K, O: lisko. – Me frustraba, no tenía sentido… - L, O, S: los… - negué con la cabeza – T, R, A, S, L, A ¿Trasla? ¡Pero Qué demonios! Nada de esto tiene sentido – no pude evitarlo, tenía el mismo temperamento de mi madre y se me estaba acabando la paciencia aun así me obligue a terminar. – D, A, R, A.

 

Miré el pergamino con los símbolos y arriba con las letras que había escrito, fruncí el ceño y lo entendí, empecé a separar las palabras con un Slash (/) para darle más sentido.

 

-¡Oh! El mío dice: El Obelisko Los Trasladara, las palabras están bien, solo hay que poner la separación donde va.

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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Flash back antes de partir a Egipto


Me había sorprendido la pregunta de Sagitas pero no había dicho tenido tiempo de responder respecto a los moños. Los sonidos que llegaban del exterior me tenían desorientada, no sabía bien de qué se trataba y no había llegado a preguntar a mis alumnas al respecto, centrada en la clase y la emoción que sentía.

--A veces, --respondí algo distraída. Claro que minutos después la distraída parecía Sagitas.

La observé con sorpresa y miré a la piedra Rosetta y luego a ella y, por las plumas de un snidget, tuve que morder mi labio para no lanzar una carcajada.

--Lo se, lo se, tranquila --aunque ¿de verdad necesitaba aclararlo? Me encogí de hombros y sonreí --un gusto tenerla en mi clase Señora Potter Blue.

Asentía ante sus palabras y como costumbre mi vuelaplumas verde a mi lado tomaba nota de los nombres y los lenguajes, era bueno saber que tenía una base. Sonreí satisfecha.

Claro aprenderemos ambos ehmmm ¿balleno? --murmuré algo insegura pero ella ya estaba comentando sobre duendigozna, tenía razón, los duendes solían hablar más el idioma muggle ante nosotros que su idioma mágico.

Después de eso pasé mi ojimiel mirada hacia Xell que bromeaba con su tía, ohhh, que envidia, de la sana, obvio, no todos teníamos la suerte de estar en una gran familia y menos de compartir con ellos las clases. Me negué a dejarme volar mientras escuchaba a las chicas, era verdad, con Xell nos habíamos conocido en el pub. ¿Había estado cuando habían ido al Profeta hacía mucho tiempo?
La chica que se presentó a continuación creía que si.

Una sonrisa se dibujó en mis labios, otra alumna que sabía japonés y varios idiomas muggles más, no pude evitar recordar a Anne, las prácticas de japonés con ella habían sido tan divertidas.

Y por lo visto no era la única que se distraía fácil, hubiera jurado que Sagitas reía antes de cerrar los ojos y busqué en mí y en el árbol del idioma la respuesta. Pero solo alcancé a distinguir un par de sombras escapando antes de que nos hubiéramos trasladado.

Fin del Flash back


No podía creer que aquel desgraciado de Seth me jugara aquella jugarreta, tentada estaba de pedir auxilio a mis alumnas en la traducción pero que demonios, no podía. Y hablando de demonios, ya cuando tuviéramos la reunión anual demoníaca le haría pagar aquella jugarreta de quitarme mis poderes.

Tomé una pluma, el pergamino y con rapidez traduje aquel mensaje, quedándome helada, aquello debía ser el ruido que había escuchado. Claro, al llegar temprano a la Univesidad no había sido testigo de la invasión. Suspiré, ¿por qué nos lo hacía tan difícil? Tenía una idea de quién nos podía ayudar pero Seth nos dejaba el camino más largo para regresar a casa.

Corrí hacia mis alumnas y vi que tenían los pergaminos y recordé que ellas habían dicho que algunas sabían entender jeroglíficos y esperaba que tuvieran al menos aún el pergamino bendito. Que buen tino y que iluminación de los dioses había sido aquello. No de Seth obviamente.

--¿Matt? ¿Cómo que perdimos a Matt? --casi puchereo, recordaba bien que estaba en la lista pero luego, durante la clase, había visto un destello en la lista y no recordaba que siguiera allí --¿estás segura que vino con nosotras? --fruncí el ceño, no lo recordaba y no quería creer que era otra bromita del dios que se estaba ganando mi enojo.

--¿Qué enchufaron? ¿Dónde? --me había acordado de mi nana muggle que decía que enchufarí ala plancha para dejar mi ropa más almidonadita, pero en el antiguo Egipto seguro no tenían la electricidad como la conocerían los muggles siglos después ¿o si?

Escuché las palabras de Xell y parpadee perpleja.

--Los pergaminos se leen todos juntos, pero no tienen un número de orden ¿o si? Deberemos descubrir cuál va primero --dije mientras les enseñaba el mío.

Sagitas había llegado a la misma conclusión, que había que ordenar los pergaminos para llegar a nuestro nuevo destino. Escuchaba mientras ella traducía y me aguantaba las ganas de arrebatarle el pergamino, después de todo, ya que estabamos allí, la ayudaría si no lo lograba, pero que al menos practicara.

Las palabras de Sagitas me hicieron dar un salto, maldito, lo había escrito mal a propósito, estaba segura. Pero algo de sentido tenía murmuré quedamente.

--Toma el traslador a la ciudad llamada hummm ¿luz? ¿símbolo del amor? pero ¿y el además? --me giré hacia Perenella a ver si así lograbamos completar el mensaje, claro que nos faltaba el cuarto pergamino, ¿dónde había quedado si no estaba en manos de Matt?

Escuché sus palabras y casi di un brinco, si el obelisco nos trasladaría pero ¿a dónde? ¿y qué diantres decía el cuarto pergamino? Busqué mi traducción y maldije.

--¿Quién se llevó mi traducción del pergamino? miré para todos lados mientras veía un grupo de chiquillos egipcios que nos habían atropellado y que ahora corrían hacia el templo. Otra vez a traducir. Si esto llegaba a ser obra del dios la próxima vez no venía a Egipto y volvía a Grecia que eran más simpáticos.

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-Okei, okei - le dije a Vero a sentir mucho de su frustración-no suelo decirle esto a alguien fuera de la familia pero tranquilizate, si te estresas. Si te preocupas te vas a bloquear más y no veras todo el panorama... Además tanto si te preocupas como sino las mismas cosas van a suceder, así que mejor no te preocupes y respira.

 

Tome, en un atrevimiento, la muñeca de la profesora e hice presión sobre la misma tres veces, para abrir como un dique sus emociones y tratar de que salieran de su sistema, como demonio era fácil jugar con las emociones de los demás, pero gracias a la educación de mi madre, prefería ayudarlos y no.jugar con ellos. ¿Matt? ¿Que había pasado con Matt?

 

-¿Matt? No lo he visto desde que llegamos aquí. ¿Será, será que no llegó al árbol?

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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La profesora no respondió al instante aunque su semblante era preocupado. Perenela también estaba traduciendo su trozo de pergamino y presté atención.

 

-- ¿Elobe? ¿Eso es el nombre de una persona? No estoy familiarizada con sus nomenclaturas clásicas. Tal vez sea el nombre de ese Dios del Friso -- sí, vale, no es que supiera mucho del panteón egipcio, pero Elobe no me sonaba mucho. -- ¿Lisko? ¿No será Listo? Mira que las letras parecen todas iguales -- le dije a mi hija, con cierto aire de sabiduría de la que carecía, pero para eso están las madres, ¿no? Para parecer más listas que sus retoños. -- ¿Dara? ¿Dará...? ¿Dar a quién? Yo no quiero dar nada, sólo he traído algún galeón pero no quiero deshacerme de ellos...

 

Sí, a veces me sale la vena rácana. Sólo así se puede ir juntando poquito a poquito una fortuna. Gruñí un poco, Perenela parecía haber traducido su mensaje en un tiempo récord. Me crucé de brazos.

 

-- A ti también te lo dieron fácil -- refunfuñé. -- Además, no tiene porqué ser eso que dices.

 

Sí, a veces soy refunfuñona, y me daba rabia que ellas dos lo hubieran hecho enseguida mientras yo por poco me quedo calva para sacar el mensaje. Aún con el ceño fruncido, miré a la profa y después al pergamino que sujetaba en su mano.

 

-- Oiga, Vero... ¿Ese tal Ovelix que está aprendido a leer, como nosotras, no tendrá nada que ver con el mensaje? Como dice "El Obelix Ko Los Trasladará..." Ese tal Ovelix tiene toda la pinta de dejarnos k.o. de un mamporro y trasladarnos a todos juntos sin que le cueste nada. Vaya cacho brazos más gruesos que tiene...

 

Sí, lo sé, pura tontería, todo por no dar mi brazo a torcer y decirle a mi hija que muy bien, que era buena traductora. Además, en mi mente aún bailaba la idea de que Matt aparecería de un momento a otro.

 

-- No, no vi a Matt por ningún lado, pero sabía que iba a venir a la clase, me lo dijo ayer durante la cena. No creo que... se burlara de mí. -- Achiqué los ojos, pensando en la conversación.-- No, él dijo que estaba interesado en aprender balleno.

 

¿Matt se habría reído de mí o en verdad se había apuntado a la clase? ¿O tal ambas cosas? Hum... Estos chicos, a veces es difícil de entender sus bromas... Bueno, lo sabríamos con seguridad cuando saliéramos del pasado.

 

-- ¿Descubrir cuál es primero? Bueno, por edad, soy la mayor, debería ser el mío -- dije, con cierto orgullo, aunque ni loca declararía la edad que tenía. -- Aunque tal vez debiéramos tener los cinco traducidos para buscarles después un orden. Yo no conozco más ciudad del Amor y de la luz que París, pero creo que los egipcios aún no la conocían.

 

Lancé una mirada de advertencia a mi hija Perenela. No, no y más no. No la iba a dejar irse de viaje de pre-boda a París con su "querido novio" Sean. Aunque tuviera que dejarla en Egipto en el pasado durante un tiempo, más o menos lo que tardara en abandonar esa loca idea. Le iba a lanzar una advertencia cuando Vero protestó porque le acababan de robar su pergamino.

 

-- ¡Delicioso! De rateros hay en todas partes y en todas las épocas. Vigilar la cartera porque... ¡Eh, ladrones! Devolverme mi galeón. Si en vuestra época no sirve para nada. ¡¡Ladrones!! -- grité a aquellos chiquillos.

 

Me giré hacia la profa para saber si íbamos detrás de ellos o podría traducir de nuevo su pergamino.

 

-- ¿Necesita ayuda? Ya domino. Sé distinguir los gatos con capa de las águilas con gafas.

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Tenía que darle la razón a la tía Sagitas, aquello no tenía pies ni cabeza. Estuve tentada de intervenir varias veces mientras la veía, allá en el suelo, buscando la concordancia de su mensaje con la clave que nos había mandado al principio la propia profesora. Pero temí que si lo hacía, Veronica Prince Rambaldi se enfadara conmigo y la suspendiera a ella por no saber traducir y, tal vez, a mí también por ayudarla. Así que esperé, con paciencia, aunque a veces es difícil cuando la tía soltaba que había sujetadores en el mensaje o que los egipcios comían pescado azul. Me mordía varias veces los labios para no reírme de sus ideas y me sujetaba las manos para evitar tomar el pergamino y ver esa pieza de ropa que ella creía ver entre los jeroglíficos.

 

- Tienes una gran imaginación, tía - tenía que decirlo. ¿Un gato con capa, un sujetador, una soga de ahorcado...? Si era capaz de traducir bien su pergamino, se merecía un premio.

 

Parecía una traducción mal hecha, no me atrevería a decir que aquel mensaje estuviera mal. ¿Seguro que lo habría hecho bien? Me puse de puntillas para ver el pergamino pero ella lo tiró con rabia al suelo.

 

- No seas bruta, tía, que es un mensaje importante. - Ella lo recogió de nuevo y pareció que le encendía una bombilla: - Toma el traslador rumbo a la ciudad, llama...

 

Pensé en lo que significaba. Había un traslador, ¿debíamos ir a la ciudad o...? Miré a la profesora cuando la tía Sagitas le preguntó, a ver si ella veía más claro en los mensajes. La prima Perenela, quien había estado callada hasta el momento, también tradujo el suyo con facilidad.

 

- ¡Un obelisco! Es claro, hay que buscar un obelisco, que será el traslador. Pero... ¿Qué más?

 

Ciudad de Luz... Símbolo del Amor... Estallé en risotadas y tuve que ponerme las dos manos en la boca, para no armar tanto jaleo. Nos miraban.

 

- ¡No puede ser Paríss, tía! Ha de ser una ciudad sagrada de los egipcios, pero no presté mucha atención durante las clases de Historia en mi época de estudiante... Tal vez necesitemos las otras dos traducciones.

 

Sagitas gritó y di un salto. Hablaba de unos ladrones y de un galeón. Solté un largo suspiro.

 

- Tía, tienes más de un millón de galeones. ¿Te preocupas de un galeón perdido en Egipto? Por favor... No ayudes a la profesora o tardaremos un siglo. No es por meterme contigo, tía, pero eres más lenta traduciendo que una tortuga raquítica.

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La sensación fue de las más extrañas que jamás había tenido escuchaba la voz de Perenela y pude sentir sus manso sobre mi brazo. Un extraño estremecimiento recorrió todo mi ser, no, ella estaba intentando calmarme lo sabía pero apenas pude articular.

 

--No, no funciona así yo --no pude seguir, sentí que me elevaba un par de centímetros del suelo, un vieto extraño me envolvía, abrí mis brazos mientras mis cabellos volaban por aquella ráfaga que me envolvía, maldición, mi dominio de mi mitad demoníaca.

 

--Booking wanyama alitoroka na walivamia chuo kikuu. Vitabu ni wimbo kurudi --lancé la frase sin siquiera buscar decirla mientras sentía como mis ojos ardían, estaba segura que se habían puesto dorados.

 

Poco a poco fue volviendo a descender y posar mis pies en la tierra, maldita sea desde el ataque a los muggles en mi adolescencia no me había pasado algo como aquello. Miré a Perenela, su intento de aliviar mis tensiones y calmarme habían producido algo muy distinto a lo esperado.

 

--Gracia, pero deberías medir tus poderes con otros demonios --murmuré con una sonrisa nerviosa y miré hacia Sagitas que protestaba por algo de sus monedas y me decía algo de Ovelix.

 

Quizás ella tenía razón, volví a pensar, Matt no había entrado en la clase, pero si había habido alguien más, por algo había cuatro pergaminos, lo recordaba bien. Pero ¿quién lo tenía? Sin él no estaba segura de poder salir. Tendí mi pergamino hacia Sagitas sintiendo que ya había dicho antes la traducción. Las miré con curiosidad.

 

--¿No les dije la traducción? Que extraño, sentí que si --acomodé mis cabellos que se había volado por los aires momentos antes.

 

Sin embargo no pude evitar lanzar una carcajada al escuchar la comparación de Xell.

 

--Bueno, vamos hacia el obelisco mientras conseguimos la traduccion del otro pergamino, necesitamos volver a casa --esperaba no perder a ninguna por el camino, menos con tanto egipcio sexy dando vuelta por allí y un grupo de señoritas dignas de ser la corte de Cleopatra, la reina del twist.

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