"Un baile con las momias"

[Helene Eloise Bellerose]

Egipto había sido siempre el destino favorito de la castaña. El misterio de las pirámides, las momias, las maldiciones y magias antiguas y ocultas le llenaban de una emoción inexplicable. Hacia poco que había regresado a Ottery, luego de una ausencia de varios años en la que había aprovechado para viajar y encontrase consigo misma. Ahora había vuelto, y aunque en un principio no había vuelto para quedarse, Ottery había logrado atraparla nuevamente. Se había visto atraída como una polilla hacia la luz.

 

Vale, había regresado sí, pero eso no significaba necesariamente que Kassandra estuviera fuera, en la vista pública. Aún le tomaba algo de tiempo volver a adaptarse a su antigua vida y con ella sus viejas amistades, familiares, en fin. Disfrutaba sus días en la calma de la mansión Weasley de donde pocas veces salía, a veces hasta se perdía por unos cuantos días en el Refugio Mágico. Por lo mismo, recibió con una enorme sorpresa y agrado la invitación a una fiesta a realizarse en Egipto, en aquella tierra tan encantadora. A sabiendas que necesitaba algo de diversión, y que una fiesta no mataba a nadie, accedió con sumo agrado a terminar con aquel exilio.

 

Llegar a la universidad no fue nada difícil. Su mente lo recordaba con absoluta claridad, cada pasillo, cada aula, cada detalle. Había disfrutado mucho como docente y le gustaba regresar allí. Sin problemas llegó hacia los trasladores, pequeños trasladores en forma de pirámide que aguardaban con paciencia a los viajantes. Sonrió para sí, y tocó el artilugio sintiendo la familiar sacudida. En cuestión de segundos, la universidad se había desvanecido.

 

Lo primero que notó al llegar fue el cambio en su atuendo. Ahora vestía un suave y corto vestido de lino de un impecable color blanco que se ajustaba de manera grácil a su figura. Sonrió encantada y prosiguió siguiendo el sonido de la música, que era cada vez más fuerte. Su sorpresa fue única al divisar lo que parecían ser momias bailarinas. Sonrió, cruzando la estancia con paso decidido, equilibrándose sobre sus sandalias de alto y afilado tacón. Pero no llegó muy lejos.

 

Los muertos, -asumía que eran muertos- bailaban con gracia y soltura a través de la pista, cruzándose entre los invitados que los miraban maravillados. Sus vendas colgaban de cualquier manera sobre sus cuerpos, arrastrándose incluso en algunos casos. Seraphine tuvo la desfortuna de pisar uno de los vendajes, enredándose de una manera escandalosa y derribando al pobre e inocente cadáver en descomposición. -Seguía asumiendo que se trataba de momias genuinas-.

 

El chillido agudo de la castaña a medida que se caía debió dejar al pobre inocente muerto sordo, o al menos eso pensó. Sin embargo al caerle encima notó que la carne estaba aun blanda, y cálida lo que significaba que no estaba cayendo sobre un cuerpo muerto. La realización de ese evento vino acompañada del quejido ahogado del pobre aplastado, lo que causó un nuevo sobresalto en la muchacha.

"Menuda entrada la tuya, Weasley" se regañó a si misma mientras trataba de pararse penosamente.

[Rory Despard]

Luego de ser llevada casi hasta el límite con el escenario por el centenar de momias bailarinas, fui dejada nuevamente sobre la tierra, aunque el baile no cesó y delante de mí, una por demás coqueta hacía sensuales pasos, los cuales repetí torpemente (no era muy buena para los bailes, lo había aceptado hace tiempo).

 

Fue entonces que vi asomarse a una nueva persona. ¡Era Ley! ¿cuánto hacía que no la veía? sabía que ahora había dedicado su tiempo por entero a la brigada de defensa de la Orden, lo cual no dejaba de parecerme admirable. La muchacha, como todos llevaba un atuendo típico del egipto antiguo, y por encima del bullicio pude escuchar como me llamaba preguntando por todo el jaleo armado.

 

- ¿Que más va ser querida Ley? ¡BAILE! ¡Frenético BAILE!- dije mientras volvía a romper en carcajadas y le seguía el paso a la momia, a la cual lentamente comenzaba a caérsele la venda del rostro- Dios, pero ¡no puede ser posible!

 

La venda había caído lentamente del cuerpo y resultaba que en vez de un putrefacto cuerpo había un hombre increíblemente sexy. Por un momento creí que era presa de alguna alucinación, dado que era muy fan de las miniseries de la BBC, pero no, quien tenía delante mío bailando era indudablemente al maravilloso Benedict Cumberbatch.

 

Un chillido agudo hizo que rompiera con aquel momento de contemplación. Giré la cabeza en todas direcciones para dar con la responsable hasta que por la divisé: una muy antigua compañera, Kass, estaba allí tirada encima de una de las momias ¿sería casualidad o es que como yo acababa de notar las suculencias (xD!) que esas vendas ocultaban?

 

- Kass ¡es tan bueno verte nuevamente!- envuelta en los brazos de Benedict que cogían mi cintura por unos momentos no pude hablar- ya te vi pillina ¿quién te tocó a ti? ¿es un chico guapo también verdad?

 

La velada acababa de volverse inolvidable para mí.

 

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[Helene Eloise Bellerose]

Kassandra estaba molesta con su patosa suerte. Notó que su magnífica entrada no pasó desapercibida para nadie, ya que al menos la mitad de las cabezas se giraron para mirarla a causa del chillido que había soltado en el acto. Se sonrojó de inmediato, implorando que la tierra se abriera en un cráter que se la tragara completamente y así evitar la vergüenza. Pero evidentemente, eso no iba a suceder.

 

Cuando al fin se hubo levantado, lo primero que hizo fue mirar a su al rededor para ver si conocía a alguien que fuera testigo de aquel accidente. Casi se muere cuando notó que Bel estaba allí observándola bastante divertida. Con la poca dignidad que le quedaba, la castaña alisó los pliegues del vestido y peinó superficialmente los cabellos oscuros que se habían despeinado a causa de la caída. Al menos el tacón no se había roto. Se aferró a esa noticia como si fuera el más grande consuelo, y le dedicó a su colega una sonrisa amplia pero aún así apenada. Bel por el contrario se encontraba bastante bien acompañada por ¿una momia? una momia con un rostro bastante atractivo.

 

—Bel, ¡hola! ya me ves, llegando como solo yo sé llegar... —Saludó, bromeando. —¿Pillina? ¿eh? ¡Ay no!—Gimió al tiempo que peso de la realización cayó como plomo sobre ella y casi pudo sentir como su rostro formaba una mueca graciosa al darse cuenta que no había reparado en la momia sobre la que se había caído. Momia que era nada más y nada menos que un pobre ser humano. Se volteó con violencia sobre el individuo aún momificado que seguía despatarrado en el suelo por causa suya, ahora sí queriendo morir de la vergüenza.

 

—Discúlpeme por favor, soy el ser humano más torpe y patoso del planeta tierra y probablemente de la galaxia entera...—Tendió su mano para ayudar al individuo a incorporarse notando que el muchacho se encontraba todavía mareado y aturdido. Sin decir palabra el sujeto removió las vendas revelando un rostro bastante interesante. La Weasley se encontró babeando (?) atolondrada ante la imagen que tenía al frente. —Hooooooooooooooliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii—Soltó sin darse cuenta. La fiesta se estaba poniendo interesante.

 

—Conforme con lo que me tocó. Muuy conforme...—Le dijo a Bel, riendo apenada mientras miraba a un -muy exacto si es que era copia- Adam Levine. Es que a la chica le gustaba la música muggle, qué se le iba a hacer.

 

—Pero qué, ¿son los originales? —Preguntó antes de soltar a su fangirl interior. Bel estaba muy a gusto en los brazos de Benedict Cumberbatch y una chica nueva que no conocía estaba junto a ella. Recordó entonces que en su ausencia se habían dado muchos cambios, entre esos el ingreso de nuevas personas al bando que obviamente y ahora que regresaba no conocía. Esperaba que esa fiesta fuera la oportunidad de enmendarse.

 

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[Helen Evans]

Reí sorprendida mientras las momias bailaban a nuestro alrededor, aquello se había tornado sorprendentemente divertido pero al cabo de unos segundos me percaté que bailaban extremadamente bien, con una coordinación que muchos hubieran querido tener; ¿En verdad estaban muertos? bailaban mejor que yo...

 

En ese momento escuché una voz muy familiar gritar: ¡Baile frénetico baile!,aquella voz era inconfundible y más aún en medio de una fiesta, era la voz misma de la alegría de cualquier fiesta Evans en la que hubiera estado, giré rápidamente para ir a abrazar a mi tía, pero al parecer alguien había tropezado con una de las momias y ahora ayudaban a la misma a incorporarse, había soltado un gemido de dolor, esperaba que estuviera bien... un momento ¿Una momia había soltado un gemido de dolor?

 

Mientras me quedaba ahi parada a admirar la escena no me percaté que estaba en medio de la coreografía, obviamente estorbando a los bailarines, provocando así que dos de ellos chocaran estrepitósamente; uno de ellos intentando mantener el equilibrio se aferró al otro y ambos acabaron por quitarse parte de las vendas mutuamente.

 

— ¡No podía ser! — pensaba maravillada, no era muy fanática de aquello que los muggles llamaban televisión, pero ciertamente había visto a esos dos antes y era casi imposible no recordar sus nombres eran algo así como... Hugo... no, Hugh uhmmm ¡Hugh Jackman! ese era uno y el otro uhmmm Brad Cooper o algo por el estilo, no importaba mucho eso ahora. Los tomé a ambos de las manos y los llevé hasta donde estaban mi tia y aquella Kass

 

— Hola — dije sonriendo — vaya sorpresita tía ¡Que invitados!

 

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[Helene Eloise Bellerose]

Kassandra estaba notablemente anonadada. ¡Vaya fiestecita! la versión mágica de rockear con las estrellas, al menos las estrellas muggles. Las momias estaban resultando ser como regalos de navidad, que una vez abiertos (o desenvueltos en ese caso específico) revelaban caras conocidas y bellas, y por supuesto las féminas empezaban a atolondrarse, ya no era la única.

 

Sin embargo, los bailarines cuasi estrellas muggles se mostraban bastante asequibles a los afectos de las asistentes, que como ella empezaban a tropezar y a aferrarse a los bellos momificados. Reales o no, enpocimados (?) o no, resultaban la mayor atracción de aquella fiesta que a pesar de haber tenido un inicio un tanto estrepitoso para ella (¿en serio la habían visto todos?) estaba tornándose en un ambiente de lo más relajado y encantador.

 

Ella por su parte, seguía aferrada a ese muchacho con el que había tropezado, todavía en un trance en el que no sabía si estaba en un sueño o si la realidad era muy buena para ser cierta. Una nueva bruja hizo aparición, aproximándose al pequeño grupo que se había formado. Ella por su parte ya se encontraba felizmente acompañada por dos momias desveladas. Sonrió con amabilidad a la recién llegada, tornando su sonrisa en divertida al escuchar su comentario.

 

—A lo mejor tenemos suerte y resulta que son recuerdos de la fiesta y nos los podemos quedar...—Sonrió soñadora. Sin embargo y como estaban obstruyendo la pista, las momias empezaron a chocar entre sí, arruinando los vendajes y revelando así a nuevas personalidades. Todos aquellos famosillos muggles estaban sumidos en un extraño sopor que hizo pensar a la castaña que se trataba de algún encantamiento.

 

—Pero, ¿Cómo es esto posible? no me van a decir que son los de verdad... —Preguntó escéptica, picando con un dedo pálido los bíceps de su dócil momia, comprobando que en efecto era macizo. No pudo evitar suspirar.

 

Decidió que iba a distraer su atención, para alejarla así del "regalito". Aprovechó a un muchacho que malabareaba una bandeja repleta de copas, y tomó una, deteniéndolo lo suficiente para que las chicas pudieran hacer lo mismo.

 

@@Helen Evans @

Editado 13 de Agosto del 2015 por Kassandra S. Weasley B.L.

[Ley Gryffindor Rosier]

Ley Gryffindor Rosier

 

Bel reía a carcajadas y las momias seguían con el baile, como si les hubieran dado ataques eléctricos, las veía atónita mientras hacían sus extraños movimientos -Bel, no se tu pero las momias me dan.... ¡Ahh!- solté un gritito de sorpresa al ver que a una de ellas se le caía la venda. Me cubrí los ojos porque en verdad no quería ver "vomitaré" pensé... y lo que vi cuando me descubrí el rostro me hizo babear. Un sexy hombre apareció y nos sonrió a todas invitandonos a seguir bailando.

 

-Bel, ¿es que las demás momias están igual?- y me acerqué a otra de ellas tirando de sus vendas y era nada más y nada menos que Matt Bomer!

 

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Casi me caigo de espaldas de la emoción de ver todo ésto, estaba tan emocionada que casi me desmayo allí -¿Chicas están viendo lo que yo?- Aún no me la creía, y de la emoción me puse a bailar junto a mi nuevo descubrimiento (mmm).

[Helen Evans]

— Pues si son los de mentira, no tengo ningún problema en alojarlos amablemente en la mansión.... hay mucho espacio, ¿Verdad tía? — comenté riendo mientras imitaba a Kass y tomaba una copa, mientras le alcanzaba otra a Ley y a Bel — por cierto, no recuerdo si alguna vez nos presentaron... soy Helen Evans tú eres ¿Kassandra verdad? te he visto antes, en... la madriguera — terminé la frase sonriendo.

 

— Exactamente lo mismo Ley

 

Las momias no paraban de bailar, estaban perfectamente coordinadas, mientras una no se interpusiera en su camino claro, pero entonces, un gritó se escuchó por sobre la música, era de una bella modelo, no recordaba el nombre.... Kate Massa, Katie Moss o algo por el estilo; pero ella no estaba cubierta de vendas, sino que traía una elegante ropa muggle y señalaba horrorizada a la momia de al lado, me acerqué rápidamente y le quité los vendajes, ¡Era otra Katie! Eso quería decir...

 

— ¿Entonces hay dos de todos ellos por aquí?

 

¿Cómo era que lo habían conseguido?

[Sherlyn Stark]

La presencia del oso panda de la familia Evans le había dejado fascinada. No recordaba haber visto esa especie de animal tan de cerca. Lo había mirado con atención mientras el mismo se movía y probaba todos los aperitivos que se encontraban sobre la mesa. Sin embargo, aún seguía esperando la respuesta de Leya y la ausencia de Bel le resultaba preocupante. Una vez más su mente le había jugado en contra provocándole una leve confusión. Había sucedido todo de una manera tan rápida que no tuvo tiempo para recapacitar y actuar.

La llegada de Bel, Helen y compañeras de la Orden del Fénix que no había tenido tiempo para distinguir, se opacó por la sorpresa que provocaron las momias. No tenía idea de dónde habían salido ni si tenía que ver con el evento que se estaba organizando. Se detuvo a observarlas apartando su mirada de la mascota de Leya. Dejó de sentir la presión de su mano cuando todo se volvió de color oscuro, al menos bajo su perspectiva. Las momias se habían acercado tanto que su intención en un principio fue alzarlas y llevar a los invitados hacía la pista de baile.

No sabría si alguien habría lanzado cualquier clase de grito ya que el sonido de la música había aumentado bastante. Agradecía no haber llevado a ninguna de sus mascotas puesto que era desagradable que estuvieran en medio de esas circunstancias. Como ejemplo, lee vino a su mente el recuerdo de los pocos minutos que había permanecido en uno de los negocios del Callejón Diagón. Al parecer ya no se podía dar un paseo con tranquilidad. De todas maneras, no se oponía al método de diversión que habían utilizado para animar la fiesta ni tampoco le molestaba la presencia de las momias, sólo le parecía un poco incómodo.

Veía que a unos metros de ella habían quedado sus compañeras, allí fue cuando distinguió a Ley. Habría deseado poder conversar con ellas pero ya existirían otras oportunidades para hacerlo. Fijo su atención a la actuación que realizaban las momias bailarinas y comenzó a preguntarse cómo hacían para aprenderse cada uno de los movimientos. Era extraño ver que muchos de los invitados se habían atrevido a remover los vendajes de esas especies. Quizás, había sido parte de la actividad; y ella se despistó por un instante por lo que no le llegó la información. De todas maneras, intentaría hacerlo.

Se acercó a una de las momias con la mayor curiosidad por saber lo que se encontraba, per al estar a una distancia considerable, se arrepintió y volvió a retroceder. No deseaba tocar aquellas vendas tan extrañas, por lo que preferiría seguir observando de lejos, y hasta ese momento no había vuelto a saber del oso panda de Leya. Necesitaba saber cómo se encontraba. Quizás, se había asustado mucho por aquellos ruidos que se oía