Detective Mágico Consultor (B: 106711)

[Rory Despard]

Siguiendo los pasos de Ethan más allá del recibidor, me asomé en la primera planta. La casera de la casa no se encontraba, y viendo que había dejado la televisión apagada, comprendí que no vendría en un buen tiempo más. Afuera, el bullicio de la noche londinense se dejaba oír en su máxima expresión: bocinas de coches, muchas voces hablando en voz alta, con distintas modos y acentos. No obstante, nada pareció llegar con más fuerza que las palabras que mi hijo (que raro era todavía pensarlo de esa manera) acababa de decir.

 

- Hubo un tiempo en que este lugar...casi fue mi hogar- repliqué laconicamente, antes de indicarle que subiéramos por las escaleras hacia el segundo piso- vamos, te serviré el té prometido.

 

En el segundo piso, pequeñas cosas delataban la peculiar disposición del espacio, como la pila de periódicos agrupados en una columna desordenada que se sostenía casi que de milagro, o los ceniceros apostados en varios partes del piso y junto a la repisa, todavía repletos de ceniza. Con una señal le indiqué a Ethan que tomara asiento en el mueble donde habitualmente se sentaban los clientes del consultorio, y en silencio avancé hacia la cocina para preparar té.

 

No había pasado tanto tiempo como suponía, pues la tetera todavía se encontraba tibia. De todos modos, tomé en lugar de ella, el termo donde había vaceado parte del contenido, y una tenue voluta de vapor se elevó por encima de las tazas. Agregué un poco de leche y azúcar y ya todo estaba listo. A pasos cortos, para evitar tropezar avancé hasta donde Ethan se encontraba y coloqué ambas tazas sobre la mesa ratona ubicada entre su lugar y la que era mi butaca, cerca al fuego de la chimenea.

 

- ¿De qué manera se supone que podría eludir al olvido de todo esto?- me llevé la taza a los labios pensativa, mientras contemplaba a Ethan que había quedado en silencio de repente, quizá meditando una respuesta- ¿podría ser narrando mi historia?¿la historia que viví en este lugar? Una vez escuché que solo cuando no hay más palabras es que se concreta el olvido.

 

Tomé un pequeño sorbo, que me quemó levemente la punta de la lengua. El fuego en la chimenea chisporroteó creando un raro efecto en las paredes de la habitación que había decidido que permaneciera a oscuras.

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

Levemente aturdido por lo que las visiones le habían revelado se puso de pie, observó el lugar y dio un respiro. Sea lo que fuese ese lugar, servía de protección para ella y en el fondo sabía que se debía a ese hombre. Con el ceño ligeramente fruncido observó el techo, no había rastro de ruiseñores que fungían como "espias" de Stolas y eso era una buena señal dentro de toda la desgracia. Apartando su gesto serio agradeció internamente el que Bel le quisiera servir un poco de té, desde su llegada a Londres era su bebida favorita y algo le decía que ella ya sabía de antemano como le gustaba tomarlo.

 

Subió la escalera que era en extremo estrecha haciéndolos subir separados uno detrás del otro, sus hombros apenas cabían y al llegar al piso fue que un aire de melancolía le zurcó la nariz. Un sentimiento de abandono, un secreto tan profundo como el mar aguardaba por ellos en esa habitación en donde los maderos ardientes eran los protagonistas. Tomó asiento sin dejar de observar el ambiente, todo parecía encajar en su mente y a pesar de no saber a ciencia cierta la verdad de lo que ocultaba Bel con recelo podía darse una idea bastante clara.

 

-Gracias...-Tomó la taza y justo como lo pensó el té contenía los elementos que le agradaban, incluso la temperatura.

 

Había algo místico dentro de su lazo, muchos podrían llamarle destino sin embargo para el demonio se trataba de algo mucho más fuerte que meras suposiciones de la mente. No se atrevía a pensar mucho sobre ese lazo que los unía, incluso para Kutsy todavía era un secreto y quizá era lo suficientemente egoísta como para compartirlo. Personalmente no se culpaba, es decir, ¿quién era tan afortunado de contar con un lazo como el de ellos? No, en sus pensamientos tenía la certeza de que era el único aún cuando sabía a la perfección que no lo era.

 

-Las palabras son poderosas, los recuerdos van ligados a emociones pero las palabras son el desahogo del alma. Creo que necesitas expresar en voz alta lo que recuerdas de este lugar, incluso puedes describir los sabores que tenías en los labios al tener alguna vivencia aquí. Es importante que sepas que la mente también puede alterar los recuerdos e intensificarlos a tal grado de deformarlos.-Dijo antes de tomar un sorbo del té, su pecho de inmediato cobró temperatura y sus mejillas se descongelaron dejándolo con una apariencia mucho más relajada.

 

-Veo a un hombre acompañándote, no logro distinguir su rostro pero eso es porque tu bloqueas el que yo lo vea. Internamente estás luchando contra la maldición y de alguna manera que sinceramente no comprendo, estás protegiendo a ese hombre... Vaya magia tan peculiar la de una "simple humana", ¿no lo crees? Retando a los demonios más ancestrales sin siquiera notarlo.-Comentó antes de sonreír y beber de nueva cuenta antes de que el silencio se hiciera presente dejando de nuevo el crepitar de la madera en la chimenea como único sonido.

 

@

[Rory Despard]

- Protegiéndolo- dije sorprendida, sin poder evitar los ojos ante aquella revelación- bueno, creo que exactamente así es como comenzó todo esto.

 

Me acomodé en la butaca, dejando la taza de té sobre la mesa ratona, y giré la vista al fuego antes de comenzar. Había pasado varios años desde la primera vez que había puesto en ese lugar, pero lo recordaba bastante bien, mi primera visita, y casi todo lo que vino después.

 

- Había una vez un detective consultor y una sanadora. Él buscaba casos que satisficieran su curiosidad del funcionamiento del mundo y ella decidió seguirlo en sus aventuras para asegurarse que estuviera bien y por un retorcido sentido de hacer justicia por sus propias manos. Hicieron muchas locuras juntos, y eso fue poco a poco, creando una extraña relación- desvié un momento la vista de la chimenea y contemplé la repisa y el cráneo que sobre ella reposaba- no sabían por ese entonces todo lo que traería.

 

Aunque no temblaba, era capaz de percibir como los latidos comenzaban a hacerse más acelerados. Después de todo, hasta ese momento, la única persona en el mundo a quien había confiado la naturaleza de mis emociones y mis dudas respecto a lo vivido con Garry había sido a Cillian. Y él, con su caracter dicharachero y jubiloso me había llenado de palabras que en su momento no había entendido y que solo ahora empezaban a tomar sentido. ¿Cómo iba tomarse Ethan esas confesiones?

 

- En esta habitación, recuerdo los toques de violín. Explosiones en mitad de la noche, pociones en mezclas imposibles guardadas en el refrigerador y personas de apariencias inverosímiles sentadas allí, con historias más y menos interesantes. Recuerdo a una mujer de cabello y ojos rojos y brillantes, la más seductora del mundo, aunque no de mi mundo- aclaré, pensando en esa inexplicable atracción que me provocaba Mia Black Lestrange- recuerdo al demonio que la atormentaba y haberme desangrado con tal de ayudar a protegerla a ella y el hijo que llevaba en el vientre. Recuerdo que conocí el lado más horrible de la persona que hasta entonces había creído conocer bien, y recuerdo el sabor de mi propia sangre en sus labios. Recuerdo haberme sentido asqueada de aquel beso, y de su lengua recorriendo de forma infame mi boca, pero sobretodo haber sentido asco de mí misma porque el acto de alguna forma me excitara. Recuerdo un monte de nieve perpetua, y mi recuerdo muere allí, sin que pueda saber hasta hoy que pasó allí que hizo que todo cambiara.

 

Llevándome la varita a la sien y tomando un frasco cercano, dejé que el filo hilo plateado de mis recuerdos brotara y comenzara a almacenarse en el recipiente.

 

- Este lugar despertó mi rebeldía, los sentimientos más amargos cuando las ausencias se prolongaban sin explicación, y me tocaba estar sentada aquí mismo, esperando. Este lugar despertó mi llanto, el día que comprendí que mi excesiva confianza me había jugado una mala pasada, y que ya no era más la sanadora que había pisado una vez este lugar, con el único deseo de proteger a alguien que creía merecía tener una mejor oportunidad en la vida que la que le había sido dada- echándome hacia atrás en el sofá hasta casi hundirme, finalmente vi a Ethan los ojos- este lugar sacó al exterior la ponzoña que había acumulado en mi interior, mostrándome los límites de mi bondad, para encararme con ese lado al que siempre le había huido, escudándome en mis acciones de bien hacia los otros.

 

Volviendo a tomar mi taza de té, bebí de él.

 

- Yo era esa sanadora, y Garry fue ese detective consultor.

[Ethan Lenteric]

El ambiente era totalmente raro, se sentía como un fantasma merodeando esa edificación y mientras escuchaba el relato de Bel en su cabeza cada una de las escenas se iba proyectando como si fuesen recuerdos propios. Bebió de su té tratando de controlar ese sabor amargo que provocaba la nostalgia, muchas veces se había sentido de esa manera y sabía que era uno de los momentos más vulnerables que uno podía tener. Cuando ella nombró a la mujer embarazada pudo verla tan claramente que casi emite un quejido de sorpresa y tuvo que desviar la mirada para no extraer la esencia de aquel recuerdo.

 

Contempló delante de él el frasco con el hilo de memoria que había extraído de su mente y cuando el beso fue nombrado su rostro tomó un color rojizo mientras sus ojos miraban diferentes lugares en el suelo, en realidad no comprendía porque sentía celos en una situación como esa pero quizá solo se tratara de su personalidad mostrándose.

 

-Así que te enamoraste de Garry y por eso es que lo estás protegiendo...-Comentó antes de beber de nueva cuenta su té, después dejó este sobre la mesa en donde descansaba el de Bel.

 

-El amor es complejo, extrae lo mejor de nosotros y puede exhaltar nuestras cualidades. Si tu no te consideras protectora puedo decirte que lo eres y esa persona a la que tanto amas se ha vuelto un totem de protección para ti... al protegerlo, tu misma te proteges. Es como mi relación con Kutsy, la mejor parte de Astaroth ha decidido protegerla por toda la eternidad y por ese motivo es que mm... hemos decidido intentarlo nuevamente.-Confesó aquello último a ella a pesar de que había decidido guardarlo como un secreto hasta que tanto él como Kutsy estuvieran seguros.

 

-Puedo ayudarte a hacer un amuleto que te proteja lo suficiente durante esta noche en base a eso que acabamos de descubrir, solo necesitamos algo que le pertenezca a Garry. Puede ser algo pequeño o incluso una prenda, ¿crees que aquí lo podamos encontrar?-Preguntó mirando a su alrededor pensando que no sería difícil el encontrar algo que les sirviera.

 

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[Rory Despard]

- No puedo decir en qué momento mis sentimientos se trastocaron. Tampoco tengo plena confianza de llamarlo amor- las palabras salieron casi en automático- porque viendo en retrospectiva, estaba sin rumbo,llena de huecos en la memoria e incapaz de asumir a la soledad como buena compañera. Entonces,he pensado que tal vez vi a Garry con otros ojos...más que por un interés romántico genuino en él,por probar si de alguna manera podía llenar ese vacío. Siendo compañero de aventuras,de experimentos y de vivencias ¿por qué no podía ser también un compañero romántico? Para cualquiera que le conoce tan solo un poco es inverosímil imaginarlo enamorado. Así que creo que eso refleja bastante bien la crisis que atravesaba.

 

Un poco más aliviada de haber podido sacar todo eso,dejé que Ethan continuara. La mención a su retorno con Kutsy hizo que automáticamente sonriera y es que era imposible no alegrarme por eso dos. Ethan tenía aquella rara cualidad de apaciguar mi alma. Y esa seguridad no había hecho más que fortalecerse tras el episodio vivido con Stolas.

 

- ¿Un amuleto? Supongo que cuanto más significativo puede ser mas poderoso ¿correcto?

 

Levantándome de la butaca comencé a examinar el espacio. En cada pequeña cosa allí, de pronto noté que había pequeñas historias por contar. Desde la taza que con cuidado había llevado al fregadero,regalo improvisado de cumpleaños un par de años atrás,al mechero colocado junto al azúcar y el té.

 

¿Que debía de tomar? En la habitación contigua habian docenas de batas blancas, varias de ellas con roturas en sitios impensables o visibles quemaduras en la tela, resultado de experimentos poco exitosos. También había viales de pociones,partes de animales disecados y anotaciones en las paredes. Un caos completo en el que normalmente solo podía poner cierto orden con ayuda de Mrs. H.

 

Eso cuando tenía las ganas de hacerlo,ganas que me habían abandonado en los ultimos tiempos.

 

- Ohhhh ya lo tengo - dije con entusiasmo al recordar de repente que la respuesta era bastante sencilla- lo mas evidente en ciertas ocasiones se nos hace lo mas dificil de ver ¿no?

 

Llevándome la mano hacia una fina cadena dorada, tiré de ella. El seguro en mi nuca cedió y pronto la fina alhaja relucia en la palma de mi mano derecha. En su extremo,en lugar de un dije había un aro bastante simple.

 

-Es el aro de mi matrimonio- comenté dejando escapar un suspiro- No es lo más representativo pero tal vez convertido en amuleto pueda encontrar más utilidad que la que tuvo en estos meses.

 

"Sosteniendo una farsa" completé en mi mente. Aunque no había que ser tan dura tampoco. El matrimonio ideal lo había sido,pero no los sentimientos de protección mutua que como había dicho Ethan con tanta claridad nos habian sostenido todo ese tiempo.

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

Miles de pensamientos se agolpaban en su mente con respecto a la relación que Bel guardaba con recelo, parecía que hasta cierto punto se nagara a aceptar dicho amor pero ¿porqué? Desde su punto de vista no era malo el enamorarse, personalmente él amaba ese sentimiento que por siglos lo unió a Kutsy y entendía lo que era el ser amado también. Un amor de verdad se sentía hasta la médula, no como un capricho obsesivo únicamente para saciar el presente o al menos así lo sentía con su mujer a quien idolatraba por su manera tan única de amarlo.

 

-Bueno si, entre más significativo será más poderoso.-Comentó antes de volver a tomar su té.

 

Pensó en ese instante en los amuletos que había dado a sus hijas más pequeñas, esas esferas de nieve con el castillo familiar dentro que conservaban gran poder y que protegían a las niñas de los peligros inminentes que iban a vivir por el simple hecho de ser hijas de un demonio de jerarquía. Su poder recaía en la manera en la que estaban hechas, el propio Needles había sido el artesano a cargo de su creación y una parte de él también había sido incluida. No era extraño, el elfo las veía como a sus propias nietas.

 

Saliendo de sus pensamientos tomó la argolla de matrimonio entre sus dedos, la observó con detenimiento y asintió antes de ponerse de pie. Se colocó con la mirada hacia el norte y levantó la argolla por encima de su cabeza sujetándola con su pulgar e índice.

 

-Reyes del Norte, Antiguos Sumerios, Deidades Paganas os invoco en pos de la protección terrenal hacia una de sus ciervas. Si a cambio de esta requieren un sacrificio, pagaré con mi sangre... que así sea.-Recitó el ritual de protección ofreciendose al final como de costumbre, sabía que los protectores no cobraban su deuda al instante y eso era un alivio para no preocupar a Bel de más en ese instante.

 

Cuando sintió el metal vibrar se dio la vuelta y le entregó el amuleto a ella mostrando una sonrisa melancólica en su rostro de finas líneas.

 

-Hecho esta... puedes usarlo y tendría que servir contra los males de esta noche.-Trató de mostrar seguridad, sin embargo sabía que esa era una noche que trataría de olvidar toda su vida.

 

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[Rory Despard]

- Hey, sin importar como resulte todo. Otra vez, muchas gracias.

 

Con la protección de dioses, demonios o sin ellos, la visita a Baker había conseguido que sacase a flote los últimos resquicios de reflexiones con las cuales podía dejar estar esas memorias que ahora emitían un suave brillo plateado desde el interior del frasco donde estaban conservadas.

 

Recibí de Ethan el aro convertido ahora en amuleto y tras darle una rápida mirada, volví a colgármelo al cuello. Quizá no era el objeto más significativo que podía haber encontrado allí, pero ya era muy tarde para arrepentimientos y de todas formas, estaba más convencida, tras toda esa plática, que la protección mutua era la verdadera fortaleza que me había conectado con Garry, mantenido Baker, y si era real, se podría mantener aunque no permaneciese más en Ottery.

 

- Ya tengo el siguiente sitio en mente querido- le dije mientras le tomaba la mano y la apretaba con fuerza, llenándome de energía para el trayecto que nos quedaba- con un poco de suerte, no tendremos problemas para entrar.

 

¿Que tanto habría cambiado la Reserva Newt Scamander? Desde mi última conversación con Cillian, al pie del gran lago donde habitaban sirenas y tritones, no había vuelto a poner pie en ese lugar. Pero era precisamente el recuerdo de mi loco y extrovertido rubio i.d.i.o.t.a el que me impulsaba ir hasta allí y rememorar los pasos hacia el tiempo feliz que me había hecho reenamorarme, por vez primera y como nunca sucedió después, de la labor ministerial.

 

Descendimos por las escaleras estrechas, en completo silencio, aunque no era incómodo sino más bien relajante y cómplice. Y salidos afuera, con el viento frío de Londres, envueltos en esa niebla protectora de la madrugadora, desaparecimos a nuestro siguiente destino.

[Hessenordwood Crouch]

Rápidamente bajó los escalones de aquella torcida y mal hecha escalera que lo conducen hasta el solo recibidor, la planta principal se encuentra empolvada de más, el viejo sillón donde los clientes pueden esperar, el mostrador de Mss H y cualquier otro mueble de ahí, se encuentran cubiertos por sabanas que debieron ser originalmente blancas, aunque ahora tienen un color más ocre por la lluvia y el polvo que han acumulado en ellas. Los largos pasos de Garry van dejando tras él, sobre el piso de madera, pisadas de polvo que se remueven y se desvanecen cuando la capa de viaje esmeralda que lleva puesta se arrastra apenas rosando el suelo.

 

La figura alta del mago cruzó sin contratiempos la pequeña sala recepción sin detenerse a observar algo más con detalle, al llegar a la ventana, pareció pensárselo un segundo antes de remover las también empolvadas cortinas solo lo suficiente para poder ver a través de la ventana. Afuera de Baker todo es oscuro, apenas se puede apreciar a lo lejos un par de farolas encendidas algunas avenidas más adelante. Hoy el cielo británico pareciera caer sobre ellos además, chubasco tras chubasco azotaban las calles de Diagon durante el caer de la tarde y parte de la noche, así que ahora, a tan solo un par de horas para que “amanezca”, el cielo esta tan oscuro como si acabara de anochecer.

 

El par pálido que son sus extraños ojos se apresuran a escudriñar la penumbra lluviosa que es el exterior. No se siente adentro del 221B, pero por el modo en el que las ventanas se empañan con tan solo su cálida presencia, asegura él que debe estar haciendo un frio terrible allí afuera. Con ese pensamiento en mente, se remueve un poco nervioso apartándose finalmente de la ventana, mordiéndose un labio y ajustando el broche donde se amarra su capa, pensándose si habría sido más oportuno esperar hasta que terminara de amanecer, o al menos que las lluvias se detuvieran, para solicitar la ayuda de la directora del Hospital Mágico San Mungo.

 

Sobre él, de pronto el techo gruñó como el sonido de algo pesado arrastrándose por todo el piso, forzando la estructura vieja de madera, Garry permaneció en silencio en la oscuridad de aquel salón, observando el techo con paciencia, esperando a que aquel sonido cesara. El mago tragó con dificultad cuando así fue, y quedó nuevamente solo en aquella oscura habitación que algún día sirvió como recepción para los clientes del consultorio; gente de todo tipo que venían con problemas de todo tipo para una ayuda “profesional”.

 

Desde luego, que ese negocio no funcionaba para nada igual.

 

―Un caso más después de un buen rato, señora-, habló en calma, como si Mss H estuviera aun ocupando el lugar en recepción. ―Hoy Bodrik vendrá, creo que necesitaré mucha ayuda con este-, cruzado de brazos, se sentó en el filo del orilla del escritorio, no parece preocupado en ensuciarse un poco el abrigo y se acomoda mejor, dispuesto a una prolongada espera si es necesario. ―Ya no debe tardar, espero que no.

 

 

@Bodrik

[Bodrik]

 

Después de semanas sin visitar su oficina, el lugar estaba bastante descuidado, como si hubiesen pasado varios años desde la última vez que piso aquel recinto, pero no había mucho trabajo en los últimos meses y ella se la pasaba únicamente realizando visitas médicas de rutina con una que otra emergencia, pero su trabajo al igual que en todo el ministerio hacía mucho tiempo que no funcionaba.

 

Respiró profundo y comenzó a dar algunos movimientos con su varita, para que su escritorio quedara tan reluciente como la última vez que lo uso. Los documentos quedaron ordenados rápidamente y cada cosa tomo su lugar en sus respectivas carpetas destinadas para su almacenamiento, quedando igualmente guardadas en los cajones correspondientes.

 

Esa mañana había llegado bastante temprano, quizá porque tal vez tampoco se hallaba en su casa debido a la larga ausencia de sus tíos, sin contar con la responsabilidad de cuidar a su tío Ezra junto con Eiriian mientras su abuela Cye se mantuviera de viaje y aun así solo eso la mantenía con los pies en Ottery ST. Capole y Londres, de no tener tal atadura, tal vez ya no estaría por allí.

 

Se extrañó al ver una especie de misiva sobre el escritorio y se apresuró a destaparla pues imaginó que Carolina había dejado el papel allí- Detective mágico Consultor- repitió el nombre del negocio y entrecerró los ojos un momento tratando de recordar si alguna vez el mago lo había mencionado.

Tomó su bolsito del escritorio y desapareció para luego aparecer en el callejón Diagon en busca del negocio de a amigo Garry, esperando que pudiese ser de ayuda para su amigo Ollivander y una vez consiguió dar con el local se dispuso a acercarse la puerta esperando ser atendida por alguna recepcionista.

 

@

 

 

11

[Hessenordwood Crouch]

Han pasado solo unos minutos, diez o quince tal vez, aunque a él de pronto le parezca que han sido más. No ha subido al piso de arriba en todo ese tiempo, a pesar de que se escucha aun el sonido seco de algo arrastrándose por el suelo, chocando con cosas y tirando y rasgando de algunas otras. En cambio, el brujo continua en la penumbra de lo que alguna vez fue una pulcra recepción, no gracias a él claro, pero Mss H ya no estaba ahí con él para hacerse cargo de ello. Aun así, pasando algunos varios minutos, suelta algún comentario en aquella soledad, como si la vieja recepcionista aun estuviera ahí para escucharlo.

 

El sonido proveniente del piso de arriba ceso una vez más, Garry tragó con dificultad, y observando la parte más alta del techo, con un pie sobre el primer peldaño de la escalera, parece dudar de si debe subir o no. Tras el rechinar de la madera cuando Garry ha subido dos escalones, el sonido parecido a un lamento o un gemido casi espectral, se vuelve a escuchar, apenas lo hace, el llanto fácilmente se puede camuflar con el sonido del viento de afuera golpeando las ventanas del sucio local.

 

―M-mejor preparo algo más de té-, bajó los escalones y volvió sus pasos en dirección a la pequeña cocineta que estaba detrás de recepción. Es difícil para él moverse en un espacio tan estrecho como lo ese, aunque entiende que Evans y H no tendrían problema alguno para estar ahí toda la tarde viendo televisión muggle. Cuidadosamente, busca en los estantes algunos trastes que hubieran quedado para poder servir el té. Pero su labor es interrumpida luego de unos minutos tras el sonido de alguien llamando en la entrada. ―Debe ser ella Mss H, abra la puerta antes de que asuste a nuestra cliente, o antes de que Bodrik pesque un resfriado.

 

A pesar de lo que ha dicho; es él quien sale de la cocineta, con una bonita tetera en la mano para abrir la entrada principal, pues no queda nadie más en Baker que pueda servir.

 

―Bodrik, pase por favor -, el muchacho se hizo a un lado para poder dejar pasar a la medimago amiga. ―Me alivia que pudiera venir pronto, a pesar del tiempo y la hora, pero usted sabrá que si le escribí con cierto apuro fue porque realmente necesitaba una opinión más… ortodoxa, para esto-, tranquilamente el muchacho cerró la puerta detrás de ellos, no sin antes asegurarse de que afuera no había alguien husmeando la fachada del detective consultor. ―Antes de subir hay algunas cosas que debe saber-, el brujo volvió sus pasos hasta la cocineta para llenar con algo de agua la cafetera.

 

―Es importante, necesario que esto que pasé aquí no salga de Baker-, sin Evans trabajado ya para el 221B le hace falta algunas veces la visión algo más noble para atender este tipo de casos con empatía, además de eso, la confianza que tenía para trabajar con Bel era tanta que no puede reconocer a alguien más para confiarle los casos privados que se manejaban en Baker, excepto tal vez Bodrik Lockhart. ―Yo confió en usted, pero advierto de una vez que más que una medimago de San Mungo, necesito que haga aun lado la ética y moral que como Directora del hospital guarda, lo que sea para ayudar a esta persona-, en la pequeño quemador la tetera silbó por el vapor. ―¿Podra ayudarme con eso?

 

@Bodrik