La Taberna del Loro Tartamudo

[Martin N Roses]

Black nunca se enteró que a esas alturas de la noche estaba lloviendo con intensidad en los terrenos exteriores de la Universidad. Sus labios habían experimentado una vez más aquella sutil caricia que lo dejaba sobre una nube, olvidándose por completo de todo lo que ocurría a su alrededor, excepto una cosa, excepto de la presencia de la bruja con la que sus labios se fundían.

 

Los garabatos de la mesa eran testigos cercanos de aquel instante que aunque no empleara varitas, era sumamente mágico.

 

Lo dicho por la bruja lo hizo rememorar aquel encuentro de los jardines, ¿de verdad había sido tan obvia como acababa de confesarle? Posiblemente lo fuera para ella, ¿él lo había notado entonces? No lo tenía tan claro, ¿o acaso había reprimido aquellos sentimientos que derivaban en cariño fraternal? Se dio un respiro tomando un nuevo sorbo y asintió, tal vez Tauro tenía razón y él había carecido de tacto para verlo. Lo lamentó en silencio.

 

Sin embargo, ella prosiguió y las preguntas que hizo lo dejaron pensativo, muy pensativo. «¿Qué quiero?», se dijo en su mente.

 

—Quiero muchas cosas, Tauro —empezó diciendo, mientras la mirada perla se clavaba en los labios que acababa de probar, subiendo luego al par azulado—. Y todas contigo. Siento que esta noche no debe acabar nunca, no quiero que acabe nunca. Y podría no acabar nunca…

 

«Pero eso me excede, necesito que tú también lo quieras», dijo en su mente, sabiendo que no lo podría decir en voz alta, no quería condicionar su respuesta ni limitarla de ninguna forma. Eran libres y así habían llegado a aquel lugar, al menos él lo veía de esa manera.

 

—No quiero prometerte cosas, quiero hacer cosas. —Su voz se había transformado en un susurro apenas audible, a pesar de que nadie se encontraba próximo a ellos—. Me gustaría emprender viajes contigo, y creo que eso es posible. También que aprendamos juntos porque el saber es infinito… Pero ambas cosas a tu lado, ¿es posible?

 

Enroscó ambas manos con las de la Tauro, para intentar transmitirle lo que invadía su cuerpo en aquel momento. Black, un mago de mil batallas, de mil viajes y de situaciones comprometidas, se encontraba allí, frente a ella, desnudando sus sentimientos como tal vez nunca lo había hecho antes. La mirada perla contemplaba con atención a su interlocutora, como no queriendo perderse ningún detalle de aquel rostro, alguna señal, cualquier cosa.

 

—¿Es posible? —Volvió a susurrar y la respiración de la bruja se fundió con la propia, probando sus labios con mayor intensidad que nunca, mordisqueándole levemente el inferior.

[Tauro M.]

Notó que el mago había quedado pensativo y con justa razón, quizás había sido demasiado pronta al preguntarle o muy directa con su respuesta, pero le dio su tiempo. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Que Martin le dijera que a pesar de sus sentimientos se marcharía, que era mejor conservar el recuerdo de un lindo reencuentro, pero nada más. Abrió la boca para decir algo más, pero él se le adelantó.

 

Empezó diciendo que quería mucas cosas, al menos eso era algo bueno, por lo menos significaba que quizás iba a pasar una buena temporada cerca, haciendo lo que tuviera que hacer, pero lo siguiente que dijo la dejó sorprendida de muy buena manera. El brillo en sus ojos era demasiado notable, de hecho era muy fácil leerla a juzgar por su expresión. Tauro se encontraba en un estado en el que le resultaba difícil tratar de explicar cómo se sentía, porque quería saltar, quería abrazarlo, que él la alzara por los aires y le llenara la cara de besos, porque eso es lo que normalmente pasa en los sueños.

 

La persona que estaba delante de ella, no prometiéndole el cielo, la luna o las estrellas, sino proponiendo que empezaran una vida de aventuras juntos, seguía siendo su Martin, pero más maduro, más seguro. Buscó de nuevo su mano por sobre la mesa y entrelazó sus dedos, antes de hablar quería hacerle sentir con una sutil caricia lo que su corazón se moría por explicarle.

 

— Quiero... hacerlo todo contigo. Desde decidir qué nuevo país queremos visitar hasta simplemente quedarme dormida en tu pecho y al despertar, que seas lo primero que veo. Sin importar donde sea.

 

Una nueva pregunta, seguida de un beso más intenso, que hizo que el corazón de la oji-azul se desbordara y ya no era solo él, sino que su respiración también se agitaba con cada nuevo contacto, con cada cercanía. Con la punta de su lengua acarició levemente el labio superior mientras él mordisqueaba el inferior, para después aventurarse en buscar su lengua y envolverla con la suya. Cuando finalmente se separó tuvo que hacer un enorme esfuerzo por recitar las palabras de manera que se le pudiera entender.

 

— ¿Que si tú y yo somos posible? Ya lo creo —respondió sonriendo, mordiéndose el labio, con el deseo latente.

 

— ¿Y crees que es posible que en un rato nos marchemos de este lugar? —No hacía falta ocultar lo obvio, sí, ella quería seguir charlando, pero al mismo tiempo no soportaba que las pocas personas allí presentes de vez en cuando miraran hacia donde ellos estaban.

 

— Dime un destino al cual siempre hayas querido ir —. Su mirada viajaba de sus ojos a su boca, incluso a su cuello, sus manos habían permanecido entrelazadas por varios minutos más y sin darse cuenta la silla de Tauro que antes estaba en frente de la de Martin, ahora se hallaba al lado suyo.

[justo]

Visitar esta taberna es como entrar en otro mundo, un mundo que conozco muy bien ya que conoci, personalmente, al propio Lord Voldemort antes de que fuese Voldemort, se entiende. La Marca Tenebrosa suele buscarse lugares donde reunir a sus miembros para poder entenderse entre ellos. Suelen hablar de sus actividades comunes, poner verde a La Orden del Fenix y mirar con cierta suspicacia al bando neutral a los que consideran poco fiables o sin definir.

 

Por supuesto no traeria aqui a ninguna de mis esposas, son demasiado atractivas para que pasen desapercibidas. Tambien es el lugar idoneo para encontrarme con...ciertas personas con las que hablar e intercambiar cosas, siempre he dicho que si no quieres llamar la atencin es mejor ser invisible y que mejor invisibilidad que un local como este.

 

Al que, por supuesto, volvere.

Editado 21 de Marzo del 2020 por justo

[Ada Camille Dumbledore]

Estaba añorando pasear por los jardines del colegio, mi idea era poder llegar al lugar de tantas historias que mi madre nos contaba en la infancia, no podía ser un lugar tan idílico como ella lo describía en sus historias románticas de cuando conoció a su esposo y se escapaba ver se con el en el famoso Loro tartamudo. A pesar de haber nacido en Francia yo amaba a Inglaterra, mi madre había sembrado el eterno lugar de donde era originaria.

 

Llegue a la puerta del Bar, no se veía muy diferente a otros y no era que conociera muchos bares, en realidad no conocía ninguno, en Paria no solía salir a clubs nocturnos, mi tutora era muy estricta en cuanto a la etiqueta de las señoritas y yo no podía darme esos lujos, pero ahora que estaba en Inglaterra me daría esa experiencia.

 

Entre por el umbral de madera, mis ojos se acostumbraron pronto a la luz, esperaba estar bien vestida, mis jeans de color azul y un corsé negro, no había ido a casa después de salir del Callejón Diagon, pero me sentía cómoda en Jeans, mas que en vestido.

 

Me acerque a la barra y sonreí amablemente al tabernero, tome asiento allí y espere a que se acercara para atenderme, cuando lo hizo hable con tono amable.

 

- Buenas noches señor, una cerveza de mantequilla, gracias

 

Hacia mucho no tomaba una de esas, esperaba con ansia volverla a probar

[justo]

La taberna estaba llena de clientes, las conversaciones eran muy animadas y el ambiente tenia algo de acogedor. Y entonces la puerta se abrio y entro ella.

 

Las conversaciones cesaron de golpe cuando la mujer aparecio en el umbral. Una espectacular rubia de centelleantes ojos azules. Su atuendo, que se ceñia como un guante a su cuerpo, le resaltaban todas y cada una de sus curvas. Paseo su mirada por la sala hasta que reparo en un hombre en un rincon reservado.

 

Atraveso la sala con paso elastico. Algunos de los presentes torcieron tan deprisa su cuello al verla que sintieron una punzada de dolor. la mujer ni los miro, sus ojos estaban fijos en el reservado y en quien estaba alli, un hombre de edad indefinida y profundos ojos verdes.

 

Sin decir una palabra se sento junto a el, el hombre hizo un gesto a un camarero que acudio presurosos con dos cervezas de mantequilla. Con una inclinacion de cabeza al camarero dio la intencion de que deseaban estar solos. Las conversaciones continuaron, pero el ambiente de la taberna ya no volveria a ser el mismo.

[Balderik Von Alexandros]

 

Demasiado tiempo había transcurrido desde que el castaño había pisado los cimientos de este lugar. Probablemente nadie en los alrededores se acordara de él desde su época estudiantil y tan solo un par de visitas en su madurez, así que al entrar en la taberna lo convertía en un extraño visitante mas. El motivo de su visita no era admirar la belleza del establecimiento, puesto que carecía muchísimo en ese sentido, si no de encontrar a cierta persona a modo de una mision, de un objetivo.

 

Al entrar Kritzai al lugar algunos magos giraron sus cabezas para observarlo, pero al notar que no era una mujer atractiva o algún conocido no le tomaron importancia. Para Kritzai era mejor no ser notado, en este caso la sutileza de pasar desapercibido era fundamental para lograr su cometido. Tan solo habían pasado algunos segundo cuando al seguirla ella había entrado a este lugar. Por ende si se había dado cuenta de su presencia ó de que el castaño la estaba siguiendo, ella no habría tenido tiempo de escapar sin provocar la mirada de las personas en la taberna por su prisa pero eso no sucedió.

 

Se alegro para sus adentros al mirar que la mujer estaba de camino a la barra, moviéndose sin apuros ni nerviosismo. Estaba claro que había dos opciones, la primera opción era que no se había percatado de que la seguian, por ello se movía con suma confianza. La segunda opción era que sabia de su situación y que era seguida, así que debía ser una extraordinaria actriz en su papel actuar con normalidad por ello Kritzai vería cual opción seria la correcta.

 

El castaño se acerco lentamente hasta la barra de la taberna, el sitio denotaba poca clientela pero suficiente como para pasr desapercibido. Las personas siempre mostraban comportamiento al sentirse presionadas, pequeños gestos aunque para la mayoria imperceptibles demostraban su situación. Alguna mirada, movimiento de su manos, tocarse la cara, etcétera. El castaño aliso ligeramente su saco, llevaba una playera blanca y sus jeans negros. Llego detrás de la ella mirando su cabello ondeando ligero en su espalda. Rápidamente sus ojos miraban a las personas en la cercanía, ¿Seria prudente hacer un interrogatorio en este lugar? Pensaba Kritzai pero al estar segundos detras de ella sin hacer nada las demás personas lo verian muy extraño, incluso ella se daría cuenta. Así que al escuchar que ella pedia una cerveza de mantequilla al tabernero Kritzai se sentó a su lado pretendiendo normalidad.

 

-- Que sean dos por favor... yo invito-- Decía Kritzai con una sonrisa en sus labios.

 

-- Disculpa por la interrupción pero ¿no eres Melanie Straford? ¿Hija de Theodore Straford del Valle de Grodric? -- Nada como una sencilla pregunta para abrir la confianza apesar de que fuera una mentira. Vería por su comportamiento si ella notaba que era su perseguidor o una persona comun y corriente preguntando algo.

 

 

 

 

@@Ada Camille Dumbledore

[justo]

El hombre lanzo una mirada a su alrededor, algunos de los parroquianos le miraron desafiantes pero el desconocido fijo sus enigmaticos ojos verdes en ellos hasta que sintieron que sus huesos se hacian agua. Era como si estuvieran ante un ser sin edad, ante el cual el tiempo se hubiera detenido. Dicen, que el demonio tiene los ojos verdes, pero habia algo en la mirada de aquel hombre que estremecia, no era una mirada hipnotica pero si tan penetrante que parecia traspasar las piedras. Algunos creian hallarse ante un Mortifago, pero no, era mucho mas que eso.

 

- Desde luego impresionas ¿eh?, mas de uno se ha quedado livido.

 

- Queria hacerles ver que pueden mirarte pero que no osen tocarte, creo que han captado el mensaje.

 

- ¿Sabes? Tu si que sabes hacer que una mujer se sientan importante.

 

El hombre rio. Su risa era suave pero con un complemento frio, los ultimos que le miraron prefirieron hundir su vista en los vasos, nadie mas les presto atencion.

[Ada Camille Dumbledore]

El lugar no era ni la mitad de lo que imaginaba, definitivamente de niño siempre puedes idealizar cualquier cosa solo escuchando una historia bien narrada de un adulto podía crear una expectación mental tan alta de un lugar. Lograba entender que era un lugar de reunión muy antigua y podía ser que tuvieran una buena cerveza de mantequilla, pero no era el misterioso lugar de encanto.

 

Las sillas hasta eran bastante incomodas, lo único es que si era un lugar cálido y eso me agradaba, acomode mi cabello hacia atrás y espere que llegara la bebida cuando una voz masculina con una pregunta que era bastante extraña me hizo voltear a ver, era un joven guapo y bien vestido, lo que me hizo fijarme en su bien presentado aspecto.

 

- De quoi tu parles?

 

Conteste con prisa, pero de inmediato me di cuenta que había respondido en mi idioma natal, menee la cabeza como cambiando el chip de idioma

 

- Disculpe, a veces cuando estoy distraída olvido que estoy en Inglaterra y no, no soy a quien busca, esta confundido.

 

Las cervezas llegaron a la barra y el cantinero puso una delante de cada uno y yo mire al cantinero y luego a joven, no sabia si aceptar la bebida o no, no se veía un mal chico.

 

- No acepto bebidas de desconocidos señor, gracias, fue muy amable - en esta ocasión mire al cantinero- Yo pago mi bebida

señor, muchas gracias

 

Tome mi cerveza y le di un sorbo, estaba fría y deliciosa, la verdad ya sabia que si venían a la vieja taberna por las bebidas, debía probar el whisky de fuego, jamas lo había probado, pero no sabia si seria esta la ocasión.

 

- Y suele estar mucho por aquí, señor...

 

Fue una manera muy sutil para conocer el nombre del joven que quería invitarme la cerveza

 

@Kritzai

[justo]

- ¿Sabes? Siempre he querido conocer tu historia, me la han contado, claro, pero siempre de segunda mano, nunca se si es algo real o fruto de la imaginacion de algunos.

 

- Aclarare tu curiosidad, escucha...

 

Yo naci en un lugar que ya no existe, naci en el viejo Reino de Castilla. Durante el reinado de Fernando I. Mi padre era conde, el conde de Peña Grande, un titulo extinto.

Tenia dos hermanos mas, mi hermano mayor que heredo el titulo, castillo, tierras...en fin, todo. Mi hermana que se caso a los 15 años con el hijo de otro conde y murio de parto y yo, que fui destinado a un convento.

Mi primer convento fue San Pedro de Cardeña, alli conoci a otro novicio que, segun nuestro Abad, no tenia vocacion. Se llamaba Rodrigo, Rodrigo Diaz de Vivar. Efectivamente no valia para monje y acabo siendo un gran militar conocido ahora como El Cid.

El Abad me dijo que yo no tenia mucha vocacion y me envio al Monasterio de Yuso a ver si alli mejoraba.

Tampoco mejore mucho alli pero tuve suerte me destinaron al herbolario y alli conoci a un gran hombre, Iñigo de Leon.

[Balderik Von Alexandros]

Su mirada denotaba curiosidad y sorpresa pero en ningún momento nerviosismo ante su presencia. El mago sonrió al escuchar palabras en otro idioma, francés debía ser, su sonrisa no era por las palabras si no porque ella no sospechaba nada de momento. Se sentó a su lado mientras le decía que estaba confundido, la chica en verdad le llamaba la curiosidad, y mas al negarle una invitación de una cerveza de mantequilla, lastima que fuera su objetivo.

 

-- Perdona mis modales, mi nombre es Kritzai y de nuevo perdón por la confusión, al parecer te pareces un poco a ella. -- Dijo Kritzai tomando un poco de la popular bebida del mundo mágico. -- Respeto tu decisión de negarme la bebida, no fácil confiar en extraños, y mas en estos tiempos oscuros.-- Le sonrió al notar que miraba su bebida de forma curiosa. Le preguntó la señorita si concurria seguido este lugar.

 

 

-- Un par de veces vine a este lugar, hacia bastante tiempo cuando era estudiante magico, no recordaba como era hasta que vine de turista por estos sitios.-- Hecho una mirada al lugar para corroborar su historia de ser un turista.

 

-- ¿No te gusta la cerveza de mantequilla? ¿Que deseas beber? Espero que aquí te puedan servir de todo-- Dijo Kritzai mirando por un segundo al cantinero, este de inmediato como llamado divino le miro con cara de enfado.

 

 

 

 

-- Aqui vendemos de todo ¿ Que desea tomar señor? Lo que sea lo tenemos-- Las palabras del cantinero eran bruscas, realmente se había ofendido por las palabras del castaño.

 

--¿Ves,Que deseas beber? Por cierto ya que no eres Malanie dime, ¿Cual es tu nombre? -- Pregunto Kritzai bebiendo mas de su cerveza.

 

 

-- ¿Que te trae por estos lugares?-- Dijo también Kritzai esperando su reacción, empezaría su misión en breves, debía serlo, era su objetivo y tendría que hacer cosas terribles si fuera nescesario.

 

 

 

 

@@Ada Camille Dumbledore