Metamorfomagia

[Mael Blackfyre]

Recibí aquel líquido entre las manos como si lo hubiera deseado hacía años. No me había dado cuenta que había tomado mucho más frío, por lo que entrar en ése sitio tan agradable y recibir algo que tomar, me alegró. Le di unos sorbos, era tan espeso como la brea, tan dulce como la miel pero me provocaba escalofríos en todo el cuerpo como cuando bebía café por la mañana.

¿Niño? No pude aguantar una risa por ello. Era padre, tio, abuelo, bisabuelo. Las personas que me llamaban niño ya no se encontraban en éste mundo hacía años. Pero tomé aquella palabra como un gesto de cariño. Si nos poníamos a pensar, los Arcanos eran demasiado viejos para realmente saber su edad, asi que tenía sentido. No llegué a sentarme en ninguna de aquellas sillas, porque fui hacia el espejo que ella me señalaba.

— Un pequeño cambio. ¿Por aquí está bien? —no había marcas en el suelo ni ninguna otra que indicara donde ponerme, pero sabía que allí estaba bien. ¿Me había visto en el espejo aquella mañana? No lo recordaba, pero no hacía falta—. ¿Puede ser que la Animagia y la Metamorfomagia sean similares? Me refiero… —hice una leve pausa para acomodar mis ideas— Seguro me entiendes, Amara, pero eso de visualizar al animal, de pensar y ser como él. Supongo que así funciona también ésta habilidad.

Me quedé unos segundos pensativo, tratando de empezar a relacionar ésta habilidad con las anteriores. Podia ver un patrón en ellas, algo que al menos me facilitara de empezar ése nuevo camino. Claramente no eran iguales pero si imitaba los procesos, tal vez podía llegar al objetivo de ese momento. Cerré los ojos y respiré.

No era difícil imaginarme en la nada misma, rodeado de una niebla blanca muy densa, casi que si la tocaba parecía algodón. Pero intenté imaginar como mi cabello cambiaba de color y no, seguía aún en su color castaño. ¿Qué tenía que hacer? Abrí los ojos y nada. Un espejo que había al costado, con un borde plateado mostraba mi imagen tal cual era. Volví a cerrar los ojos, a respirar y a repetir el proceso de concentrarme rodeado de aquella niebla.

— Creo que lo mejor es canalizar mi magia. ¿No? No varita. No hechizos. No pociones. Sino, yo mismo —en el mundo de la magia existían miles de personas que podían cambiar su aspecto, pero nunca había hablado con un metamorfomago sobre aquello. No estaba seguro porqué, pero algo me decía que en cada persona actuaba diferente. Me concentré unos segundos más.

Ésta vez era la misma escena en mi cabeza. Estaba en la nada, rodeado de aquella niebla blanca. Pero ésta vez, había algo más allí. De entre la niebla, había una figura, no se podía distinguir, solamente que era como un humano, hombre, de mi misma altura. Parecía una sombra. Empecé a imaginar que éste hacía algunos movimientos por encima de mi. Sentí un cosquilleo sobre mi cabeza, como si el aire se burbujeara imperceptiblemente. De pronto, algunas hebras de cabello se fueron intensificando, pasando de castaño a rojizo. Y luego a un rojo más fuego. Pero solo algunas, mezclándose con mi cabello natural.

Abrí los ojos y pude ver claramente que allí también había sucedido lo mismo. Miré a mi alrededor pero no estaba aquella sombra. Miré a Amara. Me había quedado una duda.

— Créame, Arcana Amara, que cuando le digo que a veces, cuando uno pone todo de si de su apariencia física, su rostro. Cuando uno predispone su identidad ante los peligros que nos rodean, a veces provocamos que nuestros seres queridos salgan daños. ¿Alguna vez se encontró con un ser querido muerto en su cama después de llegar de trabajar? ¿O vió como degollaban a sus padres delante de sus narices? Le juro que no busco beneficiarme, pero si mejorar al mundo. O intentarlo al menos.

[Amara Majlis]

La arcana miraba y observaba a Elvis con mucha atención, siempre le había parecido interesante ver como realizaban sus primeros cambios, al menos los primeros cambios en los que eran conscientes, cada movimiento que el auror hacía le parecía intrigante, ninguno de los otros chicos que habían pasado por aquella cabaña habían comparado Animagia con Metamorfomagia así que se mantuvo en silencio.

Hace unos días, dirección le habían notificado que tenía un nuevo alumno en camino, esperaba que con ella el joven si terminara su formación en la habilidad y no obtuviera otro intento fallido. Keaton parecía ser un buen metamorfomago, al igual que el Gryffindor, así que cuando este último logro hacer un cambio en su cabello ella hablo dirigiéndose a él.

—Puede ser que la Animagia y la Metamorfomagia sean un poco similares, pero depende de cada persona, yo creo que la Metamorfomagia es cosa de dejar fluir la magia para cambiar ciertos aspectos físicos de cada uno.

Camino por su cabaña en dirección de la puerta, la cual dejo abierta para dejar que el Ravenclaw pudiera entrar sin interrumpir la lección que estaba llevando a cabo con el joven de cabellos castaños, ahora con ciertos tonos rojizos. Amara confiaba en que cada uno de los individuos que había tenido en su cabaña verdaderamente demostraban buenas intenciones.

—Le entiendo, aunque no comparto el sentimiento. Entiendo que usted busca lograr cambiar su aspecto para salvar a su familia. ¿De qué? No lo sé. —hizo una pausa recordando que el caballero frente a ella era Auror, así que seguramente tenía más de un enemigo. —Creo que si de verdad quieres cuidar de tu familia no debería costarte tanto trabajo el cambiar tu apariencia.

—Vuelve a realizar un cambio en tu aspecto, algo que sea significante para tu apariencia.

[Mael Blackfyre]

Asentí con la cabeza sin continuar con aquel intercambio de palabras. Los Arcanos estaban totalmente ajenos al tema de los bandos y estaba seguro que tal vez podrían a llegar a entenderlo, pero no lograrían ponerse en nuestros zapatos. Tal vez, sin que quisiera hacerlo con malas intenciones, podría continuar eso a modo de charla a mena.

Asentí nuevamente, respirando. Ahora quería que cambiara algo significante. ¿Qué era significante? Muchas cosas. Pero si de algo verdaderamente siempre habíamos enfocado con el resto de mis familiares, eran mis ojos. Mi melliza Mica y mi prima Arabella habían nacido con otros colores. En las primeras veces que nos habíamos encontrado, en aquel bar en el callejón Diagon, siempre habíamos bromeado sobre que era de otra familia, aunque tuviera una melliza.

Claramente que para mi no había significado gran cosa, porque me agradaba tener algo diferente del resto. Pero cambiarlos, ponerlos diferente, me haría especial, me haría un león más de la familia Gryffindor. Cerré los ojos. Otra vez visualicé aquella niebla blanca y espesa que me envolvía por completo. La sombra tan negra como la noche, se acercó y se enfocó en mis ojos. Pude sentir como si millones de puntitos diminutos temblaran e hirvieran en mis pupilas.

— No se si solamente es por mi familia. Pero al menos se que se puede hacer buenas cosas con la Metamorfomagia. Imagino que usted es consciente que existen las artes oscuras y los magos malos que las dominan. ¿No es cierto? —abrí los ojos y miré directamente a los de Amara. Tal vez si la ubicaba dentro del mundo mágico, pudiera comprender mejor aquel mismo sentimiento.

“¿Cómo se sentiría usted al saber que varios magos y brujas usan la Metamorfomagia, en éste preciso, para matar a inocentes y jugar con la vida de los demás?” pero solamente lo pensé. No me animé a decírselo. No quería que resonara como un regaño. Sino que viera los dos lados de la balanza.

— Todos tenemos luz y oscuridad, Amara. Lo que importa es que lado queremos realzar. Sea por la familia. Por la sociedad —tomé aire y le dirigí una sonrisa. ¿Cómo íbamos a seguir?—. Me intriga saber qué mas cosas se pueden hacer. ¿La metamorfomagia solamente sirve para cambiar el aspecto físico de humano a humano? ¿Es posible transformarse en un objeto o algo que ya no existe o es irreal?

[Amara Majlis]

Amara sonrió.

No era como que los pensamientos de sus pupilos fueran desconocidos para ella, pero prefirió no decir nada acerca de cómo estaba siendo utilizada su habilidad entre los habitantes de Londres. Todo lo contrario, prefirió cambiar el tema, ya que tampoco le interesaba aquella rivalidad que tenían entre los amantes de las artes oscuras y los que las aborrecían. Pero Elvis había dado en el clavo cuando le escucho decir que todos tenían Luz y Oscuridad y es que así era, nadie estaba exento y todo era parte de un equilibrio.

—Tienes razón Elvis, lo importante es conseguir un equilibrio en uno. No ser completamente un ser de luz, pero tampoco serlo de oscuridad. —dijo mientras caminaba por su cabaña.

Al parecer el Ravenclaw se había perdido por el camino, por lo que dejo la taza de té que le iba a ofrecer sobre la mesita que se encontraba al centro de su cabaña. La Arcana escuchaba las preguntas que el Gryffindor le hacía, sonrió, meditaba sus respuestas, y es que si, la metamorfomagia le podía ayudar a cambiar su aspecto por cualquier cosa, animada o inanimada.

—No, la metamorfomagia te ayuda a ser parte del ambiente en caso de peligro, sé que los magos Londinenses están muy bien preparados en transfiguración, pero la metamorfomagia te ayuda a tomar el color de una pared u objeto, a tomar el aspecto de un animal sin la necesidad de emplear tu varita.

Mientras hablaba sobre los cambios que se podían hacer mediante la metamorfomagia, su mano derecha fue cambiando de color hasta parecerse al color de la mesa. Al mismo tiempo que la parte de su boca y nariz fueron tomando forma de la trompa de varios animales.

—Mi querido niño, ¿crees que puedas hacer un cambio como el que te acabo de mostrar?

Majlis espero la respuesta del Auror, para después tomar su vara de cristal, con ella irían a algún hábitat salvaje, lleno de fauna y flora que pudieran poner en peligro la vida de las personas. Las zonas selváticas eran las favoritas de la Arcana, la protección de los animales ante la caza furtiva de las especies era lo que le hacía ver la humanidad de las personas y cada uno de los que habían estado en aquel lugar se lo había demostrado. Ahora era momento del castaño de demostrarle que tenía la suficiente humanidad y el control suficiente de la habilidad para ser digno de realizar su prueba para ser certificado a la habilidad.

[Mael Blackfyre]

Me quedé por unos momentos pensativo ante las respuestas de la Arcana. Claramente que no podía llegar a su mente. Para nada. Como ninguno de los otros Arcanos. Pero lo que si distinguía de los demás, es que especialmente Amara quería evadir el tema. Del resto había hablado y había tenido otro tipo de respuestas. Como ajenas, como algo que conocían pero no sabían. Pero la Arcana de la Metamorfomagia me dejaba pensando un poco más.

¿Acaso había tenido contacto con alguno de los dos bandos? ¿Acaso tenía un poco más de información? Hasta me daba a entender que respondía con conocimiento pero evadía el tema. Traté de sacarme los pensamientos de la cabeza para concentrarme en lo que pedía.

— Lo intentaré —lo pude decir con un poco de confianza. Si tenía que hacer algo parecido a eso, entonces no sería tan diferente a la Animagia, como había planteado en su primer momento.

Cerré los ojos y respiré profundo. En mi mente otra vez se invadió con aquella niebla tan espesa como el algodón. Pero había algo diferente, porque cada vez que quería convertir alguna parte de mi cuerpo, sentía como si me fuera a convertir en búho. Eso no quería. Tenía que ser diferente.

Volví a concentrarme, al ver que mi brazo se había empezado a llenar de plumas. No era mi intención llegar a ser aquella ave que había logrado adoptar. Tenía que camuflarme, tenía que mezclarme con mi entorno y no sacar a relucir mi parte animal. Eso hice. Ésta vez sentía el piso, el techo, las paredes. Era como si todas las partículas que nos rodearan se concentraran en mi brazo.

— Se siente raro —comenté al abrir los ojos y notar que lo había logrado bastante. Estiraba mi brazo, que segundos antes me había arremangado, y podía notar que mi piel había adoptado otro color, el de las paredes. Si me pellizcaba apenas, podía sentir mi piel hasta mi vello, pero si se observaba, se podía camuflar con la pared.

No podía decirle que me hacía acordar a uno de los hechizos de los mortífagos. Pero podía llegar a la conclusión de quien lo hubiera creado, tal vez se habría basado en algo como eso. Ahora quería probar con mi pierna, ya que no quería que algo saliera mal y me quedara con el rostro de un mono. Repeti los mismos pasos, pero ubicándome en el animal que mejor representaba mi familia.

Me agaché para acariciar mi pierna por encima de lo que había logrado. Era mi pierna, pero parecía la de un león, tan dorado como el mismo oro, tan suave como un gatito. Incluso se había convertido mi zapatilla en aquella pata enorme con garras afiladísimas. Las presionaba suavemente pero se sentía extraño

— Es raro esto, Arcana. No es como convertirse en animal. Es totalmente diferente. Es como un camuflaje, como un engaño —se lo comenté pero asombrado. Me gustaba aquella idea.

[Keaton Ravenclaw]

A todos los que conocían a Keaton, de verdad que aquello no les debería de sorprender, cada tanto él llegaba tardísimo a las citas que tenía, y no tenía ningún reparo de quién fuera, incluso si era la Arcana de la Metamorfomagia. El vampiro era así, y por más que se esmeraba en llegar temprano, en hacer las cosas a tiempo, siempre había algo que no se lo permitía. Era algo así como su maldición sin serlo, ¿pero qué se le iba a hacer? Y es que no era por flojo, era más bien porque no organizaba sus tiempos, tal vez aquello era lo que tenía que aprender, porque por ejemplo, aquel día, llegaba con varios días de atraso a su curso de Metamorfomagia.

 

Ya nada podía hacer, estaba seguro de que la Arcana se lo pondría aún más difícil o de mínimo le llamaría la atención muy enérgicamente, pero se lo tragaría, estaba consciente del error, por lo que al llegar hasta donde se encontraba Amara Majlis, tocó la puerta con cierto nerviosismo, y al no obtener respuesta, sencillamente la abrió y se adentró al recinto esperando poder encontrarla. Aquella era una habilidad que quería al ciento por ciento, por lo que estaba dispuesto a dar lo mejor de si para que la arcana no se molestara tanto con él y empezara cuanto antes el aprendizaje.

 

—¿Hola? ¿Arcana Amara Majlis? Soy Keaton Ravenclaw, su nuevo estudiantes... ¿hola? —No sabía si no veía, estaba muy ciego, no había nada o qué onda, pero no sentía la presencia de nadie allí, o era que tal vez sus nervios le dominaban. Aguardó entonces en el marco de la puerta para no entrometerse por si la Arcana estaba dándole clase a otro estudiantes.

[Amara Majlis]

Amara llevaba tiempo esperando una verdadera demostración de lo que podía hacer el Gryffindor con la habilidad de Metamorfomagia, por lo que cuando termino de hablar esta simplemente le dedico una sonrisa. El viaje y las emociones apenas iban a comenzar así que golpeo con su vara el suelo de su cabaña. Un portal acababa de abrirse frente a los ojos de ambas personas, estaba a punto de invitar a cruzar al joven auror cuando escucho que alguien más entraba a aquel lugar.

Majlis sabía perfectamente de quien se trataba, así que se acercó hasta donde el Ravenclaw se encontraba y le hizo una seña con la mano para que la siguiera hasta donde se encontraba el portal abierto. Estando los tres frente al portal sonrió, el vampiro llevaba las de perder en aquella prueba, pero eso le pasaba por no ser puntual en sus clases.

—Bienvenido Keaton —le saludó. —El portal frente a ustedes los llevará a una zona calurosa y húmeda, con abundante flora y fauna. Les diría que tienen una hora para elegir que van a llevar para su recorrido por aquella zona, pero no tenemos tiempo, por lo que es necesario que crucen ahora mismo.

La Arcana dio el tiempo suficiente para que ambos chicos cruzaran el portal y enseguida lo hizo ella.

El aire caliente de aquella zona climática cerca del sureste mexicano indicaba que habían llegado al lugar exacto, la espesura de la flora selvática hacía que el calor que se podía sentir en su cuerpo fuese en aumento cada minuto que estaban ahí. Y mientras más avanzaban adentrándose al lugar se podían escuchar el paso de diferentes criaturas que se trasladaban de un lugar a otro ya que se podía ver como las plantas y las ramas se movían con el sonido de pisadas.

—Si se preguntan qué hacemos en un lugar como este, solo quiero que se olviden de quienes son —dijo mientras miraba a su alrededor —y observen este lugar. ¿Qué se imagina que hacemos en este sitio?

No quería ser completamente honesta con el motivo por el que les había llevado hasta allí, parte de la clase y de la prueba en sí consistía en que bajo sus propios medios cada alumno descubriese su camino y propósito. Aun así, en colaboración con amigos que Amara tenía a lo largo y ancho del mundo, la participación de Keaton y Elvis en aquel sitio sería activa y esencial. Hacía mucho tiempo atrás hubo acudido a una zona similar en México con un grupo de alumnos con la idea de proteger a una especie en proceso de extinción, el lobo gris mexicano.

Pero la situación entonces resultaba más extrema y violenta que en antaño así que no había demasiado tiempo para perder. Con la capacidad de sus habilidades Majlis abandonó sus ropajes abrigados para cubrir su anatomía de mujer madura con finas telas rosadas, doradas y naranjas evitando de ese modo que los fuertes rayos de sol le hiciesen demasiado daño. Su piel, blanca como la leche se fue tostando y sus ojos adoptaron un color miel contrastando con su cabello chocolate, ahora se veía como una muchacha de la zona, alta y esbelta, de unos 35 años quizás.

Más no se quedaría allí, pasaría desapercibida para desaparecer entre la pronta multitud abandonando a sus alumnos a mera merced de sus facultades mentales y morales. A unos cinco metros de donde se encontraban, rodeados de árboles y fauna silvestre podía oírse el murmullo de máquinas, de herramientas y de personas gritando órdenes a diestra y siniestra, también, si uno agudizaba un poco más el sentido, podía oír quejas, reclamos y más gritos, algún insulto tal vez y es que, si se estaba en aquel sitio parado sin hacer nada, el calor de la escena te cocinaría las entrañas.

—Aquí se nos necesita, pero recaerá en ustedes saber verdaderamente a quién le urge la ayuda. Estaré cerca, pero no demasiado, no soy yo quien está puesta a prueba.

Dicho esto, echó a andar en dirección a la marea de personas, donde el sol asesinaba con su temperatura y no había sombra siquiera de un mísero árbol, los carteles con quejas y amenazas se chocaban unos con otros, había cánticos y demás cosas. Algunas pancartas hacían alusión al patrimonio natural, otras a la extinción del Jaguar, muchos simplemente pedían que aquella multinacional se marchara por donde vino, más el cartel gigantesco que llamaba la atención de todos estaba en el centro de la maquinaria con imágenes de un centro de salud integral de última generación.

¿Quién allí verdaderamente estaba errando? ¿Es que no había tierra suficiente en la ciudad para dañar el suelo fértil? ¿Y qué había con las criaturas que allí habitaban? Pues la proteccionista del Jaguar ya había arribado a la escena y el panorama no parecía nada favorable.

[Mael Blackfyre]

Si de algo me arrepentía demasiado en aquel momento, era de la ropa que llevaba puesta. ¿Por qué tenía que ser siempre tan formal? El portal se había abierto justo delante de mis narices y no pude evitar sentir un golpe de calor. A la par, aparecía un conocido que también se había interesado por la magia de la transformación. Solamente me encargué de saludarlo con un movimiento de cabeza.

— ¿En este momento? —logré pronunciar las palabras aunque las fui acallando de a poco, porque era consciente de las cosas que seguramente tendría que hacer para conseguir mi anillo de la habilidad. Así que asentí y le dirigí una sonrisa a Amara para que viera que aceptara.

Nos ordenó y atravesé el portal. Cada vez hacía más calor, cada vez estaba más pesado.

Mis zapatos tan negros como la noche, empezaron a hervir por dentro. Negué con la cabeza cuando algunas gotas de sudor empezaron a caer por mi frente. No estaba acostumbrado a aquel clima para nada. Con un movimiento de varita, me saqué de encima la capa, desapareció hacia mi mansión. Me desabroché y arremangué la camisa blanca, que tras todo el follaje verde contrarrestaba bastante.

— ¿Se nos necesita? ¿Quienes? No sé ni donde estamos —comente, esperando recibir alguna respuesta, pero claramente que tras las palabras de Amara, no recibiríamos demasiado. Ni siquiera sabía si nos encontrábamos en un sitio donde hablaran el mismo idioma, pero en cuanto pude ver a la Arcana que se escurría entre los árboles, me di cuenta que teníamos que valernos por nosotros mismos—. ¿Te parece si vamos para allí a ver cómo va todo?

Allí me di cuenta que tenía la varita en mano. Y que tal vez estábamos en compañía de muggles. Y no podía creer que había hecho magia sin antes fijarme de eso. Pero no había nadie alrededor. O por lo menos todos parecían estar concentrado en aquel punto. Avancé entre los árboles, tomando un poco de aire, el que podía, ahora con mucha menos ropa y más cómodo. Había demasiadas ramas bajas, pero las fui apartando mientras pasaba. Tras un segundo, tenía unos rastros de suciedad sobre el hombro de mi camisa. Estaba seguro que no duraría blanca tanto tiempo.

Nos acercamos de a poco. Iba a preguntar a la primera persona que se me cruzara qué sucedía. Pero los carteles indicaban claramente las intenciones. Lo que no entendía era qué se necesitaba de nosotros. ¡Pero qué me pasaba! Tenía la habilidad y la estaba menospreciando. Tal vez lo mejor era primero meterme allí y ver qué sucedía y qué necesitaban. Miré de reojo a ver si notaba a la Arcana pero la había perdido de vista.

Quejas. Dudas. Reclamos. La gente realmente estaba enfadada. Casi todos allí tenían el mismo pensamiento. Aunque le Legilimancia a veces se excedía si no la controlabas y podías meterte cada vez en la cabeza de las personas. Pero no me interesaba. Miraba un par de ojos, y trataba de averiguar algo. Cuando lo confirmaba, pasaba la vista a otros. Me crucé de brazos.

[Keaton Ravenclaw]

A los pocos segundo, el ojiverde pudo darse con Amara y otro estudiante. La Arcana le hizo una señal a Keaton para que se acercara y vio que frente a su compañero y la Majlis se hallaba abierto ya un portal de cual se podía sentir calor y humedad. El ojiverde bufó, detestaba esos lugares, aunque recordó que su animal en Animagia disfrutaría del sitio al ser su hábitat natural, no todo podía ser malo. Suerte que llevaba unos pantalones cortos y una playera sin mangas negra a juego con sus zapatillas deportivas, aunque... ¿sería el atuendo adecuado para el lugar que visitarían?

 

Cuando hubieron pasado, la Arcana les dijo a sus dos estudiantes que se olvidaran por completo de quienes eran, y fue algo que al ojiverde se le hizo muy fácil, últimamente, y para lo que estaba dispuesto a aprender y desarrollar esa habilidad, era porque quería dejar de ser él mismo por un tiempo. Sin embargo, al estar un poco más por la zona, y alejarse por completo de su compañero de Amara, Keaton se percató de lagunas cuestiones en el ambiente moral de las personas. Sin duda, algo malo estaba pasando ahí, pero... ¿malo para quienes? El ojiverde se apresuró a caminar para ver cientos de pancartas con quejas de defensa de la naturaleza y del jaguar. De inmediato supo de qué lado se iba a posicionar.

 

Siguió caminando por la espesura del recinto y llegó a un claro de lo que parecía la Selva Chiapaneca (había estado allí durante su prueba en la habilidad de Animagia) y las cosas estaban muy cambiadas a cuando meses atrás había estado allí. Un dejo de coraje se empezó a apoderar de él, y por un momento, la vena tenebrosa que tenía en su interior se vio tentada a salir, pero debía de ser cauteloso, estaba allí para algo más que sus meras pretensiones de perfil, estaba allí para lograr aquella meta que era la Metamorfomagia. Comenzó a leer las pancartas "No a la deforestación" "Salvemos al Jaguar, símbolo de nuestra tierra" Keaton comenzó de verdad a enfadarse.

 

Lo que más detestaba de los muggles era eso, que destruyeran el ecosistema para sus goce personal, no tenían respeto por la vida de la flora o fauna, y eso realmente lo sacaba de quicio. Así fue como, tras pasar por entre las marabuntas de gente, se le olvidó por completo que él era un vampiro inglés, que tenía más de mil años en la tierra y de que él no era nativo de ese lugar, su lucha se volvió la de él, sus emociones se volvieron las de él, y con mucho gusto les ayudaría a acabar con aquella transnacional, o al menos, a poner su granito de arena para defender la tierra y a aquel bello animal. Se convirtió en un nativo más, y si bien aún no sabía cómo controlar su habilidad, estaba más que seguro de que lo importante para adoptar la forma de cualquier otro ser humano era esa, desprenderse de la piel original para adoptar la de otro y entender su entorno.

 

—Esto va por ustedes, mis hermanos mexicanos —Dijo en una voz queda pero notablemente seria.

 

Desconocía lo que se vendría a continuación y seguía sin entender qué haría él para poder librar bien aquella prueba, pero quería dar algo de él aquella comunidad, así no pasara la certificación, porque, ¿que valía más? ¿la vida de la naturaleza o el poder? Desde luego, las prioridades del Ravenclaw estaban sumamente claras.

[Amara Majlis]

Sin duda, Lacandona era el destino perfecto para que sus dos pupilos comenzaran desarrollaran su habilidad como metaformagos, mirando alrededor como poco a poco más nativos del lugar, comenzaban a conglomerarse con pancartas, esbozó una media sonrisa. Tenían mucho trabajo por delante y esperaba que estuvieran a la altura de las situaciones.

 

Notando como Keaton realizaba un cambio en su apariencia, asintió con tranquilidad… si bien, no era del todo perfecto, al menos no llamaba tanto la atención el tono de su piel y pelo, aunque si la ropa así que tendría que hacer algo con ella.

 

—Espero que piense hacer algo con su vestimenta señor Ravenclaw… que dudo que pase desapercibido. —explicó, pasando su mirada a Elvis.

 

Si bien, la vestimenta del Gryffindor era un poco más apropiada, lo sentía aún un poco distante y confundido, por lo que supuso que tendría que ser un poco más clara ante todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Con un seña, les pidió que se giraran y notaran como iba llegando dos grupos más, sí personas que estaban en esos momentos con apoyo a la construcción del Centro de Salud, porque les ofrecería la posibilidad de tratar rápidamente sus padecimientos.

 

— ¿Cuál de las dos causas creen que sea la correcta? ¿Por qué? —añadió.

 

Pretendiendo darles tiempo para que notaran como había gente nativa que se oponía y gente con menos rasgos nativos que eran los que apoyaban la construcción. Notó como el calor se intensificaba por momentos, logrando que la humedad complicara un poco la respiración de los londinenses de no haber cambiado su apariencia.

 

—Si tuvieran que elegir a un grupo, ¿a cuál sería? Y háganlo… solamente que no pueden estar en el mismo.

 

Si, esa era la única pista que les daría por el momento… ellos debían continuar con su aprendizaje y sería de manera autodidacta, porque Amara no los guiaría paso por paso, sino que únicamente los haría volver al camino correcto, cuando se topara con algún error que estuvieran cometiendo.