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Metamorfomagia


Amara Majlis
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Había notado cuando dos hombres se acercaron a ellas presentándose como quienes cuidaban las reservas, uno era el aprendiz y el otro el encargado principal. Le sorprendió que ambos fueran magos aunque uno de ellos mencionara que su magia era limitada.

No le tomo importancia, a menos no de momento porque era algo que no tenía mayor relevancia. Escuchó las palabras de ambos y vio como Majilis se iba con Alí dejando a Jessie y Alessandra con Mohammed.

Las llevo en un vehículo hasta cerca de una de las reservas donde ellas trabajarian, cerca había un mercado que ocultaba la entrada, a palabras del mismo Mohammed, de un mercado negro.

Su misión era infiltrarse y obtener información de lo que ahí tramaban para dar con el o los responsables de la muerte de tan bellas criaturas.

Volteo a ver a Alesandra sabiendo que ambas deberían trabajar en conjunto y aunque le gustaría y haría mejor trabajando sola debía saber que opinaba ella pero antes echaría un vistazo al mercado.

-Piensa qué harás, yo tengo un plan que pienso poner en marcha, si quieres, te espero en la entrada del mercado en veinte minutos

Bajo del vehículo con elegancia sin esperar respuesta y comenzó a buscar y comprar lo que necesitaba para hacer funcionar su plan.

Sabía que Majilis les había prohibido utilizar magia pero si ella no se enteraba no era como si estuviera rompiendo las reglas, además ella no era de seguirlas.

Espero a que Alessandra llegará pero al no verla se ocultó entre las sombras en el callejón a sus espaldas y comenzó a cambiar poco a poco su atuendo.

Su cabello se tornó negro como la noche, sus ojos verdes cual esmeraldas brillantes. Sus labios se engrosaron dándoles una carnosidad envidiables de un suculento tono rojizo. Su pecho se abrando un poco y sus caderas se hicieron más anchas mientras su cintura encogía. Cambio sus ropas por un hermosos vestido que se Celia perfectamente a su silueta acentuando cada uno de sus atributos en un bello color verde oscuro con la espalda descubierta hasta el nacimiento de sus glúteos en la cintura, una falda tubular recta y un fino escote en V en su pecho resaltando los mismos. Una estola negra de piel de pantera colgaba con delicadeza de sus brazos ocultando un pequeño bolso negro que ocultaba perfectamente su varita mágica. Zapatos de tacón alto en punta color negro, un collar de diamantes y pendientes del mismo material finiquitan su atuendo. Ahora solo esperaba que Alessandra se decidiera a venir o bien ella podría comenzar por su cuenta.

 

Había esperado más que el tiempo suficiente y Alessandra parecía que no llegaría; no podía seguir perdiendo el tiempo sobre todo porque entre mas esperacen los contrabandistas podrían esconderse o escapar sin que ellas pudieran cumplir con lo que habían venido ha realizar.

 

Suspiro intentanto tranquilizarse y tomando la postura que cada día tomaba en el ministerio para enfrentar el día a día de su trabajo, soportando gente con la que regularmente no se relacionaría. Caminaba de forma altiva, volteando a ver a toda la gente a su alrededor como los seres inferiores que eran, con una mueca de desagrado en su delicado rostro, con una actitud sospechosa como si se ocultara de alguien ingreso en uno de los callejones que Mohammed les había indicado.

 

Caminaba por el callejón sabiendo en donde se metía, observaba todo a su alrededor fingiendo buscar algo de su interes, veía cosas bastante interesantes exhibidas en algunas ventanas de casas pero nada de eso llamaba su atención. Sabía que la seguían pero debía fingir que no se había dado cuenta, al menos por un rato más.

 

Entró en una de las casas que más llamó su atención por lo que ahí había en una de las ventanas, al ingresar comprobó que sus suposiciones no eran erroneas. Sonrió de medio lado tomando uno de los craneos y lo examinó con cuidado cuando escuchó la puerta volver a abrirse. Dejó el craneo en su lugar y sin voltear a ver a sus perseguidores exclamó:

 

-Esa no es la forma de tratar a una dama de sociedad, caballeros

 

-Perdóne usted señora, pero comprendera que es raro ver a una mujer como usted en un lugar como este- dijo un hombre de mediana estatura, cabello café castaño, ojos color azul y porte aristocratíco.

 

Jessie volteo a verlo de arriba abajo con altivez en su mirada, camino los dos pasos que la separaban de aquel hombre e irguiendose en toda la estatura que tenía en aquel momento observó.

 

-¿Y porqué no habría alguien como yo por aquí? Mis contactos me han dicho que es precisamente en este lugar donde puedo encontrar lo que necesito

 

Su voz era fría, destilando el desprecio que sentía por aquel vulgar muggle pero ala vez con ese toque de sensualidad que invitaba a seguir escuchando a la mujer de negros cabellos.

 

-Vera... mi... señora, gente como usted no suele venir por estos lugares, a menos que busquen cosas en especifico, cosas que, en otro lugar, sería dificil de conseguir, por no decir... prohibido- un hombre un tanto más alto que Jessie se acercó por la derecha a la chica, con voz melodiosa, gruesa. Sus pasos eran lentos pero seguros, demostrando que era, sino el lider de la organización, si al menos alguien con un nivel jerarquico superior al primer hombre que había hablado primero.

 

-No se si prohibido sería la palabra que yo utilizaría, pero no es algo común lo que vengo a buscar aquí y la unica forma de obtenerlo no es la... correcta.

 

Observó al hombre divertida, era de tez clara, ojos negros como la noche, cabello oscuro con una ligera coloración canosa que lo hacía ver un tanto interesante. Sonrió en su dirección con elegancia pero dandoles a conocer que era ella quien mandaba en aquella situación.

 

-Puede ser que mi jefe tenga lo que usted busca- repuso extendiendo su brazo ofreciendoselo a Jessie con porte y elegancia.

 

-Podría ser.

 

Con un elegante movimiento Jessie tomo el brazo del hombre de tez clara caminando con elegancia a su lado por la callejuela donde ella misma se había metido. No tenía miedo pero sabía que de ser necesario un simple movimiento de su varita magica y esos hombres terminarían rogando su muerte antes de que alguien pudiera hacer algo por ayudarles.

 

La llevarón hasta una camioneta cuatro por cuatro en color negro, con elegancia entro por la puerta derecha trasera de la misma, observando atenta cada detalle de aquel paisaje, fingiendo fascinación por lo que veía.

 

-En breve llegaremosa nuestro destino, si me permite ¿como es que debería de presentarla ante mi jefe?-preguntó el hombre que había escoltado a Jessie hasta la camioneta que en ese momento conducía la misma.

 

-Sarha McGarret.

 

Contesto sin mostrar el mayor interes en lo que le comentaba en hombre que conducía; por dentro deseaba sacar su varita magica y matarlos a los dos en ese mismo momento pero sabía que debái esperar, ser paciente, pues ellos eran quienes la llevarían a donde requería ir.

Editado por Jessie Black Lestrange

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Mohamed Reza.

El hombre de tez morena trato de tomar del brazo a aquella mujer que iba decidida a descubrir quien estaba a la cabeza de toda esa masacre, pero no lo había logrado, Jessie era una mujer decidida y realmente deseaba que saliera de aquel lugar sin sufrir ningún daño. Pero ya no estaba en sus manos, volteo a ver a la otra mujer que los acompañaba, parecía tan sorprendida como él lo estaba de aquel accionar de la Black Lestrange. El hindú jamás les había preguntado su nombre, no había necesidad de entablar una conversación o de llamar su atención. Pero después de aquello, era necesario comunicarle a la mujer longeva que una de sus alumnas se acababa de meter a la boca del lobo sin alguna red de seguridad.

Señorita…—trato de llamar la atención de la Rambaldi, parecía no lograrlo hasta que se situó frente a ella y movió sus manos frente a los ojos de la mujer de cabellos pelirrojos. —¿Cree que su compañera se encuentre bien? —preguntó mientras miraba por el rabillo de los ojos de la fémina el como la Black Lestrange con un aspecto diferente al que la había conocido entraba a aquel lugar.

------

Sarha McGarret… —se escuchó decir de una voz gruesa.

Estaba informando a las personas que ahí se encontraban que alguien quería hablar con ellos para hacer negocios, así que después de varios minutos dejándola esperando le dieron oportunidad de entrar para encontrarse con la cabeza de aquella organización. En la habitación, con la primera imagen que se encontró fue con tres hombres armados, de complexión robusta, rondando entre los treintas y los cincuentas de edad. Por las ropas que usaban, pantalones caqui y playeras sin mangas, con una pequeña mochila a su costado, todo indicaba que ellos eran los cazadores de aquel lugar. Justo al fondo de aquel lugar, sentado en una cómoda silla tapizada de piel de tigre se podía ver la figura de un joven que no rondaba ni los treinta años, el cual al verla entrar se puso de pie para encontrarse frente a ella, tomar su mano y besar el dorso de esta.

¿Qué es lo que trae a tan bella mujer a este lugar? —preguntó. El acento del joven era Galés y el aspecto de este dejaba claro que no pertenecía a aquel lugar, por lo que no le importaba dañar aquel lugar por unas cuantas monedas.

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La Arcana de Metamorfomagia, con ayuda de su vara de cristal podía ver la evolución que estaban teniendo ambas mujeres que se encontraban en aquel lugar para desarrollar su habilidad. La primera mujer en la que puso sus ojos, fue en la Black Lestrange, estaba teniendo al poder cambiarse de aspecto sin problema alguno y mantenerse de esa forma aun cuando se podía encontrar nerviosa con la situación que estaba viviendo en ese momento. Para Majlis aquella mujer estaba lista para responder la pregunta y de esa forma empezar con su prueba del portal. Sólo un detalle, debía salir de aquella habitación primero para poder encontrarse frente a la Arcana y esta preguntarle si deseaba presentar su prueba de vinculación.

Por otro lado, Alessandra parecía tener dificultades con respecto a cambiar de aspecto, trataría de ayudarla. Había demostrado con anterioridad que podía hacer cualquier cambio que tuviese al que verse influida. Pero desde que había llegado a la India se le había visto un poco tímida al actuar, sólo esperaba que pudiera reaccionar y demostrar que podía fluir antes de que decidiera que debía volver a Londres a seguir con su entrenamiento de manera personal y que volviera frente a ella cuando de verdad se sintiera segura de lograr aquella vinculación.
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El trayecto había sido un tanto largo por lo cual Jessie se concentró en observar todo lo que había a su alrededor. Aunque el paisaje era un tanto árido y monótono. Finalmente llegaron a su destino, respiro profundamente en lo que el hombre que la escoltaba abría la puerta de la camioneta y le ofrecía la mano para que bajara.

 

La tomó con un poco de recelo, demostrando el asco y repudio que sentía en una sola mueca. El hombre la tomó por el brazo llevándola por un elegante jardín bastante discordante para la zona en la que se encontraban. Los pasos de Jessie eran elegantes, cual si de una danza se tratara demostrando el porte aristocrático del cual gozaba.

 

-La anunciaré y luego pasaremos-explico el hombre ganándose una mueca de desprecio y aburrimiento por parte de Jessie.

 

-Meras formalidades-suspiro adoptando una postura aún más elegante de ser posible al momento en que le sedieron el paso al interior de aquella gran casona.

 

Observó todo a su alrededor con lujo de detalle: tres hombres fuertemente armados pero sin dotes mágicos a la vista, adultos fuertes, quizá y fueran los cazadores de aquella empresa. Al fondo un hombre de mediana edad, de porte elegante y características físicas similares a las de ella llamó su atención hablando, pero igual que los otros hombres, sin dotes mágicos, ya que de tenerlos no dañaría a criaturas muggles.

 

Comenzó a caminar con elegancia sorteando a los hombres sin ninguna dificultad, cual danza coordinada previa a su visita fuera acordada. Sonreía de forma elegante y un tanto coqueta.

 

Sus verdes ojos brillaron como esmeraldas en medio de una cueva oscura. Mientras se es caminaba hasta el hombre no perdía detalle de los movimientos de los otros cuatro hombres detrás de ella. Al llegar junto al hombre este tomo su mano y la besó. Ambos se habían encontrado a mitad del camino y por instituto Jessie hubiera retirado la mano pero tuvo que contenerse.

 

-Negocios- explico con una aterciopelada voz infundandole la mayor sensualidad de la que fue capaz aunque por dentro de estuviera asqueando-escuché que en estos lugares podría conseguir algo prohibido pero realmente impresionante

 

Observó al hombre con detenimiento, su mano derecha acomodo su largo cabello negro tras su espalda con elegancia mientras sus parpados bajaban en un gesto coqueto ocultando los verdes ojos de la Black Lestrange.

 

Debía andar con cuidado, poner en práctica todos los años de falsos modales dentro del ministerio para que no descubrieran sus mentiras e inclinaciones, que mejor práctica que con un bol y vulgar muggle.

 

-Y por lo que veo, no me he equivocado en realizar un viaje desde Londres hasta aquí

 

Con elegantes movimientos retiro su estola de piel de pantera negra y la entrego a uno de los hombres armados sin fijarse en cual, su atención estaba enfocada en el hombre frente a ella.

 

-¿Porque no nos abocamos a lo qué me trajo a este lugar? Cómo se habrá dado cuenta, el dinero no es un impedimento para mí

 

Sonrió satisfecha al notar como el hombre frente a ella se la comía con los ojos. Sentía un asco indescriptible pero debía controlarse, todo fuera por conseguir lo que buscaba.

 

-Y dígame ¿Qué es lo que busca exactamente? Así podría ayudarle

 

La tomó con elegancia del brazo llevándola hasta uno de los cómodos sillones. Jessie cruzó sus pies a la altura de sus tobillos y fijo su mirada en el hombre frente a ella.

 

-Busco una piel en específico, elegante, de excelente calidad para un abrigo que pienso utilizar en la próxima gala de moda en Italia a celebrarse en diciembre

 

Explico aquello como si fuera la cosa más común para hablar en una conversación en los tiempos que corrían. Ya quisiera Jessie cortarle la cabeza a ese maldito muggle y exhibirla en la mansión Black Lestrange, para que vieran todos de lo que su familia era capaz.

 

-Se imaginaba que lo que pide lleva un alto costo señorita- explico acercándose a Jessie y tomando sus manos entre las suyas, cual si fuera un tonto enamorado.

 

-No sé si no me haya explicado bien, señor...- lo observó alzando una ceja en clara muestra de duda.

 

-Artur Kendrick, pero dígame Artur, ¿Puedo llamarla Sasha? - repuso el hombre con elegancia volviendo a besar la mano derecha de Jessie.

 

Recurriendo a los más primitivos instintos de supervivencia y gracias a las clases de oclumansia logro enarbolar la más sincera de las sonrisa mientras era obsequiará con aquel beso.

 

-Por supuesto Artur, eso hacen los amigos y a mí me gustaría que lo fuésemos, así podría hacerte cuanto pedido requiera e irías a visitarme a mi mansión de Inveraray para entregarme personalmente los pedidos y... Puede que algo más

 

Se odiaba por dentro por coquetearle a un vulgar muggle, nomás de pensar lo que diría su madre si la viera o sus hermanos... Un leve escalofrío recorrió su tersa piel, lo que provocó la preparación del hombre.

 

-¿Se encuentra bien Sasha?- la preocupación era palpable en la voz de aquel hombre Gales, pero Jessie sonrió de forma tranquilizadora.

 

-Estaba tan ansiosa por conseguir lo que vine a buscar que me vine directo del angar al bajar del jet, perdone por preocuparlo- en la voz de la bruja podía notarse la emoción y el cansancio mezclados lo que trajo como consecuencia el asentamiento de su interlocutor.

 

-No se diga más, dígame dónde se hospeda, vaya a descansar y yo personalmente le llevaré la mejor piel que tenga mañana mismo-dijo con tranquilidad, un poco de ansias y lujuria en sus azules ojos, esperando la invitación de Jessie a qué pasará algo más.

 

-¡Oh Arthur, eso sería fabuloso! Pero ¿Irías tú personalmente al pueblo? Dios mío, no podría hacer que te molestas de tal forma

 

Jessie llevo una de sus manos al fuerte pecho del hombre acariciándolo levemente, un cálido sonrojo se apoderó de las pálidas mejillas de la bruja mientras bajaba la mirada un tanto apenada.

 

Había descubierto que era lo que a aquel hombre le gustaba u debía aprovecharse de eso para hacerlo salir de su escondite.

 

-Por una bella dama como usted y con la clase que ostenta... Sería una falta de respeto de mi parte no hacerlo-el hombre tomó la mano de Jessie que estaba en su pecho entre las suyas aferrando la con un poco de fuerza.

 

Inclinada por sus descubrimientos, Jessie se acercó al oído derecho de Arthur detallándole el lugar donde se encontraba y antes de retirarse le obsequió un beso en la comisura derecha de sus labios, dejando al hombre con la vista un tanto perdida.

 

-Entonces, lo espero mañana al medio día, para la hora del té pasarla juntos, no puede fallarme

 

Sonrió Jessie poniéndose de pie tomando la mano que le ofrecía Arthur en apoyo. Tomando la estola de uno de sus cazadores, la colocó con delicadeza a la espalda de Jessie, cubriendo el marcado escote de la bruja y deleitándose con lo que veía.

 

- Jamás haría una falta de respeto tan grande hacía su persona, Sasha- la entrego con delicadeza al hombre que la había llevado desde el mercado hasta la casona de Kendrick y lo fulminó con la mirada antes de exclamar-[/b]llévala a dónde te pida, no hagas preguntas, ella sabe cómo nos movemos[/b] -spnrio en dirección; de Jessie y está le obsequió una elegante sonrisa.

 

-Nos vemos mañana

 

Siguió al hombre hasta la camioneta y espero hasta que esté le abriera la puerta para subir, todo el camino lo ignoro salvo para decirle que la dejara exactamente en el mismo lugar donde se vieron y se fuera lo antes posible, no quería que lo vieran con él.

 

No pasó mucho tiempo para que llegarán al mercado negro y finalmente Jessie emprendiera el regreso con Mohammed; por el camino se metió en una de las callejuelas oscuras para volver a cambiar su aspecto al que había tenido cuando llegara a aquel lugar. El aspecto de Alessandra.

Editado por Jessie Black Lestrange

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La mente de la Rambaldi daba vuelta a las palabras de Mohamed, -..."necesitamos que alguna de ustedes sea infiltrada"...-, no le daba buena espina aquéllo. Ella no era buena en situaciones de espionaje por esa razón estaba en oficinas y claro no era una persona con carácter de líder, prefería siempre aconsejar o ayudar en lo que mejor pudiera.

 

Suspiro.

 

Estaba tan concentrada planeando cómo entrar que se sobresalto al ver que Mohamed estaba frente suyo agitando las manos para llamar su atención, parpadeando confusa mirando a su alrededor vio que Jessie no estaba, ¿tan desconcentrada estaba que no vio cuándo se fue?.

 

- Esperó que si- susurró.

 

No podía entrar ya, se había atrasado demasiado en acompañar a Jessie por lo que sería sospechoso que diera alguna escusa del porque se había atrasado, bufó un poco molesta por la situación, se sentía inmune a cualquier cosa que pensará y no ayudaba que Mohamed mirará a su alrededor.

 

- No creó que pueda entrar ya a acompañarla pero...- miró a su alrededor y decidió cambiar de aspecto.

 

Su cabello se volvió cortó casi al rape de color negro profundo, su tez se volvió oscura, se dio varios centímetros de altura y con cuidado sacó su varita y transformó sus ropas en un churidar, un pantalón que se ajustaba en el tobillo, blanco de seda y una camisa larga azul marino de seda y su velo lo cambió por un shahtoosh blanco. Se haría pasar por alguien rico del lugar que deseaba hacerse con algunos animales o pieles para llevar a su viaje al extranjero. Tocio un poco para modular la voz y que se volviera grave pero no fuerte sino tranquila.

 

- Creó que asi podré averiguar si hay más involucrados en éste asunto- le dijo a Mohamed.

 

Avanzó a dónde el moreno le había dicho que estaba el mercado negro y golpeó la puerta esperando a que lo recibieran.

 

- Quién es?- le preguntó una vos varonil con brusquedad.

 

- Kiran Raj- le respondió con la voz calmada.

Editado por Alessandra G. Delacour

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  • 2 semanas más tarde...
Agitando sutilmente la fina para translúcida ésta aumentó varias veces de tamaño hasta transformarse en una especie de bastón de cristal marcando los pasos de la Arcano. Black Lestrange había mostrado entereza, serenidad y completo control de la habilidad que intentaba despertar en su interior así que una vez la supo segura junto a Mohammed rasgó el aire circundante abriendo un perfecto haz de la noche para desaparecer de la tranquilidad conocido como su hogar hacia la entrada del mercado negro donde Jessie estaría conversando con el hombre que la escoltaba respecto a lo que había descubierto. Su ropaje no caracterizaba en lo absoluto el sitio donde sus pies tocaron tierra firme y por ello seguramente llamó la atención de varios curiosos que voltearon a verle.


Majlis era una de las mujeres más hermosas que El Cairo podría acoger y no solo por la capacidad que tenía de regenerar tejido y cambiar su aspecto a antojo sino porque los años que portaba los portaba con elegancia. Claros ojos cielo y un vestido aterciopelado le dieron la bienvenida a su alumna más aguerrida mientras los bravos rayos de sol arrancaban destellos de aquella ondulada melena dorada, no siempre se permitía ver así y nadie sabía a ciencia cierta si se trataba de su verdadera identidad más entonces lo único que debía de importarle a la pelirroja en cuestión era a qué se debía la amplia sonrisa que Amara sostenía entre dos delicados hoyuelos en las mejillas.


―Jessie, querida. He de confesar que me asustaste un poco― Argumentó desapareciendo la sonrisa y tomando sus brazos.


Hizo notar a la bruja que verdaderamente se le hubo helado la sangre cuando la vio rodeada de hombres peligrosos pero ésta le demostró de qué estaba hecha y cualquier educador se sentía por demás orgulloso de ello así que depositó un beso en cada una de sus azoradas mejillas y deslizó ambas manos curtidas, con años de experiencia, hasta tomar las propias de la joven y encerrarlas entre medio de un espacio considerable de ambos cuerpos. Luego carraspeó


―Estás preparada para pasar a la siguiente fase, Jessie. Solo debes confirmarme que es lo que deseas.


Soltó el aferre y contempló la sortija de aprendiz que Black Lestrange portaba en su dedo y recuperó la sonrisa, aun tenía una alumna rezagada que requería atención así que no podía enforcar demasiado su entereza en ésta. Miró los ojos de la fémina, ensanchó la sonrisa y casi por norma impuesta volvió a preguntar "Jessie Black Lestrange ¿Estás segura que quieres dar ésta prueba?" una vez tuviese la respuesta palmearía su hombro y la enviaría a descansar un poco pues allí nada más tenía para hacer y volverían a verse a los pies de un bello lago.


Instantes después la vio desaparecer, se sentía ligeramente realizada pero un murmullo en aumentó la desconcentró. Sabía que desentonaba allí así que sería mejor partir y eso hizo siguiendo los pasos de quien le hubo abandonado recién, los hombres de Artur buscaban a Jessie con ahínco por todo el mercado en el momento en que Alessandra se despojaba de su identidad para mezclarse con la gente regional y acabar con el misterio del contrabando por lo que se topó de lleno con un grupo corpulento de malas personas que al permitirle entrar arquearon una ceja esperando respuestas sobre quién era y cómo había encontrado el lugar.


Amara concluía que si una de sus alumnas había podido salir airosa, la otra también ¿verdad?

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Jessie estaba orgullosa con lo que había logrado, ahora solo debía verse con Mohammed y explicarle todo lo que había sucedido. Una vez que el guardia que la escoltaba se alejó de su vista volvió a tener la apariencia de una Alessandra joven de rubios cabellos y tez clara, bajo las ropas que Amara les había dado en Londres.

 

Llegó hasta la reserva y busco a Mohammed.

 

-Hola, he vuelto... Tengo una cita mañana con el señor Arthur Kendrick, quién es el que orquesta todo el tráfico de pieles en la suite del hotel principal a la hora del almuerzo... Deberemos ser cuidadosos...

 

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando un halo negro apareció de la nada y de el salió Amará, pero no era la mujer que ella había visto en Londres, sino que era alguien joven y muy hermosa. Su boca se abrió en una pequeña pero perfecta "O" mientras observaba a su profesora.

 

-Lo lamento Majilis... Pero hay que hacer sacrificios por las cosas que realmente valen la pena... Los muggles... Ellos no saben el daño que provocan

 

Bajo la mirada pues sabía que en ella podrían notar el odio que le había tomado a Kendrick y cualquiera que lo hubiera conocido no la culparía en lo absoluto, pues se creía con una superioridad de la cual no tenía derecho alguno.

 

Amara tomaba las manos de Jessie entre las suyas cuando le preguntaba algo que está esperaba desde que le dijeron que podría tomar aquella clase. Levantó el rostro con los ojos azules brillando de emocion y sonrió.

 

-Estoy completamente lista, deseo tomar la prueba y dar lo mejor de mí para superarla

 

Algo pesado apareció en su dedo anular derecho, bajo los ojos sorprendía mientras su sonrisa se ensanchaba satisfecha consigo misma.

 

-No hay duda Amara, deseo dar la prueba

 

Cuando Majilis escuchó su respuesta la mando a descansar a una de las habitaciones de la casa que había en la reserva. Se despidió de Mohammed y Majilis con una leve inclinación y se alejó para descansar después de un día por demás agotador pero que había valido la pena.

 

Mientras caminaba cambio su aspecto, se encogió un par de centímetros, su cabello se tornó rojo como la sangre, su piel se aclaró quedando de un tono muy pálido pero hermoso, sus brazos se estilizaron así como sus piernas. Sus ojos se volvieron de un impresionante color gris cual ónix brillando y sus labios volvieron a ser finos pero de un intenso color carmín.

 

Se encontró un espejo en el camino y sonrió a la imagen que vio en este, al fin volvía a ser ella misma y sabía que de ahora en adelante el cambiar de aspecto sería sumamente sencillo, si pasaba la prueba.

 

-La pasarela

 

Se prometió a sí misma tomando el picaporte de la puerta y entrando a la habitación que le había sido asignada.

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-Siento mucho haber llegado de esta forma pero es que dentro de poco un viaje me llevara a otro lado- habló Kiran a los presenté cuándo las puertas que lo separaban fue abierta - pero me han recomendado que éste lugar es dónde puedo conseguir unas...- dejó la frase inconclusa.

 

Un hombre bajó, gordo de piel oscura con una gran barba le miró con curiosidad, mientras Kiran/Alessandra observaba al hombre con la misma mirada que el. No podia mostrarse molesta por lo que hacian ya que notarian su mirada y empezarian a sospechar, por su cabeza pasaron los gestos que Mohammed hacia y si se comportaba con la finura de un hombre rico iba a poder engañar a aquellos hombres.

 

-Akbad- le estrecho la mano con fuerza -¿viaje? Regalo o solo usar?- le pregunto con una ceja alzada.

 

-Depende, si es lo que busco es para uso sino regalo- sonrio con suficiencia.

 

La estruendosa risa del hombre hizo que sus guarda espaldas se relajaran, Alessandra por su parte solo lo miro con una media sonrisa, no sabia si era el jefe o simplemente el sustituto por si querian atacar.

 

-Bien respondido, por lo general siempre son para regalos al menos lo que dicen pero al final se los terminan quedando porque les gusto- para si mismo.

 

Girando sobre sus talones comenzo a caminar por un largo pasillo oscuro, los que custodian la puerta dos se quedaron pero dos le siguian por atras.

 

-Su apellido me suena es algo del vicepresidente?- le pregunto pensativo.

 

-Sobrino-respondio sin dudar.

 

Esperaba que no indagaran, era una suerte que el apellido inventado funcionara y mas aun que fuera relacionado con gente muggle tan importante, esperaba que esta nueva informacion ayudara a Mohammed.

 

Caminaron unos metros mas hasta que se toparon con unas puertas ya mas cuidada y de un pulcro color blanco.

 

-Nuestro jefe suele antender en su oficina mas lujosa a personas tan inportantes- le dijo curioso Akbad.

 

-Fue la informacion que me han proporcionado- le respondio con tranquilidad.

 

Eso parecio relajar al hombre que asintio para adelantarse y tocar la puerta "adelante" se escucho del otro lado.

 

-Disculpe señor pero el sobrino del vicepresindete desea comprar- le aviso Akbad.

 

Despues de recibir una reprimenda de su jefe y de un "hazle pasar a que esperas" Alessandra entro a la oficina, no era lo que esperaba ya que era toda blanca y muy luminosa, cortinas de colores suaves se movian con la brisa.

 

-Kendrick, Cristian- saludo estrechandole la mano -mi padre se ha sentido mal por lo que yo lo sustituyo-

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Majlis se encontraba sentada justo al centro de la reserva rodeada de una manada de tigres de bengala, sobre su falda tenía acostado a un bello ejemplar con su pelaje blanco, las rayas eran de un color negro grisáceo y sus ojos eran de un color avellana muy claro, cosa que hacía a ese ejemplar único en su especie. Su intuición le indicaba que aquel ejemplar iba a ser el motivo del siguiente ataque de aquellos hombres armados. Así que la reserva en la que ella se encontraba y aquel ejemplar de tigre blanco corrían bastante peligro.

Seguro alguien con mucho dinero pagaría un buen precio para hacerse con él. —dijo en voz alta mirando al felino que empezaba a comer.

Minutos antes, el joven que se dedicaba al cuidado de aquella manada había comenzado a darles de comer a los felinos, por lo que el ejemplar de pelaje blanco se había levantado de la falda de la Arcana en busca de su alimento. Ali escucho las palabras de la Arcana y se le quedo mirando un poco preocupado, no la conocía del todo, es más, Mohammed era quien había localizado a aquella mujer que se había dedicado a estar sentada a la mitad de la manada sin que ninguno de los felinos se alarmara.

Amara miró al joven y le dedicó una sonrisa.

No te asustes, si hubiese querido hacerme con unos cuantos tigres de Bengala ya lo hubiese hecho. Estaba pensando que aquel ejemplar podía ser la mira de un próximo ataque. —dijo, pero antes de seguir con la explicación de su teoría una imagen apareció en la esfera de cristal que estaba en sus manos.

La imagen que se miraba al interior era de un joven moreno, estaba segura que aquella persona era Alessandra. Al parecer tenía una idea fresca de lo que quería obtener de aquel lugar, su encomienda parecía sencilla, pero era sumamente complicada, si la joven Rambaldi conseguía la dirección de su próximo ataque para la obtención de pieles, en cuanto abandonara aquel lugar aparecería frente a la argelina que le esperaba con un anillo de diamante para preguntarle si estaba lista para hacer la prueba.

Los minutos iban transcurriendo, entre más tiempo pasaba ahí adentro de aquella habitación, la rubia se ponía en más peligro así que debía salir pronto de aquel lugar si no quería ser descubierta.

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El muchacho frente suyo era muy guapo, sus rasgos indicaban claramente que no era del lugar, piel bronceadan ojos verde oscuro, alto, elegante y completamente muggle, Alessandra le sonrió apenas recordandose que era un varón en ese momento porque que si no fuera por su piel oscura su rostro estaría rojo cómo un tomate.

 

- Kiran Raj- se presentó hablando con calma.

 

Estrecharon las manos y Cristian cómo buen anfitrión le hizo una seña para que tomara asiento, Kiran se sentó sin despegar la mirada de Kendrick que movió la cabeza para que todos lo que estaban dentro saliran.

 

- Siento mucho lo de su padre pero me gustaria que esto fuera rápido ya que tengo un viaje que hacer y no quiero atrasarme- el tiempo corría de prisa aunque no pareciera ahí dentro y ponía a Alessandra muy nerviosa -[/i] eso y qu éste tema sea tratado de forma muy...sutil-[/i]

 

- No se preocupé señor Raj- habló Cristian sacando unos folios de un cajón -según tengo entendido a la familia Raj les gusta ver sus productos- sonrió con suficiencia.

 

Aquéllo le enojó mucho a la Delacour que apretó los dientes, tenía su varita en la manga de sus ropas lista para enseñarle lo que los animales sentían y así acabar con todo ese problema pero si lo hacía comenzaría un problema para Mohammed y Ali que eran magos y podría exponerlos. Miró los folios para tomarlos, tigres, osos polares, gorilas, leonés, se mordió la lengua para no gritar asi que dejó el folio a un lado.

 

- Tigres de bengala- le indicó al muchacho de unos casi treinta años - piel y el animal, una cría-

 

Mientras hablaba Cristian le miraba anotando todo lo que le pedía al final cuándo dejó de hablar le dio pasó el papel con una cifra muy alta pero Alessandra lo miró y asintió con la cabeza una vez para confirmar el mercadeo.

 

- Lo máximo que nos tardamos es de tres días en hacer la entrega-[/i] explicó sacando una tarjeta blanca - a mi padre Arthur le gusta hacer el intercambio en lugares sutiles- le indicó.

 

Alessandra mientras escuchaba dio la vuelta a la tarjeta para ver una dirección, lugar y hora. Con eso se levantaron para darse la mano.

 

- Espero que no tenga problema con la fecha y su viaje- le dijo mirándolo de forma inquisitiva -

 

- Sin problema el viaje está para dentro de una semana- le informó.

 

Se giró y siguió a los guardias y a Akbad que estaban muy tranquilos llevándola a la puerta de la salida, con un "buena suerte" salió del mercado pero no pudo avanzar más porque desaparecio y aparecio frente a la Arcana y a Ali.

 

-Arcana acá tengo informacion más informacion-desconocía lo que Jessie le dio a Amara por lo que ella le dio la tarjeta con lo que necesitaba - es en el puerto a la medianoche dentro de 3 días-

 

- Son padre e hijo, Arthur y Cristian Kendrick- les avisó pero también hay alguien del gobierno, el vicepresidente -

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Arcana acá tengo información, más información, es en el puerto a la medianoche dentro de 3 días —dijo la mujer de cabellera rubia al encontrarse con Majlis.

Amara vio aparecer a Alessandra frente a ella, sonrió, aquella mujer tenía datos precisos sobre quienes conformaban aquel grupo de monstruos y donde iba a ser la entrega de las pieles que había pedido la Delacour haciéndose pasar por un hombre acaudalado. La argelina le dejo hablar, era momento de ver que iba a hacer ella con esos datos que había conseguido. Los cuales eran aún más fructíferos que los que había conseguido la Black Lestrange.

La Arcana seguía sentada en la reserva de los tigres siberianos que la rodeaban, le hizo una señal a Alessandra para que tomara asiento en el espacio que habían dejado los felinos justo al frente de Amara. A los pies de la Arcana, se encontraban dos cachorros de tigre que jugaban entre ellos dándose pequeñas mordidas en sus orejas, y patas, Amara se encontraba completamente feliz por ver a aquellas criaturas en un mundo de paz y tranquilidad.

Te invite a que te sentaras conmigo, porque necesito preguntarte algo. —le dedico una sonrisa mientras hacía una pausa, su semblante era serio, por su cabeza aun pasaban los datos que ella le había dado acerca de las personas que se encontraban dentro del grupo de traficantes de pieles. Así que cuando Alessandra tomó asiento la metamorfomaga le habló de nuevo.

¿Te crees capaz de poder detener esto, usando tu habilidad de la metamorfomagia? —quizás esa no era la pregunta que la fémina esperaba, pero aquella era una forma de Amara de preguntar si estaba lista para hacer la prueba de vinculación con la metamorfomagia. Así que se quedo en silencio esperando la respuesta de la Fenixiana.

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