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Metamorfomagia


Amara Majlis
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El portal lo llevó a la misma estancia de la que había partido. La reconocía porque se conocía cada una de las habitaciones de la mansión Malfoy de memoria, pero estaba muy cambiada desde que aquel había sido el estudio de su tío Abraxas. Allí dónde había habido jaulas con animales, estanterías ordenadas con pulcritud y ni una mota de polvo ahora había mesas repletas de calderos, matraces y diversos objetos distribuidos sin orden aparente, las estanterías estaban llenas de libros pero tan mal ordenados que algunos estaban del revés o acumulados en el suelo a la espera de una clasificación que nunca llegaba.

 

Reconoció al instante aquel desorden, pues era el suyo propio, aquel que le había infringido al estudio después de heredarlo de su tío. Por eso no le sorprendió escuchar aquel tono de voz raspado y sibilante.

 

- Has tardado mucho en venir a visitarme

 

Se giró para encontrarse consigo mismo, o más bien con su futuro, y no le sorprendió lo que encontró. Aquel Crazy llevaba una túnica similar a la suya, de color plateado con runas antiguas bordadas en lapislázuli en espiral a lo largo de las mangas, unas botas de cuerpo de apariencia cómoda y ningún adorno superfluo. Tenía quizás menos pelo, y la tez oscurecida y gris, pero el porte era igual de orgulloso, alto, desgarbado y la mirada orgullosa. Más o menos el futuro que se había imaginado, más allá de que allí dónde debería haber tenido la mano derecha había un muñón.

 

Enarcó las cejas en dirección al miembro mutilado.

 

- Llevas toda tu vida forjando enemigos como si te pagaran por ello - respondió Crazy con voz sosegada - ¿De verdad creías que el que juega con fuego no se quema?

 

El Crazy más joven sonrió, era extraño hablar consigo mismo, molesto incluso. Aquel talante altanero, aquella pose arrogante y esos ojos que parecían mirarte desde las alturas. ¿Así se sentían los que trataban con él?

 

- Me han mandado aquí con una misión - dijo al fin, tratando de centrarse en su objetivo -

 

El viejo Crazy pareció sorprenderse, aunque solamente lo dejó traslucir a través de un leve movimiento en su mirada.

 

- Creí que vendrías por otro motivo... - lo observó de arriba abajo con una mirada que lo traspasaba como si pudiera verle el alma - ¿No eres un fulguramago como yo?

 

- Lo soy - respondió secamente, molesto -

 

- Si las barreras del tiempo no significan nada para ti, ¿Porqué no visitarme para saber que te depara la vida?

 

- ¿Le sirvió mucho a Tom Ryddle saber qué le deparaba el destino?

 

El viejo Crazy dejó escapar una breve carcajada.

 

- Supongo que no era tan tonto de joven - dijo - ¿Entonces qué vienes a buscar?

 

Mientras le lanzaba la pregunta apartó de un manotazo una pila de libros de aspecto antiguo, que cayeron al suelo levantando una nube de polvo, y se sentó.

 

- La metamorfomagia

 

- ¿Todavía estás con eso? - los ojos del viejo Crazy relampaguearon, acerados -

 

- ¿Lo soy o no? - respondió con acritud, comenzaba a estar harto de sí mismo -

 

- Por supuesto, pero eso ya lo sabes, por tu sangre corren magias muy poderosas

 

Dicho esto, el viejo Crazy mantuvo silencio y sus facciones comenzaron a moverse, las cejas subieron, la boca bajo, la nariz se ensanchó... Y al cabo de unos instantes su aspecto era el de un adolescente que no conocía.

 

- Buena elección - le dijo -

 

- ¿No lo conoces? - la voz del viejo Crazy parecía divertida - Lo conocerás, muy a tu pesar

 

Crazy iba a responder algo airado pero se detuvo. Estaba jugando con él, estudiándolo, provocándolo pero... ¿Porqué? ¿Qué interés tenía su futuro en influir en su pasado? ¿Qué quería cambiar? Decidió que no le interesaba y se concentró en lo que acababa de hacer. Aquello era la confirmación de que la metamorfomagia corría por sus venas, y de alguna forma verse a sí mismo empleando la habilidad fue la indicación que necesitaba.

 

Crazy se giró para mirarse a un pequeño espejo roto que había colgado en el único pedazo de pared libre, su rostro multiplicado varias veces en los fragmentos le devolvió la mirada. Le pareció que tenía una mirada triste y cínica, cansada y quiso cambiarla. Se concentró, recordando lo que acababa de ver y, muy poco a poco, su fisonomía comenzó a girar. Sus facciones se encogieron, estrechándose, su pelo cambió de color a un negro azabache y... Se detuvo, exhausto. Su rostro se había transformado en una mezcla de sí mismo y el famoso cantante de una banda mágica, la mitad de su pelo era blanca y la otra negra, y tenía un ojo de cada color. No estaba mal como comienzo.

 

- Ya tienes tu respuesta - dijo el viejo Crazy a sus espaldas -

 

- La tengo - respondió sin girarse -

 

Un portal fulgura apareció frente a él, tranzándose lentamente con zarcillos de oscuridad.

 

- No quieres saberlo - le preguntó su viejo yo quedamente - ¿No quieres saber cómo vas a perder la mano?

 

Crazy guardó silencio un instante, debatiéndose.

 

- No, seguro que me lo merecía

 

Y dicho esto cruzó el portal para regresar al presente.

Sapere Aude - Mansión Malfoy - Sic Parvis Magna

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De momento estaba sola frente al espejo. Seguía viendo una extraña imagen de lo que fue y lo que era. Un poco de gris y un poco de castaño rojizo, un poco de juvenil piel y unas cuantas arrugas entre los granos. Se tocó la cara y miró todos sus ángulos. Un cambio fallido, pero un cambio después de todo. ¿Cómo lo deshacía? Se puso en pie y se acercó al espejo para verse más de cerca. Seguía teniendo un ojo en blanco allí donde le había llegado una maldición, y por él veía destellos de luces y sombras, líneas y puntos desenfocados. A veces creía recuperar la visión pero luego el esfuerzo acababa en un agudo dolor de cabeza. Tenía que dejar de intentar recuperar ese ojo, estaba muerto. Por más que viera extrañas imágenes debía convencerse que no eran parte de la realidad. Estaba muerto. De cerca, muy de cerca a veces podía ver en lo profundo de la córnea algo más que nubes y niebla. Pero ese día estaba muerto y su reflejo en el espejo lo confirmaba.

 

- ¿Puedo modificar más que mi aspecto y tener ambos ojos bien otra vez? -volvió a la carga con sus preguntas, mientras se inspeccionaba ambos ojos - ¿Ser metamorfomaga podría devolverme la visión perdida de este ojo? Si me amputaran un brazo, ¿podría transformar mi apariencia en un cuerpo que tuviera todas sus extremidades funcionales? ¿Es solo apariencia, algo superficial, o puedo modificar órganos?

 

- Qué desastre.

 

La voz salió del espejo. Su reflejo fue desapareciendo en un torbellino negro y un portal se abrió donde antes había cristal. Al fondo pudo ver la figura de un hombre que la observaba con un gesto de reproche e indignación, un rostro que le resultaba familiar. Beltis miró primero dentro del portal y luego a la arcana. Comprendiendo el mensaje, se adentró en la oscuridad que se abría ante ella. Aterrizó en una habitación en la que había estado más de una vez y ninguna por buenas razones.

 

- ¿Qué has hecho ahora? Hace mucho que no vienes a esta oficina.

 

El hombre estaba sentado en una sala de murallas de piedra, detrás de un escritorio de madera noble. A su espalda, un ventanal miraba hacia montañas plagadas de oscuros bosques. Beltis se acercó mientras unos pocos retratos de hombres y mujeres de rostros adustos la observaban desde las alturas. La oficina era igual a los aposentos del director de Drumstrang, pero la recordaba diferente a sus años de estudiante. La roca de las paredes estaba menos oscura, la chimenea no estaba ricamente ornamentada como tantas veces la vio cuando tenía que enfrentarse a sus castigos. Había libros apilados por doquier, jaulas con cerrojos mágicos en una esquina y cadenas caían desde el techo con esposas de hierro forjado.

 

- No creí tener que volver a este sitio -dijo con desagrado, repasando todo a su alrededor- Veo que poco ha cambiado desde tus días.

 

- Ah -suspiró bajo una espesa barba negra -. Me temo que mucho ha cambiado. Hay más prohibiciones, menos talento. Y nuestra familia. Mi familia que acaba en tus manos. Un desastre.

 

- No exageres. Rasputin tampoco ha sido lo más brillante que ha salido de la familia, un mago de medio pelo que no fue capaz de quedarse con el trono, le ganaron unos campesinos con armas de fuego -Beltis tomó asiento. Si su tatara tatarabuelo iba a comenzar con los reproches con cientos de años de atraso, lo mejor era escuchar cómodamente-. Y no te olvides de mis tíos y abuelos. Al lado de ellos soy un portento.

 

- Pero no usas nuestro apellido. ¿A qué has venido al pasado? ¿Echabas de menos las jaulas de aislamiento?

 

- Abuelo Harfang -Harfang Munter dio un respingo de disgusto - Ni idea por qué tengo que venir a verte justo a ti al ¿pasado? Supongo que si conoces el devenir de la familia, también estás en posesión de los poderes del tiempo y del espacio, aunque no creo que sea eso lo que me trae a este sitio.

 

Pudo ver en sus ojos un destello de curiosidad. Algo había cambiado en su rostro rígido e indescifrable. Tal vez que llegara allí quería decir que no estaba frente a la nieta más est****a del árbol familiar.

 

- Ya sé a lo que vienes, te enseñaré todo lo que sé sobre duelos. Y sí, el futuro no me es extraño, aunque no creo que haya llegado a dominar completamente ese tipo de magia.

 

- No sabía que además de disfrutar torturando alumnos eras tan gracioso -Beltis puso los ojos en blanco- Metamorfomagia. La habilidad en la familia lleva más de un siglo sin aparecer.

 

- Halimeda -dijo de pronto- la última metamorfomaga de la familia. No era muy brillante. Una vez...

 

El viejo director comenzó a contar su historia y Beltis se hundió en el asiento. No iba a obtener la habilidad nunca si seguía los consejos de el viejo Munter.

Editado por Beltis

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La arcana de metamorfomagia se quedó mirando al vampiro mientras se sumergía en sus recuerdos, no lo había acompañado por que consideraba que aquello era algo muy personal, en su lugar apareció frente a ella las dos esferas luminosas que acompañaban al Malfoy y al Black Lestrange. Visualizo primero la esfera del más joven de los dos caballeros, nunca había estado en aquel lugar que le mostraba la esfera y daba gracias a aquello porque al pertenecer a una comunidad cálida seguro en aquel lugar nevado estaría titiritando de frio.

Dejó de recorrer el lugar con la esfera para centrarse en la escena que se le presentaba frente a ella, un joven Eobard acababa de herir a una persona que para ese momento yacía en el suelo retorciéndose del dolor, a los pocos segundos el señor que le acompañaba a aquella versión más joven de su pupilo, lanzo un hechizo que dejó paralizado a aquel chico al que había herido el Black Lestrange de 2011. Amara dejó de ver aquella escena para pasar a ver la esfera que le dejaba ver el recorrido de Crazy, en aquella esfera podía ver un encuentro familiar, ella amaba ese tipo de encuentros, podían llamarla una vieja cursi, pero el poder hablar con una persona que yacía muerta y recibir consejos de esa persona era algo que la gente moderna no valoraba. Crazy estaba en pañales, al igual que Eobard, así que fue a ver a su alumna a la que había enviado a practicar frente a un espejo.

Al salir de su choza, vio a una mujer en plena pubertad, no había podido no hacer una cara de sorprendida al encontrarse con Beltis que aparentaba una edad entre 12 y 17 años, la cual estaba sufriendo los cambios típicos de esa edad. Estaba a punto de preguntarle qué era lo que le había pasado, cuando fue la misma Beltis quien realizó la pregunta de si aquello que le pasaba era normal. Por un segundo estaba muy segura de que cambiar así era normal, no había entendido al hecho de que no había podido cambiar el color de sus ojos, pero antes de poder responder a esa pregunta, de la nada empezó a ver todas las dudas que surgían en la cabeza de la mortifago.

Amara necesitaba tiempo para responder aquellos cuestionamientos, así que en lugar de darle una respuesta vacía el espejo se transformó en un portal que la llevaría a una parte de su vida, para poder encontrar todas aquellas respuestas sobre la Metamorfomagia en ella misma, aunque la mayor parte de sus respuestas eran negativas, no iba a ser ella quien le dijera todos aquellos no. Justo al momento en que Beltis entraba al portal, el joven Gaunt salía de ver la primera vez que hacía uso de la metamorfomagia, ahora debía de mostrarle una buena obra con ayuda de aquella habilidad, así que en cuanto Emmet le dijo todo lo que había visto en el pensadero, Majlis le dedicó una sonrisa.

Me alegro que hayas encontrado aquel vínculo con la habilidad. Este portal —a su lado derecho de la arcana apareció un portal. —te llevará al lugar donde tú te sientas cómodo, y en aquel lugar te acompañará una esfera de luz que sólo te dejará regresar conmigo cuando hayas logrado un acto de buena voluntad. Buena suerte Joven Gaunt.

No espero a ver que el vampiro cruzara el portal, sabía que lo haría, en su lugar regresó a ver lo que pasaba con Crazy que para ese momento se hallaba con otro Crazy con varios años encima, pero una extremidad menos. Si la joven Munter viera aquello, podría darse cuenta que la metamorfomagia no le podía ayudar a generar un miembro perdido. Por otro lado, lo había visto cambiar al viejo Malfoy y con eso le bastaba, la buena obra no la iba a hacer en esa vez, pero era obvio que en un futuro lo iba a realizar.

En la esfera del Black Lestrange, se podía ver un Eobard transformado en un chico totalmente distinto a lo que él era, la acción que realizaba le bastaba para que al igual que Malfoy, Black Lestrange también regresará a estar frente a ella. No había por que hacerlos esperar un poco más, habían logrado mostrarle que podían hacer uso de la habilidad sin problema alguno.

Hola mis niños, he visto lo que han hecho y considero que están listos para ir a la prueba de vinculación. Si ustedes desean hacerla, nos vemos mañana, el bosque africano les está preparando una gran prueba. Hasta mañana.

Pronto a ellos dos se les uniría la jovencita Munter y el vampiro Gaunt, sólo debían pasar aquella pequeña prueba que les había puesto hace unos minutos.

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- Desde entonces, pasó su vejez adoptando cerdos para evitarles una vida de miseria y muerte cruel. Creo que hasta cambió el blasón familiar durante un tiempo a un cerdo bordado en un campo de liz y puntas de lanza.

 

Beltis dio un respingo y se enderezó en la silla, muy incómoda por lo demás, al oír el final de una historia horrible.

 

- Conclusión, en la familia ha habido metamorfomagos.

 

- Sí. Aunque me parece que ha habido más dementes ¿No quieres que te cuente la historia de mi sobrino segundo? Es hilarante.

 

- No -lo interrumpió con calma-. No he venido a eso.

 

El hombre no pareció sorprenderse ni apenarse ante la negativa. Se puso en pie y se dirigió hacia las estanterías, con las manos en la espalda.

 

- No, no has venido a eso -el director de Durmstrang repitió en voz queda la última frase de Beltis-. Nunca vienes a eso. ¿Y a qué has venido, entonces? Ya conocías la respuesta sobre la metamorfomagia. Por ambas familias ¿Tu padre no era Malfoy?

 

Beltis asintió. Eso era lo que su padre afirmaba. Sin embargo, nunca se atrevió a contar algo sobre su vida antes de llegar a Finlandia, mucho menos sobre su familia. Se acomodó en la silla lo mejor que pudo. Conocía la respuesta pero eso no aclaraba si era portadora de la habilidad. Por lo que vio anteriormente en el espejo, sus cambios eran mediocres, insuficientes para considerarlos una transformación completa ¿Solo iba a ser capaz cambiar el color del cabello? Harfang dio media vuelta con un libro entre las manos. Lo abrió y se puso a leerlo haciendo caso omiso de Beltis, como si no estuviera allí esperando una respuesta que él ni nadie le podía dar.

 

Era un hombre de mediana edad, sus cabellos todavía eran castaños aunque en algunas partes comenzaba a clarear. Tenía arrugas en los ojos y en la frente. Su espalda era ancha, parecía fuerte para la edad que tenía A esa altura de su vida ya había dado muerte a su antecesora en la dirección y quién sabe a cuántos más. Vestía con las pesadas ropas del medioevo. La bruja lo observó en silencio mientras daba su paseo. Se concentró en cada detalle de él y de a poco -sintiendo como se iba estirando, moldeando cada parte de su cuerpo- se fue transformando para adoptar la apariencia de Harfang.

 

- Dices que no es la primera vez que nos vemos ¿He venido otras veces? -Beltis se puso en pie y se tocó el rostro. Fue extraño sentir la barba áspera contra los callos de sus manos. Se sentía gigante. Su ojo seguía blanco.

 

Abrió un portal para regresar a la clase.

 

- Sí. Nos hemos cruzado - Harfang se giró y quien la enfrentó era un anciano, de larga barba negra y ojos pequeños. Tenía un rostro amable que reconoció al instante. Era su antiguo tutor, aquel que la recibió durante un tiempo cuando dejó a su familia y el colegio. - Nos hemos cruzado más de una vez.

 

- Veo que al final me tomaste cariño. Tan desastre no tengo que ser.

 

- Vete ya. Tengo cosas que hacer.

 

Beltis, con apariencia de cincuentón, cruzó el portal.

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La Arcana le dedicó una sonrisa al vampiro. Eso lo tomaba como un gesto de aprobación sabiendo que, lo había visto en su recuerdo, era el don de la metamorfomagia en su mayor esplendor (recién comenzando); sólo que en ese momento no se había dado cuenta de ello.

Emmet asintió ante la nueva indicación de la bruja. Ahora, el vampiro pensó un poco: ¿a qué se refería la arcana cuando dijo "acto de buena voluntad"? ¿Acaso debía de ayudar a alguien en peligro y quedar como un super héroe? ¿Quizás un acto en que tendría que hacer uso de su don y ayudar al prójimo? No podía descifrar a que se refería la bruja. Lo que sí, es que suponía que la esfera algo tendría que ver y que, seguramente, podría comunicarse con la señora através de ella.

 

- Perfecto.

 

Asintió mientras tomaba el coraje de cruzar por el portal.

 

Un lugar donde se sentía cómodo.

 

Esa frase le quedó retumbando en lo más profundo de su mente.

 

Fue así que, al cruzar el portal, se hallaba parado en medio de uno de los jardines más hermosos de toda Irlanda. Él lo reconoció en pocos segundos al ver el gran álamo que se alzaba detrás de las rejas de entrada. El vampiro había aparecido en la mitad de la pequeña plaza que daba lugar a las cuatro direcciones que uno podía tomar al adentrarse a los inmesos e infinitos jardines. Claramente era uno de los lugares en donde el vampiro se sentía cómodo, y así se sintió desde chico cuando iba con su abuela a tomar los paseos matutinos. Era una de las bellezas naturales más increíbles que sólo conocían unos pocos; sólo aquellas familias adinaderadas podrían pagar para la visita de los mismos.

 

Era raro el sentimiento que lo embargaba en ese momento. Una mezcla de melancolía, tristeza y alegría se disputaban los impulsos de su cuerpo por querer aflorar y expresarse. El lugar seguía manteniendo una carga emocional bastante grande por lo que no deseaba actuar sin antes pensar sus acciones.

 

La plaza estaba vacía. Sólo se encontraba él, las miles y miles de flores y árboles que adornaban el lugar y la suave brisa que comenzaba a mover toda la vegetación del jardín. Pero, algo dentro de sí mismo, le decía que algo o alguien estaba vigilándolo (aparte de la Arcana, claramente). Era una presencia más que estaba en ese lugar y que, de seguro, debía descubrir y saber si estaba relacionada con ese acto de buena voluntad; aún continuaba pensando a qué se refería la bruja con eso.

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Crazy Awards 2018:

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Tanto Beltis como Emmet al cruzar el portal, parecieron a varios metros del lago Sebkha de Oran, donde Amara les estaba esperando bebiendo una infusión de hiervas. El avance que había visto en cada uno los hacía dignos de ir a realizar su prueba, por lo que se los hizo saber al tiempo que dejaba la taza de porcelana en la que se hallaba su bebida suspendida en el aire.

He podido ver su avance en poco tiempo, por lo que les considero aptos para realizar su prueba de vinculación. —les dijo mientras volvía a tomar la taza que se encontraba suspendida y comenzó a caminar hasta dejaros al inicio de un gran camino de árboles que los llevarían a encontrarse en pocas horas con sus otros compañeros.

 

Aquel camino que pueden ver, los llevará al inicio de su prueba. Nos vemos en el último árbol, al final de su camino, creo que ahí verán a sus compañeros. Feliz viaje.

Amara desapareció del lugar, reapareciendo en el interior de su cabaña, había que preparar una prueba para sus alumnos, así que por esa situación no guiaría a sus últimos alumnos al inicio de su prueba, por lo que esperaba que en el camino no se perdieran o se desviaran. De su cabaña salieron dos lechuzas con un pergamino atado en una de sus patas, dentro del pergamino venían las mismas instrucciones que les había dicho a sus últimos alumnos que había visto, más un mapa para encontrar el camino que los llevaría al lago en el que daría inicio su prueba.

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  • 6 meses más tarde...

Llegar ante la presencia de la Arcana en compañía de su sobrina había sido algo tropezado, tenía que admitir

Estaba muy feliz y entusiasmada de volver a estudiar al lado de Xell, aquella preciosa chica rubia con poder sacerdotal había conseguido sacar la mejor parte de la fuerza de la vampiro en sus anteriores clases; y ahora ante aquella nueva aventura, estaba más que segura y confiada de que nuevamente, podría encontrar en la chica a su lado un ejemplo para ella misma poder enfrentar lo que le esperaría a continuación en aquel camino que siempre era inseguro.

-Cómo te has sentido ahora que tenemos todas esas imagenes en la cabeza?

Le preguntó a Xell con una sonrisa breve, dandose unos pequeños golpecitos en la sien refiriendose por supuesto, a sus nuevos poderes como Videntes

-Yo aún no me acostumbro del todo y tengo que separar la mente entre el ahora y el "va a pasar, va a pasar, acepta y busca lo mejor" -se rió un poco cerrando los ojos con diversión antes de ver hacia delante mientras continuaban su camino hacia aquella clase -cómo crees que vaya a ser la arcana de Metamorfomagia?

La verdad es que los vampiros siempre habían sido transformistas desde sus naturalezas aunque dependiendo la raza, era todo lo que podían hacer; ya fuera humo, un lobo, el propio murciélago... todas eran transformaciones pero nunca había cambiado fisicamente excepto cuando se duplicaba a sí misma. En esos momentos, siempre se daba cuenta de que según sintiera las emociones, sus alter egos podían ser rubios o de cabello negro y eso fué lo que la hizo a final de cuentas, darse cuenta de que quizás... porqué no podría ver si tenía la habilidad de cambiar de forma apropiada, no por medio de clones sino en sí misma, con la Metamorfomagia?

Se suponía que los metamorfomagos nacían, no se hacían

Y si ella podía clonarse y ser diferente... porqué no podría hacer ese mismo cambio pero sin la necesidad de clonarse y hacerlo externo?... y si no solo podía cambiar colores en ojos y cabello, sino realmente cambiar su figura en sí?... ya fuera en una anciana o en alguien más joven, como cuando se hubiera convertido en aquella niña al luchar con aquellos demonios japoneses?

Una vez que estuvieron delante de la cabaña, le dió un vistazo rápido a su sobrina con una sonrisa pequeña, como preguntándose si debían de pasar o no; al final, decidió hacer lo que su naturaleza indicaba como siempre y golpeó varias veces la puerta

-Buenas tardes! -saludó con un tono animado desde el exterior -señorita Arcana?... somos Xell Vladimir y Hayame Snape, venimos a tomar su clase si fuera tan amable de recibirnos -pidió cruzando los dedos de una mano por detrás de su espalda.

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Iba muy nerviosa a la nueva clase. En realidad, si no hubiera sido por la tía Hayame, fuera probable que no hubiera acudido ante la Arcana. Aunque alguna vez me había sentido como ahora, desde que había hecho la prueba de Videncia, mi "problema" se había descontrolado. Acomodé la chaquetita en mis hombros, como si sintiera frío, aunque era más reparo por entrar en los dominios de aquella Arcana desconocida.

 

- Me siento tranquila, tia. La Videncia es muy especial. Pero la Metamorfomagia...

 

Guardé silencio para que no descubriera mi miedo pero la tía hablaba mucho y tuve que seguirle la conversación.

 

- No sé como será esta Arcana. A quien pregunté sólo contesta que es muy especial. Siento algo de respeto - confesé, al final. - No sé si es normal transformar la cara en patito o conseguir que las uñas tengan formas afiladas como garras. Al principio pensé que sería por mi... animagia, Ahora creo que es independiente. Supongo que la Arcana aclarará mis dudas, ¿verdad, tiita?

 

Llegamos a la que nos habían dicho que era la cabaña de la Arcana y dejé todo el protagonismo a la tía Hayame. Una persona que es capaz de disfrazar su rostro, su cuerpo entero en una forma diferente se merecía toda mi admiración.

 

- ¡Ay, tita! No seas tan directa. Di un... Un "Por favor, ¿puede atendernos?". Tal vez esté ocupada y fuera mejor volver en otro momento...

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Majlis se había mantenido ausente en los últimos meses, en lo que se refería a dar clases en Mahoutokoro, había decidido viajar por el mundo, conocer nuevos lugares, nuevas personas y sobre todo siempre buscando como hacer el bien con los demás. Visitó grandes, lujosos y ostentosos lugares, así como lugares en decadencia, cada lugar o cada persona que conoció la hicieron mejor persona. Era increíble que aun cuando los años le anteceden, ella se seguía maravillando por las diferentes maneras de pensar y actuar de las personas que conocía, así que aprendió, o más bien trato de aprender un poco de las diferentes culturas que le mostraban.

Durante su viaje se encontró con Alex, aquel amigo que aparecía en la mayoría de las fotos que se encontraban ahora en la pared de aquella aula que iba a usar desde que a los Arcanos los habían enviado a la Escuela Asiática ubicada en Japón. Un aula que estaba decorada como una réplica de su cabaña en Londres, misma que había decorado junto con Alex agregando marcos de caoba, lo único distinto a lo que tenía mientras vivía en los alrededores de la Universidad, era su pequeña huerta en la parte de atrás de su cabaña. Fuera de eso, aun podía recibir a sus nuevos alumnos y viejos alumnos con su acostumbrada taza de té.

Cuando a Amara le dijeron que iba a tener un par de alumnas se encontraba alimentando a las crías de su animal favorito, por lo que dejó de alimentar al pequeño zorro y regresó al país Nipón para ver cómo podía ser de ayuda para con las chicas que buscaban vincularse con el anillo de la metamorfomagia. Pasaron un par de días desde que le habían notificado de sus nuevas alumnas hasta que las vio llegar al aula.

Al verlas les dedicó una sonrisa e invitó a tomar asiento. El agua en la tetera había dado ya su tercer hervor, lo que indicaba que la infusión estaba en el momento preciso para ser beneficiado por las diferentes propiedades que contenían las distintas hierbas que había mezclado. Apagó el fuego y dejó que el agua comenzará a enfriarse poco a poco mientras conversaba con las jovencitas.

Adelante, adelante, por favor. ¿Qué esperan de mí? —preguntó una mujer que aparentaba no tener más de 50 años gracias a las pocas canas que empezaban a salir en su cabello, mismas canas que si ella hubiese querido desaparecer lo hubiese hecho. —Señoritas, ¿cómo se ha presentado la metamorfomagía en su vida?

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La bruja había hecho un pequeño mohín al escuchar la respuesta de su sobrina

-Moooo... si no fui grosera...

Dijo con un ligero puchero y en un tono de voz bajito, mirando a su sobrina cuando algo en el ambiente cambió y la puerta de aquella cabaña se abrió para dejar pasar a ambas brujas; la pelirroja se había enderezado un poco, sus ojos expresando sorpresa al no sentir ninguna señal de aversión ante la presencia de las dos así que le dirigió una mirada a Xell entre tímida y con dudas para luego tomar la decisión de dar un pequeño paso hacia el interior.

-Buenos días... -volvió a saludar mientras pasaba al interior cuya luz más tenue que la del exterior le hizo parpadear unas cuantas veces -estamos muy agradecidas de que nos reciba para su clase

Aseguró comenzando a caminar un poco mientras que hacía una mano hacia atrás para tomar el brazo de la rubia sacerdotisa, sabiendo que no quería que ocurriese un evento como en el de Videncia donde terminaron separadas; avanzó un poco más y se sorprendió ante la figura serena de la mujer que tenían delante y que parecía tener un animo de lo más agradable para recibirlas, invitándolas a tomar asiento.

-Mucho gusto... gracias nuevamente por recibirnos...

Aseguró la vampiro tomando asiento y aguardando a que su sobrina hiciera lo propio también, sintiendo que al menos eso le debía a Xell; ahora que lo pensaba, su comportamiento estaba mejorando mucho más ante la presencia de la sacerdotisa, probablemente porque no quería hacerla pasar por más bochornos

Escuchó la pregunta de aquella maestra y carraspeó un poco antes de hablar con un tono bajo y suave

-Pues... en mis clones... -dijo casi sintiéndose algo extraña por decirlo -son como extensiones de mi misma... pero según lo pienso ellas varian en color y tono de piel, de ojos, de cabello -pareció pensar por varios momentos antes de volver a hablar -es como si pasara conmigo pero se refleja en ellas... y algo me dice, que en lugar de expresarlo en esas criaturas, es algo que debería de ser capaz de... no se... expresarlo en mi propio cuerpo?

Se tocó un poco el torso con las manos, cerca del cuello con una expresión de extrañeza como si realmente le costase expresarlo

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