Jump to content

Nigromancia


Báleyr
 Compartir

Publicaciones recomendadas


La presencia del arcano rodeando su cuerpo le ocasionó un tanto de inquietud, pero permaneció totalmente inmóvil explicando sus palabras e intentando conseguir que todo lo que pensaba fuese expresado de la manera más clara posible. Girando su rostro un poco fijo sus orbes verdes en el anillo de la habilidad meditando su respuesta.

¿Conocía el porque deseaba hacerse con la habilidad? La verdad era que tenía una idea muy vaga y que estaba oculta dentro de sus pensamientos, la cual era la posibilidad de poder comunicarse de manera clara y precisa con su difunto esposo y con aquel bebé que se le aparecía constantemente en su habitación dentro de la casona Black Lestrange, pero claro que eso era de manera inconsciente, mientras que de manera consciente y racional se repetía una y otra vez un discurso diferente.

—Deseo hacerme con el anillo que me vincula a la habilidad porque eso me acercaría un poco más a la muerte. —comenzó a explicarse— Me permitiría asimilar mejor que hay detrás de ella, cruzar minúsculamente ese velo entre la vida y la muerte que pocos han sido capaces de asimilar.

Eso era justamente el discurso que se repetía una y otra vez, el cual si analizaba correctamente, no tenía falsedad alguna porque hasta cierto punto era lo que deseaba hacer. No quería traer a nadie de la muerte, porque según todo aquello lo que había leído de la habilidad era traer a un ser sin alma, a alguien que no era la persona que conocías. Por lo que, comunicación era lo más viable para una cuestión de re conexión con alguien fuera del plano terrenal.

—Comunicarme con los muertos y de esa manera, conocer sus vidas y expectativas sería otro de los motivos que me tienen un tanto interesada en la vinculación. —añadió, mientras notaba como detrás del arcano aparecía aquella pequeña niña de pelo rubio y ojos verdes, que tanto le recordaba a sí misma en su infancia detrás del hombre— Sé que no es una habilidad sencilla, requiere de un gran poder y responsabilidad pero creo poder controlarlo con la ayuda de sus enseñanzas.

Al finalizar sus palabras, prestó atención en la niña, que la saludó con un movimiento de su mano. Tenía la idea de que no era real en el sentido de estar viva porque poseía las cualidades de aquellos espíritus grises y la tranquilidad de los mismos, así que no podía ser mala. ¿o sí? Esperaba descubrirlo con el transcurso de la clase.
Editado por Mia Black Lestrange
5pBSVaz.jpeg

8kKbsCi.gif|| sgN2plD.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La muchacha seguía teniendo respuestas acertadas, al menos desde el punto de vista de Báleyr, con respecto a las preguntas que el anciano le hacía para poder tantear el terreno y ver donde se encontraba ubicada frente a la habilidad. Las palabras lo convencían pero ya llegaría el momento en que la Black Lestrange tendría que poner en práctica y conocer hasta donde iba a ser capaz de llegar.

 

- Muy buena respuesta.

 

Soltó el anciano volviendo a llevar la pipa hacia su boca y soltando otra bocanada de humo.

 

- Además, puedo darme cuenta de que has descubierto la relación entre el verdadero significado de la muerte y lo que representa la habilidad de ser Nigromante; es algo que muchos tardan en comprender y, algunos, ni siquiera llegan a sacar tal conclusión.

 

Se sentó en su mecedora de madera mientras el anillo continuaba flotando, pero ahora, frente al anciano.

 

- Como sabrás ... - pudo notar como el espíritu de aquella pequeña saludaba a la muchacha - ... el llamado "mundo de los muertos", "el otro lado", etc; no sólo es una simple mención sino que es todo un mundo que muy pocos son los que poseen la posibilidad de conocerlo y, muchos menos, los de poder entenderlo - explicó - Habiendo dicho esto y, como habrás visto recién, los espíritus están en este mundo sólo que la mayoría no puede verlos pero sí los perciben.

 

Báleyr, desde donde estaba, agitó su vara de cristal y la piedra de su anillo comenzó a emitir un brillo violáceo.

 

- Es hora de que emprendas el viaje y comiences a trabajar estas palabras que me has dicho. Si es verdad lo que sientes y es real la utilidad que le quieras dar a la habilidad, podrás expandir tus límites mucho más allá y terminar de comprender que, ser Nigromante, es más que poder comunicarse con los muertos.

 

El portal la llevaría a una de las tantas locaciones del plano paralelo. El anciano le le había dado ninguna advertencia pero, seguramente, ella sabía muy bien que no tenía que confiar en todo lo que veía, escuchaba o percibía con sus sentidos y, mucho menos, en las ánimas que se le presentaban.

Editado por Báleyr
nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las palabras del hombre junto con el movimiento de una de las manos de la pequeña que había aparecido minutos atrás en mazmorra, generaban en su interior un eco de incertidumbre y un poco de ansiedad. Comprendía la importancia de prestar atención a todas las indicaciones que se le estaban dando, pero también quería meditar un momento acerca de todo lo que estaba sintiendo.

 

El aire se tornó un tanto más pesado cuando el arcano abrió un portal. Sabía que para continuar con su proceso de formación debía ingresar y enfrentarse a diversas pruebas, de las cuales no estaba segura saldría ilesa mentalmente, porque físicamente no estaba en verdadero peligro, por lo que suspiro profundamente.

 

--Espero saber usar sabiamente el don que me ha sido otorgado. --soltó con tranquilidad.

 

Sin pensar más, ingresó al portal. Era como estar pero no estar, el mundo tenía una reflejo diferente, se sentía un ambiente más pesado y no solamente un alma o ente estaba presente, no había muchos más que peleaban por su atención: la sensación le generaba un poco de cansancio pero debía enfocarse en concentrar toda su atención únicamente en la niña que por extraño que pareciera algo en si interior le decía que la conocía desde toda la vida.

 

Dedicándole una sonrisa, le pidió que le diera un segundo, necesitaba recobrar su concentración total. Tras cerrar los ojos un par de segundos, los abrió y le tendió la mano a la niña, era momento de conocer el motivo de su aparición constante desde hacía algunas semanas o quizás meses. En cuanto sintió la pequeña manita algo en su interior se rompió, algo no iba bien, o eso podía percibir.

 

-- ¿A dónde quieres que vayamos? --cuestionó con voz un poco autoritaria, sintiendo un poco de inquietud-- Tengo un poco de curiosidad por saber, en qué puedo ayudarte.

 

Sin responderle, comenzó a guiarla por una especie de sueño astral, porque sentía que viajaban en un estado de imágenes a velocidad luz, porque no comprendía del todo en que momento habían viajado miles de kilómetros. En ese momento se encontraban en un bonito parque en algún lugar del mundo, sabía que no estaban en Europa por la arquitectura y el aspecto de las personas, pero fuera de eso no tenía idea de en que sitio se encontraban.

 

Sin querer esperar más se acercó hasta una de las calles cercanas y noto que decía el nombre de una conocida avenida de Nueva York, se encontraba en Estados Unidos. Al saberlo, algo en su interior se removió, porque estaba convencida de que no sería algo bueno lo que describirla o vería en ese viaje.

 

-- ¿Recuerdas este lugar? ¿Qué viviste aquí? --le pregunto la pequeña de rubios cabellos.

 

Un nudo se formó en su garganta, no podía responder aunque más bien era que no quería. Porque en ese momento, un torrente de recuerdos comenzaron a invadir su mente, un hombre que le prometió cierta protección y beneficios si dejaba que la conociera, miles de citas y eventos que compartieron, los que no salieron bien.

 

--Responde. --soltó con cierta ironía, asemejando su tono de voz-- Quiero escucharte.

 

Al momento que la pequeña terminó de hablar las almas comenzaron a rodear su cuerpo. Sentía como la asfixiaban un poco, era como si quisieran atraparla y consumirla con cada segundo de su silencio.

 

Tenía que hablar. Lo sabía.

5pBSVaz.jpeg

8kKbsCi.gif|| sgN2plD.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Los espíritus estaban agitados y molestos, el anciano podía sentirlo. Las mazmorras siempre habían sido el punto de partida en donde, cada uno de los estudiantes, comenzaba el estudio de la Nigromancia y sentían aquella carga energética distinta a la del resto de la Universidad. El arcano estaba acostumbrado a convivir y controlar las ánimas del otro lado pero podía sentir que habían cambiado, algo las estaba perturbando y no sabía que era ... por el momento.

 

Dejó aquel asunto atrás y se dispuso a ver lo que su pupila estaba haciendo y cómo iba llevando su travesía. La bruja estaba siendo guiada por una pequeña alma, una niña de cabellos rubios que le enseñaba algunos puntos de la ciudad de Nueva York; eso le hizo recordar a sus días de estudios junto a grandes Nigromantes de dicho lugar.

 

Podía notar que la mujer estaba paralizada. Algo la había hecho detener y, de su boca, no salía ninguna palabra siendo la voz de la pequeña lo único que se escuchaba en ese lugar y que le pedía que hablara o dijera lo que ella esperaba. Seguro lo tenía que hacer.

 

Una nueva carta había llegado de la dirección anunciando que una pupila se iba a llegar pronto. El Arcana la estaría esperando para comenzar su camino.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No estaba segura de si había sido una buena idea pero, en cualquier caso, el mal ya estaba hecho. Casi sin pensarlo, Anne se había inscrito en una nueva especialidad de los maestros arcanos que habitaban en la Universidad mágica. Solo le quedaban dos de esas habilidades por estudiar: y se había decantado por la que más miedo le daba, dejando la que más desdén le causaba para el último lugar.

 

Había visto a Báleyr en un par de ocasiones cuando trabajaba en aquella institución como co-directora, pero nunca había tenido ningún trato con él. Había escuchado innumerables rumores que, sumados a lo que sabía ya del arcano, le habían hecho perder los ánimos de enriquecer aún más su conocimiento y poder. Pero ahora, mientras caminaba por los terrenos del Ateneo, intentaba reunir en su cabeza cada detalle que la había llevado a estudiar por primera vez una habilidad.

 

Se adentró en el edificio de la institución sabiendo que debía acercarse hasta las mazmorras y, cuando la alcanzó, se detuvo frente a la puerta donde sabía que podía encontrar al arcano. Otra cosa era que él estuviera allí.

 

Tocó a la puerta con los nudiillos dos veces, con los labios apretados.

 

¿Hola? ¿Hay alguien? —murmuró, sin atreverse a empujar la puerta. Siempre le daba un poco de vergüenza iniciar las clases de habilidades, aunque luego terminaba desmelenándose. Sin ir más lejos, había estado a punto de mandar al cuerno a Lawan, el arcano de pársel, y se había contenido exclusivamente porque la sombra del basilisco que siempre le acompañaba la intimidaba demasiado.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web


Sintiendo como por un momento era totalmente consumida por los espíritus, deseo cerrar los ojos durante unos segundos y dejarse llevar pero no podía. El peso de lo acontecido en Estados Unidos era algo con lo que había aprendido a lidiar para poder seguir adelante, así que solamente le faltaba decir en voz alta las palabras que le pedía aquel atisbo de vida para liberarse por completo y continuar con su vida diaria como si ese hecho no hubiese ocurrido. Respirando profundamente, se concentró unos segundos y recordó que esos seres no podían hacerle realmente daño.

Conforme los segundos pasaron y su cuerpo se relajó al comprender que no sufriría daño alguno de esas almas que la habían elegido como medio de comunicación, esbozó una sonrisa triste en sus labios y giró su rostro esperando ser escuchada de una vez por todas porque a pesar de en un inicio estar paralizada ahora estaba completamente lista para confesar lo que debía ser confesado y con ello expresar parte de sus emociones.

—No es necesario que uses la ironía característica de los Black Lestrange —soltó con condescendencia— Sé que este parque fue el sitio en el que conocí a Hivolt, o mejor dicho en el que me encontró a minutos de morir.

Las palabras comenzaron a fluir en sus labios. Alto en su interior le decía que sabía que era lo que la pequeña quería escuchar para quedarse tranquila o ir a descansar al más allá lejos de ese velo entre la vida y la muerte. ¿Podía concederle ese descanso? No estaba del todo segura, pero al menos lo intentaría porque no era tan difícil de conseguir al menos de momento, porque conocía bien la historia que estaba a punto de narrar.

—Sigue hablando… —casi exigió— Sabes lo que quiero saber y porque no te he dejado desde que te encontré.

Con ese pequeño incentivo le regaló una sonrisa y negó con lentitud. Era claro que era su hija, era tan parecida a ella que no podía ser como el patriarca Black Lestrange era con ella, no… Mia si le daría el descanso que necesitaba al alma de su hija, aunque eso fuese doloroso emocionalmente para ella.

—Recibirás respuestas Eloise, pero cuando yo lo quiera. —soltó con tranquilidad dejando claro el nombre de la niña.

Con aquella revelación la pequeña pareció que se molesto porque en ese momento intentó arremeter contra la metamorfomaga pero no le causo daño alguno.

—Eres lo que queda de la hija que Hivolt tuvo conmigo. —explicó— Moriste antes de nacer, fui descuidada y realicé los hechizos incorrectos dejándome envolver por la grandeza de mi magia aunque sabía los riesgos que conocía y los acepté, por eso posteriormente traje al mundo a su hermano.

Esperaba que con aquella confesión la niña se fuese a descansar en paz con su padre, si es que ese mago estadounidense estaba descansando, lo cual dudaba. Porque tenía ciertas cosas que pagar aún en la tierra. Mirandola, notó como a poco el cuerpo de la niña comenzaba a desintegrarse y brillará con un halo de luz, como si comprobara con eso que las palabras de la mujer habían sido totalmente ciertas.

—Gracias. —fue lo último que escucho de aquella voz que conocía tan poco.

Se había ido, y con ello comprendió que los espíritus se quedaban hasta que cumplían o conocían aquello que losa taba al mundo terrenal. No era cosa sencilla y los nigromantes tenían que vivir con la capacidad de ver y sentir aquello atorado en el limbo, como lo llamaban los muggles que ahora parecía entender un poco más a profundidad.
5pBSVaz.jpeg

8kKbsCi.gif|| sgN2plD.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- Gaunt ... otra más.

 

Susurró el anciano al leer el nombre de la muchacha en el pedazo de pergamino que solicitaba su inscripción. Le hizo acordar a varios, con el mismo, que habían pasado por las mazmorras.

 

- Pase, y aguárdeme un segundo.

 

Mientras la chica se acomodaba, Báleyr fue hacia la parte trasera de una repisa. En el tercer estante, descansaba un libro de unas dos mil páginas. Tapa y contratapa de color negro con unas inscripciones en letras doradas que ya habían perdido el brillo con el paso del tiempo. Se trataba de uno de los grimorios de Nigromancia más antiguos que había tenido el mundo, del cual, el Arcano se hizo con el original batiéndose a duelo con su último dueño; sólo había dejado algunas copias desperdigadas por el mundo para despistar a aquellos curiosos.

 

Salió a duras penas de allí atrás y llegó a la mesa. Dejó el libro y miró a la muchacha.

 

- Mirando lo que tiene enfrente, Gaunt ... ¿Se imagina lo que contiene este grimorio?

 

Esperando la respuesta de la bruja, su mente, volvió a conectarse con el mundo en que la Black Lestrange estaba. Notó la escena que había pasado y cómo había logrado hablar con aquella pequeña niña que se le presentó apenas hubo ingresa allí.

 

<< Busca el hospital psiquiátrico abandonado. Dentro, en la habitación dos mil trece, encontrarás el portal para regresar. Pero ten cuidado, la muerte siempre estará buscando su paga por haber estado rondando en el mundo en la que ella es la dueña >>

 

Las palabras le llegarían a la bruja de manera directa. Lo que no se esperaba era encontrarse con el espíritu de aquél hombre que tanto la lastimó y, para pasar de él, iba a tener que sacrificar uno de sus mejores recuerdos. Caso contrario, la muerte no la dejaría en paz ... hasta cobrar lo que le corresponde.

 

Volvió con la Gaunt.

 

- ¿Y?. ¿Ya puede decirme de lo que se trata?

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las palabras del arcano llegaron hasta su mente, ¿el psiquiátrico? Le parecía un sitio extraño para colocar un portal, pero a la vez idóneo considerando que era sencillo ingresar por llevar varios años abandonado. Respirando profundamente, inició su camino hasta el lugar elegido, necesitaba llegar cuanto antes a Londres otra vez, sentía que el tiempo se había salido de sus manos y con eso la noción del mismo se perdió, no sabía cuanto tiempo llevaba allí, podían ser horas o incluso días.

 

Perdiéndose entre las calles de Estados Unidos, comenzó con su travesía la cual afortunadamente duró solamente unos minutos. Al instante en que ingresó al lugar notó como el ambiente se tornaba totalmente denso, era obvio que allí había alguien más, la presencia de algún ente la podía sentir desde la puerta principal, muy lejos de la habitación asignada para volver. Sabía que tendría que enfrentarse a otra prueba antes de continuar con su camino, así que dejó que el aire inundará sus pulmones y posó su mano en la manija de la puerta.

 

—Hivolt. —soltó al mirar a la figura del hombre que tenía delante de ella.

 

Tenía que ser una especie de visión, porque a pesar de que su hijo Eobard le comentó que estaba muerto, tenía ciertos contactos por Brasil que le habían dicho que continuaba con vida. Era obvio que era una alucinación, no podía ser aquel ser vil y despreciable que conocía a su llegada a aquel país, pero de todos modos, tendría que enfrentarlo para continuar porque se veía decidido a no tener un diálogo pero sus palabras la sorprendieron.

 

—Mia, Mia. —pronunció su nombre— Nos volvemos a ver, cuando juraste que no lo haríamos, ¿quieres volver a Londres? Pues un precio tendrás que pagar. —soltó con una risotada en los labios.

 

Dudando sobre si era el real o no, negó con lentitud. Siempre buscando sacar beneficio de cualquier situación, tan propio de él. Intentando mantener la calma y el rostro totalmente sereno, dibujó en sus labios una sonrisa divertida, ¿creía que estaba vez le tendría miedo? No, nunca lo había hecho y no comenzaría en esos momentos.

 

— ¿Qué precio? En estos momentos, tu me debes más de lo que podría deberte a ti... —respondió con tranquilidad, acercándose un poco a él— Eobard volvió conmigo cariño, así que dime y habla rápido que mi tiempo es demasiado valioso para continuar perdiéndolo contigo.

 

Sabía que la información que le había dado era extraña, pero necesitaba decirle que al final su hijo había vuelto al sitio al que pertenecía; a su lado.

 

—Un recuerdo, es todo lo que pido... pero uno feliz y que sea real mi amor. —añadió el apelativo que tanto había usado en otros tiempos.

 

Un recuerdo, sabía que era un precio alto que pagar. Pocos recuerdos placenteros tenía y desprenderse de alguno, no estaba en sus planes pero aún así podría hacerlo, tenía una época que estaba dispuesta a dejar en el pasado y solamente le quedaba un pequeño recuerdo y lo entregaría sin temor.

 

Llevando su varita mágica a su sien, respiró profundamente y comenzó a extraer un hilo de color plateado. Era el recuerdo de la pedida de matrimonio que su sobrino, cuando aceptó casarse con Zeth, creyendo que era el único hombre que podría ser su felicidad y con él cual había elegido compartir su vida, mirando por última vez como aquella gala de navidad fue testigo de esas ilusiones, esbozó una sonrisa y miró a Hivolt. Le estaba entregando algo que había sido importante en su momento, pero que ahora era solo un bonito recuerdo.

 

Estaba ahora enamorada o en ese proceso de alguien más, que había logrado despertar ciertas ilusiones que creía muertas. Con ese pensamiento le regaló una sonrisa al hombre y le tendió el recuerdo que depósito en un frasco.

 

—Aquí tienes. —fue todo lo que dijo.

 

Tras sus palabras, traspasó el portal y regresó hasta las mazmorras de la universidad, en donde se encontraba el arcano junto con Anne.

 

—Volví... fue una experiencia única. —añadió con tranquilidad— Buenas tardes Anne. —completó mirando a la bruja y esperando alguna respuesta del hombre.

5pBSVaz.jpeg

8kKbsCi.gif|| sgN2plD.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La espera no se alargó demasiado y, cuando apenas había tenido tiempo para convencerse a sí misma de que estaba donde debía estar, la puerta se abrió lentamente y escuchó que la voz de un hombre la invitaba a pasar. El arcano parecía estar en su mazmorra, a pesar de que normalmente le había costado un poco encontrar a cada uno de los ancianos que enseñaban aquel tipo de habilidades.

 

Se prometió a sí misma que no se dejaría llevar por las apariencias viese lo que viese. No sabía qué esperar de Báleyr: la magia que él enseñaba le daba un poco de miedo. No por lo que fuera a aprender, o por él mismo, sino porque tocaba una parte que su padre la había enseñado a respetar desde niña. Había salido de su hogar sin explicarle a nadie adónde marchaba, quizás un poco temerosa de qué pudiera pensar el anciano sacerdote. ¿Y si se enfadaba con ella? Su padre era especialmente respetuoso con los muertos; también con el bien y el mal, y estaba segura de que no le entusiasmaría la idea de que Anne aprendiera nada acerca de la nigromancia.

 

Los ojos grises de la licántropo pasearon por la estancia antes de posarse sobre el hombre que destacaba en la habitación y, a la vez, entonaba perfectamente con el aire sombrío de ésta. Era altísimo, de figura espigada y tuerto. Tenía el cabello y barba canosos y ahora le daba la espalda mientras parecía buscar algo. Mientras tanto, Anne se instaló junto a una mesa y aguardó a que el hombre regresara de lo que fuera que estuviera haciendo.

 

Cuando le posó un libro extraordinariamente grueso ante la cara, la Gaunt arrugó la nariz. Aquel objeto olía a... antiguo. Además, la había llamado por su apellido, así que imaginó que no había necesidad alguna de presentaciones.

 

Pues... —vaciló durante un segundo, sin saber bien qué responder ante aquella pregunta—. Imagino que contiene información sobre Nigromancia. Pero si no es así... no, no tengo ni idea de qué es.

 

Aguardó a que le respondiera, pero él parecía estar atendiendo algo más. Como si de una respuesta muda se tratase, de repente se abrió un portal del que emergió una figura que enseguida le resultó conocida.

 

Buenas tardes, Mía —le respondió el saludo para luego regresar la atención a Báleyr.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La Black Lestrange había conseguido salir sana y salva de aquél hospital. La muerte se le había presentado en una forma que ella no esperaba y esa era su principal característica: la muerte se nos hace presente de una forma en la que nosotros jamás esperamos. En el momento en que cruzó el portal, éste se cerró dejando todo lo que había vivido atrás con el plus del recuerdo que tuvo que sacrificar.

 

Cuando estuvo reunido con ellos, el Nigromante le hizo una seña para que se colocara frente a él junto a la Gaunt.

 

- Tu compañera acaba de responderme lo que es este libro - señaló el pesado grimorio que descansaba sobre la mesa - Ahora te pregunto a ti, ¿son capaces de abrirlo y enfrentar sus peores miedos? - dijo de manera serena como si siempre hiciera aquel tipo de propuestas. La verdad es que era la primera vez que soltaba ese interrogante y, más, tratándose de alumnos que recién comenzaban con el estudio de la rama oscura.

 

- Gaunt, ¿tienes la valía suficiente de hacer frente a lo que la muerte te depara y hacerte con conocimientos que muchos matarían por tener? - posó la mirada sobre la fémina de la derecha - Black Lestrange ¿estás lista para tu último paso antes de pasar a tu prueba final de a habilidad? - ahora su ojo y parche descansaban sobre la figura de la fémina de la izquierda.

 

El Grimorio de la Nigromancia, al menos el que él tenía, era el original más antiguo que la edad de la Tierra. Contenía los secretos más oscuros, los rituales desarrollados por todos los nigromantes de decenas de civilizaciones, hechizos y contra-hechizos de un poder inimaginable para un simple mago (que no llegaría ni a pronunciarlos antes de perecer seco en el suelo) y, al margen, algunas notas del mismísimo Báleyr refutando algunos renglones en varios puntos del libro.

 

Miró a las féminas nuevamente esperando la respuesta de cada una.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.