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Oclumancia


Aailyah Sauda
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Kaori M.

La sonrisa que tenía la Arcana cuando finalmente se presentó ante ellos, le pareció un tanto forzada, falsa… a Kaori no le agradó. De inmediato se puso en pie y se sacudió de la ropa algunas hojas secas que se habían adherido durante la larga espera. Escuchó lo que le decía a su esposo para luego invitarlos a tomar el té. Sintió una especie de Déjà vu, que le hizo soltar un pequeño suspiró, algo le decía que al final de la clase terminaría con dolor de cabeza y no precisamente por usar la Oclumancia.

Siguió a la Arcana hasta el porche de la casa, en donde había tres sillas. Se sentó en medio de la Arcana y del Black Lestrange a quien le dio le apretó de la mano en un intento por calmar el creciente mal humor, no solo por haber tenido que esperar tanto, sino también por las respuestas de Sauda. Kaori lo conocía muy bien y por ende sabía lo desconfiado que era, tanto que en realidad no le sorprendió que la mujer tuviera problemas para hacer que la deje usar la Legeremancia. Incluso a ella que era su esposa no le permitía hacerlo.

—Si claro, cariño… —respondió ante la invitación que le hacía.

No necesitó usar ningún hechizo, tan solo lo miró a los ojos y se adentro en la mente del mago. Buscó un recuerdo en la etapa adolescente del mago y lo vio convirtiéndose en Animago. Fue un poco atrás en los recuerdos del mago y encontró uno en el que era cargado por Mia, la matriarca de los Black Lestrange. Abandonando ese recuerdo fue en busca de uno más reciente, en el que se lo veía en una fiesta, rodeado de magos y brujas, aunque la mirada del mago estaba puesta en una joven a la que ella sin duda alguna reconoció.

—Interesante...vi varias cosas que, aunque parecían reales, sé que son mentiras... lo sé porque te conozco y se cómo en realidad pasaron, pero alguien que no lo supera no dudaría en que son reales. Buena defensa —comentó evitando decir que el ultimo recuerdo al que había accedido le pareció real y que los sentimientos de Aries hacia la peliroja eran reales, aquello se lo guardó para ella.

Luego de aquella pequeña practica con el Black Lestrange la pelinegra se dispuso a realizar lo solicitado por la Arcana. La verdad era que la bruja no tenía un mejor amigo o amiga, siempre se había mantenido de un lugar a otro en misiones del Simposio, evitando crear lazos que pusieran usarlos en su contra o al menos había sido así hasta que llego a Ottery. Ahora se podía decir que sentía un gran aprecio por un par de brujas que además eran parte de su familia, así que pensó en ellas.

Justo antes de poder hacer la práctica, la matriarca de los Black Lestrage se unía a la clase. Llegaba en buen momento pues a pesar de que ellos habían llegado hace ya bastante tiempo, apenas habían empezado con la clase. Agitó la mano a modo de saludo, pues no quería ser descortés con su suegra y luego si se concentró en idear un bloqueo para la practica con la Arcana.

Luego de la cuenta regresiva de Sauda, le pelinegra sintió como entraba en su mente, más lo único que podría ver la Arcana seria un camino con arbustos a ambos lados, tan altos que pasar por sobre ellos no sería una opción pues no la llevarían a ninguna parte, con forme se moviera en su mente buscando la información que le había pedido, estos arbustos irían creando un laberinto. Cada vez que la arcana quisiera acercarse a algún recuerdo que atentara con revelar algún detalle de las dos brujas, el laberinto creado por Kaori, la alejaría.

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La respuesta del joven la dejó totalmente descolocada. En sus palabras, la anciana pudo percibir varios sentimientos negativos que no podía entender, sobre todo porque apenas había tenido oportunidad hasta ese momento de entablar conversación. Luego continuó, reconociéndose frustrado por no haberla podido escuchar mientras ella intentaba comunicarse con ellos desde el bosque. La sonrisa, sincera y cálida, que había mantenido en todo momento para ambos se había congelado en su rostro y tan solo quedaba de ella una ligera tensión en las comisuras de los labios. Sus ojos negros observaban al hombre en silencio, sobre todo cuando éste hizo una demostración de cómo utilizaba la oclumancia mientras su pareja, Kaori, utilizaba la legilimancia con él.

 

Mientras ambos realizaban aquella prueba que la había agarrado tan de sorpresa, Sauda tomó la taza y dio un sorbo, al que precedieron un par de tragos más. Y, por supuesto, cuando entró en la mente de Kaori para realizar la práctica que le había indicado un poco antes apenas si tocó nada: era evidente que no tenían mucho interés en aprender de ella porque sentían que ya sabían lo suficiente. Se retiró con la misma suavidad con la que había llegado y miró a ambos, cruzando ambas manos en su regazo.

 

Bien —hizo una breve pausa mientras pensaba bien lo que iba a decirles. Siempre se había mostrado respetuosa con los deseos de sus alumnos, fueran cuales fueran estos. Pero jamás se había topado con una situación así, en la que lo dieran todo por aprendido. Pero no era su trabajo juzgar aquello, sino enseñar oclumancia. Y si ya se sentían preparados, ¿para qué prolongar más una clase que no estaba resultando agradable para el alumnado? Ella estaba allí para ayudarles, no para hacerles sentir incómodos—. De acuerdo, me ha quedado clarísimo que ambos sabéis utilizar vuestro poder mental aunque desgraciadamente no he podido valorar el alcance de vuestra habilidad. Pero siento mucha seguridad en ambos así que, por mi parte, poco más tengo que deciros. Por lo tanto...

 

Se puso en pie y entró en su casita, dejando la frase a medias. Pero no tardó más de quince segundos en volver a salir portando algo en la mano derecha. Y sintió que alguien se acercaba al lugar en el que estaban.

 

... tomad —les tendió a ambos dos anillos de aprendices para que los tomaran. Como sabía que ya conocían el funcionamiento del Portal no había mucho más que explicar—. ¿Aceptáis hacer la prueba de la Oclumancia en el Portal de las Siete Puertas? De ser así solo tenéis que presentaros pasado mañana a primera hora. Os estaré esperando junto al lago para daros las últimas indicaciones. Aunque tampoco creo que sean necesarias, ya sabéis cómo funciona todo aquello, ¿cierto? —añadió—. Podéis ir a descansar hasta entonces, queridos. Nos veremos en el lugar acordado al amanecer. Ha sido un placer conoceros.

 

Se inclinó ante ambos con amabilidad y les sonrió a la vez que notaba que la recién llegada ya les había alcanzado.

 

Estoy aquí, querida alumna. Acércate, por favor.

 

Miró hacia el cielo durante un instante. Era una sensación extraña, pero algo le decía que echaría en falta el clima londinense cuando volviesen a su tierra. Ella estaba acostumbrada al sol, y al calor. Pero había tomado cariño a las nubes y humedad que allí convivían con ella día tras día, rodeada de tanta naturaleza. Aunque nadie había dicho que no pudiera volver de visita, claro estaba.

 

Se centró entonces en la reción llegada.

 

Bienvenida, ¿cuál es tu nombre? —normalmente empezaba las clases hablando a través de la mente con sus alumnos pero, en aquella ocasión, empezarían desde el principio cara a cara así que no tenía caso echar un ojo a la identidad de su alumna. Podía preguntarle y establecer una relación cordial desde el inicio—. Soy una anciana de costumbres bastantes fijas en cuanto a impartir clase se refiere, así que déjame iniciar contigo como con los demás. ¿Por qué vienes a aprender Oclumancia? ¿Qué sabes sobre ella? Así me haré una idea del punto desde el que vamos a partir en nuestras lecciones.

 

 

 

 

 

 

Off:

@ Con tu permiso, querida, he obviado el tema del traslador de Uagadou ya que estábamos junto con Tiberius y Valkyria al frente de mi hogar, tomando un té, y ambos añadieron en sus roles que te veían. Pero en cuanto ellos pasen a la prueba, nosotras podremos irnos o quedarnos aquí, como prefiramos, ¿de acuerdo? Disculpa la posible molestia, y gracias de antemano por entender. ¡Saluditos!

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Encontrarse con la presencia de Aries y Kaori, no era algo que estuviese lista para ver. Pero entendía las ganas que tenían los dos magos de continuar aprendiendo y profundizando sus conocimientos, así que simplemente los saludó con una cabezada y al pelirosa con una sonrisa en los labios y un rápido beso en la mejilla. Sabía que la oclumancia no requería de solamente concentración para bloquear sus pensamientos o mostrar aquellos que eran los deseados, sino que había algo más detrás de ello.

 

 

Era conservar la calma, permanecer tranquila y con la mente lo suficiente abierta como para no demostrar a los demás que estabas usando la habilidad, por eso es que en esos momentos se sentía capacitada para comenzar a pensar en vincularse con esa habilidad, porque nunca sabría realmente en que momento tendría que usarla y menos en aquella época de guerra que se vivía en Londres, sitio en el que se llevaría acabo la clase y que de momento al estar en los terrenos de la universidad, era seguro pero no podía confiar en que siempre sería así.

 

 

 

Observando como la arcana se dedicaba a darles algunas indicaciones e instrucciones a los jóvenes, asintió. No le correspondería cursar la clase con ellos, una lástima pero por otra parte, mucho mejor porque así podría tener la construcción de un conocimiento más profundo de manera personalizada, así que despidiéndose de ellos con una sonrisa, se acercó hasta la bruja y prestó atención a sus palabras.

 

 

 

—Dudo que no sepa mi nombre Arcana, pero se lo diré —comenzó con tranquilidad— Soy Mia Black Lestrange. —tras decir aquello permitió que en su mente aparecieran imágenes de varias personas que la buscaban en el banco con ese nombre por ser la directora de dicha institución. —No es que venga a aprenderla, sino a terminar de dominar la habilidad y es importante hacerlo, debido a mi trabajo como funcionaria del banco, el mundo esta en guerra y no puedo permitirme volverme un blanco fácil por no controlar mis habilidades.

 

 

 

Aquellas palabras se acompañaron con un suspiro, que dejaba en claro como el interior de la rubia comenzaba a removerse un poco incómoda, al venir a su mente imágenes de algunos duendes causando problemas e intentando debilitar su gestión. Así que, decidiendo que no era bueno brindar tanto acceso a su mente, comenzó a suprimir aquellos recuerdos lentamente, permitiéndose cambiarlos por algunos de ella delante de un escritorio.

 

 

 

—La oclumancia es la habilidad para bloquear que una persona indague en nuestra mente, permitiéndonos protegerla y únicamente proyectar aquello que deseamos compartir. No es meramente eso, sino que también tiene una implicación física, porque esta requiere de concentración, tranquilidad y autocontrol.

 

 

 

Tras aquellas palabras, permaneció callada y mirando el entornó que la rodeaba. Estaban compartiendo con un bosque, un sitio bastante relajante que permitían el fluir de los pensamientos de manera sencilla y eso, era justo lo que no podía hacer, tenía que mantenerse alerta y controlar todo aquello que cruzaba por su mente.

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Kaori M.

La pelinegra sintió como la presencia de Sauda se retiraba de su mente, tan suave y sutil como otras veces. Cuando volvió a dirigirse a ellos, las palabras que salieron de su boca la dejaron un poco confundida, había pensado que le tomaría más tiempo lograr convencer a la Arcana que sabía usar la habilidad, se imaginó varias practicas más quizá algunas en las que realmente la pusiera a prueba, pero no. Había sido muy sencillo.

Observó como la mujer se ponía en pie y se adentraba a su vivienda seguramente en busca de algo, cuando regreso tenía en la mano derecha una pareja de anillos. Lo tomó sin dudar pues en realidad, ella lo único que deseaba era vincularse con la habilidad. Había pasado varios años aprendiendo a dominarla y aunque probablemente, la mujer que hace nada había estado en su mente intentando averiguar cosas de ella, podía enseñarle un par de cosas o trucos, prefería enfrentar la prueba.

—Ahí estaré sin falta...—le respondió luego de haber terminado de escuchar las ultimas indicaciones —Gracias por el té y por la breve charla, para mí también ha sido agradable conocerla —dijo la pelinegra.

 

Se despidió de su suegra con una sonrisa amable y un hasta luego, para luego esperar paciente a que su esposo tomara el anillo y se despidiera de la Arcana para así, juntos poder desaparecer de los terrenos de lo que hasta ese momento se conocía como el Ateneo de Habilidades, habían rumores que debido a la inminente guerra todos regresarían a sus países o tierras natales, quizá la joven pareja eran los últimos en tomar la clase en ese lugar.

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Black Lestrange tomó el anillo que quedaba de la palma de la mano de la Arcana, deseaba decirle un par de cosas más sobre el método que usaba para dar la clase, pero lo pensó mejor y decidió que lo mejor era irse de aquel lugar, esperaba que quedara por implícito que estaba tomando el anillo por que deseaba hacer la prueba. Le dedico una sonrisa cuando escucho a Sauda decir que había sido un placer el conocerlos, estaba seguro que aquellas palabras eran mentira, nunca se tiene el placer de conocer a alguien con la que sólo habías conversado unos tres minutos, pero no dijo nada, los Arcanos, algunos, eran tan extraños que seguramente ellos se habían encontrado en otra vida.

 

Aunque al escuchar a Delacour que le dijo que le había parecido agradable el conocerla, Aries de manera instantánea puso los ojos en blanco, iba a mentir diciendo que igual le parecía agradable conocerle, pero la realidad era que no le parecía agradable y no estaba seguro si quiera de haberle conocido, así que prefirio no decir nada sólo tomar la mano de su compañera de vida y caminar rumbo a su casa en el local Shadowhunters.

 

Se encontraba a mitad de camino cuando recordó que había dejado atrás a la mujer que lo había cuidado cuando su madre se tuvo que ir, por lo que giró y se despidió de Mia con un leve movimiento de mano, esperaba que la mujer rubia tuviera más éxito en su aprendizaje con la arcana que la que él había tenido.

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Sabía que tarde que temprano la arcana intentaría comenzar a ingresar a su mente, así que eso no podía ocurrir. No, quería compartir sus pensamientos, emociones y mucho menos sentimientos, así que continuaría enfocando su mente en mantenerla en blanco, en calma y sin ningún tipo de emoción. No era sencillo, claro que no porque hacerlo requería de cierta capacidad mental, así como de equilibrio emocional, para que no solamente dejarse llevar por aquellos sentimientos y estimulos que la estaban rodeando.

 

Era momento de partir a la prueba para Kaori y Aries, algo que le agradó, así que antes de ver como se fueron. Les regaló una sonrisa y esperó a que estuviesen un poco lejos, para desearles mentalmente éxito y que pronto estuviesen vinculados con aquella habilidad, que sabía conocían y manejaban más que bien. Así que una vez que se quedo sola con la Arcana, le regaló una sonrisa y cerró los ojos.

 

-- ¿Es mi imaginación o esta intentando ingresar a mi mente? --preguntó con tranquilidad, esperando unos segundos su respuesta.

 

La pregunta había venido tras sentir como una energía luminosa se acercaba peligrosamente a su mente, intentando disuadirla y llenarla de paz y tranquilidad. Algo que no estaba segura de querer que ocurriese, así que los muros repletos de color blanco y negro se mantuvieron en su sitio dentro de su mente. Algo que se reflejó en su rostro, al instante en que cerró los ojos. Mantenerse firme, no era sencillo, ¿quizás se estaba imaginando todo eso? podría ser, pero no era algo que le preocupara de momento.

 

Estaba poniendo de su parte, y sabía que era todo lo que importaba de momento, a menos hasta que pudiese tener una guía por parte de la arcana.

Editado por Mia.
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Sauda sonrió suavemente cuando se presentó tras afirmar que dudaba que no conociera su identidad. Mientras se presentaba, dejó que su mente rozara la de la mujer para poder comprobar lo que le decía y, de paso, tantear el dominio que ésta tenía de su propia conciencia. Luego la abandonó, satisfecha por lo que había podido comprobar. Además, comprobó tras echar un vistazo que Kaori y Aries ya se habían marchado.

 

Respuesta correcta, querida Mía, pero te dejaste un detalle. También puede servirnos para evitar manipulaciones físicas. Es decir, la Oclumancia es una rama de la magia que nos enseña a dominar nuestra mente para protegerla, pero no solo de que indaguen en nuestros recuerdos o pensamientos, sino de que nos obliguen a hacer, decir o pensar algo que no queremos. Pero sí, es como dijiste.

 

Después se quedó en silencio. Para ella solo habían pasado unos segundos pero, cuando escuchó la voz de Mía preguntándole si estaba intentando entrar en su mente, se sobresaltó y la miró sorprendida. Se levantó del sitio que había ocupado hasta el momento y le hizo una señal con la cabeza, en dirección al bosque.

 

No, debe haber sido tu imaginación, querida. Yo me había perdido por un momento en mis pensamientos... ¿Un paseo? Me relaja mucho internarme en el bosque. Pienso que rodearse de naturaleza es el mejor modo de hacer que nuestra mente se relaje lo suficiente como para absorber todo lo que la oclumancia conlleva. Aunque si me dices que ya sabes cómo funciona, entonces avanzaremos un poco más deprisa. Ven, acerquémonos al río.

 

Giró hacia la izquierda y se adentró entre los árboles. Algo se removió en la copa del árbol que quedaba sobre su cabeza, pero no alcanzó a ver de qué se trataba. Poco a poco, el ambiente fue sintiéndose un poco más cargado y el nivel de humedad fue aumentando. Además, podía escucharse el cauce del río aunque aún no era visible.

 

Bueno, aprovechemos lo que ya sabes de la Oclumancia como punto de partida. ¿Qué método utilizas para conformar tus defensas mentales? Es decir, imagino que sabes que existen varias formas, y cada mago escoge la que le hace sentir más cómodo o seguro. ¿Cuáles conoces y, si son varias, cuáles dominas? —le preguntó—. Además de esto, quiero probar para ver cómo te defiendes. Con tu permiso, utilizaré la Legilimancia para entrar en tu mente y... buscaré algún detalle relacionado con tus padres. Nombres, apellidos, apariencia física... así que debes intentar que encuentre lo menos posible de lo que te he indicado, ¿de acuerdo? ¿Tienes alguna duda? Es el momento de que me lo digas. Si no... comenzamos la práctica. Tres, dos, uno...

 

Dejó que su poder se deslizara en el interior de la mente de Mía con suavidad. De hecho, si lo hubiera hecho sin avisarla, ella jamás lo habría sabido. Procuró ser muy cuidadosa en su incursión y solo echar una ojeada a los detalles que le había dicho, muy atenta a cómo la Black Lestrange se defendería.

Editado por Aailyah Sauda
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Aceptando la idea de Sauda para dar un pequeño paseo por el bosque, se dirigieron hasta el sitio en donde podía escucharse el correr el agua, ¿sería un río o un pequeño riachuelo? No lo tenía del todo claro aún, así que, caminando a un costado de la bruja, permitió que todo aquello que las rodeaba se comenzará a interiorizar, como si formará parte de un cuadro que posteriormente estaría en sus recuerdos. Esa era la parte sencilla de ir clasificando sus recuerdos y sentimientos, pero sabía que no todo dependía de ello, así que, mirándola con tranquilidad, se detuvieron detrás de algunos árboles.


—El método que conozco es el de mantener siempre la calma mental, no perder la concentración y control de mis pensamientos, así como de las emociones. —comenzó a responder la pregunta de la mujer con una sonrisa en los labios— Pero también existe aquella, que se logra a través de no pensar en absolutamente nada, sin embargo, esa es más sencilla de identificar porque se esta topando con un muro o un abismo negro que no permite leer o encontrar nada, sin embargo, también existe esa, en la que se permite la entrada mental pero creando y seleccionando solo lo que se desea dar a conocer.


Intentar explicar cómo funcionaban las diversas defensas mentales, no era tarea sencilla, porque si bien conocía al menos dos, era más diestra en los últimos dos que había mencionado. ¿Tendría que poner en marcha alguno de ellos? Parecía que era así, al menos en el instante en que escuchó que usaría legilimancia para intentar entrar a su mente. Estaba dispuesta a dejarla entrar, pero no estaba convencida de permitirlo, al menos no en ese momento porque sabía que estaba probando que tanto conocía y manejaba de la habilidad. Así que con una sonrisa en los labios asintió ante sus palabras.


—Estoy lista. —respondió.


Sabía que su respuesta no era necesaria, pero aún así la dio. Pudo sentir como el poder de Sauda comenzaba a intentar penetrar la barrera mental que estaba generando en esos momentos, sin embargo, lo único que estaba logrando ver era una bonita luz de color blanco, que impedía que pudiese indagar dentro de sus recuerdos. Ese método era el que más le había funcionado hasta el momento. Sin embargo, era un tanto cansado mentalmente mantenerlo, así que sabía que tendría que aguantar durante unos minutos.


Porque no solo requería de mantener su mente protegida con aquella luz, sino mantener sus emociones tranquilas y todo su sentir sereno. Algo que era parte de su personalidad y que alterarlo podía manifestar una pequeña señal de lo que ocurría. Cerrando unos segundos los ojos, de sus labios borró la sonrisa y permitió que poco a poco Sauda comenzará a visualiar parte de sus recuerdos para encontrar la información que estaba buscando.


En su mente apareció el nombre de Litah e Illidan Black Lestrange, la primera peliengra con rizos y el seugndo rubio y alto, jugando con ella de pequeña, ellos ya siendo unos adultos jóvenes. En sus labios apareció una sonrisa, porque sabía que aquello era falso, esos dos magos no eran sus padres, aunque durante una corta temporada pudo haber creído que era posible. Manteniendo fuera de su mente el nombre de Jock y Alyssa, abrió los ojos y sintió como el poder de la arcana comenzaba a incrementarse para romper su bloqueo mental,


Situación, que no iba a permitir que ocurriese. Sabía proteger su mente y en numerosas ocasiones lo había conseguido y esperaba continuar logrando con aquella practica que la arcana que estaba dando.
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Mía respondió a sus preguntas y ella asintió, satisfecha.

 

Bien, esos métodos son los más utilizados. El primero es el del famoso "muro mental", y básicamente solo requiere mucho autocontrol, tanto físico como psicológico. El segundo método que mencionas es el "vacío mental", y lo que provoca es que el intruso no tenga absolutamente nada que tomar de tu mente. Esa tercera forma que dices es la de "selección", donde tú decides la cantidad de información que quieres mostrar. Es decir, ocultas lo que no te interesa que sepan. Bien, bien, me siento feliz por ver que tienes bastante conocimiento del tema. Prosigamos, pues.

 

La Black Lestrange se preparó para defenderse y, casi en cuanto Sauda tocó su mente, vio cómo una luz brillante ocupaba el espacio en el que ella acababa de irrumpir. Lo examinó, lo probó. Y no había nada que entontrar. Pero, de repente, aparecieron ante ella unas imagénes que le mostraba lo que le había pedido. Se sintió extrañada pero, casi enseguida, se percató de lo que sucedía. «Sustitución mental, el cuarto método», pensó, muy contenta.

 

Se retiró de la mente de la mujer tan suavemente como había llegado y le sonrió ampliamente.

 

¡Muy bien, Mía! Muy bien para ser un primer intento, aunque he visto que no es la primera vez que tanteas el terreno de la Oclumancia. Esa segunda defensa... ¿te referías a ella cuando me respondiste antes, al tema de la defensa por selección? Porque si es así, me temo que la tienes confundida con la sustitución, que es la que has usado y muy correctamente, además —le explicó, retomando de repente su camino. Quería acercarse al río—. La selección mental consiste en detallar la información que opacará a toda la demás en tu mente. ¿Cómo? Por ejemplo, concentrándote en una persona, lugar, sonido, o lo que sea que te haga sentir segura para que sea lo único que tu atacante puede ver en tu mente. La sustitución, sin embargo, consiste en manipular esa información y mostrar la que a ti te venga bien. Como ahora, que me has dado la identidad de tus padres... pero ésta era falsa. Si no, no me la habrías mostrado. Es un método muy útil, al menos hasta que se descubre el engaño —añadió, con una risita.

 

Le señaló el río, que estaba justo delante de ellas a muy poca distancia. En su orilla crecían hierbas y flores de llamativos colores.

 

Quiero que hagamos una práctica distinta. Antes quería obtener información, y ahora voy a intentar obligarte a realizar alguna acción y tú debes impedirlo. No voy a avisarte de qué, por supuesto, pero quiero que te plantees qué tipo de defensa mental te irá mejor para una situación así, ¿de acuerdo? Venga, te dejo unos minutos para que medites sobre ello.

 

Dicho esto, se inclinó en la orilla y acarició los pétalos azules de una florecilla que sobresalía en altura sobre las demás. Se veía extraña por tener un tallo tan largo y unos pétalos tan pequeños. Tras sonreír ante esa idea, se volvió de nuevo hacia Mía.

 

Bien, ¿estás lista? Si es así... procedamos.

 

Se introdujo de nuevo en su mente, esta vez sin avisarla. La práctica ahora era muy distinta pues, mediante legilimancia, manipuló a la Black Lestrange para que quisiera saltar al río. No tenía un abundante caudal, ni tampoco con mucha fuerza, así que básicamente solo supondría un chapuzón para ella. Pero debía evitarlo, claro, y Sauda estaba ansiosa por ver qué método escogía para ello.

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Sabía que el autocontrol físico y mental era fundamental en dos de las siete habilidades que había aprendido a dominar y esta era una de ellas, así que con una sonrisa en los labios asintió ante el comentario de la arcana. Para el segundo, también se requería control mental, el bloquear absolutamente toda tu mente, para no dejar ver nada y todo pareciera un faro de luz o una completa oscuridad, no era sencillo pero con la práctica y el tiempo como mortífaga, había aprendido a realizarlo, así que en cuanto mencionó el de selección, se quedó pensando. Era el que menos había practicado, pero cuando había conseguido hacerlo, había funcionado así que quizás era momento de intentarlo nuevamente.

Fue justamente lo que realizó y en cuanto el ejercicio con Sauda terminó, escuchó con atención sus palabras. Había confundido poco los métodos de protección mental, pero no le generaba conflicto eso, porque estaba allí para reafirmar lo que aprendió de manera empírica y ahora conocerlos de manera más puntual y las diferencias era todo un avance. Así que simplemente guardó en su mente los comentarios acerca de su practica y se sintió satisfecha con lo que estaba realizando, porque todo lo estaba haciendo bien, justo como llevaba algunos años haciéndolo sin darse cuenta del todo.

—Que noten el engaño, no es sencillo ¿o si? Porque, solamente una persona que anteriormente investigo sobre ti o tiene referencias de tus actividades o vida podría descubrirlo. —comentó con un poco de intriga en la voz.

Su respuesta venía a que justamente, sabía que la bruja seguramente había investigado la identidad de sus progenitores Alyssa y Jocker, así que era obvio que sabría que el nombre que había soltado de dos de sus hermanos no era información totalmente verídica. Aunque, por una corta temporada, ella misma había creído que era cierto, debido a los cuidados que recibió por parte de ellos durante su infancia cuando su padre tenía que ausentarse y no sabía quien era exactamente su madre.

Caminando hacía el río, escuchó con atención lo que tenía en mente su instructora. Quería hacer otro tipo de practica, así que aceptando lentamente, respiró profundamente y permitió que su mente y sentidos comenzaran a sentir todo aquello que la rodeaba. Sabía las bases de legilimancia y eso le ayudó a conectar un poco con la arcana y su entorno. Motivo por el cual, al terminar de escuchar las indicaciones de la bruja, asintió y esperó con paciencia el halo de poder que desprendía Sauda en cuanto usaba la legilimancia.

Una vez que comenzó a usarla, pudo sentir como un pequeño poder cálido se acercaba hasta ella y le pedía ir hacía el río. Sin pensarlo mucho, comenzó a dar un pasos más hacía el brazo del río que comenzaba a ser llamativo. Sin embargo, en su interior comenzó a sentir que esos esos no eran parte de sus deseos reales, Que su mente estaba siendo manipulada, así que se paró en secó y negando con lentitud comenzó a colocar en su interior un muro completamente cerrado que reflejaba solamente la imagen de un hoyo negro.

Era todo lo que necesitaba en esos momentos, porque no iba a permitir que la manipulara la arcana, así que girándose hacía ella con una sonrisa en los labios. Negó con lentitud y mantuvo el muro, sintiendo como recuperaba por completo el control de su mente e inconsciente, impidiendo que la arcana pudiese tomar control de sus acciones, emociones o sentimientos.

—Intento hacerme dar un chapuzón querida arcana, eso no esta nada bien. —soltó con diversión, sin perder en ningún momento el bloqueo mental que mantenía.
Editado por Mia.
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