Jump to content

Oclumancia


Aailyah Sauda
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Se quedó mirando la piedra en la que se había sentado la primera vez que llegó. La pequeña despartición que había sufrido en ese entonces era agua pasada, ya sólo quedaban las cicatrices. Además, claro, de las cicatrices recientes que había obtenido por una traición. Se ocultaban debajo de la tela del vestido, a la altura del abdomen; en el cuello, las muñecas estaban marcadas gracias a los grilletes que habían usado para aprisionarla; el corte en la ceja era el detalle más glamouroso. Si ya de por sí su aspecto era la de un enclenque, las cicatrices no ayudaban mucho, pero al menos le brindaban cierta temeridad.

 

Nadie, hasta ese momento, había hecho las preguntas de rigor sobre su aspecto. Las nuevas heridas, lejos de crear interrogantes, parecían actuar como sellos de lengua, dispuestos a proteger los secretos de la bruja. Eso lo facilitaba, claro, el evitar los cuestionamientos que terminarían por resultar incómodos, porque, obvio, Candela no podría esconder algunos detalles que debían permanecer así, ocultos.

 

Toc Toc Toc

 

Se imaginó la puerta y el pasillo que Sauda le había mostrado la primera vez. Recorrió en su memoria las paredes que la rodeaban y las confundía con los muros que la mantuvieron prisionera. Abría y cerraba los ojos para ayudarse a separar los recuerdos de la casa de la Arcana, de los recuerdos de su prisión y, además, de las imágenes irreales que su mente le estaba proporcionando. No, no podía confiar en sí misma.

 

Toc Toc Toc

 

Se preguntó si Sauda se encontraría en la cabaña. Tal vez estuviese fuera, con algún alumno. Esperó.

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Benjamin Whisper

 

"Haciendo creer el invasor que ésta viendo algo que en realidad nunca sucedió o al menos no de esa forma".

 

La explicación que Sauda dio antes de iniciar con ese primer ejercicio ha vuelto a su mente, y se esmera por recordarla al futuro, ahora que tiene una idea de lo mucho que le queda por trabajar para que verdaderamente su mente esté protegida (y no solo en las capas superficiales). No va admitirlo en voz alta, pero no puede evitar comenzar a desarrollar tirria a la muchachita que la arcana ha dicho orondamente que es la que mejor lo ha hecho.

 

Contemplar mujeres alabándose entre ellas le es molesto, especialmente porque no puede criticarlo abiertamente. No sin ganarse (muy probablemente) la desaprobación de la correctísima Sauda.

 

Es hora de un siguiente ejercicio, a juzgar por la exigencia de la arcana deque todos volviesen su atención a ella. Ben piensa que será similar al anterior, sin embargo, lo siguiente que ella hace, lo descoloca unos segundos. Ha golpeado su vara contra el suelo, provocando que una extraña corriente de aire se expanda hacia las paredes de la edificación y luego aparentemente, nada más ha sucedido. Benjamin puede ver toda la estancia tan igual a antes, incluso ve a la arcana, y está a punto de cruzarse de brazos a esperar la siguiente acción, únicamente con la duda de adonde han ido a parar sus compañeros, cuando producto de esa observación, de repente lo distingue.

 

El muchachito de 18 años que provocó, en el pasado, que su vida se echase a perder.

 

Con tan solo verlo, una revolución se gesta en su interior. Los latidos comienzan acelelarse más y más, y el sudor se multiplica, humedeciendo su frente. Está casi seguro que la arcana también lo ha notado, su evidente nerviosismo. ¿Qué tan convicente iba ser si , de forma casual, interrogaba al muchacho por su presencia allí? Sabe que es el instinto de superviviencia el que le está haciendo idear esos escenarios, pero que lamentablemente, es un miedo enorme el que le paraliza y no lo deja pensar con claridad, como usualmente suele conducirse en la vida.
Está perdiendo el control de la situación, y nada en el mundo lo atemoriza más que eso. El hecho de estar siendo el atrapado y no el que atrape, y que otra vez se desmorone la cuidada imagen que se ha esforzado por construir para los demás.
— La señora Sauda no parece saber de lo que hubo entre nosotros, Ben— ahora tiene al muchachito al frente, mirándolo con aquel gesto entre coqueto e inocente, que en su momento fue el motivo que perdiese la cabeza por él— ¿debería yo sacarla de su ignorancia? Ella sabría, a diferencia de la prensa, que estoy diciendo la verdad, que más que tus extrañas sesiones, lo peor contigo y lo que haces cuando nadie más te ve es...
Ben lo silencia, de la única manera en que se le ocurre hacerlo. Besándolo, con tal fuerza e intensidad, que los vellos de su piel se erizan bajo la camisa, ante aquel contacto tibio, cercano, y ante el olor de la colonia que él mismo le regaló una vez. Ha cerrado los ojos, para no tener que ver la expresión de Sauda al contemplar esa escena, pero también para poder concentrarse un poco más en sí mismo y recordarse que no hay manera que ese chiquillo pueda estar ahí.
Y cree escucharla entonces, un murmullo apenas audible, pero contundente
"Deben aprender a bloquear su cabeza en la más hostil de las circunstancias"
A veces, como a él le ha sucedido, lo más hostil no tiene que ser un ataque, o una guerra. A veces, el mayor temor no es un elemento imparable de la naturaleza, o una criatura feroz, sino un rostro inocente, uno que alguna vez se quiso de forma desmedida. Comprenderlo, es lo que de inmediato hace que su mente vuelva a trabajar, para relajarse y desconectar. Y es así que todavía con los ojos cerrados, comienza a percibir que poco a poco, aquellas tersas mejillas que ha estado sosteniendo se desvanecen en el aire.
Es irónico como el confrontar el recuerdo de él, le ha terminado por dar la pieza para la comprensión de lo que significa "poner la mente en blanco". Que no es tanto liberarla de pensamientos, como más bien idear un intrincado sistema de acceso a ellos. Como si en su mente, los recuerdos no fuesen más que un tejido gigante, ha deshecho los hilos para "tejerlos" de forma diferente, una que sea capaz de generar confusión en quien intente reconocerlos, disimulando los "nudos" con los cuales están atados, o agregando nuevos nudos, que solo él sea capaz de reconocer como recientes.
Cuando abre los ojos distingue a Sauda. No puede decir si es "real" o solo una proyección de su mente, pero se siente tranquilo y bastante más seguro que esta vez, ella no podrá adentrarse con la misma facilidad a la caza de sus recuerdos. No muy lejos, está también la molesta mujercita y el otro hombre con quienes comparte la clase. Tal vez, solo tal vez, si haya vuelto al plano real ¿pero que le garantizaba que no estaba, de nuevo, en una ilusión?

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con Alessandra.

 

La profundidad a la que estaban sumergidas ambas mujeres producía naturalmente cierta presión contra sus cuerpos, aunque Sauda no parecía condicionada por ello. La Arcana poseía tal control de su mente que podía apaciguar, sino directamente anular, los efectos que el ambiente podía ocasionar en ella. Durante su juventud había aprendido a manejar su sensibilidad respecto a la temperatura, a los cambios en la atmósfera e incluso había desarrollado una prodigiosa resistencia al dolor; el efecto que todo ello tenía en la biología dependía de la cabeza y su dominio significaba una posibilidad cierta de combatirlo. Por eso su delgada anatomía, suspendida en el agua como si tuviese una relación natural con el agua que la rodeaba, y su semblante transmitían una tranquilidad profunda que se contradecía con el hostil contexto en el que estaba sumergida.

 

Sauda trató de mostrarse, al menos en la expresión de sus grises ojos, comprensiva con la primera reacción de su alumna. Era normal, al fin y al cabo: verse envuelta repentinamente y sin aviso en una situación tan compleja y peligrosa era sin dudas impactante y ese impacto podía llevar, naturalmente, a no saber como actuar. Desesperación, taquicardia…había atestiguado todo tipo de reacciones ante aquella prueba. Le gustaba suponer que sus alumnos sabían que sus vidas no estaban amenazadas por la impredecible furia del océano debido a su presencia, aunque era consciente que no siempre la cabeza de los jóvenes trabajaba como ella deseaba. Sin embargo, la Arcana no podía pasar por alto -aunque quisiese- lo que pasaba por la mente de su aprendiz. Tenía ganas de abandonar, de claudicar en su lucha por obtener algo tan provechoso como la Oclumancia, ese privilegio de mantener privado lo que debe ser privado. La desesperanza y la poca estima de aquella muchacha le resultaba desolador ¡Tan joven! La seguridad era uno de los pilares, sino la piedra fundamental, para construir su camino

 

Centró su mirada en el rostro la chica una vez se hubo calmado. Tomó una bocana del aire resguardado por la burbuja que protegía su cabeza y se adentró en su mente, midiendo la intensidad de su intromisión para no sobrepasarse con alguien tan novel en la Oclumancia; Alessandra apenas percibiría su presencia allí. Se encontró a sí misma en un pasillo blanco que se extendía hasta donde llegaba su vista y que unía innumerables puertas, un símbolo de la entrada a los pensamientos de su aprendiz. Las observó de forma superficial: todas abiertas, cada una de ellas. Alessandra había fallado groseramente, como si apenas se hubiese esforzado para cerrar su mente a terceros pese a las instrucciones dadas y repetidas con anterioridad. Sin embargo, Sauda prefirió decantar por la idea de que el mar era un contexto demasiado invasivo para un primer acercamiento a la Oclumancia. Tal vez debía ir más lento…

 

Salió de su cabeza sin tocar nada, sin dar ni un paso, sin indagar en ninguno de sus pensamientos o recuerdos. La abandonó tal cual la había encontrado, libre de acceso a cualquier invasor con intenciones maliciosas. Durante todo el proceso no había dejado ni un segundo de observar a su aprendiz y, por ende, fue natural seguirla una vez hubo ascendido hacia la superficie. El ruido de la marea penetró los oídos de la Arcana luego del abrupto cambio frente al silencio perpetuo bajo el agua. Sin embargo, sostuvo imbatible la serenidad en su mirada. Observó la auténtica decepción en la mirada de Alessandra y respondió a ella con una sonrisa cálida, casi maternal. No iba a dejar que su espíritu se resquebrajara hasta partirse en pedazos. Buscó calmarla, moldeando su tono de voz para que sus palabras se oyeran genuinamente alentadoras. Incluso se acercó, algo que no solía hacer con sus aprendices, para colocar su mano en el hombro de ella.

 

- No te disculpes, solo debes volver a intentarlo.

 

Y la vio relajarse. Admiró como Alessandra lograba, en un súbito empujón de convicción y fuerza, relajar su hasta el momento irregular respiración. La sintió destensar los músculos de su cuerpo y dejar que la inmensidad del océano la tomara con libertad. Percibió como tomaba una gran bocanada aire para no ahogarse y como anulaba sus sentidos para ocuparse plenamente de cerrar su mente sin que nada la perturbase. Sauda volvió a entrar en su mente y se encontró con una situación que indefectiblemente le generó una agradable satisfacción: obstáculos. Su pupila había logrado con éxito poner su mente en blanco y, pese a que algunas puertas seguían abiertas para su interior ser explorado, otras se encontraban completamente selladas a cal y canto. Nuevamente, no le resultaba de interés profundizar en los rincones más profundos de su inconsciente. Para ello tendría la tercera prueba, claro.

 

- Espero que no siga con la idea de irse que tuvo hace unos momentos, porque tiene un futuro prometedor con esta habilidad. - le dijo con ánimo complaciente, aunque con la plena intención de dejar en claro que podía leer sus pensamientos con suma facilidad - Esta es una oportunidad única y estamos avanzando a pasos agigantados. Y créeme que entiendo por lo que pasa…debe confiar más en usted. Si no tiene una facilidad nata para adquirir la Oclumancia, con esfuerzo lo terminará por lograr. Vamos, volvamos a mis aposentos. - la animó mientras la tomaba del brazo y paralelamente materializaba en su otra mano su vara de cristal. Ambas desaparecieron de allí y la corriente retomó su normal curso.

 

Sauda y Alessandra volvieron a aparecer en el humilde y cálido hogar de la arcana, cerca de la humilde chimenea construida con barro y arcilla. El calor de la llama no fue requerido para secar sus ropas, pues ésta ya se hallaba impoluta, como si nunca hubiesen estado bajo el océano. La arcana invitó a su aprendiz a tomar asiento en las sillas de madera de roble enfrentadas, cerca del fuego. La tranquilidad de aquella residencia, donde imperaba el aroma de las variopintas plantas que Sauda cuidaba, era casi opuesta al caos que acababan de abandonar. La bruja veía la contraposición de experiencias tan disímiles como algo necesario para adquirir aquella habilidad con la excelencia que merecía.

 

- Hemos probado como puede bloquear su mente en situaciones extremas, hostiles. Ahora intentaremos algo más avanzado, algo que definirá una contundente victoria sobre el invasor. Algo que mezcla defensa con ofensiva. Creará un pensamiento o un recuerdo falso. Jugará con su memoria y su consciente para engañar a quien quiera hacerse con sus secretos. Para lograrlo, usted debe sentir que ese recuerdo es real porque debe crearlo de tal manera. Cualquier error creará vicios en el recuerdo, fallas y disrupciones que un invasor más o menos habilidoso puede detectar ¿Está lista o necesita despejar dudas?

Editado por Aailyah Sauda
ug3n3nQ.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Benjamin Whisper

Lo que estaba contemplando frente a él ¿era la prueba de que había fallado? ¿ o más bien de que su compañera lo había hecho?

 

Solo por un breve lapso de tiempo, había contemplado a Sauda, al hombre y la tipa Moody que lo estaban acompañando en clase. Pero tras un simple parpadeo, nuevamente los contornos del lugar se habían difuminado y aparte de otro escenario, eran otras personas las que tenía delante, envueltas en llamas naranjas que se alzan, más y más amenazantes hacia el cielo. Para Ben, sin embargo, la escena sigue careciendo de un significado, y cuando quiere aproximar para hablarles, solo tiene delante a un grupo de hombres transportando una camilla, y lo que (aparentemente) es un hombre herido sobre ella.

 

— ¿Qué es lo que ves? — la voz de Melrose, tan fuerte y cercana lo sobresalta y hace que aparte la mirada de aquel bosque consumido por la fuerza del fuego— ¿has notado la camilla? ¿quién está en ella?

 

Quiere soltar una maldición a la muchachita y decirle que no tiene ninguna obligación de responderle, pero hay cierta urgencia en cómo ella ha dicho eso, que le hace volverse a ver la escena con algo más de atención. Entonces, aunque nuevamente solo es una fracción de segundo, le ha parecido que uno de los hombres sujeta con la boca la camilla ¿pero cómo demonios podía ser eso posible? Niega con la cabeza, pensando en que quizá esa humareda esté provocándole visiones infames y distorsionadas, y le dice, con cierto desgano a Melrose, que no hay en esa camilla más que un muchachito, con el rostro lleno de hollín, aparentemente insconsciente.

 

Es curioso como en el momento en que intenta acercarse, para tirar de la sábana que cubre parte del cuerpo del sujeto, los ve perderse tras un árbol, que incluso podía parecer una puerta.

 

Los recuerdos no tienen coherencia muchas veces, se difuminan como los sueños, pero esa desaparición ha sido rara— cuestiona Ben, sonriente, empezando a comprender a donde es que ha accedido— ¿aun así, es tu sonrisa la prueba de que no lo he hecho lo suficientemente bien? — con cierto desdén por fin ha notado la ubicación de Melrose, de pie frente a un árbol con un hueco cerca al suelo, xomo si fuera la entrada a la madriguera de algún animal— ¿o ambos hemos fallado?

 

¿Era real la Melrose que tenía delante o solo otra ilusión de Sauda creada para probarlos? ¿Estaría Melrose también inspeccionando en sus recuerdos? Por más que quisiese solo la arcana tenía la respuesta sus conjeturas. Mientras tanto, siguió avanzando en ese espacio, dispuesto a encontrar, que era lo que se escondía tras aquel extraño recuerdo.

 

Estaba seguro que todo lo que veía, por el momento, no era más que la superficie.

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Mel no está segura de lo que sucede a continuación pero parece ser algo más que una muestra de dominio. Está todavía de pie junto a sus compañeros y la arcana pero los recuerdos se han difuminado. Las cosas que creyera ver se han desvanecido en una bruma pero no es todavía suficiente. Sus preguntas, dirigidas a la arcana, encuentran respuesta en el muchacho de porte aristocrático a quien no había atinado en primer lugar pero de quien ahora tiene que valerse para saber si tiene razón o no. Es un proceso extraño pero que se da y que por tanto, ella acepta sin más.

 

Le pregunta por la camilla, por los recuerdos. Aunque incómodo al inicio, él parece contestar también asumiéndolo sin discutir. Mel sonríe y de pronto se da cuenta de que él también parece haber notado algo más. Sin importar, si eso podría diferir con un legilimante que sabe qué buscar, Mel sabe que es un mediano triunfo. Respira más tranquila luego de contener el aire un buen rato. Su secreto, al menos de cara a otros, no ha sido revelado. Sauda quizá lo sepa pero Mel no se detiene a pensar en eso. Quiere averiguar un poco más; sus ojos están abiertos y muy redondos, con renovada curiosidad. El muchaho parece estar preguntándose lo mismo.

 

Entonces, Mel tiene la más rara de las imágenes en su cabeza. Un muchacho, que le tiende la mano de manera amable pero no tiene rostro. La imagen la paraliza un instante y no sabe qué decir. Los ademanes amables del sujeto desconocido se vuelven grotescos ante el hecho de que no tiene cara. Mel no habla más de su escondrijo o de las imágenes que Benjamin (¡sí, ese era su nombre!) ha podido ver sobre ella, si no que se detiene en esa única imagen que ha conseguido y se pregunta de forma tan resonante quién es él, que sin duda la pregunta debe redundar en su cabeza, pudiendo también él oírlo.

 

¿No es así?

 

Su postura se relaja, pues sus pensamientos se mantienen acerrojados. Si se quiere, entiende que el momento de repentina e inesperada pérdida, fue para ella su momento "hostil" así que ahora ¿qué está haciendo exactamente? "Explorar" suena como la explicación más adecuada. Sabe que ha podido proteger sus pensamientos en el momento de la verdad así que ahora se concentra en atar cabos.

Editado por Melrose Moody

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Benjamin Whisper

No le gusta la mirada de curiosidad que se refleja en esa muchachita. No le gusta, porque sabe que tras esa mirada es solo el reflejo de lo que ella está experimentando en su interior, querer conocer más de él, de la misma forma en que él ha podido captar ese fragmento del recuerdo que ella había mostrado a Sauda.

 

Quiere oponer resistencia, le fastidia la vulnerabilidad que ese espacio maldito que Sauda ha creado con sus poderes le provoca, que sus recuerdos no sean solo suyos sino que haya una tipa (ya no solo una ¡sino dos mujeres! ¿que podía resultar peor?) inmiscuyéndose en ese espacio que normalmente suele gobernar solo él. Tal vez es ese lapso breve de tiempo el que hace que Mel consiga efectivamente ver en él, aunque bastante pronto, él se repone para ejercitar su mente de la misma forma que lo había hecho antes.

 

La pregunta insistente de Mel, es ¿quién es él?

 

Benjamin tiene que dar una respuesta, sin que eso signifique revelar lo que no quiere, y no debe, ser revelado.

 

¿No eres capaz de verlo por completo? — tiene que asegurarse, que la forma como lo ha mentalizado, como un ser sin rostro, efectivamente está funcionando— es la materialización de lo que más temo en este mundo, al menos por ahora— ahí estaba otra vez, contando una verdad que rodearía de mentiras si ella intentaba adentrarse más— ¿Por qué ese bosque y esos hombres te inspiraban miedo Melrose Moody?

 

Él intuye que también ella está intentado dar forma a lo que ve, desentrañar que se esconde más allá de la imagen superficial. Está cayendo en cuenta que lo que temía Melrose era al fuego devorándolo todo, a la pérdida, y que incluso ha sido esa sensación de pérdida la que ha llevado a que sus mentes pudiesen de cierta forma conectarse, pero no tiene manera de comprobar cuanto de eso se debe a sus propios avances, y cuanto a la magia que la arcana desplegó en la habitación.

 

Pero si ya tenían la opción al alcance ¿por qué no seguir explorándola?

 

La disposición de la mente de la joven es confusa. Benjamin vuelve a pensar en el bosque y en la madriguera tras las raíces del árbol, pero cuando intenta acercarse a ese lugar que empieza a recrearse, distingue enormes fosos delante de él, a lo largo de todo el camino que lo separa de la figura de Mel, como trampas infames puestas para impedir su avance ¿son esos obstáculos representación de las barreras que ella ha puesto para protegerse? No puede seguir, pero al menos lo consuela, por lo que ella está diciendo en ese momento, que la mujer no halla conseguido aun hacerse con la imagen completa del muchachito que condensa su vieja pasión perdida.

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con Alessandra y Candela

 

El incesante golpeteo en la puerta de madera hizo que la misma se abriera por sí sola o como por arte de magia, si se permitían la ironía del asunto. Sauda, quien aún miraba inquisitivamente a Alessandra, apenas giró el rostro besado por el sol para poner sus oscuros ojos en el rostro maltrecho de la joven bruja del otro lado del umbral.

 

-Señorita Triviani- fue el saludo de bienvenida. La Arcana no precisaba que aquella mujer se presentara o le dijera sus motivos para querer aprender la Oclumancia, porque Triviani era una bruja que ya había pasado una vez por sus manos -y por su mente- y a la que parecía conocer, al menos un poco. Su aspecto, sin embargo, señalaban además cambios notorios en su físico y no sólo en su mentalidad. Sauda se sentía realmente interesada en sondear las longitudes de aquella mente tan... distinta-. Pase, señorita Triviani- la invitó, aunque el único movimiento que hizo con su cuerpo fue un leve paso al costado, señalando ligeramente con la cabeza una de las sillas vacías-. Bueno, señorita Delacour, la dejaré sopesar mis palavras... Señorita Triviani, cuando esté lista, creo que ya conoce el proceso de esta... clase...- la última palabra fue soltada con sutileza. ¿Estaría Candela preparada para que Sauda la presionara? Su mirada decía lo contrario, pero eso no era algo que la Arcana decidiría antes de que Candela le demostrara -o intentara demostrar- lo contrario.

 

 

Con Hades, Melrose y Benjamin (Rory)

 

Sauda vio el miedo. Tanto miedo y tanta tristeza que su propio corazón dio un brinco alocado en su pecho. Era común en sus prácticas sentir esas cosas, siendo sensible y empática como era. Cualquiera de sus alumnos, incluso el menos interesado en sus clases o aquellos que habían pasado de forma fútil por su vivienda, habían encontrado, aún así, que Sauda les tenía respeto. Respeto por la vida, respeto por las vivencias. No siempre a todos, claro. Pero sí a la mayoría. Y cuando veía a sus alumnos estremecerse ante el miedo, convertirse en despojos humanos ante palabras hirientes, Aailyah sabía que la mejor decisión que podía tomar era ayudarlos a encontrar el camino para aprender la habilidad, si es que así lo deseaban. Las mentes más débiles a veces rehuían y preferían tomarse más tiempo. Algunos regresaban... la mayoría no.

 

Diluir su esencia en la mente de Ragnarok era sencillo, mucho más de lo esperado cuando había acariciado aquella superficie plagada de mentiras. La debilidad del hombre vestido de seda era claramente notoria cuando se apretaba alrededor de aquellos recuerdos que prefería esconder. Le había prometido que no revelaría nada que encontrara hasta que él mismo lo hiciera, a pesar de que ahora la amenaza había sido dicha -a él y a los demás- de que así lo haría, a pesar de aquella promesa al comienzo de la clase. Como una neblina, espesa al principio pero ligera después, se adentró sutilmente en los profundo. Más y más profundo la Arcana viajó hasta tocar el pasado oscuro y perturbador que parecía convertir a un hombre rudo, de cientos de años, en un joven indefenso y lloroso. Sauda apretó alrededor de aquellos recuerdos: Grecia, la pérdida de su hija, el desprecio de su amada... Apretó y apretó hasta que Hades empezó a crear una envoltura blanca, firme, que tiraba de ella hacia afuera. Más y más afuera. Hasta que finalmente, los trazos de recuerdos dolorosos le fueron inaccesibles y se vio parada de nuevo en la sala de su modesta casa. Le dirigió una sonrisa al vampiro y asintió.

 

La mente de Melrose era un cúmulo de llamas, humo y dolor. Muy por debajo de la superficie que había explorado, allí donde apenas había rozado sus garras legeremantes, Sauda descubrió que Melrose Moody guardaba secretos sobre su pasado que, muy al contrario de lo que parecía demostrar con su vestimenta despreocupada y su andar brillante, no quería recordar. Podía ver las mismas llamas que la bruja observaba en su sala, podía ver las figuras paradas en medio diciéndole lo decepcionada que estaban de ella. Pero también podía ver los bosques, los licántropos, los trabajos que había realizado para Richard -el hombre al que ella quería como un padre-. Luego, un laberinto. Inmenso y lleno de puertas, todas listas para ser abiertas. La Arcana, de nuevo como neblina, sucumbió a la tentación de arañarlas una por una, abrirlas y mirar dentro. Pero cada vez que llegaba a una, un candado se materializaba, impidiéndole la entrada. Podía presionar... siempre podía presionar e intentar romper el candado, pero eso causaría un dolor no sólo psíquico sino físico y esa no era su finalidad. Por lo que a Sauda constaba, Melrose había encontrado la forma de mitigar su asalto. Sus ojos oscuros pero brillantes, se posan en los de Melrose, quien ahora parece tener la vista clara mientras la observa, parada en medio de la sala.

 

-Descansen- susurró, pero no con sus labios, no emitiendo sonido. Se los dijo en sus cabezas. Una mano delgada, morena, acarició las mentes aún convulsas de Hades y Melrose, mientras Sauda se volvió hacia Benjamin.

 

Lo que vio en él logró que la Arcana sintiera un tirón a la altura del estómago, justo por encima del ombligo. Recordó a qué se debía ese tirón, que ya lo hubo sentido alguna vez en su vida y observó la escena sin intervenir. Sus manos morenas se volvieron hilos de plata y toda su esencia se transformó en un manto plateado que ondeaba en el viento feroz de los pensamientos de Benjamin, colándose por cada ventana y puerta abierta que encontraba, recolectando escenas, sensaciones, olores y texturas. Lo hizo una y otra vez, mientras la imagen del joven muchacho se sometió a los requerimientos de Ben y, finalmente, se evaporó en el lugar en el que el mago lo había sostenido: entre sus brazos. Amor. A veces lo que uno intentaba guardar con mayor recelo era aquello que podía demostrar la más terrible de las debilidades: que podíamos amar.

 

-Lo has hecho bien- dijo con voz clara, deslizando una de sus manos a su estómago, donde aún se asentaba aquella sensación de cosquillas y tirones que sólo producían emociones profundas-. Todos lo han hecho bien- concluye.

 

Pero entonces, Benjamin se volvió hacia Melrose, cuestionando si lo que había hecho estaba bien. Melrose le pregunta por el joven en la camilla y Sauda se ve en la necesidad de incursionar, nuevamente, en lo que está sucediendo. ¿Han ido demasiado lejos?

 

-¡Suficiente!- exclamó.

 

Su propia habilidad creando barreras para extirpar a Benjamin de la mente de Melrose y viceversa. La mirada de Sauda se vuelve sombría, preocupada. Le habían tocado con anterioridad Legeremantes versados, muchos con el anillo de habilidad, poderosos y útiles para ciertos ejercicios, pero peligrosos para otros. Melrose y Benjamin parecieran del tipo peligroso, pero sin anillo. Aailyah se dio cuenta de inmediato que ninguno de los dos era un Legeremante, no al menos uno que hubiera pasado por las garras de Rosália, al contrario que Hades Ragnarok.

 

-Lo que han hecho es muy peligroso y no debieran repetirlo. No, al menos, hasta que hayan aprendido a manejar cosas más simples- intenta controlar el temblor en su voz, visiblemente afectada por la situación. Aún con una mano encima de su abdomen, ahora revuelto por la preocupación, se vuelve de nuevo hacia Melrose y Benjamin-. Aún son estudiantes, están empezando este camino. Lo que ha sucedido...- se quedó sin aliento, buscando las palabras necesarias. Sus ojos pasaron de uno a otro y, un momento, por Hades-. Las prácticas oclumantes pueden abrir puertas que son difíciles de cerrar. Y si las mentes de unos y otros se entrecruzan, será difícil que vuelvan a distinguir qué pensamientos les pertenecen y cuáles no- con la vara de cristal en sus manos, vuelve a apoyarla sobre el suelo. Una nueva ola de aire se levantó, envolviéndolos en una burbuja. La sala alrededor cambió a un blanco perlado, inmaculado y puro. Ya no parecían estar en la humilde cabaña-. Lo que ha sucedido, es que ambas mentes son... afines, en cierta forma. No lo he visto demasiado y es, como ya dije, notoriamente peligroso para un iniciado- colocó ambas manos sobre la vara de cristal.

 

Notó los semblantes de los tres alumnos frente a ella. Esperaba que su rostro no hubiera palidecido demasiado con el exabrupto de momentos atrás.

 

-Nos encontramos en la Sala Blanca, donde todos los oclumantes hemos estado alguna vez, desentrañando los misterios más profundos de la mente. No pensaba traerlos aquí sino hasta su siguiente prueba, pero en vistas del reciente hecho...- hizo una leve pausa y luego movió el báculo, invocando miles de ventanas redondas -portales quizá- que mostraban miles de escenas y paisajes y, lo que parecían, otros mundos-. Si se lo están preguntando, esta sala es real, pero no físicamente. Es un Vacío. Un espacio entre mundos, entre mentes. Y podes acceder a ella con facilidad cuando nos dedicamos a la meditación con cierta regularidad- su vista se posó en Hades un momento y sonrió-. Esta sala representa la forma más efectiva que tenemos de ordenar y conocer nuestra mente o la de otros- se dirigió hacia una de las ventanas circulares más cercanas, donde una escena de bosque nevado dejaba entrever montañas grises y pinos verdes, bañados de blanco-. Su siguiente ejercicio será más difícil que los anteriores... Porque deberán cerrar sus mentes a sus propios compañeros- pausa dramática-. Quizá no les moleste del todo que yo me entrometa, después de todo soy su Maestra. ¿Pero qué sucede cuando la amenaza es real? Cuando los secretos políticos son revelados- sus ojos se posaron en Benjamin-. Cuando sus traiciones son descubiertas- ahora miraron a Hades-. ... O cuando creamos mentiras sobre mentiras para tapar quienes realmente somos o deseamos ser- ahora, sus ojos viajaron hacia Melrose-. Les daré acceso los unos a los otros a las mentes de sus compañeros e intervendré si las cosas se ponen hostiles. Pero además de eso... Cierren sus mentes.

 

Y así, en un parpadeo, los tres alumnos se vieron transportados al paisaje nevado que ella les había mostrado por aquella ventanita. Sus mentes, expuestas a los cuatro vientos, debían ser defendidas a capa y espada. Hades ya poseía experiencia creando ilusiones, imágenes, mentiras. Melrose parecía inclinada a eliminar hechos o transformarlos en algo más. Benjamin había creado una enrevesada red de nudos y caminos cerrados que confundían. Pero era sólo la superficie y sólo se habían defendido de alguien benevolente como ella. ¿Qué pasaría cuando la amenaza fuera más real?

ug3n3nQ.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Confianza, ese era su punto débil en las habilidades, se sentía tan insegura de que si lo hacia bien o no que eso hacia que su concentración se perdiera o simplemente que su mente comenzara a hacer otra cosa, había vivido siempre de forma muy apresurada, abarcando muchas cosas que aunque no le dieran las manos siempre buscaba una solución para hacerla ella misma, no le gustaba depender de los demás porque se ponía ansiosa.

 

Cuando Sauda le dijo que tenia un buen futuro con la Oclumancia se relajo, había estado muy temerosa de fracasar y cuando pensaba en dejar no era mentira y esperaba que a la arcana no le molestara, solía boicotearse ella misma muchos planes solo por su falta de confianza que su esposa se exasperaba. Suspiro de alivio cuando Sauda dijo que volverían a sus aposentos lo cual hizo notar recién hay la corriente fría del agua pero ya su profesora la había tomado del brazo para desaparecer.

 

La Delacour aspiro el aire cálido del hogar de Sauda, el crepitar del fuego la lleno de recuerdos con sus padres adoptivos de cuando era niña, pero la voz de la mujer invitándola a sentarse la saco del trance, ante las palabras de la morena Alessandra tomo mas confianza, ella vivía en las nubes, la mayoría del tiempo, y distraerse con libros era lo que mas amaba porque siempre solía imaginarse a ella dentro viviendo aquellas aventuras.

 

-Estoy lista sin ninguna duda...creo que esta vez podre mejor- dijo pensando que recuerdo usar.

 

Su mente voló a una habitación antigua, pequeña pero ordenaba se veía mas grande, en ella había muchos muñecos y mas juguete del que cualquier niño pudiera imaginar, las paredes del color azul cielo daban una sensación cálida y reconfortante que a Alessandra le daba añoranza, una sensación cálida lleno su corazón al momento de escuchar una risa masculina en la puerta del baño que fue abierta con brusquedad por un joven de diez años, ojos grandes azules, mirada amable, que se sonrojo al ver a su madre parada frente a el con ambas manos en su cadera como si estuviera molesta.

 

-Alec no te dije que cuidaras a tus hermanos?- le dijo Alessandra al muchacho que la miro alarmado.

 

-Alan dijo que el los vería mientras me bañaba- se defendió el niño con rapidez.

 

Ya lo habían castigado muchas veces por culpa de su gemelo, Alan siempre lo engatusaba de las tareas de su madre solo para que lo regañara así el se quedaba sin hacer nada, las mejillas de Alec se pusieron rojas como las de su madre cuando se enojaban.

 

-Tu y tu hermano no aprenden mas he- se rió Alessandra junto a Alec que corrió a abrazarla.

 

Los brazos del niño eran largos pero finos como todo su cuerpo, se notaba que cuando creciera mediría al menos dos metros pero aquello no le preocupo a Alessandra, beso su coronilla y su frente para dejar que su hijo terminara de recoger las cosas para que ambos bajaran las escaleras de su casa en Francia, en el primer piso se escuchaban llantos y risas lo que hizo que la Delacour bajara con rapidez las escaleras topándose con su esposo, Matthew Malfoy Atkins estaba parado frente a su hermana Cirse que tenia colgando a Alan feliz de ver a su tía favorita ahí.

 

-Pero que sorpresa- le dijo Alessandra a su cuñada besando ambas mejillas.

 

Su cuñada estaba perfecta e impecable como solo ella podría, pero Matthew no le había dado tiempo a nada que enredo sus brazos en su cintura para traer el cuerpo de la rubia al suyo donde se recostó en su pecho sintiéndose en casa.

8Ld9VUG.gif| Teta-Darla-4.gif 

44SykDH.jpg

GSV2021-Sx-Ly-K-2.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El hijo de la noche observaba a la Sauda. Su faz a pesar de estar tranquila estudiaba a la Arcana esperando que aquello que había visto en verdad nos saliera de allí. Esos recuerdos eran parte de su vida, de lo que fue, un pasado oscuro que no deseaba revelarle a nadie y de alguien que no fuera ella intentará ver estaba seguro de que usaría la maldición asesina para exterminarle antes de que lograra salir de allí. Escucho la reprimenda que la Arcana le ofrecía a sus compañeros pero no le prestó gran atención a ello, no le importaba en lo más mínimo, el había ido allí para obtener lo antes posible aquella habilidad y no para estar perdiendo el tiempo en otras cosas.

 

Escucho aquella explicación sin decir nada. Entrecerró los ojos cuando la mujer utilizo la vara de cristal y todo aquello donde se habían encontrado cambio. Aquel blanco era extraño e interesante. De haber habido una enorme cama de dosel y algunos artículos del gusto del Ragnarok hubiera creído que se encontraba en Grecia, en la habitación que había convertido con quien había sido su alma gemela y la madre de su hija. Aquel pensamiento hizo que su corazón se encogiera un poco, pero volvió a la realidad recordando que aquel era su pasado y aunque le dolía, aunque aun tuviera aquella marca y cicatriz que podría abrirse cuando quisiera, era otro momento y otro tiempo.

 

Aquella sala le maravillaba y le atraía. Pudo ver unos segundos después aquellos ventanales redondos, las diferentes imágenes y mundos que podría explorar. Su sed de conocimiento y aventura le decía que cruzará de una vez sin importarle nada. Se detuvo y negó con la cabeza mientras se reñía así mismo por impaciente o por ser propenso cometer un error que pudiera costarle claro. ¿Acaso no había aprendido nada de su clase de Legilimancia y las instrucciones de la Pereira?, no iba a cometer sus viejos errores. Estaba claro de ello. Escucho pacientemente las instrucciones, lo que significaba aquella sala y como podía acceder a ella, sin embargo, cuando mencionó la razón de estar allí o más bien, el nuevo ejercicio que les propondría se tenso.

 

-No se atreverían o mejor aún, es mejor que ni siquiera lo intenten –dijo en tono amenazante- una cosa es usted y lo sabe, pero no permitiré que nadie más entre allí –señalo su cabeza.

 

Sin darles tiempo a nada mas fueron transportados a aquel paraje inhóspito lleno de arboles y nieve. Observó todo lo que les rodeaba. Le recordó a las navidades cuando había vuelto a ver a la Macnair y se habían juntado parta salvar al mundo mágico del ataque de los gigantes de hielo. Sin dejar de vigilar a sus acompañantes utilizo la varita para crear un hoyo en el cual hizo aparecer un poco de leña y prendió un gran fuego para “calentarse” aunque él no lo necesitara. Aquel iba a ser la única muestra amistosa que daría, más aun, sabiendo que tanto la mujer como él hombre intentarían entrar en su mente y el tendría que matarlos si acaso lo intentaban. Lo peor obviamente, es que él para aprobar debería hacer lo mismo.

 

Sabía que debía tomar la iniciativa por lo que aprovechando aquel anillo de Legilimancia que había obtenido entro en la mente de cada uno de sus compañeros. Esperaba que la Pereira no se molestara por aquello pero era una orden dada por otra de las arcanas. Así que lo más sencillo era entrar y ver porque se habían peleado aquel hombre y aquella mujer y porque la Oclumante los había separado.

 

Busco en la mente de Benjamín entrando sutilmente y comenzando a rebuscar entre todas las imágenes que podría encontrar, al fin, observo a aquel chico besándose con otro. Su actitud quizás era nerviosa y extraña y al parecer había besado a aquel muchacho para callare. Conocía aquella técnica, muchas veces la había utilizado con su anterior pareja y con la que tenía en los actuales momentos. No dijo nada al ver aquel beso tan intenso que se habían dado. La verdad es que a pesar de todo conseguir aquel recuerdo en la maraña pensamientos, muros y obstáculos que había puesto el joven no había sido nada fácil, sin embargo, gracias a aquel anillo lo había logrado, al menos pudo ver lo suficiente y esperaba que con aquello la mujer estuviera satisfecha. Claro estaba, no conto con el otro recuerdo o imagen en la mente de Benjamín y que parecía que estaba compartiendo con melrose ya que allí podía ver la imagen de esta. Pudo notar el fuego, la camilla. Algo no estaba bien en todo aquello. Peor aún, aquella extraña figura llevando la camilla y aquel hombre sin rostro.

 

Aprovechaba la oportunidad. Estaba tomando lo necesario, ambos compañeros del cainita estaba tan concentrados en ellos mismos y en aquella pelea silenciosa por cuidar sus mentes que no contaban que un tercero iba a actuar sobre ellos a causa de la Arcana. Podía sentir lo que ambos, tanto benjamín como Mel estaban sintiendo. No le agradaba aquella sensación, ya tenía suficiente con sus cosas pero debía completar lo que la mujer le había pedido. ¿Debía buscar más?, se negó a ello, era suficiente con haber visto aquellos recuerdos que ambos habían compartido hacia algunos minutos.

 

-<<Creo que es todo>> –pensó el Ragnarok- <<no deseo inmiscuirme mas allá, no me interesa la vida de los demás, si fuera otra situación, quizás intentaría encontrar alguna otra cosa, pero creo que todos hemos sufrido demasiados reveses y dolores como para dejar que alguien intente jugar con la poca cordura que nos queda>> -pensó nuevamente esperando que la Arcana entendiera la razón por la cual el cainita no deseaba seguir buscando más información en la mente de Mel y Benjamín.

 

Sabía que de una u otra forma él tendría que sufrir aquello mismo. Conocía perfectamente los riesgos y que ambos compañeros buscarían entrar en su mente. Aun no era un mago oclumantico, pero podía intentar hacer lo mejor posible. “respiro” profundamente e intento colocar la mente en blanco, ir a algún lugar feliz, por lo que se concentro mientras con calma y acompasando su respiración repitió en su mente una simple palabra… -<<Visionimes>>. aquello era algo que habia aprendido ya, habia cerado una vision, una para que quien intentara entrar a su mente pudiera ver.

 

La imagen que apareció en la mente del cainita era justamente lo que había deseado que apareciera…

 

Colocó en su mente una imagen que le daba mucha paz, una imagen que le ayudaba a centrarse un poco y a calmarse. La imagen era vivida y podía asegurar que estaba en aquel sitio. Podía sentir que estaba flotando boca arriba en un rio al que solía ir cuando era pequeño. Amaba nadar, amaba ir a ese lugar con su familia. Allí era feliz. Podía ver mientras flotaba los arboles a los lados en las orillas y un hermoso cielo azul con algunas nubes blancas que pasaban muy lentamente gracias al viento y a la brisa fresca que hacía que se movieran. Estaba en paz…

 

Aquel era su muro, si intentaban seguir más adelante no encontrarían nada, ya que su mente estaba completamente en blanco, tal como aquella habitación a la que habían dejado atrás.

vkDq3f1.png

 

kNTUx8c.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—No, no lo veo del todo. No tiene rostro.

 

"Entonces funciona"

 

Sus pensamientos parecen fluctuar cuando Benjamin habla de que le teme a los "hombres del bosque". Eso significa que su treta funcionó porque ella no sentía miedo de ellos, si no por ellos. Es una especificación que no vocea, por supuesto, ni física ni mentalmente pues justamente Sauda interrumpe. Parece preocupada por el intercambio que acaban de tener. Les había ordenado que descansen, así que Mel lo hace un tanto aliviada, pensando en nuevas formas de detener ese torrente que había visto y que representaba la mente de Sauda. Sin embargo, se da con la sorpresa de que no será eso lo que harán a continuación, si no algo que no había esperado para nada. Sobre todo porque parece ser un poco contradictorio respecto a la última advertencia que acaba de hacerles, respecto a Benjamin y a ella misma pero no discute. Supone que si ahora se siente con la confianza para ordenárselos, es porque ese espacio blanco al que son conducidos, es más seguro para intentar ese tipo de cosas por las propiedades que ha mencionado y porque se da cuenta de que al fin y al cabo, en algún punto tendrían que hacerlo.

 

Pensar en defenderse de Hades y de Benjamin la deja un poco intranquila pero no se permite arredrarse. Tan solo les echa un rápido vistazo a los dos, antes de asentir. Después, han salido de ese espacio tranquilo y Mel se encuentra en medio del bosque, con la ventisca cayendo. Quizá, inconscientemente al observar por la ventana, había deseado estar entre los árboles y no en parte llana y nevada o en otra zonas de ese espacio. Entonces, se da cuenta de que, siendo ese un espacio entre mentes, tiene que ser altamente influenciable a sus pensamientos. Posa una mano en el tronco de un grueso árbol y fija su mente en la imagen de la choza de los Moody en Ottery y, casi como si fuese algo instantáneo, la tiene ante sí. Suelta una carcajada e ingresa, calentándose del frío encendiendo fuego con su varita en los leños de la chimenea.

 

Bueno, puede esperar cómodamente allí; al fin y al cabo, ha podido materializarla con su mente y no le da ganas de salir con la ventisca pero sabe que Sauda no les ha dejado solo eso de tarea. Pronto, se da cuenta de que la niebla está entrando por las rendijas. Se da cuenta de que esa presencia no es la de Sauda ni la de Benjamin, porque ambas mentes ya se han encontrado dentro de ella y puede identificarlas: eso solo deja a Ragnarok. Mel no intenta sacarla si no que deja que vagabundee por el recibidor. Allí, constreñidas, se encuentran esas escasas memorias que ya todos conocían de todas maneras pero se da cuenta de que, aislando el resto, se permite proteger las memorias. Además, al materializar su mente con la forma de una casa, se ha permitido detectar las intrusiones de manera visual y no sólo eso, si no que también le da más espacio y ámbito de acción para bloquearlas.

 

Está exultante. Quiere poner a prueba esa nueva modalidad. Así que, pensando nuevamente en el laberinto que había creado antes, nota que las paredes de la cabaña se vuelven blancos una vez más. Así, la cabaña está también disimulada bajo la nieve y todo parece ser más uniforme De todas formas, percibe a Benjamin llegar y, por supuesto, él ya tiene esas preciosas memorias de antes, así que no será tan fácil engatuzarlo de irse sin más. Mel nota la niebla entrar una vez más al recibidor pero en aquella oportunidad hay allí también algo más: una aspiradora. Es un objeto muggle pero el que Mel recrea en su mente es uno que es un poco más que eso. Primero absorve ese material, y luego lo expulsa fuera de la cabaña ¡Éxito!

 

Pero entonces, recuerda que se supone que ella también debe inmiscuirse ¿Y qué se supone que deba averiguar? Mel está intrigada. No parece que Hades hiciera realmente un gran esfuerzo por invadir su mente y no está segura de que Benjamin vaya a volver o no, así que tiene que estar pendiente de ambas cosas. Además, Hades los amenazó de muerte, aunque Mel por poco lo había olvidado. Entonces, una pequeña Mel aparece a su lado. Es una personita que le llega a la cintura, junto a ella, a quien observa con curiosidad y sorpresa. Ambas asienten al unísono y la Mel pequeña sale a cuatro patas y observa el espacio, trepando a un árbol.

 

Sí, después baja y se da cuenta que ha estado evaluando el terreno. Es así que encuentra la presencia de Hades y Benjamin. La Mel pequeña desaparece y la más grande, todavía dentro de la cabaña, se tumba pensativa en una butaca. Aproximarse a Hades no es sencillo pero se obliga a hacerlo sin estar segura de qué es lo que va a encontrar. El mago está junto a un fuego pero, en una observación más cercana, encuentra que hay una fuerza que intenta sacarla de allí. Así que se desliza, esquiva, como puede y se desprende con fuerza, hasta que es golpeada por una oleada de dolor y rabia: están expresadas y transfiguradas, por la pérdida del ser amado, por la frustración de no haber sido suficiente en el pasado, para proteger. Mel intenta bucear todavía un poco más y entiende que no se trata de un familiar, si no un ser amado más cercano, una pareja y logra robar un par de nombres: Latil y Artemis, aunque no sabe quiénes son. Entonces se da cuenta de que Hades es un cazador y no es capaz de ir más allá, contra su propio instinto; no era solo que el dolor es demasiado intenso como para obligarse a sentirlo, si no también que esa sensación drámatica y terrible está configurada con un odio intenso e imperecedero, que la expulsa. Mel supone que el rencor debe estar avocado hacia el asesino o tal vez hacia "el destino" pero no va más allá y se aleja en dirección a Benjamin, concentrándose en él ahora.

 

Mientras tanto, la cabaña permanece quieta todavía pero Mel entiende que Benjamin, sintiendo su presencia, se ha girado hacia ella también y ahora la pugna se recrudece. Mel alcanza a ver no solo al chico sin rostro, si no un abrazo; además, alcanza a notar que ese abrazo no es algo que Benjamin mismo considere triste si no inapropiado ¿por qué? Porque su idea del apego y el aprecio son muy distintas a los de Mel. La bruja no puede evitar sentir un poco de rechazo pero se mentiene firme. Ese encuentro se dio en...

 

<<La casa calendario>>

 

Sudor frío recorre su cuello, lo que no debería ser posible, porque eso es tan solo ese espacio entre mentes o su mente misma. La figura dentro de la cabaña en los bosques tiembla pero la presencia alrededor de Benjamin no flaquea, si no que busca encontrar la fuente de donde proviene la idea de esos pensamientos "prohibidos". El rostro del muchacho no aparece pero sí un Benjamin en la Oficina del Ministro y un escándalo. Entonces, Mel se da cuenta que pareciera haber pisado un terreno que no debería, porque rehuye instintivamente las consecuencias. Está de nuevo en la cabaña y puede sentir que el contraataque llega y... ¡Boom! Las paredes de la cabaña se agitan cuando una fuerza invisible las golpea, pero no flaquean y pronto Mel estaba cerrando las puertas y la niebla que entra en el recibidor se ve expulsada por un fuerte viento y no ya la aspiradora que se le había ocurrido al inicio. El viento rehuye a la niebla, si bien no a la perfección, sabe que lo suficiente como para cubrirse, porque al explorar las mentes ajenas, había dado con uno o dos trucos.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.